2 ene 2007

El que a hierro mata

  • A hierro mata/M. Á. Bastenier
Tomado de El País, 03/01/2007);
Por una vez la conseja popular no tiene razón. Quien a hierro mata no tiene por qué morir de igual manera, aunque, a título personal, no haya motivo para lamentar una u otra muerte. La ejecución del presidente derrocado de Irak, Sadam Husein, sólo es una venganza legal. El director del Programa de Justicia Internacional del Human Rights Watch, Richard Dicker, dice en un informe sobre el proceso que "la prueba del compromiso de un Gobierno con los derechos humanos es la forma en que trata a sus peores enemigos". De acuerdo con esa declaración, el Gabinete de Bagdad resulta calamitosamente suspendido. Pero ni siquiera la oposición a la pena capital, generalizada en Europa y desamparada en Estados Unidos, explica plenamente por qué la muerte del tirano es inaceptable.

El juicio carecía de elementales garantías para la defensa, hasta el punto de que afirmar que ha sido la Justicia iraquí la que ha dictado el castigo bordea la farsa. Washington es quien ha decidido unilateralmente sobre el bien y el mal, como ya hizo al invadir Irak en marzo de 2003. Sadam Husein no ha muerto por sus pecados, que eran muchos, sino para completar una obra que se pretende legitimadora de la guerra norteamericana.
El juicio se ha celebrado bajo la ocupación de un ejército extranjero, y que no se diga que es el mismo caso de Alemania en 1945, porque en Nuremberg había un tribunal internacional, la defensa hizo todo lo que pudo, y, en especial, la opinión alemana por lo que estaba preocupda era por comer, mientras que en Irak el ciudadano, con la excepción de la minoría kurda, desea que se retire cuanto antes el contingente anglosajón; el Gobierno iraquí no se ha molestado en proporcionar a los abogados defensores ni un atisbo de seguridad, con lo que tres de ellos han sido asesinados durante el proceso; y, de remate, Bagdad ha impedido que declararan testigos clave, ocultado material a los defensores, y obrado con una prisa muy significativa en la revisión de la sentencia, para que el ex dictador permaneciera el menor tiempo posible en exposición en el corredor de la muerte, y, especialmente, para que no tuviera que pasar por otros siete procesos, en los cuales surgiera información inconveniente sobre los años en que Washington apoyaba al matón iraquí contra el Irán de los ayatolas.

Pero la actuación de mayor peso ha sido la de los servicios, jurídicos y de información, de Estados Unidos que han trabajado sin descanso para que la condena fuera expeditiva y urgente. Abogados norteamericanos, entre bastidores, han recogido la información, preparado los argumentos condenatorios, y, en general, escrito el dramático guión de una máxima pena anunciada.
Pero la muerte de Sadam Husein deslegitima, a contrapelo de lo que pretende Washington, allí donde más duele, la opinión trasnacional musulmana. El único país del mundo árabe donde ha sido minoritaria, pero no insignificante, la repulsa popular por el ajusticiamiento es Irak. El 20 o 25% de kurdos iraquíes, casi hasta el último secesionista, han celebrado el fin de su atormentador; una gran mayoría de la mitad, puede que larga, de la población chií del país ha hecho lo propio con quien gobernó criminal y discriminatoriamente contra esa familia del Islam. Y sólo el sunismo restante ha llorado al que ya eleva a mártir. Pero en el resto del mundo árabe, suní en más del 90% de efectivos, el cruel mandatario ha sido visto, por añadidura, como el único gobernante árabe que ha osado enfrentarse a Israel; en la anterior guerra del Golfo, 1991, con el lanzamiento de 39 Scud sobre el Estado sionista, y la recompensa pública de 25.000 dólares a las familias de los terroristas suicidas de Hamás en Palestina. No todo el mundo juzga el terror con arreglo a la misma óptica.

Cada paso que da Estados Unidos en esa parte del mundo está marcado por una grave desviación del sentido común y de un básico conocimiento de la misma. La ley del Talión valía, posiblemente, en los tiempos de un Jehová cejijunto y de cólera bíblica, pero no conviene en este tiempo posterior a casi toda certidumbre. Sólo los que propugnan el choque de civilizaciones rescatan y acatan determinadas e implacables leyes del Antiguo Testamento.

Gamal Abdel Naser

  • El dirigente áraba más popular/Said K. Aburish, escritor y biógrafo de Sadam Husein. Autor de Naser, el último árabe.

Tomado de LA VANGUARDIA, 26/10/2006);

Traducción de José María Puig de la Bellacasa.

En medio de tantas vicisitudes como la guerra de Iraq, la guerra contra el terror, el último capítulo del conflicto palestino y el actual enfrentamiento Oriente-Occidente de asombrosas proporciones, el mundo árabe celebra el quincuagésimo aniversario del conflicto de Suez y recuerda al general Gamal Abdel Naser, el dirigente árabe más popular desde el profeta Mahoma.
Este aniversario no podría llegar en un momento más oportuno. Los árabes no se han visto nunca tan huérfanos de líderes, desunidos y faltos de guía como en este momento. En consecuencia, renace el prestigio de Naser, figura que ha quedado en la memoria de muchos como la última oportunidad que tuvo el mundo árabe. “Si hoy viviera Naser, las cosas serían distintas”, dicen.

Naser llegó al poder mediante un golpe de Estado que derrocó una monarquía impopular en el año 1952. Fue el primer egipcio en gobernar su país en más de tres mil años. Su última aparición en calidad de dirigente del mundo árabe vino a coincidir con el comienzo de la posición dominante de Estados Unidos en Oriente Medio y, aunque combatió y ganó la baza de Suez contra Gran Bretaña, Francia e Israel, lo importante es que el carácter y la evolución de sus relaciones con Estados Unidos marcaron el futuro del mundo árabe.
Tras dedicarse durante dos años a los problemas internos de Egipto, Naser adoptó una postura política que parecía responder a las aspiraciones del pueblo árabe. Defendió la transformación social, la unidad árabe y la liberación de las interferencias y presiones de potencias extranjeras, y se propuso que los árabes se sumaran al progreso mundial.
En todos y cada uno de tales empeños, Naser personificaba la voz del pueblo. Invirtió todas sus energías en la consecución de la dignidad de su pueblo. Más que de una doctrina política o una filosofía social, se trataba de una apelación a levantarse contra los derroteros seguidos por otros regímenes árabes y sus patrocinadores occidentales. El establishment reaccionó irritado, pero el ansia de la calle árabe en pos de un cambio le elevó a la categoría de líder de todo el mundo árabe.
Buena parte de la atracción que ejercía la figura de Naser radicaba en la misma naturaleza de su llamamiento. Más allá del contenido de sus propuestas, se explicaba en un lenguaje comprensible a oídos de todos los árabes. Hablaba a sus auditorios de manera muy personal y cercana como si se dirigiera a cada uno de los asistentes. Desde un punto de vista conceptual e intelectual, su mensaje podía si se quiere pecar de candoroso, pero nadie podía reprocharle su esfuerzo por liberar Oriente Medio de manos extranjeras. “El petróleo de los árabes es para los árabes”, decía. Ni tampoco podía nadie censurarle por pretender alcanzar la paridad militar con Israel.
Naturalmente, más allá de la retórica gobernaba el líder dotado de un impecable sentido del ritmo y la oportunidad, conocimiento a fondo de sus oyentes y respetable presencia física. Aunque el engranaje chirriaba a veces, poseía cualidades y rasgos que excedían su condición de líder: jugaba al tenis, veía películas de James Bond y exultaba de alegría juvenil ante la atención que le dispensaban las principales potencias. Trabajaba de 14 a 16 horas al día, era devoto padre de familia y observante de la fe musulmana aunque de orientación laica como gobernante. Fue el Mister Proper de la política árabe moderna.
La CIA gastó grandes sumas de dinero tratando de descubrir elementos susceptibles de tenderle un chantaje: volvió con las manos vacías. Naser murió pobre.
Desde el punto de vista político, Gamal Abdel Naser empezó a subir peldaños en el año 1955, cuando acabó con el monopolio occidental de suministro de armas al concluir un par de acuerdos con Checoslovaquia en este terreno. También se opuso al pacto de Bagdad (24/ II/ 1955) entre Turquía e Iraq, abierto a otras potencias y al que se adhirió Gran Bretaña; se trataba de un pacto de alianzas de países del mundo árabe-musulmán frente a la amenaza soviética. Posteriormente, Naser nacionalizó la Compañía del Canal de Suez el 26 de julio de 1956, se produjo la crisis de Suez y la ruptura de hostilidades. Lo cierto es que el respaldo de Naser a los palestinos, los argelinos y el pueblo de Aden le enemistó con esos otros países árabes y Naser se encaró él solo a la hegemonía occidental sobre Oriente Medio.
Pero, aunque victoriosos en el plano militar, sus tres enemigos se vieron obligados a retirar sus fuerzas de Egipto debido al clamor internacional hostil. De este modo, Suez marcó no solamente el final del colonialismo, sino también la formación de una opinión pública internacional. Naser estrechó lazos con Tito de Yugoslavia, Nehru de India y Sukarno de Indonesia a fin de crear un bloque de países no alineados que no formara parte ni tomara partido por el Este ni por el Oeste. Gamal Abdel Naser alcanzó la cima de su poder en el año 1958 cuando Siria constituyó con Egipto la República Árabe Unida (RAU); su popularidad propició incluso que otros países árabes se mostraran inclinados a fusionarse con la RAU. Meses después de la creación de la RAU, los iraquíes derrocaron sangrientamente al régimen monárquico y todo el mundo supuso que se sumarían a la iniciativa de Naser. Sin embargo, resultó un golpe procomunista.
Naser actuó sin dudarlo contra los comunistas iraquíes, postura que le acarreó fricciones con la URSS. Naser era totalmente hostil a una toma del poder comunista en cualquier país árabe y manifestó a la URSS que los países árabes tenían su propia ideología y perspectiva.
En el año 1962, Naser se vio complicado en una guerra civil en Yemen, apoyando a los republicanos enfrentados a los monárquicos respaldados por Arabia Saudí. No pudo alzarse con la victoria total y sus tropas se empantanaron en aquel país.
Al inicio de la guerra de 1967, Naser aún seguía enzarzado en aquella guerra en la que le habían metido el rey Husein de Jordania y el rey Faisal de Arabia Saudí. Ambos le acusaban de ocultarse tras las Naciones Unidas debido a los observadores que separaban sus fuerzas armadas de las de los israelíes desde la guerra de Suez de 1956. Naser pidió la retirada de los cascos azules que permitían la comunicación israelí con el mar Rojo, Israel atacó inmediatamente a Egipto y le propinó la mayor derrota militar de la historia árabe. Entonces, con gran caballerosidad, apareció en la televisión para manifestar al pueblo árabe que asumía la responsabilidad de la derrota y en consecuencia presentaba la dimisión, aunque las manifestaciones en todo Oriente Medio le hicieron cambiar de opinión.
En septiembre de 1970, varios jefes de Estado árabes se reunieron para resolver la guerra civil entre Jordania y la OLP. Naser presidió la reunión. Estaba agotado y exhausto, presa del dolor. Cuando finalizó la conferencia, Naser sufrió un ataque y falleció dos horas más tarde.
Ningún líder árabe era tan libre de corrupción como lo era Naser. Además, su postura neutral entre el Este y el Oeste era sincera y auténtica. Estuvo a punto de afrontar con éxito los aspectos más difíciles y espinosos del establishment árabe de la época. Se opuso a los movimientos musulmanes fundamentalistas cuando Occidente los apoyaba.
Gamal Abdel Naser fue un fracaso. Fracasó en Egipto. Fracasó en el empeño de unir a los árabes. Fracasó en la escena internacional. Pero, a pesar de sus fracasos, el pueblo le amaba: comprendió su búsqueda de la dignidad y la importancia de su ejecutoria. Tal vez deberíamos recordar de modo perdurable que en la última reunión de jefes de Estado árabes todos se dirigieron a él en los términos de “señor presidente” y “su excelencia” en tanto él llamaba a cada uno por su nombre de pila. Naser era un gigante entre enanos.

Mensaje del Presidente Calderón


Muy buenas noches.

Ahora que comienza un nuevo año, quiero expresar a todos ustedes mis mejores deseos.

Sé que con el trabajo y el esfuerzo de todos, en este 2007 los mexicanos podremos alcanzar las metas que nos hemos planteado.

Quiero hacer un reconocimiento a las señoras y a los señores legisladores por la responsabilidad con la que discutieron y finalmente aprobaron el Paquete Económico 2007.

Tenemos ya una nueva Ley de Ingresos y un Presupuesto de Egresos que han sido enriquecidos con la aportación de todos los partidos políticos y que nos permitirán atender las demandas más justas y más urgentes de los mexicanos.

Mi Gobierno tendrá siempre la mejor voluntad de dialogar y de trabajar con el Poder Legislativo, para alcanzar los acuerdos que tanto necesitamos en beneficio de México.

El presupuesto atiende las prioridades que ustedes nos han señalado: seguridad pública, combate a la pobreza y generación de empleos para los mexicanos.

Los recursos para la seguridad pública, por ejemplo, han tenido un incremento considerable; con ello vamos a intensificar nuestra lucha frontal contra la delincuencia, contra el narcomenudeo, vamos a equipar y a capacitar mejor a nuestros policías e iniciaremos un programa para prevenir las adicciones.

Seguiremos, desde luego, con los operativos que nos permitan reestablecer condiciones mínimas de seguridad en distintos puntos de la República Mexicana, así lograremos recuperar poco a poco nuestras calles, nuestros parques, nuestras escuelas.

El gasto social también creció este año; con ello invertiremos más en educación, en salud y en vivienda, para aumentar las oportunidades de desarrollo de todos y, especialmente, de quienes menos tienen.

Vamos a establecer un seguro que cuide la salud de todos los niños que nazcan durante este Gobierno, mejoraremos el abasto de medicamentos y fortaleceremos también el Seguro Popular.

Mi Gobierno está comprometido con la estabilidad y el crecimiento de la economía, así como con la promoción de la inversión necesaria para generar los empleos que ustedes están demandando.

Este año se van aumentar los apoyos a las micro, pequeñas y medianas empresas, que son las principales generadoras de empleo.

Se creará el Programa de Primer Empleo con apoyo del Seguro Social y un programa para que las mamás que trabajan empiecen a contar con guarderías para sus hijos.

También apoyaremos a los campesinos de áreas forestales para que cuiden sus selvas, sus bosques, las incrementen en beneficio de todos.
Los recursos públicos son fruto del esfuerzo de todos los mexicanos; los vamos a aplicar con eficiencia, con austeridad y con transparencia.

Amigas y amigos:

Yo los invito a trabajar con pasión, unidos por el presente y el futuro de México.

En el Gobierno Federal trabajaremos este año sin descanso, para que tú y tu familia vivan mejor, para que juntos construyamos un México con igualdad de oportunidades.

Nuevamente les deseo, a todos ustedes, un feliz año nuevo 2007.

Muchísimas gracias.

Operación Tijuana.


¿Porque no se denomino Operación Baja California?




  • Mensaje del Gabinete de Seguridad, Martes, 2 de Enero

-SECRETARIO FRANCISCO JAVIER RAMIREZ ACUÑA: Buenas tardes tengan ustedes. En cumplimiento y compromiso contraído por el Presidente de la República, Felipe Calderón de utilizar toda la fuerza del Estado para resolver los problemas de intranquilidad y devolver la paz a la sociedad, este Gobierno de la República, en coordinación con el Gobierno de Baja California anuncia hoy la puesta en marcha de la Operación Tijuana.


La colaboración y el esfuerzo de los tres niveles de Gobierno, para otorgar seguridad a las personas, especialmente de las zonas más afectadas, por lo que hoy iniciamos el Operativo, Tijuana, donde los índices delictivos han venido creciendo exponencialmente.

A fin de recuperar los espacios públicos para la comunidad, para la ciudadanía y acabar con la impunidad de los delincuentes que ponen en riesgo la tranquilidad de las familias en Tijuana.

Estas acciones, ponen de manifiesto una vez más la voluntad y decisión del señor Presidente Felipe Calderón, de hacer prevalecer el Estado de Derecho por encima de la violencia y cuentan con el apoyo y colaboración del señor gobernador Eugenio Elorduy; en esta lucha que irá avanzando paso a paso, no se escatimarán los esfuerzos y recursos para hacer frente a la criminalidad y reestablecer condiciones mínimas de orden y de autoridad.

En la Operación Tijuana, participarán más de tres mil 296 elementos de la Policía Federal Preventiva y de la Agencia Federal de Investigaciones, de las Secretarías de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina, así como de la Procuraduría General de la República.


En cuanto a las acciones que realizará la Secretaría de la Defensa Nacional, le solicito al señor secretario, al general secretario, Guillermo Galván, Galván, haga uso de la palabra.

-GENERAL GUILLERMO GALVÁN GALVÁN: Con mucho gusto, señor secretario. La Secretaría de la Defensa Nacional participará en la operación conjunta Tijuana con los efectivos y acciones siguientes:

Dos mil 620 elementos, 21 aeronaves de ala fija, nueve aeronaves de ala rotativa, 28 embarcaciones menores, 247 vehículos tácticos militares y 10 binomios calófilos.

Este contingente realizará actividades de reconocimiento aéreo y establecimiento de puestos de control para el acotamiento de las actividades de tráfico de enervantes en siete áreas. Además integrará bases de operaciones mixtas con personal de la policía estatal y agentes del Ministerio Público.

-SECRETARIO FRANCISCO JAVIER RAMÍREZ ACUÑA: Muchas gracias, señor general secretario. En lo que corresponde a la Secretaría de Marina, le solicito al señor almirante secretario Mariano Francisco Saynez Mendoza, nos exponga los alcances de su tarea.

-SECRETARIO MARIANO FRANCISCO SAYNEZ MENDOZA: Muchas gracias, señor secretario. Muy buenas tardes señores representantes de los medios de comunicación.


La Secretaría de Marina en estrecha coordinación y realizando operaciones conjuntas con la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Seguridad Pública, así como la Procuraduría General de la República, ha iniciado la Operación Tijuana, con la misión de realizar operaciones navales aéreas y terrestres, con el fin de coadyuvar con las autoridades federales en las acciones que se realizan para combatir el narcotráfico y el crimen organizado.


Para lo anterior se ha dispuesto de los siguientes recursos; una patrulla oceánica en su versión trinomio, con buque, helicóptero y lancha interceptora.

Tres patrullas interceptoras de alta velocidad, un helicóptero MI2, un helicóptero MD de patrulla marítima, seis vehículos de transporte, dos vehículos de apoyo y 162 elementos de infantería de Marina pertenecientes a la II Zona Naval.


La Operación Tijuana para la Secretaría de Marina, Armada de México, persigue operar de manera conjunta, con las otras instituciones federales en contra el narcotráfico, en la franja costera y el mar territorial en las inmediaciones de la ciudad de Tijuana.


Para este cometido se dará inicio a inspecciones de buques nacionales y extranjeros, que se encuentren navegando en aguas mexicanas, así como vehículos terrestres en el área de operaciones. Es todo, señor secretario.


-SECRETARIO FRANCISCO JAVIER RAMÍREZ ACUÑA: Muchas gracias, señor secretario. De las acciones que emprenderá la Secretaría de Seguridad Pública, el señor secretario Genaro García Luna, nos informa de las tareas a realizar.


-SECRETARIO GENARO GARCÍA LUNA: Buenas tardes. La participación de la Secretaría de Seguridad Pública en el Operativo Tijuana, contempla las siguientes líneas estratégicas:

Primera, dispositivos mixtos de seguridad consistentes en filtros de revisión móviles cuya finalidad es prevenir y combatir los delitos en fragancia. Se instalan en diferentes puntos de la ciudad con una comunidad permanente para privilegiar elementos sorpresa.


Segunda. Patrullajes de incursión en áreas de mayor índice delictivo y lugares con posibles vínculos con tráfico de drogas y de personas.


Tercera. Labores de investigación e inteligencia para el combate a los puntos de venta de drogas y de incursión de levantamiento judiciales de los fueros común y judicial.


Cuarta. Para determinar la eficacia del operativo cada semana serán evaluadas las acciones realizadas tomando en consideración los siguientes indicadores: presunción de actividad criminal, de delitos de homicidio, robo, en todas sus modalidades, aseguramientos, ejecución órdenes de cateo y de aprehensión así como detenciones en flagrancia


Quinta. Participación ciudadana. Esta vertiente es esencial para la recuperación de la seguridad pública en Tijuana, para ello, se fortalece el vínculo con la ciudadanía, empresarios, y organizaciones sociales a fin de articular el esfuerzo en la recuperación de los espacios que ocupa hoy la delincuencia.


Estas líneas estratégicas se desarrollan bajo un esquema escalonado de operación y progresivo. La Policía Federal integrada por la Agencia Federal de Investigación y la Policía Federal Preventiva participan en el operativo con 510 elementos de las siguientes áreas: análisis táctico, investigación policial, seguridad regional, fuerzas federales y grupos de operaciones especiales.

- SECRETARIO FRANCISCO JAVIER RAMIREZ ACUÑA: Muchas gracias señor Secretario de Seguridad, de las acciones que realizara la procuraduría general de la republica, le pido al señor procurador Eduardo Medina mora nos haga, nos exponga sus puntos de vista.

-PROCURADOR EDUARDO MEDINA MORA: Muchas gracias señor Secretario, como se ha señalado aquí, el día de hoy inicia un nuevo esquema de coordinación entre instituciones federales aquí representadas y las del estado de Baja California y dentro del territorio y del municipio de Tijuana, a fin de prevenir, disuadir, investigar y perseguir delitos tanto del fuero Federal, como del fuero común, principalmente los de alto impacto, como son los homicidios, secuestros, venta de droga, tráfico de indocumentados y contrabando.

Para la instrumentación de este programa se hizo un análisis conjunto para identificar las zonas geográficas y sectores de atención prioritarios.

Participan, obviamente, las instancias federales aquí representadas y las instancias locales.

Dentro del esquema se incluyen, desde luego, mecanismo de intercambio de información en tiempo real, que permitirán ejecutar órdenes de aprehensión y reaprehensión, identificar el modus operandi y las estructuras criminales dedicadas al secuestro, tráfico de armas, drogas e indocumentados y, en general a disminuir la violencia y la comisión de delitos comunes en el municipio.

La Procuraduría General de la República ha dispuesto un grupo especial de ministerios públicos de la subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, y además trabajará con los 48 agentes del Ministerio Pública Federal adscritos a las subsedes en Tijuana, Baja California, en nuestra delegación, en el estado.

Los agentes del Ministerio Público de la federación realizarán las diligencias necesarias para investigar los delitos, asegurar bienes, desmantelar laboratorios clandestinos, obtener de la autoridad judicial las autorizaciones de cateo, arraigos e intervención de comunicaciones privadas, en su caso, a fin de que en el momento procesal oportuno se ejerza ante los tribunales de la Federación la acción penal contra los probables responsables de los delitos de competencia Federal o conexos y, desde luego, en la coadyuvancia con la Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California.

-SECRETARIO FRANCISCO JAVIER RAMÍREZ ACUÑA: Muchas gracias, señor procurador.

El Gobierno de la República reitera su llamado a la población en general para que mantenga la confianza en que las autoridades de los tres órdenes de Gobierno realizaremos las acciones necesarias para retomar todas las regiones del territorio nacional para el servicio de los mexicanos.

No permitiremos que algún estado sea rehén de narcotráfico, del crimen organizado o de la delincuencia común. El Gobierno de la República trabaja al servicio de los mexicanos. Muchas gracias.

La muerte de Sadam Husein



Sadam Husein se mantuvo desafiante hasta el final.
No sólo se negó a que le cubriesen el rostro para ser ahorcado, sino que se encaró con uno de sus verdugos, que dio vivas por el clérigo chií Múqtada al Sáder.
Sadam le respondió ninguneando al clérigo.
Hay dos testimonios clave de los últimos gestos y palabras de Husein antes de morir. Uno es un vídeo grabado con un teléfono móvil por uno de los asistentes a la ejecución, difundido por la cadena Al Iraqiya. El otro es el testimonio del juez Munir Hadad, que corrobora lo que aparece en las imágenes. Ambos testimonios sirven para reconstruir los últimos minutos del dictador.
- Vídeo. Sadam Husein está de pie sobre la puerta trampa de la horca y con la soga al cuello. Uno de sus verdugos la sujeta con firmeza por detrás. En esos instantes se oye la versión chií de una plegaria. Sadam es suní, por lo que el rezo es ofensivo para el dictador. Sin embargo, pese a la afrenta, Sadam permanece impasible.
- Juez Munir Hadad. Este juez relata con claridad a la cadena CNN lo que se oye también en el vídeo. Uno de los verdugos le reprocha a Sadam Husein haber destruido el país, y varios de los presentes en la sala se suman a la crítica.
-"Larga vida a Múqtada al Sáder", en referencia al líder chií, grita el verdugo.
-"¿Múqtada al Sáder?", responde Sadam en tono despectivo.
El juez Hadad declaró que el dictador era "totalmente consciente de lo que estaba sucediendo en la sala". "Me sorprendió mucho. No parecía temer a la muerte", añadió .
- Vídeo. Sadam Husein repite con sorna el nombre de Múqtada al Sáder para dejar claro que el clérigo chií no era nadie para él.
-"Compórtense como hombres", se oye al dictador decir con su voz ronca.
-"Vete al infierno", responde a Sadam Husein alguno de los asistentes.
-"Silencio... Este hombre está a punto de morir", dice otro de los asistentes, preocupado por el rumbo que está tomando la ceremonia de ejecución.
Sadam Husein apenas tiene tiempo para ordenar sus pensamientos. Comienza a murmurar una plegaria, pero apenas logra invocar el nombre de Mahoma cuando su verdugo jala de la palanca que abre la puerta bajo sus pies.
El cuerpo cae con una fuerza tremenda. Debió de haber muerto de inmediato. La última imagen es la del cuerpo balanceándose.
El cadáver fue entregado a la familia un día después, y sepultado más tarde en Auya, en la región de Tikrit. Fue enterrado junto a sus hijos Uday y Qusay, sus más cercanos colaboradores, muertos por el Ejército de EE UUen 2003, poco después de la invasión. En la región, muchos seguidores de Sadam lloraron su muerte y clamaron venganza.
Mientras, decenas de miles de personas mostraron su júbilo por la ejecución en las provincias chiíes y kurdas, y en muchos barrios de Bagdad.
Empero, a pocas horas de la ejecución la violencia en Irak se ha recrudecido.
¡Era de esperarse!
No es casual que el embajador estadounidense en Bagdad, Zalmay Khalilzad, había pedido al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, que aplazara dos semanas la ejecución porque las autoridades estadounidenses "no estaban convencidas de que todo iba a marchar bien y de que todos los papeles estaban en regla para proceder a ejecutar la sentencia de muerte", declaró un alto cargo del Gobierno iraquí a la agencia Reuters.
El Ejército de EE UU mantuvo la custodia del dictador hasta minutos antes de ser llevado al patíbulo el sábado a la madrugada.
Y es que a los estadounidenses les preocupaba que a la población pudiera irritarle más de la cuenta el hecho de que la ejecución se llevara a cabo apenas unos instantes antes de que oficialmente comenzara la fiesta musulmana del sacrificio. El Código Penal aprobado mientras Sadam gobernaba prohibía las ejecuciones durante las festividades religiosas.
Ayer lunes 1 de enero mismo, el líder del Frente del Diálogo Nacional (FDN) iraquí, el suní Saleh al Mutlaq, afirmó que tropas de EE UU atacaron la sede de ese partido en Bagdad y mataron a seis civiles, cuatro de ellos de una misma familia. Añadido a esto hubo tres atentados en la capital iraquí que se saldaron con media docena de fallecidos y al menos 15 heridos. Todo ello, a pesar de las medidas de seguridad adoptadas por las autoridades tras la ejecución de Sadam, que continuaban en vigor.
Por otro lado, información proporcinada por el Ministerio del Interior Iraquí señalan que 16,273 iraquíes han muerto durante el 2006, lo que supone el mayor número de víctimas registrado desde que comenzó, en 2003, la ocupación del país por tropas multinacionales lideradas por EE UU. De esa cifra de fallecidos, 14,298 eran civiles, 1,348 eran policías y 627 eran soldados del ejército iraquí, según el comunicado del ministerio divulgado.
Estas cifras son las primeras ofrecidas por el Ministerio del Interior desde que se desató la insurgencia del país, varios días después de que fuera derrocado el régimen del presidente iraquí Sadam Husein, tras la ocupación del país el 20 de marzo de 2003.
Según analistas iraquíes, la mayoría de los civiles resultaron muertos durante la ola de violencia sectaria que se desató después del atentando perpetrado el 22 de febrero de 2006 contra un mausoleo chií en Samarra, situado a 125 kilómetros del norte de Bagdad.
Además de los 3,000 soldados estadounidenses muertos desde que comenzó la guerra, 22, 500 han resultado heridos, según el mando militar de ese país. El mayor número de muertes, 140, se registró en el momento de la invasión, según datos oficiales.
El primer millar se alcanzó en septiembre de 2004 y el segundo millar en octubre de 2005.
***
Algunos opiniones sobre la ejecución de Husein.
  • La Horca/ Federico Reyes Heroles
Tomado de Reforma, 02/01/2007);
Por principios. Provocar la muerte, asesinar, es un acto de barbarie. Lo es porque ningún ser humano tiene derecho de privar de la vida a alguien más. Ni Hussein persiguiendo chiitas o kurdos ni Bush persiguiendo a Hussein y causando un número todavía indefinido de muertes ni la Corte de Iraq cegando la vida de uno de los peores sátrapas que ha dado la humanidad. Barbarie muy popular en ciertos casos. Bush recibió el apoyo de los corazones encendidos de nacionalismo de su país. La soga en el cuello de Hussein contó con el apoyo de muchos jueces súbitos que en su interior susurran se lo merecía.
Ese último clamor -se lo merecía- revive una de las peores secreciones del ser humano: la idea de venganza, de crueldad contra los crueles. Es el retorno a la barbarie que de un plumazo libera las peores emociones, termina con la autocontención que a decir de Norbert Elias es la espina dorsal de la civilización. A los crueles y -Hussein lo era de manera monstruosa- también se les debe aplicar justicia y la justicia en el siglo XXI no puede aceptar la pena de muerte. La discusión entre juristas y filósofos es muy rica: la pena de muerte es contraria a los derechos humanos básicos. No se puede pugnar por ellos de dientes para afuera y cerrar un ojo para permitir que el pequeño bárbaro que todos llevamos dentro se regocije con el espectáculo del cuerpo de Hussein balanceándose invadido de estertores. La muerte como opción de justicia es una falacia. La pena de muerte es una reminiscencia de la barbarie.
Pero además existe un argumento irrebatible. La aplicación de la justicia es un acto humano y como tal es -hipotéticamente- siempre falible. Hoy nos cuesta trabajo creer que Hussein con ojos inyectados de furia no sea el culpable de las peores matanzas y persecuciones, pero hace apenas tres años el mundo estaba convencido de que el dictador fabricaba armamentos atómicos que nunca aparecieron. Un pequeño error de cálculo que justificó una guerra con miles de muertos y además que los Estados Unidos pisotearan a Naciones Unidas. En el mundo islámico las penas corporales y la de muerte son comunes. En Estados Unidos la pena de muerte también es cosa de todos los días. Qué curioso que en eso sí coincidan y den la espalda a una de las demandas centrales de los derechos humanos: abolir la pena de muerte.
Por cálculo. Allí no termina el enredo. Nos guste o no con frecuencia los dictadores cuentan con un respaldo popular nada despreciable. Pensemos en Los Inválidos en París construido por Luis XIV pero que sirve desde 1840 a Napoleón de mausoleo, o en el respaldo a Franco posterior a su muerte con todo y su Valle de los Caídos y sin importar los alrededor de 100 mil desaparecidos durante su dictadura, o en el 46 por ciento de los chilenos que votó por la perpetuación de Pinochet en el plebiscito, o en el 40 por ciento de los cubanos que según una asombrosa encuesta de Gallup todavía respalda a Castro. El problema de los dictadores es que además de las bayonetas encuentran filones culturales predemocráticos o antidemocráticos o simplemente útiles a sus fines: el nacionalismo cubano. Hussein no era la excepción y sus seguidores hoy están enardecidos. Que Bush no se engañe ni nos engañe: el mundo que nos va a heredar estará afectado por su miopía. No será ni más pacífico ni más democrático. La horca para Hussein aleja la pacificación de Iraq.
Juicio bajo sospecha. Todo mundo habla de las incipientes instituciones iraquíes. Todo el mundo sabe de la burda injerencia estadounidense en ese país. Es una democracia títere con unos hilos muy visibles y el operador fanfarronea con sus gracias. Sin embargo, esas mismas instituciones sí fueron lo suficientemente sólidas para caminar hacia la condena. Cabe la pregunta: ¿y si Bush no hubiese sido el presidente de los Estados Unidos se habría condenado a Hussein a la horca? ¿O quizá hubiera habido otro manejo del títere? ¿Por qué no pensar en una cadena perpetua que permitiese el tiempo necesario para demostrar y convencer de todas las brutalidades de Hussein? Para la opinión pública internacional siempre quedará la sospecha de hasta dónde las fobias de Bush no incidieron en esto.
Hussein no murió a manos de una turba enardecida que -fuera de sí- decidiera desollar al dictador. No es el caso. El sátrapa murió en manos de un aparato de justicia frágil -cuestionable y cuestionado- lo cual no resta méritos a su evidente condena pero sí a la pena indefendible. Y siempre quedará la duda del uso político de su muerte. Esos actos de justicia súbita no siembre dan los mejores resultados. Hay de todo en la lista, monstruos e inocentes. Pensemos en Luis XVI o María Antonieta decapitados por la Convención según la moda de monsieur Guillotine. Pensemos en el fusilamiento de Maximiliano, o en el atroz asesinato de los zares Nicolás II y Alejandra con todos sus hijos.
¿Qué hacer entonces con los dictadores, sátrapas, invasores, reyes en desgracia y aledaños? No hay muchas salidas. Lo primero, no caer en la sed de sangre que igual le cortó la cabeza a Mussolini pero dejó libres a muchos de los responsables del fascismo italiano. A la larga lo civilizado, aunque no siempre sea eficaz, es seguirles un proceso. La creación de la Corte Penal Internacional termina con los refugios para los sátrapas. Por supuesto las consecuencias no siempre satisfacen las demandas de justicia como ocurrió con Pinochet. La muerte de Milosevic en prisión durante su proceso ante el Tribunal de La Haya es frustrante. Y por supuesto que escapen es aun peor como sucedió con Mladic y Karadzic. Pero no puede haber confusión: la horca es una vergüenza para quien la aplica.
***
Justicia incompleta, sentencia inútil/Mariano Aguirre,
director de Paz, Seguridad y Derechos Humanos en FRIDE
Publicado en EL CORREO DIGITAL, 31/12/2006);
Uno de los principios básicos de la justicia moderna es que sea universal, que cada sentencia sobre casos particulares en nombre del sistema judicial tenga un sentido jurídico y normativo para el conjunto de una sociedad dada. El genocidio y las violaciones masivas de derechos humanos son, además, causa para los Estados nacionales y también para la justicia internacional, terreno en el que se ha avanzado mucho en los últimos años. La ejecución del ex presidente de Irak, Sadam Hussein, no satisface la justicia nacional iraquí ni la justicia internacional, y tampoco ayudará a la reconciliación entre las comunidades enfrentadas en su país.
El ajusticiamiento podrá trasladar la sensación de que se ha hecho justicia a los familiares, amigos y miembros de la comunidades chií y kurda, pero hay cuatro razones por las que el ahorcamiento de Sadam Hussein resultará contraproducente:
-El juicio sufrió muy serias irregularidades. El procesado, los testigos, jueces y abogados defensores no tuvieron garantías suficientes de seguridad ni para ejercer sus funciones. Unos fueron amenazados, algunos testigos asesinados y el conjunto del proceso se celebró sin transparencia y bajo fuertes medidas de seguridad a cargo de fuerzas de Estados Unidos. Mientras que nadie duda de la seriedad de los cargos contra Sadam Hussein y de la culpabilidad de éste, era necesario que tuviera un juicio justo y con todas las garantías procesales para que el proceso no pudiese ser visto como una venganza orquestada por Estados Unidos y por los representantes de la comunidad chií. El encausamiento de un dictador tiene que tener un sentido reparador para el conjunto de la sociedad. Este juicio, la condena a muerte y la ejecución no cumplen esa condición y sientan un desafortunado precedente.
-El juicio podría haberse celebrado en otras condiciones. Si en Irak no había contexto para llevar a cabo un proceso complejo y con tanto peso político como éste, existían mecanismos internacionales para haber juzgado a Sadam Hussein en otro país. Así se ha hecho con el ex presidente serbio Slobodan Milosevic, o se hará con el genocida Charles Taylor de Liberia, quien se encuentra en Holanda para ser procesado. Pero había un doble problema: Primero, que la justicia iraquí es débil e inestable dado que la guerra destruyó el aparato estatal. En un país donde no hay orden ni justicia y mueren 50 personas cada día sin que haya investigaciones ni procesamientos resultó una parodia que hubiese un juicio con la apariencia de orden legal. Y segundo, que Estados Unidos ha guiado este proceso contra en cada paso del mismo. Para Washington, haber apresado al ex presidente es el único logro que puede mostrar en tres años de guerra, algo que comparte con el débil Gobierno iraquí. EE UU, por otro lado, ha renegado de la Corte Penal Internacional y de cualquier medida de justicia extra-nacional. Atrapados Washington y Bagdad en el círculo de venganza y fracaso en la guerra, acabar con Sadam les crea una sensación de victoria que tardará pocos días en disiparse.
-La pena de muerte es una medida retrógrada. Aunque se mantiene como una opción vigente en la legislación de algunos países o ciertos Estados dentro de algunos países (como es el caso de EE UU), existe una fuerte tendencia jurídica y moral a eliminar la condena capital en las sociedades avanzadas. El supuesto nuevo Estado iraquí democrático, según la versión del presidente George W. Bush, debería haber dado ejemplo a Oriente Medio y al mundo de que era capaz de juzgar con fiabilidad y condenar duramente (por ejemplo, a cadena perpetua). Si no podía garantizar la seguridad del prisionero podría haber pedido ayuda a la comunidad internacional, para que el proceso se llevase a cabo en otro país.
-La ejecución generará más violencia. La justicia debe actuar de forma independiente de los contextos políticos, pero por la altísima inestabilidad y el enfrentamiento sectario que rigen en Irak lo más razonable era realizar un juicio justo y no dar un ejemplo más de violencia. La justicia iraquí, o la internacional si se la hubiese dejado actuar, no precisaba ser generosa sino justa, para de esta forma evitar que Sadam Hussein se convirtiese en un mártir o en una figura que ahora usarán sus partidarios para seguir matando y sus verdugos para defender la condena.
***
El infierno sin el déspota/Mateo Madridejos, periodista e historiador
EL PERIÓDICO, 31/12/2006);
La ejecución de Sadam Husein en la horca, convicto de crímenes contra la humanidad, clausura el capítulo más turbulento y tenebroso de la historia de Irak desde el golpe de Estado militar y el regicidio de 1958, pero es muy poco probable que contribuya a mejorar la situación de un país caótico que se desangra en una guerra civil de carácter étnico bajo la ocupación de una potencia extranjera. Podría ocurrir incluso que la insurgencia de los sunís conozca un nuevo impulso, mientras el país se hunde en el abismo fratricida, a juzgar por esa extraña mezcla de los gritos de júbilo con los de tristeza y venganza que resuenan en todos los rincones.
Resulta prematuro especular con el juicio final que la historia reservará para el tiranicidio legalizado, pero no cabe duda de que la ejecución de la sentencia será rechazada no solo por los abolicionistas de la pena capital, que en Europa constituyen una inmensa mayoría, o los que deploran el retroceso de la justicia internacional, sino igualmente por los que denuncian las numerosas irregularidades del proceso o los que reputan inmoral la utilización de una persona, incluso aunque sea un malvado, como un peón o instrumento de una determinada estrategia utilitaria y globalizadora, por muy execrables que sean los crímenes o muy loables que parezcan los objetivos. Pero, como asevera Le Monde, “muy pocos derramarán una lágrima por Sadam”.
La pena capital contra el carnicero de Tikrit, por más que se tenga la convicción de que no resuelve ningún problema, debe enmarcarse en un orbe árabe-musulmán donde resulta moneda corriente, no solo contra la disidencia política, sino contra todo tipo de delincuentes. En ese estadio de la evolución histórica, Sadam es, a lo sumo, el símbolo de los líderes que, a pesar de las inmensas riquezas, recorrieron un camino tortuoso e infame de represión para acabar frustrando la modernización de la sociedad y la humanización de la política.
IRAK es un país devastado, lleno de cementerios y poblado de viudas, huérfanos y lisiados, en guerra inacabable desde 1980, cuando Sadam invadió Irán. La responsabilidad del tirano es indiscutible, pero su terrible legado no mitigará las previsibles y funestas consecuencias inmediatas de su ahorcamiento. Y las perspectivas parecen sombrías. Los chiís mayoritarios piensan que todas las calamidades son el resultado de la política irresponsable y genocida de Sadam desde 1979, pero sus partidarios, aunque sean minoría, vituperan el procedimiento de un tribunal que consideran sectario, emanación de un Gobierno ilegítimo apoyado por una potencia extranjera.Capturado hace poco más de tres años, los detalles poco gloriosos de su detención no enfriaron los ánimos de muchos de sus partidarios, hasta el punto de que su humillación televisada solo sirvió para recrudecer la escalada de la violencia.
Prisionero de los norteamericanos, autoproclamado “mártir” de la perfidia de sus enemigos, su desaparición no cambia ninguno de los datos fundamentales de la tragedia iraquí y no permite, por tanto, ninguna conjetura esperanzadora. Constituye un acontecimiento dichoso para los chiís y los kurdos –aunque estos quizá hubieran preferido verlo condenado también por genocidio–, y una desgracia añadida para la minoría suní.
Vista desde Estados Unidos, a la luz del deterioro constante de la situación sobre el terreno, la ejecución del déspota ya no suscita los sentimientos de alivio y esperanza que promovió su captura hace un año. El desenlace ya estaba integrado en los análisis tanto de la Administración republicana como del informe Baker-Hamilton o de los sectores demócratas que preconizan la retirada. Las encuestas revelan que los norteamericanos están persuadidos de que los beneficios del derrocamiento del tirano y ahora de su muerte no compensan en ningún caso el desastre sobrevenido, los miles de muertos y la incongruencia estratégica en una región en crisis permanente. Para Bush, la ejecución tiene también el sabor de la venganza contra el hombre que pretendió matar a su padre en 1993, mediante un atentado preparado después de la primera guerra del Golfo. Fiel a su enfermiza megalomanía, Sadam hizo colocar un mosaico con la cabeza de Bush padre en la recepción del hotel Rashid de Bagdad, en el lugar preciso para que fuera pisoteada por todos los huéspedes. El mosaico fue destruido por los primeros marines que entraron en la capital iraquí en abril de 2003 y derribaron la estatua del dictador.
EL DESQUITE no ayudará a Bush a resolver el dilema en que se halla desde que los electores desautorizaron su empresa en las legislativas del 7 de noviembre. Casi con toda seguridad, la ejecución de Sadam será una nueva ocasión perdida para modificar las líneas maestras de una ocupación militar que convirtió la victoria de 2003 en una pesadilla que debilita la posición mundial de la superpotencia. Tampoco es seguro que vaya a insuflar una nueva energía al tambaleante Gobierno de Bagdad, desgarrado entre las milicias antagónicas, los escuadrones de la muerte, los terroristas suicidas y las exigencias norteamericanas. La situación es infernal y sus actores desbordan el campo de los partidarios del ajusticiado.