Columna JAQUE MATE
Las agresiones/
Sergio Sarmiento
Reforma, 31 Jul. 12
"La prensa es la artillería de la libertad".Hans-Dietrich Genscher
La última de las agresiones tuvo lugar el domingo 29 de julio por la tarde. Tres enmascarados, dos de ellos con armas largas, entraron a las oficinas del suplemento Sierra Madre del periódico El Norte en San Pedro Garza García, sometieron a un guardia, rociaron el interior con gasolina y le prendieron fuego. La forma en que se llevó a cabo el ataque recuerda el que se realizó en el 2011 contra el Casino Royale también en la zona metropolitana de Monterrey.
Ésta fue la tercera agresión en tres semanas en contra de instalaciones del periódico del Grupo Reforma en esa urbe del norte del país. Claramente alguien quiere mandar un mensaje a los directivos y lo está haciendo de una manera violenta.
El Norte no ha sido el único periódico agredido en nuestro país en estos últimos tiempos. El Mañana de Nuevo Laredo ha sido atacado en dos ocasiones en lo que va de este 2012. El 15 de noviembre de 2011 fue baleado El Siglo de Torreón; 22 disparos alcanzaron su fachada. Cinco periodistas han sido asesinados en el estado de Veracruz tan solo en los últimos meses. El Diario de Ciudad Juárez y otros medios han sido también objeto de ataques.
En el atentado contra las oficinas del suplemento Sierra Madre de El Norte, las cámaras de seguridad captaron a una patrulla municipal de San Pedro Garza García fuera de las instalaciones cuando ya había empezado el incendio. La gran pregunta es si los policías no se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo en el interior del edificio... o si estaban ahí para apoyar a los agresores. Por lo pronto el presidente municipal de San Pedro, Mauricio Fernández, dice que los policías de la patrulla estuvieron a unos cuantos segundos de capturar a los delincuentes.
Los periodistas o los medios de comunicación no tienen por qué ser objeto de una protección especial. Lo lógico es que los periodistas exijamos que los distintos órdenes de gobierno cumplan con su función principal -que es proteger a los gobernados de agresiones de terceros- para toda la población y no sólo para algunos grupos. A últimas fechas, sin embargo, los periodistas han sido víctimas con creciente frecuencia de actos de violencia.
Una de las consecuencias es que ya varias publicaciones han anunciado la decisión de no cubrir hechos que tengan que ver con la delincuencia organizada. La sociedad mexicana conoce así menos lo que pasa a su alrededor y, por lo tanto, tiene mayores dificultades para asumir medidas que le permitan protegerse.
Ninguna organización criminal ha asumido hasta este momento la responsabilidad de los ataques en contra de El Norte. Tampoco se sabe cuál es la parte del trabajo periodístico que objetan los criminales. Lo que sabemos es que la autoridad se preocupa poco de la oleada de violencia.
El caso de El Norte trae a la memoria el ya famoso editorial de El Diario de Ciudad Juárez de septiembre de 2010, tras el asesinato de su colaborador Luis Carlos Santiago Orozco: "¿A quién pedir justicia? En un país en el que las autoridades han demostrado su objetiva incompetencia, ¿a quién pedir cuentas? ¿A quién reclamarle por los atropellos que cotidianamente soportamos los trabajadores de la información?".
Los periodistas no somos seres especiales que debamos gozar de medidas excepcionales de protección. De hecho, no podemos hacer nuestro trabajo si somos seguidos por guardaespaldas. Pero como todos los demás habitantes de este país necesitamos de un Estado que cumpla con su papel de protector de los gobernados. Si el gobierno no puede garantizar la seguridad de los mexicanos, ni los periodistas podemos cumplir con nuestra función ni el país podrá tener el crecimiento y la prosperidad que merece.
CONTRA SORIANA
Una tienda Soriana en Guadalupe, Nuevo León, fue objeto también de un ataque con bombas molotov. Los cuestionamientos políticos que el Movimiento Progresista ha hecho a la cadena parecen estar generando un ambiente de odio y de violencia.
