23 oct 2006

Coloquio internacional en la UNAM

Invitación
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

FUNDACIÓN ÉTICA MUNDIAL DE MÉXICO
FUNDACIÓN CULTURAL HOMBRE Y MUNDO
ASOCIACIÓN CULTURAL MOLINOS DE VIENTO

Coloquio Internacional
Repercusiones e interacciones políticas, filosóficas y teológicas
entre oriente y occidente

Miércoles 25, jueves 26 de octubre

Miércoles 25

Inauguración
9:30 hrs Dr. Ambrosio Velasco Gómez, Director de la Facultad de Filosofía y Letras, FFyL-UNAM
Gerardo Martínez Cristerna, Presidente de la Fundación Ética Mundial de México, FEMM-FCHyM
Elmer Palomec Cabadilla, Presidente de la Asociación Cultural Molinos de Viento, ACMV

Mesa I
Política, religión y sociedad
10:00 hrs
Dr. Enrique Dussel, UAM-UNAM
Dr. Daniel Cazés Menache
Director del CEIICH, UNAM
Dr. Andrea Mutolo, (Roma)
Universidad Pontificia Gregoriana,
Moderador: Elmer Palomec Cabadilla, ACMV-UNAM

Mesa II

12:00 hrs
Presocráticos y filosofía medieval
Ricardo Horneffer, UNAM
Mtra. Blanca Estela Aranda, FES, Acatlán
Israel Sánchez Cerón, FFyL, UNAM
Jonathan Juárez Melgoza, FFyL, UNAM
Moderadora: Deyssy Jael de la Luz G. Fes-Acatlán

Mesa III
17:00 hrs
Cosmovisiones políticas-teológicas en oriente y occidente
Dr. Michel Duquesnoy, UAEH (Bélgica)
Mtra. Patricia Castañeda Salgado, CEIICH, UNAM
Dr. Carlos Martínez Assad, IIS-UNAM
Moderadora: Lorena García Caballero, FFyL, UNAM

Mesa IV
18:30 hrs
Ética y responsabilidad humana: hacia una praxis social
Dr. Adolfo Vázquez Rocca, (Chile)
Gerardo Martínez Cristerna,
Moderadora: Cintia Rosales Ángeles, UNAM

Jueves 26
Mesa V
10:00 hrs

Política y Teología en la historia de la humanidad:
entre expresiones y reflexiones
Lic. Elizabeth Díaz Brenis, ENAH
Dra. Rosa Elena Pérez de la Cruz , (Republica Dominicana)
Dra. Liz Hamui Halabe, Fac. Medicina, UNAM
Moderadora: D.C.B. Monserrat Castellanos, FEPINT

Mesa VI
12:00 hrs
Estado y religión
Dr. Elio Masferrer Kan, ENAH (Argentina)
Dr. Ricardo Blanco Beledo, FFyL-UNAM (Uruguay)
Lic. Fred Álvarez Palafox
Moderadora: Mtra. Yolanda García Pavón, ICEM

Mesa VII

17:00 hrs
El cristianismo oriental en occidente:
Una mirada desde las iglesias
Lic. Ignacio Samaán, (Siria)
Lic. Athanasius Yanis, (Cuba)
Mtro. Jakub Babawi, (Libano)
Seij Omar Weston
Lic. Lucero González S. FES-Acatlán

Moderadora: Lic. Sonia Alcaraz Hernández, FFyL-UNAM

Mesa VIII
18:30 hrs
Los evangelios apócrifos y los grupos gnósticos en los orígenes del cristianismo primitivo
Dr. Roberto Sánchez Valencia, FFyL-UNAM
Dr. Raúl cruz Mireles, MANA
Elmer Palomec Cabadilla, ACMV-UNAM

Moderadora: Mireille Campos Arzeta, FCPyS, UNAM
20:00 hrs
Palabras de clausura
Gerardo Martínez Cristerna
Presidente de la Fundación Ética Mundial de México
Elmer Palomec Cabadilla
Presidente de la Asociación Cultural Molinos de Viento

AULA MAGNA DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS, UNAM
CIUDAD UNIVERSITARIA

Informes:
Elmer Palomec Cabadilla: 55 23 31 72 56
eticamundial@yahoo.com.mx
Se otorgara constancia con el 80 % de asistencia

Coordinador: Elmer Palomec Cabadilla, UNAM

Hacia la guerra contra Irán

Hacia la guerrra contra Irán/William R. Polk*

Tomado de La Vanguardia; 16/10/06; 23/10/2006

Tras un análisis concienzudo de las últimas iniciativas y declaraciones de la Administración Bush, he llegado a la conclusión de que existe al menos un 10% de posibilidades de un ataque estadounidense contra Irán antes de las elecciones al Congreso del próximo 7 de noviembre y alrededor de un 90% de posibilidades de lo propio antes del término de su actual mandato en el 2008. En este artículo y los siguientes explicaré tal pronóstico, ilustraré las iniciativas en curso relativas a los preparativos de la guerra, analizaré sus consecuencias y, por último, abordaré las opciones que Estados Unidos ha de barajar si pretende tener éxito en la cuestión de Irán. Daré comienzo, pues, con mi pronóstico.

Doce años antes de aspirar a la presidencia, George W. Bush se esforzó en recabar el concurso de diversas personalidades religiosas fundamentalistas en la carrera presidencial de su padre. Cayó entonces en la cuenta de que alrededor de uno de cada cinco estadounidenses era la proporción de personas afines a este movimiento susceptibles de engrosar un segmento electoral favorable. Fue también entonces cuando George W. Bush atravesó la experiencia de un renacimiento que le permitió dejar atrás lo que él mismo describió más tarde como los vapores del alcohol que le habían atenazado durante toda su vida, de forma que alcanzó una luz o fe en el sentido de que había recibido una misión divina para combatir contra las fuerzas del mal y preparar la senda de un nuevo orden mundial.

En aquel momento sólo pudo vislumbrar vagamente en qué consistía tal misión, pero durante los años subsiguientes contó con la guía de algunos fieles de su padre, incluidos Dick Cheney y Donald Rumsfeld, que le introdujeron en un grupo ya existente que andando el tiempo se dio en llamar grupo de los neoconservadores y que, de hecho, ya disponía de un plan y de los objetivos correspondientes. El joven Bush abrazó ambos con ilusión y, cuando resultó elegido presidente, nombró a Cheney, Rumsfeld y a diversos neoconservadores para cargos clave de su Administración. Este grupo había promovido, de manera consecuente con su mentalidad e ideas, la acción militar contra ciertos regímenes de Oriente Medio durante los últimos 17 años. Y en tal vía persisten.


En el mismo núcleo de su doctrina cabe detectar que los neoconservadores adoptaron la noción de Leon Trotsky de la revolución permanente adaptándola a su propia ideología radical bajo el manto de guerra permanente…

Al igual que Trotsky (y luego Mao) habían alumbrado la idea de la revolución permanente, los neoconservadores encontraron en lo que ahora el Departamento de Defensa estadounidense llama la guerra larga el instrumento ideal para combatir y aniquilar tanto a los enemigos y elementos opositores extranjeros como a las voces críticas internas susceptibles de ser tachadas de antipatrióticas. Su doctrina se ha incorporado al documento Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos del 6 de marzo del 2006. El presidente Bush resumió sus imperativos el 16 de marzo del 2006 en estos términos: “Hemos decidido afrontar los desafíos en este momento en lugar de aguardar a que alcancen nuestro territorio. Aspiramos a remodelar el mundo, no meramente a ser remodelados por él; aspiramos a influir en los acontecimientos de manera beneficiosa y positiva en lugar de quedar a su merced”. Y, tras identificar a Irán como parte del eje del mal,especificó que “de ningún país debemos esperar una amenaza tan importante como de Irán”, ya que - acusó- Irán amenaza a Israel, apadrina el terrorismo, oprime a su pueblo y, sobre todo, se halla empeñado en hacerse con armamento nuclear.

La acusación relativa al armamento nuclear es la más grave.

Irán (junto con Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y otros países) firmó en 1968 el tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). El tratado obligaba a los signatarios que aún no poseían armas nucleares a contener sus iniciativas en orden a su consecución, y a aquellos que ya las poseían a hacer esfuerzos para desembarazarse de ellas. Ni Israel, ni Pakistán ni India, ni Corea del Norte firmaron el tratado en tanto los países nucleares consolidados han reconocido de hecho su violación del tratado al conservar sus reservas de bombas nucleares, que, incluso, han incrementado. No está claro lo que hace actualmente Irán. Partiendo de lo que ahora se sabe, Irán no ha violado el tratado, aunque los expertos de los servicios de inteligencia conjeturan que está decidido a hacerse con armamento nuclear. El programa de su fabricación dio comienzo con la ayuda técnica prestada por Estados Unidos al régimen del sha, luego se suspendió y probablemente se reanudó más tarde. Los servicios de inteligencia estadounidenses coinciden en estimar que Irán dista de cinco a diez años de la consecución de armamento nuclear.

Los neoconservadores consideran asimismo que Irán constituye una amenaza para Israel y citan como prueba de ello las declaraciones del presidente Mahmud Ahmadineyad al respecto. Ahmadineyad negó necia e insensatamente la realidad del holocausto y criticó ásperamente la política israelí con respecto a los palestinos. Peor aún, calificó el sionismo de asunto acabado y pronosticó que Israel declinaría y caería. No obstante, erró al afirmar que Israel sería “borrado del mapa”. Por más que él así lo quisiera, su país no puede lograr que suceda: Israel posee las fuerzas armadas más poderosas de Asia occidental, la segunda fuerza aérea en importancia del planeta y unas reservas estimadas de cómo mínimo 400 armas nucleares, en tanto que Irán posee un gran ejército pero inoperativo, una exigua fuerza aérea y carece de armamento nuclear.


Israel, además, actúa en estrecha cooperación con Estados Unidos, mientras que Irán carece de aliados sólidos y eficaces. Es un Estado que no representa una amenaza para nadie.

George W. Bush acusó a Irán de apadrinar el terrorismo. No obstante, Irán ayudó a Estados Unidos a derribar el régimen talibán en Afganistán y se ha mostrado congruentemente contrario a Al Qaeda. Es verdad que ha proporcionado dinero y armas a Hezbollah y ha sido blanco a su vez de ataques terroristas, de los que acusa a Estados Unidos.

Por último, y aunque el régimen fundamentalista iraní es un régimen opresor, en ello no se distingue de otros que la Administración Bush apoya calurosamente. Y, a diferencia de Arabia Saudí, Egipto y Uzbekistán, su Gobierno constituye el producto - según el baremo de la región- de unas elecciones razonablemente libres. De hecho, la mayoría de los observadores cree que si se celebraran nuevas elecciones en este momento, volvería a ser elegido de manera abrumadora. Por tanto, aunque el presidente Bush tiene razón al decir que su Gobierno niega el derecho de su pueblo a vivir como los estadounidenses estiman que debería poder vivir, lo ha hecho con el consentimiento de sus gobernados.

¿Por qué, por tanto, pronostico un ataque estadounidense contra Irán? La respuesta se compone de los mismos ingredientes que acabo de describir: la creencia de Bush de haber recibido una misión divina que debe cumplir antes de que finalice su mandato presidencial - y acaso antes de las próximas elecciones al Congreso- le enardece ante la eventualidad de que pudiera verse en apuros su margen de maniobra; su impresión de que sus propios servicios de inteligencia puedan estar informándole erróneamente, en el sentido de que Irán en realidad esté a punto de hacerse con el arma atómica, azuzando el terrorismo en Oriente Medio, y signifique una amenaza contra la existencia de Israel; y, por último, su convencimiento de que posee la autoridad necesaria para actuar, otorgada por la ciudadanía estadounidense en dos convocatorias electorales y comprobada con ocasión de la aprobación del Congreso de su guerra contra Afganistán.

En mi próximo artículo abordaré sus iniciativas para poner en práctica su política.

Hacia la guerra contra Irán/William R. Polk

LA VANGUARDIA, 23/10/06):

En mi primer artículo publicado el pasado lunes, expuse las razones por las que creo probable un ataque estadounidense contra Irán. En este segundo artículo me referiré a los preparativos al efecto.


La primera medida estriba en la necesaria preparación de la opinión pública, medida en parte adoptada al proclamar la estrategia de defensa nacional que declaró que “Estados Unidos es un país en guerra” y advirtió de que “bajo la dirección del presidente, derrotaremos a nuestro adversario cuando, donde y como elijamos hacerlo…”.

La segunda medida consiste en mostrar que los métodos alternativos para afrontar las amenazas proferidas contra Estados Unidos no han funcionado. A este propósito, Estados Unidos se ha dirigido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y a sus países miembros en particular, al objeto de indagar su grado de disposición a la adopción de alguna iniciativa; la respuesta ha sido tibia.
Los europeos han hablado de sanciones, pero cualquier iniciativa en este sentido topará con la actitud de China y Rusia, frontalmente opuestos a cualquier pérdida o merma de su acceso al petróleo, como ya sucedió en los casos de Turquía y Jordania en el decenio de los años noventa. En cualquier caso, resulta dudoso siquiera que sanciones de carácter draconiano disuadieran al Gobierno iraní de la adopción de determinadas iniciativas si así lo juzgara menester para su supervivencia. En consecuencia, los consejeros neoconservadores propugnan el ataque militar.

Recientemente, los líderes mundiales se han pronunciado de modo terminante contra la idea de un ataque militar: la canciller alemana, Angela Merkel, declaró el pasado 6 de septiembre en el Bundestag que “la opción militar no es una opción”. Durante su discurso, el ministro de Asuntos Exteriores chino señaló a su vez que “China propugna que esta cuestión se resuelva a través de la negociación y el diálogo y de forma pacífica. Nuestra posición sigue sin variar al respecto”. El ministro de Asuntos Exteriores francés dijo el pasado 5 de septiembre que Francia no respalda una acción militar. Según las noticias periodísticas, el Gobierno británico ha comunicado a la Administración Bush que no tomará parte en ninguna acción armada contra Irán. Seguramente el único defensor de la acción militar es Israel.

La acción militar se ha venido planeando desde las guerras de Afganistán e Iraq y podría adoptar una de las siguientes tres modalidades o una combinación de varias de ellas: un ataque estadounidense de carácter exclusivamente aéreo, una invasión terrestre a la manera de los ataques de 1991 y el 2003 contra Iraq o un estímulo a un ataque israelí.

La acción preventiva en el marco de los principios de la doctrina sobre seguridad nacional contempla, sobre todo, la opción de un bombardeo aéreo. Se trata de una posibilidad seductora, porque Estados Unidos no dispone de suficientes tropas de combate para llevar a cabo una invasión terrestre. Además, según parece, los generales de la Fuerza Aérea estadounidense son de la opinión de que incluso por sí solo un ataque aéreo podría borrar del mapa (destruir) la totalidad de las instalaciones nucleares iraníes sospechosas y arrasar de tal modo Irán que podría acarrear la caída del régimen.

¿Qué comportaría un ataque aéreo de tal naturaleza? Lo que conllevó en Iraq proporciona al menos una pista inicial: en el curso de unas 37.000 salidas, la Fuerza Aérea estadounidense lanzó 13.000 municiones de racimo que esparcieron un total de dos millones de bombas y disparó 23,000 misiles. La Marina de guerra lanzó 750 misiles de crucero que arrojaron un total de 680 toneladas de explosivo. En la actualidad, se dispone de armamento más potente. El general de la Fuerza Aérea Thomas McInerney facilitó al semanario Weekly Standard,de orientación neoconservadora, el pasado mes de abril un inventario de armas mejoradas.

Incluyen bombas antibúnker mucho más potentes y de mayor precisión. McInerney señaló que un bombardero B-2 puede lanzar 40 toneladas de explosivos dirigidos de manera independiente a distintos objetivos. Realmente, este tipo de bombardeo aéreo podría eclipsar la política de “aterrar y sobrecoger” del 2003 y sería mucho más destructivo que la campaña militar de 1991 o las asoladoras operaciones aéreas contra Vietnam. Sin embargo, ¿daría resultado?

Se ha señalado que el bombardeo israelí de Líbano puede considerarse como la realización de una prueba. Seymour Hersh ha dado cuenta en The New Yorker de conversaciones mantenidas con mandos militares estadounidenses en activo y en la reserva y con expertos en servicios de inteligencia, quienes le comentaron que se había considerado como “el preludio de un eventual ataque preventivo estadounidense para destruir las instalaciones nucleares de Irán”.


Las operaciones causaron daños terribles y mataron a mucha gente, pero no lograron alcanzar su misión. Como afirmó el vicesecretario de Estado estadounidense, Richard Armitage, “si la principal fuerza militar de la región - las fuerzas armadas israelíes- no pueden aquietar un panorama como el de Líbano, con una población de cuatro millones, con mayor razón habría que sopesar detenidamente la idea de aplicar un esquema similar en el caso de Irán, de honda dimensión estratégica y poseedor de una población de 70 millones de habitantes… Lo único que los bombardeos han conseguido hasta ahora es cohesionar a la población libanesa frente a los israelíes”.

Los planes de la Fuerza Aérea han topado en efecto con la oposición de los generales veteranos del Ejército de Tierra y la Marina. En escasísimas intervenciones en público, aunque con frecuencia en privado, han llegado a afirmar que se trata de planes viciados de origen y que incluso en el caso de una operación bélica que comenzara con un ataque aéreo sería inevitable el recurso a la fuerza terrestre.

Ahora bien, pese a los temores y recelos de los militares profesionales, el experto en seguridad nacional y cuestiones nucleares Joseph Cincirione manifestó en el número de marzo de la revista Foreign Policy que durante sus conversaciones mantenidas con altos funcionarios del Pentágono y la Casa Blanca le habían persuadido de que la decisión en favor de la guerra ya se había adoptado.

Por su parte, el diario The Washington Post ha informado de que al menos desde el mes de marzo de este año nutridos equipos del Pentágono y distintos servicios de inteligencia han estado trabajando en el diseño de planes de invasión de Irán; además, la sección de Irán del Departamento de Estado se ha reforzado, de modo que se ha constituido en grupo de trabajo específico que informa directamente a Elizabeth Cheney, hija del vicepresidente estadounidense y vicesecretaria de Estado para Oriente Próximo. El Pentágono ha hecho lo propio, creando un grupo de trabajo a las órdenes del neoconservador Abram Shulsky. Asimismo, se ha enviado una avanzadilla a Dubai con el cometido de coordinar los planes al efecto. El pasado día 2 de octubre salió con destino al golfo Pérsico una potente flota de apoyo al portaaviones USSD wight D. Eisenhower, cuya llegada está prevista para una semana antes de las elecciones al Congreso, en noviembre, y que deberá reunirse con la flota homóloga del portaaviones Enterprise. Entre tanto, la Fuerza Aérea de Estados Unidos se prepara oportunamente en bases al efecto en torno a Irán y lugares más distantes. Tales fuerzas podrían llevar a cabo ataques capaces de empequeñecer las operaciones aéreas contra Iraq.


Los líderes de Irán - así se me ha dicho de fuente solvente y de confianza- están convencidos de que todo esto no es más que un farol. En mi próximo artículo analizaré lo que sucederá si están equivocados.

*Miembro del Consejo de Planificación Política del Departamento de Estado en la presidencia de John F. Kennedy.

Traducción: José María Puig de la Bellacasa

Traducción de

¿Vamos a extrañar a Fox?

¡No hay que culpar al mensajero!
Dos comentarios sobre presiones periodísticas: Ricardo Aleman y Jorge Meléndez.

Itinerario Político/Ricardo Alemán
Tomado de El Universal, 23 de octubre de 2006

¿Es la purga?
Quedó al descubierto, como pocas veces, lo delgado y frágil de la frontera que separa la relación de los periodistas y el poder
En su entrega del viernes 6 de octubre en Excélsior, el columnista Jorge Fernández Menéndez reveló una versión que en los previos al 2 de julio era un "secreto a voces" en el gremio periodístico; que cercanos colaboradores del candidato Andrés Manuel López Obrador habían elaborado un listado de críticos indeseables que debían ser despedidos de sus respectivos medios para el 1 de diciembre. El argumento era que Obrador ganaría la elección y sería el nuevo presidente.

La versión de la "purga" era moneda corriente en el gremio periodístico y sobre todo entre los sectores de opinión crítica. Sin embargo, verídica o no, la especie logró su objetivo. Impactó en no pocos críticos del "caudillo", quienes acusaron una notoria mudanza de criterios y se sumaron a lo que, en efecto, parecía una tendencia irreversible: el triunfo de López Obrador el 2 de julio.
A la distancia el asunto parecería de risa, si no fuera porque probó su veracidad cuando en sus arranques de intolerancia el ex candidato López Obrador lanzó a las fieras la carnada de un puñado de periodistas que lo criticaban luego del 2 de julio y a los que meses antes el propio López Obrador había elogiado. Quedó al descubierto, como pocas veces, lo delgado y frágil de la frontera que separa la relación de los periodistas y el poder. Pero sobre todo que frente a la posibilidad real del poder, un sector de la llamada izquierda institucional heredó del viejo PRI la intolerancia a la crítica y la proclividad a callar las voces críticas. Pero como si se tratara de un fenómeno pendular, una vez confirmado y legalizado que Felipe Calderón es el presidente electo, viene de regreso la versión de las "purgas" periodísticas que ahora alcanzarían, en su versión contraria, a quienes fueron críticos de Calderón. Y verídica o no, hasta ahora la especie pareciera cobrar carta de naturalización en por lo menos tres casos periodísticos poco claros. En dos de ellos el desenlace se ha producido -los de Víctor Trujillo y Federico Arreola-, y el tercero -el de José Gutiérrez Vivó- estaría por ocurrir.
En este caso, en el gremio de los radiodifusores se asegura que de un momento a otro se dará por terminada la relación contractual entre Monitor, de Gutiérrez Vivó, y MVS de la familia Vargas. En el terreno institucional los concesionarios de MVS argumentan que la alianza con Gutiérrez Vivó no resultó un buen negocio y que las frecuencias por las que se transmite Monitor serán dedicadas a lo rentable, la música. Esa, se debe insistir, es la versión de MVS. También es cierto que la empresa de Gutiérrez Vivó -que incluye al Diario Monitor- enfrenta una severa crisis económica.

Lo anterior se debe contrastar con la otra versión: que por razones políticas MVS terminaría su contrato con Gutiérrez Vivó. ¿Qué quiere decir "razones políticas"? Que por decisión propia o, por petición de por medio, la familia Vargas le cierra las puertas a Monitor. ¿Por qué? Porque Gutiérrez Vivó se la habría jugado con López Obrador, porque fue un crítico de Felipe Calderón y del gobierno foxista. ¿Es o no cierta la versión?
Resulta que en su batalla jurídica contra Radio Centro, de la familia Aguirre, Gutiérrez Vivó fue víctima de una alianza de poder entre las familias Fox y Aguirre, que a la postre favoreció a Radio Centro y operó en contra del creador del concepto Monitor, en cuyos informativos se desplegó una fuerte crítica al foxismo, al tiempo que se estableció una alianza informativa con el ex jefe de Gobierno y un posterior acercamiento con el candidato López Obrador. En esa lógica Gutiérrez Vivó estaría pagando las facturas de esa decisión editorial.
El segundo caso nada claro es el de Víctor Trujillo, comediante que incursionó con un notable impacto en el terreno de la información. El payaso Brozo se consolidó como un activo de la barra noticiosa de Televisa, hasta su retiro por razones personales. Luego regresó con el informativo El cristal con que se mira, para salir del aire de manera repentina. Y si bien fue despedido por Emilio Azcárraga, con la promesa de volver, lo cierto es que en Televisa la versión más socorrida es que salió por razones políticas. Habría sido incómodo para el nuevo gobierno.
En donde hay más información es en el despido de Federico Arreola, de Milenio. Arreola se había convertido en abierto promotor de AMLO y en uno de sus más cercanos. En la guerra que desató López Obrador contra Milenio, contra Carlos Marín, su director, y contra Ciro Gómez Leyva, el señor Arreola siempre tomó partido hacia el ex candidato. Entró en un conflicto de lealtades que, con inteligencia, habría evitado si desde que formó parte de los "hombres de López Obrador" hubiese dejado el diario. En realidad la columna por la que fue despedido sólo fue un mal pretexto.

Como haya sido, en los casos de Trujillo y Arreola, y cualquiera que sea la razón del desenlace en el de Gutiérrez Vivó, es inaceptable que la izquierda o la derecha recurran a purgas periodísticas intolerables en democracia y, sobre todo, que desde el poder se atente contra la libertad de expresión, sea de la tendencia que se trate.
Columna BOTICA /Jorge Meléndez Preciado

Publicado en El Financiero, 23 de octubre de 2006

Catástrofe

Escándalo

Gran conmoción trajo la salida de Federico Arreola del periódico Milenio. Más luego de hacer patente que varios diarios de ese consorcio hicieron una sola cabeza: “El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco”. Eso demostró Arreola en su última colaboración en el cotidiano que fundó y estuvo como articulista durante años. En su despedida, la cual dijo al aire en XEW con Carmen Aristegui y luego publicó en La Jornada, acusaba de que hay una campaña contra Andrés Manuel a la cual se sumaron los periódicos de Francisco González. Además, comentaba que hay una relación muy estrecha entre Televisa y la compañía del regiomontano, que llegaron a un acuerdo para hacer del norte una plaza importante para sus emisiones en la pantalla chica. Arreola incluso rompió lanzas contra Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva. Éste incluso tuvo que responder a su ex amigo Federico. Una muestra más que la recomposición en los medios es algo que se está dando para tratar de fortalecer a Felipe Calderón y evitar hablar de López Obrador, o cuando sea necesario, criticara éste. Mal panorama se avizora en muchos frentes ante una embestida del grupo en el poder.