18 oct 2009

Golpe facista?

Golpe fascista
RODRIGO VERA,
Revisa Proceso # 1720, a 18 de octubre de 2009;
Exsalinista y ahora crítico de las políticas neoliberales que caracterizaron a sexenios como el de Carlos Salinas de Gortari, opositor a los afanes por privatizar las industrias petrolera y eléctrica, el exsenador Manuel Bartlett Díaz sentencia: El “golpe fascista” asestado por Felipe Calderón al Sindicato Mexicano de Electricistas busca abrirle paso a empresas trasnacionales. De hecho, apunta, esas firmas generan ya más del 40% de la energía eléctrica que se produce en el país.
El objetivo del presidente Felipe Calderón al dar su “golpe de Estado” contra Luz y Fuerza del Centro no fue aniquilar a esta empresa paraestatal, sino más bien a su sindicato, el Mexicano de Electricistas (SME), pues se trata de un poderoso gremio, “combativo y nacionalista”, que lleva años oponiéndose a los intentos gubernamentales de privatizar el sector energético del país.
Con la eliminación de ese sindicato –uno de sus principales obstáculos–, Calderón planea acelerar el otorgamiento de permisos a compañías trasnacionales, que inconstitucionalmente ya están generando más de 40% de la energía eléctrica que se produce en México.
El exsenador Manuel Bartlett Díaz, contumaz opositor a la privatización energética, llega a la anterior conclusión y agrega categórico:
“Son puras falacias eso de que se suprimió a Luz y Fuerza del Centro por su falta de eficiencia y competitividad. ¡Mentira! El objetivo de Calderón fue realmente acabar con el sindicato de la empresa.”
–¿Qué razones tenía?
–El SME era el único sindicato que se oponía a la política de privatizaciones. Era el núcleo más fuerte y vital que defendía los intereses nacionales en materia energética. Así de sencillo.
Bartlett se acoda en la mesa rectangular de su despacho, de la colonia Roma, y prosigue:
“¿Sabe cuál es la única diferencia entre Luz y Fuerza y la Comisión Federal de Electricidad, las dos empresas estatales encargadas de suministrar energía eléctrica? Pues la única diferencia la hacen sus sindicatos. ¡Nada más! El sindicato de la primera empresa ha sido combativo históricamente. Era el único que tomaba sus decisiones democráticamente, mediante largos debates en asambleas. Sus miembros eran verdaderamente agremiados.
“En cambio, el de la segunda, el SUTERM (Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana) se convirtió en un manso gremio que sigue los dictados de los privatizadores; desde Salinas de Gortari hasta Calderón. Y esto yo se lo llegué a decir públicamente a su líder Rodríguez Alcaine: ‘Entregaste la materia de trabajo a las empresas extranjeras’.”
Como senador, de 2000 a 2006, Bartlett Díaz encabezó a los legisladores opuestos a la privatización de la industria petrolera y eléctrica que entonces impulsaban el presidente Vicente Fox y su secretario de Energía, Felipe Calderón. Sobre esas experiencias, Bartlett escribió dos libros: Reforma energética, un modelo privatizador y El petróleo y Pemex. Despojo a la nación.
Relata Bartlett que, en esa lucha, siempre tuvo al SME como aliado permanente:
“De pronto, hay que reconocerlo, a los legisladores nos apoyaban algunos otros sindicatos, pero el que permanentemente nos respaldó fue el de los electricistas. Su presencia y su lucha política siempre estuvieron contra las políticas entreguistas del gobierno.
“Ahora, justamente a ese sindicato es al que Calderón le asestó un golpe brutal, inhumano y fascista, mandando a la calle a sus miles de trabajadores. Todas las demás argumentaciones son puras falacias. El Ejecutivo dio un paso gravísimo para fortalecer su poder autoritario, montado en la fuerza y el engaño.”
Bartlett hace una pausa. Reflexiona. Luego asegura enfático:
“Calderón es un presidente golpista. En realidad, lo que acaba de perpetrar es un verdadero golpe de Estado”.
El político poblano se incorpora de su asiento. Va a una oficina contigua para traer el Diccionario de política de Norberto Bobbio. Consulta la definición del término. Y comenta:
“Sí, aquí se señala que un golpe de Estado es un acto llevado a cabo por el soberano, o por el titular de un sector clave de la burocracia, para reforzar su propio poder. Por lo general, se ejecuta sorpresivamente para evitar las reacciones contrarias de quienes sufren el golpe. Y se utiliza parte del aparato de Estado para ejecutarlo.”
Compara: “Calderón también actuó sorpresivamente y en la noche, valiéndose de la fuerza. A este golpe de Estado lo están apoyando la fuerza militar y policiaca, así como las televisoras y las empresas extranjeras. Todos ellos están creando una atmósfera hostil contra el sindicato, un linchamiento permanente, y sólo por ser un estorbo para los propósitos privatizadores de la energía eléctrica”.
–Habla de que tiene tintes fascistas…
–Sí. El fascismo es la antidemocracia de la extrema derecha. ¡Mussolini! ¡Pinochet! El de Calderón es también un gobierno golpista de derecha que actúa en la oscuridad, liquida a miles de trabajadores y amedrenta con el Ejército. ¡Vaya! Hasta su secretario de Gobernación, que es un pendenciero, lanza amenazas contra los mexicanos que desaprobamos sus arbitrariedades. Estamos avanzando peligrosamente hacia un Estado policiaco y militar. El Ejército ya controla casi todas las direcciones estatales de la policía. En tanto, se reducen las garantías individuales de la población.
Lamenta Bartlett que el golpe de Calderón lo respalde un sector del PRI encabezado por Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes y Francisco Labastida. Y abunda:
“Este golpe de autoritarismo brutal está inspirado en el que asestó Carlos Salinas contra el sindicato petrolero. Tiene todo el toque y la filosofía salinista. Por algo, Salinas es el gran capo de los grupos que hoy controlan al PRI. Calderón llegó a un acuerdo con ellos antes de dar ese paso.”
Bartlett menciona luego el decreto, fechado el 11 de octubre, mediante el que Calderón extingue a Luz y Fuerza del Centro:
“Ese decreto es totalmente inconstitucional, ilegal y falaz. El presidente debió consultar al Congreso antes de desaparecer a la empresa con todo y sus trabajadores, ya que la empresa se creó a través de un mandato legal, de un acto legislativo”, dice.
–El decreto argumenta que se desaparece a la empresa por ineficiente, por onerosa, por sus pasivos laborales…
–Todo eso es pura manipulación con sesgos derechistas. La misma manipulación utilizada para la reforma petrolera. Además, se utilizan las fallas administrativas –que son culpa de la Secretaría de Energía y del gobierno– para achacárselas al sindicato.
“Se dice que había grandes pérdidas económicas y que se daba muy mal servicio, pues eso le correspondía resolverlo al gobierno. Se dice que las tarifas eléctricas eran muy altas. El problema debió resolverlo la Secretaría de Hacienda, que es la que fija las tarifas, no el sindicato.
“Además, no olvidemos que la mayor parte de la energía eléctrica, 80%, no es para uso habitacional, sino que la gastan los grandes consumidores. Y es aquí donde hay un gran robo de energía que es tolerado por el gobierno y provoca grandes pérdidas económicas. Hay hoteles enteros que no pagan energía.
“¡Caray! El mismo Felipe Calderón fue secretario de Energía. Por qué no resolvió esas anomalías de las que hoy se queja, por qué no obligó a pagar a los grandes consumidores. Él también es responsable. Llevémoslo, pues, a juicio… Su decreto es puro engaño a la población… que no nos venga con cuentos.”
–¿Y respecto a las prebendas que se le imputan al SME?
–Se le achacan muchos privilegios, es cierto. Pero a fin de cuentas fueron prerrogativas ganadas a través de contratos colectivos. Aquí tendría que haberse negociado con el sindicato para quitarle prestaciones. Ahora, tengo entendido que gozaba de beneficios muy similares a los del SUTERM, el otro sindicato de electricistas.
“Y si se trata de acabar con privilegios, por qué entonces no se liquidó al sindicato de maestros, o al de petroleros. El secretario de Gobernación ya declaró que contra estos dos sindicatos no se tomará ninguna medida. ¿De qué se trata entonces? No cabe duda: obedeciendo a los intereses trasnacionales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que exigen se privatice el sector energético, Calderón liquidó a ese sindicato incómodo que salía a las calles, protestaba y lanzaba consignas a favor de nuestra soberanía.”
Bartlett –quien también fue gobernador de Puebla y secretario de Gobernación– sostiene que la energía es un “sector estratégico” para impulsar el desarrollo, la independencia y la autonomía del Estado mexicano. Y afirma que “quien controla la energía controla al país”. Por desgracia, asegura, desde hace tiempo se viene privatizando la energía eléctrica.
Detalla:
“Si uno extendiera un mapa del país donde se señalen los lugares en que operan las empresas extranjeras que generan energía eléctrica, comprobaríamos con sorpresa que están metidas por todas partes. Actualmente ya están generando más de 40% de la energía. Incluso se la venden a la CFE y hasta se encarga de distribuirla. El hecho es una violación flagrante a nuestra Constitución política. Pero el gobierno lo permite.”
Entre las principales empresas extranjeras que operan en el país destacan las españolas Iberdrola y Unión Fenosa; las estadunidenses Enron, Intergen y GE-Bechtel; las japonesas Mitsubishi y Nichimen-AES; la francesa EDF, y la canadiense Trans Alta.
Las trasnacionales tienen distribuidas en el territorio nacional sus plantas generadoras. Algunas empresas consiguieron contratos para venderle energía a la CFE, como es el caso de Iberdrola, que pactó un convenio para hacerlo hasta el año 2031. Estas prácticas violan el artículo 27 constitucional, que reserva al Estado la exclusividad del sector eléctrico.
Documentación del SME dada a conocer en el diario La Jornada el pasado martes 13 revela cómo se ha ido incrementando la participación privada en el sector: a principios de los noventa las trasnacionales controlaban 22% de la generación de energía en el país. Al concluir el sexenio de Calderón, se pretende que “controlen 58% de la capacidad instalada de generación en México, convirtiendo la privatización eléctrica en un hecho consumado”.
La misma CFE –en su Programa de Obras de Inversiones del Sector Eléctrico 2009-2018– reconoce su enorme dependencia (casi 60%) de la inversión privada extranjera y nacional, bajo diferentes esquemas financieros, como “productor independiente”, “cogeneración” o “autoabastecimiento”.
En los próximos 10 años, la empresa requerirá de una inversión cercana a los 636 mil 244 millones de pesos, de los cuales más de 50% –367 mil 749 millones– tendrán que provenir del sector privado extranjero y mexicano.
Las cifras oficiales señalan que la CFE atiende a “casi 80 millones de habitantes, e incorpora anualmente a más de 1 millón de clientes nuevos”. El 22.7% de sus ventas estaban destinadas a la hoy extinta Luz y Fuerza del Centro.
También revelan la enorme diferencia en el suministro que se le da al sector doméstico y al industrial:
“Si bien el sector doméstico agrupa 88.15% de los clientes, sus ventas representan 27.18% del total de ventas al público. Una situación inversa ocurre en el sector industrial, donde menos de 1% de los clientes representan más de la mitad de las ventas.”
El martes 13, la Secretaría de Energía anunció que los servicios de Luz y Fuerza del Centro ahora serán cubiertos por la CFE, con el fin de tener “los mismos estándares de calidad en toda la República Mexicana”.
De esta manera, la CFE, ya de por sí dependiente del capital privado, ahora tendrá que expandirse a las entidades que cubría la empresa suprimida: Distrito Federal, Estado de México, Morelos, Hidalgo y Puebla. Sin embargo, Alfredo Elías Ayub, director de la paraestatal, declaró entusiasmado: “Sí podemos con la chamba”.
Para Bartlett, nadie mejor que Elías Ayub para proseguir con la privatización:
“Durante los seis años que estuve en el Senado, los legisladores le argumentábamos a Elías Ayub, una y otra vez, lo inconveniente de privatizar la electricidad, puesto que un servicio público se convierte en un negocio cuyo objetivo es la ganancia. Nunca nos hizo caso. Siguió y siguió privatizando. Él es un instrumento servil de las trasnacionales.”
Comenta que el proceso privatizador lo inició Salinas de Gortari a raíz de la firma del Tratado de Libre Comercio, cuando se “deformó y prostituyó el concepto de servicio público”. Se creó la Comisión Reguladora de Energía y se empezaron a otorgar permisos a empresas extranjeras. Zedillo continúo en la misma línea.
¿Y qué pasó durante el foxismo?
–La privatización se aceleró durante la administración de Vicente Fox, quien incluso reformó el reglamento de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, con el fin de ampliar las figuras privatizadoras inconstitucionales. Ante esto, pusimos una controversia constitucional ante la Suprema Corte, que declaró inconstitucional esa reforma foxista apoyada por Felipe Calderón, su secretario de Energía.
Añade que, en sus afanes privatizadores, Fox y Calderón continuaron en litigio contra los legisladores, en el que también intervino la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Pero no se llegó a gran cosa y el caso quedó inconcluso.
Bartlett recalca por último:
“En nuestras batallas en el Congreso por la soberanía energética, el sindicato de electricistas jamás nos dio la espalda. Hoy fue víctima de un golpe de Estado. ¿A quién aplastará mañana Calderón?... ¿Quién sigue?... ¿Con quiénes usará la
fuerza militar?... Todos corremos el riesgo de sufrir la misma represión autoritaria y fascistoide.”

La política de la fuerza

La política de la fuerza
RICARDO RAVELO,
Revisa Proceso # 1720, a 18 de octubre de 2009;
El golpe contra los trabajadores electricistas confirma que la militarización de la policía y el poder conferido a las fuerzas de seguridad pública no tienen sólo el propósito de debilitar al crimen organizado o garantizar la convivencia pacífica de los mexicanos. Es patente que, acusado de ilegitimidad, el presidente Calderón ha decidido fortalecer y usar a las fuerzas armadas –civiles o militares– también para reprimir las protestas y conflictos sociales y laborales...
La Policía Federal (PF) y su jefe supremo, el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, ya mostraron los verdaderos fines del proyecto policiaco “faccioso” de Felipe Calderón ante la inminente manifestación del “Estado fallido”: disuadir, disolver y reprimir las protestas y conflictos sociales detonados por las propias incapacidades de la presente administración.
En entrevista con Proceso luego de que la Policía Federal sacó por la fuerza de sus centros de trabajo a los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas –con motivo de que, minutos más tarde, el jefe del Ejecutivo declararía extinguida a la paraestatal Luz y Fuerza del Centro–, el investigador Erubiel Tirado formula dicho diagnóstico y explica que “el presidente Felipe Calderón precipita al país en una crisis de ingobernabilidad y, por lo tanto, requiere echar mano cada vez con mayor frecuencia de la fuerza del Ejército y de las policías”.
Experto en seguridad nacional que actualmente coordina un diplomado sobre el tema en la Universidad Iberoamericana, Erubiel Tirado sustenta inclusive su diagnóstico en síntomas que aparecieron desde principios de sexenio:
“El pacto político-militar y una estrategia de fortalecimiento del aparato policiaco, iniciada con el eje PGR-SSP, fueron puntales no sólo de una legitimación desde el poder –con un componente de fuerza una vez asegurado el monopolio estatal de la violencia–, sino que tuvieron como coartada el problema de la inseguridad que el propio Vicente Fox no supo resolver y que empañó el escenario nacional.”
En un principio –redondea el especialista que obtuvo su maestría en derecho en la London School of Economics–, “la alerta era la inconformidad política. Ahora, con la crisis económica y ciertos esquemas de beneficios facciosos para algunos grupos de poder, el enfoque del manejo de la seguridad del gobierno tiende a ser represivo en contra de la inconformidad social y política, pese a que la oposición al régimen muestre debilidad estructural y visos de ser corrupta y acomodaticia”.
En este escenario de descomposición, prosigue el investigador, donde la ingobernabilidad se acrecienta cada día, un personaje como Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, emerge como “una figura peligrosa a la que el propio presidente de la República alimenta con mayor poder y dinero”.
Con una fuerza policiaca de 40 mil hombres –similar a la que emplea el Ejército Mexicano en su lucha contra la delincuencia organizada desde diciembre de 2006–, afirma el académico, el gobierno de Felipe Calderón consolida “un proyecto faccioso de gobierno”.
Y es que, señala, “el actual régimen atraviesa por la fase de la incapacidad y se encamina aceleradamente hacia lo que se conoce como el Estado fallido”.
–¿Esto quiere decir que el país ya enfrenta una crisis de ingobernabilidad y que el sostén del régimen será el uso de la fuerza policiaca y militar? –se le pregunta.
–Se trata de una tendencia particular de gobernabilidad calderonista que empezó con la justificación y coartada de enfrentar la crisis de inseguridad del país. El apego a la legalidad y al uso de la fuerza en términos de seguridad ciudadana son aspectos que le tienen sin cuidado al régimen.
“Hay que recordar que durante casi tres años la policía federal estuvo operando de manera inconstitucional y al margen de la ley. Sus actuaciones estuvieron viciadas por la inexistencia legal. Hay que destacar aquí la complicidad del Congreso y del Poder Judicial, que no hicieron gran cosa para que esto no ocurriera.
“En ese sentido, el gobierno de Calderón tomó nota de que el miedo generado por la inseguridad creciente y la violencia proveniente del crimen organizado favorecían la adopción de medidas ilegales y autoritarias a cambio de una supuesta solución del problema.”
En efecto, después de que el gobierno de Vicente Fox utilizó a las fuerzas de la Policía Federal Preventiva para aplastar las inconformidades sociales surgidas en San Salvador Atenco y en Oaxaca con la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (Appo), el de Felipe Calderón, yendo más allá de los conflictos sociales, decidió utilizar el 10 de octubre a centenares de agentes de la Policía Federal contra trabajadores del Distrito Federal y de otras entidades del país.
Sólo tres horas después de que, fuera de la ley, intervino ese cuerpo disuasivo y represivo del gobierno calderonista, todos los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas habían sido expulsados de sus centros laborales, y las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro se habían convertido en verdaderas fortalezas policiacas.
Para tal fin, el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna –“el policía del sexenio”, como lo llama Erubiel Tirado– dispuso de una parte de los instrumentos policiacos con que cuenta: la Unidad para el Restablecimiento del Orden Público (UROP), uno de los grupos de élite entrenados en tareas de disuasión social y que fue preparado tras la fusión de la AFI y de la PFP que dio origen a la Policía Federal.
El día del “operativo” en Luz y Fuerza del Centro, la UROP no improvisó ninguna acción, lo que a juicio de Erubiel Tirado significa que con varias semanas de anticipación se maquinó el plan que, para los fines gubernamentales calderonistas, constituyó también “el mejor ensayo del uso paramilitar de una supuesta policía federal”.
Fuentes consultadas por Proceso dentro y fuera de la SSP confirmaron que, efectivamente, el golpe del sábado 10 tuvo varias semanas de preparación y que hubo infiltración de agentes entre los trabajadores, práctica que, por cierto, está prevista en el decreto mediante el cual se expidió, el pasado 1 de junio, la Ley de la Policía Federal.
Como parte de la planeación del operativo –de acuerdo con las mismas fuentes–, la SSP realizó un estudio sobre el funcionamiento de la empresa a fin de evitar que durante y después del operativo “se presentaran apagones en el país”.
El propio Erubiel Tirado refuerza tales versiones al indicar que, de acuerdo con su experiencia como investigador de asuntos relacionados con la seguridad, en la policía nada se improvisa, y menos aún cuando se trata de consumar un operativo como el que se orquestó para liquidar a Luz y Fuerza del Centro.
Subraya: “Todas las acciones de represión se planean, y se tienen lecturas de las posibles reacciones, así como de la forma en que pueden controlarlas. Y el caso de Luz y Fuerza del Centro y su sindicato no es una excepción”.
–¿Fue entonces un plan preconcebido? –se le insiste.
–No hay duda. Seguramente lo que dejaron para el final fue el momento justo para tomar a los trabajadores por sorpresa, tal como ocurrió.
La meticulosa planeación del operativo quedó de manifiesto, igualmente, en el hecho de que mientras unos mil 500 agentes federales –traídos de distintas plazas del país– tomaban el control de la empresa en el DF, Rafael Avilés, coordinador de las Fuerzas Federales de Apoyo de la SSP, sobrevolaba el área dirigiendo a los policías que se apoderaban del Centro de Operación y Control (COC), donde se ubica el sistema central de la distribución de energía eléctrica para todo el Valle de México.
Simultáneamente, en otro helicóptero, el subsecretario de Seguridad Pública, Facundo Rosas, filmaba con detenimiento las acciones emprendidas, y las imágenes captadas las transmitía en tiempo real a la oficina privada de García Luna, quien seguía el desarrollo de la acometida policiaca.
Todo estaba tan bien orquestado que, minutos antes de las 23 horas –en pleno festejo nacional por el triunfo de la Selección Mexicana de futbol que le dio el pase al Mundial de Sudáfrica–, los agentes policiacos, quienes tenían perfectamente estudiado el territorio, saltaron las bardas de las instalaciones por las calles de Tláloc y Marina Nacional, provistos de marros para romper candados y accesos cerrados o para reprimir las posibles acciones de resistencia obrera.
En menos de tres horas, la UROP tenía bajo control las 35 instalaciones de la empresa en el Distrito Federal, en tanto que otros elementos del mismo cuerpo policiaco ocupaban las plantas de Luz y Fuerza del Centro en las entidades de Puebla, Morelos, Hidalgo y el Estado de México, región ésta donde la Policía Federal inclusive recibió el apoyo de agentes estatales.
En el Distrito Federal la policía capitalina se mantuvo al margen de este asalto.
El aparato represor
Desde el arranque del sexenio, en diciembre de 2006, el gobierno de Felipe Calderón comenzó a preparar el proyecto de crear una fuerza policiaca sin precedente con el argumento de que se debía contener la violencia del crimen organizado y rescatar los espacios de convivencia social.
“El país no puede ser rehén del narcotráfico”, dijo al cumplir 13 días como presidente de la República. Entonces, en un acto celebrado en el Campo Militar Número 37, ubicado en Huehuetoca, Estado de México, atestiguó lo que llamó “el préstamo” de 10 mil militares que pasaron a formar parte de la PFP.
En ese momento, la PFP tenía 15 mil elementos, de manera que, con la transferencia de militares y de 2 mil 500 integrantes de la Marina, consolidó una fuerza de 25 mil hombres.
Además, desde el inicio de su sexenio el presidente Calderón solicitó al Congreso incrementar en 58% el presupuesto destinado a las tareas de seguridad y, tres años después –de acuerdo con el investigador Erubiel Tirado–, Felipe Calderón convirtió a Genaro García Luna en “el secretario de Estado más poderoso e influyente”, pues dispone de una fuerza policiaca de poco más de 40 mil efectivos y cuenta con un presupuesto histórico: en el año 2008 la SSP recibió 19 mil 711.6 millones de pesos y este año ejerce 30 mil 955.9 millones, 49.8% más.
Sin embargo, todo esto no es suficiente para García Luna, pues el “policía del sexenio” quiere más poder: en su comparecencia del pasado 24 de septiembre, con motivo de la glosa del informe presidencial, propuso al Congreso unificar las policías municipales en 32 corporaciones estatales que, coordinadas por la SSP, “garanticen la profesionalización de sus elementos y el combate a la criminalidad”.
Actualmente, la Policía Federal tiene amplias facultades y alcances en sus operaciones. De acuerdo con la ley que la rige, expedida el 1 de junio pasado, la nueva estructura policiaca puede incursionar en “las zonas fronterizas y en la tierra firme de los litorales”.
La Policía Federal está facultada para operar “en aduanas, recintos fiscales, secciones aduaneras, garitas, puntos de revisión aduaneros, los centros de supervisión y control migratorio, las carreteras federales, las vías férreas, los aeropuertos, los puertos marítimos autorizados para el tráfico internacional, el espacio aéreo y los medios de transporte que operen en las vías generales de comunicación, así como sus servicios auxiliares”.
Controlará, si es preciso, los parques nacionales, las instalaciones hidráulicas y vasos de las presas, los embalses de los lagos, los cauces de los ríos, los espacios urbanos considerados zonas federales, y los inmuebles, instalaciones y servicios de entidades y dependencias de la Federación que lo requieran.
Para ello la Policía Federal dispone de al menos 10 grupos disciplinarios, como las divisiones de agentes antisecuestros, de despliegue regional y de inteligencia, al igual que de la Unidad para el Restablecimiento del Orden Público y del Grupo de Operaciones Especiales, entre otros. (Este último fue el que actuó el pasado 9 de septiembre, cuando el pastor José Mar Flores Pereira amenazó con hacer estallar un artefacto en un avión Boeing 737 de Aeroméxico.)
Durante el sexenio de Vicente Fox, la Policía Federal Preventiva fue utilizada para reprimir las protestas de campesinos de San Salvador Atenco, Estado de México, que se oponían a la construcción de un aeropuerto en la zona.
Durante el conflicto, que tuvo su momento más crítico en julio de 2002, unos 2 mil agentes federales con equipo antimotines aguardaban la arremetida de la población. Ante el intento policiaco de frenar las protestas, los campesinos de Atenco se atrincheraron. Utilizaron como cerco camiones, tractores y cualquier instrumento que les sirviera de escudo, en tanto que los elementos de la PFP organizaron cinco dispositivos que resultaron intimidatorios ante el fracaso de las negociaciones gubernamentales.
Igualmente, en Oaxaca, la PFP y la AFI (ésta encabezada entonces por Genaro García Luna) arremetieron en contra de los miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, en noviembre de 2006, unos días antes de que Calderón asumiera la Presidencia de la República. El conflicto, que rebasó al gobierno de Ulises Ruiz, derivó en violencia cuando el gobierno federal quiso contener el movimiento social con mayor presencia policiaca.
Y también de manera policiaca y judicial, la administración actual ha enfrentado múltiples secuelas de la represión de aquella inconformidad social.
–¿Por qué a pesar de la fuerza policiaca y militar con la que cuenta, el régimen calderonista no ha podido derrotar al narcotráfico y, en general, al crimen organizado? –se pregunta a Erubiel Tirado.
–Creo que el gobierno de Felipe Calderón no se preparó para enfrentar a la criminalidad, sino para reprimir brotes sociales. Es harto complejo hablar de condiciones propicias para que la inconformidad social adquiera tintes violentos que merezcan ser reprimidos por ser percibidos como amenazas reales a la viabilidad de un gobierno.
“Un Estado como el mexicano y un gobierno como el de Calderón cuentan con atavismos autoritarios y recursos de cooptación y/o mediatización que pueden aletargar o minimizar brotes de violencia; por ejemplo, la aparición súbita de 20 mil millones de pesos para liquidar a Luz y Fuerza del Centro por encima de la ley.”
–¿Cuál es su lectura del excesivo gasto en seguridad?
–El derroche en seguridad tiene un sentido para el gobierno, y lo hallamos en la prioridad de seguir justificando su peculiar guerra contra el narco y el crimen organizado. Lo sintomático –y así hay que destacarlo con respecto al pasado autoritario del PRI– es el menoscabo del gasto social y la constancia del desembolso en seguridad y defensa.
“Esta situación ya puso la gobernabilidad del país en caída libre. Por eso el régimen fortalece su músculo policiaco y militar, pues ahora de lo que se trata no es de atacar al narcotráfico, sino de mantener el poder y reprimir cualquier brote de inconformidad social.”

Del libro "Secuestrados"

Calderón: un retrato
ÁLVARO DELGADO,
Revisa Proceso # 1720, a 18 de octubre de 2009;
En su libro Secuestrados, Julio Scherer García cuenta que, según le confió Carlos Castillo Peraza, renunció al PAN porque Felipe Calderón Hinojosa –a quien él llevó a la dirigencia del partido–, se había revelado como un ser “inescrupuloso, mezquino, desleal a principios y a personas”. Cartas del propio Castillo Peraza dirigidas a Calderón y cuyas copias tiene Proceso, ahondan en el concepto que el político yucateco tenía del actual presidente de la República y se adentran en rasgos de su personalidad que, sin duda, están influyendo en la forma como conduce a su gobierno.
El 25 de febrero de 1998, Carlos Castillo Peraza le reveló al periodista Julio Scherer García, en un viaje que hicieron a España, que había decidido renunciar al Partido Acción Nacional después de los maltratos que recibió de Felipe Calderón, su discípulo y sucesor en la presidencia del PAN.
“¿Cómo, de qué manera vivir sin el impulso de saberse útil en el mundo de tu pasión, la política?”, le decía Castillo Peraza a Scherer García, quien narra episodios clave de la unión y ruptura de ambos políticos en su libro Secuestrados, publicado por Editorial Grijalbo en agosto de 2009.
“A su propia torpeza y a Calderón Hinojosa, ‘inescrupuloso, mezquino, desleal a principios y a personas’, atribuyó Castillo Peraza una de las decisiones drásticas de su vida: la renuncia al PAN”, escribe el periodista en su más reciente obra, y explica:
“Castillo Peraza cuidó el porvenir político de Calderón Hinojosa, y Calderón Hinojosa se desentendió de Castillo Peraza cuando éste más lo necesitaba. Se dio así una radical diferencia entre ambos. Las consecuencias tardarían en sobrevenir, pero finalmente llegaron, dramáticas: estalló una amistad que muchos tenían por definitiva.”
Apenas cinco años antes, esa amistad y esa alianza política parecían a prueba de todo. Con los datos que le confió Castillo Peraza, Scherer lo registra, en unas cuantas líneas, del siguiente modo:
“El 5 de febrero de 1993, Acción Nacional viviría una jornada crucial para el propio partido y también para la República, según se sabría al paso del tiempo. Se trataba de la elección interna para suceder al presidente de la institución, Luis H. Álvarez.
“Después de horas sudorosas, los consejeros del partido privilegiados con el voto habían llegado a una encrucijada. La lucha entre dos de los contendientes, Alfredo Ling Altamirano y Carlos Castillo Peraza, hacía imposible definir al vencedor. El número de adherentes para uno y otro era insuficiente para levantar el brazo del ganador. Se llegaba así al último episodio de la ardorosa batalla: Sendos discursos de los finalistas, o de sus representantes, sellarían una página histórica en los anales del partido.
“Calderón Hinojosa se aproximó a Castillo Peraza y, baja la voz, le propuso hablar en su nombre. Campeón juvenil de oratoria, tenía confianza en sí mismo. Frente al rechazo de Castillo Peraza, insistió una y otra vez.
“–No, Felipe.
“Felipe buscó una explicación y la obtuvo:
“Si Castillo Peraza hablaba por él mismo y salía airoso de la prueba, él sería el ganador, pero también Calderón Hinojosa. Amigos en el entramado de una relación intensa, maestro y discípulo ascenderían juntos a la cumbre panista. Pero si hablaba Calderón Hinojosa en nombre de Castillo Peraza y perdía, perdían los dos el inmenso futuro de sus sueños.”
En esta como en otras ocasiones, Castillo Peraza había tenido razón y, con sus propios métodos y estrategias, alcanzó la victoria en la contienda por la dirigencia partidista llevando de la mano a Felipe Calderón.
Tras una exitosa gestión al frente del PAN, Castillo Peraza le heredó el cargo a Felipe Calderón, quien ya en el poder de su partido fue cobrando paulatina distancia de su amigo y mentor, lo que se hizo patente cuando, en 1997, Castillo Peraza contendió por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
En Secuestrados, Scherer lo relata así:
“El PAN lo dio por perdido y fue retirándole el apoyo. Hubo voces que plantearon su remoción como candidato.”
Y añade: “Vencido, conoció la antesala, calentando una silla y perdiéndose en la lectura de periódicos y de revistas para apartarse de los desaires que lo acosaban. Calderón Hinojosa se mostró distante, frío como un grillete que corta. Castillo Peraza optó por su renuncia al partido. No hubo en ella melindres ni reclamos”.
El 28 de abril de 1998, dos meses después de aquel viaje a España donde le hizo a Scherer algunas de las confidencias mencionadas, Castillo Peraza “renunció al PAN, pero no renunció a sí mismo –dice el periodista–. Poco a poco se fue rehaciendo, personaje de otra manera en la vida pública. Sus colaboraciones en Proceso continuaron, sin alteración posible; asistió a mesas redondas, pronunció conferencias, incursionó en Vuelta. Octavio Paz le dijo que dedicara su tiempo a la literatura, ‘noble señora que no traiciona a los escritores que le son fieles’”.
Las cartas
Seis meses antes de su salida definitiva del PAN, Castillo Peraza le había ya enviado a Calderón una carta donde, con fecha del 31 de octubre de 1997, le habla del “sentimiento de frustración, de hastío y de hartazgo” que había entre los colaboradores de Calderón, y le comunica el “dolor” que le ocasionó la sugerencia calderonista de utilizar en “beneficio personal” su cargo dentro del CEN del partido.
Un día antes de escribir esa misiva, el 30 de octubre, Castillo Peraza y Calderón Hinojosa tenían, por la noche, una cita a la que éste no acudió, sin mediar cancelación alguna.
Justo ese día Calderón se había reunido, a las 13:30 horas, con Andrés Manuel López Obrador, su homólogo del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en un café del aeropuerto capitalino, y tras el encuentro, durante media hora, se marchó a una comida privada.
Castillo Peraza escribe esta misiva después haberse reunido con colaboradores del CEN –entre ellos Antonio Lozano Gracia, Adrián Fernández, Jorge Manzanera, Jordi Herrera, Gerardo Ruiz Mateos, Juan Ignacio Zavala, Raúl y Luis Correa Mena– en la Ciudad de México y luego en Cocoyoc, Morelos.
La carta de Castillo Peraza, que alude también a la intromisión en el CEN de Luisa María Calderón, “Cocoa”, hermana de Felipe, se reproduce íntegramente a continuación:
Estimado Felipe:
Te pongo por escrito lo que había pensado decirte anoche de viva voz, en la reunión que no pudimos tener.
1) El sábado y domingo inmediatos anteriores participé en una junta a la que convocó Toño Lozano y en la que también estuvieron presentes –además de Toño y de mí–, Adrián, Jorge, Jordi, Gerardo, Juan Ignacio, Raúl, Luis y Salvador, si mal no recuerdo. La junta se desarrolló en un clima agradable, de discusión normal y de camaradería entre los presentes. Al terminar, el domingo, algunos partimos hacia Cocoyoc a esperarte para otra reunión que estaba programada para lunes y martes.
2) Llamó empero mi atención que, individualmente o en grupos menores del reunido, campea un sentimiento de frustración, de hastío y de hartazgo en relación con tu modo de encabezarlos. Las quejas generalizadas son que, al parecer, nadie puede darte gusto, que das órdenes y las cambias, que pides trabajos intempestivamente –lo que frena las tareas en curso–, que invades las competencias de todos y cada uno de ellos, que los maltratas verbalmente en público y que mudas constantemente de opinión, tardas en tomar decisiones, das marcha atrás, no escuchas puntos de vista de tus colaboradores y haces más caso a “asesores de fuera” que a los miembros del equipo que quisiste fuese el tuyo. Se refirieron a contrataciones hechas por ti sin siquiera avisar al responsable del área afectada, y de “saltos” de autoridad de tu parte y de parte de Cocoa, que producen desorden, inseguridad y disgustos en tu estructura “staff”. Salvo Toño Lozano, todos los ahí presentes expresaron (…) más o menos sentimientos análogos y, lo que es peor, algunos manifestaron que ya esta situación se les volvía personalmente “insoportable” y opinaron que era perjudicial para el CEN y dañina para el partido. Llamó mi atención que nadie pudiera dar opinión decidida y clara, y que todos manifestaran, en su turno de dar a conocer sus planes y proyectos, “a ver qué dice Felipe”, con inseguridad y con un sentimiento de que tú no confías en ellos. Esto ha trascendido y se comenta en círculos externos, tanto políticos como sociales.
3) Luego, en Cocoyoc, llamó asimismo mi atención un tema reiterado de conversación: el de las aventuras más que frecuentes –etílicas y demás— de algunos de tus colaboradores. Entendí o creí entender entonces por qué la vida comienza después de las diez de la mañana en el CEN, e incluso a esa hora los escritorios están poblados de tasas de café, vasos de refresco y comestibles; por qué es difícil encontrar a alguien entre las tres y las seis (a veces hasta las siete) y por qué en días como el de ayer, a las ocho de la noche ya no hay virtualmente a quién dirigirse en las oficinas de Ángel Urraza. También –al verte actuar y al verlos actuar a ellos– noté esa inseguridad de todos, hija del sentimiento de desconfianza que se ha generado entre los miembros de tu equipo, de resignación y aguante leales pero desalentados… Alguno de ellos –y no Luis Correa– comentó que “Felipe está más solo que nunca, pero él es quien ha querido estar así porque no confía en nadie. Esto nos hace (…) trabajar sin impulso propio. Tenemos que esperar a ver cuál es su ocurrencia del día”. Tu “operativo” no opera porque espera(n) que tú digas qué y cómo, con tal de no recibir reprimenda pública o privada; se desanima por la invasión de funciones y las suspicacias que siente de tu parte. Los sentimientos y las actitudes del equipo nacional impactan a dirigentes municipales y estatales, a funcionarios y legisladores.
Todo esto quería comentar contigo anoche. Porque te estimo y admiro, porque me preocupan el CEN y el partido.
También quería reiterarte mi parecer negativo en relación con tu eventual viaje a París. No voy a repetirte argumentos que ya te expresé de viva voz y te hice llegar por escrito. Sencillamente, añado a ésos los que podrás deducir de mi intervención en Cocoyoc relativa a la coyuntura única e irrepetible que nos proporcionará el triunfo de Jalisco para que Acción Nacional recobre, en tu persona, el perfil que se ha ido disolviendo por los sucedidos de agosto y septiembre en la Cámara y el liderazgo –al menos en términos de imagen– que tú y la institución han visto irse mermando.
Asimismo, quería haberte dicho algo relacionado con las relaciones internacionales y que exige una decisión inmediata para echarlo a andar. Ahora sé que habrá que esperar el regreso de París para hacerlo: dos semanas más de retraso. También hacerte saber que me resultó doloroso que me dijeras, el día que comimos, que yo no usara el puesto “en mi beneficio personal”. Ahora tengo que añadirte que me pareció desconsiderado de tu parte no haber acudido a la cita de anoche, sin siquiera haber avisado, y que me dolió y preocupó haberme enterado por boca de subalternos menores que el Presidente del partido salió de la oficina “muy bien servido”.
Si tus colaboradores cercanos tienen razón, sé que esta carta te disgustará como dicen que te disgusta cualquier juicio crítico de parte de ellos. No fue mi intención molestarte, sino hacerte saber lo que advierto en tu círculo más próximo, al cual acabo de tener acceso, y que me preocupa mucho. En mi situación personal, decírtelo es un deber y, además, yo ya no tengo nada que perder dentro ni fuera del CEN, en el interior del partido o hacia el exterior de éste. Recurrí a escribirte estas líneas porque saldré a París el lunes y sé que ya no podremos tener la oportunidad de hablar hasta después del 12 de noviembre, fecha en que regresaré de Europa, pues –por mi propia cuenta– iré a Suiza a arreglar asuntos personales que tienen que ver con el cobro de mis cotizaciones a la seguridad social de allá, pues el plazo para hacerlo ya comenzó (¡veinte años después de mi regreso de ese país!) y es un dinero al que tengo derecho y, además, necesito. Si decidieras ir a París, avísame para que yo vaya directamente a Berna y vuelva cuando antes, sin pasar por la reunión de la IDC: con la presencia del Presidente basta y no veo justificado que el partido gaste en dos viajeros; yo pagaría mi viaje completamente, si es el caso.
Un abrazo
Panista a sueldo, no
Un año cinco meses antes de esta carta, Castillo Peraza le había escrito otra donde, el 8 de mayo de 1996, todavía le expresa afecto a un Felipe Calderón que, dos meses antes, lo había sucedido en la presidencia del PAN.
En esa misiva, publicada por la revista Etcétera el 1 de julio de 2009, Castillo Peraza describe no obstante la personalidad de su pupilo: “Tu naturaleza, tu temperamento es ser desconfiado hasta de tu sombra. Si te dejas llevar por ése, entonces no te asustes de no contar ni con tu sombra: ella misma se dará cuenta de que es sombra, pero que no es tuya; será sombra para sí, no contigo, no tuya”.
Más tarde, sin dejar de ser considerado y afable, Castillo Peraza le envía otra misiva para comunicarle su decisión de renunciar a la Secretaría de Relaciones Internacionales del PAN.
Fechada el 13 de agosto de 1996, esa carta de Castillo Peraza también se reproduce a continuación:
Estimado Felipe:
Como sabes, decidí iniciar una actividad personal de tipo productivo que se concretó en la fundación de una Sociedad Civil llamada “Humanismo, Desarrollo y Democracia”, que ofrece diversos servicios de asesoría a entidades privadas y públicas, en diferentes áreas de formación, capacitación, información, análisis político y organización. He trabajado para el partido profesionalmente durante casi diez años y juzgué que es tiempo de hacer lo que otros hicieron antes de dedicarse a la política a tiempo completo. Dependen materialmente de mí al menos diez personas y no es, y mucho menos será más adelante el partido el que pueda garantizarme los ingresos necesarios para cumplirles a aquéllas. Tampoco quisiera, dentro de algunos años, verme obligado a tocar las puertas de oficinas diversas de Acción Nacional –partidistas o parlamentarias– en busca de una curul plurinominal o un empleo. Ni pasar por lo que han pasado otros panistas que laboraron para el partido y, a la postre, no sólo padecieron por los ingresos austeros, sino por la recriminación de haber sido “panistas a sueldo”. Son desenlaces dolorosos para las personas y para la institución, que generan reclamos y resentimientos.
Echar a andar un negocio, en los días que corren, no es fácil. Requiere dedicación constante, tiempo disponible para la búsqueda de clientes y para la prestación de los servicios que se contratan con ellos. Servir al partido correctamente, desde una secretaría del Comité Ejecutivo Nacional, exige hoy tener todos los días libres. Especialmente cuando las juntas del CEN o las de los secretarios suelen ser en días laborables, durar a veces más de una jornada y ser convocadas –muy explicablemente– poco antes de su celebración, dadas las circunstancias velozmente cambiantes de la realidad nacional.
No estoy acostumbrado a faltar a las reuniones derivadas del ejercicio de un cargo partidista. Vamos, ni siquiera a llegar tarde a aquéllas. Pero, en los meses que han pasado desde que amablemente me llamaste a colaborar en el CEN como secretario de Relaciones, a bien pocas de las sesiones y reuniones he podido acudir. Y esto no me parece bueno ni para el CEN ni para mí. El CEN necesita presencia constante de sus secretarios. Yo necesito saber que hago bien lo que se me encomienda. Sobre todo, y ya te tocará vivirlo, siendo un expresidente nacional que tiene que hacer suyas las “razones de estado” de su jefe aunque no le parezcan o le resulten personalmente dolorosas. Sé lo que digo, pues me tocó solicitar a mis predecesores su apoyo y comprensión, que nunca dejaron de otorgarme.
Es por todo lo anterior que he decidido poner a tu disposición el cargo que pusiste en mis manos. Puedo ayudarte eventual y personalmente de acuerdo con mis posibilidades pero no puedo asumir la responsabilidad permanente de un puesto. Sólo te pediría me autorizaras a cumplir los compromisos internacionales que he asumido, pues se ha anunciado ya mi asistencia y participación y creo que sería negativo para Acción Nacional cancelar. Por otra parte, puedes contar con que no me consideraré “renunciado” hasta que tú así lo determines.
Finalmente, creo que la mejor forma de ser expresidente es ponerse al servicio personal del Presidente, sin cargo alguno que genere turbulencias como las que puede producir un discurso, una declaración, una reunión o cualquier acto de un expresidente con cargo oficial en el CEN.
El 23 de marzo de 1989, hiciste el favor de obsequiarme el libro Cuba 88, obra de don Luis, tu padre y mi inspiración en estas tareas. Me lo dedicaste con las palabras que ahora te envío a ti: “Lamentando cuarenta años de retraso, me alegro de que seas de los que pueden recoger la bandera (Seguramente la dedicatoria del autor será otra)”.
Un abrazo, jefe
En el olvido…
Después de que Carlos Castillo Peraza murió en Alemania el 9 de septiembre del año 2000, el periodista Julio Scherer García recibió una llamada telefónica de Felipe Calderón, y así lo consigna en su libro Secuestrados:
“Muy lejos uno del otro, sin más comunicación que la circunstancial, me transmitió su preocupación en una frase reveladora. Qué pensaba Castillo Peraza de él, de Calderón Hinojosa.
“Respondí con la verdad. Por un tiempo la reconciliación sería imposible. Castillo Peraza le había perdido estima por el trato que había recibido de quien fue su secretario general en el edificio azul y por el abandono de los principios de Acción Nacional que había jurado cumplir.
“Me dijo, don Felipe, que acaso en un distante futuro podrían reiniciar una amistad que a ambos les hiciera bien.”
El 9 de septiembre de 2009, un mes después de que Calderón impuso a César Nava como presidente del PAN, se cumplió el noveno aniversario de la muerte de Carlos Castillo Peraza sin que el gobierno ni el partido realizaran ningún acto público en su memoria…

La casa de Gabo

La casa de Gabo era un consulado alternativo
Julio Aguilar
El Universal, Domingo 18 de octubre de 2009
PRIMERA PARTE
La comunicación entre el círculo de confianza del nuevo presidente de Francia y el gobierno de México marchaba sobre ruedas en mayo de 1981. Desde París, Mitterrand incluso había anunciado una visita de Estado al país en octubre; sin embargo, en Los Pinos y en Gobernación reinaba la inquietud del hormiguero. ¿A santo de qué si el nuevo inquilino del Eliseo, el socialista François Mitterrand, parecía tan receptivo a los mensajes que recibía su oficina de asesores desde el Distrito Federal?
La respuesta está en documentos hasta ahora inéditos de los servicios de inteligencia mexicanos: la inquietud se debía a que aquella comunicación no sólo se había establecido con las autoridades de la Cancillería sino también con otro epicentro de la diplomacia con sede en la capital del país: la casa del escritor Gabriel García Márquez.
Era obvio que estaba fichado. El autor, un colombiano residente en México desde los años ‘60 y ya entonces vinculado con la izquierda latinoamericana, posee un historial creado por la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS). Esos documentos, que están en custodia del Archivo General de la Nación desde 2002, han sido revisados por primera vez para esta investigación.
“Estaba seguro de que existían esos papeles en México, así como debe de haber información en los archivos oficiales de Colombia y de EU. Espero poder revisarlos y quizá incluir información en una futura edición corregida y aumentada del libro”, comentó desde Londres hace algunos meses Gerald Martin, autor de Gabriel García Márquez: A Life, la biografía del Premio Nobel, al conocer la existencia de los informes de la DFS.
Como muchos otros artistas e intelectuales mexicanos y extranjeros, residentes o de paso por el país, las actividades de García Márquez fueron observadas y consignadas por la DFS. En su caso, el seguimiento fue constante y cercano.
El primer documento que la inteligencia mexicana recogió como antecedentes del escritor está fechado en noviembre de 1967, cuando Gabo participó como delegado colombiano en el II Congreso Latinoamericano de Escritores, organizado en el DF, Guanajuato y Guadalajara. El segundo es la transcripción de una carta abierta de un “grupo de intelectuales que se solidariza con los presos políticos” después de la represión estudiantil en octubre del 68. El último es el reporte de su salida por avión hacia Cuba en agosto de 1985. A partir de esa fecha, toda la información continúa siendo clasificada en los archivos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
El affaire Mitterrand
Ya identificado desde los años ‘60 por sus ideas de izquierda y sobre todo por su activismo en favor del régimen socialista instaurado por la revolución encabezada por Fidel Castro en Cuba, García Márquez estuvo sujeto a una vigilancia atenta desde los años ‘70, cuando ya tenía su residencia como inmigrante en el país, primero por el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) y después por el de José López Portillo (1976-1982).
Cuando François Mitterrand se preparaba para asumir la presidencia de Francia en mayo de 1981, Gabo ya llevaba algún tiempo tejiendo fino para amarrar sus relaciones con el equipo del presidente socialista. Las fichas informativas y los oficios generados por los agentes de la DFS lo confirman. Las actividades de Gabo como intermediario entre militantes de la izquierda latinoamericana y el equipo de Mitterrand son uno de los episodios más amplios que consignan los documentos de la DFS.
“Con objeto de asistir a la toma de posesión del socialista François Mitterrand como Presidente de Francia, que se llevará a cabo el 19 del actual, este escritor colombiano asilado en nuestro país partirá mañana con destino a París, Francia”, informó Miguel Nazar Haro, director de la DFS, a la oficina del secretario de Gobernación el 15 de mayo de 1981. Para entonces, buena parte de la logística de inteligencia se había desplegado en torno a García Márquez: escuchas telefónicos, informantes encubiertos, paparazzi apostados en los alrededores de la casa del escritor en una colonia del sur de la ciudad de México.
En particular, la comunicación entre el colombiano y Régis Debray eran seguidas con puntualidad. El filósofo francés, a quien Mitterrand acogió como su asesor de política exterior en asuntos del Tercer Mundo, tenía una buena relación con García Márquez desde tiempo atrás; sacándole jugo a aquella amistad, el autor buscó convertirse en intermediario entre el gobierno francés y movimientos de la izquierda latinoamericana.
“El escritor colombiano ha estado organizando la lista de intelectuales para la reunión que piensan efectuar con el presidente francés en la ciudad de México y a la que asistirán intelectuales mexicanos y extranjeros”, informa un documento fechado en octubre de 1981 que consigna conversaciones entre García Márquez y Régis Debray.
“...Gabriel García Márquez ha estado en contacto, en París, con Régis Debray junto con quien ha planeado la lista de los intelectuales extranjeros que invitarán; además, García Márquez próximamente solicitará audiencia con el lic. Jorge Castañeda y con Álvarez de la Rosa, secretario de Relaciones Exteriores, para solicitarle sea la Cancillería mexicana, junto con la Embajada de Francia en México, quienes decidan cuáles serán los intelectuales mexicanos que asistirán a la reunión con el presidente francés”.
El documento da más detalles sobre los preparativos de Gabo y Debray para la recepción: “...García Márquez no había tomado en cuenta para la reunión con el presidente Mitterrand a los intelectuales mexicanos, y se está cuidando mucho de que no se supiera, ya que piensa que habría problemas por ser él extranjero (...) ha mencionado que la prensa, durante la visita del presidente de Francia, por parte de éste la va a manejar Jean Daniel, y que él quiere que la prensa mexicana, en relación a lo de la reunión con intelectuales, la maneje Julio Scherer García...”, dice puntillosamente el informe del extinto organismo.
Un consulado al sur de la ciudad
Mitterrand asistiría a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno Norte-Sur, en Cancún y la izquierda latinoamericana buscaba influir en él para que apoyara diversas causas, en especial para que Francia continuara siendo favorable a la lucha del guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, una de las fuerzas contendientes en la Guerra Civil en El Salvador de esos tiempos.
En vísperas de la visita de Mitterrand, las intrigas arreciaron, según los documentos de la DFS. El Gobierno colombiano había criticado al Partido Comunista francés por su “intervención subversiva” en América Latina, a propósito de un supuesto apoyo a un paro cívico colombiano y también por su posición frente a la guerra en El Salvador.
“Gabriel García Márquez (...) tiene mucho interés en hablar con Régis Debray, consejero del presidente de Francia, para comentarle sobre un problema que existe en su país y que afectaría las relaciones diplomáticas con Francia ya que es una provocación que afectaría e influiría con el presidente Mitterrand allá en Cancún”, informó en un reporte “especial” el Departamento C-047 de la DFS el 20 de octubre de 1981.
Poco antes del arribo de François Mitterrand, la actividad en la casa de García Márquez era intensa. La vivienda parecía un pequeño y discreto consulado en donde entraban y salían militantes de partidos de izquierda sudamericanos, funcionarios del gobierno cubano, figuras de la izquierda mexicana, activistas colombianos y, por supuesto, los franceses. Entre ellos, Régis Debray.
Parte de esa actividad quedó registrada fotográficamente. Desde alguna casa vecina o un vehículo estacionado, los agentes de la DFS tomaron imágenes de los invitados cuando llegaban o salían de la casa del escritor para abordar sus automóviles. El reporte de las placas era un requisito oficioso. Así se sabe, por ejemplo, que la casa de Gabo fue la sede para las reuniones privadas entre Régis Debray y los secretarios generales de los partidos comunistas de México, Arnoldo Martínez Verdugo y de Chile. ¿Qué se discutió ahí? No hay reportes. De acuerdo con las evidencias de la DFS, su acecho no llegó a penetrar el círculo íntimo del colombiano para sacar información. A lo más que se llegó fue a intervenir sus conversaciones a través del teléfono.
Sin embargo, el entorno de Gabo, tanto el familiar como el de sus amistades y sus relaciones políticas estaba bien identificado. La DFS mantenía relativamente bien informados a Gobernación y a Los Pinos sobre las actividades extraliterarias del novelista de Aracataca, como director de la fundación Habeas, como intermediario entre grupos insurgentes y gobiernos latinoamericanos y como colaborador del régimen cubano. Esa información fue organizada y analizada cuando García Márquez pidió asilo político en México, en marzo de 1981
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Oaxaca

El fin justifica...
JOSé GIL OLMOS
Revisa Proceso # 1720, a 18 de octubre de 2009;
Por segunda vez en seis años, la izquierda y la derecha podrían aliarse para disputar la gubernatura de Oaxaca, actualmente en manos de uno de los políticos priistas más desacreditados: Ulises Ruiz, señalado por la Suprema Corte como el principal responsable de los excesos cometidos por su gobierno en 2006 contra los oaxaqueños. Jesús Ortega explica el incongruente maridaje político: “No es un asunto de principios, sino de objetivos de coyuntura”.
Igual que hace seis años, PAN, PRD, PT, Convergencia y Panal tratan de formar una coalición en Oaxaca para arrebatar la gubernatura al PRI en la elección del 4 de julio de 2010.
Aun cuando no está definido, el senador por el partido Convergencia, Gabino Cué, se perfila nuevamente como candidato de esta coalición que para muchos, principalmente para los priistas, resulta ideológicamente contradictoria y una muestra de desesperación por quitarles un gobierno que nunca han perdido.
El PRI, por su parte, tiene a tres aspirantes: los diputados Eviel Pérez Magaña y Fernando Franco, así como el senador Adolfo Infanzón Toledo. La selección se efectuará mediante una encuesta, aunque en círculos políticos locales se afirma que el gobernador Ulises Ruiz será quien designe a su sucesor.
Los priistas confían en ganar la gubernatura, los 125 municipios y la mayoría en el Congreso local, y desestiman la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del pasado miércoles 14, según la cual Ruiz es el principal responsable de las violaciones a las garantías individuales cometidas durante el movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006.
“(El fallo de la Corte) no va a impactar. Lo que me preocupa es que hay una carga o una orientación política en la definición de los ministros de la Corte. Sin embargo, puede ser parte de una estrategia de reposicionamiento del gobierno de Felipe Calderón para enturbiar y confundir los procesos electorales del próximo año. Esa es la intención, pero no va a surtir efecto”, señala el senador Toledo.
Descarta la posibilidad de que se promueva un juicio político en contra del gobernador, pues asegura que en términos técnicos y legislativos “no procede”, aun cuando la solicitud correspondiente se presentara en la Cámara de Diputados o en el Congreso local.
“En Oaxaca, Ulises Ruiz va a seguir gobernando los próximos meses y esta decisión de la Corte sólo hace que los oaxaqueños se pregunten por qué nada más se responsabiliza al Ejecutivo local y se exime a los funcionarios del gobierno federal, las fuerzas públicas federales y las organizaciones sociales”, señala.
De hecho, Ruiz aseguró el viernes 16 que no renunciará al cargo y que tiene elementos para defenderse. “No me toca a mí la responsabilidad”, dijo, y destacó que el fallo de la Corte contiene otros nombres que, cuando se den a conocer, “habrá mucha gente que se pondrá nerviosa y preocupada”.
Para el exdirigente de la APPO Flavio Sosa el gobernador y su grupo no sólo minimizan la decisión de la Corte, sino que ahora amenazan con volver a tensar el estado.
“Ulises y su gente piensan que un ambiente de polarización les conviene, ya que vuelve a brotar el terror que sembraron en 2006 y 2007 durante el movimiento de la APPO. Todo mundo tiene miedo a los levantones y a la impunidad, y eso les favorece para seguir en el poder. Por eso creo que van a acentuar este ambiente de temor para inhibir el reclamo de justicia en Oaxaca”, dice Sosa.
También acusa al gobierno de Ruiz de infiltrar las redes sociales del estado para desestimular su participación en el proceso electoral, condenar la alianza contra el PRI e incluso, a través de los grupos más radicales, descalificar las elecciones.
“Es un gobierno muy perverso y va a hacer todo para que el PRI no pierda”, asevera el exdirigente de la APPO, quien estuvo en la cárcel por su participación en el movimiento y afirma haber recibido amenazas anónimas recientemente.
Negociaciones
Mientras tanto, y a pesar de que el 27 de septiembre pasado Andrés Manuel López Obrador –quien se ha convertido en el principal soporte del senador Gabino Cué– rechazó una alianza con el PAN, la posibilidad de que la oposición en Oaxaca tenga un candidato común parece avanzar.
De la negociación se encargan el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont; el exgobernador Diódoro Carrasco; Jesús Ortega, presidente del PRD; Luis Maldonado, por Convergencia, y Alberto Anaya y Alejandro Yáñez, del PT.
Pero no es tan simple, a juzgar por las reacciones en contra no sólo de López Obrador, sino hasta del líder histórico del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, quien coincide con los priistas en que un maridaje político de esa naturaleza representa una contradicción.
“Habría qué preguntarse: ese gobernador ¿a cuál de los dos proyectos va a apoyar, si es que llega a ocupar el cargo?”, cuestionó Cárdenas el 30 de septiembre al presentar en el Senado una propuesta de paquete económico alterno al de Felipe Calderón.
“Dos proyectos contradictorios no pueden caminar juntos en una alianza”, soltó el fundador del PRD.
Sin embargo, no es la primera vez que el PAN y el PRD se unen con fines electorales. En 2000 lo hicieron y lanzaron a Pablo Salazar Mendiguchía al gobierno de Chiapas para ganarle al candidato del PRI, Sami David. Repitieron el experimento en Oaxaca, en 2004, aunque perdieron con Gabino Cué, pese al apoyo de Elba Esther Gordillo, quien tenía cuentas pendientes con el candidato del PRI, Ulises Ruiz, por el apoyo que le dio a Roberto Madrazo, el principal enemigo político de la maestra.
Panistas y perredistas también se han planteado ir juntos en Puebla y Veracruz para 2010, aunque en este último estado se ve más complicado por la negativa del PRD de apoyar a uno de los posibles aspirantes del PAN, Miguel Ángel Yunes, hombre cercano a Gordillo.
Flavio Sosa señala que las organizaciones sociales de Oaxaca discuten una plataforma electoral común. Por el momento, dice, se sabe que existen acuerdos avanzados entre PRD, PT y Convergencia, y está pendiente la adhesión del PAN.
Lo cierto es que en Oaxaca, “si se partidiza la coalición y no se llega a una alianza basada en una plataforma común, el PRI va a ganar”, sostiene el dirigente social.
Los legisladores oaxaqueños del PRI Sofía Castro y Adolfo Toledo Infanzón ven una evidente contradicción ideológica en el acercamiento entre el PAN y los partidos que integraron el Frente Amplio Popular (PRD, PT y Convergencia). Ya encarrerados, consideran que estos partidos buscan hacer un frente único rumbo a las elecciones del 2011 en el Estado de México, y posiblemente a la presidencial del 2012.
En la sesión de la Cámara de Diputados del 22 de septiembre, la bancada del PRI dijo que era “incongruente y extraño” que el PAN y el PRD traten de establecer una alianza cuando mantienen una posición antagónica en la aprobación del paquete económico enviado por Felipe Calderón.
El diputado panista Javier Corral –desde la tribuna y en conferencia de prensa– acusó de “chantaje” al gobernador Ulises Ruiz, pues aseguró que estaba presionando telefónicamente a gobernadores y legisladores del PRI para que rechacen el impuesto del 2% a cambio de que el PAN y el PRD desistan de coaligarse para las elecciones de Oaxaca.
La diputada priista Sofía Castro se despreocupa: “En la última elección federal ganamos los 11 distritos y tenemos un amplio margen frente a los votos de todos los integrantes de la alianza”.
Además, cita una encuesta de Mitofski que le da al PRI 57% de la preferencia ciudadanía frente al 41% que suman juntos PAN, PRD, PT y Convergencia.
El senador Adolfo Infanzón Toledo resalta la fortaleza del PRI en Oaxaca: tiene la mayoría en el Congreso local desde 2007, cuando ganaron los 25 distritos locales, y gobierna a 80% de los habitantes del estado.
Aspirante a la candidatura de gobernador, Infanzón señala que una encuesta de Demotecnia registra que la mayoría de los oaxaqueños rechaza la alianza entre PAN y el PRD, “y eso pesa a la hora de la elección”, dice.
Pragmatismo
Según el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, las negociaciones con el PAN no tienen nada que ver con la ideología ni con los principios de cada partido, pues se trata de una “acción política necesaria”, de una “táctica electoral” para terminar con el gobierno “absolutista” de Ulises Ruiz.
“La política de alianzas electorales no debe de verse como un asunto de principios. Las alianzas se establecen para conseguir objetivos, son producto de análisis políticos con objetivos perfectamente localizados”, justifica Ortega.
La clave, explica el perredista, está en el fin último. “Si fuera el poder por el poder, sin ningún proyecto, entonces sí tendrían razón en señalar que es pragmatismo o utilitarismo, o tendrían razón en criticar el alejamiento de los principios del partido”.
Ortega pone de ejemplo la alianza de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista en Chile para sacar a Augusto Pinochet del poder o los acuerdos de Luiz Inacio Lula Da Silva con sectores empresariales para ganar la presidencia en Brasil.
Y esgrime que, para derrotar el poder absoluto del gobernador Ulises Ruiz, se justifica la unión de fuerzas electorales entre PRD, PAN, PT y Convergencia.
“Oaxaca, pese a los recursos que se le han invertido, sigue siendo el estado más pobre del país porque lo han gobernado los caciques. Ulises Ruiz controla toda la vida política, económica y social de la entidad”, señala el dirigente perredista.
Según los dos últimos informes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2004 y 2009, Oaxaca es una de las entidades con mayor atraso en salud, educación y distribución del ingreso en México y el mundo. La pobreza ahí sólo es comparable con la de Namibia, Botswana, Cabo Verde y Guyana.
Ortega insiste en que buscar una alianza con el PAN no implica pragmatismo “en el sentido peyorativo de la expresión, es una acción política necesaria para lograr un objetivo: sacar al PRI de Oaxaca. Ese objetivo es caro para el PRD, pero es importante. El programa que se puede constituir en Oaxaca es amplio, que no sea conservador, reaccionario, sino por el contrario, que impulse medidas de desarrollo del estado y un proceso de democratización”.
Considera que los denuestos son reduccionistas y grotescos. “En el afán de bloquear la creación de una fuerza opositora que venza al cacicazgo en Oaxaca, llegan a la ridiculez de esos argumentos. Si vamos a una alianza con el PAN en Oaxaca, eso no impide que sigamos con nuestra política de oponernos a la política de Calderón. No, estos son acuerdos tácticos para lograr objetivos que van a beneficiar a la entidad. No tiene nada que ver con las ridículas expresiones de reducir al extremo una decisión que es táctica, que no es de principios, que no es de estrategias de largo plazo, sino de coyunturas, de momentos para avanzar en propósitos.
–¿En estas negociaciones se tiene que hablar con López Obrador?
–No de parte nuestra, yo voy a resolver este asunto de manera estrictamente institucional a través de los órganos del partido que son los que deciden. Los estatutos señalan que las alianzas locales las determina el Consejo Estatal y las sanciona la Comisión Política Nacional. A eso me voy a sujetar.
“Aquí no es un problema de consultar para ver si algún personaje acepta o no, si palomea o da su anuencia. Aquí los que dan su aprobación son los órganos del partido. Por lo tanto, un primer paso es la unión de fuerzas de izquierda y en segundo lugar con otras fuerzas que compartan la necesidad de desarrollo democrático en la entidad.”
Sin embargo, el pasado 27 de septiembre, el Consejo Nacional perredista decidió aplazar hasta la primera semana de noviembre la decisión de una candidatura común con el PAN en Oaxaca, debido a las voces en contra.
“Hay en el seno del PRD posiciones diferentes que son respetables, atendibles en muchos sentidos, pero conforme vamos explicando el contenido de la alianza y los propósitos del programa, que no es una alianza sólo de partidos, esas resistencias se van diluyendo”, sostiene Ortega, quien atribuye la satanización del acercamiento entre izquierda y derecha a una campaña mediática pagada por Ulises Ruiz.
“Ahora veo a periodistas que criticaban primero nuestro dogmatismo por no abrirnos a alianzas con los empresarios, y que ahora nos critican por esta idea de aliarnos y nos dicen que somos pragmáticos, nos critican por abrirnos. Es una ofensiva del gobernador, que trata de descalificar la alianza y utiliza a esos periodistas, a esos medios de comunicación que están claramente localizados y que están sirviendo al propósito de bloquear la alianza y mantener en el poder al PRI autoritario. Pero sólo son algunas plumas que están al servicio del gobernador.”



Dios dado

Inquisición guanajuatense
VERóNICA ESPINOSA,
Revisa Proceso # 1718, a 18 de octubre de 2009;
LEÓN, GTO.- Además de la escena inquisitorial del pasado domingo 4, cuando en la plaza principal de esta ciudad fueron quemados libros de texto oficiales de ciencias para primero de secundaria, los grupos que rechazan su contenido en materia de educación sexual y reproductiva exigen a la Secretaría de Educación Pública (SEP) que vuelva a las aulas el libro elaborado y editado por el gobierno estatal.
Organizaciones católicas conservadoras como la Asociación Estatal de Padres de Familia, la Comisión Mexicana de Derechos Humanos (Capítulo Guanajuato), Vida y familia y Provida presionan a la Secretaría de Educación del Estado (SEG) y sostienen que el texto que ellos defienden “está orientado a una educación en valores y preserva el derecho a la vida y a la familia”.
Incluso enviaron un escrito al subsecretario de Educación Básica de la SEP para que el texto local sea utilizado y acordaron con el titular de la SEG, Alberto Diosdado, la impartición de talleres para padres y madres de familia a través de la Asociación estatal con base en los conceptos y contenidos de este volumen.
La presidenta de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, Capítulo Guanajuato, Beatriz Rodríguez Moreno, detalla los motivos de la pugna:
“En todos los libros de ética (civismo), la SEP está manejando una ideología de género… los libros, como la Cartilla de Salud para Adolescentes distribuida por la Secretaría de Salud (que la comisión y otros organismos conservadores intentan modificar), fueron hechos con participación sólo de organizaciones de corte feminista radical que están a favor de la promoción a la actividad homosexual, el aborto, el amor libre.”
E insiste en que la SEP “pretende erotizar” a los alumnos, por lo que “también viola el Estado de derecho” puesto que en los libros de texto “no se es objetivo y neutral” respecto de las religiones.
Rodríguez Moreno, quien se ostenta como representante de organizaciones “que están a favor de la vida y de la familia”, insiste que en el caso el libro de ciencias editado en Guanajuato, “al gobierno del estado lo pusieron como lazo de cochino, mientras que la Reforma Educativa de 2006 violó el Estado de derecho y no pasó nada”.
Según ella, “no puede ser que en México nos estén imponiendo un totalitarismo de género en todo el gobierno federal”.
La imposición moral
Estos grupos han encontrado eco en la propia SEG, que ha estado en manos de Acción Nacional desde que Carlos Medina Plascencia llegó a la gubernatura; desde ahí han impulsado los valores morales que ellos consideran que van acorde con sus creencias.
Los panistas que han encabezado la dependencia –Fernando Rivera Barroso, Víctor Manuel Ramírez Valenzuela y Alberto Diosdado–, todos ellos identificados con el ala ultraconservadora de su partido, se han apoyado en las organizaciones ya referidas, además de las diócesis de León y Celaya.
El profesor Miguel Alonso Raya, miembro de la dirigencia del Movimiento Democrático Nuevo Sindicalismo del SNTE y actual líder del PRD en la entidad, sostiene que se trata de “una batalla general (auspiciada por el PAN) contra el libro de texto, el bono educativo, la pugna por la educación religiosa, toda una batalla por eliminar la educación laica del artículo tercero constitucional”.
Alonso Raya sostiene que el grupo de la derecha en Guanajuato “es parte de una organización que ha venido dando la batalla por imponer su visión del mundo y de la vida; tiene que ver con el antecedente de la quema de libros de texto cuando éstos se elaboraron”.
Las organizaciones que ahora protestan contra el nuevo libro de ciencias de la SEP fueron las que intentaron distribuir la edición de la SEG en el ciclo 2009-2010 en las escuelas de la entidad.
En el capítulo Sexualidad y Reproducción Humana de esa edición se ensalza la virginidad femenina, a la que se considera “un tesoro para entregarlo a la persona más importante”.
Además, se menciona que el matrimonio es la única posibilidad válida y legal para la unión de una pareja –hombre y mujer–, en rechazo de cualquier otra forma de diversidad sexual; la maternidad, la abstinencia sexual son, según el libro de la SEG, la única opción “ciento por ciento eficaz” para garantizar la salud sexual, y la masturbación es considerada una práctica indebida, “por egoísta”, y con efectos nocivos para el organismo.
–¿Usted cree que siguen siendo vigentes conceptos como “guardar” la virginidad de la mujer? –se le pregunta a Hilarino Díaz Serna, presidente de la Asociación estatal de Padres de Familia.
–Claro, por supuesto.
“Así educa Guanajuato”
Los conceptos sobre sexualidad referidos, así como la tajante condena al aborto; la disciplina impartida por los profesores; las lecturas tomadas de la Biblia; la pareja heterosexual como única aceptada para el matrimonio o las “recomendaciones para formar una esposa feliz” dirigidas a las escuelas para padres han sido recurrentes en las publicaciones que asesores y funcionarios de la SEG elaboran desde principios de la década pasada, cuando el ingeniero químico Fernando Rivera Barroso encabezó la dependencia.
El cuaderno Así educa Guanajuato… Así guía se elaboró en la gestión de Vicente Fox como gobernador, en el tránsito entre Rivera Barroso y su sucesor en la SEG, el arquitecto Víctor Manuel Ramírez Valenzuela. En una primera edición se repartieron 50 mil ejemplares entre el magisterio estatal. Las críticas llovieron desde el SNTE y otras organizaciones cuando se enteraron de que entre las premisas del texto figuraba “el arte de castigar”.
Durante la gestión del actual director de Conacyt, Juan Carlos Romero Hicks (2000-2006), se editó y distribuyó a través del programa de Escuelas para Padres el libro Cómo ser padres hoy, a cargo de Juan Arenas Martínez. Entre marzo de 1998 y enero de 2000 se hicieron dos tirajes de 29 mil ejemplares en total. El objetivo del volumen, según sus promotores, era orientar a los padres sobre la forma en que debe apoyarse a las adolescentes “para que sean esposas felices”.
En 2006, el secretario Víctor Manuel Ramírez frenó la distribución de los libros de texto autorizados por la SEP y ordenó revisar el capítulo sobre sexualidad además de eliminar dos de los cinco libros que originalmente habían sido seleccionados de la lista oficial de la instancia federal: Ciencias I. Biología de Ana Barahona, de Editorial Castillo, y Acércate a la biología”, de Marina Robles, editado por Larousse.
Proceso reportó en el inicio del ciclo escolar 2006-2007 cómo la SEG encartó folletos titulados Carta a mi hijo, elaborados por consultores contratados por la dependencia estatal, entre los que figuraron orientadores del Obispado de Celaya, la Asociación de la Defensa de la Familia y la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, entre otros. Una de esas cartas, titulada “El amor toca a tu puerta”, decía lo siguiente:
“Ciertos jóvenes buscan utilizar a otra persona únicamente para lograr una experiencia sexual, sin importarles los sentimientos ni el daño que puedan causar. Son egoístas que sólo buscan su satisfacción… A los hombres les encanta el reto, la conquista y lo difícil de alcanzar. Si no te sienten fácil de conseguirte, te valorarán más y lucharán por ti. Pero si eres tú la que les ruega, dejarán de apreciarte y se alejarán. Como decía mi mamá: ‘date a desear’”.
Y en el ciclo 2007-2008, las autoridades guanajuatenses introdujeron otro material llamado Yo y mi sociedad. Formación humana para una cultura de la legalidad, coordinado por Carlos Alvear, uno de los principales consultores de la SEG desde el comienzo de las administraciones panistas.
La sexóloga Verónica Palomo, egresada del Instituto Mexicano de la Sexualidad –Imesex– y especializada en sexología educativa, dice a Proceso que el texto de la SEG insiste en el estereotipo de familia tradicional, compuesta por el padre, la madre y los hijos. Ese estereotipo está “basado en el amor ideal, con la entrega para estar a disposición del otro en cualquier momento… y están implícitas las etiquetas de que el placer sexual, el autoerotismo, por ejemplo, viene acompañado de culpa, vergüenza y miedo al propio cuerpo”.
Para la especialista, el lenguaje de ese libro “es poco comprensible y puede dar lugar a interpretaciones erróneas”.

Más sobre el Yunque

El Yunque o la nueva Cristiada /LUIS PAREDES Y ENRIQUE CID,
Revisa Proceso # 1718, a 18 de octubre de 2009;
El papel que ha jugado la Organización del Yunque en la derecha, su origen, su estructura, sus recursos económicos, sus alcances, son relatados por Luis Paredes y Enrique Cid en el libro Los secretos del Yunque. Historia de una conspiración contra el Estado mexicano, que la editorial Grijalbo pondrá en circulación esta semana. “Me considero una persona autorizada para responder” a esas y otras preguntas, asegura Paredes, quien militó en esa agrupación clandestina durante 30 años. Con autorización de la editorial, reproducimos aquí partes sustanciales del libro, como el testimonio de Paredes, que exhibe las entrañas de la ultraderecha mexicana.
El hombre atraviesa el presente con los ojos venda­dos. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo. Y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar al pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cuál era su sentido.
Milan Kundera, El libro de los amores ridículos
Tanto se ha dicho sobre la Organización del Yunque, tantas leyen­das de todo tipo han surgido en torno a ella, tanto se ha especulado, que resulta indispensable plantear el papel que ha jugado en la his­toria política de México y analizar sus métodos de acción. Desde mi punto de vista es necesario conocer y comprender aspectos profun­damente humanos que, al afectar a sus jefes e integrantes, han im­pulsado sus diversas formas de proceder, unas dignas de encomio, otras reprochables.
¿Cómo surgió? ¿Quiénes la fundaron y quiénes la han integrado? ¿Cómo alcanzaron posiciones de poder frente a un sistema omnipo­tente? ¿Qué ideas los animaban? ¿Cómo se prepararon? ¿De dónde provenían sus recursos financieros? ¿Controla esta organización el poder en México? ¿En qué otros países actúa?
Me considero una voz autorizada para responder a estas pregun­tas y a otras más. Milité en la Organización del Yunque durante más de 30 años, desde el mítico 1968. Crecí con ella y como miembro fui líder estudiantil, dirigente empresarial, alcalde de Puebla de los Ángeles, donde surgió y se propagó. En ella se me preparó y ayudó a establecer relaciones para influir en la política nacional. Sus miem­bros, mexicanos visionarios, desatamos acciones concertadas a las que se sumaron incontables actores políticos, económicos y sociales para zarandear a un régimen imperial cuyo poder parecía no tener límites.
En agosto de 1975 aparecimos ante la nación como un ejérci­to surgido de la nada para amagar al sistema con lo que tanto temía: una nueva Cristiada. La osadía dio otra dimensión a acciones poste­riores, pero le costó la vida a nuestro jefe y a otros compañeros: fue­ron asesinados. Nuestra organización era clandestina… No podía ser de otro modo.
La lucha política ha sido el eje de nuestras vidas. Nos fortaleci­mos en la medida en que el viejo gobierno se resquebrajaba. No optamos por la violencia y pacientemente nos aplicamos a la construcción de condiciones que contribuyeron a forjar un régimen democrático.
Pero el México que encontramos cuando llegamos a gobernar no es el mismo que existía cuando iniciamos nuestra lucha. Aque­llas ciudades provincianas y aisladas del mundo son ahora urbes cos­mopolitas, habitadas por personas con una visión del mundo y de la vida mucho más vasta y distinta de la de quienes las poblaban en las décadas de 1950 y 1960. La humanidad ha vivido la más profunda transformación sociológica que se haya dado en toda la historia, la vida se asume diferente. Las mujeres se integran en forma gradual pero plena a las actividades sociales, políticas, económicas y cultu­rales, y aportan una perspectiva más amplia. Estamos inmersos en la era del conocimiento y nuestros anhelos y motivaciones poco tienen que ver con los de nuestros padres y abuelos.
Los jefes de la Organización no han asumido la realidad con­temporánea. Desplazaron a quienes con sus opiniones, no siempre apegadas a lo “orgánicamente correcto”, les incomodaban. Se ence­rraron en un círculo de incondicionales incapaz de generar el pen­samiento político que inspirara su forma de actuar en el poder. No estuvieron a la altura de lo que la historia les demandaba y han ter­minado como una monumental agencia de colocaciones que funda su poder en permitir o bloquear el paso a los cargos de elección po­pular y en su capacidad de otorgar chambas a quienes se sometan a su voluntad.
Aquellos que guiados por su pensamiento abierto pretenden lle­gar al poder en forma democrática y desempeñarse con autonomía, representan un peligro para ellos. En estas páginas se narran algunas experiencias de gobierno que de manera sencilla resuelven proble­mas añejos y que a la vez deslegitiman a inveterados poderes con los que los jefes orgánicos terminaron colaborando para defender inte­reses paralelos. En busca de operar con éxito de esa manera, echan mano de los instrumentos de los que se valió el viejo sistema, y los usan de manera mancomunada y para los mismos fines.(…)
La vertebración de la sociedad
Llegó un momento en que la fuerza de la Organización no era ya su supuesta capacidad para movilizar al pueblo católico en defensa de la religión, sino su capacidad real de encabezar un movimiento na­cional que rechazaba al sistema político y planteaba nuevos derro­teros para la nación. El “pensamiento orgánico” estaba fundamentado con solidez en la doctrina social cristiana, pero también estudiaba y difundía análisis sobre la economía de mercado y las economías centralmen­te planificadas o el socialismo real. Se contrastaron los resultados de “las dos Alemanias” y empezaron a ponderarse las virtudes de la democracia. Algunos cuates se inscribieron en el Partido Acción Nacional y en la “dócil oposición”, que no entusiasmaba en ab­soluto.
Poco a poco, muchos años de esfuerzo sostenido rindieron fru­tos: la Coparmex a escala nacional y muchos organismos empresaria­les en los estados se constituyeron en los más eficaces instrumentos de lucha de la Organización, desplazando a los grupos confesiona­les y a los de barrios y colonias; ni siquiera le competían los univer­sitarios. La lucha política había cambiado su teatro de operaciones y ahora el fondo religioso era un sólido aval para un discurso polí­tico, económico y social. La motivación de nuestros seguidores es­taba más vinculada con la protección y promoción de un estilo de vida que desde años atrás había rebasado el ámbito profundamente religioso de una sociedad provinciana y aislada del resto del mundo. México ya era un país mucho más abierto. Los efectos de los suce­sos de 1968 se volvían en contra del régimen priista. Marchábamos rumbo a la democracia.
Los cuerpos intermedios como cuerdas y herrajes
Entre el Estado y el individuo se desarrollan “cuerpos” o corpora­ciones que agrupan a las personas en función de un interés que les es común y puede darse por su actividad, vecindad u otra motivación. Estos cuerpos estructuran a la ciudadanía y le permiten desarrollar mecanismos que ayudan al buen funcionamiento del sistema políti­co y a la gestión de los asuntos públicos por parte de la sociedad civil.
Al principio, la mejor opción fueron las universidades, públicas y privadas; ellas han sido el semillero natural que ha provisto de mili­tantes a la Organización: jóvenes de familias educadas y bien relacio­nadas en sus comunidades, por lo general de clase media y con altas aspiraciones. Ahí empezó la Organización, desde ahí dio sus prime­ras batallas y en ellas sigue desarrollándose con amplia autonomía. Los colegios católicos cierran la pinza.
Un miembro del Yunque, al desenvolverse en su actividad, se inserta en los cuerpos intermedios correspondientes: cámaras de co­mercio o industriales, colegios de profesionales, sindicatos o asocia­ciones patronales, sociedades de vecinos, sociedades de padres de fa­milia, entre otros. La preparación, visión y experiencia adquiridas en la Organización ayudan a influir de manera importante, cuan­do no determinante, en la vida de esas asociaciones. Con el paso del tiempo se desarrollaron eficaces métodos para controlarlas; la norma fundamental consistió en orientarlas, siempre conforme a su propia naturaleza, hacia el eficaz cumplimento de una misión.
Para mucha gente la Organización ha significado el medio ideal para identificar y dar sentido a su propia vocación. Sin dificul­tad se presentaba como un baluarte de la sociedad ante los abusos del poder político. Poco a poco desplazamos a muchos que desea­ban aportar algo a la comunidad pero que no tenían muy claro qué ni cómo. Lo mismo hicimos con quienes solían manejar a aquellos organismos: unos como actividad social y otros al servicio del po­der oficial. A los primeros se les envolvía y no se les privaba del lu­cimiento, incluso llegaron a ser necesarios para “vestir” a la insti­tución. Los segundos, en cambio, dada la situación del país, fueron vistos como personeros del régimen. Así tomamos el control de mu­chos cuerpos intermedios, ejercimos presión sobre los gobiernos lo­cales y cada vez más sobre el gobierno federal.
Perfil de los jerarcas
Muy poco traté al jefe fundador de la Organización. Lo conocí cuando fungió como conferencista en un curso nacional efectuado en Cholula. Su personalidad impactaba y debo comentar que cuando me causó esta impresión, no sabía que era el jefe general. Esto debió de haber sido hacia 1972. Volví a verlo varias veces en julio y agosto de 1975, cuando se preparaba aquel acto en el Parque Nacional de los Remedios donde la Organización hizo surgir a un “ejército” de la nada y dejó ver a la ensoberbecida familia revolucionaria que era po­sible una nueva Cristiada. Este acontecimiento poco después lo lle­varía al exilio y más adelante le costaría la vida. Entonces sí lo iden­tifiqué, lo traté y recibí sus instrucciones directas. De mente lúcida y ánimo encendido, irradiaba idealismo, arrojo y congruencia. Me motivó que él fuera nuestro jefe. Meses después supe que había sido víctima de un artero atentado al que sobrevivió de manera milagro­sa. No me enteré, sino hasta tiempo después, que se había exiliado. Luego, por una esquela publicada en el periódico Excélsior, supe que había muerto y, días después —dado que esto ocurrió la Nochebue­na— me enteré de que se había tratado de un asesinato. Guardo de él un respetuoso recuerdo.
José Antonio Quintana, su sucesor, fue jefe regional en Puebla desde 1968 (año de mi ingreso en la Organización) hasta 1979. Fue mi jefe directo mientras ocupé un asiento en el mando regional de 1974 a 1978 como secretario de Enseñanza, y después cuando fungí como jefe de una rama universitaria. Ingeniero civil de profesión, ha tenido, desde que lo conozco, uno de los más acreditados despa­chos de Puebla, que más tarde se convertiría en compañía construc­tora. Tuvo clientes muy interesantes —buenos mecenas, podríamos decir— para los que desarrolló varios de los principales fracciona­mientos de la Puebla de los años sesenta y setenta. Aparte de este ni­cho comercial interesante, también construyó algunas de las obras más importantes de la ciudad durante esas décadas y hasta la fecha.
No pretendo presentar aquí la biografía de Leo, pero es conve­niente saber de qué tipo de persona hablamos. Miembro del consejo de administración de varios bancos y empresas a los que era llamado no por el capital que podría aportar, sino justo por su consejo, nun­ca ha gustado de los reflectores, jamás buscó presidencias ni figurar; procuró siempre ser el poder tras el trono. Eso le dio gran fuerza y autoridad moral. Supo imponer el orden y equilibrar las muy disím­bolas personalidades de sus brillantes subordinados: Manuel Rodrí­guez Concha, José Antonio Arrubarrena Aragón, Juan Aurelio Vigil Ávalos, Mario Bracamonte Zardeneta, Eduardo García Suárez, Gerardo Pellico Agüeros, Manuel Díaz Cid en una primera línea; Ramón Buergo Ferrari, Alfredo Sandoval González, Alfonso Prie­to, Mario Iglesias García Teruel, Vicente Pacheco Cevallos en una segunda línea; dicho esto en razón de edad y no de otra cosa. Luego siguió mi camada; serví a las órdenes de varios de los mencionados. Cuánto aprendí de ellos. Ninguno fue rico ni poderoso, pero todos eran talentosos y exitosos. Y teníamos jefe: Leonardo.
Su forma de vida ha sido y es demasiado austera. Por las obras y los negocios en que participaba, podía tener una casa y un automó­vil mucho mejores que los que ha tenido. Pero se asume como es, para dar ejemplo y testimonio a los miembros de la Organización. No le conozco conducta reprobable ni en su vida social ni en los negocios. Es una persona recatada y prudente; habla poco, escucha mucho; sabe posicionarse de manera que siempre sea él quien ten­ga la última palabra. En las juntas de la Organización sabía condu­cir el debate y sintetizar las propuestas. Tuvo bajo sus órdenes a un extraordinario equipo al que escuchaba (los mencionados en el pá­rrafo anterior). Con todos ellos se forjó la Organización en Puebla, la que por muchos años fue la más eficaz de las fuerzas políticas en nuestra región. Él es un jefe.
Por ser muy conservador, durante mucho tiempo se resistió a la operación de una rama femenina en su jurisdicción; contenía a sus más visionarios subordinados, moderó los riesgos de la Organiza­ción y de las instituciones que de ella habían surgido, sobre todo los financieros, en particular los de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. Aunque surcó las crisis con gran mesura y se salvó, la institución educativa también dejó pasar interesantes opor­tunidades y perdió el nicho de mercado para el que fue creada. Esto afectó el desarrollo de la Organización.
Ese espíritu que se le infundió a la UPAEP hizo que los más am­biciosos jóvenes de Puebla la descartaran, de manera intuitiva, como una opción interesante para estudiar. Quienes allí se forman están en una institución sólida y seria, pero de alcances limitados. Este fenó­meno ilustra lo que sucedió en general con la Organización cuan­do Leo fue el jefe general. Es inteligente, pero no listo. Es constante y duro, pero no osado. Se aferra a la nostalgia de un mundo idea­lizado en función del conocimiento que posee, que en gran medi­da es obsoleto. Supo coordinar la acción y la formación de muchos para derrotar a un sistema político en decadencia. Pero esto se logró fundamentalmente al destacar sus fallas, no al entusiasmar con otro modelo. No imagina un futuro con el que pueda atraer a la gente de hoy; eso mismo provoca la adustez que limita su arrojo y le lleva a un extremo recato y prudencia. No es un hombre de poder, sino un jefe opositor y, como tal, no pudo dar lo que no tiene. Al margen de sus incuestionables logros, imprimió a la Organización una impronta que la restringió de modo brutal en su siguiente etapa, la de gobernar.