El País | 1 de noviembre de 2012
Un episodio y un programa han marcado el contraterrorismo de la presidencia Obama. El episodio no es otro que el abatimiento, en mayo de 2011, de Osama Bin Laden en su escondite paquistaní de Abbottabad. El programa consiste en utilizar de manera sistemática drones o aeronaves sin piloto para lanzar misiles contra miembros de Al Qaeda y otras entidades afines en las zonas tribales al noroeste de Pakistán pero también en Afganistán, Yemen o Somalia. Para el presidente Obama y sus responsables de seguridad nacional, haber terminado con Osama bin Laden es un éxito. Obama había dado prioridad a la decapitación de Al Qaeda. Antes de asumir el cargo advirtió que actuaría con determinación —es decir, que daría la orden de matar—, en el caso de que se detectase a terroristas de elevado perfil fuera de Estados Unidos y las autoridades jurisdiccionalmente competentes no quisieran o no pudieran actuar al respecto.