I. Una vez pasadas las elecciones se acabaron los pretextos. En Apango, municipio de Mártir de Cuilapan, Guerrero, el presidente Enrique Peña Nieto, acompañado por Otto Pérez, presidente de Guatemala, afirmó que en México tenemos que revertir la pobreza y la desigualdad que distingue a nuestros pueblos. Relanzó la Cruzada Nacional contra el Hambre. Se trata de asegurarles la realización de una actividad productiva que les genere mayores ingresos económicos, dijo. Este combate no puede esperar más y los partidos políticos no deben sacar ventajas. No en este tema en donde es de reconocerse la valentía del gobierno de Peña por ser el primero que admite que hay mexicanos que sufren hambre.
II. La reforma alterna. El grupo de Ernesto Cordero, ex coordinador de los senadores panistas, junto con Luis Miguel Barbosa, encabezando a los perredistas, presentaron su reforma política. Quitar el fuero a todos los niveles, incluido el Presidente de la República, la reelección de funcionarios, un jefe de gabinete y mayores sanciones a quienes violen la ley, entre otras curiosidades. De inmediato causó salpullido. Emilio Gamboa Patrón, coordinador de los senadores priistas, calificó a varias de las propuestas como una serie de “aventuras”. Habrá que recordar que precisamente por este proyecto Gustavo Madero, líder del PAN, quitó de la silla como coordinador de la bancada a Cordero. Y ahí el pleito interno se expandió.