7 oct 2006

Castro Is Reported to Have cancer




Hace unas semanas, justo a pocos días que dejará "temporalmente" el poder a su hermano Raúl, escribí que el comandante Fidel Castro Ruz no regresaría a tomar el poder de la Isla.
Y es que el tumor gástrico que le fue encontrado en la operación del 27 de julio era maligno. Mi percepción como analista, la confirme con lo que publicó el sábado 5 de julio el periodista Kennedy Alencar en el diario brasileño Folha de Sao Paulo.
Por lo que la señale que la era Fidel había llegado a su fin el 31 de julio,y si acaso regresa será en un papel testimonial. Muy parecido por cierto al que tuvo el Papa Juan Pablo II, cuando el que gobernó realmente fue su secretario de Estado Ángelo Sodano.
Y ayer el semanario Time reconfirma mi hipótesis al afirmar que Castro podría tener un cáncer terminal y se considera como improbable que vuelva a tomar el poder en Cuba. La fuente de la revista pidio la reserva de su nombre pero es gubernamental seguramente los srvicios de inteligencia de EE UU.
Y es que hace unos días el Canciller cubano, Felipe Pérez Roque, había dicho el miércoles pasado que Castro "sigue recuperándose" y estará "de nuevo encabezando la Revolución".
Aunque Time.com. admitió que los informes de inteligencia sobre la salud del mandatario cubano podrían estar errados, el reportero Tim Burger, uno de los autores de la nota, dijo ayer a la cadena televisiva CNN que "durante décadas ha habido rumores sobre la salud de Castro, pero esta vez hay datos precisos y éstos dan credibilidad a tales informes".
Este es el texto en ingles de la revista:
Time, Friday, Oct. 06, 2006
Castro Is Reported to Have Cancer
U.S. intelligence reports now say the Cuban leader's condition appears terminal, government officials tell TIME
By SALLY B. DONNELLY AND TIMOTHY J. BURGER/WASHINGTON
Ever since President Fidel Castro was sidelined for what was said to be abdominal surgery last July, Cuban officials have maintained that the country's leader will return to his post. ''We will again have him leading the revolution,'' said Foreign Minister Felipe Perez Roque just two days ago, speaking at an outdoor rally to protest the U.S. trade embargo against Cuba, according to the Communist Party daily newspaper Granma.
But U.S. officials tell TIME that many in the U.S. government are now convinced that Castro, 80, has terminal cancer and will never return to power. "Certainly we have heard this, that this guy has terminal cancer," said one U.S. official.
Of course, such intelligence reports could be wrong, and one official cautioned that definitive proof is nearly impossible for the U.S. to come by. Yet the fact that the Cuban government removed Castro from the public stage before his death could suggest that Castro and his would-be successors were aware of a terminal condition and wanted to gauge public reaction to his absence. "They got to see how people would react," says one U.S. official. "They have had a chance to see how things might work without out him functioning day-to-day."
Contacted by Time, the Cuban government denied the imminent demise of its leader. One high ranking official said, "The United States Intelligence Services have been wrong for more than 47 years in their predictions not only in relation to the health of the Cuban President but also in all aspects regarding our country." He referred to Castro's July 31 statement as the only definitive assessment of the President's health. In it, Castro declared that surgery and treatment for intestinal bleeding "obliges me to spend several weeks in repose, away from my responsibilities and duties." Cuban sources say that preparations continue for a belated but elaborate celebration of Castro's 80th birthday on Dec. 2.
The U.S. government has been preparing for Castro's departure for half a century. That doesn't mean that things will change much. Fidel's brother Raul, 75, has been acting president since Fidel went into the hospital and has given no indication that he will change the policies of the isolated Communist government that has tormented the U.S. since taking power in 1959. Though he has until recently kept a very low profile, Raul Castro — not Fidel — was feted as the host of the non-aligned nations' summit on Sept. 15. Then Raul called a high profile meeting of the country's local, provincial and national leadership at what he called "this historic moment in our country's history." In another sign of his increasing prominence, two weeks ago Raul delivered his first televised national speech at the close of a trade union federation congress.

Intelectuales amlistas

Balance inicial/Jaime Sánchez Susarrey

Tomado de Reforma, 07/10/2006

Perogrullo: el Peje no va a la baja, va en picada. La amenaza que representaba en la víspera del 2 de julio se ha convertido en una opera bufa. El Rey de Cacahuate preside el Poder Ejecutivo de la República de las Manías en forma itinerante. Desde ese trono lanza rayos a diestra y siniestra. Nadie se salva, pero los más odiados son los amigos de antaño, tanto en el mundo del periodismo como del dinero, que lo han traicionado.
La descomposición es mayor y todo apunta a que lo que viene será peor. La probable derrota de César Raúl Ojeda, candidato del PRD en Tabasco, el próximo 15 de octubre se convertirá en la puntilla. De ese golpe no podrá levantarse. Andrés Manuel lame sus heridas y patalea, pero está fatalmente tocado. El prudente silencio que han guardado él y sus colaboradores cercanos ante las críticas de Cuauhtémoc Cárdenas es más que sintomático. El final se acerca ya y habrá de todo... menos serenidad.
Ha llegado, pues, la hora de emprender un balance inicial. ¿Por qué y cómo el Peje pudo llegar tan lejos? La pregunta es obligada porque el personaje tiene un lado grotesco, irracional, corrupto y cínico. Ahí están las historias de Ponce y Bejarano. Pero no sólo eso. Cada que enfrentaba una situación adversa -el fallo de la Suprema Corte sobre el Paraje San Juan o el proceso de desafuero- Andrés Manuel peló los dientes y enseñó el cobre. Sin embargo, el individuo siguió encumbrándose y estuvo a una nada de convertirse en presidente de la República.
Sería absurdo negar su astucia y olfato político. Hay incluso un componente carismático en su personalidad. La seducción que ejerció sobre un sector importante de la población es real. La gente que depositó su fe en él procedía de muchos estratos y no pocos de ellos eran cultos y letrados. Tocó incluso fibras en franjas de las clases medias y del ámbito empresarial, para no hablar de la clase política. El fenómeno López Obrador, en suma, no se puede explicar sólo por el personaje, ya que sin el concurso y el impulso de muchos otros jamás habría llegado tan lejos.
Hagamos, pues, una disección inicial.
El peor error del ingeniero se llama Andrés Manuel López Obrador. Cuauhtémoc Cárdenas se equivocó de cabo a rabo con él. Midió mal el temple de su personalidad, el tamaño de sus ambiciones, su capacidad de intriga y de traición. Pero sobre todo, no se percató de la enfermedad mental del personaje. Sólo así se explica que lo haya cobijado desde que lo conoció en Tabasco en 1988 hasta que lo promovió a la presidencia del PRD, para finalmente empujarlo a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Eso pasó mientras otros cuadros del PRD debieron abandonar el partido por no tener espacios para la crítica y la acción política. Sin embargo, hay que decir en descargo del ingeniero que él fue uno de los primeros en advertir los riesgos que representaba para el PRD y para la República su eventual victoria. Por eso decidió competir, sin éxito, contra él por la candidatura a la Presidencia de la República y por eso, también, se ha deslindado tajantemente del sainete poselectoral del Rey de Cacahuate.
El alineamiento de los intelectuales de izquierda con AMLO no fue menos impresionante. Varios de ellos habían abandonado el PRD por disentir de los modos de Cárdenas, "líder moral" del perredismo, y otros se preciaban de ser el producto más sofisticado de las universidades alemanas, inglesas y francesas. Su conocimiento de las tradiciones europeas y de las teorías críticas del capitalismo en su fase posimperialista los perfilaba como la vanguardia ilustrada de una izquierda moderna y democrática.Vana ilusión. Uno a uno, aunque por diferentes razones, fueron abdicando hasta que terminaron defendiendo la peor de las causas. La debacle inició con el famoso manifiesto de apoyo a López Obrador durante el proceso del desafuero. El contenido del mismo era la negación de la razón y de la historia. Entre otras barbaridades, establecía que a la fecha (año 2005) no se había celebrado en México ninguna elección democrática... lo más grave fue que entre los abajo firmantes se encontraban personalidades que habían jugado un papel fundamental en la construcción del IFE y en los comicios del 2000.
Lo que vino posteriormente fue aún más grotesco. La cargada a favor de López Obrador se volvió una marabunta. Ninguno quería quedar fuera. De ahí que valga la pena construir una pequeña tipología de las razones (y sinrazones) de esa epidemia:
a) El intelectual trepador. Suele ser un personaje de apellido compuesto (o casi), con grado de doctor (de preferencia en alguna universidad teutona), que se ha desempeñado como funcionario público en administraciones pasadas (lo mismo bajo el priismo que en el "gobierno del cambio"), que aspira a permanecer en la nómina y trepar en el escalafón (ya no basta una asesoría o una embajada, se busca una cancillería, como mínimo) y que, en consecuencia, está dispuesto a todo para mantenerse en la gracia del presunto y "seguro" ganador de la contienda.
b) El políticamente correcto. No es menos ambicioso que el trepador, pero es más calculador y racional. Su biografía no ha transcurrido en el mundo de la burocracia. Se considera independiente, aunque siempre está cerca del Príncipe en turno -más de uno que de otros-. Es eminentemente pragmático. Se puede sentar lo mismo con un tecnócrata que con un ranchero de Guanajuato y no tiene dificultades para entender la psicología tropical. Es capaz de admitir que un líder tiene defectos y veleidades, pero declara su fe absoluta en las instituciones. Desde su pequeño Olimpo desautoriza a aquellos que alertan sobre enormes peligros. Y sobre todo, es realista: la inminencia de la victoria de un candidato le resulta siempre una razón de peso para no confrontarse con él.
c) El carbonero con resentimiento social. No hace examen de conciencia ni tiene dudas. Su toma de partido, como su fe, es total. Con el líder hasta la muerte. No cuenta el hombre, importa que pueda ganar. Si Cárdenas en el 88 lo dejó sin habla, AMLO en el 2006 le robó el alma (y del cerebro mejor ni hablamos).
d) El intelectual Sol. No es un tipo ideal, es un ejemplar único. Cabecita blanca. Hombre de ocurrencias, que no de ideas. Monta piras en el Zócalo y patíbulos para apóstatas (se ensaña particularmente con las mujeres). Aunque de prosa profusa y difusa, es venerado y admirado. Su silencio ante la "traición" de Cuauhtémoc dice más que mil palabras. Por valiente no se le conoce.
En suma, de todos ellos no se podía ni se puede esperar más; como decía Marx citando a Dante, lasciate ogni speranza.