18 nov 2006

Felipe Calderón ante impartidores de justicia


El presidente electo de México Felipe Calderón se reunió la mañana del pasado jueves 16 de noviembre con abogados en impartidores de justicia en el marco del II Encuentro Nacional de Organos Impartidores de Justicia).
La reunión fue encabezada por el Ministro Mariano Azuela Güitrón, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y les dijo:
"Estoy convencido de que hoy más que nunca México requiere de jueces altamente capacitados, honestos, imparciales, independientes, con un gran compromiso ético y social, que sé que ustedes son los primeros garantes de la legalidad y de nuestro Estado de Derecho.

Por ello, celebro que refrenden en este encuentro su compromiso de servir cada día mejor a los intereses de los mexicanos impartiendo justicia con la prontitud e
imparcialidad que la Constitución establece y los ciudadanos demandan.
Esa es una poderosa contribución, una contribución vital al proceso de consolidación de nuestra vida democrática.
Yo estoy seguro que los temas que habrán de tratar a lo largo de este encuentro servirán para impulsar la modernización y el fortalecimiento del Poder Judicial y responder así a los retos y desafíos de nuestro tiempo.
Estoy convencido, como ustedes, de que principios como la oralidad y la publicidad en la tramitación de los juicios son herramientas muy importante para promover la transparencia, para lograr la inmediatez entre el juicio y el sentido del juzgador y los hechos que debe de juzgar, para acercar a los ciudadanos a un anhelo no logrado de justicia, así como para aumentar la confianza y la legitimidad de la judicatura ante la ciudadanía.

Coincido en que debemos fortalecer la carrera judicial, debemos establecer un servicio civil de carrera que garantice la profesionalización de los órganos jurisdiccionales.
Comparto también con ustedes y con millones de mexicanos la convicción de que la transparencia y la rendición de cuentas en el sistema de impartición de justicia y en general en todos los asuntos públicos, son esenciales para incrementar la confianza de la sociedad en la labor de los jueces, en los poderes y en las instituciones.
Creo, además, que en una civilización que experimenta constantes transformaciones de carácter tecnológico, sólo con tecnologías de información, con tecnologías de vanguardia, lograremos tener una mejor y más eficiente impartición de justicia con menores costos tanto para la sociedad como para el estado y, por supuesto, con mayores resultados para la vida cotidiana de los ciudadanos.
Como Presidente de México quiero refrendar mi compromiso de impulsar con absoluto respeto a la división de poderes, el fortalecimiento de un sistema de impartición de justicia independiente, autónomo y moderno.
Para ello, sostendré una relación institucional y respetuosa con el Poder Judicial para garantizar que la plena vigencia de la división de poderes permita el adecuado funcionamiento del estado mexicano.
Decía Ignacio L. Vallarta que la igualdad de la ley es una exigencia social imperiosa porque la justicia la reclama. Sus palabras nos hacen recordar que sin justicia no hay estado democrático, que el México democrático sólo se podrá consolidar con la plena vigencia de la ley, con la plena vigencia del Estado de Derecho.
Un estado fuerte que garantice la convivencia pacífica, que sea esta convivencia además ordenada y segura para las familias mexicanas y que sea un Estado democrático que predique, como el propio Vallarta sostenía, la igualdad ante la ley.
Hay que decirlo, durante años la falta de seguridad pública, la impunidad y la delincuencia, ha venido mermando la calidad de vida de los mexicanos, ha frenado nuestra capacidad de desarrollo y de progreso nacional, ha detenido las potencialidades de México y ha generado en los ciudadanos un ambiente de consternación.
En este momento de la vida del país es fundamental que todos los que tenemos una responsabilidad adicional conferida por los ciudadanos podamos unir esfuerzos, convicciones, principios, responsabilidades, para poder hacer frente a estos males que aquejan al país.
Por ello, en mi administración actuaremos con toda la fuerza del Estado para restituir a los mexicanos la seguridad que exigen para sus familias.
Estoy convencido que en un Estado de Derecho las leyes son no sólo el mejor, el único instrumento que puede generar una convivencia ordenada en la sociedad, en un Estado de Derecho es donde es posible ampliar las capacidades de los ciudadanos, mejorar sus niveles de vida sin afectar, desde luego, el patrimonio de las generaciones futuras.
En un Estado de Derecho el marco legal debe estar respaldado por instituciones imparciales y sólidas que generen certidumbre y confianza.
En un Estado democrático y de derecho también es necesario que el trabajo entre los poderes públicos sea un trabajo guiado por la corresponsabilidad.
Por eso, habremos de trabajar conjuntamente con los demás poderes de la unión, los poderes de los estados, las entidades federativas, desde luego con los poderes judiciales locales y con todas las instancias e instituciones responsables de impartir justicia a los mexicanos, para elaborar y aplicar políticas de Estado que fortalezcan la cultura de la legalidad, que combatan la impunidad y la corrupción, que den certeza y celeridad a los procedimientos judiciales y que amplíen y garanticen los derechos de los ciudadanos y permitan a la vez vigilar adecuadamente el cumplimiento de sus obligaciones.
En esta hora de la vida nacional hagamos todos verdaderamente, hagamos de México un país de leyes y hagamos de la impartición de justicia una piedra angular de una sociedad mejor.
Para ello, el diálogo entre poderes es fundamental. Yo invito a la sociedad, a los juristas, a los impartidores de justicia, a que sigan adelante con la convicción que lo han hecho hasta ahora, con una actitud decidida planteando propuestas, alternativas, que puedan mejorar nuestras leyes e instituciones en una materia en la cual aun todos tenemos un enorme saldo pendiente con la sociedad: la impartición de justicia.
Será sumamente importante tomar en cuenta el enorme esfuerzo expresado en las conclusiones del Primer Encuentro Nacional de Impartidores de Justicia, celebrado hace un año, así como los que resulten desde luego de este Segundo Encuentro al cual estaré muy atento.
También desde luego habremos de tomar muy en cuenta, Ministro Presidente, las conclusiones contenidas en el Libro Blanco de la Reforma Judicial.
Sé de la seriedad con la que se ha hecho este trabajo.
Sé de la responsabilidad con la que se ha conducido el Poder Judicial en el análisis de un tema que aun no tiene respuestas claras o por lo menos que las respuestas claras aun no se han traducido en decisiones legislativas y administrativas.
Y, por supuesto, junto con este esfuerzo yo me sumaré también a impulsar la reforma a la justicia penal, a reformar el juicio de amparo y a fortalecer a los poderes judiciales en las distintas entidades de la federación.
Celebro también y debo puntualizarlo, celebro el llamado que ha hecho el Ministro Presidente don Mariano Azuela para promover un acuerdo nacional para la reforma judicial.
Yo hago votos de que a través de ese acuerdo podamos llegar a los acuerdos fundamentales respecto a las reformas que se necesitan para mejorar la impartición de justicia en todas sus esferas, en todos los ámbitos del país.
Me comprometo, desde luego, a analizar a fondo y a conciencia cada una de las propuestas con el propósito de impulsar decididamente las iniciativas que debemos someter a la consideración del Congreso.
Quiero decirles que en este Acuerdo Nacional por la Reforma Judicial los impartidores de justicia contarán con el apoyo decidido del Poder Ejecutivo a mi cargo.
Amigas y amigos:
La consolidación de un Estado de Derecho es uno de los mayores desafíos que se imponen a nuestro país. Como Presidente de la República, como mexicano, como abogado, estoy absolutamente convencido de mi mayor responsabilidad, la de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan.
La Constitución y la ley será fundamento y guía del actuar de mi gobierno.
La gran responsabilidad que asumiré de conducir a México por la vía del desarrollo y las oportunidades de crecimiento, la orientación de mi conducta, de mi programa y de mi actuar cotidiano será la legalidad porque creo firmemente en ella y los acuerdos que exige el futuro de México tendrán que estar fundados en el respeto a nuestro sistema legal.
Sólo con una verdadera cultura de la legalidad podremos consolidar a México como un país democrático y fuerte, como un país libre y también liberal en los derechos de sus ciudadanos.
Hoy, los desafíos de nuestra democracia nos exigen a todos, sin excepción, actuar de manera responsable, estar dispuestos al diálogo y poner en práctica una verdadera vocación de servicio al país.
Yo los felicito y los invito a continuar cumpliendo con su misión con un profundo sentido de justicia, con honradez y profesionalismo, siempre al servicio de la ley, de la sociedad, al servicio de México.
Los convoco a ustedes y a todos los mexicanos a que con gran patriotismo nos sumemos a la construcción de un México más justo, un México más libre, un México más democrático y más equitativo, un México ganador que queremos los mexicanos y que merecen los mexicanos que vienen.
Muchísimas gracias, muchas felicidades.
Dicho lo anterior permítanme proceder a realizar la declaratoria formal de inauguración.
En la ciudad de México, siendo las 18 horas con 10 minutos del día 15 de noviembre del año 2006 declaro formalmente inaugurados los trabajos del II Encuentro Nacional de Organos Impartidores de Justicia.
Les deseo la mayor de las suertes.

Felipe Calderón Hinojosa

Niños en el carretón


La obra de 1,5 metros de alto y un metro de ancho Niños en el carretón de Francisco de Goya (1746-1828), pintada en 1778, y que estaba siendo prestada por el Museo de Arte de Toledo en Ohio para una exposición temporal en Guggenheim, Nueva York, fue robada al estilo del viejo oeste norteamericano. Simplemente la obra -asegurada en un millón de dólares- desapareció en un lugar del trayecto.

Hasta el momento se desconocen detalles. Hay hermetismo y la información se dio días después del robo; hay una recompensa de 50 mil dólares a quien de información.
Niños en el carretón fue comprado por el museo de Ohio en 1959 a una galería de Nueva York. La obra fue creada para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara donde estuvo 70 años antes de ser trasladada al Palacio Real de Madrid. De las dependencias reales pasó al mercado.
El periódico colombiano El Tiempo dedica este sábado 18 de noviembre su editorial al caso, dice:
"¿Cómo puede ocurrir que en el país más desarrollado del mundo, camino a la principal exposición de uno de sus más ricos museos, roben en algún lugar de Pensilvania una obra irrepetible, avaluada en millones de dólares? El hermetismo de las autoridades -mitad precaución y mitad vergüenza- no permite responder esta pregunta. Solo se sabe que es la más reciente aventura de un cuadro que ha vivido muchas.
Pintado por el gran artista español en 1779 (sic), fue robado del Palacio Real de Madrid en 1870. Años después aparece en una colección de Boston, donde lo adquiere con fines comerciales una empresa que lo vende luego al Museo de Ohio. Por unos meses de 1996, el cuadro volvió a Madrid: estuvo colgado en la gran exposición del Prado con motivo de los 250 años del natalicio del pintor.

Este robo se suma a todas las dificultades que en la era de las grandes comunicaciones obstaculizan, paradójicamente, la movilización y exposición de obras de arte. Los seguros son cada vez más costosos, el acecho de los delincuentes, cada vez mayor, y los temores de los propietarios de las obras, cada vez más agudos. Una larga lista de arte robado aviva esos temores.
Entre otras obras capitales, han caído alguna vez en manos de delincuentes la Mona Lisa y La Virgen del huso, de Da Vinci; El columpio, de Goya; El grito, de Munch; una natividad de Caravaggio, ocho matisses, más de 20 van goghs y varios picassos, veermers, dalíes, braques, rembrandts, degas, cezannes, manets, vázquez ceballos...

Algunos riesgos han disminuido. Es difícil que se repita hoy un incendio como el que destruyó por completo en 1734 el Palacio Real de Madrid y convirtió en cenizas valiosísimos óleos de los más extraordinarios pintores de la época. No significa que no pueda ocurrir: el Museo de Río de Janeiro perdió hace 28 años 73 obras de autores como Van Gogh, Picasso, Dalí, Miró y Matisse. Pero ahora los lugares de exposición gozan de mayores garantías y protecciones. Sin embargo, han aparecido peligros mayores.
La II Guerra Mundial produjo una debacle en los inventarios artísticos, y en el ataque terrorista de las Torres Gemelas se perdieron cerca de 1,500 obras de arte avaluadas en más de 100 millones de dólares. Los accidentes son otro elemento que conspira contra el tráfico de obras de arte. Un importante cuadro de Alejandro Obregón quedó arruinado por el agua en un traslado a São Paulo, y en septiembre de 1998, un avión de línea cayó en Canadá y, junto con la vida de 225 pasajeros, se cobró el cuadro de Picasso El pintor.

Además de guerras, robos, incendios y accidentes, hay que contar con la estupidez humana. La Pietá, de Miguel Ángel, fue atacada a martillazos por un demente y la madrileña estatua de Cibeles es reiterada víctima del vandalismo. La conquista de América arrasó con buena parte del arte precolombino, como ocurre con casi todas las conquistas: durante la invasión de Irak, las tropas aliadas permitieron, inexplicable e irresponsablemente, el saqueo del Museo de Bagdad; 7,000 piezas de una de las más antiguas civilizaciones del mundo fueron robadas o destruidas. Aún están frescas las imágenes de la demolición de los budas de Bamiyán, enormes estatuas del siglo IV que derribó el gobierno talibán en Afganistán en el 2001.

Todo sugiere que las muestras internacionales de arte pasarán a la historia o serán acontecimientos muy raros y propios tan solo de países ricos. Exponer se ha vuelto muy expuesto.", concluye el editorial.

Y bueno, por lo menos podemos admirar la obra en esta foto (arriba); ojala y los ladrones se compadezcan y la devuelvan.
Además, la historia da para un buen guion de cine.

Mensaje de La CEM al pueblo mexicano


Primer mensaje de la nueva dirigencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (ICEM), al concluir su asamblea plenaria celebrada en Cuautitlán Izcalli; Edo de México, 17/11/2006.
MENSAJE DE LOS OBISPOS DE MEXICO AL PUEBLO DE DIOS
La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. (Rom 5,5)
1. Los Obispos de México saludamos con afecto a todo el Pueblo de Dios, y le compartimos nuestra alegría por la reciente canonización de nuestro Santo Patrono Rafael Guizar y Valencia, V Obispo de Veracruz, quien predicó el Evangelio con un corazón ardiente, se entregó a la Iglesia como un buen pastor y ejerció su ministerio con valentía en medio de la persecución y el peligro. Su vida fue una gracia y su proclamación como santo es una bendición para México.
¡San Rafael, Obispo de los pobres, ruega por nosotros!
2. Estamos reunidos en nuestra LXXXII Asamblea Plenaria. En el contexto de nuestra Carta Pastoral “Del encuentro con Cristo a la solidaridad con todos” (2000-2010) nos preguntamos lo que Dios y su pueblo piden de nosotros los Obispos en esta hora de esperanza y a la vez de incertidumbre. Nos preocupan y reclaman nuestra solicitud de Pastores los graves conflictos postelectorales, la compleja y dolorosa situación de Oaxaca, el nefasto poder de los narcotraficantes y la brutalidad de sus crímenes, y la inseguridad social que la violencia ha generado en todo el país.
3. Muchas son las causas de estas y otras situaciones semejantes que estamos viviendo y es preciso analizarlas. En la raíz de esta crisis advertimos la falta de respeto a la ley y a las instituciones, pero sobre todo la ausencia de valores morales que son por esencia universales y permanentemente válidos como la verdad, el bien, la justicia, el respeto y la promoción de la dignidad de la persona y de sus derechos humanos. Como Obispos, proclamamos que sólo en Cristo encontramos la paz y el fundamento de nuestra esperanza. Exhortamos a todos los fieles cristianos a convertirnos a El y ser coherentes con el Evangelio en todos los ámbitos de nuestra vida diaria.
4. Al anunciar el Evangelio de Cristo, la Iglesia tiene la misión de proclamar la buena nueva del perdón y de ser una instancia de reconciliación para todos. Exhortamos a los actores sociales, a los partidos políticos y a todas las personas en general a no exacerbar las diferencias, a apartarse del camino de la violencia, a no propiciar intencionalmente el conflicto, a privilegiar el diálogo, propiciar los acuerdos y a ofrecer y pedir perdón.
5. La paz no es sólo la ausencia de guerra, sino un estado de vida que permite vivir en armonía con Dios, con los demás y consigo mismo. Hay un clima creciente de inseguridad y de miedo generado por la propagación del delito y por la cobertura poco responsable que le dan algunos medios de comunicación. Reconocemos y apreciamos a quienes exponen su vida o la han perdido en la lucha contra el crimen organizado. Es necesario que las corporaciones policíacas sean depuradas y cada vez mejor capacitadas en su misión. Por otra parte, aprendamos a mirar unos por otros, a no dejarnos intimidar por amenazas ni ceder a provocaciones y a desactivar la violencia verbal que tanto daño hace.
6. La Iglesia está llamada a ser un sacramento de la comunión con Dios y de los hombres entre sí. Seamos hombres y mujeres de unidad, ayudando a superar los conflictos familiares, propiciando en las relaciones sociales los valores de la fraternidad, e integrando a los marginados y excluidos en nuestros pueblos y comunidades. Hagamos efectivo el saludo fraterno de paz de la Eucaristía con gestos concretos de buena voluntad hacia todos.
7. Nuestra Patria ha entrado en un proceso de cambio que es fruto de convicciones y opciones muy claras del pueblo mexicano, pero que no tiene aun el rumbo asegurado. La reciente elección presidencial ha sido la más cerrada y controvertida de la historia contemporánea y ha generado un proceso que requiere de un atento seguimiento. Sin embargo, es preciso decir que la democracia exige aceptar los resultados y respetar las instituciones. Hemos de disponernos a afrontar los nuevos tiempos sin actitudes extremistas de antagonismo o de evasión fuera de razón.
8. Como hemos dicho en la Carta Pastoral, la Nación no es una realidad por inventar, sino una herencia que es preciso continuar y acrecentar sin perder nunca todo lo bueno que ya hemos adquirido. Lo que está en la base y en el fondo de muchas inquietudes e insatisfacciones actuales, es la necesidad de construir una Nación más unida y más justa. Todos debemos participar en este desafío histórico que nos está proponiendo nuestra Patria y también, a través de los signos de los tiempos, el Señor de la historia.
9. A pocos días de empezar un nuevo gobierno, recogemos las voces que reclaman un nuevo pacto social incluyente, que privilegie a los pobres y marginados, donde la autoridad se ejerza como un verdadero servicio, los intereses particulares no prevalezcan sobre el bien del país, y en el que la justicia sea la piedra angular de todo el sistema social. Necesitamos también perfeccionar nuestra democracia, que está en proceso y requiere de sólidos fundamentos morales y jurídicos. En el orden económico, es preciso promover un verdadero desarrollo integral que permita a todos llevar una vida digna y satisfactoria. La educación, el combate a la pobreza, la seguridad pública y, sobre todo, la honradez y la transparencia en todos los ámbitos de la nación, son prioridades en que todos debemos trabajar sin dilación.
10. En este cambio de época, debemos comprometernos a que México encuentre y recorra su propio camino en el nuevo escenario nacional e internacional. México ha sido lugar de encuentro de pueblos y culturas, de grandes flujos migratorios, y de intercambio recíproco con otras naciones. Urge una política que proteja los derechos humanos de inmigrantes y emigrados. Es impostergable un acuerdo migratorio con los Estados Unidos de Norteamérica que se exprese en una legislación justa. Rechazamos una vez más la construcción del muro fronterizo que no resuelve el problema y que es un insulto a toda la nación. También rechazamos toda injusticia cometida contra nuestros hermanos centroamericanos a su ingreso y a su paso por nuestro país.
11. Nuestra LXXXII Asamblea ha concluido con la revisión de nuestros organismos internos, el nombramiento de nuevos dirigentes y colaboradores, y el inicio de un nuevo trienio de trabajo. En mayo próximo, el Santo Padre Benedicto XVI presidirá, en el Santuario de Nuestra Señora Aparecida en Brasil, la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe con el tema: “Discípulos y Misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en El tengan vida”. Pedimos la maternal protección de la Santísima Virgen de Guadalupe para que esta nueva Asamblea de un nuevo impulso a la pastoral de la Iglesia en América Latina.
Por los Obispos de México,
+ Carlos Aguiar Retes Obispo de Texcoco Secretario General de la CEM
+ José Leopoldo González González Obispo Auxiliar de Guadalajara Secretario General de la CEM.