7 abr 2008

Colombia-Ecuador

La nueva dimensión del conflicto colombiano/Simón Pachano, Profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, sede Ecuador
ARI Nº 38/2008
Publicado por El Rea Intituto Elcano, 02/04/2008; http://www.realinstitutoelcano.org
Tema: Los recientes enfrentamientos verbales y diplomáticos de los gobiernos de Ecuador y Venezuela con el de Colombia, y la declaración final de la reunión de presidentes del Grupo de Río colocaron el conflicto colombiano en el ámbito multilateral, lo que plantea nuevos retos para la región.
Resumen: Después de la sucesión de hechos producidos tras la incursión colombiana en territorio ecuatoriano, que acabó con la vida de Raúl Reyes, el segundo dirigente de las FARC, se ha producido un cambio sustancial en la dimensión internacional del conflicto colombiano. De manera especial, Ecuador y Venezuela están prácticamente obligados a revisar sus posiciones hacia ese conflicto y en particular hacia el grupo terrorista.
Al poner en evidencia la magnitud de la presencia de las FARC fuera de sus fronteras, la acción colombiana rompió los marcos que lo mantenían como un asunto interno e hizo imprescindible la construcción de instancias y el diseño de instrumentos apropiados para su tratamiento en el plano multilateral. Por consiguiente, además del golpe asestado en términos militares a las FARC, el gobierno colombiano ha logrado tomar la iniciativa y colocarse en una situación favorable para llevar a los otros países a un campo común en la búsqueda de soluciones.
Al contrario de otras ocasiones en que han estado en juego aspectos de seguridad y en que ha habido participación de grupos irregulares, en estos episodios no han tenido participación directa los gobiernos de EEUU y Cuba. Sin embargo, no se puede descartar su influencia en el desarrollo de los hechos y sobre todo en la definición de las posiciones de varios actores políticos y estatales.
Análisis: La reunión de presidentes del Grupo de Río, realizada el viernes 7 de marzo en la República Dominicana, logró desactivar el riesgo de enfrentamiento bélico al que se había llegado en el estrecho lapso de una semana. La declaración concertada por ellos, en una sesión que comenzó con agrias acusaciones y fuertes inculpaciones, permitió recoger por lo menos momentáneamente los estandartes de guerra que fueron exhibidos en esos días. Pero, como suele ocurrir en estos casos, lo más expresivo de la situación fueron los abrazos y los gestos de amistad que mostraron los mandatarios al concluir el encuentro. Tanto estos gestos como la declaración final inducirían a pensar que gran parte del problema se debió más a las declaraciones cargadas de adjetivos de los presidentes de Venezuela y Ecuador y a las denuncias arriesgadas del presidente y de otras autoridades colombianas. Pero sería equivocado considerarlo de esa manera, ya que el problema tiene unas raíces que han penetrado profundamente en cada uno de los tres países y de las que pueden brotar en cualquier momento nuevos troncos y nuevas ramas.
Es innegable que la cumbre presidencial permitió desactivar la inminencia del conflicto, bajó las tensiones hasta conformar un espacio de diálogo y negociación e incluso –por medio de las acusaciones y los enfrentamientos– hizo posible una catarsis que aparecía como necesaria para saldar ciertas deudas pendientes, tanto en lo personal como en las relaciones entre los países. Todo ello es claramente positivo, pero a todas luces insuficiente. Lo que se ha hecho, básicamente, es cerrar una etapa en la que el procesamiento del conflicto originado por la situación interna de Colombia fue parte de las relaciones bilaterales con cada uno de sus vecinos. La manera en que se produjeron los hechos durante la convulsionada semana colocó el tema en el ámbito multilateral o, por decirlo de otra manera, más allá de la voluntad de cada uno de los actores: lo internacionalizó.
Después de toda esta vertiginosa sucesión de hechos, quedan planteadas muchas preguntas, tanto acerca de los elementos desencadenantes como de la posible evolución y las salidas que se puedan encontrar para llegar a soluciones de fondo. Sobre los primeros se ha dicho mucho en estos días, e incluso la misma cita presidencial giró en gran medida en torno a ellos cuando cada uno de los mandatarios presentó y defendió decididamente su interpretación de los hechos. Aunque aún hay mucho que aclarar al respecto y a pesar de que es un puzzle al que se van añadiendo piezas en la medida en que se va armando, no cabe detenerse en este punto. Más importancia tienen los otros interrogantes, aquellos que hacen referencia a la nueva situación que se abrió con la reunión de Santo Domingo. La mayor duda en este sentido surge cuando se trata de avizorar las posibilidades reales que tendrán los países involucrados para enfrentar adecuadamente la nueva situación. Ésta requiere no sólo de la voluntad de las partes –que en la reunión de presidentes ha demostrado su importancia– sino también la construcción conjunta de los procedimientos y los instrumentos necesarios para consolidar el nuevo campo abierto.
Del conflicto interno al multilateralismo
Es necesario considerar que si el tema llegó a ser tratado en una reunión presidencial con otros objetivos, no fue necesariamente por la voluntad de uno de los gobiernos sino porque, literalmente, rebasó las fronteras. La transformación del conflicto colombiano en un tema multilateral era, por lo menos desde el inicio del Plan Colombia, uno de los objetivos del gobierno de Bogotá y, paradójicamente, también de las FARC. Por razones diametralmente opuestas ambos actores buscaban otro tipo de participación de los países vecinos y en general de la comunidad internacional latinoamericana. Reiteradamente, los gobiernos colombianos de la última década trataron de persuadir a sus pares ecuatorianos de que cambiaran su definición de neutralidad ante el conflicto por una acción más decidida en contra de un grupo que, con sus acciones terroristas y su alianza con el narcotráfico, amenazaba la seguridad de ambos países. Así mismo, en años más recientes, Colombia hizo esfuerzos por detener o al menos neutralizar el acercamiento del gobierno venezolano a ese grupo armado. En ambos casos se trataba de cerrar las posibilidades de que las FARC contaran con espacios de descanso y de consolidación de su retaguardia así como con facilidades para su abastecimiento.
Las FARC, por su parte, consideraban que obtendrían beneficios de la internacionalización del conflicto, ya que de esa manera se crearían las condiciones para interactuar en el mismo nivel con los gobiernos andinos. Una de esas condiciones era su reconocimiento como fuerza beligerante. Para esto, aludían como antecedente el reconocimiento del Frente Sandinista en la última fase de la insurrección nicaragüense, aunque para cualquier observador son enormes las diferencias existentes entre éste y una organización terrorista aliada al narcotráfico, así como entre el régimen autocrático somocista y la democracia colombiana.
Sin embargo, no fue por voluntad de estos actores que el tema saltó al campo multilateral. Fue más bien un resultado prácticamente inevitable de la dimensión alcanzada y que llevaba a que sus efectos se sintieran más allá de las fronteras colombianas. En realidad, éste ya había cobrado dimensión internacional desde mucho tiempo atrás, cuando las FARC comenzaron a utilizar territorio ecuatoriano y venezolano para desarrollar sus acciones y cuando entablaron negociaciones con el presidente Chávez para la liberación de los secuestrados. La respuesta ecuatoriana se expresó en la redefinición de su política de seguridad y defensa, en la que la protección de la frontera norte pasó a convertirse en el núcleo fundamental (lo que significó, entre otras cosas, cambiar aspectos básicos de unas fuerzas armadas que estaban concebidas para una guerra convencional). Mientras tanto, el gobierno venezolano optó por contar con las FARC como un elemento político al que podía recurrir cuando considerara conveniente, lo que significó otorgarle –por la fuerza de los hechos– carta de naturalización como actor político regional.
En esas condiciones era poco probable que el conflicto pudiera mantenerse dentro de las fronteras colombianas. Por ello, el último incidente derivó en los acontecimientos conocidos y el problema pasó de ser un tema de seguridad fronteriza y de negociación humanitaria a un asunto de los tres Estados e incluso del conjunto de los países latinoamericanos. La violación de la soberanía, esgrimida como el argumento central de Ecuador, y la necesidad de garantizar la seguridad frente a las acciones terroristas, eje de la explicación de Colombia, colocó a los dos países en una posición de enfrentamiento infrecuente. Por ello, lo que se inició como un incidente fronterizo que pudo haber sido gestionado dentro de los procedimientos establecidos llegó a hechos de gravedad desconocidos en la región, como la ruptura de relaciones de Venezuela y Ecuador (a los que se sumó Nicaragua) con Colombia. Ésa fue la manifestación de la nueva dimensión del problema, aunque también influyeron las características personales de los mandatarios.
Cuatro factores fueron claves para configurar esa situación. En primer lugar, la solución militar como eje de la política del presidente Uribe, avalada electoralmente en dos ocasiones y que constituye el principal soporte de la alta aprobación de su gestión en los sondeos de opinión. El fracaso de los diálogos de paz impulsados por su antecesor, Andrés Pastrana, llevaron a la mayoría de la población y a la opinión pública colombianas a respaldar la propuesta que sostenía la vía militar como única opción para acabar con las FARC y la violencia en general. Es difícil comprender que esta opción haya sido escogida por una sociedad que a la vez ha dado fuerte respaldo a la democracia como régimen político, pero una breve mirada a la historia reciente y sobre todo un recuento de los crímenes cometidos por las FARC permiten encontrar las explicaciones pertinentes. El gobierno colombiano pudo colocar la derrota de los grupos armados como el objetivo estratégico al que debían supeditarse todos los demás. Obviamente, las relaciones con los vecinos no podían dejar de adecuarse a ese objetivo, sobre todo si los escenarios de combate se encontraban en las zonas fronterizas. Cabe señalar que la ayuda militar, económica y tecnológica norteamericana fue decisiva en la materialización de este objetivo, lo que además introdujo un actor adicional en el escenario.
En segundo lugar, incidió de manera determinante la posición de neutralidad adoptada por los diversos gobiernos ecuatorianos. En términos estrictos, se quería aludir a no intervención, ya que no tiene cabida la neutralidad frente a un Estado asediado por grupos armados irregulares. De cualquier manera, Ecuador definió su política en torno a ese objetivo prioritario, lo que colocó a las acciones armadas para repeler a las FARC en un plano secundario, únicamente como una opción de última instancia y restringida a casos de violación flagrante de su territorio. Dentro de esa perspectiva definió sus relaciones con Colombia, lo que se tradujo en el establecimiento de protocolos y cartillas de seguridad que tendían a asegurar la vigilancia de la frontera y el apoyo a la población civil colombiana desplazada de las áreas de combate. Por otra parte, la libre circulación de personas entre los dos países hacía posible el paso de integrantes de miembros de la guerrilla en condición de civiles, al mismo tiempo que, como han argumentado reiteradamente los militares ecuatorianos, las limitaciones económicas y las características del terreno hacían imposible un control más riguroso de la zona fronteriza. La instalación de campamentos –inicialmente de reposo y de reabastecimiento, pero posteriormente de comando, como se comprobó con el que fue desmantelado en la acción del gobierno colombiano– fue uno de los resultados de ese conjunto de factores.
En tercer lugar, fue decisivo el papel desempeñado por el presidente Chávez, al mantener un enfrentamiento directo y constante con el gobierno colombiano y, sobre todo, al dar reiteradas muestras de acercamiento a las FARC. La relación con los dirigentes de esta organización parece haber ido más allá de los diálogos necesarios para lograr la liberación de rehenes, como lo certifica el homenaje público que rindió oficialmente a Reyes. Un acto de esa naturaleza, de alto contenido simbólico, no puede obedecer simplemente a la calentura que provocaba el conflicto que vivían los tres países en ese momento. Más bien parece ser una consecuencia de la búsqueda de aliados dentro de su estrategia de enfrentamiento con el gobierno norteamericano. Pero, aún cuando aquel acercamiento no hubiera existido en la realidad, se constituyó como una percepción generalizada en el contexto internacional y por consiguiente actuó como un factor político de importancia. No es desconocido que el resto de actores –de manera espacial los gobiernos de Colombia y EEUU– consideraron a esa alianza como algo más que una hipótesis, y en consecuencia actuaron en función de ella.
Finalmente, influyeron también los pasos dados por las FARC en los últimos meses, caracterizadas por la combinación de acciones de diverso tipo. Por una parte, la liberación selectiva de los secuestrados, con el gobierno venezolano como intermediario, les puso en posición de tomar la iniciativa en ese campo y colocarse como un actor que debía ser tomado en cuentas en el contexto internacional. Ello les permitió, además, poner en la agenda temas que hasta ese momento no tenían cabida, entre los que se destaca la iniciativa venezolana de reconocimiento como fuerza beligerante. Por otra parte, incrementaron su presencia en territorio ecuatoriano, lo que, además de darles mayor capacidad operativa, hizo que el conflicto traspasara las fronteras colombianas. Finalmente, frente a los problemas que enfrentaban en el campo militar por la ofensiva gubernamental, dieron más importancia a las acciones políticas orientadas a la búsqueda de apoyo en el plano internacional. La misma negociación de los secuestrados se convirtió en un factor de importancia en este sentido, especialmente por la participación de múltiples gobiernos y organizaciones que veían en ella la posibilidad de encontrar acuerdos humanitarios.
El nuevo escenario y su posible evolución
La reunión de presidentes del Grupo de Río ocurrió precisamente en el momento en que el conjunto de elementos descritos habían llegado al punto de inflexión. Por ello, aunque había sido convocada para otros fines, debió tratar éste como único tema y convertirse en el hito que marca un antes y un después para el conflicto colombiano. Desde ese momento pasó a ser un asunto regional que, en consecuencia, debe ser tratado de esa manera. Esto significa que es necesario desarrollar los instrumentos y los procedimientos para su procesamiento en ámbitos que han sido hasta cierto punto indiferentes a su existencia. De manera especial, la OEA deberá hacer uso de toda la creatividad que le sea posible para enfrentar un problema que le resulta desconocido. Pero también los gobiernos de Colombia, Ecuador y Venezuela deberán crear los instrumentos y procedimientos que hagan viable la conducción de la nueva situación, especialmente si se supone que el objetivo de todos ellos es establecer finalmente la paz en territorio colombiano. Sin embargo, esto se encuentra con tres problemas que pueden presentarse como obstáculos para alcanzar ese objetivo.
El primero de estos es el de la interpretación que cada uno de esos gobiernos da al concepto de paz. Aún si se asume ésta en su versión más elemental, como la ausencia de guerra o incluso de violencia para procesar las demandas políticas y sociales, siempre quedará un amplio margen para las interpretaciones. Sobre todo, es probable que más de uno considere que será necesario cumplir con un conjunto de condiciones para alcanzar la paz, y que entre éstas se cuente una serie de concesiones a los grupos armados. La idea de que éstos representan intereses legítimos y que producto de la exclusión y de las condiciones de vida de la población colombiana puede ser una de las ideas fuerza del gobierno venezolano y en menor medida del ecuatoriano. Esto chocaría frontalmente con la interpretación del gobierno colombiano y evidentemente con su convicción de la pertinencia e irrevocabilidad de la solución militar. Tampoco sería fácilmente aceptada por la opinión pública colombiana, que la consideraría una defección después de haber realizado enormes sacrificios a lo largo de los últimos años. Por ello, será de mucha importancia conocer los términos en que se producirán los diálogos entre los presidentes Uribe y Chávez, que comenzaron una semana después de la reunión de Río.
El segundo de esos obstáculos podría ser la permanencia de la controversia entre los gobiernos de Ecuador y Colombia. A pesar de que aceptó y suscribió la declaración de los presidentes en la reunión de Santo Domingo, el gobierno ecuatoriano ha mantenido el enfrentamiento con su homólogo colombiano y ha reiterado su decisión de “llegar hasta las últimas consecuencias” para que se condene explícitamente a Álvaro Uribe. La difusión de la información obtenida en el ordenador de Raúl Reyes (cuya autenticidad parece comprobarse por las fotos en que constan personas que visitaron el campamento en los días previos a su muerte) ha sido interpretada por los círculos gubernamentales ecuatorianos como la expresión de una confabulación en contra del país, lo que aleja las posibilidades de reconstruir la confianza necesaria para alcanzar algún acuerdo.
Finalmente, la propia evolución de los hechos y, sobre todo, su traslado al campo multilateral, estrechó el espacio en que se movían todos los actores. La incursión colombiana en territorio ecuatoriano puso al descubierto las deficiencias en el control de la frontera por parte de ambos países. Ya no será posible que ello ocurra en el futuro, mucho menos desde el momento en que se conforme la comisión de la OEA o cualquier cuerpo de intermediación multilateral. La nueva situación exige cambios de estrategia en ambos países. Por una parte, obliga al gobierno colombiano a desplazar fuerzas militares hacia la frontera, lo que llevará a cambiar la estrategia de “empujar” a las FARC hacia el sur. Por otra parte, obliga al gobierno de Ecuador a contar con controles más efectivos en esa zona, lo que de alguna manera significará introducir cambios en su política de neutralidad.
El gobierno venezolano también ha visto reducido su campo de maniobra, tanto en las acciones de mediación para la liberación de los rehenes como en el apoyo implícito que proporcionaba a las FARC. Tanto la iniciativa del presidente Chávez para normalizar las relaciones con Colombia, como la actitud que tuvo en la reunión de presidentes, cuando sorpresivamente cambió los insultos y las agresiones por un tono conciliador, pueden obedecer precisamente a la toma de conciencia de la reducción del espacio de acción. Esto querría decir que se trataría más de un cálculo realista sobre sus probabilidades que de un cambio de fondo en la posición que ha venido manteniendo, lo que dejaría muchas incógnitas hacia el futuro. Incluso esto sería así en el caso de que hubiera obedecido a presiones del ex mandatario cubano, Fidel Castro, que habría visto a un enfrentamiento regional como un riesgo para el proyecto ideológico que llevan adelante varios países latinoamericanos.
Así mismo, las FARC contarán con un contexto menos favorable que el que encontraron hasta ahora. Los cambios que deberán introducir los tres gobiernos serán un factor de importancia en ese sentido. De manera especial, la nueva orientación que deberá definir el gobierno ecuatoriano –aunque para ello seguramente pasará aún algún tiempo– significará por lo menos una reducción sustantiva de las facilidades que ha tenido para utilizar el territorio de ese país. Incluso las condiciones a las que estará sometidos el presidente Chávez en la nueva dimensión de las relaciones con Colombia será un factor adverso para este grupo.
Conclusiones: Los hechos recientes han desplazado el conflicto colombiano al ámbito internacional, y a esta nueva realidad deberán adecuarse las estrategias de todos los actores involucrados. Será muy poco probable que se puedan mantener las posiciones que venía sosteniendo cada uno de ellos y que desembocaron en la situación prebélica que se vivió durante la primera semana de marzo. Sin embargo, el proceso de adaptación y de construcción de la nueva institucionalidad y de los nuevos procedimientos que son necesarios no será algo que se pueda lograr en plazos relativamente cortos. Por el contrario, cabe esperar un proceso más bien largo y sujeto a avances y retrocesos. Las fricciones entre los tres gobiernos –y de manera especial entre los de Ecuador y Colombia– dejaron huellas profundas que tardarán mucho en cerrarse. Por ello, la única garantía de éxito se encuentra en la intervención de organismos multilaterales o en la conformación de instancias supranacionales que se encarguen del diseño de los mecanismos de solución y de la vigilancia de su cumplimiento. En la medida en que el conflicto ha saltado al campo internacional, la solución debe encontrarse en el mismo nivel.
Sin embargo, las reacciones generadas en Colombia y Ecuador serán un obstáculo para que esa mediación tenga un buen desenlace. En la opinión pública de ambos países prevaleció la posición de sus respectivos gobiernos, esto es, la de la seguridad como objetivo central en Colombia y la soberanía en Ecuador. Las opiniones discrepantes o críticas fueron minoritarias, lo que dejó apenas un estrecho margen para análisis que permitiera comprender adecuadamente este episodio que se inserta en una situación que es en sí misma compleja. De manera particular, el objetivo de defensa de la integridad territorial en el caso ecuatoriano relegó a segundo plano aspectos de similar importancia, como la presencia de las FARC y sus relaciones con personas y organizaciones del país o la incapacidad de las unidades militares y policiales correspondientes para detectar un campamento que, según todos los indicios, había sido instalado varios meses atrás.
Una perspectiva de esta naturaleza, que privilegia la soberanía territorial entendida únicamente como la protección frente a otro Estado, estableció un notorio desequilibrio con los otros aspectos mencionados. Al concentrarse la preocupación gubernamental en el ataque de las fuerzas regulares colombianas, perdió fuerza cualquier posición de rechazo y de condena que hubiera podido expresar el gobierno hacia las FARC. En realidad, fue mucho menos explícito en este aspecto y ha sido absolutamente renuente (de la misma manera que la Asamblea Constituyente que asumió las funciones del Congreso) a que se haga internamente una investigación sobre la información presuntamente contenida en el ordenador de Raúl Reyes. En consecuencia, han quedado muchos temas en la oscuridad y el gobierno no ha utilizado el momento para dejar sentada su posición frente al grupo terrorista.

¿La CIA en el gobierno de Ecuador?

El ministerio de Defensa del Ecuadar anunció este lunes 7 de abril la conformación de "una comisión civil de alto nivel para determinar los grados de vinculación no autorizada de oficiales y unidades de inteligencia del Ecuador, respondiendo a intereses particulares de centrales de inteligencia externas".
Se trata de investigar la denuncia pública presentada el fin de semana por el presidente Correa que afirmó en su acostumbrada cadena radial de los sábados que los cuerpos de inteligencia ecuatorianos están infiltrados por la agencia central de inteligencia (CIA).

El cartel absolut


California vuelve a ser mexicana, gracias al vodka
Nota de la agencia EFE - México - 07/04/2008:
La empresa sueca Vin&Sprit (V&S), fabricante del vodka Absolut, fue obligada a retirar un anuncio en México tras una ola de protestas generadas.
La razón es que el cartel publicitario utilizado aparecía un mapa que extendía los dominios de México en territorio estadounidense hasta los límites anteriores a la guerra entre ambos países (1846-1848). La utilización de este mapa levantó una gran polémica en EE UU donde muchos internautas amenazaron con iniciar en la Red un boicot contra Absolut.
El mapa utilizado, vigente en el año 1830, sitúa bajo control mexicano los actuales estados de Texas, California, Arizona, Nevada, Utah, Nuevo México y partes de Colorado y Wyoming, territorios que México perdió en beneficio de EE UU con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo que puso fin a este conflicto bélico.
La vicepresidenta de Comunicación de V&S, Paula Eriksson, a través del blog de la compañía, ya ha pedido disculpas por el anuncio y ha asegurado que la intención de su empresa no fue ofender a nadie, ni abogar por la modificación de las fronteras entre Estados Unidos y México, ni alentar el sentimiento anti estadounidense ni intervenir en el debate migratorio entre ambos territorios.
El anuncio de la discordia se enmarca en la campaña In an Absolut World (en un mundo Absolut), en el que la compañía invita a los consumidores de cada país a distintas visiones de un mundo supuestamente ideal.

La visita papal a EE UU

La mayoría de los nortemericanos tienen una opinión favorable o muy favorable de Benedicto XVI, según una encuesta realizada con motivo del viaje papal a EE UU
Una encuesta realizada por el Marist College Institute for Public Opinion, arroja los siguients datos:
En una relación de cuatro y medio a uno (58% a 13%), los encuestados dijeron que tenían una opinión favorable o muy favorable del Papa.
La encuesta también reveló que el 65% tiene una opinión favorable de la Iglesia católica, aunque un 28% expresó una opinión negativa.
El 42% de los estadounidenses dijeron que les gustaría asistir a una de las apariciones públicas del Papa mientras está en EE UU y el 66% de los católicos dijeron que les gustaría asistir a uno de los eventos.
El 70% o más desean oílo hablar sobre: permitir a Dios ser parte de sus vidas diarias (73%), encontrar plenitud espiritual compartiendo su tiempo y su talento y cómo pueden aportar una diferencia positiva en el mundo, su estado y comunidades (70%). Cerca de dos tercios (64%) expresó interés en oír a Benedicto XVI hablar sobre cómo lograr una sociedad en la que los valores espirituales desempeñen un papel importante.

El comunicado de las FARC

Análisis del comunicado de Rodrigo Granda.
PERIODISMO-COLOMBIA: El "nuevo" comunicado de las FARC
Fuente:
www.ipsnoticias.net
MONTEVIDEO, 4 abr (IPS) - Medios de comunicación colombianos e internacionales dicen desde el jueves que la guerrilla de las FARC se negó a liberar a la rehén Ingrid Betancourt a través de un artículo emitido después de que se pusiera en marcha la misión humanitaria francesa para rescatarla. Pero ese texto había sido escrito 15 días antes.
Fue la cadena televisiva regional Telesur, con sede en Caracas, la primera en divulgar el comunicado presuntamente nuevo. "FARC considera inadmisible solicitud de liberar a Ingrid Betancourt", tituló ese medio en un despacho aparecido en Internet el jueves a las 14:02, hora venezolana.
Telesur afirmó que en la carta "publicada este jueves por la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol)", uno de sus firmantes, "el llamado canciller de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Granda, calificó de 'inadmisible' la solicitud de liberación de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, como nuevo gesto unilateral que el gobierno colombiano condiciona para excarcelar guerrilleros e iniciar un eventual canje humanitario".
Pero Anncol, un medio afín a las FARC, había publicado ese texto el 20 de marzo, bajo el título "Raúl Reyes, el camino de la vida a pesar de la muerte", firmado por Granda y por Jesús Santrich y fechado un día antes, el 19.
Y lo que Granda y Santrich consideraban "no admisible" era, en rigor, "que nos pidan más gestos de paz, cuando después de tantas muestras fehacientes de nuestra voluntad política por encontrar salidas al conflicto, se nos responde con infamias y maleficencia".
IPS comprobó el dato el jueves en el sitio de Anncol, que este viernes estaba caído. Pero el artículo todavía puede verse en la versión caché del buscador Google, de donde fue extraído por nuestra agencia (http://ipsnoticias.net/fotos/ANNCOL.htm)
Poco después de Telesur, Caracol Radio y el diario El Tiempo, de Colombia, recogieron la información, con error incluido, y la pusieron en sus portadas. Les siguieron despachos de agencias internacionales de noticias, publicados a su turno por la prensa de la región y del mundo, con algunas excepciones: además de IPS, el diario francés Le Monde y el semanario bogotano El Espectador.
¿Por qué casi nadie se detuvo a revisar con detalle el contexto básico de esa carta? ¿Quizás porque todo el mundo esperaba alguna respuesta de las FARC a la misión desesperada despachada por París?
El gobierno de Francia había puesto en marcha horas antes un publicitado operativo humanitario, con dos médicos y dos diplomáticos enviados a la difícil misión de encontrar, asistir y en lo posible rescatar a Betancourt, ciudadana colombiana y francesa y rehén de las FARC desde 2002.
El contexto incluye una semana de intensos informes sobre el grave estado de salud de Betancourt, con versiones contradictorias sobre su aparición en puestos de salud en medio de la selva y supuestos testigos que decían haber presenciado su estado terminal.
Pero la misión carecía -carece aún- de mínimas certidumbres, por la falta de señales públicas de que las FARC hayan accedido a liberar a la más preciada de los por lo menos 37 rehenes y prisioneros de guerra que mantienen en su poder para canjearlos por 500 guerrilleros presos.
Otro asunto pasado por alto en los medios es que la carta no está firmada por el secretariado del Estado Mayor Central de las FARC, un detalle importante para distinguir pronunciamientos oficiales y no oficiales de esa guerrilla campesina alzada en 1964.
Pero si bien no puede tomarse como una respuesta oficial de las FARC a la misión humanitaria ni al imperioso reclamo formulado esta semana por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, el texto de 2.644 palabras contiene elementos informativos valiosos.
Esta sería la primera vez que miembros de la guerrilla afirman que no habrá más gestos unilaterales de su parte, tras las liberaciones de seis rehenes en enero y febrero de este año ---dispuestas por las FARC en respuesta a las gestiones del presidente venezolano Hugo Chávez y de la senadora colombiana opositora Piedad Córdoba-, y el ataque del 1 de marzo al campamento del comandante "Raúl Reyes" en territorio ecuatoriano.
Esto colocaría a la guerrilla en una difícil disyuntiva: si de verdad está resuelta a conservar hasta el final a su principal carta para el canje, Betancourt, con su muerte en cautiverio perdería mucho más que una oportunidad de negociar con el gobierno. "Y de verdad que nos hacemos responsables por todos nuestros actos", acotan.
Puesto que el ataque y muerte de Reyes y, poco después, de otro miembro del secretariado, "Iván Ríos", se sucedieron mientras las FARC sostenían contactos y conversaciones con emisarios de varios países por el canje humanitario, "nos dan la razón sobre la necesidad de exigir cada vez más garantías cuando de encuentros de cualquier tipo se trate", dice el artículo de Granda y Santrich.
"Seguramente nos haremos más exigentes y sólo nos valdrán nuestras propias garantías. No habrá encuentro gobierno guerrilla, por ejemplo, sin la existencia de una zona de despeje", agrega.
El texto incluye otro párrafo de inusual dureza hacia los rehenes: "Todos quienes están como cautivos son responsables del azuzamiento de la guerra. Desde Ingrid en adelante, y valga decir que ninguno de ellos está en peores condiciones que Simón Trinidad o Sonia (guerrilleros extraditados a Estados Unidos), o que muchos de los dirigentes políticos y líderes populares que han sido apresados sin ser guerrilleros".
Otro contexto básico ignorado por los medios son varias cartas firmadas en las últimas semanas por los mismos Granda y Santrich, que pueden encontrarse en el sitio de la Agencia Bolivariana de Prensa.
No es éste el primero ni el más llamativo error periodístico cometido en los últimos meses de desbordado conflicto colombiano.
La prensa regional se inventó toda una genealogía de las FARC, tomando el alias de la compañera de Reyes, "Olga Marín", como su nombre verdadero y concluyendo que era la hija del líder máximo, "Manuel Marulanda" o "Tirofijo", cuyo nombre verdadero es Pedro Antonio Marín.
Según ese "árbol genealógico" de las FARC, "Olga Marín" a su vez era hermana de Luciano Marín, el nombre civil de otro miembro de la cúpula de las FARC, "Iván Márquez".
En los tensos momentos en que tenía lugar en Washington la reunión de cancilleres de la Organización de los Estados Americanos para tratar de reparar la inédita ruptura entre Bogotá y Quito por la incursión colombiana en territorio de Ecuador, el diario El Tiempo publicó una fotografía del fallecido Reyes con otra persona, a la que identificó como el ministro ecuatoriano Gustavo Larrea.
El gobierno colombiano distribuyó copias de la foto entre las delegaciones asistentes, pero horas después, desde Argentina, el dirigente comunista Patricio Echegaray afirmó que el fotografiado era él, mientras le hacía una entrevista a "Reyes" que fue publicada en varios medios.
Cualquiera de estas fallas era fácilmente evitable con una mínima comprobación, ese "chequeo" del que tanto se habla en las redacciones.
Tienen razón el texto anterior por eso hay que irse a las fuentes originales.
En lo personal puse la carta en está bitácora el lunes 31 de marzo, el mismo día que fue publicada, subrayando que estaba fechada el día 20 de marzo, "Desde Las Montañas de Colombia".
Estas es la misiva de Iván Márquez:
El artículo de Jesús Santrich y Rodrigo Granda/Especial para ANNCOL
En las aguas del Putumayo…, en las del San Miguel, en la floración silvestre de la amazonía, trepida desde el ayer hasta siempre la creciente guerrillera del amor para los pueblos; húmedas expresiones de vitalidad inmarcesible, tributando sacrificio para hacer la fusión de ese todo que somos como mismo pueblo al que los oligarcas dividen mientras ellos se juntan para agredir nuestros sueños.
Ya la música salvaje de los pájaros en el monte evoca la marcha del guerrillero caído y cuando la tarde vuela en las alas del viento y en el vientre del crepúsculo las sombras del bosque se fusionan hasta volverse oscura ingesta de segundos presurosos, de segundos que se vuelven noche en medio de la selva, Raúl guerrilla y sus huestes de estrellas titilan sobre el mundo alumbrando la piel de los oprimidos, el calor de la caleta, el oculto lugar de la manigua donde en el discurrir del sueño rebelde, pensando en la Patria Grande se anida el anhelo postergado de la Unidad, y su persistencia aunque depende de lo que él es, existe en la gracia de que su permanencia está, en lo que somos como Organización con todos los aportes de nuestros caídos, pero para el caso, con el aporte de él, del Raúl abatido, en esa senda de búsqueda del hombre nuevo y de la sociedad diferente.
La guerra es la vereda de la vida o de la muerte, ha dicho Sun Tzu. Pero la guerra justa no puede ubicarse en el estrecho marco de ese concepto, pues es para el revolucionario el camino de la vida a pesar de la muerte. Y de eso estaba convencido Raúl; por eso su camino es el de la Guerra Justa contra la alienación, contra la explotación, contra la opresión…, por la construcción del socialismo...; es decir, haciendo el camino a pesar de la muerte.
Difícil es la ruta de la lucha revolucionaria, pero una bitácora de certezas nos da el ideario bolivariano para crear, para inventar a fin de no errar, pero aún errando haciéndolo en el camino del intento de una nueva creación que supere el nefasto camino del capitalismo, que no puede ser de otra manera que cambiando de raíz el orden establecido en el que se ha perpetuado la dominación de los opresores.
El enemigo es común a los pueblos del continente, y podríamos decir que para los pueblos del mundo…; ese enemigo es el imperialismo, con toda la carga de su vieja cultura alienante. Sólo revolucionándonos interiormente, en la medida en que revolucionamos el mundo externo al mismo tiempo que nos trasformamos nosotros mismos desde el más profundo interior de la conciencia, sin calco ni copia como decía Mariátegui, apuntalando a la interpretación y creación propia, apuntalando nuestro sentido y valoración de lo que somos nosotros mismos…, hablando y pensando en americano, como decía el mismo Simón Rodríguez; en todo caso si a partir de la propia identidad, retomamos las enseñanzas de los pueblos del mundo que son patrimonio de la humanidad en su afán de emancipación, para avanzar a pesar de las adversidades, estaremos continuando la trocha que iba abriendo Raúl.
Nadie podría dar una fórmula especifica sobre cómo hacer la revolución latinoamericana; muchos podrían cuestionar a las FARC incluso en cuanto a algunos de sus métodos que la resistencia utiliza obligada por el régimen y el imperialismo; pero nadie puede cuestionar la justeza y la legitimidad de nuestra lucha; como nadie puede cuestionar que cualquiera sea la formula entre muchas para la alcanzar la libertad, el denominador común ha de ser el de la unidad, que el mejor medio para alcanzarla es la lucha y que los parámetros bolivarianos como socialistas hacen el obligado camino a tomar en cuenta si no queremos esperar a que se produzca la hecatombe del mundo por cuenta de la insensatez imperialista. Con estas ideas andaba Raúl en cada instante, por cada sendero de su marcha; por ello su muerte nos obliga a preguntar al mundo sobre si lo correcto es dejar de resistir, si lo correcto es guardar distancia de los resistentes por temor a que nos cuestionen y nos llamen terroristas según la conceptualización aviesa, desmovilizante y aplastante del imperio y sus oligarcas; es decir, por ejemplo, no considerar más prisioneros del imperio, luchadores bolivarianos, a Simón y Sonia sólo porque al yanqui y a sus lacayos les da la gana de decir que son narcoraficantes. Si asumimos la vía de la cobardía pronto a cada luchador le darán su respectivo epíteto descalificante para seguirnos aplastando uno a uno como moscas, se sea o no fariano, se sea o no bolivariano. Bastaría, siendo o no revolucionario, no levantar la voz sino apenas hacer algún mínimo gesto de inconformidad contra el imperio y los oligarcas, para sentir el peso del escarmiento.
¿Cómo le vamos a responder al imperio entonces?; ¿con la mansedumbre y la sumisión a cambio de que nos dejen vivir de rodillas?; ¿cohonestando con su depredación a cambio de las migajas que nos permitan ser su mano de obra barata, sus nuevos esclavos? No, así sea con equivocaciones, el ejemplo es el de Raúl porque es que lo que en últimas hacemos es la legítima defensa popular, la resistencia a una agresión que avanza sin cesar sobre los pueblos del mundo.
Se debe ahora más que nunca echar atrás los prejuicios que llevan a muchos a fortalecer el argumento de que hay que estar en contra de cualquier violencia “venga de donde venga”, llegando con esta falacia “equilibrada”, a la condena de la legítima defensa contra el opresor, incluso. Y llegando a la conclusión de que tendríamos que conservar el statu quo de la opresión que es la peor manera de la violencia. ¿Acudimos entonces, en el camino de la emancipación, a la sola alternativa del desarmado voto en blanco del señor Saramago?
Resistir, resistir, resistir en el concepto de la triple audacia, del hacer lo imposible porque de lo posible se encargan los demás todos los días, tal como diría Bolívar; resistir emancipando la conciencia con la moral y las luces, sin que nos anonaden los cantos de sirena de la socialdemocracia falsa, o las ofertas de las Calipsos en este largo camino lleno de peligros hacia Ítaca, en el que los estrigonios oligarcas e imperialistas estarán siempre listos para devorarnos sin compasión ha de ser la premisa. Y de verdad que para nosotros, así fuere en la soledad de la incomprensión de otros, estaremos persistiendo en la lucha, porque consideramos ante una eternidad de anonadamiento, la opción de un instante, así sea un pequeño instante, entre los brazos de la libertad, como en el cuento de Ulises y Penélope.
Sufriendo la sevicia de sus victimarios, Raúl ha logrado que Colombia exista, que sea visible para quienes la ignoran en sus padecimientos y en la soledad de la insolidaridad, que sólo hasta ahora pareciera estarse rompiendo a partir de las voces bolivarianas que claman por una salida política al conflicto que la desangra. Porque, más allá del problema de la violación de la soberanía territorial en Ecuador, está el problema fundamental humano, que no puede quedar oculto por la conveniencia diplomática; en aquella lejanía de la Patria Grande no fueron muertos en combate sino asesinados nuestros camaradas, rematados los heridos y desaparecidos los capturados. No podemos dejarnos engañar por la farsa del humanitarismo de unas tropas que dejan tres heridos en terreno; esa es la coartada para el crimen de guerra cometido. No es más. Pero no nos lamentamos. Asumimos las consecuencias del camino de lucha que hemos tomado; eso sí, tenemos el deber de señalar al tipo de enemigo que combatimos, para así saber de qué manera enfrentarlo. Es al imperialismo criminal y sus lacayos a quienes resistimos; y en esto, no faltan los sectores venales y traicioneros que a veces se ocultan entre las filas revolucionarias de uno u otro lado, los cuales habrá que identificar y también confrontar con firmeza.
Pero bien, más allá de las muertes, siguen vivos los sueños, la ilusión permanente de Raúl de expandir la moral y las luces, el sueño bolivariano, la utopía del Libertador, la explosión de esa mixtura liberadora que es el marxismo-leninismo y el bolivarismo. La siembra que venía haciendo, con sus guerrilleros, con sus mismas necesidades y vivencias, con sus mismos peligros y padecimientos que implican no el escenario para la reflexión sosegada sino el espacio para pensar durante el desenvolvimiento de la acción. Aún en esas circunstancias, estaba presente su deseo constante de aportar a la teorización, recogiendo las opiniones, los puntos de vista de estudiantes, maestros, gentes inquietas por el destino de los pueblos, amigos o no, Raúl buscaba la manera para dialogar, para escuchar y para dar su mensaje. En esta infausta ocasión del primero de marzo varios compatriotas latinoamericanos que le visitaban con ese propósito también murieron o han sido desaparecidos en el marco de la acción criminal de tierra arrasada ejecutada por el fascismo uribista con el concurso de cómplices que deben ser develados para que los revolucionarios de mundo sepan la verdad y hagan justicia.
Esta claro que el camino de la guerra puede implicar la muerte para cualquiera de los guerrilleros que estén en el compromiso real de entregarlo todo por la liberación popular. Eso lo sabía Raúl, y los sabemos todos los que hemos optado por la lucha armada. No obstante habría que mirar que estas muertes son las que tenemos no propiamente en el desenvolvimiento de la confrontación sino en la búsqueda de los contactos para la paz. De tal manera que estas experiencias nos dan la razón sobre la necesidad de exigir cada vez más garantías cuando de encuentros de cualquier tipo se trate. Seguramente nos haremos más exigentes y sólo nos valdrán nuestras propias garantías. No habrá encuentro gobierno guerrilla, por ejemplo, sin la existencia de una zona de despeje.
Por amor a nuestra causa justa, necesaria y sagrada, estas muertes no hacen sino reafirmarnos en nuestras convicciones. Cada día tenemos nuevas muestras de cómo piensa y actúa el fascismo y ello nos da las pistas de cómo es que debemos combatirlo. No encontrarán en nosotros dóciles borregos prestos a entrar en el corral de las claudicaciones. Y de verdad que nos hacemos responsables por todos nuestros actos, que los hacemos por amor al pueblo y con nuestras propias fuerzas. Agradecemos la solidaridad moral de los pueblos del mundo y nos enorgullecemos en decir que nada le debemos a nadie ni nada le deberemos sino a aquellos que con sus palabras de aliento y con su ejemplo también nos dan fortaleza mora. Particular y especialmente, gratitud tenemos con organizaciones como Opror, Fighter and lover, sindicalistas y los antifascistas veteranos de la segunda guerra mundial en Dinamarca, patriotas nórdicos que aman a la América Latina, y en su defensa del derecho a la rebelión popular contra la injusticia, han hecho aportes económicos simbólicos que apreciamos en toda la dimensión de su sentido solidario.
Somos una fuerza revolucionaria autónoma, independiente, insobornable e irreductible que vencerá. Y lo hará combatiendo con dignidad, haciendo saber que no nos arrepentimos de lo que hacemos y de lo que somos. Que nuestra condición de revolucionarios bolivarianos no es cuestionable y menos por elementos inmorales como los que desde el imperio y las oligarquías pretenden juzgarnos. Aquí estamos incólumes en nuestros propósitos, y ahora exigiendo más que nunca la libertad de los nuestros. Sólo como consecuencia de un canje de prisioneros saldrán libres quienes están cautivos en nuestros campamentos. No es admisible que nos pidan más gestos de paz, cuando después de tantas muestras fehacientes de nuestra voluntad política por encontrar salidas al conflicto, se nos responde con infamias y maleficencia.
Muchos piden liberación de los “secuestrados” pero muchos también olvidan que los nuestros, los hijos de los pobres que han luchado como combatientes del ejército del pueblo en busca de la justicia social, están en peores condiciones que los prisioneros que están en manos de las FARC. Quienes claman por la libertad de los que están en nuestros campamentos, con algunas excepciones que se pueden contar con los dedos de las manos, jamás levantan una voz por la libertad de los nuestros. Y aquí que nadie pose de inocente, porque todos quienes están como cautivos son responsables del azuzamiento de la guerra. Desde Ingrid en adelante, y valga decir que ninguno de ellos está en peores condiciones que Simón Trinidad o Sonia, o que muchos de los dirigentes políticos y lideres populares que han sido apresados sin ser guerrilleros, en el desenvolvimiento de esa cacería de brujas que sostiene el gobierno para aplastar la resistencia popular, y que seguramente se apresta a arreciar justificándose en cada nueva mentira que surja de la invención del “computador indestructible” de Raúl Reyes. Con falsas acusaciones han sido condenadas o al menos apresadas esas personas que también son civiles y han sido involucradas en el conflicto. No nos vengan entonces con eufemismos hipócritas sobre todo de parte de quienes desde su posición de “sociedad civil” azuzan la guerra con una culpabilidad y morbo superiores al de cualquier soldado.
Decimos al mundo, compañeros, que Raúl entra en la circunstancia del que se ha ido pero de otra manera se queda, del que ha partido pero de otra forma retorna, del que ya no está pero que de muchos modos permanece, y su permanencia en esa circunstancia donde el hecho de la muerte no es que se pretenda negar pero se supera, es en el canto del hombre nuevo, no del super hombre o de un hombre subjetivo imposible, sino del hombre de carne y hueso, con sus errores y sus pasiones, con una conciencia de profundo amor al pueblo, siempre dispuesto a entregarlo todo por los demás, por el pueblo, por los oprimidos.
Una permanencia es esa, que nada tiene que ver con la muerte como culminación; que nada tiene que ver tampoco con una religiosidad de santos…, sino con un presente de lucha que lleva el avance que él contribuyó concretamente a construir, con una esperanza de paz que Raúl ayudó a forjar, con una convicción que él también fraguó materializando este ejército popular inderrotable que emprende su larga marcha siguiendo las coordenadas que él ayudó a delinear para hacer ese largo y difícil camino de búsqueda de la felicidad humana.
Y el imperio, si de algo puede estar seguro es que con sus infamias no podrá matar la ansiedad de lucha de los pueblos. Será imposible sacar del imaginario colectivo al Raúl que muchos llevan en el alma…o al Negro Acacio, al Martín Caballero, al Cristian Pérez…, al Iván Ríos, y a cada combatiente que llevan los pueblos en lo más hondo de su alma.
En Raúl como en cualquiera de nuestros firmes militantes, nada muere con la muerte de la persona misma; nada de lo nuestro más profundo, nada de la determinación que es lo más sagrado…; por el contrario, todo se revitaliza, se potencia y se radicaliza aún más, porque mientras exista un fariano ninguno de nuestros muertos ha de morir.
El cuerpo de Raúl Reyes ha sido abatido; el de él como el de cada camarada caído en aquel rincón de selva de la Patria Grande, cercano al cause del río Putumayo es el de un mortal, de un hombre de carne y hueso que bien sabía el concepto de Sun Tzu respecto a que la guerra es la vereda de la vida o de la muerte…; pero en su entera visión bolivariana de revolucionario amante de la vida; en su visión de hombre con profundas convicciones fundadas en el humanismo leninista, podría afirmar que la guerra es la política por otros medios, que además son violentos, según el concepto de Clausewitz, complementado por Lenin, pero especialmente la guerra justa es para Raúl, como ya hemos dicho, el camino de la vida a pesar de la muerte.
Modificado el ( jueves, 20 de marzo de 2008 )

CEMEX en Colombia

Rafael Ramírez, ministro de Energía de Venezuela comentó hoy que el gobierno tomará el control de tres empresas cementeras extranjeras, a saber; Cemex, que controla casi la mitad del mercado, y las compañías Lafarge de Francia y la suiza Holcim Ltd. "Les transmitimos que las empresas que fueron convocadas son las que van a ser objeto de esta medida y que estamos seguros que se va abrir la posibilidad de llegar a acuerdos para ir a un esquema de control", dijo.
Las negociaciones con Cemex y los de otras empresas ya comenzaron, pero aún no está claro si estas empresas acepten las condiciones y quieran asociarse -como socios minritarios- con el Estado.
Desde hace meses, el Presidente hávez había expresado repetidamente su frustración con el alto costo de los materiales de construcción y amenazó una y otra vez con tomar el control de empresas que no proporcionan el cemento de bajo costo para el mercado interno.
Y lo cumplió.
Comunicado: Caracas, 07/04/2008
Nacionalizarán sólo cementeras que pertenecieron al Estado
Algunos sectores productivos han acogido de buena manera recientes medidas económicas. El gobierno continuará tendiéndoles puentes para hacer una gran alianza nacionalista y patriótica. Se realizarán foros, desfiles y concentraciones para conmemorar el 11, 12 y 13 de abril
El gobierno venezolano nacionalizará sólo aquellas empresas cementeras que originalmente fueron propiedad del Estado y se entregaron casi regaladas, explicó el presidente Hugo Chávez este domingo en un contacto telefónico con Venezolana de Televisión, en el marco de una transmisión especial por las elecciones regionales de los integrantes el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El jefe de Gobierno informó que recibió un mensaje de los dueños de las cementeras del Zulia, que siempre han sido empresas privadas, solicitando información sobre el anuncio que hizo el jueves 03 de abril de nacionalizar la industria cementera por ser un rubro estratégico para el país. A ellos respondió que "nosotros sólo vamos a nacionalizar lo que fue privatizado, las grandes cementeras que se llevaron casi regaladas, las plantas que fueron propiedad del Estado".
También dijo que recibió algunas cartas de la burguesía productiva que ha acogido de buena manera algunas medidas económicas adoptadas por el Gobierno para flexibilizar el cambio en Cadivi, el ajuste de precios de algunos alimentos y la disminución de los intereses para los créditos agrícolas.
"La Cámara de la Construcción, por ejemplo, manifestó hace poco en una reunión con la ministra de la Vivienda, Edith Gómez, y el vicepresidente, Ramón Carrizales, que están contentos con las perspectivas del desarrollo de la construcción del país". Por otra parte, el presidente del grupo Polar envió una carta manifestando algunas preocupaciones, pero dispuesto a trabajar conjuntamente con el Gobierno, agregó.
Considerando que hay una furia fascista que tiende a arremeter y presionar, prefirió no dar más nombres de los sectores que se han comunicado, pero aseguró que "a esta burguesía nacional siempre estaremos lanzándole puentes para hacer una gran alianza nacionalista y patriótica".
Cemex y las FARC/ nota de la agencia APRO
Jorge Carrasco Araizaga, reportero
México, D.F., 4 de abril (apro).- De nuevo, en apenas un mes, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) no sólo quedó rebasada por lo que ocurre en América Latina en temas relacionados con México, sino que demostró cuáles son las verdaderas prioridades del gobierno de Felipe Calderón.

Primero, a comienzos de marzo, la SRE fue incapaz de reaccionar ante el asesinato de cuatro mexicanos por parte del ejército colombiano en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio de Ecuador.
Incluso, soportó el desplante del presidente colombiano, Álvaro Uribe, al negarse a indemnizar a los connacionales, tratándolos como terroristas.
Ahora, pese a todas las evidencias públicas que existían, se sentó a esperar que el gobierno de Hugo Chávez, en Venezuela, anunciara su intención de nacionalizar la industria del cemento, lo que afecta principalmente a Cementos Mexicanos (Cemex).
Pero a diferencia de la agresión del ejército de Colombia a ese grupo de mexicanos, esta vez, de inmediato, mandó llamar al embajador de Venezuela en México, Roy Chaderton, para hacerle ver que el gobierno mexicano tiene el “deber… de velar por los intereses legítimos de las empresas mexicanas en el exterior”.
En menos de 24 horas, desde que Chávez hizo el anuncio –reacción que contrasta con casi el mes que debió pasar para que condenara el asesinato de los mexicanos a manos de militares colombianos– la SRE se movilizó para expresar su preocupación y anunciar la defensa de la empresa.
De haber estado a la altura de su cargo, el subsecretario para América Latina y el Caribe, Gerónimo Gutiérrez, hubiera advertido sobre la intención de Chávez, quien en varias ocasiones había amenazado con la nacionalización bajo el argumento de que las empresas extranjeras estaban dejando sin cemento a su país.
Según Chávez, esa es la causa del déficit en la construcción de vivienda para los venezolanos.
El embajador de México en Venezuela, Eduardo Baca Cuenca, también tendría que dar cuentas si es que no informó adecuadamente a la cancillería sobre ese asunto. En primera instancia, eso parece improbable, pues su principal tarea en ese país era, precisamente, advertir sobre las dificultades que existen en las relaciones bilaterales luego de que estuvieron a punto de romperse por la confrontación de Vicente Fox con Hugo Chávez, quien, incluso, caracterizó al expresidente mexicano como “cachorro del imperio”.
Si bien Cemex tiene un ejército de abogados que la defienda, el gobierno mexicano, y en especial quien lo encabeza, Felipe Calderón, que tanto se dice defensor de las empresas, pudo haber actuado directamente con Chávez en torno a esta decisión.
No es nada inusual que los presidentes hagan recomendaciones a sus homólogos sobre las empresas de su país. Son, incluso, sus principales promotores en lo que se ha dado en llamar como “diplomacia económica”.
La secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, Gerónimo Gutiérrez y Eduardo Baca pudieron no ser los únicos en dejar que el tema siguiera creciendo.
Tan importante como su posible omisión fue la de Cemex, que por su condición de emporio cuenta con un servicio de inteligencia industrial que le debe advertir sobre las condiciones en las que se encuentran sus filiales en más de 50 países.
Para esa tarea, Lorenzo Zambrano, dueño de la transnacional, contrató desde que el PRI perdió la Presidencia en el 2000 al exdirector del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Jorge Tello Peón.
Vicepresidente de Desarrollo de Información Internacional del Área de Planeación y Finanzas de Cemex, Tello es, además, titular del Seminario de Sistemas de Inteligencia Estratégica del Tecnológico de Monterrey.
Es imposible que Zambrano y Tello no hayan tenido información sobre las intenciones de Chávez.
Si el gobierno de Calderón y Cemex esperaban esta medida, por qué ahora no salieron a defender la libertad de empresa como lo hicieron en el 2006, cuando se dedicaron a generar miedo en México al comparar a Andrés Manuel López Obrador precisamente con Chávez.
jcarrasco@proceso.com.mx

AMLO sembró odio en el PRD: Acosta Naranjo

Reportaje elaborado por el reportero Rogelio Hernández López en Milenio Semanal, 6/04/2008:
Dice Rogelio, que " hay materiales que no me gusta redactar, como éste."
Y tiene razón.
AMLO sembró el odio en el PRD: Acosta Naranjo
Se agotó el modelo de partido. Se prevén fracturas.
De hecho, en todos los frentes y corrientes se busca otro pacto. Guadalupe Acosta dice: “se envenenó todo. López Obrador sembró odio contra nosotros y ordenó desconocer a toda costa el triunfo de Jesús Ortega”.
A las tres semanas de unas elecciones internas sin resultados y sin dirigencia electa en el PRD, en buena parte de los dirigentes de los grupos se agigantaba un mismo desánimo, la misma conclusión: este modelo de partido se acabó. Y en todos los frentes se buscaban fórmulas para hacer un nuevo pacto de sobrevivencia.
A la falta de institucionalidad, en el proceso eleccionario se sumó el irrespeto a las escasas reglas internas y al adversario; el recelo sustituyó plenamente a la mínima confianza para pactar y resolver los escollos del recuento de votos. Las sombras se imponían al futuro con unidad.
Para el fin de la tercera semana en crisis, el todavía Secretario General, Guadalupe Acosta Naranjo, siempre bonachón, iba más lejos al sintetizar ese clima con amargura: “Creo que es inevitable la ruptura. Se envenenó todo. Andrés Manuel sembró el odio contra nosotros… luego, ordenó desconocer a toda costa el triunfo de Jesús Ortega… ¿Cómo podremos seguir conviviendo con él y a quienes ha azuzado para calificarnos (a Nueva Izquierda) de colaboracionistas, traidores…”
En la contraparte, Ricardo Ruiz el dirigente más cercano a Alejandro Encinas, atajaba: “Claro que estamos en crisis. Pero adoptar la victimización como discurso político no arregla el futuro. Lo pervierte. Tenemos la obligación de limpiar el proceso ante la ciudadanía y buscar las salidas. Lo que es inadmisible es buscar responsables personales”.
Y en esa atmósfera de plena polarización, antes del desencadenamiento de reuniones ríspidas, agresivas, francamente beligerantes, para controlar lo que queda de instancias de representación e institucionalidad y garantizarse el registro legal del partido, los líderes de otros frentes comenzaban a buscar una salida para impedir la fractura total:
Camilo Valenzuela, presidente del Consejo Nacional y líder de Redir, Alfonso Ramírez Cuéllar candidato por Movimiento a la Democracia, Eliana García de Los Cívicos se afanaban en la promoción de un acuerdo general, para evitar que comenzara la desbandada, la disolución…
Coincidían en la necesidad de que el nuevo pacto sea la conversión en un partido-frente electoral, incluso con el PT y Convergencia; un frente amplio de carácter electoral, donde cada corriente, cada afluente, se organice como quiera, que sea autónoma ideológica y políticamente y que se comprometa con las otras en lo que es común, como la defensa del petróleo, plataformas de gobierno o de legislación…
La atmósfera y las visiones en las palabras de cuatro de los protagonistas.
Riesgo de ruptura: Acosta Naranjo
Guadalupe Acosta, secretario general hasta el 22 de abril.
Veo hoy la crisis más grave que haya tenido el partido. A punto de la ruptura. Yo fui uno de los 300 convocantes a la fundación del PRD, quizá el más joven entonces. Y ésta tiene otro fondo aunque se manifieste con el conteo de votos. Obedece a algo que ya parece —y ojalá me equivoque— imposible de conciliar: en las dos distintas maneras de ver la política predominante; en las dos formas mayores para actuar en una misma formación política.
Ante la situación que vive el país estamos viendo que tenemos estrategias claramente distintas de cómo enfrentar el autoritarismo panista, el autoritarismo de la derecha. Eso ha llevado a varios compañeros a pensar y acusar que quienes no comparten su visión, de estar haciéndole el juego a la derecha. Ya lo vimos. Eso hace muy difícil el entendimiento.
Sí estoy preocupado… no me da gusto. Estoy (silencio) triste y molesto con lo que está pasando. Y (silencio) estoy poco optimista respecto a lo que viene para el PRD.
–¿Y un nuevo pacto, como están proponiendo otros?
Para un nuevo pacto podríamos decir que sí, queremos decir que sí, pero no sé si ellos quieran convivir con traidores –como nos llaman Dolores y Gerardo—. Esa acusación dolosa contra los diferentes dañó las relaciones, creció en el proceso electoral. Envenenó todo. Nosotros no hicimos nada parecido. Si alguien me enseña un volante nuestro de guerra sucia contra Alejandro Encinas yo desistiría de cualquier impugnación. Circularon miles de volantes acusando a Jesús de ser un peligro para el PRD, para la izquierda. Andrés anduvo diciendo eso a los dirigentes del partido. Luego mandaron 7 millones de su carta apoyando a Encinas. Andrés no fue moral ni éticamente distinto a Fox.
En el fondo, lo que veo es que hay una decisión de que Chucho no sea presidente del partido. Y no es decisión de Dolores, de Noroña o de Humberto Zazueta. ¿Qué no se da cuenta la gente que ellos no deciden? El que decide es López Obrador y es él quien puso un veto a Jesús Ortega… (silencio) Muchos ya nos cansamos de que para no dañar a la Nación, para que no dañemos a la Patria entonces no hay que enfrentar a Andrés Manuel y entonces tenemos que aceptar una y otra vez. Yo me niego. No lo acepto. No creo que sea correcto. Andrés se equivoca. Lo hemos demostrado. Andrés no es Dios, es hombre. Llegó a la izquierda viniendo del PRI y qué bueno. Cuando él llegó a la izquierda yo, y muchos, ya teníamos muchos años en la izquierda; por eso no puedo ser lopezobradorista. Yo no me metí a la lucha por él. Nosotros lo invitamos y somos compañeros y él es muy respetable… (silencio)
Yo creo que estamos a punto de la ruptura política. Tendríamos que esforzarnos en evitarla.
—¿Cuáles son las posibilidades?
Habría alguna si los compañeros cambian de visión o al menos de actitud. El partido-frente también sería otra. Yo no estoy en contra. Habría que explorar… Allí podríamos tener visiones distintas, tácticas y hasta de estrategias; pudiera haber agrupamientos con una autonomía mayor y una coordinación general que permitan esos objetivos comunes igual que ir al proceso electoral.
Ellos tienen que reconocer que en el PRD hay varias visiones. Eso fue la esencia de su creación en el 88 por el fraude electoral, por el régimen autoritario del PRI. Entonces, pudimos hacer un gran frente electoral partidario. Eso fue vigente y creo que sigue siendo vigente porque hay una derecha autoritaria. Pero la posibilidad de que sigamos juntos es cada vez más difícil, para remota, aunque es deseable.
Soy de los que creen que todavía hace falta la unidad. Y tal vez, dentro de algunos años, si lográramos la normalidad democrática en el país sería justo que se decantaran las izquierdas; que hubiera más de una opción de izquierda y que cada quien siguiera su visión.
Estoy triste. Estoy molesto con esa terrible irresponsabilidad. Andrés Manuel tiene que dar la cara. Yo no quiero debatir con Noroña, no es Noroña el culpable. Yo he dicho si Andrés nos dice en nuestra cara que somos traidores entonces ya no tenemos nada que hacer juntos. Sigamos luchando por el petróleo y por la democracia cada quien desde nuestras trincheras.
—¿El 22 de abril sería definitorio?
Creo que el día definitorio llegará antes. No veo que la cuerda aguante con un cómputo electoral que lo prolongan intencionalmente para anular las elecciones. Ni en Florida en la elección de EU duraron tanto para recontar los votos. Es intencional. Por lo tanto veo yo que el desenlace está muy próximo. No cumplen los acuerdos. Ya se instaló plenamente la desconfianza total.
Nosotros dijimos que no íbamos a ir al tribunal electoral para que resolviera nuestros diferendos. No vamos ir al Trife para mantener la unidad, pero hagan el cómputo conforme a las reglas internas. Nos dijeron que sí. Pero siguen deteniendo el cómputo final agregando la modalidad de abrir nuevamente lo contado y aceptado. Así podrían seguir hasta que localicen los votos, que no encontrarán, que hagan ganar a Encinas y entonces sí aceptarían el cómputo final, porque arguyen sin probar que todos nuestros votos son ilegítimos y los de Encinas que truquearon son legítimos.
Limpiar y pactar: Ricardo Ruiz
Responde Ricardo Ruiz, todavía presidente del PRD en la Ciudad de México y uno de los dirigentes partidistas más cercanos a Alejandro Encinas. Fue puntal para lograr el frente Izquierda Unida.
Ahora lo más importante no es definir quién ganó, ni tampoco victimizarse como recurso discursivo para presionar. Más importa limpiar este proceso electoral. Nosotros decimos limpiemos y castiguemos en serio, con toda la fuerza a quienes hayan hecho esto. Junto con eso tenemos que replantear al partido. Buscar un pacto para que este partido sobreviva.
—¿Cómo quieren que se resuelva?
A pesar de que se han acordado caminos para destrabar el cómputo las diferencias siguen siendo de fondo. La visión de Nueva Izquierda plantea seguir un camino, dicen ellos absolutamente legal y nosotros decimos que es legalista, formalista. No se puede contar todos los votos independientemente de cómo se produjeron.
El daño ya está hecho. Lo más importante para todos es que tengamos un saldo muy claro frente a la sociedad. Eso es muy difícil revertirlo. Por eso insistimos en hacer un pacto para limpiar la elección hasta donde sea y más que declarar a un triunfador en este momento, hay que ver cómo establecer un camino para refundar este partido después de esto.
La victimización es también para asimilar un golpe enorme. Jesús Ortega y ellos se prepararon para ganar. Era la cuarta oportunidad que tenía Jesús para ganar una elección. Se prepararon con todo. Hicieron un Congreso a modo donde apabullaron. Ellos impulsaron las reglas electorales que tenemos. Las aprobaron en aplanadora. No aceptaron ninguna enmienda. Hicieron estas reglas. Subordinaron al Servicio Electoral a un órgano político donde ellos tienen mayoría. Antes era autónomo. Tenían el marco legal, órganos diseñados con deficiencias. Tienen una estructura muy grande y muy aceitada y muy experimentada para elecciones. Eso les daba confianza y mucha soberbia. Presumían que ganarían apabullantemente. Además tenían la alianza con ADN. No creían perder. Hicieron cuentas alegres.
Pero no calcularon bien el reto. Primero estaba la figura de Alejandro que más allá de corrientes es apoyada por muchos militantes y sectores del partido, incluso corrientes muy diversas y confrontadas entre sí. No calcularon que, a pesar de las carencias de estructura, de recursos, de cuadros, muchos perredistas se iban a pronunciar por Alejandro, porque creyeron en la posibilidad de cambiar muchas cosas del partido y además se vincula con la visión de López Obrador. Y todo esto se mostró con el resultado del conteo rápido.
Luego se dan cuenta que pierden en lugares que ni pensaban: Iztapalapa en el Distrito Federal que era su bastión; Guerrero, Michoacán. Perdieron en las zonas metropolitanas. Buena parte del voto que están disputando viene de las zonas rurales de Chiapas, de Oaxaca, en las zonas rurales del Estado de México, de Veracruz. Viene de zonas donde parece más fácil manipular el voto, paradójico para un discurso que habla de modernidad en la izquierda. Y no han podido asimilarlo.
—¿Si se anulara la elección?
Creo que es muy alta la posibilidad de que así sea. Si no hay un acuerdo de cómo concluir los cómputos, si los tiempos se van venciendo, si no hay oportunidad para que la Comisión de Garantías haga su trabajo, la nulidad es inminente. Por eso lo que planteamos es que debe limpiarse la elección o nos vamos a ir a una crisis de enormes proporciones. Y de ninguna manera queremos que el Trife sea el árbitro de esta contienda sea el mismo que impuso a Calderón.
—¿Podrá alguien dirigir realmente?
En el caso de Encinas tenemos claro que, según los datos que tenemos, de llegar a la presidencia lo primero que tendría que hacer es un proceso de refundación del partido. Nosotros creemos que el pacto político que dio lugar a la creación del PRD ya está agotado. En el nuevo pacto hay que identificar con claridad cuáles son las coincidencias estratégicas y las diferencias. Entonces después establecer la mecánica que nos permita convivir. Esta visión tiene que privilegiarse por encima de la tozudez de unos y otros.
Lo contrario sería verdaderamente traumático, no sólo para nosotros en el partido sino para la sociedad en su conjunto, carecer de un partido fuerte, con una visión progresista.
—¿Qué transición?
Es complicado. Si hay nulidad pasaremos a otro momento para el que tampoco existen reglas. Evidentemente tendremos que entrar a un pacto político. Y si el órgano que existe que es el Consejo aplicara resoluciones de mayoría, evidentemente no resuelve. Si hubiera nulidad el pacto tendría que definir a una figura de transición con mucha claridad en sus facultades, en los órganos colegiados de transición para que entre a un proceso de convocatoria a Congreso o a otras elecciones, redefinir al árbitro y finalmente salir de allí fortalecidos y recomponer la relación del partido con la sociedad. Y en todo esto no se vale plantear culpables personales, como lo está haciendo por allí un teórico del partido. Eso es inadmisible para todos.
Empezar otra vez: Ramírez Cuéllar
Alfonso Ramírez, candidato a la presidencia nacional postulado por Movimiento por la Democracia.
Lo ocurrido en la elección no es un accidente o algo circunstancial. Es la expresión de una crisis estructural de los partidos políticos. Es la descomposición y el agotamiento de la clase política perredista. Es una lucha entre las oligarquías partidarias, es una burocracia llena de privilegios y de impunidades que se resisten a perder el poder. Los dos grupos desataron una campaña de encono extremo, radicalizaron artificialmente las diferencias políticas para justificar una lucha descarnada por el control del aparato del partido.
En la elección se violaron todas las reglas escritas. Los grupos de poder atropellaron y en cada momento impusieron reglas no escritas y nos quedamos sin autoridades políticas y electorales; se impuso la ley de la selva. La voracidad de esa oligarquía partidaria nos llevó al despeñadero.
Nunca se conocerá cuántos votos legales y legítimos obtuvo cada candidato. El fraude lo hicieron los mismos de siempre, son los mismos rostros, los mismos grupos. La creciente impunidad acumulada en el partido los llevó a extremos impensables. No les importó llevarse al partido entre las patas.
Lo que sigue es convocar a una asamblea nacional constituyente para la formación de una nueva fuerza política de la izquierda mexicana. Volver a empezar el camino. Llamar a miles de mexicanos de izquierda que están fuera del PRD y volver a poner a disposición del movimiento democrático el registro del partido. Construir un partido nuevo. Necesitamos abrir ventanas para que entre aire fresco al PRD.
Se tiene que asumir un hecho: la elección del 16 de marzo debe de ser la última elección interna organizada por órganos del propio partido. Las elecciones en el futuro deben de ser organizadas por un poder de la ciudadanía con plenas facultades legales y constitucionales.
En los partidos somos incapaces para realizar elecciones limpias y equitativas. Los grupos internos de los partidos deben de ser regulados por una ley. Llegó la hora de fiscalizar el dinero de las llamadas corrientes, pues sus fuentes son inmorales y dentro de poco pueden ser ilegales y criminales. Debe de crearse un sistema nacional de responsabilidades y sanciones contra los políticos de los partidos. El marco estatutario interno es insuficiente debe haber una ley de partidos.
El nuevo acuerdo no puede seguir teniendo como base el reacomodo de la oligarquía partidaria. Hay que darle fuerza a los derechos de los militantes, resolver las crisis de las dirigencias formales, someter a control los poderes informales, discutir el grave problema de la inexistencia del PRD como partido de oposición en muchos estados gobernados por el PRI y PAN.
La reforma del PRD no va a venir de dentro del partido y con la clase política conservadora. Hay que superar el lastre de que los cambios en el país sólo llegarán cuando nosotros tengamos la Presidencia de la República, ello provoca la destrucción de la fuerza de la oposición y nos nulifica para luchar por grandes reformas en el país. Nos convierte en una fuerza conservadora.
Esto ya se agotó: Camilo
El presidente del Consejo Nacional del PRD y simultáneamente todavía candidato a la presidencia nacional, Camilo Valenzuela, externó: Creo que esta crisis es como una fase superior de las otras y, a mi entender, puede ser terminal porque involucra lo ideológico, lo político, la ética, lo organizativo. Estas crisis se expresaron en aquella elección anulada en 1999. Y su origen es la mercantilización del activismo y de la concepción de la política que se fue imponiendo en el partido, en la medida en que el partido se fue asumiendo sólo como un aparato burocrático electoralista.
Esa dinámica vació al PRD de convicción. Generó un vacío de línea política al partido a tal grado que se podía hacer de todo y no pasa nada…
Digo que es terminal porque el modelo de partido está agotado. Ya no hay salida en los actuales marcos. Si sorteamos el riesgo altísimo de una división, el PRD tiene que ir hacia la construcción de un partido-frente electoral. Partido que a mi entender debe ser para todas las fuerzas del campo patriótico y democrático, tipo frente amplio.
Un partido en el cual, cada fuerza se organice de acuerdo con su identidad político ideológica y con su propia estructura organizativa y con planes de trabajo que pongan énfasis en lo que cada fuerza consideremos. Los que pensamos en lucha de masas que eso sea, cuestión institucional…
—¿Caminos?
Yo esperaría que todas las fuerzas del partido asumiéramos que ya no es posible tratar de reciclarlo a este partido en una nueva elección. Y que entendamos que la intensidad de la disputa por la Nación nos impone la necesidad de dar un paso hacia adelante: hacia un partido diferente, más amplio. Creo que esa es la única posibilidad de que las fuerzas que estamos en el PRD sigamos juntas.
—¿Con qué legalidad?
Por fuera con la legalidad de las elecciones (como frente electoral), pero en lo organizativo y político cada quien pone el énfasis donde quiera estar… En lo interno cada fuerza tendría que asumir autocráticamente lo que tiene de la cultura priista y mandarla al demonio. Se trata de generar mecanismos para medir nuestras fuerzas y aceptarlas; y eso, no necesariamente, tiene que ser por medio de elecciones. El Partido Democrático de Italia pone a consideración de sus bases las propuestas políticas —mociones le llaman ellos—, y la gente las lee, las discute y se pronuncia en asambleas. Y en función del peso que tiene cada propuesta, es lo que le toca a cada fuerza en la estructura del partido, en las candidaturas. En lugar de someter a votación a los individuos, se somete a las propuestas políticas. Eso le quitaría el veneno a las campañas contra personas, porque te agreden y te lanzan hasta lo que no para desprestigiarte….
—¿Y quién dirigiría esa transición?
Es indispensable que Jesús, Alejandro y sus cercanos asuman su responsabilidad de sacar al buey de la barranca. Si el PRD se divide, caerá sobre ellos la responsabilidad. Pero si sale bien y nos ponemos de acuerdo todas las fuerzas para iniciar otro modelo de partido, ellos serán los que tengan el prestigio y la fuerza y los demás seremos acompañamiento. Crecerán los dos, pues. Pero tienen que conceder.
La división, la fractura del PRD, en medio de la polarización, del ciclo de la contrarreforma energética, sería totalmente desmoralizante. En lo personal me inclino por la anulación de las elecciones, pero al mismo tiempo en trabajar el nuevo acuerdo político para llegar a nuevo puerto, sin permitir que el barco se hunda. Y, sobre todo, aceptar que el salto es ir a un nuevo barco, más grande, que incorpore a una mayor diversidad social y política en el marco del proyecto de liberación patriótica y democrática de México.

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