Moreno
Valle, el gran ganador en el PAN/ÁLVARO
DELGADO
Revista Proceso # 1960, 24 de mayo de 2014
Luego
de su proceso electoral, el Partido Acción Nacional quedó lastimado,
fracturado, desunido. Gustavo Madero ganó la presidencia panista, aunque su
triunfo –no tan holgado como hubiera querido– fue obra de operadores locales y
regionales, destacadamente del mandatario poblano Rafael Moreno Valle. El
coahuilense tiene una deuda con ellos, deuda que se paga con poder en la
organización política. Pero si quiere que el PAN no acabe de desbaratarse
tendrá que ceder espacios a sus rivales derrotados. He ahí su dilema.
El
triunfo de Gustavo Madero sobre Ernesto Cordero en la presidencia del Partido
Acción Nacional (PAN) le ha resultado amargo: aunque sometió al grupo de Felipe
Calderón con la fórmula del “haiga sido como haiga sido”, los principales
integrantes del suyo fueron vencidos y quedó atrapado entre los gobernadores y
caciques locales que lo hicieron ganar.
Y
si no hubo impugnación tampoco hay reconciliación: Para la unidad, Madero
enfrenta la disyuntiva de ceder a sus rivales candidaturas y espacios en los
órganos del PAN –a costa de sus partidarios– o no cumplir y profundizar la
división que no han resuelto los discursos.
Las
pláticas iniciadas desde la noche del domingo 18 han sido estériles y en la
conversación telefónica que tuvieron el miércoles 21, Cordero le hizo una
advertencia a Madero: no se sentará con él hasta que haya un acuerdo en firme.