1 ago 2010

Princesas y dictadores

Princesas y dictadores/Monika Zgustova es escritora; su última novela es Jardín de invierno, Destino
Publicado en EL PAÍS, 31/07/10):
Al visitar Uzbekistán, hace un par de meses, pude comprobar que el país es multicultural y multilingüe: además de uzbekos y rusos, en él conviven otras dos minorías étnicas, la tayika y la kirguiza, con sus lenguas de familias farsi y turca, además de otras minorías. Algo parecido sucede en los que hoy son sus Estados vecinos: Kirguizistán, Tayikistán, Kazajistán y Turkmenistán que, además de Uzbekistán, antes de la Revolución de Octubre de 1917 formaban una región dominada por diversos señores feudales o kanes bajo dominio de los zares.
En 1924, según la conocida fórmula divide y vencerás, Stalin cortó la región en pedazos y así estableció distintas repúblicas soviéticas. El dictador soviético tenía prisa porque temía que la unión de esos pueblos bajo la bandera panturca le impidiera realizar sus planes imperialistas. Stalin dibujó unas chapuceras líneas fronterizas que atraviesan montañas, ríos y etnias de manera tosca y arbitraria. De modo que el tijeretazo también dividió, entre Kirguizistán, Uzbekistán y Tayikistán, el fértil valle de Fergana, uno de los mayores productores de algodón del mundo, donde a mediados de junio de este año se produjeron en su zona kirguiza los sangrientos disturbios que generaron cerca de un millón de uzbekos refugiados. Si Stalin logró que los grupos étnicos no se unieran contra él, aseguró asimismo un hervidero de rivalidad y animadversión étnica.
De ese modo, debido a la política soviética de mezclar nacionalidades y trasladarlas de una punta del imperio a otra, Kazajistán encabeza la diversidad étnica en Asia Central: desde kazajos y rusos hasta ucranios, uzbekos y tártaros, el país -autoritario que presenta graves irregularidades en las elecciones, como todos los demás de la zona- cuenta con 131 nacionalidades.
En muchos países de la región, esos odios han sido hasta ahora latentes, porque los regímenes autocráticos y dictatoriales, herederos del modelo soviético, los han vigilado muy estrechamente. En cambio en Tayikistán esas rivalidades y enormes desigualdades entre etnias y clases sociales generaron un sangriento enfrentamiento que duró media década y se cobró casi 100.000 muertos. Los grupos descontentos, que iniciaron la guerra civil en 1992, eran reformistas democratizadores. En la actualidad, el presidente tayiko, Emomali Rahmon, manipula las elecciones de manera corrupta, y lo mismo sucede en los demás países del Asia central pos-soviética.
En cuanto a Turkmenistán, según el World Press Freedom Index de Reporteros sin Fronteras, ocupa el tercer lugar mundial de restricciones de la libertad de prensa. Además de eso, el anterior presidente Niazov prohibió el pelo largo, la ópera y la música reproducida. Ahora, bajo el presidente Berdimushamedov, el ambiente se está relajando tímidamente, aunque los derechos humanos siguen en un nivel muy bajo.
También en Kirguizistán, que hace poco se ha quitado el chaleco de fuerza que le imponían los dictadores para emprender un camino lento hacia una cierta apertura con la aprobación de su primera constitución democrática, las tensiones étnicas han explotado atizadas precisamente por los dictadores depuestos.
Se cumplen 20 años de la desaparición de la Unión Soviética. En junio de 1990, Kirguizistán fue uno de los países más pobres que quedaron en las ruinas del antiguo imperio. Desde entonces, dos autócratas lo han gobernado: el corrupto Akaev, a quien la Revolución de los Tulipanes de 2005 arrebató el poder y Moscú le ofreció un puesto en la universidad; y el no menos corrupto Bakiev, puesto en el poder por Bush junior y desechado el pasado mes de abril por una revuelta popular, que encontró refugio bajo las alas del dictador bielorruso, Lukashenko. Y digamos de paso que, hace unas semanas, el hijo de Bakiev, Maxim, fue detenido en el aeropuerto de Londres al aterrizar allí en su avión privado y pedir asilo político. Roza Otunbaeva, que gobierna ahora la transición hacia la democracia de Kirguizistán, culpa del reciente genocidio contra los uzbekos a este último. En la ciudad de Osh, que cuenta con una importante minoría uzbeka, el ex gobernante, que provenía de allí, organizó con la ayuda de sus parientes y conocidos, o sea en el más puro estilo de la Asia Central, una revuelta para desestabilizar el nuevo Gobierno. YouTube presenta una conversación telefónica en la cual el hijo de Bakiev, Maxim, clama: “¡Destronemos al Gobierno organizando turbulencias en el sur!”.
La Asia Central pos-soviética, pues, es digna heredera del legado estalinista, además de estar regida por clanes familiares, como hacían los kanes medievales. Durante mi viaje a Uzbekistán percibí que el presidente, Islam Karímov, bajo una cierta apariencia de prosperidad, tiene en jaque a todo ese país exportador de algodón que en la antigüedad fue el núcleo de la ruta de la seda. Su hija Gulnara, en igual medida glamurosa y oscura, llamada la princesa de los uzbekos, fue señalada en 2009 por la revista suiza Bilan como una de las 10 mujeres con mayor fortuna en Suiza; sin duda esa fortuna le viene de su presidencia de Uzdunrobita, la telefonía móvil uzbeka, un regalo de su padre que asimismo recientemente la proclamó embajadora uzbeka ante las Naciones Unidas y embajadora en España.
En 2005 la Unión Europea impuso a Uzbekistán un embargo de venta de armas por la sangrienta represión de las protestas pacíficas a favor de la liberación de presos islamistas en la ciudad de Andijan, causando centenares de muertos. No obstante, según subrayó el periodista Rafael Poch, el régimen uzbeko sabe que si satisface las exigencias occidentales -disponer de bases militares entre Rusia y China, derecho de paso para suministros necesarios en el conflicto afgano, y acceso a recursos energéticos-, nunca tendrá nada que temer; el Bundeswehr, por ejemplo, entrena a oficiales uzbekos en Alemania. También España tiene sus intereses en Uzbekistán: la empresa Talgo debe construir el AVE entre las principales ciudades, Tashkent, Samarkanda y Bujara. Quizá a eso se deba la programada visita de los reyes de España a Uzbekistán.
Tres grandes potencias mundiales tienen intereses en Asia Central: Estados Unidos, Rusia y China. Junto con la cuenca del Caspio y la región del Golfo, Asia Central concentra el grueso de las reservas energéticas mundiales. Desde hace décadas, estrategas americanos han puesto de manifiesto su prioridad de hacerse con el control de Asia Central. Ese objetivo estratégico se considera como la recompensa de Washington por su victoria en la guerra fría. Estados Unidos y Rusia pusieron sus bases militares cerca de Bishkek, la capital de Kirguizistán. Los americanos usan su transit center, como llaman a esa base aérea, para apoyar a sus tropas en Afganistán. Rusia no ha dejado de considerar a toda Asia Central, que formó parte de su imperio tanto bajo los zares como bajo el poder soviético, como una especie de satélite. Y China la tiene en su punto de mira como una importante fuente de energía. Por todo eso, a nadie le interesa que esa región se suma en problemas étnicos y, pase lo que pase, entre todos mantienen bien tapada esa olla de grillos, favoreciendo regímenes autoritarios si es necesario.
Además, en Uzbekistán pude observar la creciente influencia de Turquía. Los turcos van extendiendo por toda la región de Asia Central un poderoso dominio económico. La Unión Europea, con su negativa a aceptar a Turquía como país miembro, también se niega a extender su influencia, tanto estratégica como económica, a esa parte del mundo que otros juzgan de gran importancia.
Desgraciadamente, la paz en gran parte de Asia Central va de la mano con la dictadura, y es que esos países están dominados por clanes familiares que no permitirán que la democracia les arranque de las manos el poder absoluto que poseen, atizando como hemos visto en Kirguizistán el odio étnico si eso sirve a sus fines. Por eso, el proceso democrático que se abre en ese país es hoy una puerta a la esperanza.

Ciudad Juárez


A matar o morir
J. Jesús Esquivel
Revista Proceso # 1761, 1 de agosto de 2010;
De acuerdo con autoridades de Estados Unidos, la explosión del coche bomba en Ciudad Juárez puede atribuirse a una acción de La Línea, grupo de sicarios aliado al cártel de Juárez. La embajada de ese país ordenó el cierre temporal de su consulado en la ciudad fronteriza, ante la posibilidad de que los actos de narcoterrorismo se intensifiquen durante los próximos días en la zona que se disputan, a sangre y fuego, los cárteles de Juárez y de Sinaloa por el control del trasiego de droga hacia Estados Unidos.
EL PASO.- La ejecución de policías federales y de elementos del Ejército Mexicano tiene un objetivo concreto: la “intimidación total” al gobierno de México, consideran integrantes de varias agencias federales antidrogas y de organismos de inteligencia concentrados en el edificio que alberga al Centro de Inteligencia de El Paso (EPIC, por sus siglas en inglés).
Reacios a que se les identifique por sus nombres, los tres agentes entrevistados por Proceso exponen que la situación es grave debido a que los cárteles de Juárez y de Sinaloa desataron una ofensiva para “amarrar” el control de los corredores de la droga en Ciudad Juárez.
“El cártel de Juárez está convencido de que la Policía Federal y algunos integrantes de las Fuerzas Armadas en Ciudad Juárez se hallan al servicio del cártel de Sinaloa, lo que intensificó la guerra. El ejemplo más claro es el coche bomba (que explotó el pasado 15 de julio)”, dice al reportero uno de los agentes consultados, adscrito al Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés).
Explica: “La violencia de los dos últimos años en la región está en los niveles más altos y es resultado de la guerra entre las dos organizaciones por el control de la plaza, pero también de la obsesión del cártel de Juárez por intimidar al gobierno (federal) mexicano”.
En la ciudad texana, colindante con Juárez, algunos de los organismos federales estadunidenses involucrados en la lucha contra el trasiego de las drogas procedentes de México –FBI, la DEA y varias agencias federales de inteligencia– sostienen que La Línea libra una batalla campal contra los policías federales y algunos militares mexicanos que, arguye ese grupo, están en la nómina de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, líder del cártel de Sinaloa.
La Línea, el brazo del cártel de Juárez, está integrado por criminales y pandilleros como Los Aztecas, según los documentos a los que el corresponsal tuvo acceso.
Los otros dos agentes estadunidenses entrevistados, quienes insisten también en que se omita el nombre de la dependencia a la que pertenecen, consideran que nadie debe desestimar las amenazas de ese grupo de sicarios. Uno de los agentes asegura que los integrantes de La Línea “seguirán utilizando armas cada vez más letales, como los coches bomba”.
“Para ellos –comenta el agente estadunidense– es claro que la Policía Federal no deja de ayudar al Chapo en su intento por apoderarse de la plaza de Ciudad Juárez.”
Despliegue en El Paso
La explosión del coche bomba en Ciudad Juárez el jueves 15 de julio y la amenaza de La Línea de que habrá más atentados de ese tipo movilizó a las agencias de inteligencia de Estados Unidos en El Paso, incluido el Grupo de Inteligencia para el Suroeste, perteneciente al FBI.
Los directivos de esos organismos reforzaron sus actividades de cooperación con México, en particular las relativas a las investigaciones que las autoridades mexicanas realizan en torno a la guerra que libran los cárteles de Juárez y de Sinaloa en la ciudad fronteriza de Juárez.
Ello obligó al gobierno de Felipe Calderón a adoptar, sin aceptarlo de manera pública, que se apliquen algunos “protocolos” de seguridad en esa zona del territorio mexicano debido a los actos de “violencia sofisticada”, como son las tácticas de narcoterrorismo.
“Hemos tenido que modificar todos los protocolos de actuación del gobierno en materia de seguridad”, comenta a Proceso el presidente municipal de Ciudad Juárez, José Reyes Ferriz.
El alcalde juarense explica que, antes de la explosión del 15 de julio, en la entidad sólo se aplicaban medidas para evitar ataques a los policías, “pero eran ataques con pistolas y armas largas”; “ahora –dice–, con este tipo de nuevos ataques (la explosión de coches bomba), se requiere un cambio de todos los procedimientos”.
Cuando se le pregunta sobre los nuevos protocolos de seguridad y quién los está aplicando, Reyes Ferriz se niega a revelar los detalles. Sin embargo, fuentes oficiales del gobierno mexicano aseguran al reportero que las agencias federales de Estados Unidos ya están participando en las indagatorias sobre el coche bomba y la guerra que libran entre sí los cárteles de Juárez y de Sinaloa por el control del trasiego de drogas en la plaza de Ciudad Juárez.
Consultado al respecto, un funcionario mexicano, que “por temor a represalias” pide que su nombre no sea mencionado, afirma que incluso ya hay resultados sobre el acto “narcoterrorista”:
“Las investigaciones de las agencias de inteligencia de Estados Unidos señalan que la explosión del coche bomba no fue una represalia de La Línea por el arresto de El 35 –Jesús Armando Acosta Guerrero–, como señaló la SSP (Secretaría de Seguridad Pública). El ataque de La Línea con el coche bomba es porque la PF y elementos del Ejército están protegiendo en Juárez a la gente del Chapo, y este incidente lo orquestó la gente de El Rikín.”
José Rodolfo El Rikín Escajeda, considerado como el número tres en el escalafón de mando del cártel de Juárez, fue detenido por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, el 4 de septiembre de 2009.
En el expediente de la causa judicial que emprendió la DEA en su contra, al Rikín se le ubica como uno de los pistoleros más sanguinarios de La Línea y uno de los líderes de la organización que encabeza Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy. El documento también menciona que él es responsable del control y manejo de la exportación de varios tipos de drogas desde el Valle de Guadalupe hacia Estados Unidos.
Días después de su arresto, la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) trasladó al Rikín a la Ciudad de México, donde presuntamente permanece arraigado en una casa de seguridad. El entrevistado asegura que ello se debe a que la Procuraduría General de la República (PGR) ha tenido problemas para fincarle cargos al sicario del cártel de Juárez.
Sin embargo, comenta que las investigaciones de las agencias de inteligencia de Estados Unidos sobre la explosión del coche bomba arrojaron nuevos datos en torno al caso Rikín, a quien reclaman ya las autoridades del vecino país. Esa versión la corrobora otra fuente de la Secretaría de Relaciones Exteriores consultada por el reportero y que de manera expresa se niega a revelar su identidad –“para evitar problemas con el gobierno calderonista”, arguye–; incluso adelanta que México “ya concedió a Estados Unidos la extradición del Rikín Escajeda”.
Los agentes estadunidenses y los funcionarios mexicanos entrevistados por Proceso coinciden en que el gobierno de Calderón se ha mostrado cauto sobre la posible extradición del Rikín para no alertar a los sicarios de La Línea y evitar que cumplan sus amenazas de lanzar otros ataques con armas cada vez más sofisticadas.
El Grupo de Inteligencia para el suroeste del FBI en El Paso se mantiene en estado de alerta y el intercambio de información con sus contrapartes mexicanas de Ciudad Juárez es permanente; también mantiene contacto con las agencias federales de su país debido al “nivel de intensidad” que alcanzó la guerra entre los cárteles de Juárez y de Sinaloa.
En febrero de 2009, en el estado de Durango comenzaron a evidenciarse señales de lo que supondría la planeación de atentados por parte del crimen organizado. Individuos armados irrumpieron en una empresa minera y robaron 121 kilogramos de explosivos. Un robo similar se efectuó a los pocos días. En el mismo mes, efectivos del Ejército lograron recuperar “la mayor” parte del material explosivo y detuvieron a cinco sujetos, cuatro de los cuales fueron trasladados a la capital del país, donde se les puso bajo arraigo.
Viene más violencia
Dos de los agentes federales estadunidenses hablaron con Proceso en sus oficinas de El Paso. En cuanto a los avances de sus investigaciones, uno de ellos advierte: “Es muy alta la posibilidad de que en los próximos días aumente la violencia de La Línea en Ciudad Juárez”.
Su compañero lo secunda: “Todos nuestros sistemas de investigación llegan a la misma conclusión: en Ciudad Juárez, La Línea no va a bajar la intensidad de sus ataques contra la Policía Federal y contra elementos del Ejército”.
–¿Es cierto que la Policía Federal apoya al cártel de Sinaloa en su lucha por controlar la plaza de Ciudad Juárez? –pregunta el corresponsal.
–El cártel de Juárez asegura que la Policía Federal y el Ejército actúan en su contra y que pone menos atención en los operadores del Chapo que se encuentran en esta región. Está claro que nadie va a hacer cambiar de opinión a la gente de Carrillo Fuentes. Eso es lo más delicado y peligroso de esta guerra (entre los cárteles)”, responde uno de los agentes.
Sobre la explosión del coche bomba del 15 de julio pasado, las autoridades estadunidenses se inclinan por una línea según la cual el ataque fue ordenado por la organización de Carrillo Fuentes. De acuerdo con el agente del FBI consultado, es posible que el operativo haya sido dirigido y orquestado desde territorio estadunidense, concretamente desde El Paso.
“Algunos operadores de La Línea que forman parte de la pandilla Los Aztecas y que viven en El Paso son mencionados constantemente como sospechosos de haber dirigido el ataque con el coche bomba en Ciudad Juárez”, destaca uno de los documentos consultados por el corresponsal.
–¿Está involucrado El Rikín Escajeda o alguien de su gente en el ataque con un coche bomba? –pregunta Proceso al agente del FBI.
–No puedo hacer comentarios sobre el caso de este personaje… Lo único que puedo decirle es que quienes están detrás del ataque son gente muy peligrosa y desalmada que no duda en cumplir sus amenazas.
El presidente municipal de Juárez, José Reyes Ferriz, admite que la ciudad que gobierna vive “un escalamiento de violencia muy importante”, pero se niega a calificar como “narcoterrorismo” los actos de intimidación, sobre todo la explosión del coche bomba.
“No lo estamos considerando como narcoterrorismo; ya lo dijeron el procurador (Arturo Chávez Chávez) y el embajador (estadunidense Carlos Pascual); no lo estamos considerando así”, subraya el alcalde juarense. Con ello, se ciñe a la orden del gobierno de Calderón de omitir este adjetivo.
El 30 de julio, el Consulado General de Estados Unidos en Ciudad Juárez no abrió sus puertas. La víspera, la embajada de Estados Unidos en México emitió un comunicado en el que exponía que las oficinas permanecerán cerradas “para evaluar su postura sobre seguridad” y reanudarán sus actividades “hasta que la revisión de seguridad (en Ciudad Juárez) se haya completado”.
Consultados por el corresponsal sobre el clima de violencia que prevalece en la zona fronteriza, algunos adolescentes juarenses reconocen que están aterrorizados. “Es una lástima lo que pasa en Ciudad Juárez”, dice Rodolfo, un joven que bebe cerveza con sus amigos en el antro Eclipse, ubicado a unos metros del campus de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP).
“Hoy tenemos que venir a El Paso a divertirnos; antes era al revés. Pero no vamos a dejar a Ciudad Juárez; es nuestra tierra, nuestro México. Y nos lo tiene que devolver el gobierno de Calderón”, comenta uno de sus compañeros.
Los clubes de la zona universitaria texana suelen llenarse de jóvenes, aun entre semana. Gran parte de ellos son juarenses y tienen preferencia por tres bares ubicados sobre la calle Cincinnati, entre las calles Mesa y Stanton. Una joven del grupo de amigos de Rodolfo comenta al corresponsal que en los antros la diversión acaba alrededor de las dos de la madrugada, por lo que ella prefiere permanecer ahí para estar más segura.
En una calle aledaña a Cincinnati, donde se concentran los bares más populares y concurridos, tres vehículos del departamento de policía de El Paso realizan sus patrullajes durante toda la noche con intervalos de 10 minutos.
–¿Por qué te vienes a divertir a El Paso, si en Juárez los antros cierran más tarde y son más baratos? –se le cuestiona a Rodolfo.
–¿Para qué rascarle los güevos al tigre? Está muy cabrón del otro lado y salir por la noche en Ciudad Juárez ya no es seguro para nadie.

Amigos

Amistades de verano
FERRAN RAMON-CORTÉS
Publicado en El País Semanal, 01/08/2010
Es verano, cambiamos de aires, de paisaje… y de amigos. Recuperamos o iniciamos relaciones que se limitan a los días de vacaciones. Son relaciones a veces efímeras, pero muy valiosas. Pero ¿sabemos mantenerlas vivas?
Desde hace 37 años paso el verano en el mismo pueblo, y cada año, desde que llego hasta que me marcho, tengo la ocasión de recuperar amistades que el invierno ha adormecido. He crecido junto a alguno de ellos. A algunos los he conocido hace pocos años. Mis amigos veraniegos incluyen un pescador, que además de gran amigo es mi vecino, y aunque pasamos relativamente poco tiempo juntos (es precisamente en verano la época en la que más trabajo tiene), nos sabemos cerca.
Incluyen también aquellos a quienes, como a mí, sus padres llevaron con 10 años a veranear al pueblo, y que ahora nosotros llevamos a nuestros hijos. Somos todos de la misma ciudad, pero solo nos vemos en verano. El resto del año no tenemos casi contacto.
Y sí, tengo que reconocerlo, he tenido también algunas amistades interesadas. Al menos en algunos momentos.

El narco exige ocho columnas

El narco exige titulares
El recurso al secuestro de periodistas para difundir 'narcomensajes' inquieta a los medios en México
SALVADOR CAMARENA - México -
EL País, 02/08/2010
Las autoridades mexicanas han acusado al cartel de Sinaloa, liderado por Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, de estar detrás del secuestro de cuatro periodistas en Durango (norte de México), que concluyó el sábado con el rescate de los dos camarógrafos que aún estaban retenidos.
Las autoridades mexicanas han acusado al cartel de Sinaloa, liderado por Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, de estar detrás del secuestro de cuatro periodistas en Durango (norte de México), que concluyó el sábado con el rescate de los dos camarógrafos que aún estaban retenidos. Tanto por la identidad del autor, como porque los delincuentes usaron a los reporteros para intentar emitir a nivel nacional "propaganda criminal", el que constituye hasta ahora el mayor desafío a los medios de comunicación en México es un capítulo que parece lejos de haberse cerrado: los periodistas mexicanos han proclamado la necesidad de replantear tanto la cobertura de la violencia como la responsabilidad del Gobierno y la desunión del gremio.
El sábado fue el mismo presidente, Felipe Calderón, quien, a través de su cuenta de Twitter, dio el primer indicio público de que se acercaba la resolución de la crisis de los periodistas, que habían sido tomados como rehenes el 26 de julio. "La Policía Federal realiza un operativo para rescatar a los periodistas secuestrados en La Laguna", publicó en esa red social el mandatario a las 9:27 horas. A las 12:00 horas, Calderón oficializó también en Twitter que los reporteros habían sido liberados. Tres horas después, Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública Federal, presentaba ante las cámaras a los rescatados (con evidentes señales de maltrato) y acusaba a El Chapo de ser el responsable del secuestro. El trabajo de inteligencia, dijo, posibilitó el cerco a los delincuentes, que huyeron. No hubo detenidos en el operativo.
Los periodistas habían sido "levantados", como se conoce al secuestro que no exige dinero para liberar a la víctima, después de haber cubierto una "protesta" en las afueras del penal de Gómez Palacio, en Durango. Los manifestantes demandaban la restitución de la directora del presidio, quien está acusada de facilitar armas y vehículos a internos de la cárcel que algunas noches salían a perpetrar matanzas a la vecina población de Torreón, en el Estado de Coahuila. De enero a julio, estos presos-sicarios habrían matado al menos a 35 personas.
Ese lunes, los automóviles donde viajaban el reportero Héctor Gordoa, de Televisa México, y los camarógrafos Alejandro Hernández, de Televisa Torreón, y Javier Canales, de Multimedios Laguna, fueron encontrados a seis kilómetros de la cárcel, calcinados. Pero de ellos ni rastro. Luego se supo que había otro periodista levantado, Óscar Solís, de El Vespertino. En total, cuatro en un primer momento. Aunque la noticia corrió como rumor pocas horas después, la mayoría de los medios de comunicación atendieron la petición de las empresas editoras de los rehenes de mantener discreción a fin de facilitar las gestiones. Milenio, un diario que forma parte de Multimedios, terminaría publicando el miércoles la información, incluyendo detalles de la "negociación", en la que los narcotraficantes pedían que se emitieran tres vídeos con narcomensajes.
Fruto de esas negociaciones, los secuestradores liberaron el jueves al reportero Héctor Gordoa. Pero el hecho de que los delincuentes siguieran reteniendo a los camarógrafos, revelaba ayer Milenio, dio pie a la operación policial de rescate.
La noche del jueves, dos de los periodistas estrella de Televisa y Milenio TV suspendieron su participación en sendos programas para protestar por la gravedad de la situación y para rechazar que los criminales pretendan someter a los medios.
Se abrió entonces un compás de espera que terminó con las emisiones especiales de este sábado, cuando Televisa y Milenio TV dieron a conocer el fin de la toma de rehenes. Se supo luego que los periodistas sufrieron tortura física y psicológica, y que durante todo el tiempo estuvieron vendados y maniatados.
Un cabo suelto lo representa Óscar Ortiz, de El Vespertino, quien habría sido liberado el martes, según ha trascendido, pero de cuyo paradero no se tiene noticia.
Esta crisis ha desatado un debate en la profesión periodística sobre la necesidad de que las autoridades cumplan con su deber y garanticen la seguridad, y también de que el gremio deje de lado sus diferencias y "enfrente unido esta amenaza". Ayer comenzó a circular entre periodistas una carta que pretende impulsar una reflexión colectiva bajo la lógica de que, pasado lo peor, la amenaza no ha disminuido en absoluto.

Calderón en Guadalajara


Puesta en escena presidencial
Gloria Reza y Daniel Lizárraga
PROCESO, 1 DE AGOSTO DE 2010;
GUADALAJARA, JAL.- El presidente Felipe Calderón supervisó personalmente, junto con el secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, el operativo militar que culminó con la muerte de Ignacio Coronel Villarreal, una de las cabezas del narcotráfico en México.
Desde las primeras horas del jueves 29 Calderón supo que el Ejército llevaría a cabo lo que llaman “un operativo quirúrgico” para aprehender a Nacho Coronel en una de sus casas de seguridad en Colinas de San Javier, una de las zonas más ricas de Jalisco.
No obstante, el mandatario no canceló su gira de trabajo por Guadalajara programada para esa tarde. Por el contrario, llegó a la Quinta Región Militar de Jalisco sabiendo que Coronel ya estaba muerto y, desafiante, se movió sólo por tierra en medio de un operativo que incluyó dos helicópteros artillados y al menos seis vehículos con ametralladoras calibre 50.
Desde la mañana del 29 hubo movimientos inusuales en distintos puntos de Guadalajara. Afuera de las instalaciones de la XV Zona Militar se veían tanquetas en posición de defensa, cuando antes sólo las vigilaba un par de soldados. En la avenida Aviación –una de las arterias más importantes en los alrededores de la base aérea en donde aterrizaría Calderón– aparecieron más vehículos artillados del Ejército. En las calles se sentía que algo estaba sucediendo.
De acuerdo con la agenda oficial entregada a los medios una noche antes, Felipe Calderón debió despegar a las cinco de la tarde rumbo a Guadalajara. Sin embargo hubo un retraso de alrededor de 25 minutos en el hangar presidencial sobre el cual no hubo explicación.
Cuando la comitiva despegó en el avión TP-01, el operativo militar tenía cuatro horas y media de haber arrancado y en los portales de internet ya se manejaban versiones extraoficiales sobre la posible captura de Nacho Coronel. La Presidencia no los desmintió. La nueva coordinadora de Comunicación Social, Alejandra Sota, permaneció en Los Pinos.
Tras aterrizar en Guadalajara a las 18:15 horas, Calderón y su comitiva abordaron camionetas blindadas que circularon a no menos de 120 kilómetros por hora en la avenida Vallarta, uno de los accesos más importantes a la capital de Jalisco. Tradicionalmente las caravanas presidenciales en gira no viajan a más de 80 kilómetros por hora.
En el trayecto al centro de exhibiciones Expo Guadalajara cada uno de los puentes peatonales por los que pasó la caravana –alrededor de siete– estaban ocupados por soldados encapuchados y armados. En los cruces aparecieron más vehículos con ametralladoras. Dos helicópteros Bell vigilaban el convoy en vuelos rasantes.
A bordo de las camionetas los reporteros se enteraron de que Nacho Coronel había muerto en el operativo. La noticia se haría oficial a las 17:00 horas en la Secretaría de la Defensa. Los espacios de los noticieros radiofónicos estaban abiertos para transmitir en vivo el mensaje de Calderón. Sin embargo, del equipo de prensa de Los Pinos no hubo una sola palabra.
Felipe Calderón acudió a la capital jalisciense para entregar al empresario tequilero Juan Francisco Beckmann Vidal la medalla al Mérito Industrial 2010. La ceremonia estaba programada en Los Pinos desde un mes antes. Expo Guadalajara, sitio del encuentro con los industriales, está a unos 10 kilómetros de Colinas de San Javier, último refugio de Nacho Coronel.
Un integrante del Estado Mayor Presidencial dio una tarjeta blanca a Felipe Calderón antes de que le tocara el uso del micrófono. El mandatario leyó rápidamente el mensaje.
Durante su discurso Calderón evitó referirse a la muerte del capo; simplemente acotó: “Seguiremos trabajando para fortalecer el estado de derecho. Seguiremos trabajando hasta lograr la seguridad, la estabilidad y la tranquilidad de las familias jaliscienses (...) por ello, también seguiremos firmes en el combate a la delincuencia que afecta nuestras sociedades y que afecta nuestras comunidades”.
Sólo hasta que terminó el discurso de Calderón dio inicio la lectura de un comunicado en la Defensa sobre la muerte de Nacho Coronel.
En Guadalajara la vigilancia militar no se limitó –como sucede en cada visita presidencial– al área cercana a la Expo Guadalajara, sino que se extendió a un perímetro más amplio y se incluyó a militares, policías federales y estatales, y agentes de tránsito. Los había en cada esquina. Por aire los helicópteros seguían vigilando.
Al entregar la medalla a Beckmann Vidal, nueve miembros del Estado Mayor Presidencial formaron una valla de protección alrededor del mandatario. Desde lejos parecía que el reconocimiento sería para uno de ellos. En condiciones normales no participan más de tres o cuatro escoltas.
De Nacho Calderón a Nacho Coronel
Concluida esa ceremonia Calderón se traslado al hotel Hilton para vestirse de etiqueta para ir al estadio Chivas-Omnilife. Entre esta nueva sede del futbol mexicano de primera división y Colinas de San Javier hay unos 12 kilómetros.
Al paso de la caravana presidencial se cerraron calles y avenidas. Uno de los agentes de tránsito comentó a Proceso que hubo instrucciones de despejar la avenida Lázaro Cárdenas para que pasara sin problemas el convoy integrado por tres Suburban, vehículos militares y cuatro patrullas federales. Por aire los helicópteros siguieron su operativo de vigilancia.
En los alrededores del nuevo estadio la vigilancia era mayor. A pesar de ser hora pico una patrulla federal bloqueó los tres carriles del Periférico Poniente en el sentido sur-norte, a pocos metros de la avenida Guadalupe. Esto obligó a que los vehículos transitaran sólo por el acotamiento.
El ingreso al estadio fue por la avenida del Bosque. Para llegar a destino era necesario pasar seis retenes; en uno de ellos un militar revisaba la parte de abajo del auto con un detector de explosivos. En cada parada el procedimiento fue el mismo: “¿A dónde se dirige?”, “muestre su identificación”, “muestre su invitación”.
A las nueve y media de la noche comenzaron los discursos previos a la inauguración. El primero en hablar fue Javier Vergara, dueño del estadio. En su discurso, que duró 11 minutos, fue interrumpido siete veces por los aplausos. Tras concluir Vergara, siguieron alocuciones breves de su esposa y del gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez.
Felipe Calderón puso poca atención a estas intervenciones. Entre las piernas el mandatario manipulaba sin cesar una BlackBerry.
Al hablar, más relajado, el mandatario dio un discurso de 13 minutos: “El equipo de las Chivas es un equipo ganador, enormemente querido de los mexicanos más allá de preferencias, es un equipo ganador como se quiera ver, el Guadalajara es el equipo que más campeonatos ha ganado en el futbol mexicano y eso no cualquiera lo puede hacer”, dijo el presidente.
También recordó a los destacados jugadores actuales y pasados que salieron de las filas del Guadalajara. Cuando mencionó a los futbolistas que fueron símbolos nacionales y que provenían de las Chivas, trastabilló al mencionar el nombre de Nacho Calderón –a muchos se les vino a la mente el de Nacho Coronel– y rápidamente aclaró que se refería a “aquel portero del 70”.
Tras los discursos hubo un recorrido del mandatario y su anfitrión por las instalaciones. Calderón firmó una playera con el número 12 y Vergara una con el número 1. La música reinició para poner el ambiente.
Así cerró el mandatario esa agitada noche de jueves, entre fuegos artificiales, sonriente, envuelto en un ambiente diametralmente opuesto al que vivió en diciembre de 2009, cuando la Marina acabó con Arturo Beltrán Leyva, El Jefe de Jefes.

Nacho Coronel, la cacería

La cacería/reportaje
Alberto Osorio M., Gloria Reza y Felipe Cobián R., reporteros
Revista Proceso # 1761, 1 de agosto de 2010;
Documentado por Proceso en su edición de hace dos semanas (número 1759), el vertiginoso ascenso de Nacho Coronel en la estructura del cártel de Sinaloa, que lidera El Chapo Guzmán, fue parado en seco por las balas del Ejército. Pero las acciones del gobierno federal fueron más allá... acabaron también con la vida de Mario Carrasco Coronel, sobrino del capo y quien, según la Secretaría de la Defensa, se aprestaba a suceder a su poderoso tío en el negocio de las drogas. Nacho Coronel había conseguido vivir y operar durante años en Jalisco, territorio panista, y lo hizo en plena libertad, integrado a la alta sociedad zapopana en particular y jalisciense en general, y sin ser molestado ni por autoridades estatales ni por las federales.
GUADALAJARA, JAL.- Aparentememte protegido en las altas esferas de la política Ignacio Nacho Coronel Villarreal, tercero en la jerarquía del cártel del Pacífico –después de Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, a quienes habría desafiado– durante años vivió aquí a sus anchas y traficó sin tropiezos... hasta que el gobierno lo eliminó.
Un día después de la caída del capo, efectivos del Ejército mataron en otro tiroteo a Mario Carrasco Coronel, El Gallo, sobrino y presunto sucesor de Nacho Coronel al frente de la célula del cártel de Sinaloa en Jalisco.
El capo cayó el jueves 29 pasadas las 12:40 horas. Ataviado con ropa deportiva, Nacho Coronel recibía un masaje antiestrés de una terapeuta –se afirma que estaba deprimido desde el levantón de su hijo Alejandro en abril pasado– cuando un grupo de élite del Ejército lo sorprendió en su casa de Paseos de los Parques 3435 en Colinas de San Javier. Y lo acribilló.
La versión de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) –que es la única que se conoce; el acceso a la datos sobre el operativo ha sido restringido– asegura que la localización del capo se debió a una labor de inteligencia militar de varios meses. Se informó, asimismo, que Coronel opuso resistencia a la aprehensión, disparó su pistola y mató a un soldado –el que encabezaba el asalto– e hirió a otro.
Versiones extraoficiales atribuyen su eliminación al creciente poder que Coronel adquiría “desde la sombra”, como reveló este semanario, lo que pudo hacer creer a sus superiores que su propio liderazgo estaba en entredicho.
En el mismo lugar en el que murió el capo fue capturado ileso Francisco Quiñones Gastélum, guardia personal del también llamado Rey del Cristal; asimismo fue detenida la terapeuta-masajista, cuyo nombre se desconoce.
Pero el operativo no acabó ahí, se extendió un poco más: a tres cuadras, en la misma calle de Paseos de los Parques en su cruce con Paseos del Acantilado, habrían detenido a una de las parejas de El Chapo y a dos de sus hijos. Trascendió, además, la detención de cuatro pistoleros cuyos nombres no han sido revelados por la Sedena.
Se supo asimismo que Guzmán Loera más de una vez se habría refugiado en alguna de estas casas y otras que poseía Nacho Coronel en esta colonia, compartida entre Guadalajara y Zapopan, que es la más exclusiva de la capital tapatía. Está vigilada día y noche. Tiene una policía pagada por los colonos y cámaras de video que funcionan día y noche en todos los cruceros. Una de esas cámaras está a 30 metros de la primera finca.
Aquí se asientan ricos de abolengo y empresarios exitosos como los Leaño, los Álvarez del Castillo, los Arroyo Chávez, los De la Torre y algunos de los políticos más acaudalados, como el panista Daniel Ituarte, exalcalde de Zapopan, y el exgobernador priista Flavio Romero de Velasco. También, al menos durante un tiempo, vivió y tuvo su casa de campaña en dicho fraccionamiento el primer gobernador panista de Jalisco y actual senador Alberto Cárdenas Jiménez.
Pero en Colinas de San Javier, igual que en Puerta de Hierro y otras colonias aledañas de clase alta, “también hay familias de narcos y todo mundo lo sabe en Guadalajara, menos las autoridades”, aseguran vecinos de la zona residencial.
Después del operativo que terminó alrededor de las cinco de la tarde Felipe Calderón llegó a Guadalajara en medio del más impresionante dispositivo de seguridad visto aquí hasta ahora. Acudió a dos actos: la entrega de la medalla al Mérito Industrial 2010 en la Expo Guadalajara y a la inauguración el estadio de las Chivas del Guadalajara.
El asalto
Según los vecinos el ataque a la finca del capo empezó luego de que francotiradores se apostaron en las azoteas de varias casas aledañas e inmediatamente después de que se provocó un apagón: un transformador estalló presumiblemente por el choque intencional de uno de los vehículos que llevó el Ejército. Otros testigos sostienen que fue un bazucazo el que dejó sin energía la zona, al tiempo que desde una terminal cercana era desconectado el servicio telefónico.
Pasados unos instantes se escucharon varias detonaciones en la primera residencia. Poco después empezaron los vuelos rasantes de tres helicópteros de la Fuerza Aérea que, según testigos, habían sido llevados con mucha antelación (al menos dos de ellos) en plataformas especiales hasta un lote en las inmediaciones, en la calle Circuito Madrigal. Ambos aparatos permanecieron ocultos varios días.
Antes de que diera comienzo el operativo fueron bloqueadas la avenida Acueducto y calles adyacentes; se impidió la circulación vehicular hasta a los residentes del área de las 12:40 horas hasta pasadas las cinco de la tarde.
El menor movimiento en ventanas, puertas y portones o el ruido de algún motor hacía que los solados –participaron de 150 a 200– apuntaran nerviosos sus armas, narraron testigos.
Del enfrentamiento que tuvo lugar en la residencia del capo no hay más información que los boletines de la Sedena.
No fue sino alrededor de las seis de la mañana del pasado día 30 cuando llegaron los agentes del Ministerio Público adscritos al Servicio Médico Forense; una hora y media después sacaron los dos cadáveres –el de Coronel y el del soldado– en medio de un fuerte dispositivo de seguridad para llevarlos a las instalaciones del Semefo, en el centro de Guadalajara. Hasta el cierre de esta edición no se había emitido ningún informe sobre las autopsias.
No obstante, El Universal publicó en su sitio de internet que el capo tenía dos heridas de bala, una en el pecho a la altura del corazón y otra en el cuello. Reforma, por su parte, mencionó el pasado viernes que el cuerpo tenía 16 disparos.
En todo ese tiempo ni por asomo se vieron, cerca ni lejos, patrullas de la Policía Preventiva estatal o algún agente de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, a la que habría tomado por sorpresa el operativo, al igual que a las policías municipales de Guadalajara y Zapopan.
Protección
Contra su costumbre, el gobernador Emilio González Márquez –quien la noche del jueves, durante la cena con Calderón y Jorge Vergara en el estadio de Chivas mostró un gesto adusto– no ha emitido pronunciamiento alguno sobre la muerte de Coronel Villarreal. Sólo durante la entrega de la presea al Mérito Industrial en la Expo Guadalajara hizo referencia a la inseguridad al puntualizar que “en este tiempo de aguas bravas (todavía había confusión sobre el operativo que terminó con Nacho Coronel) en Jalisco no evadimos la responsabilidad y no argumentamos que esos problemas son de la Federación”.
Al día siguiente, viernes 30, no hubo un sólo pronunciamiento o comunicado al respecto. Como si nada hubiera ocurrido. Tampoco aparecieron en escena el secretario general de Gobierno Fernando Guzmán Pérez Peláez, ni Luis Carlos Nájera Gutiérrez de Velasco, secretario estatal de Seguridad Pública.
Dante Haro Reyes, doctor en derecho y experto en el tema de seguridad pública, cuestiona al gobierno de Jalisco: “Si tuvo que venir el Ejército después de tanto tiempo de búsqueda para ubicar e intentar hacer la aprehensión, quiere decir que las autoridades locales son ineficientes o están coludidas”.
Considera que el hecho de que no se haya pedido la participación del gobierno estatal o de las autoridades municipales para el operativo contra Nacho Coronel puede interpretarse como un elemento claro de desconfianza hacia las autoridades locales.
Entrevistado por Proceso, Dante Haro asegura que es extraño que a 24 horas de los acontecimientos nadie en el gobierno de Jalisco haya dado una versión de los hechos. “No salió ni el secretario de Seguridad Pública ni el secretario general de Gobierno a ofrecer una narración de los acontecimientos, de un hecho que no sólo tiene repercusión nacional sino internacional por la figura de la que se trata”.
A mediados de mayo pasado en Jalisco se publicó información en el sentido de que Nacho Coronel había sido capturado en El Molino, municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, por 90 policías, 60 marinos y 30 agentes de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
El mismo Guzmán Pérez Peláez reconoció que hubo “detenciones importantes entre el jueves 13 y el viernes 14 y aclaró al diario local Público que no podía confirmar ni descartar la presunta aprehensión de Coronel (Proceso 1752 y 1759).
En septiembre de 2008 dos policías, que afirmaron representar a un centenar de efectivos municipales y estatales, entregaron a este semanario la copia de una carta que enviaron a la Presidencia de la República en la que denuncian que el titular de Seguridad Pública de Jalisco, Luis Carlos Nájera Gutiérrez, y sus principales colaboradores estaban relacionados con la delincuencia organizada.
En el escrito afirman que el funcionario asistió a una fiesta en San Juan de Ocotán, Zapopan, acompañado de los directores de las policías Estatal y Preventiva, Alejandro Solorio Aréchiga y Fernando Andrade Vicencio, respectivamente. Ahí –afirma el escrito– los funcionarios se reunieron con capos como Juan José Esparragoza, El Azul, El Matriz y Nacho Coronel.
Nájera desmintió tales versiones y aseguró: “Nunca he asistido a ninguna fiesta donde me haya reunido con personajes de la delincuencia organizada o con emisarios de los mismos y rechazo la presunción de que yo acordé con ellos o con integrantes de algún cártel recibir dinero, ni en lo personal ni a través de interpósita persona, a cambio de hacer algún favor en beneficio de sus operaciones ilícitas”. (Proceso 1665 y 1666).
El presidente de la Comisión de Justicia de la LIX Legislatura local, Luis Córdova Díaz pidió que se investigara la posible protección a Nacho Coronel en Jalisco: “Sabemos, por lo que manejan los medios, por lo que muchas ocasiones las mismas autoridades civiles y militares manifiestan, que tienen plazas y que tienen cotos y que tienen formas de operar y si ésta es una situación que generó complicidad y que tiene infiltrada alguna secretaría o alguna procuraduría o alguna delegación pues se tiene que actuar contundentemente”.
La guerra que viene
Se teme que con la muerte de Nacho Coronel –“quien amplió su abanico de actividades en los últimos años; hoy, además de cocaína, trafica con metanfetaminas y cuenta con decenas de laboratorios clandestinos a lo largo del territorio nacional, lo que le permite controlar más de 50% de la producción de drogas sintéticas, según la DEA”, escribió el reportero Ricardo Ravelo hace dos semanas (Proceso 1759)– se desate una guerra por el liderazgo que deja vacante.
Dante Haro Reyes señala que “en la lucha entre los grupos del crimen organizado se observa un rompimiento del equilibrio” que representaba la figura de Nacho Coronel, por lo que esa guerra podría darse entre los integrantes del mismo cártel del Pacífico para ostentar el poder que aquél representaba, pero también pueden darse enfrentamientos con otros grupos que buscarán apropiarse de esta plaza.
Por otra parte señala que es un secreto a voces que los lugares que habitan los grandes capos, como Colinas de San Javier, Puerta de Hierro y Valle Real, son fraccionamientos de gran lujo y ellos pueden pagarlo. Eso significa que un empresario que se dedica a negocios lícitos puede convivir sin problemas con esas personas. “Esa es la parte de la base social que ellos logran permear”.
Sostiene que los delincuentes consiguen interactuar con empresarios o políticos gracias su inserción en determinado tejido social, como sucedía en el caso de Nacho Coronel.
Luego de la muerte de Nacho Coronel se esperan reacomodos en el manejo financiero y de protección política cuya dimensión aún no se conoce, pero que esos movimientos, a su juicio, se traducirán en nuevos enfrentamientos.
El riesgo mayor podría venir por parte del cártel del Golfo o de Los Zetas, quienes en distintos momentos han incursionado en Jalisco desde la región norte hasta llegar Puerto Vallarta, donde ya se han enfrentado con el cártel del Pacífico o de Sinaloa.
El director de la Policía Municipal de Guadalajara, Servando Sepúlveda Enríquez, informó que tras la muerte del capo sostuvo una reunión con el presidente municipal de Guadalajara, Jorge Aristóteles Sandoval, para prevenir actos violentos.
El cerco se cerraba
El ocaso o calvario de Coronel Villarreal, hombre taimado, calculador y de apariencia más cercana a la de un ejecutivo, empezó el primer trimestre del año pasado cuando un sobrino suyo, José Ángel Carrasco Coronel, El Changel, fue detenido en Tlajomulco de Zúñiga; aunque este hombre fue remitido por la Procuraduría estatal a la delegación de la PGR junto con otros detenidos, después se supo que estaba libre porque nunca llegó a tal dependencia.
En enero de este año fueron capturados otros parientes de Nacho: Ernesto Coronel Peña, Juan Jaime Coronel y Juan Ernesto Coronel Herrera y pocos días después, el 18 del mismo mes, fueron capturados en la región de Chapala varios individuos, entre ellos el operador de zona de Coronel, Gael Carbel Aldana quien fue remitido al cefereso de Matamoros, Tamaulipas.
Más recientemente, el 3 de abril, fue levantado en Bahía de Banderas, Nayarit, el hijo del capo, Alejandro Coronel de sólo 16 años. Nunca apareció. Tres días después, en Tepic, más de 100 hombres armados levantaron a una docena de personas que a poco aparecieron muertas en San José de Castilla, municipio de Jalisco, Nayarit. Diez calcinados y cuatro cuerpos más con el tiro de gracia. Fue la venganza, según la policía.
Finalmente, un día después de la muerte de Nacho Coronel su sobrino Mario Carrasco Coronel, El Gallo, fue abatido por los militares en un enfrentamiento ocurrido en Rinconada de Los Novelistas, en el poniente de la ciudad. De acuerdo con versiones de la Sedena El Gallo “de acuerdo al lugar que ocupaba en la estructura de la organización delictiva, era uno de los posibles sucesores de Nacho Coronel”, dice un comunicado de prensa emitido el pasado viernes 30.
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Laptop de Coronel

Laptop de “Nacho” delató a su sobrino
Francisco Gómez
El Universal, 1 de agosto de 2010
Peritos de la Procuraduría General de la República tienen en su poder la computadora que le fue asegurada al fallecido jefe de las drogas tras su muerte, de la cual se está extrayendo la información
El extinto capo del narcotráfico, Ignacio Coronel Villarreal, El Rey del Ice o El Cachas de Diamante, tenía en el refugio de lujo donde fue abatido por militares unas 10 maletas llenas de dinero que después de ser contado durante varias horas sumó más de 7 millones de dólares en efectivo, joyas, al menos media docena de celulares y una computadora portátil, cuya información permitió continuar el operativo militar que culminó con la ubicación de su sobrino Mario Carrasco Coronel, quien fue muerto por los soldados.
Peritos de la Procuraduría General de la República (PGR) tienen en su poder la computadora que le fue asegurada al fallecido jefe de las drogas tras su muerte, de la cual se está extrayendo la información.
El ordenador, de acuerdo con informes oficiales, contendría datos sobre las operaciones del trasiego de drogas que realizaba Coronel Villarreal, por vía marítima, y las empresas que usaba para realizar el traslado, introducción y distribución de cocaína y drogas sintéticas.

Granados Chapa Y Pascal Beltrán

Columna PLAZA PÚBLICA/Miguel Ángel Granados Chapa
Publicado en Reforma, 1 Ago. 10
El oficio periodístico está muy infectado de gérmenes que impiden la vertebración de sus practicantes. Intentos valiosos los hay, pero no una agrupación con dimensiones suficientes para expresar los valores y los intereses del gremio
Por fortuna, el grave episodio terminó con bien respecto de los secuestrados, pero infirió daños a la libertad de información que no pueden quedarse en la anécdota. Si lo acontecido esta semana en el terreno de la comunicación pública no trasciende, si no pone a los periodistas y a sus empresas e instituciones en el camino de la solidaridad activa, quedará allanado el camino para la ruina de un oficio, una actividad, una misión necesaria para la convivencia democrática.
El secuestro de cuatro trabajadores de los medios en Gómez Palacio, Durango, el lunes 26 de julio concluyó con la puesta en libertad de dos de ellos por decisión de sus captores, y con el rescate de los dos restantes por la Policía Federal en la madrugada del sábado. Ayer mismo, el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, describió confusamente la circunstancia de la liberación de los camarógrafos laguneros Jaime Canales, de Multimedios (Milenio) y Alejandro Hernández, de Televisa. Ellos mismos estuvieron presentes en la rueda de prensa cuyo protagonista fue el funcionario (que estuvo flanqueado por tres de sus colaboradores cercanos) y aportaron alguna información, insuficiente por la propia condición en que se hallaban, para tener una imagen cabal de lo sucedido. El dato sobresaliente del momento de su rescate fue que los secuestradores pudieron huir.
Previamente, el jueves había sido dejado libre Héctor Gordoa, reportero de Televisa, enviado desde la Ciudad de México para informar sobre la protesta de presos de la cárcel de Gómez Palacio y sus familiares, por la destitución de la directora de ese penal, acusada de permitir que comandos asesinos, compuestos por reos bajo su custodia, salieran a cumplir misiones homicidas en Torreón. Previamente había sido liberado, horas después de su secuestro, el martes 28, el reportero Óscar Solís, del diario local El Vespertino. Quizá se lo llevaron por error y por eso lo dejaron ir pronto, ya que los captores concentraron su presión sobre las dos empresas televisoras a cuyo personal retuvieron.
Esas empresas han manejado discretamente los términos de lo solicitado por los secuestradores, y eligieron guardar silencio sobre la captura misma, y demandaron la misma actitud del resto de los medios. Plantearon de esa manera un dilema ético de gran envergadura. Si los medios de comunicación acceden, en función del alto valor de la vida de su personal, a cumplir las exigencias de los delincuentes, son ellos mismos, y no sólo sus integrantes privados de la libertad, los que se convierten en rehenes de la ilegítima presión.
Milenio televisión accedió a transmitir, la mañana del miércoles 28, tres videos cuya difusión fue requerida por los secuestradores. Son denuncias que forman parte de la guerra entre bandas. No queda registro de que Televisa hubiera cedido y adoptado una conducta semejante. El programa Punto de partida, que se transmite los jueves cerca de la medianoche, fue suspendido esta vez, más como un modo de protestar contra los delincuentes que esa tarde habían dejado libre al reportero Héctor Gordoa, que forma parte del equipo que realiza esa serie dotada de gran vigor periodístico, y encabezado por Denise Maerker.
Fue un momento dramático, quizá el de mayor gravedad que haya tenido esa televisora, el que vivió Denise Maerker al anunciar que "condiciones extraordinarias han impedido que el equipo de Punto de partida integre y emita el programa de esta noche". Al concluir su aviso, la pantalla del Canal 2, el de mayor alcance en los medios electrónicos, se oscureció y en esa condición permaneció durante los 60 minutos posteriores. Diciendo sin decir, acaso por las presiones a que su empresa estaba sujeta, la conductora explicó que "en Televisa, en Punto de partida, no estamos dispuestos a fingir que no está pasando nada. Sí está pasando. Todos los periodistas de este medio y de todos los otros corren enormes peligros para cumplir con su tarea, y la sociedad de sumirse en el silencio y la desinformación".
Dijo también que "el secuestro de nuestros compañeros y colegas representa de manera más amplia el secuestro de todo el periodismo. El riesgo es que en el futuro muchos otros medios se encuentren en esta misma y delicada situación". Y por lo que toca a su caso en particular agregó: "emitir un programa en estas circunstancias resulta imposible y un riesgo no sólo para quienes permanecen retenidos sino también para todos aquellos que nos dedicamos al ejercicio periodístico".
Dos horas antes, ese mismo jueves en Milenio Televisión, Ciro Gómez Leyva había delegado la conducción del noticiario principal, a causa del mismo impedimento. Apuntó una de las limitaciones impuestas por los captores de Javier Canales, su camarógrafo en La Laguna: al referirse a la libertad del reportero Gordoa, explicó que "no podíamos dar la noticia, salir, gritar que estaba libre. Había que esperar a que otro medio lo hiciera. Hay notas que uno no puede dar. Lo hicieron, y muy bien, el Diario de Juárez y Reforma".
Ese mecanismo, la publicación en otros espacios de la información que los medios afectados están impedidos de ofrecer, ha de ser una de las salidas a los riesgos que hace ya tiempo se abaten sobre el periodismo. Es preciso recordar un ejemplo que, si bien en muy otras circunstancias, permitió eludir una presión silenciadora. El junio de 1971 The New York Times inició la publicación de lo que se llamarían "los papeles del Pentágono", una vasta documentación sustraída por Daniel Ellsberg, en que se revelaban las simulaciones y los montajes del gobierno de Nixon para atacar a Vietnam del Norte como si respondiera a una agresión. El diario neoyorquino recibió una orden judicial para no seguir publicando esos documentos. Y entonces otros periódicos tomaron la estafeta, y continuaron la presentación de los papeles, hasta que cada uno recibía el mandamiento de censura y lo acataba pero con la certidumbre de que otro medio proseguiría la tarea de difusión.
Una solidaridad semejante, un entendimiento de alcances parecidos entre los medios de información es imprescindible en estas horas de peligro. El oficio periodístico está muy infectado de gérmenes que impiden la vertebración de sus practicantes. Intentos valiosos los hay, pero no una agrupación de periodistas con dimensiones suficientes para expresar los valores y los intereses legítimos del gremio. Priva, al contrario, sobre todo en la Ciudad de México, un ánimo inquinoso, una guerra sucia que va más allá de la legítima competencia. Había antaño una suerte de solidaridad negra, un pacto implícito de complicidad para las trapacerías cometidas en los medios. Se expresaba en la consigna "perro no come carne de perro". Es preciso ir mucho más allá e integrar un cuerpo fornido, resuelto, capaz de oponer resistencias eficaces a las presiones y agresiones de todo género, especialmente las que provienen del crimen organizado. Esta semana, además del episodio central de que estamos hablando, la hostilidad contra los medios se manifestó en una bomba de humo contra el domicilio del director de un diario en Cuernavaca, un artefacto explosivo contra Televisa de Nuevo Laredo y agresiones contra los diarios fronterizos Norte y El Mexicano.
No podemos permanecer impasibles, o solamente indignados o simplemente temerosos. Hemos de trascender el sentimiento elemental de que es preciso acudir en apoyo del que padece una ofensa sólo por el argumento de que podríamos estar en su lugar. Aunque estemos o nos consideremos a salvo, por encima de los riesgos, hemos de vertebrarnos. Entiendo que la organización no gubernamental Artículo 19 (llamada así por el respectivo texto de la declaración de los derechos humanos) ha iniciado un proceso de aproximación en tal sentido. Es una idea oportuna que debe ser atendida.
En sus dramáticas tomas de posición Denise Maerker y Ciro Gómez Leyva reclamaron la intervención de las autoridades para garantizar el ejercicio del oficio periodístico, como debe hacerse ante cualquiera otra actividad. La Policía Federal rescató a dos de las víctimas del lunes, es cierto. Pero falta determinar quién ordenó el secuestro, y detenerlo e impedir que la suerte se reedite. De lo contrario, y aun si se organizan para enfrentar solidarios las amenazas en potencia o en acto que se les asesten, los periodistas tendrán la libertad y aun la vida prestadas.
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Noticia de un secuestro/ 
Columna Bitacora del director Pascal Beltrán del Río
Excélsior 1 de agosto de 2010;
Los plagiarios quizá no se esperaban que la respuesta fuera una muestra de solidaridad de prácticamente todo el gremio periodístico.
Ha sido una semana trepidante para el periodismo mexicano.
El secuestro de varios colegas en La Laguna, mientras recababan información a las afueras del penal de Gómez Palacio, se había convertido en una inusitada demostración de fuerza del crimen organizado, dispuesto a llegar muy lejos para manipular a su antojo a los medios de comunicación.
Los secuestradores quizá no se esperaban que la respuesta fuera una muestra, no menos desusada, de solidaridad de prácticamente todo el gremio periodístico; el temple de informadores como Denise Maerker, quien tuvo la encomiable reacción de poner en negros la pantalla de su programa semanal en Televisa, mientras se hacían esfuerzos por conseguir la liberación de los colegas, y un eficaz operativo de la autoridad, que logró poner a salvo a los dos camarógrafos que permanecían retenidos.
Lo que el lunes 26 era un signo ominoso para el trabajo de quienes nos dedicamos a informar -incluso considerando lo difícil que se ha vuelto el ejercicio de esta profesión en diversas partes del país-, terminó ayer a mediodía cuando se informó que Javier Canales (de Multimedios Laguna) y Alejandro Hernández (de Televisa Laguna) estaban libres y esta espantosa crisis de los rehenes se había terminado.
El lunes por la tarde, mientras una nueva información sobre el secuestro de Diego Fernández de Cevallos recorría la red social Twitter y en la redacción de Excélsior debatíamos qué tratamiento editorial debíamos darle, recibí una llamada de Denise, quien me puso al tanto del secuestro de Héctor Gordoa, colaborador del programa Punto de partida, y otros tres trabajadores de los medios de comunicación.
Yo había seguido el trabajo puntual de Denise y su equipo sobre la masacre de la madrugada del 18 de julio en el ejido Plan de San Luis, de Torreón, uno de esos horrendos episodios ante los que parte de la sociedad mexicana aparentemente ha dejado de impresionarse. Asimismo, la aparición de un video, al que le dieron difusión algunos medios, en el que un presunto policía del municipio de Lerdo relata, bajo tortura, que la matanza de 17 personas fue realizada por reos del penal de Gómez Palacio, a quienes la directora de ese centro de reclusión permitía salir por las noches para cumplir venganzas por encargo.
Me había llamado la atención que las autoridades encargadas de investigar la masacre hubieran llegado a esa misma conclusión, después de que alguien colgó el video del interrogatorio ilegal en internet, y estaba al tanto de las manifestaciones que familiares de reos llevaban a cabo para pedir la reinstalación de la directora del centro penitenciario, Margarita Rojas Rodríguez, quien había sido arraigada por los hechos.
No soy ajeno a las historias de reporteros que trabajan bajo presión del crimen organizado en diferentes estados de la República, como Tamaulipas, Durango y Michoacán. He participado en reuniones convocadas por la organización no gubernamental Artículo XIX para generar una respuesta informativa concertada de los medios en casos de actos de amenazas, desaparición o, peor todavía, asesinato de periodistas, casos que, lamentablemente, se han multiplicado en meses recientes.
Sin embargo, la información que Denise tenía que comunicar esa tarde me puso los pelos de punta. Sabía que no exageraba cuando me decía que era indispensable que los medios guardáramos silencio para no poner en riesgo la vida de los cuatro colegas.
Siempre he creído en lo que ha dicho el maestro de la ética en el periodismo, el colombiano Javier Darío Restrepo, respecto de la publicación de información sobre secuestros: La cobertura de este tipo de noticias siempre debe servir para ayudar a las víctimas. Asimismo, que los medios deben elegir en estos casos entre informar para servir a la sociedad o prestarse al sensacionalismo. Si optan por esto último, ha escrito Restrepo, los únicos afectados serán el secuestrado y sus familiares.
Por tanto, nunca dudamos en hacer caso de la petición. Nos abstuvimos de publicar cualquier referencia al secuestro de los periodistas en nuestra edición del martes 27.
Incluso, cuando el gobierno de Durango y la Comisión Nacional de Derechos Humanos revelaron la información -algo que sigo sin comprender, sobre todo en el caso de la CNDH-, me comuniqué con Denise para preguntarle si debíamos mantener la misma actitud o cambiarla. "En este caso, creo que es mejor publicar", me dijo.
En el caso del secuestro de Diego Fernández de Cevallos hemos hecho la misma evaluación. La tarde del lunes, no pudimos comprobar la autenticidad de la foto, la carta y el comunicado -que había puesto en circulación el periodista José Cárdenas, quien los recibió por correo electrónico- pese a acudir a las fuentes indicadas. Por ello, y porque nos pareció que esos documentos no hacían mucho más que abundar en la humillación de la víctima, sólo publicamos una breve nota en interiores que daba cuenta del fenómeno mediático suscitado por los documentos.
Las lecciones de estos hechos son claras para mí: no podemos acercarnos a los temas de seguridad pública sin reflexionar respecto de cómo estamos informando a la opinión pública sobre sucesos terribles como ejecuciones, matanzas indiscriminadas, secuestros, actos de extorsión, tráfico de personas, entre otros.
Aunque estoy de acuerdo en que el secuestro de un periodista y el de un político tienen alcances diferentes, los criterios para cubrir uno y otro no debieran diferir. Un secuestro siempre es un secuestro.
También debe quedarnos claro que los medios de comunicación son sumamente importantes en la estrategia de expansión de los cárteles. Los delincuentes han comprendido que necesitan de la caja de resonancia de los medios para que sus amenazas lleguen a quienes desean, trátese de autoridades o la población en general. Por tanto, no podemos confundir la labor informativa con hacernos eco de mensajes que los criminales envían para intimidar a quienes les estorban.
Algunos, dados al maniqueísmo, creen que la única opción de no prestarse a ser vocero de los delincuentes es no informar. No es verdad, o por lo menos yo no lo veo así. La alternativa real es informar con sentido de servicio a la sociedad y responsabilidad, así como con apego a los hechos, el interés público y la ética periodística; y, sí, informar con valor, prudencia y precaución a la hora de reportear, porque ya se vio que los delincuentes no se detienen ante nada a fin de cumplir sus objetivos.
Los hechos de ayer son materia de celebración, sin duda. Ver a mis colegas Javier Canales y Alejandro Hernández libres da para reafirmar las convicciones de las que está hecho este oficio y, también, para volver a creer en las instituciones y la lucha contra la impunidad (aunque sin olvidar que aún no hay nadie detenido por este plagio).
Celebremos, pero también reflexionemos. ¿Ha servido de algo, informativamente hablando, difundir imágenes de narcomantas, colgados o un secuestrado sin camisa y los ojos vendados? ¿Han ayudado esas fotos, sin mayor apoyo documental, al entendimiento de lo que le está sucediendo al país? ¿No se habrá tratado, más bien, de concesiones al morbo o, peor, de prestarse inconscientemente al juego perverso de la delincuencia?

Final feliz


CIRO GOMEZ LEYVA Y CARLOS MARIN ENTREVISTAN A FACUNDO ROSAS, COMISIONADO GENERAL DE LA PF; A LUIS CÁRDENAS PALOMINO, JEFE DE LA DIVISIÓN DE SEGURIDAD REGIONAL, Y A JAVIER CANALES, CAMARÓGRAFO DE MILENIO MULTIMEDIOS LAGUNA, 31 DE JULIO DE 2010
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Bueno, gracias, muchas gracias, retomamos esta cobertura especial que hemos hecho desde la mañana. Hoy, el día en que la policía federal liberó a los dos periodistas, a los dos camarógrafos que se mantenían bajo, como rehenes, se mantenían secuestrados por un grupo que ya, el secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna identificó como una célula de "El Chapo" Guzmán y bueno, para nosotros es de veras un privilegio informativo y personal compartir ahora este espacio, en primerísimo lugar con nuestro compañero Javier Canales, que gusto. Aquí hablamos toda la semana de ti, un gusto que estés con nosotros. Javier, tenerte aquí.
JAVIER CANALES.- El gusto es mío y muy agradecido, el agradecido soy yo. Quiero agradecer a Dios, mi empresa, mi sindicato, todos los compañeros, doy gracias por todo, estoy muy agradecido, estoy muy agradecido y no tengo más palabras para agradecer.
CIRO GÓMEZ LEYVA. -Vamos a platicar, vamos a platicar largo y también, ¡qué privilegio que nos acompañen en esta mesa!, pues los dos, no quiero, sé que no les gusta personalizarse, que no les gusta que digan "los dos responsables" porque son toda una corporación, a dos piezas fundamentales en esta operación en la Secretaría de Seguridad Pública Federal como son Luis Cárdenas Palomino. Luis, ¡qué gusto!, ¡qué gusto Luis! y Don Facundo Rosas. ¡Facundo qué gusto! Y además estar compartiendo esta tarde contigo Carlos, Carlos Marín. ¿Por dónde empezamos señores, qué podemos saber del operativo Luis?
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Bueno Ciro, la parte operativa inicia el día ya desde el día ayer. Ha sido una operación que se tomó mucho tiempo y el despliegue de un gran número de fuerzas, nos toca en este momento dar la cara a nosotros, pero realmente fue el trabajo de mucha gente que está atrás de esto. Fue tallar lápiz, el hacer diagramas, mapeos, gente en campo investigando, ubicando domicilios, gente operando en la calle que nos llevó a este resultado. Es realmente la operación, yo te puedo decir que es una operación que debe de llevar ahorita, debe de estar cumpliendo alrededor de 28 horas la operación, sigue la operación.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Sabemos, supongo que habrá reservas, que es una operación en marcha ¿Qué podemos saber de cómo se toma decisión de intervenir?
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Bueno, yo creo que era importante, Ciro, saber que una vez que se estaba llevando el proceso de manejo de crisis, una vez que las exigencias que se habían solicitado no habían sido cumplidas, llegamos en el sentido de que teníamos que operar en ese momento, Ciro, no nos queda otra opción más que la parte de empezar a trabajar ya en el campo para ver qué es lo que estaba sucediendo y tenemos algunas ventajas de algunos puntos de inteligencia que ya teníamos en la zona, lo que nos permitió actuar en algunas colonias y estar muy, muy cerca de los puntos donde estaban, mantenían en cautiverio a Javier y Alejandro.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Bueno, ¿cómo, en qué punto se toma una decisión así Facundo?
FACUNDO ROSAS.- Bueno, en primer término quiero dejar muy preciso que la instrucción que recibimos del señor Presidente de la República, del Secretario, el ingeniero Genaro García Luna fue privilegiar la vida de las víctimas. Había dos periodistas, en un primer momento eran tres… la posibilidad de liberar al primero de ellos, pero había otras víctimas más. Entonces había que privilegiar pues la integridad de ellos. Las decisiones se tomaron en dos niveles, en el nivel estratégico y en el nivel operativo. Había que llegar al campo, pero con un esquema de trabajo integral que no pusiera en mayor riesgo del que ya corrían en ese momento las víctimas. Fue así que la parte estratégica la empatamos con la táctica y nos dio como resultado la planeación de la operación que ya ayer inició y que como ya se comentó hace un momento, lleva alrededor de 28 horas y todavía tiene por avanzar.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Bueno ¿a qué hora es la liberación de ustedes dos?, Luis le pregunto y luego para que tú nos cuentes, para que tú nos cuentes Javier cómo fue, qué es lo que estabas haciendo ¿A qué hora es el momento en el que entras en contacto con ellos?
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Fue alrededor de las 6 de la mañana.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Alrededor de las 6 de la mañana.
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- En un área que teníamos bajo vigilancia donde teníamos gente patrullando precisamente esa zona donde se logra escuchar, ubicar a Javier y Alejandro y ya logramos hacer contacto con ellos para sacarlos del punto donde estaban recluidos ellos ahí en Gómez Palacio.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- En Gómez Palacio, la colonia, dijo Miguel, Miguel de la Madrid ¿Qué hacías en ese momento Javier?
JAVIER CANALES.- Este, es una, una, es muy triste y lamentable. Sobre todo por el hecho de, te intimidan; familia, todo pues, es muy triste. Este, yo agradezco la intervención de las fuerzas federales. Ahorita le comentaba al ingeniero García Luna que tiene muy buen equipo de trabajo, mucha gente que tiene, como luego se dice, no se ven, hay compañeros que no se ven pero están detrás con una cámara, o sea, hay gente que está trabajando en una empresa, en una corporación que están atrás de ellos, están haciendo su trabajo, cumplen cabalmente con su trabajo, son profesionales, todo, todo eso.
CARLOS MARÍN.- ¿Pero a las 6 de la mañana qué estabas haciendo?
JAVIER CANALES.- El caso es de que cuando estamos, no teníamos, ni sabíamos donde estábamos, no sabíamos bueno, no sabíamos ni en qué colonia estábamos, ni sabíamos ni qué hora era, pierdes la noción del tiempo...
CARLOS MARÍN.- ¿Con ustedes estaban otras personas además de las dos de Televisa?
JAVIER CANALES.- ¿De periodistas?
CARLOS MARÍN.- No, otras personas secuestradas.
JAVIER CANALES.- Habían otras personas, pero nunca supimos quiénes eran.
CARLOS MARÍN.- ¿Y tú qué hacías a las 6 de la mañana?
JAVIER CANALES.- Nos dejaron en un carro, siempre nos trajeron, nunca vimos caras, escuchábamos puras voces pero nunca vimos nada. Nos traían tapados de los ojos, amarrados, nunca, siempre con la intimidación, que no voltees y no fijes y no te quites nada de eso, sino aquí te quedas, aquí vas a acabar.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- ¿No hubo resistencia Luis?
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- No Ciro. El día de ayer, te comentaba, empezamos trabajando en una colonia que ahora ya conocemos algunas partes de la versión de Javier que nos comenta qué es lo que había sucedido y el día de ayer estuvimos operando en toda una colonia muy extensa en la cual logramos ubicar varios domicilios, en los cuales estuvimos revisando varios domicilios, estuvimos haciendo sobrevuelos con los helicópteros, tuvimos algunos conatos de enfrentamientos. Y ya con la versión de Javier nos comenta que realmente estuvimos muy, muy cerca de la casa en la que él estuvo, porque fueron dos casas, esta es una casa y en la casa en la que se le encontró hoy en la mañana es una segunda casa.
El día de ayer estuvimos trabajando en ese domicilio y estuvimos ampliando la zona de vigilancia y de seguridad a partir de esos puntos que sabíamos que por información de inteligencia que eran donde podían estar estas personas. Hoy en la mañana cuando logramos ampliar el círculo a ellos los cambian de domicilio del domicilio que tenían primero donde estaban con todas las personas y los trasladan a otro domicilio que es donde los encontramos, un domicilio mucho más pequeño y nosotros temimos que por miedo de toda la operación que se venía y que sentían que ya la operación venía sobre ellos.
Entonces en ese domicilio cambian a la víctima a ese domicilio con la idea de que sea un domicilio que tal vez ya no los comprometa tanto y deslindándose del primer domicilio del cual ya estábamos muy cerca.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Y se van.
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Digo, me comentaba a Alejandro y Javier que durante un rato tuvieron vigilancia en el domicilio y luego posteriormente ya se retiraron.
CARLOS MARÍN.- Estaban prácticamente pisándoles los talones.
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Ellos alcanzan a desarmar una ventana para tratar de salir en la madrugada de hoy y hoy a las 6 de la mañana es que topan ya con la gente de nosotros en la colonia.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Déjeme decirle, Facundo, como responsable, como un alto mando de la Policía Federal de este país una vez que dimos la noticia, que transmitimos la conferencia de prensa, que los escuchamos, que escuchamos a Genaro García Luna, que te escuchamos a ti, comenzaron a llegar las llamadas de gente de Durango. Nos empezaron a decir que les daba mucho gusto, que era un momento de felicidad saber que se había logrado este objetivo con un gran éxito, decían, pero hay mucha gente más en estas situaciones y hablaba nada más gente de Durango, Carlos. Empezaron a llegar las llamadas. Todavía la pregunta ¿Por qué -y qué bueno que así fue-, pero por qué con los periodistas fue tan rápido?
FACUNDO ROSAS.- Bueno, el trabajo que se hizo en esta ocasión es sobre gente vinculada al medio periodístico pero todos los días hemos estado rescatando, hemos estado atendiendo a las familias que enfrentan estos problemas. Mucho de lo que no se ve a través de los medios es porque el trabajo para atender una familia, para estar atento al manejo de crisis y negociación se tiene que hacer con mucho sigilo, con mucha discreción y es esa razón por la cual no trasciende pero hemos estado trabajando al lado de las familias, al lado de los seres queridos que tienen a una víctima ausente y como las que hoy se manifestaron a través de Milenio pues hemos tenido también la fortuna de estarlos atendiendo. En esta semana rescatamos por lo menos dos, una en el Estado de México y una en Ciudad Juárez. En Ciudad Juárez son cuatro menores de edad.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Cuetro menores. Y en casos como este que es un caso muy visible, yo día un caso de atención nacional ¿Suele haber una reacción especial por parte de los criminales?
FACUNDO ROSAS.- En este caso la autoridad es la que asume toda la responsabilidad. La víctima no tiene por qué cargar ni culpas ni responsabilidades.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Hablo de la plaza. La plaza de Gómez Palacio, de Lerdo, de Torreón.
FACUNDO ROSAS.- Pues entendemos que hay conflicto ahí derivado seguramente del consumo de las drogas. Es una área que por la concordancia de dos fronteras, dos líneas territoriales, está Coahuila y Durango, eso les facilita un poco estar de un lado o el otro y bueno, la cobertura que tiene la policía federal le da la ventaja de poder operar en ambas partes, en ambas entidades sin tener que estar recurriendo a algunas cuestiones burocráticas. La ventaja que hoy tenemos es que está identificada la problemática tanto en Torreón como en Gómez Palacio y la estamos atendiendo de manera integral. De tal suerte que si hay esa posibilidad de que la gente denuncie tendremos muchas más posibilidades de resolver la problemática en el corto plazo.
CARLOS MARÍN.- A propósito, Ciro, de lo que comenta Facundo Rosas que pues nosotros en lo personal, pero la institución, Milenio, le agradece mucho a la Policía Federal Prevent... digo, a la Secretaría de Seguridad Pública federal el apoyo inclusive psicológico que gracias a la intervención de personas como Facundo Rosas ha tenido Tony, tu esposa Javier, y que se sintió bien acompañada y bueno, hay me imagino, una especialización en esto que es el auxilio a los familiares de secuestrados, en este caso también víctimas pues, pero lo digo en abono de lo que estaba diciendo del apoyo que tiene la Policía Federal, ¿qué tienen una área clínica, psiquiátrica o psicológica o qué, Luis?
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Así es Don Carlos. Tenemos una área de apoyo a víctimas que surge del tema de atención y manejo de crisis y a partir de ahí se han venido incorporando psicólogos para el apoyo a las víctimas, no solamente durante el trance de los secuestros sino posterior al tema de los secuestros.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Bueno. Adelante Javier.
JAVIER CANALES.- Quiero hacer mención. Cuando nos encontraron a nosotros, cierto, yo le comenté ahorita al secretario Genaro García Luna, tiene un buen equipo de trabajo. Llegaron, cuando nos encontraron nos tomaron la presión, o sea gente médica nos dieron hasta una pastilla tranquilizante, nos checaron medicamente y todo, golpes, este asi fue todo. Estoy muy agradecido.
CARLOS MARÍN.- Quizás si me permites, Ciro, valga la pena que sepa la audiencia que nuestro amigo Javier Canales no anda así por la vida en camiseta, que eso es prácticamente ropa interior, sino que es ropa prestada por la Policía Federal.
JAVIER CANALES.- Así es.
CARLOS MARÍN.- Porque después de estar casi una semana cautivo, la ropa que llevaba originalmente, pues… pero perdón, Javier, por curiosidad, ustedes están cubriendo un acto afuera del penal...
JAVIER CANALES.- Del Cereso de Gómez Palacio.
CARLOS MARÍN.- Bien ¿Y se conducían ustedes juntos, el camarógrafo de Televisa México, Televisa Torreón y tú cuando son digamos atrapados y aprehendidos, levantados por los secuestradores o cada quién iba por su lado?
JAVIER CANALES.- Cada quien iba por su lado.
CARLOS MARÍN.- ¿Y los agarraron por separado?
JAVIER CANALES.- Por separado, así es.
CARLOS MARÍN.- ¿Y entiendo que los vehículos de algunos fueron incendiados?
CIRO GÓMEZ LEYVA.- El nuestro, Luis, Facundo.
JAVIER CANALES.- Sí, sólo uno, yo no sé qué pasó con el vehículo, ya no supe...
CARLOS MARÍN.- Te informo que ya no tienes coche. No de veras.
JAVIER CANALES.- Y cámara, y son instrumentos de trabajo...
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Queremos saber, Facundo, Luis, Javier, tenemos las fotografías que han estado, que están circulando ya sobre si nos pueden explicar ¿Esto es antes, después del rescate, qué es esa casa?, a ver si nos podemos detener un poco más. Bueno, ahí estás, ahí está el compañero de Televisa, Alejandro. ¿Esto es 6 de la mañana?
JAVIER CANALES.- Sí señor.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Luis.
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Es el momento en el que el grupo operativo los ubica y empieza darles las atenciones a las que hace referencia Javier. El compañero de Televisa, el camarógrafo de Televisa traía un golpe en la cabeza...
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Esa es la casa...
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Más o menos de una pulgada. Exactamente, y esa es la casa que parecía una casa pero es realmente un cuarto muy, muy pequeñito y ellos estaban encerrados en lo que sería la parte del baño que está luego, luego del lado izquierdo a la entrada.
CARLOS MARÍN.- ¿Qué comían Javier?
JAVIER CANALES.- Una comida al día nada más, era pura agua, pero...
CARLOS MARÍN.- ¿Pero buena comida, una pizza?
JAVIER CANALES.- No.
CARLOS MARÍN.- Una torta.
JAVIER CANALES.- Una gordita nada más.
CARLOS MARÍN.- Una gordita
JAVIER CANALES.- El lunes que…
CARLOS MARÍN.- ¿Te pegaron?
JAVIER CANALES.- Sí, igual que a mi compa… lo que pasa es que mi compañero Alejandro… a mi le pegó con la tabla así, abierta pues.
CARLOS MARÍN.- ¿En dónde?
JAVIER CANALES.- En la cabeza. Lo que pasa es que yo tengo la cabeza muy dura, pero a mi compañero le pegaron pero con el filo, por eso le abrió.
CARLOS MARÍN.- Con el canto.
JAVIER CANALES.- Sí, eso y en partes del cuerpo, golpes, chamorro y todo eso.
CARLOS MARÍN.- Facundo, Luis, parece que ustedes tienen un, entiendo, un récord importante en soluciones digamos con resultados positivos en casos de secuestro ¿Lo tienen medido?, porque yo dije hace un rato, pero no sé si mentí, dije un porcentaje. ¿Cómo en qué porcentaje de los casos en que intervienen el resultado es de un final, como este, feliz?
FACUNDO ROSAS.- Son dos etapas Don Carlos. La primera es la recuperación de la víctima que puede ser por la vía de este esquema que hemos desarrollado, el manejo de crisis y negociación y la otra es el rescate. Son dos que tienen un mismo final y el porcentaje de recuperación de víctimas es muy superior al 95 por ciento. Estamos hablando de números muy altos, sin embargo esto pues siempre va a ser un punto de referencia...
CARLOS MARÍN.- Entiendo que casi no hay policía de otra, sobre todo las estatales, que mantenga un promedio de bateo como ustedes.
FACUNDO ROSAS.- No en y en cuanto al monto, si me lo permiten, también el porcentaje de lo que se llega a pagar es no mayor al 5 por ciento; es decir, si hablamos de montos se reduce de una exigencia de 100 al 5 por ciento.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- ¡Qué bueno!, ¡qué bueno estar contando esta historia! y aprovecho Luis, ahora lo podemos comentar. La primera pregunta que se le hizo al secretario García Luna, la hizo un periodista, pues está en su derecho, él puede tener sus dudas, un poco sacando conjeturas de que esto podía haber sido producto de una negociación, podría haber sido producto de otra cosa, no nada más de un operativo. Creo que yo hoy puedo decir y decirlo al aire, desde el lunes, desde el lunes en la tarde Luis Cárdenas Palomino y su equipo estuvo en contacto, estuvo cerca de nosotros, desde luego Facundo...
CARLOS MARÍN.- El secretario García Luna.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Y las decisiones que se tomaron concretamente la decisión de transmitir unos videos el martes al mediodía por parte de nosotros, también estuvo Televisa acá, fueron comentadas, comentadas con el equipo de la Secretaría de Seguridad Pública federal que estuvo al pendiente todo el tiempo, todos estos días del operativo. Y también decirlo, decirlo, porque va haber gente que va a decir, qué casualidad, pasa lo de este día, pasa lo de allá, desde muy temprano, Luis, nos hablaron de la posibilidad de una intervención. Entonces lo podemos decir porque siempre habrá gente que ya todo esto...
CARLOS MARÍN.- Sí, desde muy temprano, días atrás.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Muy temprano, estamos hablando no recuerdo exactamente si desde el miércoles, desde el jueves pero es importante decir que en esta fuimos solos los medios de comunicación. Aquí estuvo y lo que comentábamos Carlos, estuvo una parte, la parte de seguridad, la parte policiaca del Estado mexicano. Sacamos una enseñanza, quizá tendría que haber estado también o quizá en un futuro esté la parte política no, transmitiendo los mensajes pero lo tenemos que decir, lo tenemos que decir en aras de la claridad Luis.
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Así es, Ciro, y de verdad también un reconocimiento en este caso a los medios de comunicación que actuaron con plena responsabilidad y en un caso y en un momento tan delicado como fue desde el lunes hasta esta semana tan difícil y complicada que tuvimos y gracias a esos espacios que nos generan los medios nos dieron la oportunidad de poder generar una operación que nos da este tipo de resultados.
CARLOS MARÍN.- ¿Facundo Rosas qué sugerencia haría usted, con la experiencia que es tremenda la que tiene usted, bueno, ustedes, para quienes en los estados tienen cerca o muy directamente un problema de secuestro?, lo digo por la generalizada inoperancia o ineficacia o ineficiencia de las policías estatales ¿No creen que valga la pena que tengan ustedes una especie de buzón o lo tienen ya para todo el país, pero que lo repitan constantemente para que las víctimas de secuestro pues no le anden buscando esperanzadas? como la llamada que hacía referencia hace un momento Ciro, de personas que están atenidas a ver qué hace la autoridad local, frecuentemente corrompida o coptada o intimidada por la delincuencia organizada. ¿Ustedes se podrían hacer cargo de todas las denuncias?
FACUNDO ROSAS.- Tenemos dos vías de atención. En el nivel estratégico tenemos por lo pronto a la policía federal que tiene mecanismo de denuncia a través de teléfonos que son gratuitos, a través de un correo electrónico también si me lo permite...
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Sí adelante.
FACUNDO ROSAS.- El 088, el correo electrónico es...
CIRO GÓMEZ LEYVA.- ¿088?
FACUNDO ROSAS.- 088 así nada más.
CARLOS MARÍN.- Que marque donde sea que está en el país.
FACUNDO ROSAS.- Exactamente.
CARLOS MARÍN.- Policía Federal.
FACUNDO ROSAS.- Policía Federal y a través del correo electrónico, es denuncia@ssp.gob.mx. Pero además tenemos la posibilidad de que las denuncias que se reciben vía 089 en las entidades federativas las concentramos y las podemos atender. Esa es una ruta; la otra, si me lo permiten, es que estamos llevando el modelo de atención a esta problemática del secuestro a todas las entidades federativas bajo un esquema que se denomina Unidades de Atención Especial al Secuestro derivadas del acuerdo nacional del...
CARLOS MARÍN.- Preparadas por la Secretaría Federal de Seguridad (sic).
FACUNDO ROSAS.- Con la ventaja de que una premisa para que funcione es que estén evaluados todos los que integran estas unidades.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- ¡Pues qué gusto!, ¡qué gusto estar compartiendo este final, final de capitulo!, sabemos que hay muchos otros en el país. ¡Qué gusto tenerte aquí!, ¿qué viene para ti en lo profesional?
JAVIER CANALES.- Seguir trabajando, adelante, hay una vida...
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Con la cámara al hombro.
JAVIER CANALES.- Con la cámara en hombre. Nada más que me quedé sin cámara y sin vehículo, no sabía.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Bueno...
CARLOS MARÍN.- Ahora lo pagas (risas). ¡La responsiva!
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Te lo van a descontar, te lo van a descontar. ¡Qué gusto!, ¡qué gusto! Y ojalá pronto estemos viendo tus imágenes, estemos viendo tu trabajo y un saludo también a tu familia, estuvo muy al pendiente.
JAVIER CANALES.- Estoy muy agradecido con todos, con Dios, como dije ahorita en la rueda de prensa, con Dios, mi empresa, con las autoridades federales y todo, o sea...
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Y a descansar un poco no.
JAVIER CANALES.- Si porque nunca pudimos dormir del lunes para acá bien.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Me imagino, qué gusto ¿Algo más Luis?
LUIS CÁRDENAS PALOMINO.- Al contrario, muchas gracias y de verdad gracias por la oportunidad de poder haber apoyado en este caso.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Gracias a ustedes ¿Algo más Facundo?
FACUNDO ROSAS.- Pues destacar que hubo una alineación de esfuerzos, no solamente de la autoridad, de la empresa y por supuesto que cuando las cosas se alinean, siempre los resultados salen a flote y en este caso el resultado está aquí sentado con nosotros, tenemos a Javier Canales de vuelta a la empresa, de vuelta en casa con sus seres queridos y sobre todo con el compromiso de seguir empujando por este país que tanto lo requiere.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- ¿Algo más Carlos Marín?
CARLOS MARÍN.- Ciro, despedirme de ustedes cuatro, yo estaba por comerme una barbacoa, pero te pido Ciro que subrayemos, aquí sí casi a coro, la confiabilidad, la confianza que debe tener el mexicano común y corriente, más allá de los medios, en la Policía Federal porque, como decía Facundo, tienen un gran margen de acierto y hay una estructura, es la policía más capacitada que hay en México para resolver o enfrentar cuando menos el gravísimo problema de secuestro.
CIRO GÓMEZ LEYVA.- Pues muchas gracias, de nueva cuenta gracias y gracias a todos ustedes.
Con esto estaríamos terminando la transmisión especial que comenzamos hacia el medio día. Por supuesto vamos en los próximos espacios de Milenio Noticias vamos a tener una recuperación de todos lo que ocurrió en el día, vamos a retransmitir una o dos veces en la noche esta mesa, esta conversación con ustedes. Y bueno, con esto terminamos un capítulo, doloroso, este muy duro capitulo, lo terminamos mañana estaremos de nueva cuenta en nuestro trabajo y como dijimos desde el jueves, lo estuvimos diciendo hoy, tendrá que haber un replanteamiento, vamos a dejar que terminen de correr las emociones del momento, pero tendrá que venir una reflexión muy a fondo de la cobertura informativa en este tema. Nos tocó vivir esta experiencia y bueno, vendrá una reflexión. Gracias a todas las personas que estuvieron cerca de este caso. Gracias a los medios de comunicación también que nos estuvieron acompañando. Regresamos al otro estudio de Milenio Televisión con Luis Lauro y podrá ver lo principal de lo que ocurrió este día, las conferencias de prensa en los siguientes espacios de Milenio Noticias.

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