13 may 2005

Nueva Ley contra pandillas; en EE UU

Esta semana fue aprobado, en la Cámara de Representantes de EE UU, una Ley federal contra las pandillas; la iniciativa va dedicada a la Mara Salvatrucha (MS-13).

El proyecto de ley fue aprobado con 279 votos a favor y 144; es obra del legislador republicano Randy Forbes.

La medida, -HR1279- convertiría los ataques de pandillas en delitos federales y contempla la aplicación de largas condenas de prisión e incluso la pena de muerte; además se creará un sistema y base de datos que hará más fácil que la policía persiga a los jóvenes y por tanto más fácil su deportación.

Además de establecer condenas mínimas obligatorias de cárcel, autoriza el procesamiento y juicio de elementos de pandillas de 16 y 17 años de edad como mayores de edad en las cortes federales y amplía la norma de límites mínimos para todos los delitos violentos de 5 a 15 años de cárcel.

Su implementación costaría 370 millones, incluyendo 60 millones para encarcelar a pandilleros en prisiones federales; además autoriza destinar 80 millones de dólares anuales hasta 2010, período en que el Departamento de Justicia investigará y procesará a las pandillas callejeras y protegerá a testigos y víctimas relacionadas acon ellos.

Pero las reacciones no se han hecho esperar, para algunas organizaciones la medida “sólo creará un ambiente de opresión y terror en las comunidades minoritarias e inmigrantes” Para Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU) comenzará un proceso de investigación para revisar sus efectos y consideró que la iniciativa sólo representa “una expansión de la pena de muerte”. “Creo que esta pieza legislativa es parte de una guerra contra los inmigrantes en este país”, aseguró Jesselyn McCurdy, consejera legislativa de ACLU.

Las estadísticas del Departamento de Justicia, señalan que existen unas 25 mil pandillas activas en ese país, en tres mil jurisdicciones con 750 mil pandilleros; lo cual supera el número de policías.

No se vislumbra ningún problema en el Senado; los senadores Dianne Feinstein y Orrin Hatch han propuesto un proyecto de ley combinado con drásticas medidas para combatir las pandillas, que contempla nuevo financiamiento para programas de prevención criminal.

Pero, lley es un mensaje a México; ¡las pandillas no es un asunto de niños. La delincuenaic organizada avanza!

No me queda la menor duda con con la nueva ley antipandillas se trata de expulsar a miles y miles de jóvenes que viven irregularmente en los EE UU, y lo que ello implica.

"Un avión cargado de hondureños deportados aterriza cada semana en el aeropuerto de Tegucigalpa procedente de Estados Unidos. Entre los pasajeros abundan los pandilleros expulsados por conducta irregular, es decir, por violar las leyes norteamericanas...,Escenas similares se registran en el aeropuerto de San Salvador, adonde llegan con frecuencia jóvenes devueltos por las autoridades estadounidenses. Son fácilmente identificables, con el pelo casi rasurado, tatuajes en todo el cuerpo, pantalones anchos, camisetas de deporte y zapatillas Nike. El destino de muchos son las maras (pandillas, en Centroamérica), que libran una violenta guerra en los arrabales de las grandes ciudades de la región.", señala un reportaje de Francesc Relea, para el periódico El País (10-05-2005).

Y es que desde que acabo la guerra -principios de los 90 - el gobierno de EE UU ordenó la deportación de miles de jóvenes salvadoreños, debido a que no cabían ya como asilados políticos. "Habían llegado a EE UU con menos de 10 años y ahora eran deportados a su país con 20 años)."

Y con ello el foco de incubación.

Luis Mandoki, director de la película Voces inocentes, sobre la guerra salvadoreña, atribuye el fenómeno de las pandillas a las consecuencias de las últimas guerras que ensangrentaron Centroamérica: "Hay una tremenda violencia de padres a hijos. Los padres salvadoreños de hoy son los niños de los ochenta que traen esa violencia dentro..,Los niveles de miseria no han mejorado y las causas de la guerra no se resolvieron".

Por otro lado, Andrew Papachristos, Sociologo de la universidad de Chicago, y quien lleva investigando varios años bandas callejeras, publicó un texto Bandas Globales - no tiene desperdicio- en la última edición de Foreign Policy.

Nos comparte algunos datos, de entrada señála que las pandillas estan involucrados con terroristas; "En 1986, la banda de Chicago El Rukns conspiró para cometer actos terroristas en Estados Unidos en nombre del Gobierno libio, a cambio de 2,5 millones de dólares. En los años 90, los Latin Kings enviaban dinero al FALN, un grupo militante de Puerto Rico, a través de contactos que se gestaban en las prisiones estadounidenses. Y, hace poco, los líderes de la banda Salvatrucha (MS-13), que al menos actúa en 31 Estados de EE UU y en tres países, se reunieron en Honduras con Adnan el Shukrijumah, un importante dirigente de Al Qaeda, para hablar de la introducción ilegal de inmigrantes en Estados Unidos a través de México."

Menciona con tino que: "Uno de los retos más urgentes que deben afrontar los responsables políticos es el de distinguir entre la banda callejera corriente y los grupos que trabajan como redes criminales. Hasta hace poco, pertenecer a una pandilla era una cosa habitual entre los chicos de las ciudades, y no hacían mucho daño con ello. Los pandilleros se salían a medida que se casaban, conseguían empleo, se alistaban en el Ejército o se hacían demasiado mayores para la vida de las bandas. Sin embargo, con los cambios de las ciudades, también han cambiado estos grupos juveniles. La globalización de la economía y el éxodo de puestos de trabajo industriales desde los centros urbanos de los países desarrollados hacia los países en desarrollo ha aislado los barrios pobres de las ciudades de Estados Unidos geográfica y socialmente. No es extraño que las bandas callejeras y la violencia entre ellas hayan aumentado de forma espectacular con la globalización. Hoy día, las bandas hacen de protectores, familias y empresarios. Los pandilleros se quedan más tiempo en ellas, cada vez participan más chicas y se cree que hay bandas en los 50 Estados de EE UU y en numerosos países."

"La globalización y las bandas callejeras viven en una paradoja: las pandillas son un fenómeno mundial, no porque se hayan convertido en organizaciones multinacionales (aunque algunas lo son), sino por la enorme movilidad de sus miembros y su cultura en los últimos tiempos. Si bien la globalización aísla barrios plagados de pandillas, también ayuda a difundir su actividad y su cultura. En cierto sentido, las bandas se han globalizado. Las hay en 3.300 ciudades de EE UU -casi en cualquier población con más de 250.000 habitantes- y un número cada vez mayor de pueblos y zonas rurales. Esta cifra supone un incremento aproximado del 433% respecto a los cálculos de los 70, años en los que se conocían bandas en unas 200 ciudades. El Centro Nacional de Bandas Juveniles calcula que ya hay más de 731.500 pandilleros, repartidos en 21.500 bandas distintas de todo el país. Pero esta proliferación no es exclusiva de EE UU. Las bandas y otros "grupos juveniles" violentos han llegado a España, Francia, Grecia, Suráfrica, Brasil, Países Bajos, Alemania, Bélgica, Reino Unido, Jamaica, México, Canadá, Japón, China y Australia, entre otros lugares."

"Un mito que suele emplearse para explicar esta proliferación es que las bandas emigran en busca de nuevos miembros, nuevos territorios o nuevas oportunidades delictivas. Aunque eso ocurre en algunos casos (como el de los Latin Kings y el de MS-13), en realidad no hay pruebas de que la proliferación de bandas esté relacionada con unas ambiciones deliberadas de los grupos. Parece más lógico pensar que cuando la gente se traslada se lleva su cultura consigo...."

"Una encuesta reciente realizada a más de 1.000 pandilleros por el Centro Nacional de Investigación sobre Delincuencia de Bandas Callejeras de EE UU reveló que alrededor del 50% de los jóvenes creían que su banda tenía contactos internacionales. El análisis realizado ... sugiere que la cifra es bastante más elevada en el caso de las bandas de hispanos (66%) y asiáticos (58%), que tienen más probabilidades de ser inmigrantes. El traslado de miembros de bandas a otros países no sólo difunde la cultura pandillera, sino que también ayuda a establecer vínculos entre miembros de distintos países. Cuando Lito, miembro de la misma banda que Héctor, los Latin Kings, tuvo problemas con la ley en Chicago, su familia le envió a vivir con una tía suya en México. Allí se convirtió enseguida en intermediario para miembros de la banda en Chicago que no querían ser descubiertos y para inmigrantes mexicanos que buscaban trabajo en EE UU. De hecho, los Latin Kings transformaron esos contactos en un lucrativo negocio, con la fabricación de documentos de identidad falsos. Una investigación realizada en 1999 sobre varios miembros de la banda permitió descubrir 31.000 documentos de identidad y de viaje falsos."

Y coincide con el reportaje de El País, cuando subraya que "las bandas no siempre viajan al extranjero por voluntad propia. Desde mediados de los 90, la política de inmigración estadounidense ha fomentado enormemente la aparición de maras en toda Latinoamérica y en Asia, al expulsar cada año a decenas de miles de inmigrantes con antecedentes penales -incluido un número cada vez mayor de miembros de bandas-, que vuelven a sus países de origen. En 1996, se expulsó a unos 38.000 que habían cometido algún delito; en 2003, la cifra había subido a casi 80.000. Con frecuencia, esos jóvenes han pasado casi toda su vida en EE UU. Pero, cuando tienen problemas con la ley, se convierten en candidatos a la deportación."

Y aqui la bronca es para el país receptor; es como el fenómeno del SIDA, muchos de nuestros paísanos contrajeron el virus alla, y vinieron a curarse por aca, con los costos que ello implica. (sociales y económicos para nuestro preacario sistema de salud).

Dice Andrew: "Los países que reciben la afluencia de repatriados no suelen estar bien preparados para lidiar con todos los inmigrantes pandilleros que regresan. Aunque los cálculos varían, los expertos creen que existen en la actualidad casi 100.000 mareros repartidos por Centroamérica y México. En 2003, EE UU deportó a más de 2.100 inmigrantes con antecedentes penales a República Dominicana. Ese mismo año, llegaron a El Salvador casi 2.000 expulsados. El Gobierno estadounidense no sabe cuántos de esos deportados por motivos penales pertenecen a bandas, pero muchos países latinoamericanos están convencidos de la conexión y dicen que las maras son ya una de las principales amenazas contra la seguridad nacional. En 2003, Honduras, El Salvador, Guatemala, Panamá y México acordaron colaborar para encontrar nuevas formas de afrontar los retos que plantean las bandas."

En fin, la Ley recien aprobada por La Cámara de Representantes de EE UU tendrá enormes repecusiones en México, nuestro legisladores querran actuar cunaod el problema sea incontrolable.

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