4 ago 2008

Así fue la ¿perefecta? operación Jaque


Las imágenes inéditas de la operación que permitió el rescate de Íngrid Betancourt, los tres estadounidenses y 11 militares y policías, fueron reveladas el lunes en la noche por el canal RCN.
El video, de casi una hora y media de duración, contiene dos nuevos detalles que generaraán fuertes reacciones; el primero es que desde el inicio de la operación uno de los oficiales usó el peto con el símbolo de la Cruz Roja Internacional. Así se ve en las imágenes antes del despegue de los helicópteros, los cuales portaban el emblema de la supuesta misión humanitaria creada para 'Jaque'; la segunda revelación también tiene que ver con logos. "Dos militares que se hicieron pasar por reporteros lucen chalecos negros con dos símbolos: el del canal venezolano TeleSur -tal como lo dio a conocer el Ministro de Defensa- y el otro el del canal ecuatoriano Ecuavisa."
El documento muestra, además, detalles del acuartelamiento de los militares, la preparación en un hangar secreto en la base de Tolemaida.
Si las cosas se dieron así deliberadamente, entonces el Presidente Uribe mintió con respecto al uso del emblea de la Cruz Cruz Roja Internacional.
Dijo el Presidente el 15 de julio que "un oficial, equivocadamente y contrariando las órdenes dadas, reconoció que producto de su nerviosismo, al observar la cantidad de guerrilleros armados alrededor del helicóptero, se puso sobre su chaleco un peto de tela que llevaba el símbolo del Comité Internacional de la Cruz Roja. Este oficial, al confesarle ese error a los Altos Mandos, ha dicho que cuando el helicóptero se aprestaba a aterrizar, el vio tal cantidad de guerrilleros, que se puso en una situación de mucho nerviosismo, que temió por su vida y que sacó el pedazo de tela con los símbolos del Comité Internacional de la Cruz Roja, que llevaba en su bolsillo, y lo puso sobre su chaleco. Lamentamos que esto hubiera ocurrido. (...)
dado el hecho de que el oficial ha reconocido ante sus superiores el error que cometió y dados otros elementos jurídicos, no lo debemos sancionar. Asumo la responsabilidad." dijo Uribe.
Así fue la Operación Jaque
El ejército colombiano revela imágenes inéditas del operativo que logró la liberación de Ingrid Betancourt y otras 14 personas
ELPAÍS.com
- Madrid - 05/08/2008
La emisora colombiana RCN ha emitido por Internet la noche del lunes (madrugada del martes hora española)
un documental sobre la Operación Jaque en la que el ejército de Álvaro Uribe logró el rescate de Ingrid Betancourt, tres técnicos estadounidenses y 11 militares colombianos secuestrados por las FARC.
El material en manos de la emisora colombiana consta de más de 60 minutos de vídeo y 1,200 fotografías y varios minutos de audio. Algunas de las imágenes inéditas muestran algunos técnicos militares colombianos pintando los helicópteros MI17 del ejército para que fueran similares en color y forma a los que se usan en los operativos humanitarios.
Asimismo, se muestran los ensayos de la manera como los guerrilleros iban a ser reducidos en pleno vuelo.
La página
web (www.rcn.com.co) de RCN asegura que el Ejército realizó los últimos ensayos en una finca en las selvas del Guaviare, para después partir al sitio donde los helicópteros aterrizarían. En las imágenes se aprecia a los actores del montaje humanitario, entre ellos periodistas, oficiales y tripulación. Todos de ellos disfrazados.

Operación Jaque II



Reportaje
PORTADA de la revista colombiana SEMANA (www.semana.com) No. 1370, 2/08/2008;
Operación Jaque II
La impresionante historia de cómo dos policías infiltraron a las Farc durante casi un año,
preparando el golpe en el que se dio de baja a más de 50 guerrilleros.
Cuando apenas llevaba cinco meses de casado, Esteban Osorio* le dijo a su esposa que tenía que irse de la casa y que no volvería durante mucho tiempo. De nada sirvieron las lágrimas ni la noticia de que ella tenía tres meses de embarazo. "Son cosas de trabajo", le dijo Osorio sin darle mayores explicaciones, pero con una inocultable tristeza en el rostro. Él es un capitán de la Policía y aunque su esposa sabía que trabajaba en la Dirección de Inteligencia de esa institución (Dipol), el 'Gordo', como le dice cariñosamente, nunca le había dicho exactamente en qué consistía su trabajo. Por eso ella no entendía por qué no le decía qué iba a hacer, a dónde iba o cuándo regresaría. Cuando Osorio salió de su casa faltaban seis meses para que su hija naciera. Cuando volvió, la semana pasada, su niña ya tenía cinco meses de nacida. Fue la primera vez que la vio. "Aunque me alejé de ellas durante 11 meses, no me arrepiento. Estaba en la misión más importante de mi vida".
Dos semanas después de que Osorio salió de su casa y dejó a su esposa embarazada, en julio del año pasado, Carlos Forero*, un compañero suyo de la Policía, recibió una llamada de sus superiores en la Dirección de Investigación Criminal (Dijín). "Me informaron la misión y el objetivo. Me preguntaron si me le medía y me dijeron que había un problema: una alta posibilidad de perder la vida", recuerda Forero. Los dos oficiales fueron designados para la que consideran su misión más importante hasta ahora: infiltrarse como agentes encubiertos en el corazón de las Farc para atacar dos de sus frentes más peligrosos.
Cuando aceptaron, Osorio y Forero sabían los riesgos que corrían. Para los dos fue inevitable recordar el macabro y reciente antecedente del capitán Juan Carlos Guerrero, quien recibió la tarea de infiltrarse en el frente 40 de las Farc en los llanos orientales. Con la fachada de ser un vendedor, Guerrero obtuvo valiosa información de la guerrilla en sitios impenetrables para la fuerza pública como La Julia, en el departamento de Meta. Los datos de Guerrero permitieron realizar importantes operaciones. Cuando llevaba 30 meses de estar infiltrado, fue descubierto por la guerrilla. Fue torturado y asesinado. Tenía 27 años. Su cuerpo fue encontrado en junio de 2006 (ver recuadro).
"Me tocó hacer de tripas corazón"
La misión que le fue asignada a Osorio consistía en infiltrarse en una de las zonas en donde la fuerza pública ha sido más golpeada y en donde históricamente la guerrilla ha tenido una presencia muy fuerte: Cauca. El objetivo era atacar al frente 6 de las Farc, uno de los más numerosos y mejor armados.Tan solo en el último año ese frente ha sido el responsable de 60 acciones que van desde hostigamientos a poblaciones, como el ataque a Toribío el 18 de diciembre de 2007, hasta asesinatos a políticos, como el del diputado de Cauca Élmer Durán, en Corinto el 21 de octubre del año pasado.
Con más de 300 guerrilleros, este frente se encarga de asuntos clave para las Farc en el occidente del país. Uno de los principales es servir de retaguardia estratégica del máximo jefe de las Farc, 'Alfonso Cano'. A raíz de la ofensiva que el Ejército lanzó contra 'Cano' en el Cañón de las Hermosas, Tolima, el cabecilla se vio obligado a desplazarse hacia esa zona de Cauca, que considera más segura.
El desafío de Osorio era infiltrarse en ese frente, descubrir dónde estaba el campamento principal y cuáles eran y dónde estaban los comandantes de esa estructura guerrillera.
Osorio no fue elegido para esa misión por azar. El grupo elite requería un alto perfil sicológico y profesional. "Para infiltrar a alguien en una región como Cauca se debe escoger personas que sean de la zona, que sean parecidos a los habitantes y que puedan adaptarse. Allá usted no puede mandar a un costeño o un paisa porque los asocian con los paras y despertarían sospechas", explicó a SEMANA uno de los oficiales de la Dipol que diseñó y supervisó la operación desde Bogotá.
Osorio mide 1,64 metros. Es trigueño y de marcados rasgos indígenas. "Yo llegué a Corinto en junio del año pasado. Iba como un comerciante de productos agrícolas. Alquilé un cuarto y durante las primeras semanas me dediqué a visitar los vendedores tradicionales en ese y otros pueblos cercanos. Los primeros días sentí mucho miedo porque la gente lo mira a uno raro y me daba cuenta de que había milicianos de las Farc que me seguían para ver qué hacía yo, con quién me reunía o con quién hablaba", cuenta Osorio.
Durante los primeros tres meses, compró toda clase de productos para mantener su fachada. "Los viernes son los días de mercado y es el día en que todo el mundo está en el pueblo bebiendo o donde las putas", afirma. Osorio comenzó a adaptarse a la rutina. Durante muchas semanas fue a los mismos bares y lugares a los que iba todo el mundo. "Al comienzo me sentaba solo en una tienda. Con el paso del tiempo, de verme tanto, la gente empezó a conversar conmigo". Así como Osorio había sido asignado a Corinto, había otros 26 policías encubiertos en varios municipios de Cauca. La información que recolectaban era enviada a Bogotá, en donde era procesada. Los analistas de inteligencia en la capital hacían llegar instrucciones a sus hombres en el terreno.
Ellos le dieron a Osorio el nombre y los datos de un familiar de un guerrillero que estaba en el campamento principal del frente 6, incluido un perfil sicológico. "Era una persona a la que le gustaba el trago. Durante varias semanas le fui haciendo la charla y como no tenía plata para tomar o ir donde la putas, yo lo invitaba", dice Osorio. En una de esas jornadas el guerrillero salió del campamento para visitar a su familiar. Éste le presentó a Osorio. "Era muy desconfiado", recuerda. Osorio se convirtió en el mejor amigo del pariente del guerrillero. "Un viernes, cuando el guerrillero bajó, estábamos en un bar y él se sentó con nosotros. Ese día se armó una pelea de borrachos. Llegó la Policía y nos arrestó a todos. Nos dejaron 24 horas en el calabozo".
Gracias a ese episodio el guerrillero le tomó confianza a Osorio. Durante los siguientes meses le contó su vida y sus penurias en la guerrilla. Osorio se ganó tanto su confianza, que con el tiempo éste lo llevó hasta inmediaciones del campamento. "La primera vez había unos 30 guerrilleros. A mí me dio un susto el berraco y no dejaba de pensar en lo que le había pasado a mi capitán Guerrero. Me tocó hacer de tripas corazón y por fortuna el guerrillero me presentó con sus compañeros como un buen amigo que les ayudaba a él y su familia".
En compañía del guerrillero, Osorio volvió a los campamentos en varias oportunidades. Pasaba horas enteras hablando cosas sin mayor relevancia. Después de varios meses y luego de que el guerrillero le contó a Osorio que estaba cansado de la guerrilla, el agente vio que era el momento para ofrecerle que delatara a sus jefes a cambio de la recompensa. Sin pensarlo, el guerrillero aceptó y llevó a Osorio hasta el campamento principal. "Tenía las 'güevas' en el cuello ese día", dice Osorio.
Esa visita ocurrió a comienzos de marzo. A Osorio le preocupaba que los guerrilleros sospecharan que había un infiltrado, ya que gracias a los datos que había suministrado a sus superiores, las autoridades habían logrado decomisar más de 38 toneladas de marihuana en Cauca en varias operaciones a comienzos de este año.
Hace unas semanas, el guerrillero le contó a Osorio que tres de los más importantes comandantes del frente 6, alias 'Dago', 'Cachirri' y 'Carlos Antonio', iban a estar en el campamento principal, cerca de la vereda El Silencio, zona rural de Corinto. Según la información que Osorio había recolectado durante meses y los datos que le había entregado el guerrillero, era claro que estos comandantes eran la columna vertebral del frente.
Con los datos entregados por Osorio, varios oficiales de la Dipol en Bogotá coordinaron con el comando general de las Fuerzas Militares y la Fuerza Aérea y planearon un ataque. Le avisaron a Osorio para que se alejara de la zona con el guerrillero. Poco antes de las 12 del día del 21 de julio, cinco aviones de combate A-29 de la FAC despegaron de la base aérea. Unos minutos más tarde, bombardearon el campamento en donde se encontraban 300 guerrilleros.
Tras el ataque inicial, varios comandos Jungla de la Policía desembarcaron de media docena de helicópteros Black Hawk cerca al campamento. Durante cinco horas los uniformados se enfrascaron en un combate con los guerrilleros que sobrevivieron. Mientras tanto, helicópteros y aviones de la FAC repelían desde el aire las columnas de guerrilleros que intentaban llegar al campamento.
A las 5 de la tarde todo terminó. Los tres comandantes guerrilleros y 27 subversivos más habían sido abatidos. Algunos cuerpos tuvieron que ser dejados en el lugar porque no cabían en los helicópteros, que debían salir de la zona antes de que las condiciones climáticas lo impidieran.
Mientras el campamento era bombardeado, Osorio y el guerrillero que le ayudó salieron rumbo a Bogotá. El subversivo ganó una recompensa y Osorio pudo regresar al lado de su esposa, a la que sólo pudo llamar en tres oportunidades en los 11 meses que estuvo lejos.
Cinco días después de que Osorio terminó su labor, su compañero de la Policía, el capitán Forero, estaba por finalizar la suya, pero en el otro extremo del país: Arauca.
"Me tocó ennoviarme con una guerrillera"
La misión que le fue encomendada a Forero fue igual de compleja y arriesgada. A comienzos del año pasado el Grupo Antiterrorista de la Dijín (Grate) detectó que el frente 10 de las Farc, que actúa en Arauca y es uno de los más activos, tenía una red que les suministraba medicinas y víveres desde Bogotá transportados hasta cerca de Arauquita, en donde estaba uno de sus campamentos.
Durante varias semanas, Forero y varios de sus hombres siguieron paso a paso los movimientos del dueño del camión que transportaba víveres a los guerrilleros. En la capital, Forero creó una empresa fachada de suministro de alimentos en el sur, cerca al local en donde se surtían los subversivos. "Lo primero que hicimos fue ganarnos la confianza del dueño del camión. Después comenzamos a ofrecerle precios más favorables que los del sitio habitual donde él compraba", narra Forero.
Gracias a la amistad con el dueño del camión, Forero le dijo que quería expandir su negocio a Arauca y que estaba buscando un socio. Al ofrecerle condiciones económicas muy favorables, el dueño del camión no dudó en aceptar. Juntos montaron un pequeño local de venta de víveres en Arauquita. Forero le dijo a su nuevo socio que él tenía un empleado de confianza que iba a trabajar con ellos, pero en realidad era otro policía encubierto.
"Alquilé una casa en el pueblo cerca de donde vivía el dueño del camión. Salíamos de parranda juntos y andábamos para arriba y para abajo todo el tiempo", cuenta Forero. Aprovechando un viaje de su socio y que en varias oportunidades éste le había prestado el camión, Forero instaló cámaras ocultas en el vehículo. "Aunque habíamos hablado de la guerrilla y yo me había mostrado muy afín con su 'lucha', él no me había comentado qué parte de los víveres que nosotros teníamos en el almacén era para la guerrilla".
Con las cámaras en el camión, Forero y sus superiores en Bogotá lograron establecer los lugares a donde el conductor llevaba las provisiones. Durante varios meses esas filmaciones sirvieron a los analistas para establecer rutas y los lugares de los subversivos. Gracias a esa información, los policías descubrieron que ese frente, especialmente uno de sus comandantes más importantes conocido con el alias de 'Jurga Jurga', cambiaba constantemente de lugar. Forero modificó su estrategia.
"Lo convencí de que yo tenía que ir con él a hacer las entregas porque las cuentas no cuadraban. Como yo era el socio capitalista, le tocó aceptar. En los primeros viajes nunca hicimos entregas a la guerrilla. Íbamos a veredas o a cualquier otro lugar. Pero como él era el proveedor principal de ese frente, era cuestión de tiempo para que se les acabaran las cosas y nos tocara ir", dice Forero. Su táctica funcionó. "Un día me invitó a tomar trago y me contó que les llevaba víveres y otras cosas a los guerrilleros. Obviamente, dije que no le veía problema a eso".
Después de esa conversación, Forero y su socio empezaron a ir hasta los campamentos. "La primera vez que me llevó, los tipos (guerrilleros) estaban muy prevenidos y bravos con el dueño del camión. Yo me asusté mucho porque esa vez me requisaron y hasta me hicieron empelotar. Aunque yo no tenía ningún equipo encima, me preocupaba que hicieran lo mismo con el camión y descubrieran las cámaras", cuenta el oficial.
Las visitas de Forero se volvieron cada vez más frecuentes. "Yo me sentaba con ellos a tomar cerveza y a hablar carreta mientras descargaban el camión. Una vez me dijeron que si quería disparar un fusil de ellos. Me tocó dejar que el fusil me pegara en la cara para mantener la fachada de que no tenía idea de armas. Me quedó un morado y ellos estaban muertos de la risa", recuerda Forero.
En sus posteriores viajes, el oficial llegaba hasta donde los subversivos con diminutas cámaras que iban camufladas en su ropa. Gracias a esas imágenes, los analistas de inteligencia lograban identificar a cada uno de los guerrilleros.
Las visitas, que comenzaron en horas, se fueron transformando en días, semanas y meses para el oficial. La razón: Forero había logrado enamorar a una de las guerrilleras, que hacía parte de la seguridad del comandante 'Jurga Jurga'. "Al comienzo me encontraba con ella cuando la dejaban ir al pueblo y hacíamos todo lo que hacen los novios. Cuando ella tenía que regresar al campamento, a mí me dejaban ir a visitarla. Al comienzo me dejaban quedar uno o dos días en el campamento con ella. Después me quedaba una o dos semanas, hasta que un día ella me dijo que por qué no me quedaba definitivamente. Ella habló con 'Jurga Jurga' y como él ya me tenía confianza, me dejó", cuenta Forero.
Forero recibió cursos de instrucción militar y charlas políticas. Como siempre, mantuvo la fachada de que no sabía disparar muy bien. El comandante del frente lo asignó al 'rancha'. Era el encargado de la comida. Esa posición, y cómo él tenía el almacén de víveres, le facilitaba a Forero salir con alguna frecuencia del campamento con la disculpa de ir a su tienda.
Allí entregaba información clave a su compañero, el otro agente de inteligencia, que trabajaba como el administrador. Videos de cámaras ocultas, rutas e información clave del frente eran enviados por esta vía a Bogotá. A comienzo de julio, los jefes de Forero le hicieron saber que se había tomado la decisión de atacar el campamento guerrillero que comandaba 'Jurga Jurga'.
Este jefe guerrillero hacía parte de la lista de los 50 subversivos más buscados por la justicia estadounidense. Estaba acusado de narcotráfico, ya que este frente controla algunas de las más importantes rutas de exportación de droga en el oriente del país. (Escuche conversación entre 'Jurga Jurga' y una miliciana)
Hace dos semanas al oficial Forero le informaron que el ataque sería el 25 de julio a las 3 de la tarde, para que él pudiera salir. "El 24 yo le había dicho a 'Jurga Jurga' que tenía que ir hasta el almacén a Arauquita para hacer unas cosas, pero no me dio permiso de salir del campamento. Yo no tenía cómo informarles a mis compañeros que yo todavía estaba ahí. Yo no sabía cómo iba a ser el ataque y alcancé a pensar que mis propios compañeros me iban a bombardear", dice Forero.
Hasta ese momento él no sabía que un comando de 10 policías del Grate llevaba tres días camuflado vigilando el campamento y ya habían avisado que Forero todavía estaba ahí. En la mañana del 26 de julio, Forero abandonó el lugar. A las 3 de la tarde los 10 comandos atacaron el campamento, donde había 80 guerrilleros. Por aire el avión fantasma de la FAC, tres Black Hawk y un helicóptero Arpía de la Fuerza Aérea reforzaron el ataque. Dos horas después, en el campamento quedó el cuerpo de 'Jurga Jurga', y en las inmediaciones quedaron 19 cuerpos más. "No sé qué pasó con la 'novia' que tenía allá. Esta es la hora en que no sé, y no he averiguado, si está viva o muerta. Lo que me importaba era salir de allá con vida y cumplir. Lo único que me duele de todos los meses que estuve allá es que mi papá se murió cuando yo llevaba tres meses en la misión y sólo supe de su muerte hace dos semanas, cuando regresé", afirma Forero.
Las operaciones en las que participaron Osorio y Forero son el más duro reciente golpe que han sufrido las Farc después del cinematográfico rescate de los secuestrados. En una semana, 52 guerrilleros cayeron en combate, incluidos cuatro de los más importantes mandos.
Si bien operaciones como la que terminó con la muerte de 'Raúl Reyes' y la 'Operación Jaque' donde se rescató a los 15 secuestrados tienen un gran impacto en la guerrilla, las acciones de hace dos semanas son fundamentales en el momento de inclinar la balanza de la guerra. Son como una 'Operación Jaque II' permanente. La razón no sólo radica en el número de subversivos abatidos. Las operaciones se dieron en dos zonas, que, como, Cauca y Arauca, eran consideradas por las Farc regiones seguras para ellos y en donde pocas veces la fuerza pública ha tenido éxitos.
Si bien una de las prioridades del gobierno es la captura de los integrantes de la cúpula de las Farc, atacar los mandos medios y sus estructuras resulta mucho más efectivo y desequilibrante en el conflicto. Al fin de cuentas, son ellos los que realizan los ataques y están al mando de sus hombres. Y es allí donde radica el valor de estás últimas operaciones.
Osorio y Forero tuvieron cinco días de descanso al volver de sus misiones. Osorio confiaba en que lo dejaran quedarse al lado de su esposa y su hija recién nacida durante un buen tiempo. A finales de la semana pasada, sus jefes le informaron que en menos de 15 días tendrá que salir para una nueva misión de la que tampoco sabe cuándo regresará. Forero escasamente pudo estar esos cinco días junto a su mamá y sus hermanas y desde el sábado pasado está en algún lugar de Putumayo. Los dos no dudaron en afirmar que, a pesar de los escasos dos millones de pesos mensuales que ganan, seguirán haciendo lo mismo mientras puedan, los dejen y, sobre todo, no los descubra la guerrilla.
*Nombres cambiados a petición de las fuentes
Recuadro:
Profesión peligro
Con apenas 27 años de edad, el capitán de la Policía Juan Carlos Guerrero tenía una carrera brillante y en constante ascenso. Su hoja de vida era gruesa como la de un veterano. Se había hecho merecedor de una docena de condecoraciones y había forjado un perfil envidiable que incluía varias especializaciones en manejo de situaciones de alto riesgo, investigación judicial y planeación de operaciones especiales. Siempre estaba inquieto por aprender más y más. Por eso los altos mandos pensaron de inmediato en él cuando decidieron conformar un grupo elite para enfrentar estratégicamente el terrorismo.
El capitán Guerrero recibió el llamado de sus mandos en febrero de 2004. Desde entonces -junto a otros 20 policías seleccionados- se concentró en el estudio de blancos de alto valor y más adelante en el diseño de lo que sería la primera operación encubierta de un oficial de la Policía. La apuesta no podía ser más riesgosa. Intentarían filtrar el temido frente 40 de las Farc, que opera en Meta. Después de un minucioso trabajo, el equipo dio con un enlace confiable que les permitiría entrar a la zona sin despertar sospechas. Y Guerrero era el hombre escogido para efectuar la misión. Se despidió de su esposa y su pequeña y asumió el reto.
Haciéndose pasar por comerciante, con botas pantaneras, pantalones descoloridos y una barba descuidada, llegó a la zona. Después de algunas semanas se ganó la confianza de la gente y obtuvo el carné que las Farc suministran a los pobladores y que les permite reconocer a los foráneos. Era un primer gran logro. La coartada fue reforzada con un negocio fachada que montó en Uribe, Meta. Se trataba de una heladería que le obligaba a moverse por la zona llevando y trayendo en su viejo campero los suministros para el negocio. Más adelante, Guerrero hizo correr el rumor de que bien podría, a la vez, movilizar elementos de intendencia para las Farc.
El señuelo fue efectivo y pronto entró en contacto con varios cabecillas de la zona. Con su labor, la Policía logró introducir dispositivos de alta tecnología que permitirían asestar importantes golpes. Las cosas parecían marchar bien. Sin embargo, en alguna parte se cometió un error fatal. Sorpresivamente, el equipo táctico dejó de recibir reportes del agente encubierto y lo peor se constató días después, cuando los pobladores de Mesetas dieron aviso de un vehículo abandonado y dos personas muertas con graves signos de tortura. Una de ellas era el joven capitán Guerrero.
***
La clave del éxito
La forma cómo fueron infiltrados por la Policía dejó clara la gran preparación de los integrantes de la fuerza pública para ejecutar este tipo de misiones que hasta hace pocos años eran impensables.
Hoy no es inusual que se desarrollen con éxito acciones encubiertas de alta sofisticación.Los recursos tecnológicos con los que hoy cuentan los militares y la Policía son lo último en tecnología en el mundo. La profesionalización del trabajo de inteligencia también ha sufrido sustanciales avances, como mejores selección y preparación de los hombres de inteligencia.
Pero sin duda, una de las claves del éxito de este tipo de acciones sigue siendo el trabajo coordinado entre todas las fuerzas. En los casos de Cauca y Arauca, la planeación y la ejecución de las operaciones fueron el resultado de una labor mancomunada entre el comandante general de las Fuerzas Militares, general Fredy Padilla de León; el director de la Policía, general Óscar Naranjo, y el comandante de la Fuerza Aérea, general Jorge Ballesteros. El responsable de que cada vez existan menos celos interinstitucionales y una mayor cooperación ha sido el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y ese es quizás el mayor logro de su administración.

Entrevista a Oscar Naranjo

Andrea Peña entrevista al director de la Policía Nacional de Colombia, general Óscar Naranjo
REVISTA SEMANA ONLINE (www.semana.com)
-¿De qué está compuesto hoy el narcotráfico en Colombia?
-Las viejas estructuras tipo cartel desaparecieron y sólo quedan reductos que están atomizados por todo el país. Son personas como alias ‘Comba’, ‘06’, Ramón Quintero, ‘Diego Rastrojo’, el ‘loco Barrera’, ‘Cuchillo’. Algunos son reconocidos, pero muchos no le dicen nada al país. Son estructuras descentralizadas donde no hay un gran patrón. No tienen vocación de control territorial y tienen una alta movilidad por Bogotá, México, Panamá, Cancún.
- ¿Cuál es el perfil de estos nuevos capos?
-De alguna manera el negocio de la droga está democratizado, está más atomizado. Ellos operan bajo la figura de ‘holding’ en la que todos ganan. Sus integrantes no tienen antecedentes penales y no tienen trayectoria criminal. Son personas que por ejemplo tienen carrera de pregrado y una visión más globalizada del negocio de las drogas. Es como la versión posmoderna de los carteles. La corrupción que generan es en la línea básica del tráfico, o sea prefieren sobornar al más vital de la operación, al guía de perros, al que maneja las cámaras de seguridad. La manera de lavar activos es más sofisticada ya que están invirtiendo en bolsa, en títulos del tesoro para redimir en 30 años. Su poder radica en el bajo perfil. Evitan tener contacto con autoridades de alto nivel y su invisibilidad es la gran fortaleza.
- Así es más difícil capturarlos…
-Sí. Por eso les seguimos la pista a partir de la incautación de la droga. Si empezamos a ubicarlos a ellos primero, difícilmente los cogeremos.
- ¿Los colombianos estamos condenados a vivir con ellos para siempre?
-No. A pesar de las mutaciones de los narcotraficantes estamos cortándoles cada vez más los tentáculos. Por eso estamos atacando las bandas criminales armadas, donde comienza toda la cadena.
- ¿Qué se sabe de nexos de narcos colombianos con carteles de otros países?
Al menos siete de los grandes narcotraficantes han sido capturados en el exterior, la mayoría en México,
España y Brasil. Justamente se acaba de capturar a Éver Villafañe Martínez al sur de Ciudad de México, señalado de ser el enlace de la organización de los hermanos Beltrán Leyva de ese país, con reductos del cartel del Norte del Valle en Colombia.
- Durante la Cumbre sobre el problema mundial de las drogas, que finalizó en Cartagena, usted dijo estar preocupado porque Colombia está pasando de ser un país productor a un país consumidor de droga…
-Mire, los países en el mundo del narcotráfico tienen cuatro roles principales: son productores, países de tránsito, países depósito o consumidores. Antes Colombia era un país de tránsito de la droga que llegaba de Bolivia y Perú para que finalmente terminara en Estados Unidos. Después fuimos depósito, luego productores y ya estamos en consumidores. La producción inicial estaba en Bolivia, Perú, Colombia y ahora está en Guatemala y México. Entre más cerca esté el centro de producción al de consumo, mayor efectividad habrá.
- ¿Pero a qué se debe que los colombianos estén consumiendo más droga?
-Es un problema del hemisferio en general. Como ha aumentado la incautación de grandes toneladas, lo narcotraficantes empezaron a financiar y a subsidiar el consumo interno. Lo que hacen, por ejemplo, es que de 10 toneladas que tienen sacan 500 kilos de coca, la mezclan, la convierten en basuco y venden el gramo en las calles a un precio muy bajo para tener un flujo de caja seguro.
- ¿Hay cifras de consumo de droga en Colombia?
-No y eso es un problema gravísimo. El último censo de consumo se hizo hace 11 años y hasta ahora se está adelantando otro.
- ¿Colombia sigue siendo el primer productor de cocaína?
Hace cuatro años éramos los proveedores del 90 por ciento, hoy somos del 54 por ciento. Hay una especie de regresión de otros países porque se han incrementado cultivos en Bolivia y Perú, y hay un desplazamiento de la mafia a Centroamérica y México.
- Pero la ONU acaba de decir que los cultivos en Colombia aumentaron en un 27 por ciento…
-El problema está en la medición de cultivos. Creemos que no se está diciendo la verdad porque lo que hicieron fue incorporar al inventario nuestros terrenos en donde se está haciendo erradicación manual. Además está demostrado que la productividad sí bajó de 640 a 610 toneladas en el año.
- Con este reacomodamiento de estructuras, ¿cambia entonces la política para combatir el crimen?
Hay giros en los que le estamos apuntando a tres frentes: uno, favorecer la delación entre ellos para desbaratar la estructura de lealtades. Dos, trabajar en el programa de recompensas: por primera vez estamos viendo que por 500 millones la gente sí responde, lo que no pasaba en la época de Pablo Escobar porque él tenía más plata para sobornar. Y tres, fortalecer la justicia global a través de las extradiciones, que a veces se ve como una debilidad, pero a todas luces es una fortaleza.

La Cumbre en Cartagena

Sin pena ni gloria/ Editorial
El Tiempo, (www.eltiempo.com), 4 de agosto de 2008
La reunión que congregó en Cartagena a 25 países de Centroamérica y el Caribe para discutir la cuestión de las drogas ilícitas terminó con un lánguido comunicado que poco contribuye a buscar soluciones serias a uno de los problemas más graves de la región.
Resultado previsible. La cumbre -en la que estuvieron los presidentes de México, Dominicana, Salvador, Guatemala, Panamá y Colombia- adoptó una declaración (y un plan de acción) que reitera lugares comunes: la necesidad de colaborar en la lucha contra el "Problema Mundial de las Drogas", la cooperación regional, la necesidad de observatorios nacionales de drogas, la responsabilidad compartida... La misma cantaleta de hace 10 años en el marco de una estrategia inspirada por Washington en la que el énfasis punitivo contra el productor y el consumidor de drogas sigue prevaleciendo sobre los aspectos de salud pública, prevención, educación, rehabilitación. Estrategia cuyo fracaso es evidente.
Lástima. Si hay una coyuntura para rediscutir cómo tratar el complejo problema de las drogas, es ahora. La cumbre de Cartagena se da en el marco de la evaluación de la política antinarcóticos que se está preparando para el año próximo, cuando se cumplen 10 años de la sesión extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre drogas de 1998. Entonces, se proclamó el objetivo de tener un mundo sin drogas para hoy. Luego de una década de fallida "guerra contra las drogas", los países que más padecen el fenómeno, como Colombia, México, Brasil, Venezuela y otros de los reunidos en Cartagena, harían bien en asumir que si desde esta región no se llama la atención sobre esta protuberante falla, nadie lo hará.
Además, la coyuntura electoral está mostrando que en Estados Unidos las drogas dejaron de ser preocupación central. El Congreso demócrata discute legalizar el porte de hasta 100 gramos de marihuana (mientras el Presidente de Colombia intenta por cuarta vez que aquí se penalice la "dosis mínima"). Hasta un entusiasta de la política punitiva, como Fernando Londoño, que hace un lustro proclamaba como Ministro del Interior que en el Putumayo no quedaba ni una hoja de coca, hoy reconoce, sorprendido, que los cultivos en Colombia aumentaron el 30 por ciento.
Por eso llama la atención que en Cartagena ni siquiera se haya aludido a la necesidad de revaluar una estrategia que ha costado decenas de miles de millones de dólares e infinidad de muertos y que no ha hecho mella significativa en el narcotráfico. Por el contrario, parece haber alimentado un negocio cuya rentabilidad se asocia a su ilegalidad.
En Estados Unidos se captura más gente por uso de marihuana que por todos los delitos violentos sumados (desde 1990 se han efectuado 11 millones de arrestos). Pese a los 6.000 millones de dólares del Plan Colombia y a más de un millón de hectáreas fumigadas, el país produce hoy 600 toneladas de coca y hay 99.000 hectáreas cultivadas.
La coca en E.U es más barata que en el 2000. El desarrollo alternativo es un fracaso. En Colombia o en Afganistán. El negocio sigue boyante y la violencia que conlleva está intacta, como lo muestra el rearme postparamilitar. México está siendo desangrado por el vórtice del narcotráfico. De Venezuela al África occidental, los narcos descubren nuevas rutas. En E.U. el consumo sigue intacto, y aumenta en Europa y en Suramérica.
¿Qué más hará falta para aceptar que es hora de replantear una estrategia fallida? Lo digno y racional sería que cumbres de los países afectados, como la de Cartagena, por lo menos lo insinuaran. Pero ni siquiera.

Nombran a titula de SIEDO

Marisela Morales Ibáñez fue nombrada como titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO); el anterior titular Noé Ramírez Mandujano, fue designado representante de la PGR ante la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, con sede en Viena, Austria.
José Luis Santiago Vasconcelos, subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales, ocupará otro cargo dentro del servicio público, pero no precisó cual.
Los otros tres subprocuradores, Víctor Corzo, Felipe Muñoz y Juan de Dios Castro, así como el oficial mayor, Rafael Ibarra; la fiscal de Delitos Electorales, Arely Gómez; y el visitador general Alejandro Gómez fueron ratificados en sus cargos.
Comunicado:
NOMBRAMIENTO DE LA TITULAR DE LA SIEDO
Lunes, 04 de Agosto de 2008 Boletin 639/08
• Marisela Morales Ibañez ocupa la titularidad de SIEDO
• Noé Ramírez Mandujano ha sido designado como representante de la PGR ante la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en Viena
• Son ratificados en sus cargos los demás Subprocuradores; Visitador General, Fiscal Especializada para la Atención de Delitos Electorales, y el Oficial Mayor
La Procuraduría General de la República informa que en los términos de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República y su Reglamento, por nombramiento del C. Presidente de la República la Lic. Marisela Morales Ibañez es, a partir de la fecha, titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
El Licenciado Noé Ramírez Mandujano será responsable de la representación que tiene la Procuraduría General de la República, en la representación diplomática de México ante la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga con sede en Viena, Austria, máximo organismo internacional especializado de la ONU en delincuencia organizada.
El Licenciado José Luis Santiago Vasconcelos, actual responsable de la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de la institución, ocupará otra responsabilidad en el servicio público. El nombre del servidor público que encabece la Subprocuraduría, será dado a conocer en fechas próximas. Los demás Subprocuradores, el Visitador General, la Fiscal Especializada para la Atención de Delitos Electorales y el Oficial Mayor, fueron ratificados en sus cargos. El Procurador General de la República, al notificarles la decisión del C. Presidente de la República, les encomendó redoblar los esfuerzos, fortalecer la unidad interna y privilegiar un enfoque orientado a resultados, en el quehacer institucional.
Con estos movimientos y ratificaciones, la Procuraduría General de la República fortalece su equipo de trabajo para privilegiar la coordinación y colaboración operativa contra el crimen organizado en el ámbito federal y con las procuradurías de las entidades federativas; en la puesta en marcha de los trabajos jurídicos relacionados con la implementación de la reforma constitucional en materia de seguridad y justicia; y los cambios que ello conllevará en la organización y administración de los recursos y capacidades de la PGR. Un elemento esencial que se deriva de las tres vertientes estratégicas señaladas será, sin duda, incrementar las capacidades institucionales y la eficacia del trabajo de la PGR con las demás dependencias federales y de los estados para enfrentar el incremento de la delincuencia, del orden común y federal.
Los secuestros, delito que se registra en el ámbito de competencia de las procuradurías de los Estados y del Distrito Federal, será objeto de una atención especial y prioritaria, con mayores esfuerzos de coordinación y colaboración de la Procuraduría General de la República con las autoridades responsables de las investigaciones en los Estados, y aprovechar las herramientas y capacidades federales así como los mecanismos de intercambio de información y de la explotación de bancos de datos que han sido acordados por los procuradores del país en el seno de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia.
Con estas medidas, la reestructuración emprendida en la Procuraduría General de la República, sin duda permitirá consolidar los históricos resultados que se han obtenido en el Gobierno del Presidente Felipe Calderón en contra de la delincuencia organizada, con la participación de todas las dependencias federales y los gobiernos estatales y municipales que colaboran en esta suma de esfuerzos del Estado en contra de la criminalidad, y redoblar el esfuerzo jurídico, la coordinación y la obtención de los resultados que exige y merece la sociedad.

No a la base militar de EE UU en Colombia

¡Pues resulta que siempre no!
No a la Base de Manta en Colombia, dice El Ministro de Defensa.
Colombia no está interesada en base de EEUU
The Associated Press
Publicado en El Nuevo Herald on line (http://www.elnuevoherald.com/167/story/255112.html)
BOGOTA --El gobierno de Colombia informó al de Estados Unidos que no está interesada en recibir una base militar que sustituya en la región a la unidad estadounidense que opera en Manta, Ecuador, informó el ministro de Defensa Juan Manuel Santos.
En una entrevista con radio Caracol, Santos dijo que a fines de julio, estando de gira en Washington, se entrevistó tanto con el presidente, George W. Bush, como con otros altos funcionarios del gobierno estadounidense a quienes le dio a conocer la decisión.
"Efectivamente les dijimos que base no, no estábamos interesados en recibir la base de Manta", dijo Santos.
Ya varios voceros del gobierno colombiano habían anticipado en los últimos meses que Bogotá no deseaba el traspaso de la unidad militar que opera actualmente en Ecuador, cuyo gobierno ha dicho que no renovará el acuerdo por el cual funciona la base desde 1999.
Santos dijo que en Colombia "sí estábamos interesados, y ellos también, es en iniciar negociaciones para incrementar, para mejorar, para fortalecer la ayuda antinarcóticos y la ayuda militar" que Estados Unidos entrega a Colombia, unos 5.000 millones de dólares desde el año 2000.
El 29 de julio pasado, Ecuador notificó a Estados Unidos su decisión de dar por concluido el acuerdo que permite a militares de ese país el uso de la base de Manta, al suroeste de Quito, desde la cual despegan aviones equipados con alta tecnología que permiten detectar vuelos que llevan drogas.
El convenio entre los dos países para la base de Manta fue suscrito el 12 de noviembre de 1999 y con una vigencia de 10 años.
El ministro colombiano también se refirió a versiones de la prensa local en torno a que Alfonso Cano, uno de los siete miembros de la dirección o "secretariado" de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), estaría herido en un brazo tras un reciente operativo del ejército en el departamento del Tolima, al oeste colombiano.
"Yo no tengo información sobre la supuesta herida de Alfonso Cano... ordené que se hiciera una investigación a ver qué de cierto hay y hasta el momento no hemos podido confirmar nada", dijo el ministro.
Indicó que Cano y otro de los más poderosos miembros del secretariado, Jorge Briceño alias "Mono Jojoy", se encuentran en zonas distintas: Cano entre Tolima y el vecino departamento del Valle del Cauca, mientras Briceño estaría en la región de La Macarena, en el departamento del Meta, en el sur colombiano, con su salud debilitada debido a un padecimiento de diabetes.
Lo de la diabetes "es cierto, eso nos lo han reconfirmado muchos desmovilizados (de la guerrilla) y su situación de salud no es la mejor", dijo Santos refiriéndose a Briceño, cuyas unidades rebeldes dieron los más contundentes golpes a las fuerzas militares en los años 90.
Un tercer y conocido miembro del secretariado, Iván Márquez "anda por ahí cerquita a nuestras fronteras", dijo Santos sin detallar si se refería a la frontera con Ecuador o la de Venezuela.
Al ser consultado si pensaba en una candidatura vía las elecciones generales del 2010, Santos replicó: "Eso no está en mi agenda en este momento y como lo he dicho, yo quiero seguir siendo un buen ministro. Si comienzo a desviar el foco de atención hacia otro menesteres de pronto comienzo a 'embarrarla'" o cometer errores.

¡Ya basta!

Columna Vida nacional/Pablo Hiriart
Publicado en Excelsior (www.http://www.exonline.com.mx), 4 de agosto de 2008
Ya es hora
Con un abrazo para Alejandro y Mati.
Mientras las autoridades no cumplan y hagan cumplir la ley, la delincuencia seguirá ganando terreno.
Son las autoridades federales, las de los estados y las de los municipios, las principales responsables del crecimiento de la delincuencia, con su secuela de crueldad y terror.
Ellas no cumplen con las leyes, se tolera la violencia, se negocia la justicia y se achican ante los fuertes.
¿Qué resultado podemos esperar en materia de justicia, si desde arriba está pervertida por las autoridades encargadas de proveerla e impartirla?
Los diputados y los senadores también son cómplices de la ola de violencia delictiva que aqueja a la población del país.
Para salvaguardar el poder que tienen las burocracias de los partidos políticos, se negaron a apoyar la reelección de legisladores y de presidentes municipales.
Esa es la única forma de que diputados, senadores y alcaldes trabajen para quedar bien con la ciudadanía y no con los poderes que en el interior de sus partidos les van a garantizar la sobrevivencia política cuando concluyan con su cargo.
Los partidos, sus dirigentes, son culpables del deterioro del país porque no quieren que el ciudadano meta las manos en el poder que ellos monopolizan.
Los congresos estatales tienen responsabilidad en la crisis de seguridad y justicia: todavía no aprueban las reformas constitucionales que se hicieron en esa materia.
¿Cómo va a funcionar el sistema de justicia en una ciudad como ésta, si las autoridades están distraídas en gastar tiempo, recursos y capital político en hacer una consulta sobre la reforma petrolera, que no van a decidirla ellas?
El resultado de esta multiplicación de ineptitudes y mezquindades es que vemos a un Estado, en todos sus órdenes, impotente frente a la delincuencia organizada y ante la desorganizada también.
¿Se va a solucionar el problema de la delincuencia criminal con más leyes, más penas y nuevas reformas?
Tal vez ayude un poco, pero será insignificante mientras las autoridades nos muestren todos los días, con su comportamiento, que la ley está hecha para violarla, especialmente cuando lo hacen quienes tienen la decisión de enfrentar al Estado y someterlo con el chantaje de la fuerza.
No va a haber avance real mientras la ley se siga negociando.
Tampoco lo va a haber mientras la ciudadanía no juegue un papel protagónico en la vida pública, de la que está marginada para beneficio de autoridades, partidos y delincuentes.
No habrá avances mientras los medios de comunicación no pongan el acento, todos los días, en el incumplimiento de la ley por parte de las autoridades, en lugar de darle todo el peso al efecto (que sin duda es noticia) de esa falla.
La democracia, sin seguridad pública, personal y patrimonial, carece de sentido.
De nada sirve tener elecciones competidas, un Congreso plural y división de poderes, si el Estado no es capaz de brindar las garantías mínimas de seguridad a la población.
Lo ocurrido con el niño Fernando Martí simboliza el desastre en que se encuentra todo el sistema de justicia en nuestro país.
Esa violencia criminal no afecta únicamente a quienes tienen un patrimonio, sino también a los ciudadanos pobres que son asaltados en el pesero y en la calle.
¿Lo podemos seguir tolerando?
¿Hasta dónde? ¿Cuál es el límite?
El límite ya fue rebasado.
El fracaso ha sido completo. Desde el gobierno federal, los estatales y los de los municipios, todos han sido rebasados y en muchos casos sometidos por la delincuencia.
Las estadísticas con los “éxitos” en la lucha contra el crimen organizado no pueden ocultar la realidad, que es diferente.
La realidad es que secuestradores y narcotraficantes sí disfrutan de las garantías que no tienen los ciudadanos. A ellos no les va a suceder nada.
Esa es la seguridad que garantiza el Estado: la de secuestradores y asaltantes que tienen más de 95% de posibilidades de quedar impunes.
No es un fracaso atribuible únicamente a este gobierno, pero es el que está ahora y tiene la responsabilidad de hacer frente a la situación.
¿Quién manda en el combate contra el crimen y el secuestro?
¿Manda la AFI? ¿Manda la PFP? ¿Manda el Ejército? ¿Mandan las policías de los estados? ¿Mandan las policías municipales?
Es tierra de todos. Y donde mandan todos, no manda nadie.
Es hora de exigir a las autoridades, sin tregua, que garanticen la vida y el patrimonio de la población.
Y es hora de que los ciudadanos asuman su papel en la defensa del país.
No se lo podemos regalar a los criminales ni a los violentos.
Ya basta.

¡Ya basta!

Roberto Rock en su columna Expedientes abiertos en El Universal comenta:
"La muerte del joven hijo de la familia Martí, a manos de un grupo de secuestradores, funciona ya como una bomba de profundidad sobre la estrategia del gobierno de Calderón en materia de seguridad pública. Las cosas vienen de mal en peor, y muestra de ello son las renuncias en la Procuraduría General de la República, que conduce Eduardo Medina Mora. La más vistosa de ellas, la de José Luis Santiago Vasconcelos, quien era descrito como el hombre que más sabía sobre crimen organizado en el país."
***
Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicado en El Universal, 4 de agosto de 2008;
Martí: “¡Ya basta!” de Estado ineficaz
Mientras el niño de 14 años estaba desaparecido, judiciales del DF promovían la “consulta petrolera”
¿A qué gobierno, local o federal, le importan tragedias diarias de las personas, pobres, ricas y clasemedieras?
Más allá del dolor familiar —para el que no hay bálsamo posible—, el secuestro y asesinato del niño de 14 años, Fernando Martí, debe ser visto junto con decenas o centenares de secuestros cometidos en todo el país como un potente “¡ya basta!” al Estado ineficaz.
¿Qué debe hacer la sociedad en general, los mexicanos de a pie, la clase media, los pudientes, para que termine el clima de terror y violencia; el secuestro, el robo, los abusos policiacos? ¿Por quién debemos votar, si ya hemos probado que tricolores, azules y amarillos son incapaces no sólo de los mínimos de eficacia en el ejercicio del poder, y no se diga para hacer frente a las responsabilidades del Estado?
Debe existir un límite social a la ineficacia de políticos y partidos, gobernantes, líderes, legisladores, mesías, “espurios” y dizque “legítimos”, que arrogantes disputan la arena mediática en peleas por el petróleo, el nacionalismo, la legitimidad de sus miserias, mientras que los ciudadanos, en general —sean de a pie, clase media o potentados— estamos a merced de bandas delictivas que lo mismo secuestran, extorsionan, roban, asaltan, que despojan y matan.
¿Quién será capaz de poner un alto a la impunidad y la complicidad?, sobre todo cuando la voz popular sabemos que barbaries como el secuestro y asesinato de Fernando Martí —y extorsiones que sufren todos los días decenas de ciudadanos— son posibles si, y sólo si, los tres órdenes de gobierno y los tres poderes de la Unión estimulan la impunidad y la complicidad.
¿Quién, cuántos centenares de servidores públicos realmente están preocupados por lo que viven todos los días los ciudadanos; las tragedias que enfrentan debido a la incapacidad del Estado todo? Y nos referimos desde el presidente Calderón, pasando por Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno del DF; sin olvidar a gobernadores, legisladores y líderes parlamentarios de todos los partidos; ministros de la Corte, jueces; jefes de partidos y, en general, toda esa burocracia que compone el Estado.
¿A quién de ellos realmente le importa que el obrero más humilde es asaltado todos los días en la micro, que al oficinista clasemediero se le despoja hoy sí y mañana también de su automóvil, su quincena, sus precarias propiedades; que a éste o aquel hombre de empresa, potentado le secuestraron y mataron un hijo? ¡Ya basta...! de esa incapacidad para cumplir de manera eficaz con la responsabilidad empeñada, y de convertir en trampolín político los cargos que, si actuaran con honestidad, debieran ser para servir.
Fernando Martí tenía 14 años de edad. En los primeros días de junio pasado era conducido en automóvil por su chofer y acompañado por su escolta, por el sur de la ciudad de México. Fue detenido por un supuesto retén de la PFP —que formalmente no existen en la capital del país— y secuestrado. Horas después su chofer y escolta fueron encontrados muertos. La familia habría pagado 6 millones de dólares de rescate, sin obtener respuesta. El secuestro, como decenas, se mantuvo en secreto, e intervino una empresa de rescates, charlatanes que, según expertos, son tanto o más criminales que los propios secuestradores.
El secuestro era un secreto a voces. Sin embargo, por seguridad no se hablaba en los medios, pero en los primeros círculos del poder todos sabían y estaban atentos. El pasado jueves, apareció un desplegado pagado por los familiares del niño secuestrado, en donde se reveló el drama familiar y personal, pero al mismo tiempo la magnitud del drama social, de seguridad, impunidad y, en especial, de la incapacidad de las instituciones del Estado para hacer frente a casos como ése.
Decía el desplegado: “Grupo de La Flor, yo les cumplí; llevamos dos meses esperando a nuestro hijo, tenemos dos millones de razones si nos lo regresan. Comuníquense”. Es decir, aún en lenguaje críptico, a través de los medios masivos, a los ojos de todas las autoridades, los familiares del niño secuestrado negociaban la liberación. El cuerpo de Fernando Martí apareció en la cajuela de un automóvil robado, la madrugada del pasado viernes. Tenía más de un mes sin vida.
¿Qué pasó desde la primera semana de junio hasta el pasado viernes 1 de agosto? Todos lo saben, la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría de Justicia, las dos del DF, se afanaban en labores harto reconocidas por la sociedad en general; policías judiciales realizaban proselitismo para la “consulta petrolera” que había organizado el GDF, al tiempo que organizaban operativos en antros para llevarse detenidos a jóvenes, y extorsionar a sus familiares para dejarlos en libertad.
Luego vino el escándalo del New’s Divine, que enfrentó a la PGJDF y a la SSP del DF, luego la consulta petrolera, que ocupó 54 millones de pesos del GDF y muchos esfuerzo de toda clase de servidores públicos… En todo ese tiempo los delincuentes secuestraban y asesinaban, volvían a secuestrar, y volvían a asesinar… ¡Ya basta de ineptos...! Algo tenemos que hacer. Ya es tiempo.

Trasplantados

Supervivientes
Plusmarquistas del trasplante/ LUZ SÁNCHEZ-MELLADO
Publicado en El País Semanal (www.elpais.com), 03/08/2008
Iban a morir. Tenían los días contados. Los órganos vitales de un donante les salvaron en el último momento. Los médicos les dieron una esperanza de vida limitada, pero la han pulverizado. Éstos son los españoles con más años de vida después de haber sufrido un trasplante. Ellos sí que hacen historia cada día.
Antonio Nadal, de 50 años, y Susana Javaloyes, de 37, son conocidos, paisanos y residentes en Alcoy (Alicante). Se llevan 13 años, casi una generación, pero en realidad son coetáneos. Dos adolescentes. Susana cumplió 15 años el pasado 10 de enero. Antonio acaba de tirar la casa por la ventana para festejar su mayoría de edad hace dos semanas, el 20 de julio. Esos días, hace esos años, volvieron a nacer en dos quirófanos de Londres y Burdeos.
Entraron condenados a muerte. Sin resuello. Sus pulmones, destrozados, estaban a punto de expirar. Un trasplante les devolvió el porvenir que una grave enfermedad genética –a Antonio– y un síndrome tóxico producto de una trágica negligencia empresarial –a Susana– les negaba. Nadal recibió los pulmones y el corazón de un chico inglés de 20 años muerto a lomos de la moto que guiaba sin casco. Javaloyes, los pulmones de una mujer francesa fallecida a los 35. La suya fue una huida hacia adelante. La clase de viaje sin retorno que sólo emprenden quienes no tienen nada que perder.
A principios de los noventa, las expectativas de los trasplantes de pulmón eran poco menos que nefastas. Desde que en 1986 los doctores Patterson y Cooper, de la Universidad de Toronto (Canadá), documentaron la técnica en The New England Journal of Medicine, sólo unas cuantas personas se habían sometido en tres o cuatro hospitales del planeta a la que aún sigue siendo la intervención más comprometida del órgano más delicado de todos los susceptibles de ser trasplantados. De ellas, sólo unas pocas seguían vivas el 20 de julio de 1990, cuando Antonio Nadal entró por su pie en el hospital Harefield de Londres un rato después de que le sonara en plena Exhibition Road el busca que le avisaba de que había un donante. El panorama no había mejorado mucho el 13 de enero de 1993, cuando Susana Javaloyes, en coma por lo que luego se llamó síndrome Ardystil, fue trasladada contrarreloj desde la UVI hasta el quirófano del hospital Xavier Arnozan de Burdeos mientras llegaban en avión sus pulmones de repuesto. Ya se verá cómo acabaron Nadal y Javaloyes esperando un milagro a pecho descubierto tan lejos de Alcoy.
Ambos sabían lo que hacían. Eran muy jóvenes para morir –Antonio tenía 32 años; Susana, 22–, pero no tanto como para ignorar sus opciones. Los médicos no se habían pillado los dedos. Ni mordido la lengua. Tiraron de datos. “El 74% sigue vivo a los dos años del trasplante”, le dijeron a Antonio. “Igual puedes morirte en la operación, que de rechazo al mes, al año, o durar 10, con suerte”, informaron a Susana. No eran agoreros. Nadie había durado tanto tras un trasplante pulmonar. Entre otras cosas, porque no hacía tanto que se practicaban. Una década. Una miseria para una persona joven y sana. Una eternidad para un enfermo desahuciado.
El caso es que Nadal y Javaloyes siguen aquí. Contra todo pronóstico. Antonio es, probablemente, el hombre vivo más longevo tras un trasplante pulmonar. Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes y autoridad mundial en la materia, sólo conoce un caso de mayor supervivencia. Una británica de 67 años que sigue viva después de ser trasplantada en 1988 en Londres.
Susana también ha batido récords públicos y, sobre todo, privados. Nunca pensó que llegaría a los 40, y su cercanía comienza a cobrarle ciertos peajes. “Me va a hacer falta un lifting, quién me lo iba a decir”, bromea. Javaloyes, como Nadal, como los demás trasplantados de corazón, hígado, intestino y riñón que cuentan aquí su vida, lleva la procesión por dentro. Son campeones de supervivencia, sí. Hacen historia cada día. Pero el miedo es libre. Y la esperanza también. Debe de ser cierto que la tierra imprime carácter. Lo dicen los paisanos Antonio y Susana.
Tienen más moral que el alcoyano.
EL BUSCAVIDAS
–I want speak with the sister Duncan, please.
Antonio Nadal no tenía ni idea de inglés aquel día de 1988 en que se armó de valor y de un diccionario Collins, cogió el teléfono de su casa de Alcoy y llamó al Bronton Hospital de Londres. El que estudió en el colegio se le había oxidado ya a este ingeniero de 30 años que había pasado prácticamente de alumno a profesor de la Universidad Politécnica de Valencia. El inglés de la física no entiende de los verbos auxiliares ni las fórmulas de cortesía que rigen en el protocolo telefónico británico. Pero el miedo que impulsaba a Nadal a hacer aquella llamada no era precisamente al ridículo. Le iba la vida en ella.
Estaba en las últimas y lo sabía. La fibrosis quística que le diagnosticaron a los 19 años en el hospital La Fe de Valencia le tenía contra las cuerdas. Nadal sufre la alteración cromosómica Delta F-508, de infausto pronóstico en la época. Sus genes anómalos provocan secreciones muy espesas que afectan al aparato digestivo y respiratorio. A esas alturas, las mucosas habían arrasado sus pulmones. Las infecciones le dejaban sin aliento. Le habían prescrito oxígeno las 24 horas y, aunque este “rebelde tranquilo” se sublevaba y continuaba con sus marchas por el monte y sus clases de ingeniería mecánica, ya se veía quién iba a ganar el pulso. En La Fe no le dieron alternativa. Un médico del Ramón y Cajal pronunció una palabra: trasplante –“me acojonó muchí­simo”– y le puso en contacto con José Antonio Lasheras y Raquel Pozas. Este matrimonio ya había visto morir a dos hijos jóvenes y conocía la limitada oferta de últimas esperanzas para su mal. Le dieron un teléfono y un apellido inglés: Duncan. Faltaban aún un par de años para que en España se empezaran a abordar los trasplantes pulmonares. Demasiado para Antonio. Así que se buscó la vida por su cuenta.
“Mi trasplante lo moví yo”, dice hoy ante un café bombón en La Placeta, el bar donde desayuna cada día antes de dar sus clases en el campus de Alcoy. “La ventaja de ser enfermo terminal es que no quieres morirte. Sabía que lo mío era mortal, pero estaba convencido de que salía de ésta”. El caso es que la enfermera Duncan le entendió. Le pasó con la neumóloga Margaret H. Hudson, que le citó en su consulta con una primera exigencia: mejorar su inglés. Pero para Antonio era más urgente hacerse con un impreso. “El E-112, que autoriza el tratamiento en el extranjero financiado por la Seguridad Social, yo no podía pagarlo”. Peleó: “hubo médicos y funcionarios que me dijeron que para qué me emperraba, si me iba a morir igual”. Y lo logró. Pidió la baja en la Universidad y se plantó en Londres. Iba con su madre, Amparo Gisbert, una alcoyana de armas tomar que dejó su alpargatería –Calzados Nadal– a cargo de su marido y su otra hija y acompañó a su primogénito en la aventura de su vida.
Hudson fue explícita. Si se quedaba en Inglaterra podía entrar en el programa de trasplantes cardiobipulmonares –dos pulmones y corazón en bloque– que realizaba el Hospital Harefield, un santuario donde un equipo internacional de eminentes cirujanos dirigidos por Maddfi Yacoub –“un egipcio que se hace célebre en Gran Bretaña tiene que ser bueno de cojones”, avala Nadal– intervenía a la desesperada al goteo de desahuciados de todo el mundo que acudía allí en busca de su última oportunidad.
Antonio se quedó. Entró en el nivel 1 de los tres que contempla la lista de espera británica. Llevaba casi dos años viviendo de alquiler en Londres –“la colonia española nos ayudó mucho”– cuando el 19 de julio de 1990, a media tarde, le sonó “el bleep” en plena calle: tenía dos horas para presentarse en el hospital, había un donante para él. “Me cagué vivo”, resume el aludido. Entró a pie en el Harefield –“significa campo de batalla, qué menos”– ante el pasmo de los celadores. “Les dije que venía por un trasplante y preguntaron por el enfermo. Cuando les dije que era yo, me querían matar por ir sin la mochila del oxígeno”. Nadal sabía lo que le esperaba. Lo había visto dos veces en vídeo: una partida de dominó a todo o nada. Le iban a sacar sus pulmones y su corazón para ponerle a cambio los de un muerto y, a la vez, iban a recolocar su corazón sano en el pecho de otra persona a la que acababan de quitarle el suyo destrozado. “Por eso se llama técnica del dominó: consiste en cambiar unas fichas por otras en la misma partida”.
Doce cirujanos, once horas de intervención, un ballet endiablado. Dos milagros en cadena. Dos madres en la sala de espera. “Your son, my daughter”, le dijo una señora a Amparo Gisbert llevándose la mano al corazón. No hacía falta saber inglés para entender que el corazón con que nació Antonio iba a empezar a latir en el pecho de una chica escocesa. “Luego, ella no quiso conocerme, ojalá siga viva”, dice hoy el receptor-donante. El trasplante de Antonio fue un éxito. A los diez días le dieron el alta. Pero él no se quería ir. “Estaba aterrado. Soy ingeniero, la operación la comprendía perfectamente: era una cuestión mecánica: quito, pongo, empalmo; pero el rechazo de tu organismo al cuerpo extraño que le has metido está fuera de control. Me convencieron midiéndonos el oxígeno a la enfermera y a mí: estaba mejor yo”, se justifica el probable plusmarquista mundial de supervivencia tras un trasplante pulmonar.
Una suerte que el que fuera un día “católico, apostólico, alcoyano” y hoy se confiesa “creyente descreído” no se explica del todo. “Me pusieron el motor de un chaval de 20 años, material de primera, tuve buenos órganos, buenos médicos y supongo que buena suerte”. Esa que no tuvieron el vasco Arturo, ni la guapísima italiana del Veneto, ni todos los demás amigos de Harefield que murieron más temprano que tarde a causa del temido rechazo que él ha logrado esquivar de lejos.
“Antonio tiene unas pruebas funcionales de un varón de 50 años sano. No ha tenido ni un ingreso hospitalario, es un caso único”, certifica Pilar Morales, la neumóloga que revisa cada seis meses sus pulmones. Eso sólo desde que Nadal, que acudía a Londres a revisión, tuvo a bien pasarse por La Fe e informar a los doctores de que llevaba una década trasplantado, vivo y coleando en Alcoy. Desde 1990, los equipos de La Fe, en Valencia; Vall D’Hebron, en Barcelona, y otros cinco en España realizan trasplantes pulmonares –185 en 2007– sin salir del país, pero ninguno de sus pacientes ha llegado a celebrar su mayoría de edad trasplantado, como Antonio hace dos semanas.
“Volví a nacer en Londres”, reconoce este “hijo de la Transición” culto, irónico y locuaz, capaz de reírse de su sombra. Un tipo solitario para el que la felicidad consistía en tomar un plis-play –licor de café con cola– oyendo a Pink Floyd acodado en la barra del Buho, legendaria discoteca alcoyana que jamás le vio bailar. Pero eso fue antes de Harefield.
“De enfermo, todo está planificado y pautado, luego quieres beberte la vida a tragos, y poco a poco aprendes a vivir al día”, dice Antonio mientras empuja con una cerveza seis u ocho de las 20 o 30 cápsulas de enzimas pancreáticas que toma diariamente además de la medicación antirrechazo. El trasplante no cura la fibrosis, y su páncreas sigue sin absorber bien las grasas. Los pulmones, sin embargo, no evidencian el zarpazo del mal. “Hay pocos enfermos de fibrosis quística tan mayores. Antonio es un enigma, un campo de estudio privilegiado”, dice Morales. Él, por si acaso, no ha perdido el tiempo. En noviembre nace su segundo hijo. No quería niños, pero Dolores, la mujer que se enamoró de él mucho después de que volviera a nacer, sí. Cedió y ahora es un padrazo. Aspira a enseñarles a sus hijos el mundo. “Un superviviente es alguien que se adapta, ¿no?”.
A POR LOS CUARENTA
–¿Sube, señora?
Susana Javaloyes casi se desmaya cuando aquel crío le ofreció amablemente el ascensor. Le había llamado de usted y señora. A ella, una chica que nunca iba a llegar a vieja. Eso al menos le habían dicho los médicos, sin decírselo, cuando le trasplantaron dos pulmones horas antes de que los suyos, deshechos por la fibrosis galopante que le provocó el síndrome Ardystil, dejaran de darle aire. Pero eso fue hace 15 años. Tres lustros. Y desde entonces Susana se ha hecho mayor.
“No pongas mi edad, que me da vergüenza”, insiste Javaloyes sin caer en la cuenta de que cualquiera que teclee su nombre en Google puede enterarse al instante de su vida y milagros. Del milagro de su vida, más bien. De cómo una chavala de 21 años que no había fumado en su vida acabó en coma terminal tras envenenarse los pulmones con las sustancias que usaba ilegalmente la fábrica textil donde había trabajado tres meses. De que otras cinco chicas y un operario ya habían muerto por la misma causa cuando la Generalitat de Valencia, acuciada por la alarma social, resolvió trasladarla en helicóptero desde el hospital La Fe de Valencia hasta el Xavier Arnozan de Burdeos y rogar para que surgiera un donante compatible en 72 horas. El equipo de neumólogos y cirujanos de La Fe ya había realizado varios trasplantes pulmonares, pero las autoridades sanitarias, en una decisión que aún hoy lamentan los facultativos valencianos, apostaron por la mayor experiencia del centro francés. Cualquiera puede ver en la portada de este periódico, la foto de Susana recién trasplantada el 23 de enero de 1993, celebrando su 22º cumpleaños encerrada en la burbuja de aislamiento de Burdeos. Vivita y respirando con sus pulmones de segunda mano.
“Estoy viviendo de más. Me dieron 10 años y aquí sigo, haciendo historia. Mi trasplante debía de haber caducado y yo tendría que estar muerta, de hecho, he enterrado a muchos amigos trasplantados que llevaban una vida infinitamente más sana y ordenada que yo, pero está claro que cuando te toca, te toca. A mí aún no me ha tocado, y punto pelota”. Susana paga la suculenta porción de coca boba alicantina que va a merendarse e invita a café en su casa. Jura que come siete veces al día –“bocadillos, pizzas, bollos”– y no engorda un gramo. Qué más quisiera ella. Así le quedarían mejor los vaqueros Dolce & Gabbana y el cinturón y el bolsazo de Gucci que lleva esta tarde. “Me chifla la moda, tengo un novio milanés y hay que estar a la altura. Pero ahora que puedo comprar modelitos auténticos, estoy tan hecha polvo que la gente cree que son de los chinos”, se ríe.
La pérdida de peso –“efecto de la medicación antirrechazo, que acelera el ritmo intestinal y dificulta la absorción de nutrientes”, según Pilar Morales, la neumóloga de La Fe que trata a Susana– es sólo uno de los peajes que paga. Las píldoras que toma para que su organismo crea que sus pulmones son suyos de nacimiento dejan a cambio a sus defensas fuera de combate. Expuestas a infecciones inofensivas que pueden ser fatales.
Fue uno de esos virus de poca monta el que estuvo a punto de llevársela por delante en 1997. El rechazo no es, como puede pensarse, un ataque que fulmina al trasplantado, sino un deterioro paulatino del órgano nuevo que limita su capacidad. Desde entonces, Susana mantiene una situación de “rechazo crónico, con una función pulmonar alterada en grado moderado-severo que le permite hacer una vida normal”, explica la doctora Morales. En ese sentido, Susana está en el peso ideal. Cuarenta kilos en 1,67 metros de altura es estar demasiado delgada para llenar los pantalones, pero si engordara mucho más, a sus pulmones les costaría oxigenar su ritmo de vida.
Porque Javaloyes no para. “Sólo mis padres y yo sabemos lo que he sufrido, nunca me ha gustado llevar la pancarta de trasplantada. Tengo temporadas buenas, regulares, malas y fatales; pero cuando estoy bien no perdono una. Yo me lo he bailado, me lo he bebido y me lo he comido to-do, hija mía”, silabea significativamente. “Pero ya no soy la que era. Ya no cierro las discotecas. Alguna noche, incluso, le digo a mi novio que estoy cansada y que si lo dejamos para otro día. El cuerpo ya no aguanta lo mismo. Debe de ser la edad”.
Susana sólo supone que está madurando porque no sabe qué diablos es eso. No contaba con ello. Era algo que les sucedía a los demás. A sus amigas del colegio, que se fueron ennoviando, casando y desapareciendo del mapa. A sus hermanas, que la han hecho tía de dos niñas. A los novios que abandonó y que luego le han ido presentando a sus mujeres e hijos. Pero a ella no. Hasta hace poco, mañana era el futuro que se marcaba cada noche. Nunca quiso hacer planes. Para qué. Iba a vivir rápido, morir joven y dejar un flaco cadáver. Pero los años han ido pasando y un día hizo cuentas. Después de mañana viene pasado mañana, y el otro, y la semana que viene, y el año próximo. Si no para ella, sí para los suyos. Y tomó algunas decisiones.
“Hasta ahora he vivido sólo para mí, quizá por despecho. Yo no estaba enferma, me arrancaron la vida de cuajo y me robaron el futuro en un trabajo de mierda por el que aún me deben dos semanas de sueldo”, explica. “Sigo sin querer dejar viudos ni huérfanos, pero llegas a una edad en la que tienes que empezar a pensar en la gente que tienes alrededor”. Por eso, hace cinco años, se fue a Milán a vivir con su novio, Marco, un químico italiano al que conoció una noche de marcha en Benidorm. La doctora Morales le dio su bendición facultativa: “Tenía la decisión tomada, y vino a pedirme que les quitara el miedo a sus padres y, de paso, a ella misma”, recuerda la neumóloga. “La existencia de Susana está condicionada por el trasplante, ella es consciente y sabe que todo tiene un final, pero tiene que vivir. Creo que está sentando la cabeza, buscando una estabilidad y un futuro que ella misma se negaba a plantearse”, dice quien se ha convertido en íntima amiga de su paciente después de 15 años aliviando sus fatigas.
Morales considera “un privilegio personal y profesional” asistir a la madurez y, “sí, ojalá”, al proceso de envejecimiento de una de las trasplantadas pulmonares más longevas del mundo. La doctora confía en que la supervivencia de Susana –y de Antonio Nadal, y de todos sus demás enfermos trasplantados– le alcance para beneficiarse del hallazgo de inmunosupresores más potentes y con menores efectos secundarios que los que ahora la mantienen viva y pueda morirse de vieja.
Mientras, Susana apura la coca, que no la sopa boba. Cuando, en noviembre de 2007, cobró la indemnización que le asignó la sentencia del caso Ardystil se afanó en cumplir escrupulosamente con todas sus promesas. Les pagó un crucero de lujo a sus padres, se hizo con un buen surtido de modelazos en Milán y se compró un deportivo. Hace año y medio volvió a Alcoy para quedarse. Sus padres y su novio le han hecho “la envolvente”. Marco ha cambiado el laboratorio por la cocina del negocio de comida para llevar que han abierto “con vistas al futuro”.
¿No era ésa la palabra prohibida? “Claro que tengo miedo a la muerte, pero ya no vivo pensando que me voy a morir mañana. Si he llegado hasta aquí será porque soy más fuerte que este cuerpecillo mío que ha pasado tanto. Tengo locos a los médicos, soy como un trofeo para ellos, por eso voy a donar mi cadáver a la ciencia. Que investiguen todo lo que quieran. Algo tendré. Pero voy a seguir dando guerra hasta que me llegue la hora”.