10 jun 2008

Obama Online

Barack Online/Jordi Soler, escritor
Publicado en EL PAÍS, 10/05/2008;
Hace unos meses, en un acto que tuvo mucho de impulsivo, compré en la tienda online de Barack Obama una camiseta oficial de su campaña. La operación no fue sencilla porque vivo en Barcelona y los productos que ofrece esta tienda, aun cuando pueden verse en cualquier parte del mundo, se venden únicamente dentro de Estados Unidos. Para no quedarme sin esa camiseta histórica, pues en esos meses no estaba claro que Obama pudiera ganar la nominación demócrata, pedí que me la enviaran a casa de un amigo que vive en California, con la idea de que éste me la reenviara después.
La compra de la camiseta, que es una simple anécdota, tuvo un interesante efecto secundario: desde el momento en que cerré la operación mercantil me convertí, de manera un tanto involuntaria, en donante de la campaña de Barack Obama; un donador estrafalario que vive en España y que no tiene derecho a votar en Estados Unidos, pero que cuenta con un número de tarjeta de crédito y una dirección electrónica, esos dos elementos que, multiplicados por el millón y medio de donantes que tiene en Internet, han sido cruciales para que Obama lograra, finalmente, convertirse en el candidato demócrata.
El término nómada, según razona Jacques Attali en su libro Milenio (1990), “es la palabra clave que define el modo de vida, el estilo cultural y el consumo de los años 2000. Pues entonces todos llevarán consigo toda su identidad: el nomadismo será la forma suprema del orden mercantil”. En este mundo nómada, y eminentemente mercantil, que previó Attali hace 18 años, la dirección terrestre de una casa, el número y la calle tienen ya poca importancia, lo fundamental es estar localizable en la Red, en ese territorio virtual donde ataca sistemáticamente y con tenacidad, desde hace meses, el equipo de Barack Obama.
Todos los días, este equipo tenaz envía a sus donantes un e-mail, o a veces dos o tres, donde se nos informa de cada una de las actividades del candidato, de los puntos relevantes de sus declaraciones, y ello con un enlace a YouTube donde puede verse a Obama pronunciando ese discurso que tuvo lugar hace apenas unas horas. En el correo electrónico también se hace un balance de la campaña hasta ese día y, cuando hace falta, se pide otra donación o apoyo en un área específica, como, por ejemplo, el que se pidió el 24 de enero de este año, cuando arreciaban las sospechas de que detrás de ese político carismático hay un musulmán embozado, del que incluso circulaban fotografías; en aquel e-mail Obama decía: “No soy musulmán; envía este mensaje a todos tus conocidos”.
Así, día tras día, el equipo de Obama ha ido ofreciendo a sus donantes, que somos cientos de miles, su punto de vista sobre la carrera hacia la Casa Blanca. Cierto es que, a veces, tanta insistencia llega a fatigar, hay mañanas en que uno no se levanta con ganas de enterarse al detalle de qué hizo el dichoso Obama en las últimas 12 horas, pero en caso de que la fatiga se convierta en hartazgo, siempre queda la opción de darse de baja como donante.
En la víspera de su noche triunfal, unos minutos antes de su discurso, el candidato envió un mensaje que decía: “Estoy a punto de subir al escenario en St.Paul para anunciar que hemos ganado la nominación demócrata”. Aquel mensaje, como en otros momentos estelares, venía personalizado con mi nombre y firmado con un confianzudo “Barack”, sin títulos ni apellidos.
Al margen de lo que suceda de aquí en adelante, independientemente de que consiga derrotar a McCain y llegue a la Casa Blanca, Obama ya ha logrado cambiar para siempre la forma de hacer política. Es verdad que se trata de un hombre sumamente carismático, de un orador excepcional que ha trascendido los límites sociales y políticos que le imponía su color, pero también es cierto que estas cualidades se han visto reforzadas y magnificadas por su forma de hacer campaña. Obama y sus asesores han apostado por la Red, han hecho de este medio de comunicación su campo de batalla; a fuerza de e-mails y de una página electrónica muy bien diseñada, han logrado conseguir, además de una multitud respetable de forofos en todo el mundo, las tres cuartas partes de los 265 millones de dólares que han recabado, en miles de donaciones modestas que no exceden los 200 dólares.
Es cierto que, en los últimos años, Internet se ha convertido en un instrumento importante de las campañas políticas de cualquier país -en España tenemos vistosos ejemplos-, pero la gran aportación de Obama es el papel central que ha tenido este medio en su campaña: su página electrónica funciona como cuartel general; los voluntarios se ponen de acuerdo, comparten ideas y elaboran proyectos dentro de la misma página, es decir, que, el responsable de campaña de un pueblo, por ejemplo de Montana, organiza a su equipo, reparte tareas y sugiere consignas, aplicando la tecnología wiki, sin salir de su habitación, y después, cuando llega el momento, todo ese ejército de nómadas inmóviles (otra vez Attali), que están en todos lados sin moverse de su asiento, salen a ejecutar físicamente lo que han proyectado en su cuartel general virtual.
Esta apuesta radical por el futuro que ha hecho Barack Obama, con sus impresionantes resultados, debe ser un valor que cuente a la hora de ir a las urnas; se trata de una apuesta innovadora que le ha salido bien, pero que tenía sus riesgos en esta época donde todavía mucha gente, sobre todo entre los votantes mayores, desconfía de las transacciones, ya no digamos de las donaciones, por Internet.
“Es imposible imaginar el ascenso de Barack Obama sin los métodos modernos que ha usado para organizar su campaña, particularmente en Internet”, declaró hace unos días Simon Rosenberg, director del New Democratic Network, un prestigioso think tank. Además de su apuesta por el futuro, que se refleja en la cantidad de jóvenes que creen en él, y más allá de su novedosa forma de financiación, que contrasta violentamente con el sistema monolítico de donantes del que se sirve John McCain, Obama ha conseguido hacer de su candidatura un proyecto común, que cada uno de los cientos de miles de voluntarios y donantes siente como suyo. Y a estas alturas de su gesta ya ha dado pruebas sólidas de que es muy capaz de conseguir esa unidad que predica, de que en torno a su verbo irresistible puede articularse el cambio que necesita con urgencia el país más poderoso de la Tierra.

¿Anularse la elección?

Hablan las actas: Calderón no ganó
Álvaro delgado, reportero
Agencia APRO-Proceso.
México, D.F., 9 de junio (apro).- Poco después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dio como ganador a Felipe Calderón, el 5 de septiembre del 2006, Carlos Salinas estaba molesto, pero no por el fallo, que lo hizo feliz por frenarse a su enemigo Andrés Manuel López Obrador, sino por la ingratitud del panista.
Salinas había tratado de comunicarse con Calderón para reunirse con él antes de la toma de posesión, el 1 de diciembre, pero César Nava Vázquez, el secretario particular, no quería tomarle la llamada, ni siquiera con la intervención de un allegado de ambos.
“Salinas está muy enojado con Calderón, porque no le quiere tomar la llamada y a él le debe su triunfo. Dice que el marcador en el Tribunal Electoral estaba 4-3, con riesgo de convertirse en 3-4, que era la nulidad, y él hizo la unanimidad de 7-0”, reveló al reportero un prominente abogado panista --amigo de Salinas y de Nava--, quien pidió reserva sobre su identidad. (¿Diego?)
Esta historia tenía cierta lógica en el contexto poselectoral del 2006, porque se sabía de magistrados que se inclinaban por anular la elección presidencial debido a las abundantes irregularidades en todo el proceso, particularmente por la violación de, al menos, dos principios constitucionales en la materia --la equidad y la certeza--, y sin embargo, en medio de la opacidad, se emitió un dictamen unánime.Ahora, a dos años de esa elección, aparece una rigurosa y exhaustiva investigación de José Antonio Crespo, experto en materia electoral y con una acreditada solvencia moral, que exhibe el “desaseo” y parcialidad de los magistrados para validar la elección presidencial y dar como ganador a Calderón.
En 2006: Hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana, una de las muchas conclusiones de Crespo, profesor del Instituto de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), es que el triunfo de Calderón no se sustenta “lógica y aritméticamente”, como lo aseguró el dictamen del TEPJF, después de desahogar las impugnaciones.
-¿Entonces calderón no ganó? --le pregunté.-
-La respuesta no es “no ganó” Calderón, así solita, porque entonces implicaría que ganó López Obrador --dijo Crespo. Y enseguida soltó: “No se puede saber quién ganó, no sabemos cuál fue la voluntad mayoritaria de los ciudadanos.”
Se trata de una frase lapidaria por cuanto significa para una democracia la falta de certeza de cuál fue, auténticamente, la voluntad mayoritaria de los ciudadanos y lo que implica en términos de legitimidad para, por ejemplo, llamar a la sociedad --con verdadera autoridad moral y política-- a combatir, junto con el gobierno y todas las instituciones del Estado, a la delincuencia. Crespo revisó lo que nadie hasta ahora: 63 mil de las 130 mil actas de casilla en 150 de los 300 distritos electorales del país, es decir, la mitad de casillas y distritos, una muestra que, por sí sola, arroja resultados esclarecedores sobre la elección.
El principal es que, como él mismo lo dijo, ni Calderón ni López Obrador ganaron la elección, sino que no se puede saber el verdadero resultado porque, conforme a su investigación, existen 316 mil votos “irregulares” --es decir, los que no pudieron justificarse ni depurarse, porque no se abrieron los paquetes electorales-- son mayores al número de sufragios de ventaja del supuesto ganador, que oficialmente fue de 233 mil 831, equivalente al famoso .6%.
Estas cifras desmienten a los magistrados del ETPJF que, en su dictamen, aseguraron, en primer lugar, que los errores de cómputo en las actas eran justificados y en segundo, que los votos “irregulares” no afectaban el resultado, porque no eran mayores a la diferencia entre el primero y el segundo lugar en la elección.
Por tanto, concluye Crespo, la elección debió haberse anulado, porque la existencia de tal cantidad de votos “irregulares” vulneró el principio constitucional de certeza. Es preciso subrayar, al respecto, que los 316 mil votos “irregulares” no son producto de una proyección a partir de una muestra reducida de actas y distritos, sino que fue producto de una revisión “acta por acta, inconsistencia por inconsistencia” que arrojó votos “contantes y sonantes”. Una proyección del total de actas y distritos arrojaría, entonces, que habría 633 mil votos “irregulares”, el triple de los que dieron a Calderón ganador.
Crespo no niega que, de haberse depurado tal cantidad de votos “irregulares”, se hubiera producido el triunfo de Calderón, pero tampoco descarta que produjera una voltereta a favor de López Obrador. La única posibilidad de tener una “aproximación” mayor al resultado real es, dice, el recuento total de las boletas que existen en los paquetes. Sí, esos que el Instituto Federal Electoral (IFE), los magistrados del TEPJF y los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no quieren que se abran, a petición por ejemplo del semanario Proceso, del investigador Sergio Aguayo y del propio Crespo, porque muy probablemente el resultado no sería el oficial.
Ya hablaron las actas, gracias a Crespo. Ahora falta que, pese a todas las resistencias, hablen los votos.
Por lo pronto el libro de Crespo aporta, demás, con base sólo en la revisión de las actas, que se han derrumbado lo que a su juicio dos mitos sobre la elección del 2006: El “magno-fraude electoral”, que sostienen los simpatizantes de López Obrador, y el “triunfo inobjetable e inequívoco” de Calderón. No se sabe quién gano, pues.
Pero Crespo tiene razón: Si en la democracia se gana y se pierde con un voto, el corolario es que por un voto irregular no se pude saber quién resulta victorioso. Y en un contexto en que ha tomado fuerza la involución en todos los órdenes, entre ellos la impune adulteración de la voluntad popular –como en todos los procesos electorales locales después del 2006--, vale la pena tenerlo en cuenta… Como el trabajo que Salinas hizo con los magistrados a favor de Calderón, con quien, por supuesto, se reunió...
Texto de pepe Toño Crespo en Excelsior, 09-Jun-2008
Columna Horizonte político/José A. Crespo
Anulación presidencial: reforma pendiente
Todavía está pendiente la reforma a la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, como adecuación a la reforma a la Constitución que se hizo el año pasado en ese ámbito. Es esta ley la que regula las condiciones en que votos, casillas o una elección completa deben anularse, por falta de certeza sobre el sentido del sufragio de un elector (en el caso de una boleta), un grupo de ellos (en el de una casilla) o el conjunto (en el caso de diputados, senadores o Presidente). Como se sabe, en 2006 no estaba claro que la elección presidencial pudiera anularse, pues no había nada en la ley de impugnación electoral que así lo indicara. Pero eso dependía de la interpretación de los magistrados del Tribunal Electoral. Si bien existía la tesis jurisprudencial de la “causal de nulidad abstracta”, tampoco quedaba claro que fuera aplicable a la elección presidencial, pues surgió de comicios estatales. En su dictamen final del 5 de septiembre, implícitamente, el Tribunal asumió que sí era posible invalidar la elección a partir de dicha causal de nulidad abstracta, cuando contempló la eventualidad de no validar la elección debido a la injerencia de Vicente Fox en la campaña. Pero calculó que esa intromisión no resultaba determinante en la certeza del resultado. No podía invalidar la elección a partir de una causal específica, que no contempla la ley de impugnación, por lo cual se infiere que pudo haberlo hecho basado en la causal de nulidad abstracta.
Con la reforma electoral, se eliminó constitucionalmente la causal de nulidad abstracta como recurso para invalidar una elección. Tendrá ahora que apelarse exclusivamente a causales específicas, que deberán quedar claramente expuestas en la ley de impugnación electoral. De ahí la importancia de su discusión, antes de ser aprobada en las próximas semanas (el Senado lo hizo ya, pero falta la Cámara baja). En otras palabras, aunque una elección presidencial (o de diputado o senador) no pueda lógica o incluso aritméticamente validarse, si no está especificado ello como causal específica en la ley, no podrá ser anulada. Y ese es el problema, pues las condiciones de nulidad contempladas en el proyecto en discusión no incluyen varias posibles circunstancias que podrían afectar gravemente algunos de los principios rectores de los comicios. Por ejemplo, se exploró la posibilidad de anular una elección cuando el partido ganador rebase los topes de campaña (como lo determina la Ley Electoral del Estado de México). Pero no quedó incluida.
Los comicios de 2006 enseñan que otras circunstancias podrían afectar de manera determinante la certeza del resultado, que tampoco ahora es contemplada como una causal específica de nulidad presidencial. En particular, ¿que pasaría si las condiciones que hoy por hoy obligan a la anulación de una casilla, se reprodujeran en toda la elección? Una casilla puede ser anulada, entre otras razones, cuando hay votos irregulares (que sobran o faltan) que no puedan justificarse y superen la diferencia entre el primero y el segundo lugares en esa casilla. Y es que en tal caso, no es posible determinar cuál fue ahí la voluntad de los electores. Eso, independientemente de que dicha anomalía hubiese sido consecuencia de error o dolo. Si esa irregularidad no es subsanada (podría serlo si se recurre al recuento del paquete electoral respectivo), entonces no queda sino anular la casilla en cuestión. Bajo esa causal se anuló la mayoría de casillas que lo fueron. Si esa misma circunstancia se reproduce a nivel nacional —como de hecho ocurrió en 2006—, entonces sería imposible saber con plena certeza cuál fue la voluntad del electorado, así que, por simple lógica aritmética, tendría que anularse la elección respectiva y convocar a una extraordinaria (según lo establece la Constitución). El ex magistrado Jesús Orozco coincide con la tesis de la anulación cuando las irregularidades son determinantes en el resultado, lo cual —aclara— va en concordancia con “la doctrina científica ius-administrativa francesa y que prácticamente siguen todos los regímenes electorales de las democracias de Occidente; México también recoge este principio al establecer que la nulidad de cierta votación o elección sólo puede declararse por irregularidades que se acredite hayan sido determinantes para el resultado respectivo” (2007). Sí, pero en México ocurre sólo a nivel de casilla y no en el resultado final.
Ese fundamental principio no ha sido incluido en el proyecto de ley de impugnación electoral que se discute en la Cámara baja, lo que implica que, de repetirse la experiencia de 2006, cuando la magnitud de los votos irregulares no justificados ni subsanados impide saber quién ganó, no podría anularse el proceso. Y el Tribunal se vería obligado a darle el triunfo (a regalarlo, más precisamente) a alguno de los dos punteros, sin que en realidad se supiese cuál de ellos habría concitado la mayoría del voto popular (podría decidirse quizá por medio de un volado). ¿A eso vamos a arriesgarnos en 2012, a sabiendas de que los resultados cerrados son ya una realidad en nuestros comicios? En otras palabras, de no corregirse esa omisión, habríamos dado un paso atrás en la normatividad electoral, pues en 2006 existía la posibilidad legal para anular una elección incierta a través de la causal de nulidad abstracta (cosa distinta es que los magistrados se hayan negado a usarla en una situación que a ello obligaba). Pero en 2012 podría no haber ya ni siquiera el instrumento jurídico para eso. O sea, que no aprendemos de los tropiezos del pasado para prevenir los del futuro, sino que potencialmente complicamos aún más las cosas.

Al capone, gánster ostentoso



Al capone, gánster ostentoso
Alphonse Capone, alías Scarface; Nueva York, 1889-Miami Beach, 1947.
Profesión gánster y contrabandista.
Lugar: Chicago de los años 30.
Siempre elegantemente vestido con frac y sombrero gris de 200 dólares, no faltaba una flor en el ojal de la solapa; su reloj de oro, y un anillo con un diamante de once quilates que le había costado cincuenta mil dólares; siempre rodeado de guardaespaldas, de bellas mujeres que se fascinaban por su personalidad; acostumbraba ir seguido al hipódromo a partidos de beisbol y realizaba multitudinarios actos de filantropía para los desempleados y los pobres e invitaba a la prensa para que se difundiera.
Decía "Si yo violé la ley, mis parroquianos, entre los que se encuentra la mejor sociedad de Chicago, son tan culpables como yo. La única diferencia entre nosotros consiste en que yo vendí y ellos compraron. Cuando yo vendo licores el acto se llama contrabando. Cuando mis clientes se los sirven en bandeja de plata se llama hospitalidad ( Citado por Fernando Álvarez-Uría, en El delito de cuello blanco, Revista Nomadas, No. 1 enero-junio del 2000, Walter Nuble BURNS, op. c. p.42 y 34 (17) Historia secreta de la mafia, Sedmay S.A. Buenos Aires, 1974, T.II, .149).

La mafia

What the Mexicans Might Learn From the Italians
By Ralph Blumenthal
The New York Times, june 1, 2008;
The headline in The New York Times that morning in 1984 was macabre, if unintentionally hilarious: “Unknown Arm of Sicilian Mafia Is Uncovered in the United States.”
The arm in question was not a body part but rather an overseas cell of the Italian criminal underworld operating alongside its better-known American counterpart — the Bonanno family in Brooklyn. Through neighborhood fronts around the country, the Italians had been masterminding the billion-dollar heroin pipeline that became known as the Pizza Connection.
What Americans didn’t know at the time was that five years earlier a pair of FBI
agents operating out of a hole-in-the-wall on Queens Boulevard had stumbled on the trail that led to the cell — and to a storied Italian-American law enforcement partnership that eventually destroyed the invincibility of the Mafia on both sides of the ocean and built a sturdy alliance that continues to this day.
Now, law enforcement experts wonder if there are lessons that can be applied to the escalating crisis in Mexico
, where close to 500 police officers and soldiers have died at the hands of warring drug gangs since 2006. Is there something in the way the Americans and Italians worked together that could be applied to a partnership with the Mexicans? Certainly it is in the interest of the United States to seek such an alliance to stop the flow of drugs, guns and crime across the border, just as the Italian alliance helped stop that flow across the Atlantic. Indeed, President Bush has been pushing Congress to approve the first $500 million installment of a crime-fighting aid package to Mexico. Last week, American border governors met in Mexico with President Feliep Calderon to rally support for the effort and praise him for focusing on the drug lords.
And for its part, Mexico, struggling with a problem that seems to get bloodier and more intractable with each passing week, might well benefit from the expertise and experience of American law enforcement.
But the hurdles are high. Trust was a cornerstone of the American-Italian collaboration, and as hard as that trust was to gain, it could be even harder to achieve closer to home. With the trust built, though, the Italian collaboration thrived. For a start, investigators on both sides shared crucial intelligence. Equally crucially, Americans conducted operations that the Italian police lacked the legal authority to do in their own country — making drug buys, for example, and eavesdropping and conducting electronic surveillance. Perhaps most important, the Americans were able to guard endangered informers in the Federal Witness Protection Program.
In some ways, the Mexicans are ahead of where the Italians started, said Pino Arlachi
, an Italian sociologist and former senator who devised Italy’s most effective weapon against the mob, the D.I.A., or Direzione Investigativa Antimafia. Even into the 1980’s, Mr. Arlacchi said, the Italian government knew little about the shadowy Cosa Nostra. The enemy the Mexicans are fighting is not so entrenched and impenetrable as the Sicilian Mafia was, said Mr. Arlacchi, who served in the 1990’s as United Nations under secretary general for drug control. Rather, he said, the Mexicans face a fragmented and loose confederation of heavily armed feuding gangs with a propensity for public killings unmatched by the Mafia. That makes them more dangerously unpredictable, yes, but also, in theory, easier to overcome.
“The things we’re seeing in Mexico today, we saw the same glimmers in Italy” — the beginnings of a crusade — said Charlie Rooney, recalling the days when he and his F.B.I. partner, Carmine Russo, puzzled over the brazen assassination of the fearsome Bonanno family boss Carmine Galante, in the backyard of an Italian restaurant in Brooklyn’s Bushwick section in 1979.
Five years and millions of agent-hours later, the trail had led to a worldwide money laundering empire; a fugitive Sicilian boss of bosses, Gaetano Badalamenti, in Spain; one of the largest drug trafficking rings ever exposed; and the discovery of the franchise of the Sicilian Mafia in America.
It would take similar patience also in Mexico, said Mr. Rooney, now a private investigator in Virginia. “You have to have the will to fight and identify those you can work with.”
The last was a tall order at the time, particularly when it came to partnerships in Italy, said Tom Sheer, who as assistant F.B.I. director in New York was Agent Rooney’s boss. Italian officials, with some reason, were widely distrusted as corrupt. And the F.B.I. was not known for its generosity with colleagues, acknowledged Mr. Sheer, now a security consultant in Florida. “We were the catchers,” he said. “They pitched, we caught.”
The Americans were indeed difficult partners, said Mr. Arlacchi, then an academic studying the Mafia and later an Italian government adviser. “We considered the Americans arrogant,” he recalled. “They just wanted to get information, not give. We gave them everything and they said, ‘Thank you very much.’ ”
The resentment turned to alarm, Mr. Arlacchi said, when American agents started operating in Italy, making undercover drug buys — forbidden to the Italian police. At one point, he said, Giovanni Falcone, Italy’s leading investigative magistrate and anti-Mafia champion, threatened to arrest the Americans. But relations turned around after Judge Falcone and his wife, who was also a judge, and three bodyguards were assassinated in the bombing of their motorcade near Palermo in May 1992. Weeks later, his successor, Paolo Borsellino, was blown up.
“We told the Americans there was no reason not to trust us,” Mr. Arlacchi said. “We were risking our lives.”
Soon Italian and American investigators were working hand in hand, and the F.B.I. was protecting the most valuable Sicilian Mafia boss ever to turn snitch, Tommaso Buscetta, who became a star witness in New York.
In Mexico, a collaboration of sorts, albeit a looser one, already exists, which is a good start. Mexican officials say they enjoy their highest level of cooperation ever with the F.B.I. and Drug Enforcement Administration
. Like the Italians, they say, they have created new legal tools patterned on American statutes to seize criminal assets, and they have asked the Americans to help protect crucial witnesses and extradite drug lords.
And like the Italians who sought to insulate the police from retaliation and corruption by flooding Sicily with outsiders, police officers from the north, the Mexicans have replaced local officers with 27,000 federal police officers and 30,000 troops. And they too have paid a price: of the 4,402 deaths from the violence since late 2006, at least 449 have been officers and soldiers, says the Mexican attorney general, Eduardo Medina-Mora.
Some experts, however, question whether the two nations have shed enough of their suspicion to reach the cohesion achieved by the United States and Italy. Mr. Calderón has bridled at American conditions that would tie aid to greater transparency on the Mexican military’s human rights record.
The Americans, in turn, the Mexicans say, need to do more to control their drug demand and the gun traffic across the border — weapons that are killing their police officers.
Some wonder too whether Mexico, struggling with poverty, can bring to bear the resources mobilized by a wealthier nation like Italy.
The way Mr. Medina-Mora, sees it, Mexico has no choice. “If we do not win it together,” he said, “we will lose it together.”
Ralph Blumenthal, a reporter for The New York Times, is the author of “Last Days of the Sicilians: The F.B.I.’s War Against the Mafia.”

Golpe a la justica italiana?

Silvio Berlusconi, primer ministro italiano, intentrá prohibir a jueces y fiscales el recurso de intervenir los teléfonos de sospechosos, salvo en los casos de delitos graves como: terrorismo, mafia y violencia sexual.
Los jueces italianos advierten de que la reforma dará el golpe de gracia a la justicia. Las asociaciones de jueces, editores y la oposición advierten de que si se lleva adelante la reforma, Berlusconi dará el golpe de gracia a la Justicia.
El presidente de la Asociación Nacional de Magistrados, Luca Palamara, ha mostrado su incertidumbre por el plan y ha señalado que, "si el Gobierno selecciona mucho los delitos susceptibles de ser investigados con escuchas, se empobrecerá el Estado de derecho y se restringirán las posibilidades de investigar".
Palamara sugiere que delitos comunes como la extorsión y la corrupción quedarían de hecho "despenalizados".
El ministro de Justicia Angelino Alfano rha dicho que en 2007 hubo 125,000 personas espiadas en Italia, y que "prácticamente todo el país habría sido interceptado alguna vez". Además, declaró que las grabaciones suponen la mitad del total de los gastos judiciales. "Es necesario reducir ese exceso defendiendo la privacidad de los ciudadanos pero sin debilitar a las fuerzas de seguridad", concluyó Alfano, quien recordó que en EE UU se hacen 1,700 pinchazos anuales y en Suiza 1,300.

Crisis turca


¡Absurda decisión del tribunal Constitucional turco!
Se defiende el primer ministro Recep Tayyip Erdogan y enfrenta la crisis desencadenada por la anulación de la ley del velo por el Tribunal Constitucional.
Aseguró hoy ante el Parlamento se su país que el Tribunal Constitucional "no está autorizado" para anular la ley del velo que permite a las mujeres estudiar en la universidadades con la cabeza cubierta por un pañuelo islámico: el türban.
“El Tribunal Constitucional debe explicar por qué examinó los contenidos de la reforma”, ha dicho Erdogan durante un discurso ante el Parlamento turco.
Pero, la decisión tiene otro mensaje implícito: anticipa la ilegalización del partido -islamista y moderado- de la Justicia y el Desarrollo (AKP); partido con un fuerte respaldo popular y responable de haber situado a ese país a las puertas de la Unión Europea.
El fiscal jefe del Tribunal Supremo, Abdurramán Yalçinkaya, ha presentado una demanda de ilegalización de AKP por ser un “foco de actividades antilaicas”.

El velo islámico es visto como un símbolo religioso por la poderosa élite laica turca, representada por el Ejército, los jueces y los altos funcionarios, que se ha esforzado en preservar la universidad y la Administración pública como espacios no contaminados por el islamismo
Laicismo a la turca/Editorial de El País, 10/06/2008;
La ofensiva judicial contra el Gobierno de Erdogan aleja al país musulmán de Europa
¿Es el laicismo un valor intangible, que cuando aparece consagrado en la Constitución deba prevalecer sobre las urnas? Eso es lo que el poder judicial turco pretende: anular la repetida preferencia del electorado turco por el partido en el Gobierno, el neoislamista o islamista moderado Partido de la Justicia y Desarrollo, que dirige el primer ministro Recep Tayyip Erdogan.
El primer asalto de esa guerra, con victoria de ese laicismo tan particular del Tribunal Constitucional, ha anulado la ley por la que el Parlamento permitía la utilización del türban o velo femenino en la universidad, que deja, en cualquier caso, el rostro al descubierto; pero que nadie se llame a engaño porque lo que viene a continuación es la más que probable ilegalización del partido en el poder, reforzada por la inhabilitación de 71 altos cargos entre los que estará el propio Erdogan.
El Ejecutivo, que negocia a largo plazo el ingreso de Turquía en la UE, se halla en el poder desde 2002 y en las elecciones de 2007 obtuvo el 47% de los sufragios. Durante este tiempo ha ido europeizando la legislación, como es evidente con la reforma de la ley de insultos a la identidad turca, auténtica ley del embudo que permitía encarcelar casi a voluntad. Enfrente tiene a un Tribunal Constitucional en el que se parapeta el antiguo kemalismo, que fue hace tres cuartos de siglo la savia fundadora de un régimen en el que el islam dejaba de ser, a diferencia de lo que ocurre en el mundo árabe, el sine qua non de la realidad política. Mustafá Kemal, Atatürk, creó un país en vías de modernidad, pero eso no significa que tenga hoy sentido todo lo que lo tuviera en los años veinte y treinta.
Los kemalistas, entre los que milita no sólo el Ejército sino una parte de la élite europeizante de Turquía, aseguran que Erdogan tiene una agenda oculta, que exigiría actuar cuando aún es tiempo. Pero de ningún modo la labor del Gobierno permite pensar así. Lo que sí hay es un encastillamiento de castas, la militar sobre todo, en defensa de sus derechos adquiridos. La Constitución aprobada en 1982 fue el colofón al golpe militar de 1980, y si entonces la Carta sirvió para la recuperación de la democracia, eso no hace que todos sus preceptos deban ser para siempre intocables. Y peor aún, ¿acaso esos laicistas quieren que, como reacción, el país vote un día por el establecimiento de una república islámica?

Un año y medio del Presidente Calderón

Discurso del Presidente Calderón en la Inauguración de la reunión de directivos de la Administración Pública Federal; Palacio Nacional, viernes, 6 de Junio de 2008
Qué tal muy buenos días, amigas y amigos.
Señoras y señores secretarios, servidores públicos, todos de primer nivel de la Administración
Pública Federal, amigas y amigos:
Los he convocado aquí a Palacio Nacional con objeto que tengamos una sesión de trabajo, que estoy seguro será muy enriquecedora, y que tiene como tarea principal el poder compartir las metas, los objetivos, las estrategias, los programas prioritarios, las razones del Gobierno Federal para que podamos verdaderamente sumar esfuerzos en favor de los ciudadanos.
Tendremos espacios organizados de diálogo y de intercambio de ideas, pero a final de cuentas, amigas y amigos, lo que me interesa como Presidente de la República es que tengamos bien claro, que sepamos todos, que sientan la confianza ustedes de que estamos en un mismo equipo, que tenemos los mismos objetivos, que tenemos las mismas metas y que la razón de ser de nuestra tarea como Gobierno es verdaderamente servir a México.
Me he propuesto como Presidente de la República en este periodo para el cual fui electo, del 2006 al 2012, realizar una tarea de transformación del país, una transformación de México, del México que es hoy, al México que queremos y que debe ser.
Hemos sido consistentes en ese objetivo y para mí es muy importante que cada Secretario, que cada subsecretario o director o subdirector, que cada servidor público federal en todos los rincones del país, tenga bien claro qué queremos, hacia dónde vamos y por qué estamos haciendo lo que hacemos.
Desde el inicio de mi Gobierno, e incluso antes, desde el principio de la propia campaña electoral que realicé por todo el país, hablé con claridad a los ciudadanos de cinco ejes que conducirían la línea de mi Gobierno y así ha sido.
Han sido cinco ejes torales, sobre los cuales se construyen las políticas públicas, sobre los cuales se ha diseñado, precisamente, la tarea del Gobierno y sobre los cuáles estamos trabajando día con día.
Para mí es muy importante, amigas y amigos, compartirlos nuevamente con ustedes y, estrictamente, hablando con muchos de ustedes, por primera vez, de una manera directa a fin de que todos estemos comprometidos con los mismos objetivos, que todos estemos claros de lo que estamos realizando y, sobre todo, para que independientemente del peso de la coyuntura que por tradición en nuestro país es siempre muy impactante en nuestra vida cotidiana, no sea la coyuntura la que vaya definiendo ni la tarea, ni el actuar del Gobierno, ni de sus integrantes.
Que nos pongamos claramente las metas, a dónde queremos llegar, el rumbo que nos hemos trazado e, independientemente, de atender la coyuntura y atenderla eficazmente, que seamos capaces, en serio, de mantener ese rumbo y llegar a las metas que nos hemos trazado.
Para poder diseñar este rumbo, iniciamos con un ejercicio en la propia transición de Gobierno, que fue básicamente la razón de ser, el esfuerzo mayor que dedicamos en el periodo preparatorio, a iniciar una serie de consultas en el país acerca del México que queremos; y le llamamos un Proyecto de Gran Visión: México 2030.
En el Proyecto de Gran visión México 2030, básicamente plasmamos cuáles son las características del México que queremos ver a la vuelta de una generación; es decir, para el año 2030.
Naturalmente que son metas, son ideales que nos hemos trazado, y que por muy remotos u optimistas que parezcan, es posible lograrlos si este Gobierno, del cual ustedes son una parte fundamental, se pone a trabajar de manera decidida en alcanzar estas metas.
Qué nos propusimos en el México 2030.
Primero, vemos a México, en ese año, convertido en un país de leyes, un país donde los mexicanos están seguros y pueden ejercer a plenitud sus libertades y derechos; un país donde la ley se cumple y se hace cumplir.
Un país donde las niñas, los niños, las personas, pueden salir a la calle, a su escuela, a jugar, a divertirse, a trabajar con absoluta seguridad, con la certeza de estar en un país seguro.
Nos propusimos y vemos a México, para ese año, convertido en una economía desarrollada, una economía competitiva que crece de manera dinámica y sostenida, que genera empleos suficientes y bien remunerados para los mexicanos.
Vemos a México en el 2030 como un país que tiene igualdad de oportunidades, un México que ha dejado atrás totalmente la pobreza extrema en la que hoy viven, por desgracia, casi 15 millones de mexicanos.
Un país que tiene igualdad de oportunidades en educación, en salud, en servicios básicos, en vivienda y que nadie es discriminado de estos derechos por razones socioeconómicas.
También y, particularmente, vemos un México que ha recuperado su medio ambiente. Yo imagino un México que disfruta, no sólo para la generación presente, sino garantiza para las generaciones venideras, sus bosques, sus selvas, sus microclimas, sus ecosistemas; un México que garantiza el suministro de agua para su gente a base de un desarrollo que ha sido armónico en materia ambiental.
Con esta visión, a partir del México que queremos en el 2030, elaboramos el Plan Nacional de Desarrollo, que constitucionalmente estamos obligados a hacer.
Hoy es tiempo, y los he convocado, amigas y amigos, para que revisemos esas tareas que tenemos establecidas en el Plan Nacional de Desarrollo, para que seamos capaces de visualizar las metas y hacer todo lo que esté de nuestra parte para lograrlas.
Este ejercicio, amigas y amigos, se trata de un esfuerzo de unificar el esfuerzo de la Administración Pública Federal, un esfuerzo para comprender que no somos una veintena de entidades separadas o cincuentena de entidades separadas, que no somos una pléyade de servidores públicos donde cada quien trabaja por su lado y para sus intereses, sino al contrario: que somos un equipo, desde la más modesta afanadora de una Secretaría federal, hasta el Presidente de la República, que trabajamos para lograr el México que queremos.
A mí me parece fundamental, además, que seamos capaces de imaginarnos ese México. Si no hay en la mente y en el corazón de cada uno de ustedes una idea y un compromiso elemental con ese México, quizá ese México no llegará. Y por el contrario, estoy plenamente convencido que lo que verdaderamente mueve las voluntades de las personas y de los pueblos es, precisamente, las ideas, los ideales y los objetivos que se proponen.
En una sociedad libre como México, en la libertad en la que hemos sido constituidos, la libertad de que gozamos, la libertad que nos corresponde por derecho, plenitud y dignidad humana, esa libertad tiene, junto con la voluntad, el poder suficiente de poder transformar la realidad. Esa ha sido la historia de la humanidad a fin de cuentas.
Y la historia de México, amigas y amigos, tiene que trazarse, se ha trazado en gran parte y tiene que trazarse a partir de ahora, en vista al México que queremos y que nos hemos propuesto para el año 2030. Naturalmente que tener un México como país de leyes y plenamente seguro, no se puede dar de la noche a la mañana ni ser un país desarrollado, por definición, puede darse de inmediato, requiere, precisamente, un proceso de desarrollo; ni combatir la pobreza es un acto de magia, ni sostener el medio ambiente se puede dar, sobre todo en las condiciones de deterioro en que hemos recibido el país.
Pero sí es posible transformar a México. Ese fue el mensaje fundamental de mi informe el 1 de septiembre y es un mensaje fundamental que todos debemos llevar, claramente, en nuestras tareas día con día.
Quiero empezar, y esta será, probablemente una larga exposición, pero bueno, luego habrá un trabajo mucho más dinámico después de esta intervención, con cada uno de estos ejes.
Y quiero que cada uno de ustedes pueda conocer directamente, de mi versión, qué es lo que enfrentamos, qué es lo que queremos, qué es lo que estamos haciendo para llegar. Porque esto, insisto, es labor de equipo y podemos tener diferencias de opinión, pero todos los secretarios tienen la plena libertad de expresar en reuniones de Gabinete sus puntos de vista, y una vez que llegamos a un acuerdo esa es la directriz del Gobierno, esa es la línea que seguimos, esa es la política que buscamos y esa es y debe ser la política y la directriz que todos defendemos.
Este es un Gobierno organizado y con metas que son comunes para todos.
Empiezo por el tema de seguridad y Estado de Derecho. Todos sabemos la difícil situación que encontramos desde el inicio del Gobierno. Este es un punto fundamental.
La delincuencia organizada, globalizada ahora, es una delincuencia que ha diversificado totalmente su campo de acción. Antes se dedicaba el crimen organizado, únicamente, al trasiego de droga a los Estados Unidos. Hoy se enfoca, además de ello, a generar mercados de consumo local, por eso va agresivamente a las escuelas y a los barrios populares a colocar droga para generar una esclavitud de nuevos consumidores que sirva a las bandas criminales. Se ha diversificado, también, porque pasó a tener una estructura de control territorial del país.
Y una banda de crimen organizado, pasó del mero tráfico de drogas a la extorsión, el secuestro, la amenaza y la intimidación a los ciudadanos y el control de diversos delitos, desde el robo de vehículos, hasta la piratería.
Esta situación, que en muchas regiones del país se fue tolerando, en algunos casos por miedo a la criminalidad, en otros casos por cooptación; en otros más por indolencia, no me interesa juzgar las razones, o simplemente por descuido. A partir de hace algunos años se volvió, verdaderamente, descarada e impune, empezó a actuar a plena luz del día, empezó a actuar con absoluta impunidad y a chantajear, amenazar y amedrentar a todas las autoridades.
A principios de 2004 figuraron las primeras ejecuciones y los actos, verdaderamente, impactantes para la sociedad en términos de decapitados.
Pero este vuelco que dio la criminalidad, presentó un desafío al Estado, que el Estado está obligado a responder.
Un desafío que busca cooptar y sustituir al Estado en muchas de sus vertientes fundamentales. Si la ley la pone el Congreso y la Constitución, la criminalidad pretende imponer sus propias leyes; si la fuerza pública la tiene por definición el Estado y la autoridad como exclusiva, el crimen organizado trata de imponer su propia fuerza.
Si la recaudación es exclusiva del Estado, el crimen organizado trata de captar recursos vía la extorsión y el chantaje a la sociedad.
No lo podíamos y no lo íbamos a tolerar y, por supuesto, que no lo toleramos.
Por eso mi Gobierno actuó desde el primer momento, desde que llegamos a tomar el poder, actuamos de manera determinante para enfrentar la delincuencia y la criminalidad.
Y lo hicimos, amigas y amigos, con todas las fuerzas del Estado, porque ese es nuestro deber; porque es nuestro deber garantizar, precisamente, la seguridad interior y porque es ahora cuando podemos hacer frente y derrotar a la delincuencia. Eso es lo que estamos haciendo, amigas y amigos colaboradores, enfrentando a la delincuencia y derrotándola en una guerra, en una batalla que será de muy largo plazo.
Es ingenuo suponer que esto, que tiene décadas, décadas de cooptación, de penetración, de complicidad, se puede resolver a la vuelta de unos cuantos meses, o días, o años.
Es una batalla larga, lo será y lo dije también desde el primer día, que nos iba a costar dinero, que iba a tener costos, que nos iba a costar tiempo, dinero y por desgracia vidas humanas como ha ocurrido.
Pero, lo fácil, amigas y amigos, lo fácil hubiera sido no actuar, lo fácil hubiera sido ignorar el problema, lo fácil hubiese sido dejar en el desamparo a millones y millones de familias mexicanas que están en esas regiones que eran dominadas por la delincuencia.
Por eso actuamos con toda la fuerza, por eso armamos los operativos conjuntos, para arrebatarle a las organizaciones criminales el dominio que tenían en esas regiones y recuperarlo para el Estado, a través del Ejército, de la Marina, de la Policía Federal; es decir, de toda la fuerza que tiene el Estado disponible para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
En algunos casos, donde los operativos han tenido cierta permanencia, ha habido reducción del número de ejecuciones criminales; en otros, donde los operativos apenas han iniciado su fuerza y su penetración, la violencia se ha incluso escalado.
Por qué razón.
Porque es, precisamente, la reacción de los criminales en el momento en que les es disputada la plaza, porque es, precisamente, el proceso de confrontación a las estructuras criminales el único que nos puede llevar a la victoria y, por otra parte, que implica, precisamente, estos costos.
Y porque, además, el haber, el cerrar rutas que tenían impunemente garantizadas los criminales para sus operaciones, el habérselas cerrado los ha obligado a disputarse entre ellos, entre cárteles, precisamente, estas rutas, los mismos territorios y las mismas redes de distribución.
Eso es, por ejemplo, lo que está pasando ahora entre el eje que va desde Sinaloa, Durango y Chihuahua. Se trata de confrontaciones violentas entre cárteles y también se trata de la acción del Estado para recuperar esos territorios, y lo estamos haciendo, amigas y amigos. Esto es algo que ustedes deben de saber y también deben divulgar.
Por otra parte, estamos actuando en una estrategia integral de largo plazo. Esta estrategia tiene varios frentes; una por ejemplo es precisamente, el construir una estructura institucional y policiaca capaz, precisamente, de adaptarse a las nuevas circunstancias que estamos viviendo.
Hay policías municipales en el país, por ejemplo, en ciudades, además, capitales de estado, que por tradición los policías no llevan arma de fuego, sino simplemente toletes, o bien la gran mayoría de las policías municipales sólo pueden portar un calibre 38.
En el ámbito Federal mismo, la acción que tomamos fue depurar, reconfigurar y fortalecer los cuerpos policiacos, y no sólo los cuerpos policiacos, también fortalecer al Ejército y a la Marina, en una estrategia de fortalecimiento de las instituciones de seguridad que debe seguir adelante. Se nos ha cuestionado porque aplicamos mayores recursos.
Necesitamos reforzar, aún más, precisamente, la estructura de fuerza del Estado para poder garantizar, precisamente, la seguridad de los ciudadanos y lo vamos a hacer. Es importante que ustedes lo sepan.
Al mismo tiempo, estamos reconstruyendo las policías, las federales y en la medida de lo posible, en la medida en que colaboran las autoridades locales, también las locales, porque enfrentamos una paradoja; la criminalidad actúa organizada en todo el país, incluso está organizada globalmente, pero el esfuerzo policiaco de México está disperso en los esfuerzos policíacos de cada municipalidad o de cada estado.
Es posible que una banda criminal haga intimidar a un pequeño pueblo en Durango, por ejemplo, que es el caso. Pero si tomamos en cuenta la fuerza policiaca y el estado de fuerza de la Policía Federal y las Fuerzas Armadas, evidentemente las fuerzas del Estado son superiores. Tenemos que organizarlas, conjuntarlas y ponerlas a operar, precisamente, de manera coordinada. Eso es lo que estamos haciendo.
Estamos también depurando y fortaleciendo los cuerpos policíacos. He ordenado que haya procedimientos de control de confianza en todos, empezando por los mandos, pero en todas las estructuras policíacas federales.
Estamos construyendo una Policía Federal confiable, queremos que en el futuro, el heroico esfuerzo que está haciendo el Ejército y la Marina pueda ser, precisamente, un esfuerzo subsidiario, un esfuerzo de respaldo, como debió haber sido durante mucho tiempo. Hoy, gracias al Ejército y la Marina estamos pudiendo recuperar estos territorios y tenemos que ir rápido para construir una Policía Federal, a fin de que las autoridades civiles tomen plenamente el control de la situación y se requiera, precisamente, cada vez menos esa intervención.
Pero sí les puedo asegurar, amigas y amigos, que tengo una plena confianza y una enorme gratitud por el esfuerzo que han hecho servidores públicos, como ustedes, que ganan lo mismo que ustedes o algo semejante a ustedes, y que, sin embargo, están allá en las calles enfrentando a la delincuencia con una convicción personal de que están haciendo un servicio a México fundamental, que es rescatar la seguridad.
Los soldados que han caído, los marinos que han caído, los muchos policías federales que han caído, han caído precisamente pensando en el México que yo quiero que ustedes lo lleven claramente en la mente y en el corazón al trabajar.
Y por ello yo agradezco, y les pido a los mandos que están aquí, a los comandantes de Región y de Zona Militar, tanto Naval, que transmitan a la tropa y a los marinos el agradecimiento del Presidente de la República y del pueblo de México por la enorme labor que ustedes están haciendo.
En esta misma materia, en materia de Estado de Derecho y Seguridad Pública, también impulsamos y se aprobó en el Congreso de la Unión una reforma de justicia penal, una reforma que nos va a permitir que todos los juicios penales se lleven frente a un juez, que el Ministerio Público dé su versión, que el acusado dé su versión, que se perfeccionen los métodos de investigación, que haya garantías de derechos de las víctimas que hoy estaban olvidadas y que, precisamente, es una vertiente fundamental de este nuevo modelo.
No sólo estamos actuando en la parte de formación policiaca, estamos también escalando las capacidades tecnológicas de nuestras policías y de nuestras Fuerzas Armadas.
Soy partidario de que las batallas, las guerras se ganan, precisamente, con información, con inteligencia y con estrategia.
Y estamos escalando las potencialidades de inteligencia, particularmente en el nivel federal, porque queremos y sabemos, verdaderamente, cómo vamos a ganar esta guerra.
Pero, no estamos actuando sólo persiguiendo a los criminales, estamos actuando también para rescatar a la sociedad misma, que es la parte más importante y a la que recurrentemente no se le ha prestado atención.
Estamos impulsando estrategias que son preventivas y que nos permitirán, precisamente, tener una sociedad más fuerte; si no hay una sociedad más fuerte, no habrá esfuerzo policiaco que valga para defenderla del crimen. Si la sociedad misma se corrompe, si el consumo de drogas tiene, precisamente, su sustento en más y más jóvenes que caen en él, difícilmente podremos ver un final cercano.
Sin embargo, estamos actuando en ello. Por eso pusimos en marcha el Programa Limpiemos México, que va a garantizar, por ejemplo, que haya escuelas seguras. Por eso pusimos en marcha la rehabilitación de drogas y adicciones entre jóvenes y adolescentes a través de la Secretaría de Salud.
Por eso estamos poniendo el Programa Rescate de Espacios Públicos; una plaza, una esquina que está en manos de criminales, estamos apoyando a las autoridades municipales para el que recuperen la plaza, la limpien, hagan una cancha de pasto sintético y la ciudadanía y la policía vigilen ese espacio rescatado.
Al mismo tiempo, estamos poniendo un sistema para que nosotros le damos recursos a las policías municipales para que se armen mejor, como le estamos dando desde hace ya muchos años a las policías estatales, se le han dado varias decenas de miles de millones de pesos a lo largo de casi 10 años o 14 años a estas policías.
Hoy empezamos a darle a los municipales, pero con una condición: la policía que recibe el apoyo del Gobierno Federal, es una policía que debe ser verificada por controles de confianza en sus mandos para garantizar que sean confiables.
Este es un proceso crucial, del cual no debemos apartarnos para completarlo. En síntesis, amigos, por el primer eje estamos trabajando y estamos trabajando muy duro.
Y no es mi idea pedirles a todos ustedes, que todo mundo se ponga en el frente en el que está ahora la Policía Federal cumpliendo con su deber, el Ejército o la Armada.
Pero sí es importante que ustedes sepan el esfuerzo que están haciendo sus compañeros, nuestros compañeros y que, precisamente, el esfuerzo que ellos realizan y el propósito que es común para los mexicanos, no sólo para quienes trabajamos en el Gobierno Federal, yo diría, con mayor razón, para quienes trabajamos en el Gobierno Federal, sea precisamente conocido, explicado y defendido ante la ciudadanía y ante quienes quieren ver, precisamente, en un Gobierno que está enfrentando los costos, los retos y los riesgos de resolver un problema, una debilidad o una falla. Por supuesto que no.
Estamos teniendo estas bajas y enfrentamientos porque estamos enfrentando el problema y no eludiéndolo.
Estamos, precisamente, registrando esta tensión con el crimen organizado, porque no tomamos la salida fácil y además ya inviable, de simplemente hacerse para atrás.
Es ingenuo también suponer, amigas y amigos, que el repliegue del Gobierno Federal va a traer, por arte de magia, la pacificación en estos lugares.
Al contrario, la estrategia que sigue el crimen organizado es de cooptar a la sociedad y es cooptar al Gobierno, desde el nivel municipal hasta los niveles más altos.
Por esa razón, amigas y amigos, vamos a seguir en esa lucha y ustedes tienen que estar conscientes del trabajo que se está haciendo ahí.
Qué es lo que buscamos a largo y mediano plazo. Nos hemos propuesto metas, tanto en el México 2030, como en el Plan Nacional de Desarrollo.
Para 2006, México se ubicó en el lugar 70 entre 125 países en el índice del Foro Económico Mundial, que mide la fortaleza de instituciones públicas o privadas.
Para 2030 queremos estar entre el 20 por ciento de los mejores países, y esto significaría que para el 2012 tenemos que bajar del 70 al lugar 50 en la misma clasificación del Foro, fortaleciendo las instituciones, rescatando la seguridad pública.
En 2006, sólo el 27 por ciento de los mexicanos decían sentirse seguros. Queremos llegar para el año 2030 a que todos los mexicanos, o cuando menos el 90 por ciento de los mexicanos se sientan seguros. Es una meta a largo plazo, por supuesto.
Pero para lograr esa meta necesitamos elevar el nivel de confianza de la gente, de que cuando menos la mitad de los mexicanos se sientan seguros, precisamente, en los lugares donde habitan.
La gente se siente también más segura cuando ve la presencia de un Gobierno decidido. Contra lo que algunos critican, más del 80 por ciento de la población respalda lo que estamos haciendo en materia de operativos conjuntos y en las zonas afectadas por la criminalidad la gente apoya estos operativos en más del 90 por ciento.
Y vamos a seguir trabajando, independientemente de los costos que implica en el corto plazo, porque aquí hay dos mensajes, que ustedes deben compartir, de mi manera de pensar.
Primero. En este Gobierno los problemas se asen de fondo y buscando soluciones de largo plazo. No vivimos para las coyunturas, sino, recuérdenlo, el objetivo del Gobierno es transformar el país, y si hemos de transformar a México en un país seguro, lo vamos a hacer enfrentando los costos de corto plazo, con tal de que tengamos ese claro beneficio en el largo plazo.
Y la otra. En este Gobierno, del cual ustedes y yo somos parte, no se eluden los problemas, se enfrentan; no se meten ni se esconden debajo del tapete, se analizan, se abren con la sociedad y se enfrentan con todos los recursos que el Estado tenga a su alcance.
Me paso al siguiente tema que es, dentro de esta fortaleza institucional, que es el combate a la corrupción, por ejemplo.
La transparencia es fundamental para cerrarle espacios a la impunidad.
En 2006, México tuvo una calificación de 3.3, en una escala de 0 a 10, en materia de percepción de la corrupción internacional, donde cero es el peor calificado en términos de corrupción.
En 2030 queremos llegar por lo menos a nueve, ser de los países percibidos como menos corruptos, contrario a lo que ahora ocurre, y para ello en el 2012, al final del Gobierno, tenemos que llegar cuando menos a la escala de cinco.
Eso qué implica, amigas y amigos del Gobierno Federal.
Cero tolerancia a la corrupción y cero tolerancia al influyentismo; cero tolerancia a las compras amañadas de Gobierno en cualquier dependencia, desde lápices hasta plataformas; cero tolerancia a decisiones tomadas por influyentismo.
Cuando alguien hable, se ostente o se presente como amigo, pariente, protegido, o lo que sea, de alguno de los secretarios o del Presidente de la República, ustedes están obligados a no tomar una decisión distinta de la que tomarían en el caso de cualquier ciudadano o de cualquier peticionario.
En este Gobierno, hacia el final, en el 2012, tendremos que habernos distinguido, precisamente, ante la ciudadanía por ser un Gobierno honesto que trabaja para elevar la calidad en materia de transparencia para los gobernados.
Me paso al segundo eje que es Economía Competitiva y Generadora de Empleo. Yo estoy convencido, amigos, de que México tiene todo para crecer y crecer fuerte. Tenemos recursos naturales, tenemos una población joven, tenemos lo que se llama el bono demográfico, en el cual la población en edad de trabajar va a ser mayor que la población infantil o adultos mayores hasta el año 2030, más o menos, eso nos va a permitir tener una economía que puede ser muy productiva.
Tenemos una posición geográfica estratégica, tenemos recursos naturales, tenemos petróleo, tenemos oro, tenemos plata, tenemos campo, tenemos agua, tenemos clima; tenemos, también la versatilidad de ser un país latinoamericano, por ejemplo y al mismo tiempo estar en Norteamérica geográficamente.
Tenemos también la posibilidad de ser, en un mundo global, el eje y el eslabón que unifique en México inversión y comercio. Hay mucho que hacer.
Y, precisamente, en esta materia de crecimiento económico todos debemos estar trabajando para que este crecimiento se presente. Qué es lo que necesitamos para ello.
Primero. Tenemos que ser un Gobierno que facilite la inversión económica. No hay crecimiento para ningún país si no hay inversión. Es una sola palabra, inversión pública, inversión privada, inversión nacional o inversión global.
Inversión es lo que va a detonar el crecimiento de México; en consecuencia, nuestra tarea como gobernantes es generar las condiciones de que haya inversión en México. El hacer la tarea de recuperar la seguridad es una tarea en beneficio de los ciudadanos, pero también una tarea que genera condiciones de inversión.
Qué más necesitamos para hacer de México un país donde se invierte. Necesitamos hacerlo, por ejemplo, un país más competitivo en muchos ámbitos y, por eso, precisamente, estamos actuando en varios frentes.
Uno. Por ejemplo, en materia de infraestructura. Estamos decididos, amigas y amigos, a que México transforme su rostro a partir de la infraestructura; a hacer las carreteras, los puertos, los aeropuertos, las redes de agua potable, las plantas de tratamiento de agua residual que no se hicieron en muchos años, y es posible hacerlo.
La Reforma Hacendaria por los que menos tienen, que se aprobó el año pasado, nos permitió aumentar el gasto público del Gobierno en casi un punto del Producto Interno Bruto. Pero nuestro objetivo, nuestra tirada, como se dice, es aumentarlo más de dos puntos del Producto Interno Bruto, tan sólo en infraestructura.
Y para ello tenemos que hacer inversión pública e inversión privada.
Del lado de la inversión pública qué les voy a pedir, amigas y amigos. A los secretarios del área de infraestructura y a los servidores públicos que hacen posible o imposibles las decisiones de Gobierno, depende de lo que se quiera.
La orden que les doy, es que el gasto público se ejerza con oportunidad, que en las dependencias no se estén buscando pretextos para no invertir en lo que sí nos hace falta, como es infraestructura.
Que no es posible, que no quiero que ocurran casos donde lleguemos a mediados del año, ya estamos próximos, y gastos que se debieron haber ejercido desde enero, no se estén ejerciendo en materia de infraestructura.
Que veamos cómo se hacen las cosas, no cómo no se hacen las cosas. Que si algo está presupuestado veamos, precisamente, cómo se ejecuta, y eso no debe ser en menoscabo ni de la transparencia, ni de la honestidad en la toma de decisiones.
Quiero pedirles, además, que generemos condiciones para que se haga posible también la inversión privada.
Aquí creo que tenemos un pronóstico alentador. En el año 2006 la inversión en el país fue, más o menos, del 21 por ciento del Producto Interno Bruto.
Ya en el primer trimestre, con todo y el efecto de contracción de la economía de Estados Unidos, la inversión en México fue del 23 por ciento del PIB.
Y nos proponemos llegar, hacia final del año, al 25 por ciento del PIB cada año en inversión, en general; inversión en infraestructura, pero también inversión en empresas, inversión en capital, etcétera.
La inversión que logramos el primer trimestre es la más alta inversión en México desde el año 1981.
En qué otra cosa estamos trabajando para que nuestra economía sea más competitiva.
Una de las cosas que estamos haciendo son reformas estructurales que tienen que hacer que la economía sea más competitiva y parte de esas reformas tienen que ver, primero, con correcciones de desequilibrios que venía arrastrando el país y que había otra vez que resolver, que hacerles frente.
El año pasado hicimos dos reformas medulares; hicimos varias, pero dos, por ejemplo, que aseguran las finanzas públicas. Una es la Reforma Hacendaria por los que menos tienen, que permitió incrementar el proceso de ingresos públicos. México tiene una tasa de recaudación que es de las más bajas de América Latina. Estamos recuperando ingresos para poder hacerle frente a los gastos públicos.
Debo decir, además, que ese proceso de reforma todavía está en vías de implementación y sí implica un esfuerzo enorme para ciudadanos y empresas; y por esa razón, también, el Gobierno está graduando muchas decisiones de política pública para no cargar excesivamente ni a las empresas ni a los ciudadanos.
Esto, es importante que lo diga, y muchos de ustedes saben a qué me refiero. Y la otra reforma es la reforma en materia de pensiones de los servidores públicos, que permite al pasar de un sistema tradicional de jubilaciones solidario, es decir, los que trabajamos ahora pagamos todas las jubilaciones. En la medida que va subiendo la edad de la población, estos sistemas de pensiones se hacen inviables.
Hacia el año 2040, quizá, o bueno, si consideramos hacia esos años más o menos, el valor presente neto del problema de pensiones en México era casi del 60 por ciento del Producto Interno Bruto, no había manera de pagar eso.
La reforma en materia de pensiones le da viabilidad a las finanzas públicas, cambia a un sistema de ahorros y de cuentas individuales y eso permite resolver el problema de largo plazo.
Otra reforma que hicimos fue la reforma en materia judicial, que ya comenté y estamos iniciando otras reformas, la más importante ahora en la discusión es la reforma en materia energética, la reforma para el fortalecimiento de PEMEX.
Aquí, amigas y amigos, la situación es verdaderamente preocupante. México es un país petrolero, sí; pero el hecho es que necesitamos invertir más, muchísimo más en exploración, en producción de petróleo, en refinación de gasolina.
Qué es lo que está ocurriendo ya, y además, estos datos pueden ser constatados y pueden ser auditados, por quien quiera hacerlo. Si México estaba produciendo hace cuatro años 3.3 millones de barriles de petróleo al día, cuando presenté la reforma ya sólo estaba produciendo tres millones de barriles de petróleo al día, es decir, tres años después.
Al valor en que está el petróleo mexicano hoy, eso equivale como a cien mil millones de pesos al año que estamos dejando de recibir. Y no sólo eso, desde hace unos meses para acá, concretamente, en el primer trimestre del año la producción de petróleo en México bajó todavía más; de tres millones de barriles a dos millones 700 mil barriles; es decir, está cayendo la producción petrolera. Por qué. Porque el gran yacimiento de Cantarell, que produjo el 62 por ciento del petróleo de México durante muchos años, hoy se está acabando. Punto.
Se está acabando y necesitamos sustituirlo con nuevos yacimientos y ya no hay yacimientos como Cantarell. Necesitamos multiplicar, no aumentar, multiplicar la inversión y las obras de perforación y exploración. Y para que eso pueda ser posible, para que PEMEX pueda multiplicar sus obras de perforación, de exploración y al mismo tiempo pueda acceder a tecnología de punta, necesita tener más facultades para adquirir, para contratar, para negociar, precisamente, esa tecnología y esa capacidad de operación.
Estamos proponiendo que PEMEX tenga más facultades administrativas, de gestión y de contratación para que pueda multiplicar sus frentes de trabajo, multiplicar su capacidad de operación y adquirir tecnología de punta.
Sólo así puede revertir la caída de producción de petróleo y gas y empezar a producir más, porque sí tenemos petróleo, el asunto es que hay que ir a descubrirlo y hay que ir a producirlo, y eso requiere una reforma.
También estamos importando el 40 por ciento de las gasolinas. Eso implica, amigos, que México teniendo petróleo, y como la gasolina no es exactamente el negocio más rentable, es rentable, pero no es tan rentable como sacar petróleo del océano, de la tierra.
La tasa de retorno promedio de muchas refinerías de la costa del Golfo de México en Estados Unidos es más o menos 12 y medio por ciento, y eso sin tener ni problemas sindicales, ni políticos, ni muchas cosas, y bien manejadas, digámoslo así.
En cambio, esa tasa, suponiendo que es buena, 12 por ciento, sacar petróleo a ocho o a diez dólares y venderlo a 110, eso es mucho más rentable para PEMEX.
Por esa razón, en el pasado, incluso gobiernos anteriores llegaron a asociarse con empresas privadas para refinar petróleo. Pero como la ley se los impide hacerlo en México, lo hicieron fuera de México.
En los años 80 se adquirió una refinería en España con Repsol, y en los años 90 se adquirió una refinería en Estados Unidos con la Shell, y ésta todavía existe, es la Deer Park, que a donde se va el petróleo del Golfo de México, de la Sonda de Campeche, se refina en Texas, paga impuestos al gobierno de Texas, paga salarios a trabajadores texanos y esa gasolina refinada es la que consumimos en la Ciudad de México.
E incluso hay empresas que empezaron a comprar petróleo mexicano para llevarlo a la India; esa empresa ya alcanzó a construir una refinería en la India. Se lleva petróleo mexicano a la India, lo refina y luego nos vende gasolinas, que le estamos comprando a esta empresa.
Lo que estamos proponiendo es que PEMEX pueda contratar a quien haga una refinería, la opere incluso, y PEMEX va a seguir siendo dueño del petróleo y me dice: dame la gasolina que produzcas, te voy a pagar una cuota; por cada barril que cambies de petróleo a gasolina te pago, como se contrata un servicio, y esa es la reforma que estamos proponiendo.
Y es importante que ustedes lo sepan, amigos, porque esta sola medida que es muy simple, que no implican ni privatizar PEMEX ni siquiera le vendemos el petróleo a la refinería, simplemente la contratamos para que refine petróleo, nos permitiría abatir el déficit de gasolina que tenemos.
Una refinería nueva puede costar entre ocho mil y 10 mil millones de dólares, y es un gasto que no pensamos quitárselo ni a educación, ni a salud, ni a carreteras, ni a seguridad pública, ni a muchas otras áreas; es un gasto que puede hacer perfectamente una inversión especializada, y PEMEX quedarse totalmente con la renta y seguir siendo nuestra la gasolina, poniéndola, efectivamente, al precio que nosotros decidamos.
Y la otra parte de la reforma es en materia de ductos. Ustedes pueden ver en cualquier carretera o ciudad del país las pipas que transportan gasolina, que son pipas privadas; hay miles, decenas de miles de mexicanos que trabajan, o son dueños o concesionarios de gasolinerías que tienen sus pipas también para cargarla.
Esto se puede hacer es privado y es por pipas. Lo que no se puede hacer es por ductos, lo cual es absurdo porque gasolina transportada por ductos es, quizá, tres veces más barata en el costo de transporte que por pipas.
Y estamos buscando que el transporte también se pueda hacer por ductos para que no necesite hacerlo PEMEX; puede hacerlo, además de eso; PEMEX puede invertir en sus propios ductos, en darle mantenimiento a los que tiene, que ya necesitan mantenimiento o en crear más ductos, eso nadie se lo va a impedir.
En fin, amigos, esta es la reforma. Qué nos va a permitir: tener ingresos públicos y, sobre todo, producir energéticos competitivos y más baratos.
Hay muchas industrias en México que están pagando un gas muy caro. Por qué razón. Toda la planta industrial de Monterrey, por ejemplo, que es una parte importante de la economía. Porque el gas que consume Monterrey, lo estamos trayendo, en una buena parte de la Cuenca de Burgos, y en otra parte lo estamos trayendo de Texas, y el gas de Texas es el gas más caro del mundo.
El ducto que alguna vez se hizo en los 80, hacia Reynosa, era un ducto muy polémico porque por ahí se iba exportar gas y había gente que no quería que México exportara gas. Bueno, esa polémica se acabó sola. Por qué. Porque ese ducto no sirve ya para exportar gas, sirve ahora para importarlo de Estados Unidos.
Cuando lo que podemos hacer nosotros es producir nuestro gas y si nosotros producimos nuestro gas en lugar de comprárselo a Texas lo venderíamos en México o en cualquier parte de la región y sería mucho más barato para esas empresas.
Por qué les digo esto amigos. Porque la reforma energética, no sólo busca el fortalecimiento de PEMEX, no sólo busca mayores ingresos, sino busca darle una estructura más competitiva a la economía. Queremos que haya más empresas en México que paguen costos más eficientes en materia energética y lo que digo de gas lo digo de electricidad también, porque el insumo principal de la electricidad en México es también el gas natural.
Qué queremos en materia económica. Que la economía de México, que calculamos va a crecer 2. 8 este año, creció 3.3 el año pasado, por lo menos, por lo menos crezca a tasas promedio de cinco por ciento hacia el final de la Administración; es decir, 2011, 2012 o si podemos antes estar ya creciendo, cuando menos, a cinco por ciento.
Y aquí también es una instrucción a todos los que colaboran en áreas económicas del Gobierno: concentrémonos, concentrémonos en que nuestras decisiones no afecten la actividad económica y sí promuevan actividad económica.
En las áreas de campo, tenemos que concentrarnos en producir más. Tenemos una ventaja enorme, que son ahora, los precios.
Lo que efectivamente ha sido un reto, un desafío para los consumidores, para el campo tiene que ser utilizado, precisamente, para estimular a los productores.
Nosotros, como Gobierno, estamos defendiendo a los consumidores, estamos liberando el comercio para que pueda haber más oferta de bienes y servicios del mundo, más alimentos.
Estamos facilitando a cadenas productivas reducir sus costos; por ejemplo, en la cadena del maíz y la tortilla.
Estamos, también, conteniendo y ajustando gradualmente los precios de los energéticos, porque sabemos que sería una medida muy injusta cargarle a la población el doble; es decir, que reciba al mismo tiempo el impacto de precios de alimentos altos y al mismo tiempo el impacto de gasolinas altas.
Tendremos que hacerlo gradualmente, pero evidentemente teniendo en cuenta al ciudadano.
Pero toda actividad que realice el campo, toda actividad que realice Economía, toda actividad que realice Energía, toda actividad que realice Comunicaciones y Transportes, todas las áreas de Gobierno vinculadas al aparato productivo, para acabar pronto, son todas en mayor o menor medida, tienen que focalizarse en hacer que la economía mexicana crezca y crezca a partir del esfuerzo de las empresas, de los campesinos, de los comuneros, y no del estorbo del Gobierno.
La reglamentación excesiva, la corrupción, la discrecionalidad, la falta de claridad en las políticas de Gobierno, los costos, afectan a la planta productiva del país, y necesitamos precisamente hacer que esos costos sean competitivos y se reduzcan.
La meta en materia económica es esa, llegar a tasas de crecimiento de cinco por ciento anual hacia el final de la Administración.
Tenemos que llegar a generar 800 mil empleos al año en promedio hacia el final de la Administración, necesitamos también subir a México en la competitividad, estamos en el lugar 58 en el año 2006, ya avanzamos un poquito el año pasado, muy poco, pero avanzamos.
Para 2030, qué queremos para México. Queremos que México esté en el 20 por ciento de las economías más competitivas; y para el 2012 queremos que México esté entre las 30 más competitivas, ahorita estamos en el lugar 58.
Revisemos todo aquello que nos resta competitividad frente a otras naciones, cuánto se tarda en abrir una empresa en México, cuánto se tarda en abrir una empresa en Canadá o en Brasil, cuánto cuesta un insumo en México, cuánto cuesta en otra parte, cuánto afecta la acción de Gobierno, la reglamentación del Gobierno, en fin, hagamos un esfuerzo para aumentar la productividad.
Me voy rápidamente al tercer eje, que es Igualdad de Oportunidades. Recientemente presentamos a la opinión pública lo que es la política social del Gobierno, la política social del Gobierno es que la gente viva mejor.
Por eso, nuestro programa se llama así, Vivir Mejor, y quiero pedirles a todos que revisemos programa decisiones. Todo programa de Gobierno que no sirva para que la gente pueda vivir mejor tiene que ser revisado y si es necesario desaparecerlo.
Todos los programas sociales, e incluso, los económicos y de otra variante, si no es útil para este propósito no tiene razón de ser en el Gobierno.
A final de cuentas Vivir Mejor, amigas y amigos, no es sólo política social, es lo que justifica la existencia de este Gobierno; trabajamos para que los mexicanos vivan mejor. Eso tiene que estar bien claro en cada servidor público del Gobierno Federal, desde el más modesto hasta, por supuesto, ustedes, que son los de mando: directores, subdirectores, subsecretarios, secretarios.
Vivir Mejor, que la gente pueda hacerlo, esa es nuestra tarea, y para ello hay que alinear todas las políticas públicas. Cuál es el principal reto en esta materia: superar la pobreza.
En el año 2006, y aquí hay que decirlo, gracias a un enorme esfuerzo que se hizo en los años precedentes, la gente en pobreza alimentaria; es decir, la que no tiene ni qué comer, fue de casi 15 millones de personas. Qué queremos para el año 2030. Cuántos millones de personas queremos. Cuántos millones de mexicanos queremos que en el 2030 vivan en la miseria, sin poder comer.
Ninguno. Para el 2030 la miseria, la pobreza extrema debe estar erradicada en México. Preguntémonos qué tenemos que hacer ahora para erradicar la pobreza extrema en el 2030 y reducirla significativamente en el 2012.
La meta que nos hemos propuesto para el 2012 es reducirla, cuando menos, en un 30 por ciento; es decir, sacar de la pobreza extrema a casi cinco millones de gentes.
Y para eso, estamos enfrentando la coyuntura. Pero tenemos que ir a largo plazo.
Cómo enfrentamos la coyuntura. El precio de los alimentos, por ejemplo, pudo haber impactado la canasta básica de las familias más pobres. Qué hicimos. Estamos aplicando una transferencia directa de dinero, equivalente a lo que les aumentó a la gente su gasto.
Estamos haciendo un esfuerzo enorme con el apoyo que anuncié hace unos días, de Vivir Mejor. Que a las familias más pobres de México, casi seis millones de familias les va a ayudar, más o menos, a nivelar, digámoslo así, su ingreso.
Eso impedirá que la gente aumente en su nivel de pobreza.
Pero lo que necesitamos hacer de fondo es reducir el tamaño de la pobreza en el país.
Qué tenemos que hacer, amigas y amigos.
Trabajar en los indicadores de pobreza más importantes. Un indicador, por ejemplo, es la salud, otro indicador son los servicios básicos, por ejemplo, el agua potable.
Cuando entramos al Gobierno más del 10 por ciento de los mexicanos, es decir, casi 11 millones no tenían agua potable.
Cuántos queremos que tengan agua potable para el 2030: todos.
Y para el 2012, incluso, tenemos que dejar ya marginalmente sólo comunidades de imposible acceso, quizá, pero que por lo menos el 95 por ciento tenga agua potable.
Y aquí otra vez una invitación a las áreas involucradas, llámese CONAGUA, o SEMARNAT, o Hacienda, o donde sea.
Mientras la gente se está, verdaderamente las mujeres indígenas caminando horas y horas para cargar un balde de agua, no podemos nosotros tardar seis meses para tomar una decisión para llevarles la tubería.
No me importa cuál sea el pretexto, no me importa cuál sea el escritorio donde se atoró la decisión, es urgente actuar con celeridad.
Yo quiero pedirles, amigas y amigos, por cierto, que al tomar decisiones se pongan en los zapatos de la gente. En el área que estén, imagínense el que está del otro lado del mostrador, digámoslo así, no sé quién sea el ciudadano al que ustedes sirvan, pero pónganse en sus zapatos, pónganse en su realidad, póngase en cuánto tiene en el bolsillo para comer ese día, pónganse en su realidad de cuándo necesita arrancar ya su empresa, pónganse a pensar cuánto le está afectando o beneficiando lo que hacemos.
Necesitamos un Gobierno humano y sensible, no sólo un Gobierno eficiente que por supuesto estamos obligados a ello, necesitamos un Gobierno sensible y humano, algo que quizá no está en la Constitución, pero es vital que se tenga.
En materia de pobreza también, decía, yo la salud es otro indicador, la mortalidad materna, por ejemplo, fue de casi 59 mujeres muertas por cada cien mil nacimientos vivos.
Para 2030, queremos reducirla, ahí si es quizá impensable totalmente porque hay complicaciones de salud evidentes e insalvables, por lo menos para las técnicas ahora, pero queremos reducir de 59 a 10 casos de fallecimiento por cada 100 mil nacidos vivos.
Qué tenemos que hacer.
Tenemos que ampliar la cobertura de salud y no sólo ampliar la cobertura de salud, sino tenemos que hacer que la salud llegue a los rincones más apartados del país, y quizá enfocarnos en programas específicos que ayuden a las mamás que ya sabemos que van a tener un bebé en cualquier comunidad, a poderlas a trasladar a lugares seguros, a poderles acercar la atención médica justo en la época del parto, en fin.
Será tarea del área correspondiente, en este caso la Secretaría de Salud, pero es vital que podamos iniciar un esfuerzo compartido en el Gobierno para entender que no hay cosa más importante para la gente que la salud de los suyos.
Y por eso, vamos a reducir la tasa de mortalidad materna para el 2012, a 44 vamos a reducirla de 59 a 44. Tenemos que reducir también la mortalidad de los niños menores de cinco años, hoy se mueren 19. Por cada mil que nacen vivos, se mueren 19 niños, hay zonas indígenas como las que he recorrido en las giras que realizo en el área social, hay zonas donde se llegan a morir hasta 70 niños de cada mil por desnutrición, porque se mueren de una diarrea, porque no beben agua limpia, porque juegan en el piso de tierra de su casa. Que sé yo.
Necesitamos pensar en esos niños y en esas mujeres, y por eso focalizar los programas sociales, a combatir esos problemas y a reducir estas tasas de mortalidad.
Queremos que México en el 30, por supuesto, esta mortalidad de casi 20 niños se reduzca a seis niños, que es un parámetro internacional razonable en países de desarrollo, indeseable, pero finalmente es un parámetro promedio que se está teniendo.
Y para llegar a esa meta necesitaríamos reducirlo a 14 hacia el final de este Gobierno. Por eso estamos invirtiendo tanto en salud. Por eso el presupuesto de los que más ha aumentado, es el presupuesto de salud en el Gobierno Federal.
Por eso es el Seguro Popular y por eso es el Seguro Médico para una Nueva Generación. El Seguro Médico para una Nueva Generación nació de un compromiso que hice desde campaña.
Yo dije, precisamente, a la luz de las tasas de mortalidad materna y materno infantil que tiene México, que comparan algunos municipios de México con países de África; me propuse que toda niña o todo niño que naciera en México, por el hecho de serlo, tuviera derecho a un seguro médico eficaz.
Y ese es el Seguro Médico para una Nueva Generación que pusimos en práctica. El hecho de saber
que una mujer está embarazada ya hoy le da derecho a registrarse y ella, su bebé y toda su familia quedan aseguradas por el Gobierno Federal. Y esto es medular.
En materia educativa hay otro indicador de salud, indicador de desarrollo, perdón. Uno de ellos es. Bueno, en materia de salud el más importante, por cierto, es la esperanza de vida. En 2006, la esperanza de vida en México era de 74 años de edad. Yo les deseo a todos ustedes, y me deseo que vivamos mucho más, pero ese es el promedio.
Queremos llegar a los 80 años en promedio en México para el 2030, es una tasa que tienen ya muchos países.
Y eso implica que para el año 2012 la elevemos por lo menos al 76 por ciento, dos años más, que le brindemos esperanza de vida de dos años más, por lo menos, en promedio a los mexicanos.
Me paso a educación, por ejemplo. Educación es otro indicador de pobreza y de desarrollo humano.
Aparte, este tema es crucial para el desarrollo y el crecimiento. Nunca antes, como ahora, la educación es definitoria de lo que le ocurra a las naciones.
Hoy que hay una era global, que es la sociedad de la información y del conocimiento, la información es más importante.
El primer indicador de educación es la escolaridad. La escolaridad promedio es de ocho años de edad, ocho años de curso, 8.4 de escolaridad.
Para el 2030 tenemos que llegar, por lo menos, a 15 años de escolaridad promedio en el país, lo cual implica que para el 2012 lleguemos a 9.7 ó 10, digámoslo así, de escolaridad promedio en el país, lo cual implica un esfuerzo enorme de cobertura y de facilitación de las personas que hoy no tienen educación.
Pero creo que lo importante ahora en México no es sólo, ni principalmente la cobertura; el problema que tenemos es de calidad.
Tenemos, en la Prueba de ENLACE, hubo más de 10 mil grupos examinados que fueron reprobados en matemáticas, es decir, que la mayoría de los alumnos no supo, no pudo contestar un examen correspondiente a su grado.
Tenemos un gravísimo problema, que lo ha arrastrado México durante décadas, es cierto, pero eso, insisto, no debe ser pretexto para que nosotros no le entremos a solucionarlos y lo vamos a hacer y lo estamos haciendo.
Por eso hemos llegado a acuerdos importantes. Queremos elevar la calidad educativa. Una parte de elevar la calidad educativa es, por ejemplo, empezar por instalaciones dignas en las escuelas. Valdría la pena, algún día que puedan, que puedan ver escuelas rurales en México ahora, son escuelas que no tienen, o algunas escuelas urbanas, que no tienen condiciones adecuadas para dar clase.
En primer lugar, una gran parte de escuelas marginales no tienen baño, o el baño está en condiciones totalmente inadecuadas, o es un baño que comparten por igual niños y niñas; techos, pizarrones, mesabancos.
Entonces, vamos a hacer un esfuerzo descomunal, diría yo, para rehabilitar las escuelas en nuestro país. Claro, es una tarea que más bien corresponde o, exacto, estaba en manos fundamentalmente esta tarea, esta responsabilidad de los estados, pero nosotros no queremos esperar, sino que queremos verdaderamente lanzarnos a rehabilitar las escuelas de México, las escuelas básicas.
Queremos qué. Arreglarles el pizarrón, y el salón, y el baño, y la barda perimetral y la canasta de básquetbol, y que eso permita, incluso, generar actividad económica, particularmente en estos momentos de estancamiento en Estados Unidos, que afecta a México en esas pequeñas comunidades; el sueldo del albañil, el movimiento que se genera con la compra de materiales, en fin.
Otro elemento de calidad educativa, queremos vincular lo que gana el maestro con lo que enseña el maestro. Entonces, una parte de lo que estamos haciendo y por eso estamos negociando, y qué bueno que lleguemos a acuerdos con el sindicato de maestros; digan lo que digan, es fundamental que el Gobierno llegue a acuerdos que permitan elevar la calidad educativa.
Y por qué razón.
Porque gracias al acuerdo y a la voluntad de acuerdo estamos comprometiéndonos a que cada vez la carrera magisterial, por ejemplo, va a estar determinada más porque el maestro estudie matemáticas, o estudie español, o estudie física, o estudie inglés, que a otras actividades que realmente no aportaban a la calidad educativa.
Y estamos metiendo un estímulo muy forzado por la situación de las finanzas públicas y de la enorme disputa que siempre hay por los presupuestos, estamos metiendo un estímulo para que al final del año el maestro que logre elevar el promedio de su grupo, ese maestro tenga un bono económico adicional en su ingreso.
Estamos haciendo un esfuerzo por la calidad.
Qué es lo que estamos buscando.
Estamos buscando, además, medirnos internacionalmente, y queremos que la prueba mundial que se hace, que se llama como la Prueba de Pisa, de donde México la está tomando desde hace algún tiempo, pero que quedamos siempre en el último lugar de los países de la OCDE, México tiene un promedio de 408 puntos.
Queremos llegar para el 2030 a la cifra que hoy tienen la media de los países evaluados, es decir, incluso ni siquiera los que están al frente de la carrera porque esto va a implicar superar un rezago enorme, pero sí llegar arriba de la media, digamos, de todos los países desarrollados.
Y para llegar al 2030 a eso, nos hemos propuesto que para el 2012, para llegar a los 500 puntos en el 30, pasemos de 408 a 435 puntos en promedio en el año 2012.
Bueno, ya hablé un poco del agua, simplemente cierro algunas cifras, también en materia de tratamiento de aguas residuales, entonces, bueno, en materia de política social: educación, salud, vivienda queremos llegar a que México otorgue seis millones de créditos a lo largo de mi Gobierno, es decir, que podamos facilitar la vivienda para otro tanto número de familias.
Estamos haciendo un esfuerzo enorme para que aún la gente que tiene la casa tenga vivienda digna, por ejemplo, en México muchas casas, ustedes lo saben, tienen, es un cuarto que tiene un piso de tierra, en el piso de tierra juegan los niños, duermen las familias, los pisos de tierra son portadores enormes de gérmenes. Nos relataban, incluso, en alguna comunidad en la que estuvimos en días pasados, en el piso de tierra se anidan los alacranes, o los arácnidos; y por otra parte, eso contribuye a las enfermedades gastrointestinales de los niños.
La gente no tiene baño; el 20 por ciento de los mexicanos casi no tiene drenaje. Y lo que estamos buscando es que para estos casi dos millones de familias mexicanas que no tienen piso de cemento, actualmente, y que eso es un condicionante de pobreza, cuando termine este Gobierno y esta es una tarea que nos habremos impuesto, el 80 por ciento de esas casas en las zonas rurales y el 100 por ciento, el cien por ciento de las casas en las zonas urbanas o en comunidades mayores de 15 mil habitantes, serán casas que tengan piso de cemento y que sean la base de una vivienda digna, que tengan acceso sanitario y que tengan agua potable en cada casa. Si logramos eso, habremos dado un paso enorme para reducir la miseria.
Me paso al tema ambiental. Desarrollo Sustentable. Yo la primera vez que oí hablar de cambio climático fue en el año de 1979 y se lo oí a mi padre, y todo mundo lo juzgó como loco. Le tenían mucho cariño muchas gentes; otras, más bien, todo lo contrario pero, ese tema sí todo mundo dijo: ahora sí a don Luis se le fue la onda.
Cambio climático, él hablaba en el 79 de que se iban a derretir los polos y que iba a aumentar la temperatura de la Tierra. Lo había leído en alguna parte y estaba absolutamente convencido de eso.
Yo primero por la lealtad filial, pero luego, al muy poco tiempo por convicción propia, vi con asombro a lo largo de estos 27 años cómo esa profecía se ha venido cumpliendo.
Y quiero que ustedes sepan que el Presidente de la República es alguien absolutamente, convencido del tema ambiental, es más, yo digo, entre broma y en serio, que si yo no tuviera tanta tarea que hacer como Presidente de la República en muchas áreas, me dedicaría al tema ambiental totalmente.
Pero sí está en riesgo nuestro país, amigas y amigos, ambientalmente y puede, en el mediano plazo, sobrevenir catástrofes, como las que ya empezamos a enfrentar.
El tema de Tabasco, por ejemplo, el año pasado; precipitaciones pluviales nunca vistas en una zona donde todo mundo sabemos que llueve, pero nunca había llovido así.
Decretamos apenas, al celebrar el Día de la Marina el domingo pasado, el inicio de la temporada de huracanes, y ya había habido dos tormentas tropicales antes. Y ese día cayó en Quintana Roo la peor tormenta en 35 años.
Y seguramente México va a seguir siendo afectado por cambios climáticos fundamentales, temperaturas de más de 50 grados en Mexicali que nos obligan, por ejemplo, a destinar una gran cantidad de recursos a subsidiar las tarifas eléctricas.
O bien, desertificación avanzando desde los estados del norte, hacia Zacatecas, San Luis Potosí y Guanajuato.
Deforestación acelerada. Se calcula que en la década pasada México perdió 350 mil hectáreas por año en promedio, por agricultura, por incendios, por prácticas inadecuadas, por tala ilegal.
Qué es lo que nos hemos propuesto en materia ambiental.
También queremos transformar a México en eso, amigas y amigos, en varios frentes. Uno, por ejemplo, en la atención de zonas críticas.
Una zona crítica, por ejemplo, es el Valle de México. La Ciudad de México ha venido perdiendo en su equilibrio acuífero, esto era un lago donde estamos, ustedes saben era el Lago de Texcoco, donde estaba la Ciudad de Tenochtitlán.
Sin embargo, ese lago algún día se desecó y no sólo se desecó la superficie sino seguimos sacando agua del subsuelo.
Cuando ustedes salgan pueden ver aquí el edificio de Palacio Nacional, que está un poquito inclinado, aunque ya se ha corregido, la Catedral que está reparando el Gobierno Federal, que también estuvo muy inclinada.
Pueden ir al Ángel de la Independencia y todas las escaleras que tiene el Ángel de la Independencia no correspondían al monumento original, a medida que se hunde la ciudad, se le van poniendo más escalones al Ángel de la Independencia.
La ciudad se hunde se calcula en promedio un metro cada 10 años. Por qué se está hundiendo la ciudad; porque estamos extrayendo el agua del subsuelo, la ciudad toma 52 metros cúbicos de agua y sólo recupera más o menos 16 del subsuelo.
Esto provoca efectos, precisamente, de reacomodo de tierra, la inclinación de los edificios, o algo que nos pasó a todos el sismo de 85, el sismo de 85 siendo intenso no fue el más intenso que hubiera registrado el país, lo que ocurre es que estando ya seca la tierra del subsuelo, las arcillas por la extracción de agua, eso le generó una gran inestabilidad a los terrenos del centro de la Ciudad de México y el temblor hizo que esa inestabilidad del suelo derribara una gran cantidad de edificios.
Tenemos que revertir ese deterioro, para ello necesitamos hacer que la Ciudad de México recupere el agua del subsuelo y para eso, entre otras cosas, tenemos que abrir nuevas fuentes de absorción, tenemos que tratar el agua que utilizamos.
En la Ciudad de México, el agua que utilizamos aquí, sólo recibe tratamiento menos del 10 por ciento, quizá el seis por ciento del agua se trata, todo lo demás se tira hacia la zona más contaminada de México y de muchos países que es la Cuenca del Río Tula, y que causa enormes enfermedades allá.
Qué tenemos que hacer; invertir aquí en plantas de tratamiento, y el Gobierno Federal al que ustedes pertenecen está construyendo o va a construir la planta de tratamiento más grande de América Latina para la Ciudad de México, y estamos decididos a recuperar el agua para que la ciudad no se colapse, y se colapsa, no sólo por el hundimiento sino, incluso, por la posibilidad de una fractura en las redes de drenaje, por los desniveles que llegue a contaminar, de manera irreparable, los mantos freáticos. En fin. Estamos trabajando.
En materia de tratamiento de aguas, qué nos encontramos. Que en México se trata, únicamente, el 32 por ciento del agua que se utiliza. A cuánto queremos llegar en el 2030, amigos. Al 100 por ciento del agua que se utiliza.
Pero para ello, y no podemos hacerlo de un golpe, y vamos a elevar, por lo menos al 60 por ciento de tratamiento del agua residual. Y para ello estamos invirtiendo nosotros y creando estímulos para que otros inviertan.
En materia de bosques, qué queremos. Si perdemos 350 mil hectáreas al año, alguien dice que ya son menos, 270 mil. Queremos que al año recuperemos tantas o más hectáreas de las que estamos perdiendo; es decir, para el año 2030 yo quisiera que México, el México que le tocará vivir a mis hijos y a los de ustedes, puedan ver un México donde no se pierden los bosques, sino que se recuperan los bosques y eso es absolutamente posible.
Para ello tenemos que frenar nosotros la deforestación primero, y evidentemente hay incendios forestales que no se pueden evitar. Asómense ustedes a las serranías de Durango o de Chihuahua y sólo se llega a los puntos de incendio por helicóptero y un helicóptero no sirve ni para el arranque en un combate forestal.
Cuando llega la tropa, cuando llegan los guardabosques han pasado quizá ya 24 ó 48 horas y el incendio tiene más dificultad para controlar. Lo que sí podemos hacer, amigos, es reducir el impacto de los incendios y aumentar la capa forestal del país.
Cómo le vamos a hacer.
Esto tenemos que hacerlo cerrando dos brechas a las que aludía también mi padre y que citaba del Club de Roma: una es la brecha entre el hombre y la naturaleza y otra es la brecha entre el rico y el pobre, entre el norte y el sur.
Cómo se cierran o cómo las queremos cerrar.
Queremos que los comuneros, los ejidatarios, los pequeños propietarios, las comunidades indígenas que tienen bosque y que hoy no tienen otra alternativa para comer que tirar los pinos, vendérselos al talamontes y luego sembrar maíz para malcomer; nosotros les paguemos a ellos el servicio ambiental que nos prestan por el hecho de tener sus bosques en pie.
Entonces, estamos organizando el pago de servicios ambientales, estamos ayudando a esa población que es la más pobre de México y, a la vez, estamos cuidando el bosque.
Y queremos que si alguien planta un árbol, y si es un ejidatario y convence a sus compañeros de plantar un árbol, le paguemos, precisamente, por plantar ese árbol.
Hoy, por ejemplo, en esos suelos erosionados, todavía los que llegan a cultivar maíz, aún con todos los precios de maíz que tenemos que se han duplicado desde que entramos al Gobierno a la fecha, si esa hectárea produce una tonelada de maíz, tendría el campesino más o menos tres mil 500 pesos, menos la mitad que le cuesta el fertilizante ahorita, o 600 pesos más o menos el fertilizante, pues tendría una ganancia de más o menos dos mil 800 pesos, lo que hace si de verdad se come ese maíz.
O si quieren, pónganle que produce tres hectáreas, tres toneladas por hectárea, que difícilmente en esos suelos se produce, pero es más o menos el promedio nacional.
Significa que está sacando nueve mil pesos de esa hectárea con mucha dificultad al año.
Nosotros en PROÁRBOL tenemos programas que llegan a pagar hasta 12 mil pesos por hectárea por mantener el predio, es decir, si ese campesino siembra árboles, podría sacar lo suficiente para comprar mucho más maíz que el que hubiera obtenido y, además, al crecer esos árboles a los cinco años los puede vender, por ejemplo, en un corte de árbol de Navidad y a los 12, 15 años ser dueño de la madera, lo cual implica una enorme rentabilidad en el largo plazo.
Y mientras ese largo plazo llega, nosotros estamos pagando. Les comparto este tema porque a mi me parece fundamental porque es importante que lo conozcan y porque es importante que las secretarías que tienen que ver con el campo, que tienen que ver con el desarrollo social, que tienen que ver con el fomento a las empresas, cada quien tiene muchos programas dispersos, la Comisión de Pueblos Indígenas, que sería deseable que todos nos enfocáramos a aquellos programas que tienen más rentabilidad social, más viabilidad económica y tienen una repercusión ambiental al mismo tiempo.
Bueno, finalmente les diría en este tema, amigas y amigos, y ya para concluir, un anuncio que hice ayer, y que en esto quiero que me acompañen además, nosotros plantamos en México, la ONU dijo que había que plantar mil millones de árboles en el mundo, una campaña que así se llamó, nosotros plantamos más de 250 millones de árboles, entre voluntarios, ejidatarios, plantaciones comerciales, etcétera, etcétera.
Probablemente hicimos algún récord en esa plantación de 250 millones de árboles, no lo hemos podido corroborar porque no hay un registro específicamente, pero sí creo que si queremos darle un impacto social y comunicacional que requiere el tema ambiental porque sino no va a jalar, sí quiero invitarlos a todos a que nos organicemos por secretarías, por oficinas, por regiones, lo que sea, para que el día 5 de julio, es decir, dentro de un mes casi exactamente, sábado, plantemos la mayor cantidad de árboles que jamás se haya plantado en México en un solo día.
Que podamos convocar a los niños en las escuelas, a los trabajadores, a los sindicatos, así que ya nos organizamos, para mí es muy importante el programa y creo que la gente, además la gente coincide en esto, por encima de las diferencias la gente sabe que lo que está en juego es México. En fin.
Tenemos una agenda, también, contra el cambio climático, para mejorar los estándares de producción y consumo de energía, para recuperar la capa forestal.
De hecho, el año pasado le pegamos al equilibrio inicial; es decir, el año pasado entre PROÁRBOL y otros programas de recuperación de suelo, reforestamos o trabajamos en más de 500 mil hectáreas en el país, esto quiere decir que a reserva de corroborar, porque le he pedido que me corroboren bien estos datos, probablemente es la primera vez en muchos años que se plantan o se cuidan más hectáreas de las que se pierden en un año en el país.
Estamos trabajando, también en materia de energía. Esta es otra razón que es fundamental.
Generalmente, cuando yo era Secretario de Energía, me encontraba siempre con una enorme resistencia de todos, las empresas y del sector, para el tema de fuentes renovables, así que ya estoy acostumbrado a eso; pero los precios del petróleo estaban a 25 dólares el barril, ahora a 130 dólares el barril, el seguir resistiéndose a las alternativas de energía es absurdo. Necesitamos impulsar tecnología que permita a México no dejar de depender del petróleo pero sí generar fuentes alternativas de energía eólica, o solar o hidráulica.
Ayer, por ejemplo, también anuncié que en México se va a establecer la más grande o quizá una de las más grandes fábricas de celdas solares en el mundo. Q-Cells anunció una inversión de tres mil 500 millones de dólares en Baja California, que nos va a generar una gran cantidad de empleos. En fin.
Bueno, concluyo, amigas y amigos.
Me he tomado este tiempo porque para mí, como Presidente y como jefe de todos ustedes, me es muy importante el poder comunicarles lo que buscamos y lo que queremos en el Gobierno: precisar las metas, hablar de las razones de lo que estamos haciendo y, sobre todo, compartir con ustedes esos objetivos para que los hagan suyos, para que los hagan de ustedes, para que al momento de ir a trabajar, no sólo estemos sujetos a la inercia que da el trabajo en el servicio público, que a la hora de ir a trabajar no nos abrume la enorme cantidad de circunstancias adversas que enfrenta el servidor público.
Yo sé, amigas y amigos, yo sé que el servicio público es un servicio enormemente incomprendido, yo sé que la gente piensa que el servidor público no trabaja o, simple y sencillamente, está buscando su interés.
Y también sé que en todos ustedes, hay desde luego excepciones, pero en todos ustedes su motivación para estar aquí va mucho más allá que la motivación de lo que se gana aquí.
Que quizá muchos de nosotros pudiéramos en el sector privado estar ganando muchísimo más, pero que la razón para estar en el servicio público es una razón de vocación y es una razón ética.
Aprendí, desde hace mucho tiempo, que el ser humano se realiza en el servicio a los demás. Aprendí, ciertamente, en los principios de mis padres o de las cosas en las que creo, que uno se debe a los demás y que uno se realiza y se eleva en el servicio, en la caridad, en el amor a los demás.
Pero no hay cosa más difícil para servir a los demás y tampoco cosa más útil y eficaz para servir a los demás, que el servicio público. Sí hay muchas mexicanas y muchos mexicanos que hacen un enorme bien a los que los rodean.
Gente, de joven, cuando nos íbamos a poner en práctica lo que creíamos, que si nosotros alfabetizábamos en una comunidad rural, pues íbamos a cumplir con nuestra tarea de servir y amar a los demás. Pero ya después de muchos sábados de ir a esa comunidad rural, y ya después de muchos sábados de intentarle con la misma señora el alfabeto y, pues sí, enseñarla a leer era una gran satisfacción.
Después de muchos callos y ampollas por tratar de hacer fosas sépticas en las comunidades más pobres, pues sí las lográbamos hacer; pero entendí una cosa muy clara: que la única manera de ayudarle verdaderamente a la gente a transformar su realidad, era a través del Gobierno, era a través del poder público, era a través del presupuesto público, era a través del servicio público.
Eso es lo que a mí me trajo, finalmente, aquí a este Palacio Nacional y a esta enorme responsabilidad de servir a los mexicanos. Y sé, también, amigas y amigos, que a todas y todos ustedes, la razón más importante y más poderosa es una razón semejante a la mía, es la misma, es la de servir.
Yo quiero asegurarles, amigas y amigos, que en eso estamos todos en común, que en eso estamos todos en el mismo barco, que sí estamos sirviendo a México y que ustedes y yo formamos parte de un Gobierno que está decidido, absolutamente decidido a transformar la realidad de nuestro país.
Que formamos parte de un equipo que no se arredra ante la adversidad, que no se acobarda ante el peligro, que no se intimida por el desafío, que no se achica ante los problemas.
Ustedes y yo formamos parte de un Gobierno que sabe, que tiene una responsabilidad histórica de actuar hoy para que el día de mañana sea el México que soñamos y que debe ser.
Un México que debe estar a la altura de la dignidad de nuestros hijos y de todos los mexicanos que vengan después. Yo no sé ni juzgo ni quiero detenerme en pensar qué fue lo que se hizo, que se dejó de hacer hace 50, 40, 10 años o cinco.
Quiero pensar y detenerme a juzgar qué es lo que tenemos que hacer ahora para ese México. En este inicio de siglo, en esta Administración Federal, México está llamado a tomar las decisiones que le rectifiquen el rumbo y que le permitan generar condiciones de vida digna para sus hijos.
En pocas palabras, condiciones que permitan a los mexicanos vivir mejor, ustedes y yo tenemos esa tarea, ustedes llevan sobre sus espaldas, al igual que yo, la enorme responsabilidad de transformar al país, transformarlo en lo económico, transformarlo en lo social, transformarlo en lo político, transformarlo en lo institucional, transformarlo de fondo.
A eso estamos llamados, queridas y queridos colaboradores, a transformar a nuestro país. Este llamado, esta convocatoria, esta reunión el día de hoy a un cuarto de tiempo de transcurrido el Gobierno Federal de esta Administración, es un llamado a ello, a transformar a México del México que es al México que queremos.
Y yo estoy seguro que con la voluntad, con la buena fe, con el talento y con la entrega que todos ustedes tienen, estoy plenamente seguro que lo vamos a lograr. Muchísimas gracias.

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