15 abr 2008

Irán

Hacia una guerra contra Irán/William R. Polk, miembro del Consejo de Planificación Política del Departamento de Estado durante la presidencia de John F. Kennedy
Publicado en LA VANGUARDIA, 15/04/08):
En las últimas semanas, Estados Unidos ha ascendido nuevos peldaños en la senda de una guerra contra Irán. En su edición del pasado 12 de marzo, la revista conservadora U. S. News and World Report enumeraba “seis indicios de que Estados Unidos debe haber puesto proa a la guerra contra Irán”.
El primer peldaño que destaca la revista es que el almirante William Fallon, que había exteriorizado su oposición a la guerra en el número de marzo de la revista Esquire,fue destituido como comandante en jefe del mando central, las fuerzas que llevarían a cabo un ataque contra Irán. La revista añadió que el vicepresidente estadounidense Dick Cheney realizó un viaje notablemente aireado en los medios de comunicación (como el de antes del ataque contra Iraq en el 2003) al denominado “lugar de tránsito estratégico del petróleo y de entrada y salida del golfo Pérsico que Irán amenaza con bloquear en caso de guerra”; esto es, el estrecho de Ormuz.
Poco después de la publicación de este artículo, el segundo de a bordo en el mando, el vicealmirante John Stufflebeem - opuesto asimismo a un ataque- fue destituido de su cargo como comandante en jefe de la Armada estadounidense. Es posible que tales acontecimientos se reduzcan a meros indicios o síntomas, pero es indudable que Estados Unidos ha reunido en el golfo Pérsico uno de los contingentes militares jamás congregados.
Su dimensión precisa es un secreto, pero incluye armamento nuclear, misiles de crucero y cientos de aviones de combate además de miles de efectivos militares de intervención rápida. Y, en caso necesario, la fuerza aérea emplazada en Asia Central, el océano Índico, Europa y el propio Estados Unidos puede emplearse de inmediato en la zona en cuestión. Evidentemente, el despliegue militar no entraña necesariamente su empleo, pero lo torna más probable porque la reunión de una fuerza considerable crea inevitablemente el “clima” de guerra. Tanto las fuerzas armadas como la propia sociedad - cada cual desde su perspectiva- llegan a aceptar su inevitabilidad. Emprender la retirada presenta sus dificultades y puede implicar “perder la cara” (pérdida de la reputación).
Por consiguiente, los líderes políticos habitualmente son arrastrados por la fuerza de los acontecimientos, como pudo comprobarse una y otra vez después de la Primera Guerra Mundial: aunque ninguna de las grandes potencias quería realmente ir a la guerra, ninguna pudo detener el proceso. No se hizo ningún esfuerzo en este sentido y es poco probable que se haga en la actualidad.
Lo cierto es que se emprenden iniciativas, se adoptan decisiones y se aducen razones y fundamentos que van en la dirección opuesta. Las fuerzas armadas estadounidenses se rigen actualmente por las directrices contenidas en la Estrategia de Defensa Nacional de Estados Unidos de América del año 2005, que afirma su derecho a llevar a cabo un ataque preventivo o en primera instancia. Como sabemos, las fuerzas especiales y los agentes de los servicios de inteligencia estadounidenses se han infiltrado en Irán tanto para identificar posibles objetivos como para incitar a la revuelta contra el régimen iraní.
Entre las razones aportadas de tales iniciativas, según la Administración Bush, figura su convencimiento de que Irán apoya el terrorismo suministrando armas, instrucción y aliento a la insurgencia antiestadounidense en Iraq además de que trabaja para dotarse del arma nuclear.
Las pruebas disponibles sobre Irán no son concluyentes, una vez que los organismos de inteligencia estadounidenses hayan manifestado, con “alto nivel de seguridad”, que Irán no persigue activamente la fabricación del arma nuclear. Sin embargo, desde el 29 de enero del 2002, cuando el presidente Bush proclamó que Irán formaba parte del eje del mal, Estados Unidos ha considerado a Irán como enemigo. Ahora, con un Iraq prácticamente hecho trizas y una Corea del Norte inmune a un ataque (posee armamento nuclear), Irán es el único adversario que resta capaz de alterar los objetivos estadounidenses en Oriente Medio.
El despido del almirante Fallon por parte del presidente Bush apuntaba - se supone- a dejar bien claro a los iraníes que (como así declaró) “todas las opciones siguen encima de la mesa”. Los candidatos del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos han hecho suya la misma amenaza, incluyendo el senador Barack Obama, que dijo recientemente que “todas las opciones, y quiero decir ´todas´, siguen encima de la mesa”. Estados Unidos se prepara para la guerra.

Fawaz A. Gerges

Escasos cambios en Iraq/Fawaz A. Gerges, de la cátedra Christian A. Johnson de Oriente Medio del Sarah Lawrence College. Autor de El viaje del yihadista. Dentro de la militancia musulmana, Ed. Libros de Vanguardia.
Traducción: José María Puig de la Bellacasa.
Publicado en LA VANGUARDIA, 14/04/2008;
Siete meses después del refuerzo de 21.000 soldados estadounidenses más en Iraq, el nivel de seguridad es demasiado tenue y, además, reversible, como para permitir una merma del contingente de 140.000 soldados que en julio aún continuarán en el país. El general David Petraeus (comandante de las fuerzas estadounidenses en Iraq) expuso esta cuestión clave en su última comparecencia ante el Senado, cuyas voces críticas han mostrado su escepticismo sobre el compromiso sin plazo definido de EE. UU. sobre este desgarrado país.
El mismo general que vendió el refuerzo militar a una escéptica sociedad estadounidense el pasado septiembre recomienda ahora congelar durante 45 días cualquier tipo de retirada estadounidense cuando se reevalúe la situación en julio. Petraeus no se ha comprometido siquiera a calendario alguno relativo a una reducción de tropas tras este periodo.
Dicho sin ambages, Petraeus y el embajador estadounidense en Iraq, Ryan C. Crocker, tenían pocas buenas noticias que dar. La guerra de Iraq prosigue, como prosigue la superior presencia militar de EE. UU. Pese a las alusiones a los progresos efectuados, el marco político y de seguridad “sigue siendo muy complejo y desafiante”, en palabras del propio Petraeus.
¿Qué pensar del informe de Petraeus al Congreso?
Poco parece haber cambiado en Iraq en el plano estratégico si tenemos presente que el refuerzo de tropas es una táctica, no una estrategia. Aunque la seguridad ha mejorado algo en los últimos meses, no se han apreciado progresos importantes en el frente político ni en el de los conocidos enfrentamientos entre comunidades.
Las múltiples líneas de fractura han vuelto a aflorar y amenazan con dañar seriamente la propia edificación del nuevo Iraq. No cabe llamarse a engaño, porque el enfrentamiento entre suníes y chiíes, intenso, apenas disimula su faz hirviente. El Gobierno central iraquí bajo control chií se ha opuesto a los esfuerzos estadounidenses de conceder un mayor papel a la comunidad suní en el proceso políticoeconómico. Muchos suníes con quienes me he entrevistado han expresado su cólera y frustración en relación con el Gobierno de Nuri al Maliki, a quien han manifestado claramente que su paciencia tiene un límite y que puede ser que reconsideren la tregua actual con la figura del primer ministro.
A los mandos estadounidenses en Iraq les preocupan las crecientes tensiones entre el Gobierno central y la comunidad suní. Estados Unidos armó y financió a casi cien mil suníes miembros de los llamados Consejos del Despertar para expulsar a los efectivos de Al Qaeda en Iraq llegados de los territorios vecinos. Ahora, los responsables estadounidenses temen que, a menos que estas milicias se integren en las fuerzas de seguridad de Iraq, puedan dirigir sus armas contra las autoridades centrales y las tropas estadounidenses. La verdad es que en el horizonte suní se están formando nubes de tormenta que han escapado a casi todos los observadores extranjeros.
Otro factor alarmante estriba en los enfrentamientos entre grupos chiíes que se mantenían bajo un cierto control pero que han estallado recientemente en Basora. Maliki ha apostado su propia reputación y ha lanzado una ofensiva contra las que ha calificado de “bandas criminales”.
Iraq y Estados Unidos han reiterado que las operaciones no apuntaban contra el religioso radical chií Moqtada al Sadr, sino contra escisiones en el seno de su milicia, el Ejército del Mahdi. Pero las hostilidades se agudizaron y llegaron a afectar a la mayor parte del sur chií y a Bagdad. Milicianos del Ejército del Mahdi atacaron la zona verde bajo control estadounidense con lanzamiento de cohetes y fuego de mortero, lo que causó víctimas estadounidenses e iraquíes.
A preguntas de los congresistas, el general Petraeus calificó de decepcionante la actuación de algunas fuerzas iraquíes enviadas a derrotar a las milicias chiíes en Basora. Los iraquíes, dijo Petraeus, “podrían haber podido planear mejor la ofensiva”. Pero al así admitirlo Petraeus, está minimizando lo que ha ido mal en Basora.
Al estallar las hostilidades en Basora, Bush apoyó públicamente las medidas enérgicas de Maliki, elogiando su condición de líder “valeroso” e indicando que la ofensiva del Gobierno constituía un momento decisivo de la historia de Iraq. El Departamento de Defensa estadounidense indicó que las operaciones en cuestión representaban un avance, porque daban a entender que el Gobierno de Iraq seguía en pie con gallardía y perseguía a las bandas de criminales, sin atisbos de desconfianza o censura.
Cinco días después del estallido de las hostilidades en Basora se logró un acuerdo de alto el fuego entre los líderes chiíes que combatían en la ciudad santa iraní, Qom, merced a la negociación iraní. La crisis demostró a las claras que Irán, no Estados Unidos, es el jugador de más peso en el tablero iraquí. De hecho, Irán ha emergido como un eje alrededor del cual pivota la ecuación de Iraq, no porque sus grupos paramilitares financien y entrenen milicias chiíes como ha dicho Petraeus, sino porque Irán ha ganado para la causa a la mayoría de los grupos y comunidades políticas chiíes, incluyendo a Sadr, que se opuso en un principio a la influencia iraní en su país. Resulta ahora dudoso que Iraq pueda ser estabilizado sin el compromiso político de parte de su poderoso vecino iraní.
Por otra parte, los combates entre grupos chiíes en Basora revelan la falta de planificación estratégica de la Administración Bush. Bush y sus consejeros principales deberían haber sido cautos y prudentes a la hora de proferir semejantes exageraciones sobre los valiosos logros del Gobierno de Maliki. Deberían haber sabido que las milicias chiíes combatían por su superioridad política… y botín económico. No fue una lucha entre el Gobierno iraquí y un puñado de criminales; fue una lucha interna chií que implicaba a numerosas facciones y milicias. Las fuerzas armadas iraquíes instruidas por los estadounidenses fracasaron estrepitosamente. Según informes dignos de crédito, casi un 40% de las tropas del Gobierno abandonó la lucha antes de un alto el fuego. Muchos soldados y oficiales desertaron de las filas de las milicias combatientes. La desoladora actuación de las fuerzas de seguridad de Iraq ha supuesto un revés para los mandos militares estadounidenses y a ello obedece que Petraeus haya recomendado suspender una posible retirada de tropas a partir de julio.
Los responsables estadounidenses han debido poner mayor cuidado al tomar partido en estos sangrientos enfrentamientos entre grupos chiíes, no sea que se empantanen aún más en las arenas de Iraq. Washington ya se ha creado bastantes enemigos; mientras EE. UU. tropieza, Irán cuenta con mayor margen para ampliar su influencia en Iraq y Oriente Medio.
En definitiva, Estados Unidos se halla a merced de los jugadores locales del tablero de Iraq, del mismo modo que Gran Bretaña en los años veinte y treinta, en la cúspide de su ímpetu colonial. Desesperados por lograr progresos, los responsables estadounidenses pintan cada escaramuza y batalla como si de un momento crucial se tratara, para volver tras sus pasos cuando sobreviene un cambio de rumbo militar o diplomático. ¡No es de extrañar que la opinión pública estadounidense y mundial hayan perdido la fe en la guerra además de la paciencia con esos elementos que recomiendan tener más paciencia!
La pregunta es cuándo el famoso refuerzo de tropas se verá expuesto, a su vez, a las correspondientes críticas. Su último informe sobre los progresos efectuados sólo ofrece la perspectiva de una guerra sin fin.

Benedicto XVI en EE UU

El Papa Benedicto XVI, fue recibido en EE UU por parte del presidente George W. Bush, quien acudió por primera vez a recibir a un jefe de Estado al aterrizar en la base aérea de Andrews.
El boeing 777 de la compañía Alitalia, el Shepherd One, aterrizó alrededor de las 4 de la tarde, hora local.
La ceremonia de bienvenida fue sencilla, sin discursos, ya que éstos tendrán lugar este miércoles, en la mañana, cuando el matrimonio Bush reciba a Benedicto XVI en la Casa Blanca.
Entre las personalidades que dieron la bienvenida al Papa se encontraban el cardenal. Francis E. George, presidente de a Conferencia Episcopal de EE UU; el arzobispo de Washington, monseñor Donald William Wuerl; así como la nueva embajadora de Estados Unidos ante el Vaticano Mary Ann Glendon.
Tras la ceremonia de bienvenida, el Papa se transfirió en auto del aeropuerto militar a la nunciatura apostólica de Washington, donde se hospeda durante su permanencia en la capital.
Benedicto XVI es el tercer Papa en visitar EE UU, luego de Pablo VI y Juan Pablo II, quien lo hizo en cinco ocasiones. Sin embargo, es la primera vez en una treintena de años que un Pontífice viaje a la capital estadounidense.
Agenda del miércoles 16 de abril:
Comenzará la jornada en una misa privada en la capilla de la nunciatura, dando gracias a Dios por sus 81 años.
A las 10:30 llegará a la Casa Blanca donde corresponderá con un discurso al saludo que le dirigirá el presidente Bush.
A continuación, ambos se encontrarán cara a cara en el Estudio Oval.
El Papa almorzará a las 13.00 con los cardenales de EE UU, con la presidencia de la Conferencia Episcopal de ese país, y con el séquito papal en la nunciatura.
A las 17:00 horas se dirigirá al Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, en Washington, para presidir la celebración de las Vísperas y reunirse con obispos de EE UU.
Antes en el viaje de Roma a EE UU abordo del avión Shepherd one, dió una rueda de prensa con los 70 periodistas que le acompañaban hacia Washington, dijo: "Nos avergonzamos profundamente y haremos todo los posible para que esto no se repita en el futuro"
El Papa ha asegurado que la Iglesia tratará de seleccionar a los candidatos al sacerdocio "de manera que sólo las personas verdaderamente íntegras puedan ser admitidas"
"Cuando leo las historias de esas víctimas para mí es difícil comprender cómo ha sido posible que los sacerdotes hayan traicionado de esta manera su misión de dar el amor de Dios a esos niños"
El Papa respondió a cinco preguntas de los periodistas durante unos veinte minutos, en las que, como confirma L'Osservatore Romano, ha anticipado los temas que afrontará en su viaje a Estados Unidos
Destacó el carácter eminentemente religioso y pastoral de su viaje, sus esperanzas para sus encuentros con los católicos estadounidenses, con representantes judíos y de otras Iglesias y confesiones cristianas, la visita a las Naciones Unidas en el sexagésimo aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos.
Por último, analizó la creciente presencia en los Estados Unidos de inmigrantes procedentes de países de América Latina, subrayando que su presencia representa un desafío para la Iglesia, llamada a acompañarles con gran solicitud pastoral, con la conciencia del riesgo de segregación que corren sus familias.

Bush asegura que ve a Dios en los ojos del Papa
Nota de la agencia Zenit.org;
El presidente de Estados Unidos George Bush dijo que, cuando mira a los ojos de Benedicto XVI, ve a Dios. El Presidente hizo esta afirmación el pasado 11 de abril al responder a la última pregunta que le hicieron en una entrevista con el periodista de Eternal Word Television Network (EWTN) Raymond Arroyo.
Arroyo subrayó que Bush preparaba una gran bienvenida al Papa que llega este martes a Estados Unidos para una visita de cinco días. Es de señalar que Bush tiene previsto ir hasta el pie del avión a recibir al Santo Padre, una cortesía que nunca ha tenido con ningún otro líder mundial.
El presidente afirma que lo hace «porque [el Papa] es una figura realmente importante de muchas maneras. Una, habla a millones. Dos, no viene como político; viene como un hombre de fe. Y, tres, que yo suscribo su noción de que hay cosas correctas y erradas en la vida, que el relativismo moral tiene el peligro de minar la capacidad de tener más esperanza y sociedades libres».
El Santo Padre, dijo Bush, «representa y afirma valores que considero importantes para la salud del país, y en su venida a Estados Unidos, millones de mis conciudadanos estarán pendientes de cada palabra suya. Y por esto es importante».
El periodista de EWTN subrayó que el Papa probablemente sacará a relucir el tema de la guerra en Irak, preguntando lo que el Gobierno de Estados Unidos está haciendo para proteger a la minoría cristiana que está allí.
Bush respondió que «algo estamos haciendo y es urgir al Gobierno a comprender que los derechos de la minoría son parte vital de cualquier sociedad democrática. Y en este sentido, mi preocupación no es sólo por los derechos de la minoría en Irak; es por los derechos de la minoría en todo Oriente Medio».
Hablando de los derechos humanos, Arroyo preguntó a Bush por qué piensa asistir a la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Pekín, dado el calamitoso historia sobre el respeto de los derechos fundamentales en China.
Bush afirmó que no quiere hacer de las Olimpiadas una plataforma política: «Y la razón es porque puedo hablar a [China] sobre la libertad religiosa antes de las Olimpiadas, durante las Olimpiadas y después de las Olimpiada, y lo he hecho. No necesito las Olimpiadas para expresar mi postura sobre la libertad a los líderes chinos. No las necesito, porque es todo lo que he estado haciendo como presidente. En otras palabras, si la gente dice, bien, necesitas expresarte claramente sobre libertad religiosa, mi respuesta es, ¿qué crees que he estado haciendo?».
Bush habló también sobre la investigación con células madres de embriones para la que ha restringido los fondos federales.
Arroyo indicó: «En 2001, usted se encontró con el Papa Juan Pablo II; el le animó a no respaldar fondos federales. Usted no lo hizo; usted restringió la financiación federal de la investigación con células madre embrionales. Como resultado de esta decisión, fueron analizadas tecnologías alternativas; ahora se han producido células madre de adultos curas para 80 enfermedades diferentes».
Y Bush respondió: «Creo que fue la decisión correcta entonces, y obviamente los datos nos muestran ahora esto, espero que esto muestre a la gente que es la decisión correcta».
«En este sentido, pienso que esto es el principio de un interesante debate que tendrán que afrontar los futuros presidentes, y es el de la relación entre la ciencia y la ética, el valor de una vida contra salvar vidas».
«Obviamente he dibujado la línea en la arena de que respetar la vida en todas sus formas es una piedra de toque para la buena ciencia».
«Pienso que es importante que la gente comprenda que una cultura de la vida va a favor de nuestro interés nacional y que es también importante comprender que la política del aborto no cambiará hasta que cambie el corazón de la gente y hasta que la gente comprenda plenamente el significado de la vida y lo que significa para una sociedad valorar la vida en todas sus formas, independientemente de que sea la vida de un no nacido, o la vida del anciano; independientemente de que sea la vida de los menos afortunados entre nosotros, o la vida de un joven rico. Quiero decir que es una piedra de toque moral, pienso que esto interpelará a una sociedad sana a largo plazo»
El presidente dijo que la fuerza moral del Papa es clave para los políticos. «Recordaré al Santo Padre qué importante es su voz para facilitar a los políticos como yo ser capaces de permanecer y defender nuestras posiciones que son, pienso, posiciones muy importantes que hay que tomar», dijo.
Finalmente, Arroyo le preguntó: «Usted dijo, como se sabe, que cuando usted vio los ojos de Vladimir Putin vio su alma. [...] ¿Cuando usted mira a los ojos de Benedicto XVI qué ve? Y Bush respondió inmediatamente: «A Dios».
Traducido del inglés por Nieves San Martín

Shepherd One, el único pastor





Benedicto XVI viaja este martes 15 de abril a bordo del avión Boeing 777, de la compañía Alitalia bautizado por los estadounidenses como Shepherd One (El único pastor) compárandolo con el Air Force One del presidente de EE UU.
Vuela - en viaje de 10 horas- acompañado por una delegación formada, entre otros, por periodistas de la fuente, el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarciso Bertone, y los cardenales norteamericanos presentes en Roma Joseph Levada Nuñez, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y James Stafford, penitenciario mayor.
Esta gira es la octava de Joseph Ratzingr en sus tres años de Pontificado. (de hecho cumplirá tres años y su cumpleaños número 81 en ese país); con este viaje, EE UU será, junto con Polonia, el país más visitado -en nueve ocasiones- por los papas.
En su agenda tiene previsto acudir a la Casa Blanca, pronunciar un discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas, visitar la zona cero en Nueva York y celebrar dos misas en estadios de béisbol.
A su llegada a Washington, el Papa será recibido por el presidente George W. Bush, y su esposa, Laura, así como el nuncio del Vaticano en el país, Piero Sambi. Mucho se ha comentado del trato especial del presidente haca el líder religioso. En efecto,
ha decidido darle una atención especial, sobre todo irá a recibirlo al aeropuerto, algo que no ha hecho con nadie. El presidente explicó por qué ha decidido brindarle un tratamiento especial, "en primer lugar, él habla en nombre de millones de personas. En segundo, no viene como político, viene como un hombre de fe".
la última vez que ambos hablaron cara a cara fue el 9 de junio de 2007 en el Vaticano,.
Su seguridad
Desde el momento en que el avión papal toque tierra en la Base Aérea Andrews, Ratzinger recibirá toda la protección debida; por ejemplo el espacio aéreo estará restringido, los canales y ríos bloqueados al tráfico y las calles cerradas.
Se trata de la primera visita papal a EE UU desde los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 y su primer viaje al extranjero de Benedicto XVI desde que el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, lo acusó de dirigir "una nueva cruzada'' contra los musulmanes.
Ha trascendido que la seguridad papa incluye desde la Guardia Suiza, que acompaña al Papa en todo momento, el Servicio Secreto, hasta los servicios policiales de Washington y Nueva York.
Esta vez el papa viajará en papamovil cerrado, y a prueba de balas; nada que ver cuando Juan Pablo II vistitó Washington en 1979 y se paró por el quemacocos de su vehículo para saludar a las multitudes en ruta a una misa al aire libre en el National Mall.
Incluso los fieles que asistan a los servicios religiosos en el Parque Nacional y el Yankee Stadium deberán mostrar boletos con códigos de barras antes que les permitan pasar por los detectores de metal.
La preocupación por la seguridad del Papa aumentó desde la reacción de los musulmanes a un discurso de Benedicto en septiembre de 2006 en la universidad de Ratisbona en Alemanía; aunque dos meses después estuvo en Turquía sin mayor problema.
Pero, hace pocas semanas, Bin Laden dijo en un mensaje por la red que el Benedicto XVI había jugado "un papel importante '' en una ''nueva cruzada'' contra los musulmanes y amenazó con tomar represalias.
Robert Royal, académico y comentarista católico que escribió El ejército del Papa: 500 años de la Guardia Suiza, ha contado unos 150 complots contra los papas en los últimos 25 años. "Hay gente que por varias razones no les gusta y quisieran secuestrarlo y hacerle daño'', dijo. "Fuera del presidente de Estados Unidos, es probablemente el objetivo mayor que se pueda atacar por algún resentimiento''.
Los guardias suizos, portan armas ocultas y están entrenados en artes marciales. Algunos están entre la multitud; otros podrían vigilar desde puntos clave.
La seguridad en su viaja a Turquía:
Entonces, el avión papal fue escoltado por F-16 de las Fuerzas Armadas turcas, en tierra, un vehículo equipado con un interceptor de frecuencias lo acompañó permanentente, en total hubo 4,500 polícias en Estambul y 1250 en Esmirna, todos apoyados por helicópteros;
Además, un equipo de operaciones especiales ocupó la zona del aeropuerto y desplegó un amplio operativo en busca de posibles explosivos colocados en los caminos que pudiera tomar el Papa. La Policía local preparó dos rutas diferentes para trasladarlo;
A su alrededor, contó con un "triple círculo de seguridad" junto a su propio equipo de guardaespaldas;
Además, en cada una de sus paradas se colocaron un equipo de francotiradores de alta precisión, expertos en desactivación de explosivos, policías antidisturbios y agentes antiterroristas.
Asimismo, comandos náuticos provistos de ametralladoras patrullaron las aguas del Bósforo en lanchas hinchable.
Por cierto, Benedicto XVI dijo hoy estar “profundamente avergonzado” por los casos de pederastia de la Iglesia Católica.
Entrevista concedida por Benedicto XVI en el vuelo a los Estados Unidos
Transcripción íntegra
Transcripción íntegra [en italiano, salvo en la parte indicada en inglés] que la Sala de Prensa de la Santa Sede -de la que es director el padre Federico Lombardi-- ha difundido este miércoles.
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P. Lombardi: Santidad, ¡bienvenido! En nombre de todos los colegas aquí presentes le doy las gracias por su amabilísima disponibilidad para venir a saludarnos y también a darnos algunas indicaciones e ideas para seguir este viaje. Es su segundo viaje intercontinental; el primero como Santo Padre a América, a los Estados Unidos y a las Naciones Unidas. Un viaje importante y muy esperado. Para empezar, ¿desea decirnos algo sobre sus sentimientos, las esperanzas con las que afronta este viaje y cuál es su objetivo fundamental, desde su punto de vista?
Benedicto XVI: Mi viaje tiene sobre todo dos objetivos. El primer objetivo es la visita a la Iglesia en América, en los Estados Unidos. Existe un motivo particular: la diócesis de Baltimore, hace 200 años, fue elevada a metropolía y a la vez nacieron otras cuatro diócesis: Nueva York, Filadelfia, Boston y Louisville. De manera que se trata de un gran jubileo para este núcleo de la Iglesia en los Estados Unidos, un momento de reflexión sobre el pasado y sobre todo de reflexión sobre el futuro, sobre cómo responder a los grandes desafíos de nuestro tiempo, en el presente y con vista al futuro. Y naturalmente, forma parte de esta visita también el encuentro interreligioso y el encuentro ecuménico, particularmente también un encuentro en la Sinagoga con nuestros amigos judíos, en la víspera de su fiesta de Pascua. Por lo tanto, éste es el aspecto religioso-pastoral de la Iglesia en los Estados Unidos en este momento de nuestra historia, y el encuentro con todos los demás en esta fraternidad común que nos vincula en una responsabilidad común. Desearía en este momento igualmente dar las gracias al presidente Bush, quien vendrá al aeropuerto, me reservará mucho tiempo para coloquios y me recibirá con ocasión de mi cumpleaños. Segundo objetivo, la visita a las Naciones Unidas. También aquí hay un motivo particular: han pasado 60 años de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Ésta es la base antropológica, la filosofía fundante de las Naciones Unidas, el fundamento humano y espiritual sobre el que están construidas. Por lo tanto es realmente un momento de reflexión, un momento de volver a tomar conciencia de esta etapa importante de la historia. En la Declaración de los Derechos del Hombre han confluido varias tradiciones culturales, sobre todo una antropología que reconoce en el Hombre un sujeto de derecho precedente a todas las Instituciones, con valores comunes que hay que respetar por parte de todos. Por lo tanto esta visita, que tiene lugar precisamente en un momento de crisis de valores, me parece importante para reconfirmar a la vez que todo emperezó en ese momento y para recuperarlo para nuestro futuro.
P. Lombardi: Pasemos ahora a las preguntas que habéis presentado estos días y que algunos plantearéis al Santo Padre. Empecemos con la pregunta que hace John Allen, quien no creo que necesite presentación porque es muy conocido como comentarista de los temas vaticanos en los Estados Unidos.
Pregunta: -Santo Padre, le hago la pregunta en inglés, si me permite, y tal vez, si fuera posible, si pudiéramos tener una frase, una palabra en inglés, le estaríamos muy agradecidos. La pregunta: la Iglesia que encontrará en los Estados Unidos es una Iglesia grande, una Iglesia viva, pero también una Iglesia que sufre, en cierto sentido, sobre todo a causa de la reciente crisis debida a los abusos sexuales. El pueblo americano está esperando una palabra de usted, un mensaje suyo sobre esta crisis. ¿Cuál será su mensaje para esta Iglesia sufriente?
Benedicto XVI: [en inglés] Es un gran sufrimiento para la Iglesia en los Estados Unidos y para la Iglesia en general, y para mí personalmente, el hecho de que esto ocurriera. Si leo los relatos de tales sucesos, me resulta difícil comprender cómo fue posible que algunos sacerdotes fracasaran de esta forma en la misión de llevar alivio, de llevar el amor de Dios a estos niños. Estoy avergonzado y haremos todo lo posible para asegurar que esto no se repita en el futuro. Creo que tendremos que actuar en tres planos: el primero es el plano de la justicia y el plano político. No hablaré en este momento de homosexualidad: éste es otro tema. Excluiremos rigurosamente a los pedófilos del sagrado ministerio: es absolutamente incompatible y quien es verdaderamente culpable de ser pedófilo no puede ser sacerdote. En este primer nivel podemos hacer justicia y ayudar a las víctimas, porque están profundamente afectadas. Estos son los dos aspectos de la justicia: uno es que los pedófilos no pueden ser sacerdotes y el otro es ayudar en toda manera posible a las víctimas. Después está el plano pastoral. Las víctimas necesitarán sanación, ayuda, asistencia y reconciliación. Se trata de un gran compromiso pastoral y sé que los obispos y los sacerdotes y todos los católicos en los Estados Unidos harán lo posible por ayudar, asistir, curar. Hemos realizado inspecciones en los seminarios y haremos cuanto sea posible para que los seminaristas reciban una profunda formación espiritual, humana e intelectual. Sólo personas sanas pueden ser admitidas al sacerdocio y sólo personas con una profunda vida personal en Cristo y que tengan también una profunda vida sacramental. Sé que los obispos y los rectores de los seminarios harán lo posible por ejercer un discernimiento muy, muy severo, porque es más importante tener buenos sacerdotes que tener muchos. Éste es nuestro tercer punto, y esperamos poder hacer, y haber hecho, y hacer en el futuro todo cuanto esté en nuestra mano para curar estas heridas.
P. Lombardi: Gracias, Santidad. Otro de los temas sobre los que hemos tenido muchas preguntas de parte de nuestros colegas es el de la inmigración, la presencia en la sociedad estadounidense también de miembros de lengua española. Y por esto la pregunta la realizará nuestro colega Andrés Leonardo Beltramo Álvarez, que es de la agencia de información de México.
Pregunta: -Santidad, hago la pregunta en italiano y después, si usted lo desea, puede hacer el comentario en español. Un saludo, sólo un saludo. Hay un crecimiento enorme de la presencia hispánica también en la Iglesia en los Estados Unidos en general: la comunidad católica se hace cada vez más bilingüe y cada vez más bi-cultural. Al mismo tiempo, existe en la sociedad un creciente movimiento anti-inmigración: la situación de los inmigrantes se caracteriza por formas de precariedad y discriminación. ¿Tiene usted intención de hablar de este problema y de invitar a América a acoger bien a los inmigrantes, muchos de los cuales son católicos?
Benedicto XVI: No puedo hablar en español, pero mis saludos y mi bendición para todos los hispánicos [sic]. Ciertamente tocaré este punto. He recibido varias visitas «ad Limina» de los obispos de América Central, también de América del sur, y he visto la amplitud de este problema, sobre todo el grave problema de la separación de las familias. Y esto verdaderamente es peligroso para el tejido social, moral y humano de estos países. Sin embargo hay que diferenciar entre medidas que hay que adoptar enseguida y soluciones a largo plazo. La solución fundamental es que ya no exista necesidad de emigrar porque haya en la propia patria suficientes puestos de trabajo, un tejido social suficiente, de manera que nadie tenga ya que emigrar. Por lo tanto debemos trabajar todos por este objetivo, por un desarrollo social que consienta ofrecer a los ciudadanos trabajo y un futuro en la tierra de origen. Y también sobre este punto desearía hablar con el presidente, porque sobre todo los Estados Unidos deben ayudar a fin de que los países se puedan así desarrollar. Está en el interés de todos, no sólo de estos países, sino del mundo y también de los Estados Unidos. Además, medidas a corto plazo: es muy importante ayudar sobre todo a las familias. A la luz de las conversaciones que he mantenido con los obispos, el principal problema es que las familias estén protegidas, que no se destruyan. Cuanto se pueda hacer, se debe hacer. Asimismo, naturalmente, hay que hacer lo posible contra la precariedad y contra todas las violencias, y ayudar para que puedan tener realmente una vida digna allí donde se encuentren actualmente. Desearía asimismo decir que existen muchos problemas, muchos sufrimientos, ¡pero hay también mucha hospitalidad! Sé que sobre todo la Conferencia Episcopal Americana colabora muchísimo con las Conferencias Episcopales de América Latina en vista de las ayudas necesarias. Con todas las cosas dolorosas, no olvidemos también tanta verdadera humanidad, tantas acciones positivas que igualmente existen.
P. Lombardi: Gracias, Santidad. Ahora una pregunta que se refiere a la sociedad americana: exactamente al puesto de los valores religiosos en la sociedad americana. Damos la palabra a nuestro colega Andrea Tornielli, que es vaticanista de un diario italiano:
Benedicto XVI: Santo Padre, cuando recibió a la nueva embajadora de los Estados Unidos ante la Santa Sede, [la diplomática] evidenció como valor positivo el reconocimiento público de la religión en los Estados Unidos. Desearía preguntarle si lo considera como un posible modelo también para la Europa secularizada, o si cree que puede existir también el riesgo de que la religión y el nombre de Dios puedan utilizarse para aprobar ciertas políticas y hasta la guerra...
Papa: Ciertamente en Europa no podemos sencillamente copiar a los Estados Unidos: tenemos nuestra historia. Pero todos debemos aprender unos de otros. Lo que encuentro fascinante en los Estados Unidos es que comenzaron con un concepto positivo de laicidad, porque este nuevo pueblo estaba formado por comunidades y personas que habían huido de las Iglesias de Estado y querían tener un Estado laico, secular, que abriera posibilidades a todas las confesiones, para todas las formas de ejercicio religioso. Así nació un Estado intencionalmente laico: eran contrarios a una Iglesia de Estado. Pero laico debía ser el Estado precisamente por amor a la religión en su autenticidad, que puede vivirse sólo libremente. Y así encontramos este conjunto de un Estado intencional y decididamente laico, pero precisamente por una voluntad religiosa, para dar autenticidad a la religión. Y sabemos que Alexis de Tocqueville, estudiando América, vio que las instituciones laicas viven con un consenso moral de hecho que existe entre los ciudadanos. Esto me parece un modelo fundamental y positivo. Hay que considerar que en Europa, entretanto, han pasado doscientos años, más de doscientos años, con muchos desarrollos. Ahora existe también en los Estados Unidos el asalto de un nuevo secularismo, del todo diverso, y por lo tanto antes los problemas eran la inmigración, pero la situación se ha complicado y diferenciado en el curso de la historia. Pero el fundamento, el modelo fundamental, me parece igualmente hoy digno de tenerlo presente también en Europa.
P. Lombardi: Gracias, Santidad. Y ahora un último tema relativo a su visita a las Naciones Unidas, y sobre esto la pregunta le corresponde a John Thavis, que es el responsable en Roma de la agencia católica de noticias de los Estados Unidos.
Pregunta: -Santo Padre, se considera con frecuencia al Papa como la conciencia de la humanidad, y también por esto su discurso en las Naciones Unidas es muy esperado. Desearía preguntar: ¿considera usted que una institución multilateral como las Naciones Unidas puede salvaguardar los principios tenidos como «no negociables» por la Iglesia católica, esto es, los principios fundados en la ley natural?
Benedicto XVI: Es precisamente el objetivo de las Naciones Unidas: que salvaguarden los valores comunes de la humanidad, sobre los cuales se basa la convivencia pacífica de las Naciones: la observancia de la justicia y el desarrollo de la justicia. Ya he mencionado brevemente que me parece muy importante que el fundamento de las Naciones Unidas sea precisamente la idea de los derechos humanos, de los derechos que expresan valores no negociables, que preceden todas las instituciones y son el fundamento de todas las instituciones. Y es importante que exista esta convergencia entre las culturas que han encontrado un consenso sobre el hecho de que estos valores son fundamentales, que están inscritos en el propio ser Humano. Renovar esta conciencia de que las Naciones Unidas, con su función pacificadora, pueden trabajar sólo si tienen el fundamento común de los valores que se expresan después en «derechos» que deben ser observados por todos. Confirmar esta concepción fundamental y actualizarla en lo posible es un objetivo de mi misión.
Finalmente, dado que al principio el padre Lombardi me había planteado una pregunta sobre mis sentimientos, desearía decir: ¡voy a los Estados Unidos con alegría! He estado anteriormente varias veces en los Estados Unidos, conozco este gran país, conozco la gran vivacidad de la Iglesia a pesar de todos los problemas, y estoy contento de poder encontrar, en este momento histórico tanto para la Iglesia como para las Naciones Unidas, a este gran pueblo y a esta gran Iglesia. ¡Gracias a todos!
P. Lombardi: Gracias a usted, Santidad, de parte de todos nosotros. Renovamos verdaderamente el deseo para este viaje: que pueda tener todos los frutos que usted espera y que también todos nosotros, junto a usted, aguardamos. ¡Gracias y buen viaje!
[Traducción por Marta Lago]

Entrevista a Iván Márquez, de las FARC

La reciente muerte de dos jefes de las FARC fue un duro golpe y "estremeció hasta el alma" a la guerrilla, dijo Iván Márquez, uno de los siete integrantes del secretariado en una entrevista divulgada en internet por la Agencia Bolivariana de Prensa www.abpnoticias.com
Iván Márquez hace mención a la muerte de Raúl Reyes, y la de Iván Ríos, se trataba de dos comandantes muy valiosos", dijo, en una entrevista fechada el 5 de abril en "las montañas de Colombia".
Este es el texto:
ENTREVISTA: "Los colombianos no pueden ser prisioneros ni secuestrados de la obediencia a este gobierno"
En territorio ecuatoriano, el primero de marzo fue abatido, con varios combatientes de su guardia y algunas personas que estaban de visita en su campamento de paz, el comandante Raúl Reyes, integrante del Secretariado Nacional de las FARC-EP. A los pocos días, el 7 de marzo, por manos de un agente enemigo infiltrado en las filas del Bloque noroccidental, fue atrozmente asesinado, al lado de su compañera, el Comandante Iván Ríos, también integrante de la máxima instancia ejecutiva del Estado Mayor Central insurgente.
Es Indudable que estos hechos han suscitado una nueva situación para el desarrollo de la confrontación política, militar y social colombiana, que en el primer caso genera comprometimiento y desestabilización diplomática en la región latinoamericana y en el segundo, como también ocurre en el primero, toca sensiblemente estructuras de conducción estratégica en el seno de la guerrilla más antigua y experimentada del continente.
Sobre éstos y otros temas trascendentales como el canje de prisioneros, la ilegitimidad del gobierno y la crisis estructural del Estado, dialogamos con el Comandante Iván Márquez, miembro del Secretariado Nacional de las FARC-EP.
-¿Cuál es el balance que hace la Dirección insurgente respecto a las lamentables muertes de los comandantes Raúl Reyes e Iván Ríos, tan festejados por la oligarquía colombiana, en momentos en que las FARC-EP, mediante gestos unilaterales y a pesar de la intransigencia uribista, venían mostrando su mayor disposición para llegar a un acuerdo de intercambio humanitario que abriera caminos de paz?
-Ha sido un golpe muy duro y nos ha estremecido hasta el alma. Se trataba de dos comandantes muy valiosos, como lo son todos los que combaten por la causa de los pobres de la tierra. Duele que Raúl haya caído cuando buscaba caminos para el canje humanitario, al que consideraba peldaño en dirección a la paz con justicia social. Con perfidia Uribe aprovechó esa circunstancia para planificar con el concurso de los Estados Unidos y de Israel la celada criminal. La muerte de Iván quedará como constancia histórica de la degradación de la guerra que rige las acciones del Estado. Cortarles las manos a los adversarios abatidos… Es la sevicia del régimen colombiano, no de ahora, sino de siempre. También corta cabezas y desmembra a sus víctimas. El júbilo triunfalista de las oligarquías durará un instante. La inconformidad social está incrementando el volumen de fuego de su cólera. La muerte de Raúl, de Iván y de tantos otros, no es una victoria del adversario: es un espejismo. Las FARC no son uno, ni dos, ni tres, ni cinco comandantes, ni varias columnas… son el pueblo con un ansia incontenible de victoria. El día del alzamiento general se podrá apreciar con nitidez que el pueblo está en las FARC y que las FARC son el pueblo en armas. Comandantes virtuosos en los campos militar y político como Joaquín Gómez y Mauricio Jaramillo han ocupado el lugar de los caídos, garantizando un Estado Mayor Central cohesionado en torno al Comandante en Jefe, al Plan Estratégico de las FARC, a la Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia…, y a la bandera de paz con justicia social que tremola en lo más alto de la sierra guerrillera. Nuestros muertos siguen viviendo en los fusiles y en el proyecto político y social de las FARC. En sus tumbas depositamos hoy una roja flor de arizá, de las que sólo brotan en las montañas rebeldes de Colombia, la de Bolívar. Venceremos. Habrá Nueva Colombia, Patria Grande y Socialismo.
-El Presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez ha ofrecido garantías para que una misión médica organizada por el gobierno francés pueda asistir a prisioneros de guerra en la profundidad de la selva. ¿Han sido consultadas las FARC al respecto?
-No. Es algo que están montando sin contar con las FARC. El éxito de un emprendimiento de esa naturaleza no puede dejarse en manos de una excesiva ilusión. Uribe dice que garantiza… ¿garantiza qué? ¿Acaso es vocero insurgente?... ¡No faltaba más! El designado por el Secretariado de las FARC para hablar con la delegación del gobierno francés era el comandante Raúl Reyes, pero como todos saben, Raúl fue abatido en un ataque militar de los gobiernos de Colombia y de los Estados Unidos en territorio ecuatoriano, violando flagrantemente la soberanía de ese país y la ley internacional. Esta es la razón por la cual el gobierno francés no ha podido contactar a las FARC. Por esa consecuencia fatal del artero ataque, no hay hoy interlocutor de las FARC para tal efecto.
-Pero la Iglesia católica ha instado al Secretariado de las FARC a nombrar rápidamente el reemplazo de Raúl Reyes…
-Con todo respeto, los insignes purpurados creen que eso es como soplar y hacer botellas. Lo que ha ocurrido con el asesinato de Raúl Reyes e Iván Ríos es sumamente grave. Una persona con cuatro dedos de frente entiende que no se puede, en estas circunstancias, ni actuar ni exigir tan alegremente, como si nada hubiese ocurrido. Las FARC no bailan al son de las campañas mediáticas ni de mediaciones parcializadas. La diplomacia santanderista del gobierno de Bogotá mata mientras sonríe. Asesina a nuestros voceros y luego dice que está dispuesto a conversar. Sostiene que propicia el acuerdo humanitario y ordena al mismo tiempo el rescate militar, a sangre y fuego, de los prisioneros en la montaña. Extradita guerrilleros a los Estados Unidos y luego exige que los tres gringos prisioneros por las FARC, deben ser liberados. Habla de humanidad y su gobierno está montado sobre miles de fosas comunes y masacres. Se ufana de su “seguridad democrática”, que es de los gringos, pero más de 30 millones de colombianos -de 44- viven en la pobreza. Practica todos los días el terrorismo de Estado y tiene la desvergüenza de endosar esa condición a sus opositores. Es un gobierno tan mafioso como Don Vito Corleone y tiene el descaro mediático de calificar a los guerrilleros de narcotraficantes. No. No. La opinión pública no es candor en flor, y mucho menos la guerrilla de las FARC. Debieran leer con más atención los folios de la historia del Ejército del Pueblo, que enseña, que cuando las FARC reciben ataques mansalveros como el de Casa Verde, el régimen obtiene indefectiblemente una respuesta digna, acorde con la gravedad de los hechos.
-El ministro de defensa Juan Manuel Santos ha calificado la agresión al Ecuador como una acción legítima de guerra y el comandante de las Fuerzas Militares, general Fredy Padilla de León, asegura que todo aquel que se reúna con las FARC se convierte automáticamente en objetivo militar…
-Ahí están pintados. Ellos actúan en consonancia con la oficina que los gringos han montado en la antigua zona del Canal de Panamá para monitorear con las ocho agencias de la inteligencia americana, las fronteras de Colombia con Venezuela, Ecuador y Panamá, en función de atizar y justificar un eventual conflicto bélico entre naciones, en el marco de la estrategia geopolítica de Washington. Con lo expresado por el general Fredy Padilla de León, uno se pregunta si hubiese dicho lo mismo, si en lugar de los estudiantes mexicanos y del ciudadano ecuatoriano, hubiesen estado reunidos con Raúl los delegados del gobierno francés. Es que ellos, el gobierno y sus generales, creen que su hipócrita lucha contra lo que llaman tendenciosamente “terrorismo” justifica todos sus desafueros y transgresiones. Y en cuanto al Ministro de defensa Juan Manuel Santos, una sola reflexión: ha dicho con arrogancia infinita, pero con la mirada fija en el 2010 y en la Presidencia de la República, que si por justificar el ataque bélico de Colombia contra Ecuador, lo llaman “Halcón de la guerra”, que lo sigan llamando entonces “Halcón de la guerra”. El problema es que ese señorito de la oligarquía a duras penas alcanza a cobarde halconcillo detrás de un escritorio, que ni siquiera sabe a qué huele la pólvora. Es de lo que azuzan a la guerra pero no exponen su pellejo en la línea de fuego, como sí tienen que hacerlo los soldados y algunos oficiales subalternos. Mientras aparece sonriente ante micrófonos y cámaras con la “V” de la victoria que no le pertenece, y que no han logrado, van desapareciendo también de su memoria los militares muertos y los mutilados. Más que de halcón, tiene la apariencia y el vuelo de un gavilán pollero. Que lo diga el país.
-Las computadoras incautadas, según el gobierno de Colombia a Raúl Reyes, y rescatadas de un demoledor bombardeo parecen más bien un expediente de Bogotá y Washington para chantajear a los gobiernos de Venezuela y Ecuador y para atenuar la resistencia de los pueblos de Nuestra América a las política imperiales… ¿Se le puede dar algún rango de credibilidad a lo que están difundiendo como su contenido?
-A un gobierno mentiroso como el de Uribe Vélez no se le puede dar ningún crédito ni aquí ni en Cafarnaúm. La mentira es la punta de lanza de su asquerosa diplomacia. De ahí su total aislamiento en el concierto de las naciones latinoamericanas. Si acaso tendrá un par de cómplices, pero nunca amigos. Mintió cuando habló de persecución en caliente. Mintió y sigue mintiendo cuando dice que la guerrilla dispara desde Ecuador. Miente cuando dice que las FARC reciben armas y dólares de Venezuela. De haberlo recibido –y no les quepa la menor duda- ya habríamos tumbado mil veces ese gobierno pútrido de Bogotá que se ensaña contra el pueblo a través de la “seguridad democrática”, que a la larga es “seguridad inversionista” como lo confesó el propio Uribe en la Guajira. Miente cuando dice que la firma del TLC será la redención social de Colombia, cuando en realidad es grillete de la esclavitud moderna. No se le puede creer a un gobierno mentiroso y terrorista cuando califica de terrorista la lucha de los débiles. El propio Goebbels está metido en el Palacio de Nariño. Lo que realmente debe generar alarma en la conciencia ética de Nuestra América es que nadie diga nada ante la criminal ayuda de Washington en millones y millones de dólares y en armas al gobierno fascista y narco paramilitar de Colombia para incendiar al país con una guerra injusta, como son todas aquellas que se proponen la opresión y el expolio. Le corresponde al tribunal de los pueblos juzgar esa criminal política. Al pueblo de Colombia le asiste el sagrado derecho universal a alzarse contra la opresión y a sacudirse del yugo que mantiene encorvada su cerviz. El gobierno de Bogotá aborrece a Chávez por su osadía de desplegar, en medio de la tempestad de la guerra de los poderosos, la bandera de la paz porque ella arruina sus negocios. Chávez es Nuestra América a las puertas del nuevo Ayacucho. Es a Bolívar, a su proyecto político y social que despunta en esta aurora, a quien temen las oligarquías y el imperio. Y de Correa les asusta su imagen de dignidad que se agiganta al lado del héroe Alfaro y del Mariscal de Ayacucho iluminando el camino a los pueblos del continente. Por la paz con justicia social, por el decoro y por la unidad en una Gran Nación de repúblicas, estamos dispuestos a dar hasta la vida. Y estas no son palabras al viento.
-¿Cree necesaria la revocatoria del Congreso por su alto grado de contaminación con la para política y el fraude electoral?
-Es que la dignidad no puede convivir con la ilegitimidad. Los colombianos no pueden ser prisioneros ni secuestrados de la obediencia a este gobierno. Un poderoso grito social está rafagueando con sus chispas de indignación el cielo de la ilegitimidad de las instituciones. Por algo Uribe expresa su tajante desacuerdo con la revocatoria del Congreso y llama desesperado a fortalecer las instituciones, porque sabe que si cae el Congreso, tras su estruendo debe caer también el Ejecutivo infecto que preside. Esta verdad como el sol no se puede tapar con las manos ni con mentiras. Uribe resultó elegido Presidente de Colombia con los mismos votos que llevaron al Congreso a los Senadores y Representantes de la narco-para-política. Uribe está ahí gracias al fraude electoral que armaron los paramilitares y el DAS (Seguridad del Estado) que obligó a votar por él a punta de fusil y motosierra, y que puso a sufragar hasta los muertos. La llamada institucionalidad colombiana, hiede. Uribe y el Congreso deben renunciar porque su mandato usurpado es ilegítimo e ilegal. Colombia necesita un gran acuerdo nacional por la paz, la democracia verdadera y la dignidad. El llamado de nuestro manifiesto a reunir en un solo haz las fuerzas del cambio, como nueva alternativa de poder, debe abrirse espacio. Que cese la horrible noche. Colombia se merece otro gobierno que le dé la mayor suma de felicidad posible.
En las montañas de Colombia, abril 5 de 2008

Relaciones colombo-venezolanas

El frágil y pendular entendimiento entre Venezuela y Colombia /María Teresa Romero, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela
Publicado por El Real Instituto Elcano, ARI Nº 40/2008 - 09/04/2008;
Resumen: Las relaciones político-diplomáticas entre Venezuela y Colombia bajo los gobiernos de Hugo Chávez y Álvaro Uribe (2000-2008) se han desarrollado en forma pendular, oscilando entre períodos de entendimiento pragmático y de fuerte tensión. El último impasse diplomático entre los dos gobiernos, a principios de marzo y a consecuencia de un hecho indirecto como la incursión militar colombiana en territorio ecuatoriano, no sólo situó las relaciones bilaterales al borde de la ruptura sino a las dos naciones a las puertas de un conflicto bélico con potencialidades de proyección a toda la región andina y de graves consecuencias hemisféricas. Al final, el impasse no llegó a mayores, ya que fue oportunamente desactivado. Y ahora los presidentes Chávez y Uribe se preparan para una Cumbre con el propósito de reafirmar su amistad y compromiso en torno a su compleja e importante agenda binacional común. Sin embargo, como en otras oportunidades, esta paz se muestra superficial y frágil. De allí que sea previsible, a más corto o largo plazo, un nuevo conflicto entre ambos gobiernos que ponga nuevamente en jaque las relaciones colombo-venezolanas y la estabilidad regional.
Análisis: Las relaciones entre Venezuela y Colombia experimentaron un cambio sustancial en los últimos 10 años del siglo XX respecto al pasado. Desde la independencia de ambas naciones en el siglo XIX hasta finales de la década de los ochenta del pasado siglo, los problemas limítrofes produjeron graves conflictos diplomáticos y opacaron el importante comercio bilateral. A partir de 1989 y 1990, con la firma de la Declaración de Ureña y del Acta de San Pedro Alejandrino por los presidentes Carlos Andrés Pérez de Venezuela y Virgilio Barco de Colombia, se empezó a construir una relación especial entre ambos países bajo la tesis de la “desgolfización”, que permitió ir limando las tensiones y asperezas por los problemas fronterizos y limítrofes, y priorizando la integración económica, financiera y cultural. En 1999, la cooperación política-militar y el buen entendimiento colombo-venezolano –si bien no faltaron los roces y divergencias, especialmente en la zona fronteriza, durante la presidencia del venezolano Rafael Caldera– habían alcanzado un nivel sin precedentes. Ello explica que Colombia se haya convertido en el principal cliente comercial de Venezuela (después de EEUU) y que en suelo venezolano se llevaran a cabo importantes negociaciones de paz y canje humanitario entre representantes del Estado y las guerrillas colombianas. Incluso, a solicitud de Colombia, Venezuela –junto a España, Costa Rica y México– formó parte del grupo de países amigos para facilitar la búsqueda de una salida política al conflicto interno colombiano.
No obstante, desde que se inició el gobierno de Hugo Chávez, comprometido con la puesta en práctica de un proyecto nacional, regional e internacional de izquierda radical –el llamado socialismo del siglo XXI– y divergente con la democracia representativa prevaleciente en Colombia, la relación especial entre los dos países entró en un proceso paulatino de deterioro que fue resquebrajando, a la vez, todos los mecanismos binacionales acordados por los gobiernos que se sucedieron entre 1989 y 1999 a objeto de mantener la agenda común en un nivel óptimo y coherente. Esto dio lugar a una serie de conflictos políticos e impasses diplomáticos que se han ido profundizando, aunque sin el poder suficiente para producir una ruptura total y definitiva en la relación bilateral en virtud de que, pese a su visible deterioro, se ha mantenido entre las poblaciones y los sectores empresariales de las dos naciones un alto grado de integración, sobre todo en el área económica.
En tiempos de Andrés Pastrana
Entre 1999 y 2002, se conformó la pauta de la relación política oscilante que hoy en día prevalece entre los gobiernos de Venezuela y Colombia. El vínculo entre los presidentes Chávez y Pastrana empezó con buen pie, ya que el primero apoyó y colaboró con el segundo en el proceso negociador con las FARC. Días antes de tomar posesión formal de la presidencia, el 18 de enero de 1999, Chávez estuvo en la reunión que con el fin de apuntalar las conversaciones de paz con la guerrilla colombiana sostuvieron Fidel Castro y Pastrana en La Habana. Desde entonces, el mandatario venezolano siempre estuvo de acuerdo con las concesiones (en particular con la desmilitarización de una zona colombiana) y gestos de apaciguamiento otorgados al grupo subversivo por su homólogo colombiano, y en más de una oportunidad le manifestó su deseo y disposición de convertirse en facilitador de la negociación con las FARC.
Sin embargo, pronto surgieron desavenencias entre los presidentes Pastrana y Chávez. El Plan Colombia, estrategia de lucha contra la narcoguerrilla puesta en marcha por el gobierno colombiano desde septiembre de 2000, que preveía una inversión total de 7.500 millones de dólares aportados por EEUU, fue el principal tema de discordia pero no el único. También surgieron enfrentamientos –aunque esporádicos– a causa de las restricciones para la entrada a Venezuela de algunos productos colombianos, con el objetivo de proteger la industria nacional.
Tras los sucesos de abril de 2002, que mantuvieron a Chávez fuera del poder por unos días, el gobierno bolivariano emprendió un giro diplomático notorio –caracterizado por una actitud más moderada y apaciguadora– hacia Colombia y otros países con los cuales había mantenido fuertes enfrentamientos. El propósito de ese cambio estratégico fue lograr apoyo internacional y buscar oxígeno político y económico para neutralizar el acelerado proceso de debilitamiento del gobierno chavista tras el golpe de Estado, a pesar del retorno de Chávez al poder. De allí que cuando se inauguró la primera presidencia de Uribe, en septiembre de 2002, las relaciones colombo-venezolanas se encontraban reencauzadas y en buenos términos.
2000-2007: consolidación del péndulo bilateral
No obstante, como en tiempos del conservador Pastrana, pronto sobrevinieron los choques político-diplomáticos entre los dos gobiernos, ahora con más fuerza, ya que el nuevo presidente de Colombia mostraba, respecto a su homólogo venezolano, ideas y caminos políticos más antagónicos que su predecesor. El apoyo de Uribe a la invasión estadounidense de Irak y, en general, a la estrategia antiterrorista del presidente Bush, el incremento del Plan Colombia y sus efectos en los países vecinos, la defensa a la apertura económica y la no politización de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) –de la cual Venezuela salió en 2006–, así como las recurrentes denuncias y manifestaciones de preocupación lanzadas desde el gobierno y la prensa colombiana por los supuestos vínculos del presidente Chávez con los grupos subversivos y sus intervenciones en los asuntos internos de Colombia, constituyeron la principal fuente de disgusto y respuesta venezolana hacia su principal vecino andino durante los siete últimos años. El mandatario venezolano siempre rechazó con contundencia y verbo agresivo los alegatos vecinos, y atribuyó a una conspiración de la oligarquía colombiana la cada vez más evidente, permanente y activa presencia de guerrilleros colombianos en territorio venezolano. Para Chávez sólo se trataba de interesados rumores que forman parte de una orquestación internacional dirigida a crear una falsa impresión de lo que ocurre en el país, de una conspiración planificada por el imperio estadounidense –en la cual se inserta la elite colombiana– contra el gobierno legítimo de Venezuela.
Pese a los numerosos y fuertes impasses diplomáticos, durante esos siete años no sólo se mantuvo la relación entre los dos países, incluso con largos períodos de buen entendimiento político, sino también se incrementó sustancialmente el comercio binacional, alcanzando a finales de 2007 los 6.000 millones de dólares anuales. Esto fue posible por el grado de integración e interdependencia mutua –especialmente en términos económicos– entre colombianos y venezolanos, quienes comparten una de las fronteras más extensas y vivas del continente. Pero este entendimiento pragmático tuvo mucho que ver con la política uribista de evitar –en la medida de lo posible– las confrontaciones directas con el presidente Chávez y de propiciar oportunidades de diálogo y colaboración mutua, tanto en asuntos bilaterales como en aquellos de interés multilateral y hemisférico. Esto explica, por ejemplo, que en agosto de 2007 Uribe diera un claro voto de confianza a Chávez y aprobara que, junto a la senadora colombiana del opositor partido Polo Democrático Alternativo, Piedad Córdova, éste fungiera como mediador entre el gobierno y las FARC para un canje humanitario de un grupo de secuestrados por presos subversivos.
Una mediación, por cierto, que resultó para el presidente Chávez un excelente balón de oxígeno para su política doméstica y exterior, ya que ese papel no sólo le colocó en una situación protagónica en momentos en que su imagen se encontraba fuertemente cuestionada por su radicalización política y la toma de medidas impopulares, como el cierre del más popular canal de televisión y la propuesta de una reforma constitucional para perpetuarse indefinidamente en el poder y legalizar su modelo socialista autoritario, sino que le permitió minimizar el impacto adverso de varios escándalos de corrupción nacional e internacional (caso de la maleta en Argentina) en el que su gobierno se vio involucrado.
También en esta oportunidad funcionó la pauta del péndulo en la relación política bilateral y a fines de 2007 la tensión entre ambos gobiernos se hizo evidente por la decisión de Uribe de retirar a Chávez del papel de mediador ante las FARC, en vista de su fracaso y por la violación del protocolo que regía la operación. Ello produjo que Chávez decidiera congelar las relaciones diplomáticas con Colombia y continuar involucrado –sin autorización colombiana– en el canje humanitario, entendiéndose directamente con los jefes de las FARC. A pesar de que el gobierno de Uribe facilitó y prestó ayuda logística para las liberaciones de varios rehenes a principios de 2008 a instancias de Chávez, en territorio venezolano, dejó claro su malestar por la forma unilateral como actuaba su vecino.
La molestia colombiana fue aún mayor cuando Chávez lanzó públicamente la propuesta de sacar a la guerrilla colombiana de la lista de grupos terroristas y reconocerle la condición de fuerza beligerante. El gobierno colombiano rechazó la idea con firmeza, aunque mantuvo su política de no caer en las provocaciones de su vecino y se limitó a solicitarle una actitud de respeto y no injerencia en los asuntos internos de Colombia, de cesar sus agresiones verbales contra Uribe y dejar su evidente parcialización en favor de la guerrilla.
Esa nueva crisis de fin de 2007 y principios de 2008 entre Caracas y Bogotá fue realmente grave, pero todavía estaba por venir el conflicto diplomático que ha llevado las relaciones bilaterales a uno de los puntos más críticos en muchos años.
Al borde de la guerra
En el transcurso de los casi ocho años de oscilantes relaciones entre Chávez y Uribe, han sido muchas las veces que el presidente venezolano predijo o amenazó con una confrontación bélica entre los dos países, pero no fue hasta principios de marzo de 2008 cuando esa posibilidad casi se hizo realidad y no a causa del gobierno colombiano sino del venezolano que, en solidaridad con Ecuador, tomó una serie de medidas contra su vecino que pusieron a ambos, ahora sí, en una situación prebélica. En efecto, un día después de la incursión armada de fuerzas militares colombianas en territorio ecuatoriano contra un campamento de las FARC, que dejó muertos a más de 20 guerrilleros, entre los cuales estaba el comandante Raúl Reyes, número dos del directorio de las FARC, el presidente Chávez se hizo parte de esa crisis entre vecinos al cerrar su sede diplomática en Bogotá, expulsando al embajador colombiano acreditado en Caracas, ordenando la movilización de 10 batallones en la frontera occidental con Colombia y amenazando con el uso de cazabombarderos rusos. Chávez calificó la acción colombiana contra las FARC de “asesinato cobarde” y homenajeó con un minuto de silencio al líder subversivo fallecido, a quien llamó “revolucionario consecuente”.
La reacción presidencial fue duramente cuestionada dentro y fuera de Venezuela. Numerosos analistas y políticos, incluso dirigentes del partido opositor colombiano Polo Democrático, la consideraron desproporcionada. Nadie entendía por qué Chávez se involucraba de tal forma en un problema ajeno. Además, su actitud le ponía en clara evidencia respecto al lado que se ubicaba en un conflicto que afecta a los colombianos –y a toda la región andina– desde hace 50 años.
Pero de la misma forma inesperada como entró en el conflicto, el presidente venezolano salió de él y, para sorpresa de muchos, en la reunión del Grupo de Río celebrada el viernes 7 de marzo en la República Dominicana adoptó una actitud moderada, trató de conciliar a los gobiernos de Ecuador y Colombia, y echó para atrás las medidas de orden bélico adoptadas unos días antes. Posteriormente, dio por cancelado el conflicto diplomático con Colombia, llamó por teléfono al presidente Uribe y acordó con éste una próxima Cumbre bilateral para el relanzamiento de relaciones.
¿A qué se debió tan repentino cambio? Varios factores deben considerarse. Por una parte, desde el inicio Chávez se encontró en un callejón sin posibilidades de salida heroica, ya que Colombia aseguró que no movería un solo soldado a la frontera (y para una guerra se necesitan dos contrincantes). En segunda instancia, la decisión del presidente Uribe, manifestada justo antes de la Cumbre en la República Dominicana, de sustanciar un caso contra Chávez ante la Corte Penal Internacional por “patrocinio y financiación de genocidas”, basándose en las pruebas extraídas de los computadores incautados en la operación antiguerrillera en tierras ecuatorianas. Pese a que su contenido aún se encuentra en proceso de verificación por la Interpol, según el gobierno colombiano en ellas se hallan evidencias claras que involucran al presidente Chávez con las FARC, entre ellas un aporte venezolano a las guerrilla de 300 millones de dólares y de varios cientos de rifles usados. También se asegura que quedó registrado todo el proceso de liberación de rehenes y que éste habría sido planificado y coordinado por los guerrilleros conjuntamente con Chávez y la senadora Córdova, a objeto de obtener réditos políticos.
En tercer lugar, son de considerar las recomendaciones y llamamientos a la sensatez de otros líderes latinoamericanos, como el presidente dominicano Leonel Fernández, el de Brasil Lula Da Silva y el ex mandatario cubano Fidel Castro, todos preocupados por una escalada bélica que seguramente hubiese involucrado, con consecuencias impredecibles, al principal aliado colombiano, EEUU. Finalmente, está el hecho inocultable que la posibilidad de enfrentamiento bélico con Colombia, lejos de conjugar apoyo nacional y levantar el sentimiento nacionalista y anti-colombiano –que hubiese favorecido la imagen presidencial en un momento de gran descontento popular–, estaba propiciando un fuerte rechazo en la mayoría de los venezolanos, muchos de los cuales empezaron a manifestarse en las calles a favor de la paz. Según una reciente encuesta de la empresa venezolana Varianzas Opinión, el 89% de los venezolanos no apoyaría una guerra con Colombia.

Otros estudios de opinión recientes señalan que tras la crisis colombo-venezolana la popularidad del presidente Chávez ha bajado, mientras que la de Uribe se ha elevado a más del 80%. Además, según fuentes militares, dentro de las fuerzas armadas venezolanas prosperaba el descontento por la decisión presidencial; muchos oficiales no entendían por qué debían ir a una conflagración con la hermana República de Colombia y, peor aún, no tenían claro la definición del enemigo en este caso. ¿Cómo podían comprender que el enemigo es el gobierno legítimo de Colombia, que es el que combate el criminal negocio del secuestro, del narcotráfico, del sicariato y del terrorismo, que es todo lo que representan las FARC?
Conclusiones: Pese a haberse desactivado el estado prebélico y retornado las relaciones colombo-venezolanas al acostumbrado estado de entendimiento pragmático, es un error pensar que el conflicto de fondo entre los dos gobiernos se ha resuelto y que no existe la posibilidad de próximos impasses diplomáticos que pongan la relación bilateral, si no en pie de guerra, por lo menos al borde de una nueva ruptura, ya que ahora parece menos probable que la situación degenere en un conflicto bélico. Y no sólo por el rechazo popular en Venezuela contra esa posibilidad, sino porque el principal aliado de Chávez en un eventual guerra con Colombia, la guerrilla de las FARC, se encuentra en una situación política y militarmente precaria. Se especula, incluso, que el gobierno cubano estaría intentando convencer al presidente venezolano de la necesidad de admitir que la guerrilla colombiana, como movimiento armado, está políticamente derrotada y que lo que resta de su capacidad militar podría ser destruido relativamente pronto.
En todo caso, la tensión entre los gobiernos de Colombia y Venezuela continúa, aunque más veladamente. Ello se hizo visible en la reunión de cancilleres de la OEA del pasado 18 de marzo, cuando el representante de Venezuela se colocó al lado del canciller de Ecuador para lograr una resolución que condenara la incursión de Colombia en territorio ecuatoriano, lo cual finalmente no se logró. Los cancilleres del principal ente interamericano optaron por el “rechazo”, no por la “condena”, y acordaron, a favor de las demandas colombianas, la creación de un mecanismo de verificación que determine lo que está ocurriendo en materia de seguridad en la frontera colombo-ecuatoriana. El órgano de consulta, siguiendo la pauta del Grupo de Río, también asumió el compromiso de combatir las amenazas a la seguridad de todos sus miembros provenientes de la acción de grupos irregulares o de organizaciones criminales, en particular de aquellas vinculadas al narcotráfico.
El resquebrajamiento del entendimiento pragmático entre Uribe y Chávez puede volver a producirse en cualquier momento. Los resultados del examen de Interpol a las computadoras pertenecientes a Raúl Reyes pueden dar lugar a un nuevo desencuentro diplomático.
Es difícil comprender el empeño de Hugo Chávez de cazar peleas diplomáticas con Colombia cuando la sensatez política en el marco de una situación de creciente aislamiento internacional y de una coyuntura nacional que le es cada vez más adversa desde el punto de vista político, económico y social, aconsejan más bien una rectificación estratégica hacia un permanente entendimiento con su principal vecino comercial suramericano.
A mi modo de ver, ese empeño se debe, esencialmente, a la particular personalidad del presidente Chávez y a su creencia –al igual que la de Fidel Castro en los años sesenta– de que una confrontación exterior puede concitarle apoyo popular, especialmente en un año de elecciones regionales. Pero se trata de una visión errada, ya que en la actualidad, como manifiestan numerosos sondeos públicos, la mayoría de los venezolanos no quiere que el gobierno continúe consumiendo su tiempo y energías en inútiles peleas externas, ni que siga gastando dinero en su política expansionista internacional. Lo que quiere la sociedad venezolana es que el gobierno propicie paz interna y externa, que se dedique a gobernar y a mejorar la situación socioeconómica nacional.
Por último, no podemos olvidar que para el proyecto de expansión bolivariana en Suramérica el principal objetivo geoestratégico es Colombia, piedra angular de una futura “Gran Colombia”. De modo que es poco probable que el presidente Chávez cese en su intento de desestabilizar su gobierno e influir en el desarrollo de su política interna.

Quiere EU a 'Chapito' y 'Mayito'

Quiere EU a 'Chapito' y 'Mayito' Nota de Abel Barajas/ REEFORMA,  22 diciembre 2024. Iván Archivaldo Guzmán, 'El Chapito...