28 sept 2008

Olga Radionova


REPORTAJE: REPORTAJE
Erotismo a la rusa, la obsesión de una multimillonaria
LOLA HUETE MACHADO
Publicado en EL PAIS SEMANAL (http://www.elpais.com/) 28/09/2008;
Para Olga Rodionova (en la foto), posar es una adicción. Elige a los mejores fotógrafos, su marido paga y ella se pone en sus manos. Ya la han retratado Newton, Lindbergh, LaChapelle... Ahora es el turno de Bettina Rheims, maestra de lo erótico. El resultado: un libro entero luciendo palmito.
Pregunta vía e-mail a Olga Rodionova, de 34 años, casada con potentado ruso, madre de hija adolescente, directora de la boutique de Vivianne Westwood en pleno centro de Moscú, actriz, presentadora de televisión y modelo de las que prefieren batirse a cuerpo desnudo: "¿Cuál es la diferencia entre lo erótico y lo pornográfico?". Respuesta: "El amor".
El mundo, en verdad, tiene dos lados: el de los que miran (voyeurs) y el de los que son mirados, el de los que se ocultan y el de los que se lucen y exhiben. Y éstos pueden ser tan adictos a mostrarse como los primeros a que les muestren. Esta moscovita pertenece más al segundo. Sufre, desde siempre, un deseo impenitente por lucir palmito. Porque lo tiene. Y porque le apasiona provocar, posar, ser contemplada. Tanto, que lo ha convertido en profesión. Pero no de cualquier modo. No. Su mal incluye atraer hacia sí las más grandes miradas: las de los mejores fotógrafos del mundo. Con afán los ha perseguido hasta convencerles de lo lustroso de su cuerpo eslavo. Y lo ha conseguido: hay imágenes de Rodionova pululando por ahí, desnuda o cubierta, firmadas por Helmut Newton, Peter Lindbergh, LaChapelle, Clive Arrowsmith...
Pero, como en toda dependencia, nunca mucho es bastante. Y ahora, después de tantos ojos masculinos sobre sí, los elegidos por Rodionova son femeninos: los de la fotógrafa Bettina Rheims (París, 1952). "Quería entregarme a alguien del mismo género", dice. Y no lo ha hecho sólo para un par de fotos, sino para un libro gozoso y completo (El libro de Olga, editado por Taschen), cuya elaboración ha pagado su propio marido con tal de verla como a ella -siempre activa, transformista, cosmopolita y tozuda- le gusta verse. "Siempre preguntan que qué dice mi esposo, que si no tiene pudor de dejarme ver de este modo. ¿Pero de qué modo? Dios nos creó desnudos, sin vestido ni adorno. Y qué va a decir: pues nada. Que cuando tenga 90 años y vea estas fotos me encantará ver lo guapa que era". Con su apostura y la cámara de esa maestra del erotismo que es la Rheims, basta hojear el volumen para quedar atrapado en el primer lado del mundo: el del mirón.
"Estoy completamente satisfecha con el trabajo de Bettina", señala Rodionova. Porque en la francesa vio a la artista moderna y sin ataduras que necesitaba -"trata lo erótico con un discurso distinto"-, porque siempre sugiere más que muestra, porque en ella lo cubierto incluso parece desnudo de tan sutil, cercano, íntimo... No en vano ha retratado a cientos de mujeres para... otras mujeres. Pieles, cuerpos, miradas, posturas; la ficción y la realidad bien engarzadas; mirona sin serlo, cómplice, nada masculina. "Y trabaja ese género que ella llama broken glamour, y que a mí me encanta".
Así, si este libro no fuera gráfico, sino literario, y hubiera que contar la trama, habría que obviar lo obvio: la sucesión del centenar de imágenes cuidadísimas de una mujer hermosa en posturas más o menos sexys, vestida y maquillada en tres caracterizaciones (es pin-up, juega a juegos sadomasoquistas en blanco y negro, se engalana al estilo de María Antonieta), y pasar a lo que importa, el detalle, la escenografía, la construcción de un mundo.
Aquí hay poses, gestos, miradas bajas y provocativas, ojos entornados, inclinación de cabeza y hombros, postura y apertura de piernas, el zapato de tacón que se apoya donde debe, el culo sobre el brazo del sillón, el consolador apenas sostenido en la mano, el cabello recogido o enredado, el cuerpo embadurnado de harina o tinta, los abrazos masculinos, las bocas abiertas; mucha peluca, cincha, correa, gasa, pieles, columpios, camas; el maquillaje en blanco, negro o rojo; el cigarro en la boca; el tatuaje en el bajo vientre, y el piercing llave, un poco más abajo, allá donde hay puerta.
Cada obra de la inclasificable Rheims es aquí pieza única. Y Rodionova, la masa voluntaria y maleable; plena de texturas, de lecturas, de provocación. Como si entre la que mira y la que posa hubiera mucha tensión y, a la vez, gran dedicación. "El deseo de una que enciende el de la otra", viene a decir la editora de Art Press, Catherine Millet, en el prólogo. ¿Y por qué ese vicio por posar? ¿Es por inseguridad física, por exhibicionismo, por placer? "Por pura satisfacción estética y artística. Eso es un estímulo constante para mí", contesta la rusa.
En cualquier caso, esto sólo es una parte de su vida. Porque la otra, la cotidiana, es del montón. Y recita: a las ocho, arriba; luego, ducha, café, noticias, el profesor de árabe que llega -su otra pasión es Asia-, el gimnasio, el salón de belleza, los tratamientos estéticos o la peluquería y, puntualmente, castings, rodajes, viajes... Dice que tuvo otra existencia pasada de lo más común, con infancia comunista y educación controlada: "Procedo de familia sencilla. Mi padre era coronel de la policía; mi hermano, sargento; mi madre, médico. Fui a la universidad y cursé marketing, economía y derecho...". Hasta trabajó en un banco antes de toparse con el deslumbrante ambiente de la moda, del que es parte activa con su tienda -"la primera de lujo que se abrió aquí"-. "Estoy al tanto de novedades y tendencias, acudo a todos los eventos. Los grandes diseñadores han abierto aquí porque se compra lujo, se adora el confort, lo extravagante".
A pesar del régimen cerrado en que crecía, o quizá por ello, con teatros y palacios soñaba Rodionova desde siempre. Con el príncipe azul que llega a caballo para salvarla y mostrarle otro universo posible... Y un día de hace ya tres lustros descubrió que lo tenía cerca y que lo que conducía era un coche de gama alta. Qué más daba. Lo vio claro, apostó por él, y hoy Serguéi Rodionov, de 47 años, es conocido por millonario, por ejercer de patrón de la banca o por sus negocios en la Rodionov Publishing House..., y por ser agente entregado de su esposa (él mismo le hizo sus primeros retratos desnuda), mientras ella dirige su comercio, actúa en filmes subidos de tono (producidos por su cónyuge), presenta talk-shows televisivos
-"este otoño, en el World Fashion Channel, lanzaré el proyecto L'exclusif avec Olga Rodionova"- y se muestra en cueros en todas las portadas posibles (Playboy, FHM...) para escándalo de la élite moscovita.
Quizá por atreverse a tanto, por defender su libertad, es personaje popular y sujeto de escándalo de la prensa rosa. La llaman "la tigresa de las celebrities"; eso, en vocabulario ligero. Los cotilleos sobre Rodionova abundan. Pura hipocresía, dice ella. "Cosas de mentes estrechas". Moscú es lugar cosmopolita, como Londres, París o Nueva York, y la vida cultural, económica y política se expande. "La ciudad está abierta a las artes. Pero la gama de percepciones es divergente, polarizada. Se pasa en nada de la incompresión a la admiración, y viceversa. Los cambios se han precipitado, son vertiginosos... y espontáneos, por eso existe el riesgo de que todo sea imprevisible. Esta apertura completa incluye la pérdida y negación de los viejos valores sin que los nuevos estén aún formados".
Ahí está ella para construirlos, junto a otros muchos compatriotas. Porque ella se exhibe, pero también mira, habita y domina los dos mundos. "Interpreto el rol que me proponen los artistas. Me pongo en sus manos y ellos dibujan su visión. Estas imágenes que ves no tienen nada en común conmigo". Así sucedía antaño con los pintores de cámara y las cortesanas. "Puedes no estar de acuerdo con su mirada, pero la aceptas. Es la regla del juego".

Información del Comando Sur

Reinventa rutas el narco
La delincuencia organizada se ajusta a las nuevas condiciones para evitar menguas en sus ganancias. Las actividades aéreas y marítimas sospechosas están identificadas por el Comando Sur del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que monitorea la región de América Latina ALBERTO ISLAS*
Publicado en El Universal (www.eluniversal.com.mx), 28 de septiembre de 2008;
Un mito recurrente de funcionarios novatos en las áreas de seguridad en México dedicados al “análisis” es argumentar que cualquier iniciativa tendrá resultados “a mediano plazo, si bien nos va” y que por eso debemos acostumbrarnos a la situación de violencia actual.
Esto es falso, ya que el crimen organizado se ajusta en cuanto deja de obtener ganancias. Un ejemplo son las rutas de logística y proveeduría del narcotráfico que se basan en el riesgo y el costo de la operación.
Los cárteles eligen mercados con base en la utilidad esperada, como cualquier grupo cuyo objetivo es obtener dinero.
Las actividades aéreas y marítimas sospechosas están identificadas por el Comando Sur del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que monitorea la región de América Latina.
Incluso, esta información es pública y se encuentra en el blog Plan Colombia and Beyond.
Se sabe que 2005 la entrega de la cocaína se daba por tierra, en tanto que en 2007, el intercambio se mudó hacia altamar.
Mientras en el Pacifico hay cambios en las ruta sa causa de los patrullajes marítimos, el corredor del Caribe occidental disminuyó su tráfico en casi un 50% —379 eventos frente a 212— y aumenta el destino al Atlántico.
Lo que falta por saber es de los 155 eventos registrados por el Comando Sur en el Pacifico en 2007, cuántos decomisos hubo en México y si la Marina tiene equipo para estas tareas.
El país tiene uno de los litorales más grandes del mundo y una de las menores inversiones en equipo para su Marina.
Esto es un ejemplo de cómo, si pretendemos disminuir el tráfico de cocaína por la vía marítima, debemos invertir más en equipo naval para tareas de intercepción (Como sistemas de telecomunicaciones, radares y detectores marinos, entre otros), y revisar supervisión en los puertos.
En 2005, las lanchas go fast tenían como destino preferido la península de Yucatán, donde se ubica la zona protegida del Parque Nacional de Tulum hasta la zona de Sian Ka’an.
Este ha sido considerado territorio del cártel de Juárez y ahora perteneciente al del Golfo.
En cuanto al tráfico aéreo, es posible ver a Venezuela como un punto de partida importante desde 2005.
El año pasado se observó un incremento en operaciones que salen del sur de ese país, en territorios colindantes a las áreas controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Estos vuelos cruzan el territorio venezolano hacia República Dominicana, donde se presume llevan la mercancía a Europa vía África o España. México aún es punto de entrada importante.
Al igual que cualquier organización económica los productores de cocaína prefieren desplazar su mercancía en donde encuentren un mayor precio.
Un ejemplo es el caso del 15 de julio, cuando las autoridades de Sierra Leona incautaron 600 kilogramos de cocaína en un avión que descendió en el aeropuerto internacional de Lungi.
Según la policía sierraleonesa, la nave procedía de Venezuela, y entre los detenidos había tres ciudadanos colombianos, dos mexicanos, un venezolano y un estadounidense.
De este caso dieron cuenta incluso agencias internacionales de noticias.
*(CEO RISK EVALUATION)

Operación Jaque: secretos no revelados


Los gringos en la Operación Jaque
Revista SEMANA (www.semana.com) Edición 1378, 27 de septiembre de 2008:
El primer libro que se publica sobre el rescate de Íngrid Betancourt revela que 40 'rangers' gringos descendieron desde helicópteros con cuerdas al corazón de la selva del Guaviare e instalaron cámaras y micrófonos que ayudaron a la operación.
Hasta ahora la tesis que ha sostenido el gobierno de Colombia sobre la espectacular operación de rescate en la que fueron liberados Íngrid Betancourt, los tres contratistas estadounidenses y 11 militares y policías, es que fue diseñada y ejecutada por personal cien por ciento criollo. Sin embargo, esta semana comenzará a circular el primer libro sobre esta histórica operación que si bien no contradice del todo la tesis, por lo menos sí muestra que la participación de las tropas estadounidenses va más allá de lo que hasta ahora se había contado.
El libro se llama Operación Jaque: secretos no revelados, de la editorial Oveja Negra, y recoge investigaciones periodísticas hechas, entre otros, por diarios prestigiosos como The New York Times y The Washington Post. En el libro se asegura que 40 miembros de las fuerzas especiales de Estados Unidos, los llamados rangers, estuvieron este año en plena selva del Guaviare, intentando por su cuenta un rescate de los tres contratistas norteamericanos secuestrados por las Farc. Y que la decisión de este tipo de incursión extranjera en territorio colombiano se habría tomado después de que a finales de diciembre pasado fueron liberadas Clara Rojas y Consuelo González.
En ese entonces, el embajador William Brownfield y sus asesores tomaron nota de la posición geográfica donde se produjo la liberación. "Utilizando esta información para calcular por dónde podrían trasladar a los demás secuestrados, los Estados Unidos mandaron un equipo pequeño de fuerzas especiales. Este grupo había sido entrenado para rescatar personas de lugares selváticos, y pronto, junto a un contingente de colombianos, comenzaron la búsqueda de los guerrilleros. En las siguientes semanas los Estados Unidos mandaron a cientos de soldados, médicos, mecánicos, ingenieros y especialistas en telecomunicaciones a Colombia. El número de soldados subió a entre 900 y 1.000 sobrepasando el límite permitido por la ley norteamericana (...) que era de 500 soldados". La explosiva revelación es del periodista norteamericano Steven Dudley, uno de los autores del libro. La tesis de Dudley, que es un experimentado escritor sobre temas colombianos, coincide con el reportaje que publicó el New York Times en julio pasado, y también recogido por el libro, en el que su corresponsal en Colombia Simón Romero asegura que "40 miembros de las 'American Special Forces' fueron involucrados en las operaciones de búsqueda y rescate de los ciudadanos estadounidenses". Dudley y Romero coinciden en que en los primeros meses de 2008 Estados Unidos habría intentado con sus propios hombres y recursos llegar hasta el campamento de los secuestrados -que estaban en manos de los guerrilleros del Frente I de las Farc, 'César' y 'Gafas'-.
"La estrategia (de aumentar tropas y especialistas) dio frutos, dado que ya para finales de enero de 2008 se tenían las indicaciones más claras de los últimos tres años de la posición exacta de los secuestrados norteamericanos. Se movilizaban por el río Apaporis en el noreste del Guaviare, donde equipos de las fuerzas especiales colombianas y norteamericanas comenzaban a establecer un cordón y a acercarse al objetivo".
Sin embargo, en marzo tuvieron un traspié y dieron por terminada la misión. Justo cuando uno de los guerrilleros que cuidaban a los secuestrados, 'Gafas', descubrió una grabadora instalada en plena jungla para la operación. "Estados Unidos recortó su presencia militar en Colombia a principios de marzo después de que (...) Alexánder Farfán (alias 'Gafas'), comandante del grupo de guerrilleros que tenía a los tres norteamericanos, encontró un artefacto de rastreo estadounidense sembrado en un área remota del sur de Colombia que precipitó que los guerrilleros abandonaran el sitio".
Consultado sobre este episodio por SEMANA, el general Fredy Padilla de León, comandante de las Fuerzas Militares, dice que sí es cierto que los guerrilleros encontraron el aparato mencionado, pero que no fue 'Gafas' sino uno de sus hombres.
¿Qué pasó luego de que 'Gafas' hizo este descubrimiento? ¿Tuvo comunicación con los norteamericanos o con la inteligencia colombiana? ¿Hizo algún tipo de arreglo con ellos? ¿Por qué se dio por terminada la operación en ese momento? Resulta casual además que se trate del mismo 'Gafas' que luego fue uno de los dos guerrilleros capturados en la Operación 'Jaque' y que en ese momento cargaba dos memorias portátiles de computador que, según se ha conocido recientemente, terminaron en manos del FBI y no de las autoridades colombianas.
Detalles de película
El libro relata en detalle cómo habría sido la operación 'fallida' de los gringos y cómo 12 grupos elite de colombianos y estadounidenses fueron descargados por helicópteros en el corazón de la selva: "un inteligente y eficaz sistema de rastreo a pie -denominado 'senderismo'- se implantó desde hace un año por el Ejército norteamericano como enseñanza a los militares antiguerrilla colombianos que se preparan en la base militar de Tolemaida... Este senderismo consiste en sembrar, mediante helicópteros, una docena de grupos de 20 silenciosos soldados espías cercando una zona alrededor de un campamento guerrillero. Ubicada la zona del campamento guerrillero o los ríos por donde transitan las lanchas de las Farc, un helicóptero desciende, a varios kilómetros del objetivo, en plena selva, y por cuerdas desciende a tres soldados equipados con equipos y herramientas agrícolas para que en 48 horas despejen un perímetro de 20 metros de diámetro en la selva, que sirva como improvisado helipuerto.
Dos días después, allí aterriza el helicóptero con 17 soldados adicionales, con armamento, comida, municiones, visores nocturnos, minúsculas cámaras de video y micrófonos... el operativo se realizó con 12 grupos elites colombo-norteamericanos, en mitad de la selva, pero siguiendo el curso del río Apaporis, el eje y corazón del área de la futura Operación Jaque".
En otro aparte del libro se describe la tecnología utilizada: "Los comandos de jungla colombo-norteamericanos instalaron equipos de vigilancia de video, proporcionados por Estados Unidos, los cuales permitieron hacer acercamientos y tomas controladas a control remoto, a lo largo de ríos que son la única ruta de transporte a través de densas zonas selváticas. Aviones norteamericanos de reconocimiento interceptaron conversaciones por radio y teléfono satelital de los rebeldes y emplearon imágenes que pueden penetrar el follaje de la selva".
El general Padilla de León ratifica, a su manera, el papel que desempeñaron los enviados por el gobierno del presidente George W. Bush. "Estados Unidos nunca olvidó a sus hombres y les brindó a las fuerzas colombianas todo el apoyo posible. Pero cuando este año se avistaron los tres norteamericanos en el río Apaporis los gringos intensificaron su apoyo".
En efecto, Washington siempre estuvo pendiente, desde el mismo momento en el que fueron secuestrados los tres contratistas norteamericanos Keith Stansell, Marc Goncalves, y Thomas Howes, Estados Unidos no cesó de buscar su liberación. Tanto es así, que los 40 rangers que llegaron este año no fueron los únicos que pisaron territorio colombiano. "Uno de los participantes en el operativo en Washington dijo que sólo en fuerzas especiales del Ejército, los 'rangers', se enviaron más de 100 hombres (contando desde el principio del secuestro) (...) Para entender la importancia, habría que decir que estos mismos 'rangers' fueron los primeros soldados norteamericanos en la historia de Colombia en participar en un operativo militar cuando, el día después del secuestro, custodiaban un equipo del FBI mientras revisaban la escena del crimen" dice Dudley en el libro.
El libro confirma lo que muchos en Colombia sospechaban: que la CIA trabajó día y noche tratando de lograr, directamente, la libertad de los tres norteamericanos. "Desde el inicio la CIA trabajó muy de cerca con la Policía y el Gaula de Florencia enseñándoles tácticas elementales y lecciones para la vida como el pagar muy bien a los informantes. En el caso de 'Moncho' -segundo de la columna Teófilo Forero muerto en una emboscada-, por ejemplo, los tres campesinos informantes recibieron 900.000 dólares de Estados Unidos. En otras ocasiones, además de dinero, se dieron visas a Estados Unidos. La CIA, a su vez, recompensaba generosamente a miembros de la Policía y del Gaula que les ayudaban".
Pero Dudley asegura que el punto de inflexión para llegar a 'César', el carcelero de los secuestrados, fue el seguimiento que se le hizo a Nancy Conde Rubio, alias 'Doris Adriana', compañera sentimental del guerrillero, y en el que también desempeñaron papel protagónico los oficiales estadounidenses. "Desesperados por conseguir información sobre los secuestrados, los investigadores norteamericanos del FBI empezaron a seguirle la pista a un proveedor de teléfonos satelitales en Miami que parecía estar haciendo negocios con las Farc".
Y continúa: "Durante cinco años investigadores interceptaron más de 5.000 llamadas y en 2006 identificaron incluso la voz de 'César', comandante del Frente 1, quien tendría tan importante papel más adelante. También capturaron a algunos proveedores en Colombia, incluso un mensajero, quienes comenzaron a cooperar con el FBI, la Policía y el DAS en la investigación. De hecho, el FBI, la Policía Nacional y el DAS se reunieron con miembros de inteligencia del Ejército colombiano en febrero de este año justo antes de que autoridades colombianas capturaran a Conde Rubio y a 38 miembros más de esta red. Uno de los temas principales de esta reunión fue el caso de 'Doris' porque el Ejército tenía una investigación paralela". 'Doris Adriana' fue capturada en Cúcuta a principios de este año, y sobre ella pesa una solicitud de extradición.
Estos son apenas algunos de los secretos que sobre la Operación 'Jaque' revela el libro de la editorial Oveja Negra. Ya se sabe que vendrán muchos libros y más documentales que seguirán aportando nuevos detalles para escribir la historia completa de una de las operaciones de rescate más espectaculares y efectivas que se hayan conocido en el mundo. Por lo pronto, el prestigio de las fuerzas militares colombianas, como las grandes protagonistas del histórico rescate, sigue intacto.

En búsca de los restos de García Lorca

Un cadáver misterioso
Publicado en la revista SEMANA (www.semana.com), No. 1378, sábado, 27 de septiembre de 2008; seccción Gente;
Como si se tratara de una película de suspenso, la decisión de exhumar el cuerpo de Federico García Lorca ha encendido toda clase de polémicas.
Setenta y dos años después de haber sido fusilado y enterrado, el fantasma del gran poeta y dramaturgo Federico García Lorca vuelve a cobrar vida. No es que haya aparecido algún texto inédito que encumbre aún más su obra. Se trata de la exhumación
de su cadáver por cuenta de los procesos que se adelantan en España para esclarecer los miles de crímenes que se cometieron durante la dictadura de Francisco Franco, entre 1936 y 1975. Y el fusilamiento de
Lorca, el 19 de agosto de 1936, cuando la Guerra Civil Española apenas comenzaba, es sin duda el más famoso, misterioso y polémico de todos.
Se afirma que Lorca fue fusilado en un barranco situado entre las localidades granadinas de Víznar y Alfacar, junto con el maestro de escuela Dióscoro Galindo y los toreros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. La fosa donde, se dice, reposan sus restos está cerca del lugar en donde fueron asesinados. Un árbol señala el sitio en el que Manuel Castilla, más conocido como Manolo el Comunista, habría enterrado al bardo. Este ha sido hasta el día de hoy un centro de peregrinaje para viajeros de todo el mundo.
La familia de Federico siempre ha querido que sus restos no sean removidos. Pero otra cosa piensan los descendientes de Galindo y Galadí, quienes están convencidos de que ellos sólo podrán descansar en paz cuando se les dé sagrada y digna sepultura. Piensan igual los miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y el hispanista de origen irlandés Ian Gibson, uno de los mayores conocedores de la vida y la obra del poeta y dramaturgo, quienes también han solicitado que se identifiquen y exhumen los restos de los hombres fusilados.
Pero quien dirá la última palabra es el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, quien ha liderado el esclarecimiento y la búsqueda de la verdad para reparar a los familiares de la víctimas de la Guerra Civil y la dictadura.Al morir Franco en noviembre de 1975, la clase política española decidió cubrir el pasado de la guerra y la dictadura con un "pacto del silencio" que permitiera un paso más sosegado a la democracia. Pero los años y la llegada de nuevas generaciones no han sido suficientes para cicatrizar las heridas. Por el contrario, miles de familiares de las víctimas de la dictadura dicen que no descansarán hasta que se sepa la verdad.
Comúnmente se dice que a García Lorca lo asesinaron por sus ideales comunistas. Pero la realidad es que él era un personaje muy ambiguo en materia política. Una muestra de ello es que era amigo personal de José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange. El escritor solía definirse a sí mismo como "católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico".
Cuando estalló la guerra, García Lorca era funcionario del gobierno de la República, por lo cual corría peligro. Los embajadores de Colombia y México le ofrecieron asilo, pero él prefirió pasar el verano en Granada. Poco antes de ser asesinado le había declarado al diario El Sol que "en Granada se agita la peor burguesía de España". Esa frase le hizo ganar más enemigos, entre ellos los terratenientes vecinos, muchos de los cuales eran muy conservadores y veían con desconfianza las ideas progresistas del padre del escritor. Un denunciante anónimo les señaló a las fuerzas de la represión el paradero del poeta, quien se encontraba en casa de su amigo el también escritor Luis Rosales. El gobernador civil de Granada, José Valdés Guzmán, ordenó de inmediato la ejecución que convertiría al autor de Bodas de sangre en uno de los primeros mártires de la violencia de Estado.
A pesar de que es el muerto más famoso de la Guerra Civil española, su familia no parece muy interesada en beneficiarse del proceso de verdad y reparación que se está llevando a cabo en ese país. Algunos se atreven a decir que no se trata de desinterés por el proceso, sino que simplemente no desean que se exhumen los cadáveres por una razón más misteriosa: que los restos de García Lorca ya no se encuentran en la legendaria fosa común. Gibson sostiene que esa tesis es poco creíble, porque en un lugar tan pequeño como Alfacar alguien se habría enterado de algo tan notorio como el traslado de un cuerpo. Sin embargo, el investigador Fernando Guijarro Arcas afirmó en un foro de Internet, a raíz de estas noticias, que tiene pruebas de que "donde Manolo el Comunista enterró a García Lorca ya no hay nada. La familia se llevó el cadáver del poeta. Si no, ¿cómo se explica que no dan permiso para que se utilice el georradar, o que lo busquen investigadores serios como los que tenemos en Granada?". Además le responde a Gibson al afirmar que, de acuerdo con sus pesquisas, la familia habría trasladado el cadáver sólo dos días después del fusilamiento del poeta, cuando había poco control en la zona, que ya se encontraba en guerra. Aun así, la familia del poeta aceptó la petición de los Galindo y los Galadí ante el juez Garzón. "No lo impediremos. Aunque nos gustaría que no se hiciera, respetamos los deseos de las otras partes implicadas", afirmó la sobrina nieta del poeta, Laura García Lorca, en una entrevista al diario El País, de Madrid.
Los familiares del escritor consideran que la exhumación de su cadáver se convertiría en un espectáculo mediático, "que es muy difícil de evitar". Si finalmente se abre la fosa, "queremos que se proceda con mucho respeto, de manera privada, en la intimidad". Ellos han declarado en repetidas ocasiones que no están de acuerdo con la exhumación porque no desean que se desvirtúe a las demás familias de las víctimas. En esa misma fosa se encuentran enterrados los restos de entre 1.000 y 3.000 personas. "Nos preocupa que una exhumación parcial marque diferencia entre unos y otros. Ahora todos descansan en un cementerio común, todos han sido víctimas del mismo salvaje y cruel asesinato. Entendemos que esa es su tumba definitiva, en ese barranco y en esa compañía. No nos gustaría destacar a Federico por encima de nadie. Ahí debe descansar como uno más, en orden alfabético, junto a los demás".

La Foule



La foule/Que nadie sepa mi sufrir
Vals criollo fue compuesto por el músico argentino Angel Cabral (Buenos Aires, 1 de octubre de 1911 - 4 de junio de 1997) en colaboración con Enrique Dizeo.
La canción se compuso originalmente en 1936, y la grabó 
Hugo del Carril; Alberto Castillo lo hizo después..



La grabación original con Alberto Castillo, y letra de Enrique Dizeo.
 En 1953, en oportunidad de la presentación en el Teatro Ópera de Buenos Aires, de la cantante francesa Edith Piaf, escucha la canción en voz de Alberto Castillo.
A Piaf le encantó la canción –el ritmo, la música-, y se lo llevó a su país. Ya en París, convocó al autor Michel Rivgauche, quien le cambió la letra por completo y el título, así nació La foule, que en francés significa la multitud, o el gentío. 
Con Edith Piaf y letra de




La transformación resultó un éxito extraordinario desde que fue publicada en 1957.
La letra original en español está claramente destinada a ser cantada por un hombre que ha sido abandonado por su amante, mientras que la canción de Edith Piaf mantiene la angustia en el contexto de una chica aturdida que conoce un hombre en medio de una multitud para perderlo casi de inmediato.
 El ritmo respeta los 3/4 del vals, pero requiere de un compás ligero y un ritmo mucho más rápido y en el caso de la guitarra, un apagado característico.
El tema formó parte de los repertorios de músicos y cantores notables; Albero Castillo, Julio Jaramillo, María Dolores Pradera, Raphael, Nati Mistral, Julio Iglesias, Pastouritti La Sonora Dinamita, etcétera.

´Por qué se mata un escritor?

¿Por qué se mata un escritor?/HÉCTOR ABAD FACIOLINCE
Publicado en EL PAIS SEMANAL (www.elpais.com) 28/09/2008:
La última promesa de la literatura americana, David Foster Wallace, se quitó la vida hace un par de semanas. A partir de este caso, el escritor colombiano analiza qué ha significado el suicidio para muchas otras figuras de las letras.
Se dice, con más razón que sorna, que el único riesgo profesional de los poetas es el suicidio. No sé si hay estadísticas, pero tengo la impresión de que los escritores se suicidan más, proporcionalmente, que los mortales de otras profesiones. Si hago un rápido censo mental,
muchos nombres se me vienen a la mente desde la antigüedad hasta hoy, mujeres y hombres: Safo, Lucrecio, Séneca, Silva, Larra, Woolf, Salgari, Trakl, Lugones, Mishima, Pizarnik, Hemingway, Plath, Márai... Y el pasado 12 de septiembre, la gran promesa de la narrativa estadounidense, David Foster Wallace, a quien hallaron ahorcado en su casa; un novelista de 46 años que ya en otras ocasiones había pedido que le protegieran de su propia pulsión de quitarse la vida.

La CIA

CIA. Historia de un fracaso
GUILLERMO ALTARES
Publicado en EL PAIS SEMANAL (www.elpais.com) 28/09/2008;
Desde los años de la guerra fría hasta el 11-S e Irak, sus errores han sido antológicos. La Agencia Central de Inteligencia, los servicios de espionaje estadounidenses, han fallado en su principal objetivo: defender a su país. Periodistas, antiguos agentes de la Compañía y novelistas describen una organización que nunca fue tan poderosa.
El mejor amigo de James J. Angleton, el responsable de las operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, el tipo encargado de detectar a los agentes dobles, fue durante décadas Kim Philby, espía soviético y el topo más famoso de todos los tiempos. El 20 de septiembre de 1949, la CIA, con unos despachos que todavía olían a nuevo, informaba a Truman de que la URSS tardaría al menos cuatro años en hacerse con armamento nuclear. Tres días más tarde, el presidente anunciaba al mundo que Stalin tenía la bomba. El 30 de octubre de 1950, la CIA transmitía a la Casa Blanca que era "inverosímil" que China entrase
en la guerra de Corea. Dos días más tarde, 300.000 soldados chinos cruzaron la frontera y casi echan a los estadounidenses al mar. En noviembre de 1956, el entonces director de la CIA, Allen Dulles, informaba al presidente Eisenhower de que "el 80% del ejército húngaro se había pasado a los rebeldes" que encabezaban la primera revuelta contra el poder soviético en Europa oriental. Los tanques de la URSS demostraron en pocos días hasta qué punto estaba equivocado: 2.500 húngaros murieron en la represión, 200.000 abandonaron el país, y se instaló en Budapest una dictadura de corte estalinista. Bahía Cochinos y todos los intentos para acabar con Fidel Castro, la invasión soviética de Checoslovaquia, la revolución iraní de Jomeini o el auge del terrorismo islámico tras la guerra de Afganistán, la caída del muro y la desaparición de la URSS; por no hablar del mayor fallo de todos, el 11-S, ni de las inexistentes armas de destrucción masiva de Sadam Husein...
Esa interminable serie de fracasos es lo que el premio Pulitzer Tim Weiner llama Legado de cenizas, el título de su historia del espionaje estadounidense, que la editorial Debate publica la próxima semana en castellano y que la prensa internacional ha saludado como el mejor libro sobre la Compañía. "La mala información destruye naciones", explica Weimer, reportero experto en espionaje de The New York Times, en conversación telefónica desde su casa de Manhattan. "¿Por qué los troyanos aceptaron el caballo de los griegos? Por falta de información. La buena inteligencia salva vidas, la mala inteligencia mata a la gente. ¿Qué hacemos en Irak? Llevamos más tiempo en ese conflicto que lo que estuvimos en la II Guerra Mundial. ¿Usted cree que si la CIA hubiese dicho: 'Sadam no tiene armas de destrucción masiva, las eliminó en los noventa', Estados Unidos hubiese ido a la guerra? Lo dudo". Y este veterano periodista, que lleva años informando desde frentes de la guerra contra el terrorismo como Afganistán o Pakistán, prosigue: "El espionaje es amoral y no se puede juzgar desde criterios morales. Es la segunda profesión más antigua del mundo. Todo el mundo espía a todo el mundo, enemigos, amigos, aliados... Es lo que hacen todos los Gobiernos, y es ingenuo escandalizarse porque es algo que necesitamos. Sin una buena inteligencia no existe la defensa ni la política exterior".
Como señalaba The Economist, "muchos libros se han empeñado en mostrar lo mal que se comporta la Agencia Central de Inteligencia. En este apasionante y persuasivo ensayo, Tim Weiner demuestra lo mal que hace su trabajo". A lo largo de años, este veterano periodista, que recibió el Premio Pulitzer en 1988 cuando escribía para The Philadelphia Inquirer y que desde hace dos décadas es el corresponsal para asuntos de seguridad nacional de The New York Times, ha recopilado una cantidad insólita de información iné­dita a través de documentos desclasificados o de entrevistas con cientos de agentes de la organización. El resultado es apabullante y también desolador. No sólo por las acciones encubiertas en los cinco continentes, que han costado la vida a miles de personas, sino porque, según este autor, la agencia no ha llegado a cumplir su principal objetivo: defender a EE UU. La frase con la que empieza su libro lo dice todo: "En el presente volumen se describe cómo el país más poderoso en toda la historia de la civilización occidental ha sido incapaz de crear un servicio de espionaje de primera línea, un fracaso que actualmente representa un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos".
El título del libro de Weiner, que recibió el National Book Award en EE UU, recoge una frase de Eisenhower, que le espetó a Dulles al final de su mandato: "La estructura de nuestros servicios de información no funciona. Nada ha cambiado desde Pearl Harbour. He sufrido una derrota de ocho años en esto. Dejaré un legado de cenizas a mi sucesor".
Sin embargo, sin este "legado de cenizas" no se puede entender el siglo XX; seguramente, tampoco el siglo XXI. La Compañía también ha dejado una profunda huella cultural, y no sólo con los grandes clásicos del espionaje, como John Le Carré o Graham Greene, sino a través de muchísimos autores, desde El inocente, de Ian McEwan, que transcurre en el Berlín de la guerra fría con otro de los fracasos de la CIA como telón de fondo (un gigantesco túnel excavado bajo el este para tratar de interceptar las comunicaciones soviéticas), hasta la monumental El fantasma de Harlot (Anagrama), una saga sobre la agencia de la que Norman Mailer sólo escribió el primer tomo y en la que el genial narrador concentró todo su conocimiento del siglo XX. Películas como Los tres días del Cóndor; las de la serie Bourne, sobre un asesino de la agencia cazado por sus antiguos jefes y a su vez convertido en cazador; El buen pastor, el filme dirigido por Robert de Niro en el que retrata los primeros años de la Compañía, o el último título de los hermanos Coen, Quemar después de leer, una comedia sobre las memorias de un agente, también han mantenido vivo el mito del espionaje.
La otra gran novela sobre la CIA, La Compañía, de Robert Littell, que supera los 1.000 folios, está a punto de publicarse en castellano después de un lustro de espera: saldrá a principios de 2009 editada por Alea. Robert Littell es uno de los más inteligentes autores de novelas de espionaje del panorama anglosajón. Sobre Legends, su último relato de espionaje, escribió John Updike en The New Yorker que reflejaba con maestría el mundo ruso postsoviético. "La CIA hizo algunas cosas bien y algunas realmente mal: nunca fue capaz de prever la bomba nuclear india, la caída de la URSS o que un grupo de terroristas iba a secuestrar aviones y estrellarlos contra las Torres Gemelas y el Pentágono", explica Robert Littell en una entrevista por correo electrónico. "Tras la caída de la URSS, la CIA perdió su principal enemigo y, en cierta medida, su razón de ser. La moral se hundió y se cerraron estaciones en todo el mundo. El número de expertos dentro de la CIA en terrorismo islámico y el número de lingüistas capaces de leer el Corán en árabe podía contarse con los dedos de una mano antes del 11-S".
"Sí, ha sido un gran fracaso", corrobora Robert Baer, ex miembro de la CIA, veterano de mil batallas, experto en Oriente Próximo y el agente en el que se inspira el personaje de George Clooney en Syriana, la película de Stephen Gaghan que también se sumerge en la fontanería de la agencia, concretamente en sus operaciones en Oriente Próximo. "Basta con mirar la información que se utilizó para justificar la invasión de Irak: nunca debió convertirse en un informe, era un panfleto para que la Casa Blanca pudiese vender su guerra", prosigue Baer. Su volumen de memorias, Soldado de la CIA (Crítica), es un gran libro de aventuras, quizá demasiado acrítico con los agentes de la Compañía; pero también representa un apasionante reflejo del mundo del espionaje en los años anteriores al 11-S.
Entre las muchas historias que cuenta Baer está que, tras la guerra de los Seis Días, a un analista de la CIA se le ocurrió capturar un avión soviético, llenarlo de cerdos y soltarlos en La Meca, la ciudad más sagrada del Islam, para arruinar las relaciones de la URSS con el mundo árabe. En su novela, que mezcla la realidad y la ficción, Robert Littell también recupera otra historia de la guerra fría que no tiene desperdicio: a alguien en la Compañía se le ocurrió la feliz idea de bombardear varias ciudades soviéticas con preservativos descomunales, pero en los que pusiese la letra M (de tamaño medio) para deprimir a las amantes esposas comunistas con las comparaciones. Afortunadamente no cuajaron. Pero la guerra fría era así: un combate silencioso y peligrosísimo en todos los frentes, incluso en el del surrealismo.
Preguntado sobre cómo es posible que, con unos servicios de información tan desastrosos, EE UU pudiese ganar la guerra fría, Weiner responde: "Los soviéticos la perdieron. El sistema soviético era terrible desde el punto de vista social y económico. El Estado soviético se suicidó".
La CIA fue creada por el presidente Harry S. Truman en 1947, como heredera de los servicios de inteligencia que EE UU puso en marcha durante la II Guerra Mundial, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS en sus siglas en inglés). El principal objetivo era prevenir otro Pearl Harbour: evitar un ataque sorpresa como el que, el 7 de diciembre de 1941, permitió a Japón destruir una parte importante de la flota estadounidense en el Pacífico. Aunque, como rápidamente apunta Weiner, "el 11-S fue un segundo Pearl Harbour; esperemos que no haya un tercero". Sin embargo, desde el momento mismo de su creación, otros vieron algo más que una red para conseguir buena información sobre enemigos y amigos. Uno de los congresistas que votaron el acta inaugural de la CIA, el futuro presidente Richard Nixon, que tuvo que dimitir por su afición a escuchar a los demás, afirmó entusiasmado ante la nueva criatura del Leviatán: "Es legal, es secreto". Un documento del Consejo de Seguridad Nacional desclasificado en 2003 revelaba los principales objetivos de la CIA: "Pagar sobornos; abrir frentes anticomunistas; subvencionar movimientos guerrilleros, ejércitos clandestinos, sabotajes, asesinatos...".
Las operaciones secretas fueron innumerables: unas veces, los presidentes de Estados Unidos estuvieron al tanto; en otras ocasiones, los grandes jerifaltes de la CIA ocultaron información esencial y sólo mostraron una pequeña parte del cuadro global a sus superiores. Algunas han sido reflejadas en decenas de libros y películas, como la de bahía Cochinos, o el golpe de Estado que llevó al poder a Pinochet en Chile, o el que permitió recuperar el trono a Mohammad Reza Pahlevi, el último sha de Persia; otras, en cambio, han logrado permanecer fuera de los radares de la memoria colectiva durante décadas, como los bombardeos contra Indonesia en 1958 para apoyar una guerrilla contra Sukarno. El resultado fue un completo desastre, tanto por el coste en vidas como porque no consiguieron su principal objetivo, ni siquiera lo rozaron. Aunque no todos estaban de acuerdo. Al Pope, uno de los agentes que participaron en la operación, y que se salvó de milagro de ser ejecutado tras haber sido capturado por el ejército indonesio, afirmó: "Dijeron que Indonesia fue un fracaso. Pero les dimos bien de hostias. Matamos a cientos de comunistas, aunque seguramente la mitad de ellos ni siquiera sabían lo que significaba el comunismo".
"Las operaciones encubiertas de la CIA -tratar de cambiar el mundo en secreto- han solapado su misión más importante: tratar de conocer el mundo y sus secretos", explica Tim Weiner. "La agencia nunca fue la fuerza omnipresente que muchos imaginaron que era. Nunca tuvo una edad de oro, y su historia está llena de pequeños éxitos y fracasos de largo alcance. Es verdad que sus éxitos fueron importantes: por ejemplo, tratar de convencer a los presidentes Johnson y Nixon de que la guerra de Vietnam era un conflicto político que no se podía ganar por medios militares. Los triunfos de la agencia han salvado algunas vidas americanas, pero sus fracasos se han demostrado fatales. Primero, para los cientos de agentes de la CIA, para los miles de soldados y espías extranjeros, en cierta medida para las 3.000 personas que murieron el 11-S y para los cerca de 5.000 militares que han muerto en Irak y Afganistán. El crimen de consecuencias más duraderas ha sido la incapacidad de la CIA para llevar a cabo su misión más importante: informar al presidente de lo que ocurre en el mundo".
Una de las operaciones encubiertas más famosas fue la de bahía Cochinos, la frustrada invasión de Cuba, uno de los momentos cumbres de la guerra fría. La historia es conocida: el 12 de abril de 1961 unos 1.200 cubanos y estadounidenses, entrenados por la CIA, desembarcaron en una bahía pantanosa para acabar con la revolución castrista. En apenas tres días fueron borrados del mapa. No hubo supervivientes. El presidente en aquellos momentos era uno de los grandes mitos de la política mundial, y su papel en la invasión es todavía controvertido. ¿Qué sabía John Fitzgerald Kennedy (JFK) de lo que se preparaba? ¿Hasta qué punto estaba informado de que era imposible que el puñado de tipos mal entrenados por la CIA acabase con Castro? La imagen de Camelot -el nombre con el que se conocía a la Administración de Kennedy por su aura casi mágica- que aparece tanto en el libro de Weiner como en el de Littell está muy lejos del mito de la Casa Blanca que cambió para siempre un país y el mundo. Ambos describen una cara oculta; una enorme obsesión de los hermanos por el secretismo, el control del espionaje y las operaciones encubiertas. Quizá si JFK no hubiese sido asesinado en Dallas el 22 de noviembre de 1963 y Robert F. Kennedy en Los Ángeles el 6 de junio de 1968, el rostro menos amable de los hermanos sería mucho más conocido.
"Fue un terrible error de cálculo, en el que JFK tuvo una gran responsabilidad", explica Robert Littell sobre la Operación Bahía Cochinos. "El plan de invadir Cuba con un grupo guerrillero apoyado por Estados Unidos fue trazado por el general Eisenhower y fue heredado por Kennedy. Cuando se lo contaron por primera vez no tenía ni la experiencia ni la seguridad en sí mismo para anular una invasión ideada por el gran héroe de la II Guerra Mundial. Defendió que el plan original era demasiado ruidoso y lo cambió por un ataque en una zona pantanosa llamada bahía Cochinos. Pero, incluso sobre el papel, la idea de que un grupo de guerrilleros podía invadir Cuba y derrotar al ejército de Castro era totalmente absurda", prosigue Littell.
Tim Weiner es todavía más duro: "Los Kennedy pensaban que la política exterior funcionaba como los enfrentamientos a puñetazos en las habitaciones inundadas de humo del Partido Demócrata: retorciendo brazos, haciendo pactos y tomando decisiones a sangre fría. Utilizaron la CIA como una especie de policía. Y los resultados no fueron buenos". En Legado de cenizas, basándose en documentos desclasificados, Weiner revela que "mucho antes de que Nixon crease su unidad de fontaneros con veteranos de la CIA, Kennedy utilizó la agencia para espiar a los estadounidenses". La afición de los Kennedy hacia las operaciones encubiertas se tradujo en cifras: Eisenhower ordenó 170 en ocho años de mandato, los Kennedy ordenaron 163 en apenas tres.
¿Y el presente? Tras el 11-S, dentro de la guerra contra el terrorismo de la Administración de Bush, la CIA recuperó su licencia para matar o, en palabras de un veterano de la organización, "se quitó los guantes". Eso se ha convertido en los vuelos secretos, en la tortura de sospechosos, en los secuestros de ciudadanos en terceros países y, en general, en uno de los mayores escándalos en los que se ha visto envuelta la agencia en toda su existencia. No es que la implicación de la CIA en malos tratos sea algo nuevo, como demuestra Gordon Thomas en su último libro, Las armas secretas de la CIA, que acaba de publicar Ediciones B, pero nunca había alcanzado esta escala.
La incapacidad para prever el 11-S demostró que EE UU carecía de fuentes y de información fiable en el núcleo duro del terrorismo islámico y de Al Qaeda. Un antiguo miembro de la división para Oriente Próximo dijo: "La CIA probablemente no tiene ni un solo agente que pueda hacerse pasar por un musulmán fundamentalista y que esté dispuesto a pasar varios años de su vida con comida de mierda y sin mujeres en las montañas de Afganistán. Por Dios, si la mayoría vive en Virginia". Un oficial, todavía en activo, afirmó: "Las operaciones que incluyen la diarrea como forma de vida no existen". Siete años después, la situación no parece haber mejorado, y, de hecho, Osama Bin Laden seguía en libertad en el séptimo aniversario del 11-S.
"Rusia, China e incluso Irán son nuevas superpotencias, que cada día son más poderosas. Y no sólo eso: la CIA no sabe casi nada sobre los talibanes o incluso sobre los narcóticos que fluyen desde Afganistán", afirma el veterano Robert Baer, que se muestra tajante sobre la tortura: "No vale para nada, sólo sirve para destruir las leyes internacionales".
"Bush y Cheney han debilitado a la CIA y a Estados Unidos", señala Robert Littell. "Y se tardarán muchos años antes de que una nueva Administración sea capaz de deshacer el daño que han infligido". El legado de cenizas sigue vivo.

Big Brother

Cuidado! Miran a través de tu cámara
Un informe revela que el 60% de las filmaciones de seguridad de las empresas, casas y locales públicos pueden ser 'pirateadas' desde Internet
JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ
Publicado en EL PAIS (www.elpais.com) - Madrid - 28/09/2008;
¿Podemos sentirnos seguros cuando dejamos a un niño en casa vigilado por una cámara? ¿Corremos menos riesgo de ser asaltados si vivimos en una zona donde el Ayuntamiento instala cámaras para combatir la delincuencia callejera? ¿Podemos vigilar nuestro negocio a distancia gracias a cámaras que tenemos conectadas a Internet?
¿Podemos sentirnos seguros cuando dejamos a un niño en casa vigilado por una cámara? ¿Corremos menos riesgo de ser asaltados si vivimos en una zona donde el Ayuntamiento instala cámaras para combatir la delincuencia callejera? ¿Podemos vigilar nuestro negocio a distancia gracias a cámaras que tenemos conectadas a Internet? La respuesta a todos esos interrogantes es "un rotundo no", asevera Pedro Martínez, fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y experto en nuevas tecnologías y comunicación. "Internet es una valiosa puerta al mundo, pero sin los controles adecuados puede convertirse en una apisonadora para los derechos civiles y la intimidad", advierte Martínez.
Un informe de la Asociación de Internautas de España revela un dato inquietante: el 60% de las cámaras de vigilancia conectadas a Internet están abiertas y carecen de una adecuada seguridad. ¿Qué quiere decir eso? Pues que desde un ordenador particular resulta relativamente fácil observar lo que ellas ven, y mirar lo que ellas miran. Es decir, que si, por ejemplo, dejamos a un mayor en casa para vigilarlo desde una cámara conectada a Internet es posible que otros ojos, a través de esa misma cámara, también le estén mirando. Y que la aparente normalidad que vemos en el interior de nuestro negocio sea una burda grabación interpuesta desde otro ordenador mientras los cacos lo desvalijan.
La voz de alarma sobre la inseguridad que se cierne sobre decenas de miles de cámaras públicas y privadas instaladas en industrias, cafeterías, clínicas privadas, gasolineras, cuarteles de la Guardia Civil, locales públicos... la ha dado José María Luque. No es un hacker, es un experto informático responsable del área de seguridad de la Asociación de Internautas.
Descubrir semejantes fallos resultó sencillo: "Hace poco compré una cámara para vigilar mi hogar desde el trabajo. Al instalarla, comprobé que el acceso era libre y que cualquiera podía entrar en ella e incluso manipularla. Movido por la curiosidad, hice un rastreo aleatorio sobre un rango de IP [Internet Protocol, el número que identifica en la red de manera lógica y jerárquica un ordenador] y, ante mi sorpresa, comprobé que podía acceder sin restricciones a un 60% de las cámaras conectadas o controladas mediante Internet", señala Luque. En apenas un rato, accedió a las cámaras de seguridad de centros comerciales, multinacionales, cines, pequeñas empresas, clínicas, gimnasios, almacenes, tiendas, restaurantes, bares, gasolineras, despachos de abogados, centros de telefonía, locutorios, chalés... E incluso a alguna instalación de las Fuerzas de Seguridad del Estado (con lo que ello puede significar para el control de miembros de los servicios del orden).
El problema no afecta únicamente a España. También, a cámaras de vigilancia instaladas en establecimientos públicos y privados de muchos países europeos, señala un informe de la Asociación de Internautas, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
Ante la imposibilidad de avisar a todos los afectados, esta asociación que preside Víctor Domingo, decidió elaborar un estudio en el que se describe el problema, y, lo que es más importante, alerta sobre la forma de corregirlo. Son casi 200 páginas que han sido elevadas al Supervisor de Protección de Datos de la Unión Europea (una superagencia de ámbito europeo). "No es un problema exclusivo de España", destaca Domingo.
El estudio contiene miles de IP -identificación del ordenador- cuyas cámaras son vulnerables. "Y si hubiésemos seguimos rastreando, habrían surgido miles y miles de cámaras más sin protección", cuenta José María Luque.
El informe es demoledor. Más de la mitad de las cámaras públicas y privadas que se controlan a través de Internet no tienen ningún tipo de seguridad.
Acceder a ellas, con una mínima pericia, es fácil. Además hay otro 20% de cámaras cuyo acceso es más complicado, pero también vulnerables. "Sólo el 20% de las cámaras escaneadas resultaron seguras, casi inexpugnables", subraya el informe, que también cuestiona la defensa de la intimidad. "Si, sentado en casa, desde un ordenador, es posible observar lo que ocurre en la tienda de la esquina o en un almacén situado a miles de kilómetros, se hace real la mirada global: la posibilidad de controlar el horario de los operarios de una empresa, las entradas y salidas de sus clientes y trabajadores, o cuándo hay dinero, y cuánto, en la caja de un establecimiento", alerta Domingo. Y lo que es peor: es factible insertar una imagen o una grabación espúrea y hacer creer al dueño de la cámara que la normalidad reina en su local.
Casi nada escapa a esos ojos superpuestos que pueden ver lo que sólo creemos estar viendo nosotros. Ni siquiera lugares tan vigilados como los casinos escaparon a esa especie de Gran Hermano. De esa forma, es factible comprobar qué máquina está más "cargada", a qué hora hay menos vigilancia, quién está jugando...
La familia española de Los Pelayo -que mediante cálculos de probabilidades se forraron en casinos de medio mundo- se habrían ahorrado con este método los cientos de horas que pasaron delante de ruletas anotando las casillas en las que caía más veces la bolita.
"Descuidar la seguridad es dejar una puerta abierta para que otros vigilen lo que vigilamos. Y para que nos espíen, o nos chantajeen", destaca el presidente de la Asociación de Internautas. Hoy convertida, explica Domingo, "en un foro de defensa de las libertades individuales frente a los ataques a la intimidad que propician las nuevas tecnologías".
"Ahora mismo hay un debate en el Parlamento Europeo sobre las llamadas enmiendas torpedo, promovidas por las sociedades de gestión de productos, que quieren controlar los contenidos de Internet y apartar a los jueces como garantes de las libertades en la red", anuncia Martínez, hasta hace unos meses teniente fiscal de Madrid y responsable de delitos laborales.
El estudio enviado a Europa por los internautas señala que también cabe servirse de cámaras que otros instalan inocentemente para vigilar lo que ocurre dentro de muchos hogares. Y con total impunidad. Porque la tecnología hace posible, a través de Internet, dirigir esas cámaras hacia ventanas de casas. Y si las cámaras disponen de un micrófono incorporado, es factible escuchar conversaciones y grabarlas. En las zonas más conflictivas del centro de Madrid hay instaladas medio centenar de cámaras de vigilancia. Las autorizaron el presidente del Tribunal Superior, Javier Casas, y el fiscal jefe, Manuel Moix, aunque con una advertencia: los funcionarios policiales en ningún caso podían enfocarlas hacia los primeros pisos de las casas.
El informe de la Asociación de Internautas denuncia que en los últimos años se ha producido una cesión de libertades individuales a cambio de una mayor protección frente a "ideadas guerras contra el terrorismo", según explica el fiscal Martínez. "En realidad, estamos construyendo una ficticia sensación de seguridad", y añade que "se miran únicamente las ventajas, pero no se tiene conciencia de sus riesgos. Es como poner una puerta acorazada y luego dejarla abierta".
El informe, que ya está en manos del Supervisor Europeo de Protección de Datos, detalla la manera de acceder a las cámaras. Una es a través de la página web de Google. Basta conocer algunas marcas de cámaras y determinados puertos para que el navegador abra la puerta a innumerables identificadores que conectan con cámaras de los recónditos lugares del planeta. Otra forma de acceder a esas cámaras pasa por escanear IP de forma aleatoria vinculadas a cámaras de vigilancia. Si la seguridad es deficiente, con clicar en ellas es suficiente.
Luque avisa: "Es fácil instalar una cámara en casa, pero quien lo hace debe saber el peligro real de estas tecnologías sin las cautelas necesarias. Luego vienen las sorpresas: fuga de datos o escenas incómodas llevadas clandestinamente a la red". Durante la realización del análisis de seguridad de las cámaras, "nos sorprendió la facilidad con que un intruso puede obtener el control y visualización de las mismas sin necesidad de tener nociones avanzadas de informática", apostilla Luque.
El extenso informe recoge cientos de IP y fotogramas de locales públicos y privados cuyas cámaras son vulnerables. En una de ellas, se ve a unos menores practicando yudo en un gimnasio. También hay pacientes de clínicas en salas de espera.
Por motivos de seguridad, la Asociación de Internautas no quiere facilitar más detalles sobre la forma de acceder a las cámaras de vigilancia. Y efectúa una serie de recomendaciones para evitar a espías y chantajistas, como cambiar los password o contraseñas de acceso que configuran los fabricantes del ordenador. Y señala que éstas deben contener un mínimo de ocho caracteres. Hay que huir de las contraseñas que recojan efemérides o nombres de mascotas. Y deben de cambiarse pasados tres meses. Importante: no utilizar el mismo pin para distintos servicios: por ejemplo, el teléfono móvil, el cajero, la firma electrónica, los mails...
Otra recomendación es configurar un solo acceso de administrador, de tal forma que cualquier otro usuario del monitor pueda visualizar el contenido, pero no cambiar la configuración. Aun así, ningún usuario debe pensar que por configurar un puerto no estándar (puertas que tienen los ordenadores para establecer una conexión dentro de la red), está a salvo de miradas indiscretas. Aunque, eso sí, frenará el deseo de otros de mirar por los mismos ojos que nosotros miramos para proteger lo nuestro o a los nuestros.
Recomendaciones de seguridad
- Es importante cambiar las claves de acceso prefijadas de origen por el fabricante del ordenador, por ser todas ellas muy vulnerables.
- Las contraseñas deben tener un mínimo de ocho caracteres. Es conveniente evitar los nombres fáciles de mascotas o los datos evidentes del usuario como la fecha de nacimiento.
- Hay que cambiar las claves como mínimo cada tres meses.
- Es indispensable configurar un sólo acceso de administrador. Los demás usuarios sólo podrán visualizar.
- Si la cámara de seguridad es wi-fi debe tener seguridad en su cifrado.

Bajo el terror del narco


REPORTAJE: MÉXICO SALVAJE
Bajo el terror del narco
México vive días de plomo y sangre. Los narcotraficantes, infiltrados en la policía y la política, han respondido al acoso del Ejército y los federales con una guerra sin cuartel. Nadie está a salvo
PABLO ORDAZ
Publicado en EL PAIS (http://www.elpais.com/) 28/09/2008;
Baja la voz, mira de soslayo a una pareja que toma café en una mesa vecina y suelta la pregunta:
-¿Le han contado lo que pasó en una peluquería de Culiacán?
El ruido de un helicóptero del Ejército volando muy bajo interrumpe todas las conversaciones
en la plaza de Morelia, capital del Estado de Michoacán. La ciudad colonial está tomada desde que, la noche del 15 de septiembre, coincidiendo con la celebración del grito de la Independencia, dos granadas lanzadas contra la multitud causaran la muerte de nueve personas e hirieran a un centenar. Los soldados y los policías, algunos de ellos encapuchados y portando rifles R-15, se cruzan con vendedores de globos y parejas de adolescentes que se dan la mano. Un segundo helicóptero sigue el rastro del primero. Ya nadie levanta la vista. En una esquina de la catedral -frente al Palacio de Gobierno- siguen encendidas las velas que los vecinos plantaron para honrar a las víctimas del primer atentado narcoterrorista de la historia de México. La noche se va tiñendo de los destellos azules y rojos de los coches de policía.
-¿Dónde?
-En una peluquería de Culiacán, en el Estado de Sinaloa...
El peluquero está atendiendo a una clienta habitual. Una segunda mujer aguarda su turno hojeando una revista. La clienta se queja con amargura de la ola de violencia inusitada que padece México, y muy especialmente algunos Estados norteños. Entre ellos, la ciudad de Sinaloa, cuna de los más afamados narcotraficantes; un lugar donde la mitad de los muertos lo son por bala y donde los jóvenes sicarios caídos en combate descansan bajo mausoleos de mármol adornados con sus retratos. Hay murales de hasta cinco metros en los que se les puede admirar empuñando un cuerno de chivo (el famoso rifle AK-47) o posando ante la avioneta Cessna que pilotaban cargada de droga. La mujer se queja en la peluquería de lo que todo el mundo se queja en México. "Los narcos ya no sólo se matan entre ellos". En su loca carrera por el control de las plazas, en sus enfrentamientos casi diarios con el Ejército, ya no les importa que caigan inocentes. El caso más doloroso es el de Creel, un pueblo turístico del Estado de Chihuahua. Un bebé y 12 adultos fueron acribillados con proyectiles capaces de agujerear blindados. La gente recogió del suelo 170 casquillos. Y mucha sangre. La policía no llegó hasta mucho después. Sospechosamente, no había ningún policía cerca. El delito de las víctimas fue cruzarse en la calle principal del pueblo con dos jóvenes sicarios en el mismo momento en que un cártel rival les estaba dando alcance. Ciento setenta disparos.
-Aquí ya no se puede vivir -se queja la clienta ante su peluquero-, ni siquiera podemos dejar que nuestros hijos jueguen en la calle. Y todo por culpa del maldito narco...
Es en ese momento cuando la segunda mujer, que ha permanecido en silencio todo el tiempo, levanta la mirada y dice una palabra, una sola, dirigiéndose al peluquero:
-Rápela.
El hombre, asustado, intenta mediar, pero la orden repetida es muy clara. Sobre todo porque viene subrayada por una pistola que la mujer acaba de sacar del bolso.
-Rápela.
Sólo cuando se cerciora de que el peluquero ya ha empezado a cumplir su orden, la desconocida se levanta y se dirige a la puerta. Antes de marcharse, encara a la mujer y le advierte:
-Y no se ponga peluca. Que si se la pone, la mato.
El policía, sentado bajo los soportales de la plaza de Morelia, sonríe con la historia. Dice que, iguales o peores que ésa, tiene todo un repertorio. Historias de terror que demuestran que el narco mexicano -aquí todo el mundo lo pronuncia así, "el narco", en singular- está dejando de ser un asunto lejano, un mito refugiado en las mansiones inaccesibles de la tierra caliente de Michoacán o en los narcocorridos de Los Tigres del Norte. El narco se hace cada día más presente en la vida diaria de muchos mexicanos. "Y la razón es muy sencilla y muy complicada a la vez", explica el agente, "pero no se apure, yo se la voy a explicar".
Su análisis coincide con el de otras fuentes consultadas, y, aunque lleno de matices, se puede resumir así. Los narcotraficantes mexicanos cada vez tienen más problemas para mover la droga por México y para introducirla en Estados Unidos. De lo primero tiene la culpa el Gobierno de Felipe Calderón, que está haciendo de la lucha contra el crimen organizado el eje de su legislatura. Se ha empeñado en limpiar de corruptos la policía -tarea nada fácil; dicen los estudios que el 80% lo es-, y entretanto ha embarcado al Ejército en la guerra contra los cárteles. La segunda dificultad con la que se encuentran los narcos -el declive del comercio hacia el norte- tiene a su vez dos motivos: los controles fronterizos cada vez más difíciles de sortear y un descenso muy acusado de la demanda de cocaína en Estados Unidos. El resultado de todo lo anterior es que grandes cantidades de cocaína se están quedando en México. Para abrir mercado, los cárteles la están distribuyendo a precios tan asequibles que ya son muchos los mexicanos -sobre todo los más jóvenes- que se están enganchando. Las principales organizaciones se han fragmentado en otras más pequeñas y ya no miran tanto hacia fuera como hacia el mercado interior. Más que mantener abiertas las tradicionales rutas de paso, lo que les interesa ahora es hacerse con el control de los Estados y de las ciudades. Pueblo a pueblo. Plaza a plaza. Del narcotráfico al narcomenudeo. Para ello necesitan controlar a los políticos locales y mantener a raya a las bandas rivales. Para lo primero necesitan mucha plata. Para lo segundo, mucho plomo.
La pareja vecina se levanta, da las buenas tardes y se va. El policía federal -adscrito a una unidad de investigación- saca un lápiz de memoria y lo introduce en el ordenador portátil del reportero.
-¿Quiere ver cómo actúa el narco aquí en Michoacán? Pero no se me vaya a desmayar...
Lo primero que aparece en la pantalla del portátil es un letrero que pone: "La Familia. Informe confidencial". La Familia es el nombre del cártel más poderoso que opera en Michoacán. Lo segundo, una fotografía. En ella se ven las cabezas de cinco hombres jóvenes cortadas de un tajo, todavía con sangre, desperdigadas por el escenario de un club de strip tease de la ciudad de Uruapan. "¿Quieres ver más o ya tienes suficiente?". Sin esperar respuesta, el agente va recorriendo con el cursor todo el informe. Hay más fotografías. Y un apartado muy extenso dedicado a los narcorrecados. Junto a cada ajusticiado, La Familia deja un cartel con los motivos de su asesinato (por soplón, por no respetar a La Familia, por no respetar los acuerdos), con los nombres, apellidos y mote de los próximos en la lista negra (policías, políticos, periodistas, sicarios de cárteles rivales) y con la firma inconfundible: "El odio no se olvida. Esto es justicia divina. Atentamente, La Familia de Michoacán". Pero hay otro apartado en el informe que impresiona aún más que la imagen de los ejecutados. Es el que resume el poder del grupo armado. Opera en 87 de los 113 municipios del Estado de Michoacán. Controla directamente los cabarés, las máquinas tragaperras, el negocio millonario de la piratería, muchos de los 2.100 puntos de venta de droga que hay en el Estado, los aserraderos ilegales, la venta de armas... Y ofrece protección obligatoria a los dueños de gasolineras, a los productores de aguacate, a las tiendas de comestibles... La tarifa, de 2.500 a 25.000 dólares. En efectivo. No se admite el no.
-Hace unos meses -cuenta un abogado de Morelia- vino a la ciudad un espectáculo muy famoso en todo México. Disculparás que no te dé el nombre. Lo cierto es que, cuando lo estaban montando, unos tipos visitaron al empresario y le ofrecieron su protección. El hombre, ajeno al día a día de aquí, les dijo que muchas gracias, pero que no la necesitaban, que él ya contaba con la policía y con la Cruz Roja en caso de incidencias. Ellos le respondieron que no era suficiente, que su espectáculo necesitaba que lo protegieran. "Pero, ¿de quién?", se atrevió a preguntar el empresario. "De nosotros", fue la respuesta... Tuvo que pagarles 5.000 dólares. Y el espectáculo, claro está, se desarrolló sin incidentes.
Sabiendo todo eso -no en vano él nació aquí, y aquí sigue viviendo su madre y su hermano-, el presidente Felipe Calderón puso a Michoacán en la mira de la policía federal y del Ejército. No sólo para combatir el narcotráfico, también -o sobre todo- para intentar evitar la desaparición paulatina del Estado a favor de los cárteles. Se produjeron aprehensiones importantes de droga y armas, se produjeron detenciones, y aun así el crimen organizado fue capaz de secuestrar a plena luz del día a Maribel Martínez Martínez, secretaria del Ayuntamiento de Uruapan -a 45 minutos en coche de Morelia-. Se la llevaron a tiro limpio cuando salía de un acto en la Casa de Cultura. Hirieron de gravedad a un escolta y a dos policías. En toda la prensa local está el presunto motivo de la acción: "La Familia financió la campaña electoral del presidente municipal, Antonio González. A cambio querían que la dirección de Seguridad Pública, la de Obras Públicas, la feria y el palenque cayesen en hombres de su confianza. González -que pertenece al PAN, el mismo partido que sostiene al presidente de la República- no cumplió sus compromisos con la mafia y le están pasando la factura". Maribel Martínez lleva dos meses secuestrada. Según fuentes de la policía, aún sigue viva.
Así estaban las cosas cuando, a las once de la noche del 15 de septiembre, dos granadas estallaron frente al Palacio de Gobierno de Morelia. El primer atentado narcoterrorista de la historia de México se llevó por delante a nueve personas y dejó malheridas a más de cien. Pero, además, destapó las vergüenzas de un país que sangra por todos sus poros. En los días siguientes al atentado se fueron conociendo detalles que no aguantarían por fantasiosos en la novela más disparatada. El gobernador, Leonel Godoy, sabía que los narcos habían amenazado con atentar contra el desfile del día 16, pero -al menos de forma oficial- no se preocupó de reforzar la seguridad la noche del 15. Un destacamento de policía cuya misión era confundirse de paisano entre la multitud para evitar altercados no se presentó en la plaza. Uno de los jefes recibió una llamada misteriosa y la obedeció en bloque. Hay vídeos donde se ve a policías de élite alterar la escena del crimen y lavarse después las manos con una lata de refrescos. Un buen número de testigos aseguran que los que aventaron la granada iban vestidos de uniforme negro -muy similar a los que viste el Grupo de Operaciones Especiales- y que a uno de ellos le llamaban El Zorro, pero ninguno de esos testigos es policía. A las pocas horas del crimen -y para remate de macabro surrealismo-, el cártel de La Familia colocó pancartas por toda la ciudad de Morelia condenando el atentado, asegurando que no habían sido ellos y comprometiéndose a "investigar los hechos". Todavía hoy, junto a las velas encendidas en el lugar del atentado, hay una pancarta gigante pegada en el suelo que pone "Paz", y que está firmada por La Familia. Nadie, ni de uniforme ni de paisano, se ha atrevido a quitarla.
-Pero, ¿fueron ellos?
-Tal vez. O tal vez fueron Los Zetas [una banda de sicarios en guerra abierta con La Familia]. O tal vez no fueran los narcos...
Los fantasmas andan sueltos por un país que se conoce al dedillo el árbol genealógico de sus narcotraficantes. A dos semanas del atentado, nadie sabe a ciencia cierta ni quién ni por qué atentó de esa forma en Morelia. Hay quien dice que fue un aviso para Calderón: somos capaces de atentar a tres cuadras de la casa de tu madre. Y hay quien -citando fuentes de mucha solvencia- asegura que la llamada de atención era para Leonel Godoy, el gobernador de Michoacán, en recuerdo de alguna oscura deuda pendiente con La Familia. Otros se inclinan por apostar que el toque de advertencia es para el Ejército: miren qué podemos llegar a hacer si ustedes siguen presionándonos. Porque el Ejército -y en esto todo el mundo coincide en México- se ha convertido en el principal bastión de Calderón en su lucha desigual contra el narcotráfico. Hasta los más cercanos -eso sí, en privado- reconocen que el presidente de la República pecó de ingenuo o de atrevido cuando anunció la guerra abierta contra el narco. "Todos estamos contra él. Y desde luego limpiar el país de delincuentes es vital para nuestro futuro. Pero sí, tal vez debió contar las balas de que disponía antes de sacar la pistola", comenta un dirigente del PAN -el partido del presidente-, sin duda alarmado por el desgaste
Todos los días, en los principales periódicos de México aparece un recuadro con dos cifras. El Universal titula el recuadro "Bajas por narco". La primera cifra se refiere a los muertos el día anterior. El miércoles pasado cayeron ejecutadas o fruto de tiroteos 25 personas. La segunda informa del total. En lo que va de año, en México han muerto asesinadas 3.337 personas. Debajo de esas dos cifras suele haber una columna -no más de 30 líneas- en la que se resume lo sucedido el día anterior. La que El Universal publicó el miércoles se titulaba Pepenador halla cráneo en Juárez. Un pepenador -como bien explica un diccionario al que en México se le saca más partido que en España- es una persona que rebusca entre los desperdicios. El texto decía así: "La espiral de violencia en Chihuahua dejó 11 homicidios y un policía municipal levantado [secuestrado] en las últimas 24 horas. En Ciudad Juárez, un grupo de hombres encapuchados acribilló a balazos a Miguel Ángel Ramírez y a Efraín Gallardo Ramírez, quienes viajaban en un automóvil Cadillac. En otro caso, Francisco Cevallos Gálvez murió baleado frente a su esposa e hijo. Y Félix Antonio García Ramírez, de 17 años, falleció en un hospital, al que ingresó herido de bala. En el basurero municipal de Ciudad Juárez, un pepenador halló un cráneo que aún tenía la piel en el rostro. El cuerpo no ha sido localizado. Mientras que en las inmediaciones de la capital chihuahuense se localizaron cinco cuerpos del sexo masculino...". Lo anterior es sólo el 30% de una columna perdida en el periódico. Sólo cuando el crimen alcanza connotaciones especiales viaja hasta la primera página. Y, para desgracia de los mexicanos, el mes de septiembre ha sido especialmente negro. Una camioneta llena de hombres sin cabeza. Veinticuatro jóvenes abandonados en La Marquesa -un parque natural a las puertas de Ciudad de México- maniatados, torturados y con el tiro de gracia. Un motín en Tijuana con un número de muertos y desaparecidos aún por determinar...
La delincuencia organizada y la desorganizada parecen haberse confabulado para convertir el país -y muy especialmente el Distrito Federal- en un lugar poco recomendable. A las cifras de los más de 3.000 ejecutados se unen las víctimas de secuestros para cobrar rescate. Según cifras oficiales, en lo que va de año han sido secuestradas 650 personas, y, de ellas, 130 aún continúan en poder de los criminales, nadie sabe si vivas o muertas, a la espera de acordar el precio del rescate. Pero esa cifra está seguramente muy por debajo de la real. Todo el mundo sabe aquí que denunciar sirve para muy poco, que el 85% de los hechos delictivos se quedan sin resolver y que acudir a la policía es a veces más peligroso que lanzarse en brazos del atracador. De hecho, algunos bancos -uno de ellos el Santander- recomiendan a sus clientes que, en caso de ser parado por una patrulla, lo primero que se tiene que hacer es echar el seguro "de todas las puertas del auto".
El presidente Calderón se ha pasado la semana en Nueva York. Allí ha vuelto a solicitar la complicidad -y los fondos- del vecino del norte para ganar la batalla al narcotráfico. En el país, mientras, los miembros de su Gobierno relacionados con la seguridad han sido vapuleados por la oposición, que -a su manera- también les pide plata o plomo. Solución o dimisiones. Ante el acoso, uno de los hombres fuertes del Gobierno, el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, llegó a reconocer desde la tribuna de la Cámara de Diputados: "No podemos garantizar la seguridad. Las policías están infiltradas por el crimen organizado. Y por eso, hasta que no lo solucionemos, ni podremos garantizar la seguridad, ni gozar de la confianza de los ciudadanos".
Mientras el alto representante del Gobierno pronunciaba tan sincera declaración de impotencia, ¿dónde estaban los mexicanos? ¿Escondidos debajo de la cama? ¿Encerrados en sus casas con siete vueltas de cerrojo? ¿Tal vez cruzando la frontera despavoridos? Nada más lejos de la realidad. Es verdad que la preocupación crece y que ya hay empresarios que están intentando poner sus vidas y sus haciendas fuera de peligro, pero la realidad que retratan los datos y los periódicos no es toda la realidad. México sigue siendo un país amable, caótico en el tráfico y exquisito en las formas; de una belleza difícilmente igualable; colocado en un lugar fundamental para el futuro de América y, quizá a partir de ahora, concienciado más que nunca del peligro que el narco entraña para su propio desarrollo. Una corriente, aún tímida, de indignación ha empezado a recorrer el país. Unas velas encendidas en la plaza de Morelia. Una manifestación de unos miles de personas en el Distrito Federal. Una presión casi unánime de los medios de comunicación para que el presidente Calderón, una vez destapada la caja de los truenos, no caiga en la tentación de pactar o claudicar ante el terror.
El narco -tan celebrado hasta ahora en novelas y corridos- ya no sólo asusta a los que son como él. Su miedo se ha desparramado, ha bajado a la calle, y los mexicanos, colocados frente al espejo, empiezan a tener miedo de su imagen ante sí mismos y ante el mundo.
Hay un cartel a la entrada de Ciudad Juárez -donde este año ya han muerto ejecutadas más de mil personas- que explica muy bien esa preocupación, ese miedo a infundir miedo:
-Bienvenido a Ciudad Juárez. No somos como dicen que somos
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Quiere EU a 'Chapito' y 'Mayito'

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