Comunicado del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario
3/12/2007;
Textual
AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES, POLÍTICAS Y REVOLUCIONARIAS
¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS
Ni sorprendente, ni inesperado ha sido el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, habría que recordar su posición ante el anatosismo y ante el desafuero de AMLO para conocerla de cuerpo entero. “Irregularidades menores” diría el C. ministro presidente Guillermo Ortiz Mayagoitia respecto a las violaciones a los derechos humanos de la defensora de los derechos humanos, periodista y escritora Lydia Cacho Ribeiro, cuando fue detenida sólo por hombres sin orden de aprehensión, trasladada por los mismos hombres sin compañía femenina alguna y amenazada en el trayecto, encarcelada, atemorizada, recibiendo agresiones psíquicas, todo bajo la orden del “gober precioso” y sus autoridades cómplices que sin importarles romper con el estado de derecho tan cacareado ahora por Mario Marín al acatar el fallo de la SCJN, decidieron darle “un coscorrón jurídico” a la persona que se ha atrevido a desenmascarar a los funcionarios implicados en la pederastia.
¿Es digna de confianza una Suprema Corte de Justicia como ésta? ¿Qué se puede esperar de ella? ¿Realmente funciona esta “Institución” para procurar justicia, que se hizo del rogar para ampliar la investigación de las represiones habidas en Oaxaca?
Oaxaca como Puebla son estados que están en manos de los priístas, quienes dan continuidad a la política que mantuvieron mientras gobernaron como partido de Estado hasta el 2000.
Así que tampoco sería sorprendente que según la SCJN que en el caso de Ulises Ruiz Ortiz tampoco resulte responsable de la represión y la violación a los derechos humanos en Oaxaca, sino exonerado de los delitos de privación ilegal de la libertad, desaparición forzada como la de nuestros compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, violación sexual, secuestro, asesinatos políticos, hostigamiento y persecución y pederastia para nombrar sólo algunos. Afianzando su servilismo y complicidad con Felipe Calderón Hinojosa en el fraude de la elección presidencial, producto él mismo de otro fraude en su “elección” como gobernador de Oaxaca. Así, protegido también por la SCJN va a resultar que sólo cometió “irregularidades menores”.
Por lo que el pueblo de Oaxaca, sus organizaciones sociales, políticas y nuestro partido hacemos responsable y cómplice de Felipe Calderón Hinojosa y Ulises Ruiz Ortiz a toda la estructura del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sin importar jerarquías, al Partido de Acción Nacional (PAN) y a quienes del PRD se han coludido con dichos partidos y su política inquisitorial para seguir protegiendo a Ulises Ruiz y darle legitimidad a Felipe Calderón.
¿Qué papel podría jugar esta Corte abyecta, salvo los cuatro ministros que hoy demostraron su rectitud y compromiso con la justicia en el caso de Lydia Cacho Ribeiro, sobre la solicitud de los legisladores para que intervenga en la investigación sobre el paradero de nuestros compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez?
Quienes en la SCJN exoneraron a Mario Marín reflejan su equivocada interpretación de la Ley y la Constitución bajo conceptos medievales y seniles, ¿qué no harían en su juventud y trayectoria para proteger a pederastas, violadores y asesinos?
Si Felipe Calderón Hinojosa que “instruyó” a las “autoridades” correspondientes para que iniciaran la búsqueda de nuestros compañeros, a un año de su gobierno y seis meses de su detención desaparición, no ha dado a conocer resultado alguno.
Pasó octubre, el mes en que como llamarada de petate se habló de la “necesidad de diálogo”, pasan los días y el diez de noviembre no ocurre el hostigamiento político militar de nuestro partido esperado por el gobierno y baja “su interés”, por lo que en sus sesudos análisis consideran que si no accionamos es porque no tenemos la capacidad, pero no es así, estamos en lo dicho, hemos esperado paciente y prudentemente a pesar de la gravedad de la detención desaparición de nuestros compañeros.
El balance de este primer año de “gobierno” de Felipe Calderón Hinojosa, deja mucho que desear ya que en materia de Derechos Humanos ha habido un brutal retroceso inocultable máxime con la aprobación del Plan México o Iniciativa Mérida “propuesta” por México la cual apunta más que a la lucha contra la delincuencia organizada a la lucha contra el supuesto terrorismo internacional y en lo nacional entendido éste como la descarada criminalización de la lucha social, apunta a la ingerencia total de Estados Unidos en el país, para que indignamente los militares que hoy se ensañan con nuestro pueblo les boleen las botas y lustren las estrellas a los militares norteamericanos, ¿Dónde está esa parte del ejército patriota que se debe oponer contundentemente ante la actitud lacayuna de Felipe Calderón Hinojosa?
El alza de precios a alimentos de consumo básico es imparable con una canasta básica fuera del alcance del 70% de las familias mexicanas; el gasolinazo, negro augurio que ha desatado la carrera inflacionaria, que pretenden ocultar por todos los medios y que pone en evidencia la nueva crisis económica que vive nuestro país; el galopante desempleo que trata de ser ocultado con el subempleo y la creación de empleos temporales para ocultar una realidad lacerante que afecta a la mayor parte de la fuerza laboral del país, por lo que se ve obligada a emigrar del mismo.
La reforma a la Ley del ISSSTE, la reforma laboral, la reforma electoral todas con clara tendencia a la derechización y legalización del régimen neoliberal. Así como la permanente intensión de la entrega incondicional del petróleo y de los recursos naturales que han sido sistemáticamente entregados a los saqueadores españoles y yanquis; el alto grado de descomposición del sistema debido a la corrupción que brota por todos lados y a la impunidad promovida por toda la estructura del poder, descomposición que se expresa también en las más de 2 500 ejecuciones documentadas, explicables solamente por los vínculos orgánicos de la estructura presidencial con el crimen organizado.
No podríamos dejar de mencionar a la jerarquía eclesiástica, la de la doble moral, que ya no pudieron ni podrán encubrir porque desde siempre en los orfanatos e internados en donde son recibidos los niños más pobres e indefensos, que son atendidos por el clero ha habido una permanente práctica de pederastia, por lo que hoy es el momento de que sean denunciados todos esos actos por los agraviados.
Jerarquía que hoy regresa por sus fueros perdidos en la época juarista y embiste con el insultante tañido de las campanas de la Catedral, contra la senadora Rosario Ibarra de Piedra, en el momento en que ella está denunciando la violación de los derechos humanos durante la tercera Convención Democrática Nacional, jerarquía que se escandaliza y se hace víctima de un pueblo católico cansado de su doble moral, de su falsa humildad y falta de comunión con los desheredados de la tierra.
¿Cómo es posible que este clero reaccionario influya en católicos que se dicen de izquierda para criminalizar la indignación de quienes se atrevieron a protestar ante la provocación y la agresión clerical y levantar demandas penales para aumentar la lista de los presos políticos, cuando lo que deberían de hacer ya, es sacar en el congreso La Ley de Amnistía para liberar a todos los presos políticos y de conciencia del país?
Las declaraciones de Amerigo Incalcaterra respecto a que el problema de la imposición de la presa La Parota “concierne sólo a los pobladores y al gobierno”, demuestra un desconocimiento de la realidad de nuestro país, pues nuestro partido está constituido precisamente por la gente del pueblo que ha optado por la lucha armada y eso da origen a nuestra presencia permanente en lugares en donde este gobierno crea conflictos por su defensa de los interese de la oligarquía que están en contra del pueblo y que es por lo que nace la resistencia y autodefensa, tal es el caso de La Parota y la represión contra los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero. Represión sistemática en el plano nacional, a la cual debería estar atento para informar a la ONU de las violaciones existentes y exigir al gobierno mexicano el respeto a los derechos humanos y a las leyes internacionales que ha firmado comprometiéndose a respetarlas.
Nos daría una gran alegría que también se preocupara por la detención desaparición, dentro de otras muchas, de nuestros compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez en manos del gobierno calderonista que los ha desaparecido y los mantiene torturando. Sería parte de un logro que de una manera diplomática se buscara la solución de este problema para evitar que nuestro pueblo actúe con su táctica de autodefensa ante la agresión y la injusticia que se está cometiendo contra nuestros compañeros desaparecidos, porque de nada serviría que un gobierno aceptara la supervisión de personas de buena fe para vanagloriarse y presumir con su presencia de ser un estado democrático.
¿Qué quieren que se haga o se siga haciendo el Estado, el régimen, Calderón Hinojosa, los militares, los empresarios, los partidos políticos, la mal llamada clase política, los medios de difusión para que ya sean presentados en libertad nuestros compañeros porque ya es mucho tiempo transcurrido y no hay una respuesta real, concreta y favorable?
Porque continuando con esa actitud tenemos todo el derecho de actuar en consecuencia con lo que nuestro pueblo exige.
Supimos y vimos con verdadera consternación de una diputada del PAN que se desvaneció al recibir una llamada telefónica en la que se le decía que tenían secuestrado a uno de sus hijos, episodio que vivieron otros de sus compañeros, lo cual lamentamos de verdad por el sufrimiento que les ocasionaron. Ahora, imagínense ustedes el sufrimiento y el dolor permanente que causa el Estado y su partido a los familiares de los luchadores sociales secuestrados por el gobierno, desaparecidos, torturados, asesinados, de las mujeres violadas, que ustedes apuntalan con su silencio y complicidad al no exigir a su partido y a su gobierno que deje de cometer esas brutales prácticas en contra de nuestro pueblo.
Todas esas injusticias podrían dejar de serlo en el momento que ustedes asumieran su verdadero papel como representantes de un sector del pueblo y defendieran verdaderamente los intereses de éste. Se conforman con endurecer las penas en contra de esos supuestos delincuentes, leyes que servirán para intervenir el teléfono de cualquier ciudadano o violando los derechos constitucionales. Ustedes ya se hicieron cómplices con el PRI para exonerar a Marín, también serán cómplices para exonerar a Ulises Ruiz Ortiz, por lo tanto deben asumir las consecuencias de sus actos.
Nuestro partido jamás ha tomado la acción represiva de un régimen como agravios personales, sin embargo, los anteriores gobiernos y el actual toman la lucha y la protesta social como un problema personal, de tal manera que secuestran a los hijos, los tienen de rehenes, maltratan a madres y padres, catean las casas, torturan a los niños, imponen sentencias exorbitantes, exigen a los guardias carcelarios que traten de destruir a los presos políticos y de conciencia, que los agredan y los destruyan psicológicamente con tal de inhibir la lucha de nuestro pueblo y de lastimar a sus supuestos o reales dirigentes.
El señor Calderón ha reiterado que asume el costo de las decisiones que ha tomado su gobierno y la responsabilidad personal de los costos que derivan de sus decisiones. Le tomamos la palabra y lo responsabilizamos de la detención-desaparición de nuestros compañeros, por lo tanto debe de asumir junto con los grandes empresarios las consecuencias de sus decisiones confesas.
Como ustedes comprenderán que ante tanta agresión y agravio desde el Estado mexicano y su gobierno de ultraderecha el único camino que le queda a todo el pueblo que lucha por sus derechos establecidos en la constitución es el hostigamiento y la autodefensa armada popular.
P.D. Informamos a nuestro pueblo y a los medios de comunicación que el correo electrónico mexico@pdpr-epr.org deja de funcionar y no es un canal oficial para comunicarse con nosotros.
¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLITICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAIS!
¡POR LA PRESENTACION DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS!
¡POR LA REVOLUCION SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!
COMITÉ CENTRAL
DEL
PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO.
PDPR
COMANDANCIA GENERAL
DEL
EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR
Año 43
República Mexicana, a 3 de diciembre de 2007.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
3 dic 2007
El Lobby israelí
Realidades, que no mitos, del 'lobby' israelí/JERÓNIMO PÁEZ
Publicado en El País, 04/12/2007
El pasado 9 de noviembre, Shlomo Ben Ami publicó un artículo, Mitos y realidades del lobby israelí, sobre el "polémico" libro de los profesores norteamericanos John Mearsheimer y Stephen Walt, El lobby israelí y la política exterior de los Estados Unidos, descalificándolo en su totalidad y en unos términos que no suelen ser habituales en este ex ministro de Asuntos Exteriores israelí y prolífico articulista, que, más allá de las contradicciones que suelen afectar a los judíos progresistas, normalmente ha defendido y se ha esforzado por establecer cauces de diálogo entre Israel y Palestina.
Desafortunadamente, Shlomo Ben Ami no hace un análisis objetivo de este libro, sino un apasionado ataque que tiene poco que ver con las tesis contenidas en el mismo. Merece la pena leer este riguroso ensayo -editado recientemente en castellano (Taurus) aunque es de lamentar que se hayan omitido las numerosas fuentes que figuran en la edición original-, que ha recibido, como era previsible, numerosos ataques y virulentas descalificaciones, pero que ha sido considerado por The New York Review of Books como el libro más interesante desde que se publicó El choque de civilizaciones de Samuel Huntington.
Sus tesis pueden resumirse en dos: la primera considera que el respaldo incondicional norteamericano en las últimas décadas al Estado de Israel no ha beneficiado ni a los Estados Unidos ni al pueblo judío; la segunda estima que las decisiones de la política exterior estadounidense en Oriente Medio están claramente influenciadas por el lobby israelí.
Shlomo Ben Ami dice que los autores de este libro "han creado un paradigma nuevo. Si tienen razón - y no la tienen-, un país pequeño se ha apoderado, mediante sus grupos de presión en los centros del poder del imperio, de la política exterior de una superpotencia a la que ha obligado a actuar contra sus intereses nacionales". Y añade que, "al querer defender lo que es una tesis absurda y obcecada, los autores del libro demuestran una vergonzosa ignorancia de las complejas realidades de Oriente Próximo". Con anterioridad Ben Ami ya había esbozado críticas parecidas en un artículo que publicó en la edición española de Foreign Policy, en el verano del 2006, si bien algo más matizadas.
Sucede que en este libro no se encuentran ni las afirmaciones que le imputa Shlomo Ben Ami y, todavía menos, el simplificador paradigma que, al parecer, ha creado. Al contrario, sus autores, que por otra parte no muestran especial simpatía por el pueblo palestino, nunca han dicho que el lobby israelí sea "todopoderoso" o que "controle importantes instituciones" de Estados Unidos. Existen diversos casos, recuerdan, en los que el lobby no se salió con la suya. No obstante, concluyen, "hay abundante evidencia de que el lobby ejerce una influencia impresionante". En definitiva, lo que estos autores afirman -y con todos los respetos, creo que prueban- es que Israel recibe de Estados Unidos muchos más apoyos que ningún otro país y que la posición de equilibrio que había mantenido la superpotencia, al menos hasta la guerra de los Seis Días, ha ido inclinándose claramente a favor de Israel. Consideran, a su vez, que estas políticas ponen en peligro la seguridad nacional de Norteamérica, y que incluso son perjudiciales para el propio Estado israelí.
Tras exponer rigurosamente sus argumentos, citan numerosos casos, entre otros, la política de asentamientos, que hasta escritores -nos dicen- tan proclives a Israel como León Wieseltier han calificado como "de desatino moral y estratégico de proporciones históricas"; o el comportamiento de la Administración de Bush durante la reciente guerra de Israel contra el Líbano, en el año 2006, que la práctica totalidad de los países criticaron como una locura o quizás algo más grave, aunque no lo hizo así Estados Unidos.
Zbigniew Brzezinski, consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, que jugó un importante papel durante años en la política exterior norteamericana, considera que estos dos profesores "han prestado un servicio público", y que este libro "habla además de los prolongados abusos cometidos contra los palestinos y aporta numerosas pruebas de cómo Israel se ha ido beneficiando de una ayuda económica privilegiada -de auténtico favoritismo- y desproporcionada -si se la compara con la que recibe cualquier otro país-". Además, observa Brzezinski, "parte de ese dinero ha servido para pagar más asentamientos, a los que Estados Unidos se opone y que obstaculizan el proceso de paz".
Este evidente trato de favor a Israel, en perjuicio del pueblo palestino, no supone ignorar o justificar los errores que los palestinos hayan cometido en las sucesivas negociaciones de paz, y en concreto en Camp David, que posiblemente podían haber llegado a buen puerto, y en las que el propio Shlomo Ben Ami participó activamente. En los debates y artículos que Ben Ami ha publicado sobre el lobby israelí siempre aflora su amargura por lo que él piensa fue una ocasión, muy especial, perdida. Puede que en su tristeza y dolor por lo sucedido entonces radique la razón de la agresividad. Pero ello no justifica este tipo de diatribas ni tampoco el que haya llegado a afirmar que "los palestinos nunca han querido que la Casa Blanca hiciera de mediadora, sino que les entregara Israel".
Según Ben Ami, los palestinos no han tenido jamás una verdadera voluntad negociadora, lo que resulta difícil de admitir. Y todavía lo es más pensar que pueda haber algún palestino tan utópico como para soñar que Estados Unidos pudiera "entregar" a Israel.
Ben Ami incluso llega a decir "que el hecho de que Arafat despreciase una oferta de paz tan ventajosa (sic) para su pueblo, dejó al presidente George W. Bush sin incentivos para proseguir la búsqueda de la paz en su mandato". "Fue Arafat", añade, "y no el mitológico lobby israelí, quien hizo que EE UU se desentendiera del proceso". John Mearsheimer y Stephen Walt ya le habían contestado de antemano al afirmar que "los documentos históricos demuestran que no fue Arafat quien finalmente rechazó la propuesta de Clinton, en el año 2000".
Seguramente Arafat tuvo gran responsabilidad en lo sucedido, pero basta leer el libro El Muro de Hierro, de Avi Shlaim, para que uno no pueda sino ser escéptico sobre la voluntad del Estado de Israel de cumplir acuerdo alguno de paz con los palestinos, más allá de las buenas intenciones de algunos de sus líderes, como Shlomo Ben Ami, que, mucho me temo, no representan realmente a los que de verdad mandan en su país, quienes suelen aplicar una política implacable y sin concesiones al pueblo palestino.
Cuando uno termina de leer este libro, tiene pocas dudas respecto a que hay un evidente trato de favor a Israel por parte de Estados Unidos, empieza a pensar que esta política posiblemente afecte negativamente a los intereses de Norteamérica -aunque es menos claro que perjudique al Estado de Israel-, ve claro que genera rechazos en el mundo árabe, que se siente, con razón, agraviado, y comienza a estar seguro de que el lobby israelí no contribuye precisamente a la paz y la estabilidad de Oriente Medio.
Publicado en El País, 04/12/2007
El pasado 9 de noviembre, Shlomo Ben Ami publicó un artículo, Mitos y realidades del lobby israelí, sobre el "polémico" libro de los profesores norteamericanos John Mearsheimer y Stephen Walt, El lobby israelí y la política exterior de los Estados Unidos, descalificándolo en su totalidad y en unos términos que no suelen ser habituales en este ex ministro de Asuntos Exteriores israelí y prolífico articulista, que, más allá de las contradicciones que suelen afectar a los judíos progresistas, normalmente ha defendido y se ha esforzado por establecer cauces de diálogo entre Israel y Palestina.
Desafortunadamente, Shlomo Ben Ami no hace un análisis objetivo de este libro, sino un apasionado ataque que tiene poco que ver con las tesis contenidas en el mismo. Merece la pena leer este riguroso ensayo -editado recientemente en castellano (Taurus) aunque es de lamentar que se hayan omitido las numerosas fuentes que figuran en la edición original-, que ha recibido, como era previsible, numerosos ataques y virulentas descalificaciones, pero que ha sido considerado por The New York Review of Books como el libro más interesante desde que se publicó El choque de civilizaciones de Samuel Huntington.
Sus tesis pueden resumirse en dos: la primera considera que el respaldo incondicional norteamericano en las últimas décadas al Estado de Israel no ha beneficiado ni a los Estados Unidos ni al pueblo judío; la segunda estima que las decisiones de la política exterior estadounidense en Oriente Medio están claramente influenciadas por el lobby israelí.
Shlomo Ben Ami dice que los autores de este libro "han creado un paradigma nuevo. Si tienen razón - y no la tienen-, un país pequeño se ha apoderado, mediante sus grupos de presión en los centros del poder del imperio, de la política exterior de una superpotencia a la que ha obligado a actuar contra sus intereses nacionales". Y añade que, "al querer defender lo que es una tesis absurda y obcecada, los autores del libro demuestran una vergonzosa ignorancia de las complejas realidades de Oriente Próximo". Con anterioridad Ben Ami ya había esbozado críticas parecidas en un artículo que publicó en la edición española de Foreign Policy, en el verano del 2006, si bien algo más matizadas.
Sucede que en este libro no se encuentran ni las afirmaciones que le imputa Shlomo Ben Ami y, todavía menos, el simplificador paradigma que, al parecer, ha creado. Al contrario, sus autores, que por otra parte no muestran especial simpatía por el pueblo palestino, nunca han dicho que el lobby israelí sea "todopoderoso" o que "controle importantes instituciones" de Estados Unidos. Existen diversos casos, recuerdan, en los que el lobby no se salió con la suya. No obstante, concluyen, "hay abundante evidencia de que el lobby ejerce una influencia impresionante". En definitiva, lo que estos autores afirman -y con todos los respetos, creo que prueban- es que Israel recibe de Estados Unidos muchos más apoyos que ningún otro país y que la posición de equilibrio que había mantenido la superpotencia, al menos hasta la guerra de los Seis Días, ha ido inclinándose claramente a favor de Israel. Consideran, a su vez, que estas políticas ponen en peligro la seguridad nacional de Norteamérica, y que incluso son perjudiciales para el propio Estado israelí.
Tras exponer rigurosamente sus argumentos, citan numerosos casos, entre otros, la política de asentamientos, que hasta escritores -nos dicen- tan proclives a Israel como León Wieseltier han calificado como "de desatino moral y estratégico de proporciones históricas"; o el comportamiento de la Administración de Bush durante la reciente guerra de Israel contra el Líbano, en el año 2006, que la práctica totalidad de los países criticaron como una locura o quizás algo más grave, aunque no lo hizo así Estados Unidos.
Zbigniew Brzezinski, consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, que jugó un importante papel durante años en la política exterior norteamericana, considera que estos dos profesores "han prestado un servicio público", y que este libro "habla además de los prolongados abusos cometidos contra los palestinos y aporta numerosas pruebas de cómo Israel se ha ido beneficiando de una ayuda económica privilegiada -de auténtico favoritismo- y desproporcionada -si se la compara con la que recibe cualquier otro país-". Además, observa Brzezinski, "parte de ese dinero ha servido para pagar más asentamientos, a los que Estados Unidos se opone y que obstaculizan el proceso de paz".
Este evidente trato de favor a Israel, en perjuicio del pueblo palestino, no supone ignorar o justificar los errores que los palestinos hayan cometido en las sucesivas negociaciones de paz, y en concreto en Camp David, que posiblemente podían haber llegado a buen puerto, y en las que el propio Shlomo Ben Ami participó activamente. En los debates y artículos que Ben Ami ha publicado sobre el lobby israelí siempre aflora su amargura por lo que él piensa fue una ocasión, muy especial, perdida. Puede que en su tristeza y dolor por lo sucedido entonces radique la razón de la agresividad. Pero ello no justifica este tipo de diatribas ni tampoco el que haya llegado a afirmar que "los palestinos nunca han querido que la Casa Blanca hiciera de mediadora, sino que les entregara Israel".
Según Ben Ami, los palestinos no han tenido jamás una verdadera voluntad negociadora, lo que resulta difícil de admitir. Y todavía lo es más pensar que pueda haber algún palestino tan utópico como para soñar que Estados Unidos pudiera "entregar" a Israel.
Ben Ami incluso llega a decir "que el hecho de que Arafat despreciase una oferta de paz tan ventajosa (sic) para su pueblo, dejó al presidente George W. Bush sin incentivos para proseguir la búsqueda de la paz en su mandato". "Fue Arafat", añade, "y no el mitológico lobby israelí, quien hizo que EE UU se desentendiera del proceso". John Mearsheimer y Stephen Walt ya le habían contestado de antemano al afirmar que "los documentos históricos demuestran que no fue Arafat quien finalmente rechazó la propuesta de Clinton, en el año 2000".
Seguramente Arafat tuvo gran responsabilidad en lo sucedido, pero basta leer el libro El Muro de Hierro, de Avi Shlaim, para que uno no pueda sino ser escéptico sobre la voluntad del Estado de Israel de cumplir acuerdo alguno de paz con los palestinos, más allá de las buenas intenciones de algunos de sus líderes, como Shlomo Ben Ami, que, mucho me temo, no representan realmente a los que de verdad mandan en su país, quienes suelen aplicar una política implacable y sin concesiones al pueblo palestino.
Cuando uno termina de leer este libro, tiene pocas dudas respecto a que hay un evidente trato de favor a Israel por parte de Estados Unidos, empieza a pensar que esta política posiblemente afecte negativamente a los intereses de Norteamérica -aunque es menos claro que perjudique al Estado de Israel-, ve claro que genera rechazos en el mundo árabe, que se siente, con razón, agraviado, y comienza a estar seguro de que el lobby israelí no contribuye precisamente a la paz y la estabilidad de Oriente Medio.
Magia rota
EDITORIAL: El País: Magia rota
Publicado en EL PAIS; 04/12/2007;
Hugo Chávez ha ido demasiado lejos y la magia se ha roto para el líder venezolano después de perder por escaso margen el referéndum constitucional con el que pretendía investirse de poderes casi absolutos de duración indefinida. Ni los recursos económicos del Estado, pródigamente empleados durante la campaña, ni la formidable maquinaria propagandística chavista, han sido suficientes esta vez para vencer la apatía de muchos venezolanos y convencer a otros de las supuestas bondades de una dictadura travestida de reforma constitucional.
Chávez no había perdido una sola votación desde su llegada al poder en 1999. Hace tan sólo un año que sus compatriotas le ratificaron durante seis años más, con el 63% de los sufragios. De ahí la importancia del no del domingo, agravado por el hecho de que el referéndum había sido planteado como un plebiscito sobre su figura. El presidente ya no está en condiciones de hacer de su país lo que le plazca. Y si es bueno que Venezuela haya rechazado el señuelo de una utopía socialista bajo el control de un solo hombre, también lo es para el conjunto de Latinoamérica, en algunos de cuyos países se dejan sentir pesadamente los afanes intervencionistas del jefe bolivariano, convenientemente lubricados por el dinero fácil de un petróleo por las nubes.
El peso de las instituciones que sirven para equilibrar un sistema democrático es ya mínimo en Venezuela. La vía libre a la Constitución que Chávez pretendía -y que sigue pretendiendo, a juzgar por el mensaje con el que ha aceptado su derrota- es rigurosamente incompatible con un Estado democrático. Así se lo ha parecido incluso a alguno de los estrechos aliados que han ido abandonándole en su camino hacia el poder absoluto. Si es antidemocrático cualquier instrumento legal que permita la elección indefinida y sin contrapesos de un gobernante, en el caso venezolano concurrían todo tipo de agravantes. Chávez podría ser presidente vitalicio, tener el control del Banco Central y sus reservas, establecer nuevos territorios, nombrar gobernadores o ningunear a los poderes locales. Y para hacer la educación gratuita, reducir el horario laboral o extender la seguridad social a trabajadores marginales no es necesaria la reescritura radical de la Carta Magna.
El resultado de la consulta debería servir para revitalizar a la fragmentada e inoperante oposición del país caribeño, donde la emergencia de un poder estudiantil generalmente acomodaticio en los últimos años ha sido decisiva en la derrota del chavismo. Por lo demás, y a pesar de que Chávez salga debilitado por primera vez de una consulta popular, presumiblemente nada sustancial cambiará en el día a día de Venezuela. Es muy improbable que su mesiánico presidente, con un largo mandato por delante, el control del petróleo y de las instituciones y sin un rival político a la vista, encuentre motivos suficientes para abjurar de su caudillismo y su demagogia.
EDITORIAL
Un 'No' para pensar
Publicado en El Tiempo; 04/12/2007;
Redactor de EL TIEMPO.
Pasó en Venezuela lo que muchos esperaban pero pocos creían podía pasar. El presidente Hugo Chávez perdió el referendo que hubiera consagrado su reelección indefinida y concentrado aún más su poder sobre el Estado.
Luego del suspenso que duró toda la noche del domingo, el apretado pero muy significativo triunfo del 'No' demuestra que la democracia venezolana está más viva de lo que se suponía. Pese al control de Chávez sobre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el Consejo Electoral organizó una votación transparente y respetó la decisión de los electores.
Cabe resaltar la actitud de Chávez, de reconocer sin mayores dilaciones la victoria del 'No', que, entre otras cosas, despejó los temores de fraude que habían surgido. Pareciera que el fogoso mandatario, que suele desbocarse en sus declaraciones, tuvo tiempo, el domingo por la noche, de meditar sobre el mensaje que le enviaron millones de venezolanos, que también debería llevarlo a pensar sobre su pretensión de perpetuarse en el poder e imponer un modelo 'socialista' en América Latina.
Factor fundamental en este desenlace electoral fueron las grandes movilizaciones de los estudiantes que, a diferencia de lo que pensaban casi todos los partidos opositores, que en un comienzo abogaban por la abstención, convencieron a más de 4 y medio millones de electores de que si votaban 'No' era posible derrotar a Chávez. La oposición dejó así de ser una trinchera de la vieja política, para convertirse en un movimiento amplio, multiclasista, al que también llegaron hasta los chavistas inconformes. Según el propio mandatario, alrededor de 3 millones de votantes que lo habían acompañado en las elecciones anteriores no lo hicieron el domingo y esa abstención chavista abrió las puertas a la victoria del 'No'. Para cualquier político racional, el resultado obliga a un 'pare en el camino' (Chávez había dicho que perder lo llevaría a una "profunda reflexión"), pues quedó claro que más de media Venezuela no quiere un líder único y autoritario, ni un proyecto 'socialista'. Justo los dos puntos en los que se concentró la campaña de Chávez. En esa medida, la derrota no es solo política, sino personal. Y debería llevar al coronel a replantear su estrategia, sus objetivos y su propio papel.
Pero Chávez no es cualquier político racional. Aceptó de frente el resultado, pero lo hizo con la misma frase que pronunció cuando fracasó su intento de golpe en 1992: "Por ahora no pudimos". Dijo que no cambia "una coma" del proyecto de reforma constitucional y que este "sigue vivo", lo cual equivale a desconocer el pronunciamiento del electorado. Y no hay que olvidar que tiene amplios poderes, mayoría aplastante en la Asamblea Legislativa y varios años, hasta el 2013, cuando vence su mandato, para intentar perpetuarse en el poder e imponer su modelo.Es claro que el triunfo del 'No' abre una nueva etapa en Venezuela. Pero habrá que esperar algunas semanas para ver cómo asimila el golpe el imprevisible mandatario. Puede tomar rumbos muy opuestos. Desde aceptar la derrota, abrir un diálogo con la oposición y moderar su proyecto, hasta radicalizarse aún más. No es descartable, por ejemplo, que busque reimponer su reforma por la vía de las leyes habilitantes, como lo ha advertido el ex ministro de Defensa Raúl Baduel. Difícil, en fin, prever cómo procederá Chávez y por eso resulta ilusorio anticipar cuál será su actitud frente a Colombia y el gobierno de Uribe. Solo cabe esperar que el presidente venezolano lea de manera correcta el mensaje que su pueblo le ha enviado. Que no es otro que el deseo de las mayorías de que su país siga siendo una democracia donde el poder no esté concentrado en una sola persona, y donde derechos fundamentales como la libre expresión y la propiedad privada sean respetados.
editorial@eltiempo.com.co
Publicado en EL PAIS; 04/12/2007;
Hugo Chávez ha ido demasiado lejos y la magia se ha roto para el líder venezolano después de perder por escaso margen el referéndum constitucional con el que pretendía investirse de poderes casi absolutos de duración indefinida. Ni los recursos económicos del Estado, pródigamente empleados durante la campaña, ni la formidable maquinaria propagandística chavista, han sido suficientes esta vez para vencer la apatía de muchos venezolanos y convencer a otros de las supuestas bondades de una dictadura travestida de reforma constitucional.
Chávez no había perdido una sola votación desde su llegada al poder en 1999. Hace tan sólo un año que sus compatriotas le ratificaron durante seis años más, con el 63% de los sufragios. De ahí la importancia del no del domingo, agravado por el hecho de que el referéndum había sido planteado como un plebiscito sobre su figura. El presidente ya no está en condiciones de hacer de su país lo que le plazca. Y si es bueno que Venezuela haya rechazado el señuelo de una utopía socialista bajo el control de un solo hombre, también lo es para el conjunto de Latinoamérica, en algunos de cuyos países se dejan sentir pesadamente los afanes intervencionistas del jefe bolivariano, convenientemente lubricados por el dinero fácil de un petróleo por las nubes.
El peso de las instituciones que sirven para equilibrar un sistema democrático es ya mínimo en Venezuela. La vía libre a la Constitución que Chávez pretendía -y que sigue pretendiendo, a juzgar por el mensaje con el que ha aceptado su derrota- es rigurosamente incompatible con un Estado democrático. Así se lo ha parecido incluso a alguno de los estrechos aliados que han ido abandonándole en su camino hacia el poder absoluto. Si es antidemocrático cualquier instrumento legal que permita la elección indefinida y sin contrapesos de un gobernante, en el caso venezolano concurrían todo tipo de agravantes. Chávez podría ser presidente vitalicio, tener el control del Banco Central y sus reservas, establecer nuevos territorios, nombrar gobernadores o ningunear a los poderes locales. Y para hacer la educación gratuita, reducir el horario laboral o extender la seguridad social a trabajadores marginales no es necesaria la reescritura radical de la Carta Magna.
El resultado de la consulta debería servir para revitalizar a la fragmentada e inoperante oposición del país caribeño, donde la emergencia de un poder estudiantil generalmente acomodaticio en los últimos años ha sido decisiva en la derrota del chavismo. Por lo demás, y a pesar de que Chávez salga debilitado por primera vez de una consulta popular, presumiblemente nada sustancial cambiará en el día a día de Venezuela. Es muy improbable que su mesiánico presidente, con un largo mandato por delante, el control del petróleo y de las instituciones y sin un rival político a la vista, encuentre motivos suficientes para abjurar de su caudillismo y su demagogia.
EDITORIAL
Un 'No' para pensar
Publicado en El Tiempo; 04/12/2007;
Redactor de EL TIEMPO.
Pasó en Venezuela lo que muchos esperaban pero pocos creían podía pasar. El presidente Hugo Chávez perdió el referendo que hubiera consagrado su reelección indefinida y concentrado aún más su poder sobre el Estado.
Luego del suspenso que duró toda la noche del domingo, el apretado pero muy significativo triunfo del 'No' demuestra que la democracia venezolana está más viva de lo que se suponía. Pese al control de Chávez sobre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el Consejo Electoral organizó una votación transparente y respetó la decisión de los electores.
Cabe resaltar la actitud de Chávez, de reconocer sin mayores dilaciones la victoria del 'No', que, entre otras cosas, despejó los temores de fraude que habían surgido. Pareciera que el fogoso mandatario, que suele desbocarse en sus declaraciones, tuvo tiempo, el domingo por la noche, de meditar sobre el mensaje que le enviaron millones de venezolanos, que también debería llevarlo a pensar sobre su pretensión de perpetuarse en el poder e imponer un modelo 'socialista' en América Latina.
Factor fundamental en este desenlace electoral fueron las grandes movilizaciones de los estudiantes que, a diferencia de lo que pensaban casi todos los partidos opositores, que en un comienzo abogaban por la abstención, convencieron a más de 4 y medio millones de electores de que si votaban 'No' era posible derrotar a Chávez. La oposición dejó así de ser una trinchera de la vieja política, para convertirse en un movimiento amplio, multiclasista, al que también llegaron hasta los chavistas inconformes. Según el propio mandatario, alrededor de 3 millones de votantes que lo habían acompañado en las elecciones anteriores no lo hicieron el domingo y esa abstención chavista abrió las puertas a la victoria del 'No'. Para cualquier político racional, el resultado obliga a un 'pare en el camino' (Chávez había dicho que perder lo llevaría a una "profunda reflexión"), pues quedó claro que más de media Venezuela no quiere un líder único y autoritario, ni un proyecto 'socialista'. Justo los dos puntos en los que se concentró la campaña de Chávez. En esa medida, la derrota no es solo política, sino personal. Y debería llevar al coronel a replantear su estrategia, sus objetivos y su propio papel.
Pero Chávez no es cualquier político racional. Aceptó de frente el resultado, pero lo hizo con la misma frase que pronunció cuando fracasó su intento de golpe en 1992: "Por ahora no pudimos". Dijo que no cambia "una coma" del proyecto de reforma constitucional y que este "sigue vivo", lo cual equivale a desconocer el pronunciamiento del electorado. Y no hay que olvidar que tiene amplios poderes, mayoría aplastante en la Asamblea Legislativa y varios años, hasta el 2013, cuando vence su mandato, para intentar perpetuarse en el poder e imponer su modelo.Es claro que el triunfo del 'No' abre una nueva etapa en Venezuela. Pero habrá que esperar algunas semanas para ver cómo asimila el golpe el imprevisible mandatario. Puede tomar rumbos muy opuestos. Desde aceptar la derrota, abrir un diálogo con la oposición y moderar su proyecto, hasta radicalizarse aún más. No es descartable, por ejemplo, que busque reimponer su reforma por la vía de las leyes habilitantes, como lo ha advertido el ex ministro de Defensa Raúl Baduel. Difícil, en fin, prever cómo procederá Chávez y por eso resulta ilusorio anticipar cuál será su actitud frente a Colombia y el gobierno de Uribe. Solo cabe esperar que el presidente venezolano lea de manera correcta el mensaje que su pueblo le ha enviado. Que no es otro que el deseo de las mayorías de que su país siga siendo una democracia donde el poder no esté concentrado en una sola persona, y donde derechos fundamentales como la libre expresión y la propiedad privada sean respetados.
editorial@eltiempo.com.co
La opinión de Ricardo Lagos
El respeto a la palabra/Ricardo Lagos
Publicado en EL PAÍS, 03/12/2007;
Hay que asumirlo. Como pocas veces, la política en el continente latinoamericano está siendo afectada por un torbellino de palabras. Parece que se nos hubiera olvidado contar hasta diez y resuenan las altisonancias por encima de las fronteras. Estamos perdiendo, precisamente, la oportunidad de comunicarnos con las certezas que nos otorga un idioma común.
El lenguaje ha sido un elemento fundacional de muchas asociaciones regionales en nuestro planeta. A lo largo de la historia, la lengua -esa condición central en el entendimiento entre los seres humanos-, ha sido un elemento de cohesión y de construcción de espacios con identidad. En cierta forma, es lo que ha buscado la Commonwealth Británica o la Francofonía, como lo demostró su reciente reunión en Laos.
Y entre nosotros las lenguas española y lusitana han dado origen a un espacio cultural de una profundidad innegable. En el mundo no existe una cantidad de países que compartan historia, símbolos, ideas, literatura, canciones y también esperanzas, como ocurre en el hoy llamado espacio iberoamericano. Por eso se echó a andar la Comunidad Iberoamericana, donde los de aquí podemos ser un poco más fuertes por tener una conexión a Europa desde los fundamentos comunes con la península Ibérica, como también España y Portugal pueden hablar con voz más potente en el reordenamiento internacional por su ligazón natural con la América Latina. En un mundo global el lenguaje común se convierte en un patrimonio a cuidar.
En democracia, desde la polis griega, es el verbo lo esencial. El diálogo entre opiniones diversas otorga la legitimidad a la decisión final, más aún si las razones entregadas no van impregnadas del afán de vencer, sino de convencer. Ningún demócrata puede tenerle miedo a las diferencias y al debate. La confrontación de ideas enriquece, pero el primer requisito para procesar nuestras diferencias es el respeto que nos debemos todos, los unos a los otros, y este respeto se expresa a través de la forma como somos capaces de dialogar.
Si este respeto es determinante en la vida política del interior de una nación, con mayor razón el respeto y la práctica del diálogo cabe esperarlos entre representantes de países diversos, cuando éstos concurren voluntariamente a un debate común. Claro, un líder puede sacarse el zapato y golpear su pupitre cuando otro habla, como una vez ocurrió en Naciones Unidas. Pero no son las maneras ni los ritos tácitamente acordados. Y cuando ellos se rompen, generan situaciones como las registradas en la última Cumbre Iberoamericana. Fue precisamente el no respeto al sentido de las palabras lo que produjo un gran daño al logro político alcanzado. En la víspera, como resultado del diálogo se había aprobado un importantísimo consenso en torno al tema de la cohesión de nuestras sociedades, pero éste fue opacado como resultado de la sinrazón subyacente en el no respeto básico del diálogo.
Es lamentable porque los resultados de la Cumbre fueron importantes. Podemos tener distintas opiniones entre nuestros gobiernos sobre cómo se logra la cohesión social: se dirá que es más fácil hacerla en unas condiciones que en otras; habrá quienes argumenten la urgencia de crecer primero para después discutir cómo distribuimos el propósito de ese crecimiento; pero también se querrá que no sean sólo las leyes del mercado las determinantes en el devenir de nuestras sociedades; como también se dirá que para crecer es necesario primero invertir y para invertir se requieren reglas claras, bien definidas, un Estado de derecho, entre otras condiciones. Puede haber opiniones discrepantes sobre estos temas, pero eso no significa negarnos al diálogo con el respeto que cada uno de los participantes se merece.
En una Cumbre como ésta cada uno representa a su sociedad, a su país, a su sistema democrático y de gobierno, al de él y al de los antecesores. Y por lo tanto hay que ser extremadamente cuidadoso y a ratos nos olvidamos de ello. Un olvido capaz de sembrar situaciones tan complejas y difíciles como las vividas al final de esa cita. Si no respetamos las palabras, las palabras dejan de tener sentido y cuando ello ocurre se está a un paso de la violencia.
No hace mucho, Saramago lo dijo con mucha sabiduría. “Hoy existe una especie de desprecio por esa cosa tan sencilla que antes era hablar con propiedad. Cuando yo era obrero, siempre tenía las herramientas limpias y en buen estado. No conozco una herramienta más rica y capaz que la lengua. Y esto no significa que hay que ser elegante en la dicción. Hablar bien es una señal de pensar bien”.
Es lamentable que algo tan elemental se olvide. Más aún cuando algunos asumen los medios de comunicación como la forma de relacionarse entre los Estados. Una retórica política hecha desde los medios y para los medios. Con el mayor respeto para éstos, la diplomacia requiere de diálogo discreto y a ratos ese diálogo debe ser reservado para que fructifique. Ello si buscamos ser capaces de convencer y no vencer. Se vence normalmente con la fuerza, se convence normalmente con las palabras y la razón.
Detrás de todo ello también está la sabiduría de saber escuchar. Como muy bien lo dijo Bolívar, “el que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males”. Ahí está la clave del desarrollo del ser humano a lo largo de su historia. Aprendamos del pasado. Es hora de poner atención en el respeto de las palabras, las propias y las del otro.
Publicado en EL PAÍS, 03/12/2007;
Hay que asumirlo. Como pocas veces, la política en el continente latinoamericano está siendo afectada por un torbellino de palabras. Parece que se nos hubiera olvidado contar hasta diez y resuenan las altisonancias por encima de las fronteras. Estamos perdiendo, precisamente, la oportunidad de comunicarnos con las certezas que nos otorga un idioma común.
El lenguaje ha sido un elemento fundacional de muchas asociaciones regionales en nuestro planeta. A lo largo de la historia, la lengua -esa condición central en el entendimiento entre los seres humanos-, ha sido un elemento de cohesión y de construcción de espacios con identidad. En cierta forma, es lo que ha buscado la Commonwealth Británica o la Francofonía, como lo demostró su reciente reunión en Laos.
Y entre nosotros las lenguas española y lusitana han dado origen a un espacio cultural de una profundidad innegable. En el mundo no existe una cantidad de países que compartan historia, símbolos, ideas, literatura, canciones y también esperanzas, como ocurre en el hoy llamado espacio iberoamericano. Por eso se echó a andar la Comunidad Iberoamericana, donde los de aquí podemos ser un poco más fuertes por tener una conexión a Europa desde los fundamentos comunes con la península Ibérica, como también España y Portugal pueden hablar con voz más potente en el reordenamiento internacional por su ligazón natural con la América Latina. En un mundo global el lenguaje común se convierte en un patrimonio a cuidar.
En democracia, desde la polis griega, es el verbo lo esencial. El diálogo entre opiniones diversas otorga la legitimidad a la decisión final, más aún si las razones entregadas no van impregnadas del afán de vencer, sino de convencer. Ningún demócrata puede tenerle miedo a las diferencias y al debate. La confrontación de ideas enriquece, pero el primer requisito para procesar nuestras diferencias es el respeto que nos debemos todos, los unos a los otros, y este respeto se expresa a través de la forma como somos capaces de dialogar.
Si este respeto es determinante en la vida política del interior de una nación, con mayor razón el respeto y la práctica del diálogo cabe esperarlos entre representantes de países diversos, cuando éstos concurren voluntariamente a un debate común. Claro, un líder puede sacarse el zapato y golpear su pupitre cuando otro habla, como una vez ocurrió en Naciones Unidas. Pero no son las maneras ni los ritos tácitamente acordados. Y cuando ellos se rompen, generan situaciones como las registradas en la última Cumbre Iberoamericana. Fue precisamente el no respeto al sentido de las palabras lo que produjo un gran daño al logro político alcanzado. En la víspera, como resultado del diálogo se había aprobado un importantísimo consenso en torno al tema de la cohesión de nuestras sociedades, pero éste fue opacado como resultado de la sinrazón subyacente en el no respeto básico del diálogo.
Es lamentable porque los resultados de la Cumbre fueron importantes. Podemos tener distintas opiniones entre nuestros gobiernos sobre cómo se logra la cohesión social: se dirá que es más fácil hacerla en unas condiciones que en otras; habrá quienes argumenten la urgencia de crecer primero para después discutir cómo distribuimos el propósito de ese crecimiento; pero también se querrá que no sean sólo las leyes del mercado las determinantes en el devenir de nuestras sociedades; como también se dirá que para crecer es necesario primero invertir y para invertir se requieren reglas claras, bien definidas, un Estado de derecho, entre otras condiciones. Puede haber opiniones discrepantes sobre estos temas, pero eso no significa negarnos al diálogo con el respeto que cada uno de los participantes se merece.
En una Cumbre como ésta cada uno representa a su sociedad, a su país, a su sistema democrático y de gobierno, al de él y al de los antecesores. Y por lo tanto hay que ser extremadamente cuidadoso y a ratos nos olvidamos de ello. Un olvido capaz de sembrar situaciones tan complejas y difíciles como las vividas al final de esa cita. Si no respetamos las palabras, las palabras dejan de tener sentido y cuando ello ocurre se está a un paso de la violencia.
No hace mucho, Saramago lo dijo con mucha sabiduría. “Hoy existe una especie de desprecio por esa cosa tan sencilla que antes era hablar con propiedad. Cuando yo era obrero, siempre tenía las herramientas limpias y en buen estado. No conozco una herramienta más rica y capaz que la lengua. Y esto no significa que hay que ser elegante en la dicción. Hablar bien es una señal de pensar bien”.
Es lamentable que algo tan elemental se olvide. Más aún cuando algunos asumen los medios de comunicación como la forma de relacionarse entre los Estados. Una retórica política hecha desde los medios y para los medios. Con el mayor respeto para éstos, la diplomacia requiere de diálogo discreto y a ratos ese diálogo debe ser reservado para que fructifique. Ello si buscamos ser capaces de convencer y no vencer. Se vence normalmente con la fuerza, se convence normalmente con las palabras y la razón.
Detrás de todo ello también está la sabiduría de saber escuchar. Como muy bien lo dijo Bolívar, “el que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males”. Ahí está la clave del desarrollo del ser humano a lo largo de su historia. Aprendamos del pasado. Es hora de poner atención en el respeto de las palabras, las propias y las del otro.
Crimen perfecto
Crimen perfecto/Reyes Mate, profesor en el Instituto de Filosofía del CSIC
Publicado en EL PAÍS, 03/12/2007;
Sobre las víctimas de la violencia se cierne una doble muerte: la física que causan las armas y la interpretativa o hermenéutica que elaboran los mismos que matan físicamente. En los campos nazis de exterminio no sólo se pretendía matar al judío, sino también expulsarle de la condición humana. El universo concentracionario estaba pensado para que el deportado interiorizara que no formaba parte de la humanidad, por eso se les humillaba obligándoles, por ejemplo, a que la misma escudilla sirviera para comer, lavarse y defecar; por eso también estaba prohibido nombrar sus restos con términos que evocaran a la especie humana: no eran “cadáveres”, sino “leños” o “trapos”.
Publicado en EL PAÍS, 03/12/2007;
Sobre las víctimas de la violencia se cierne una doble muerte: la física que causan las armas y la interpretativa o hermenéutica que elaboran los mismos que matan físicamente. En los campos nazis de exterminio no sólo se pretendía matar al judío, sino también expulsarle de la condición humana. El universo concentracionario estaba pensado para que el deportado interiorizara que no formaba parte de la humanidad, por eso se les humillaba obligándoles, por ejemplo, a que la misma escudilla sirviera para comer, lavarse y defecar; por eso también estaba prohibido nombrar sus restos con términos que evocaran a la especie humana: no eran “cadáveres”, sino “leños” o “trapos”.
Un año de gobierno
El Presidente Calderón en el Desayuno con Motivo del Primer Año de Gobierno
Ciudad de México, Palacio Nacional, 1/12/2007;
Gracias, muy buenos días a todas y todos ustedes.
Honorables integrantes del presídium.
Señor Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo Ortiz Mayagoitia.
Señor senador Santiago Creel, Presidente del Senado de la República.
Señor Cristian Castaño Contreras, Presidente de la Mesa Directiva en funciones de la Cámara de Diputados.
Señoras y señores gobernadores.
Estimados colaboradores del Gobierno Federal.
Estimados alcaldes.
Distinguidos invitados especiales que nos acompañan, líderes sociales, sindicales, empresariales, deportistas, mexicanos de la cultura.
Amigas y amigos:
Agradezco enormemente su presencia esta mañana aquí en Palacio Nacional.
Más que hacer un recuento de los hechos ocurridos, mi propósito es compartir algunas reflexiones después de un año de Gobierno.
Quiero, desde luego también, expresarles mi gratitud por todo el apoyo y por toda la comprensión que he recibido de parte de ustedes que desempeñan responsabilidades relevantes en la vida del país.
Hace exactamente un año en las primeras horas de una mañana como ésta los mexicanos vivíamos momentos difíciles, momentos de gran incertidumbre, peligraba la vida institucional de la República amagada por la vía de los hechos.
No sólo era la inquietud acerca de que ocurriría en la rendición de la Protesta Constitucional del nuevo Gobierno, sino la genuina preocupación acerca de lo que le pasaría al país en el futuro.
La responsabilidad de los legisladores, quienes a pesar de las circunstancias hicieron posible el cumplimiento de la Constitución, marcó de manera muy significativa el rumbo del nuevo Gobierno.
Pienso que en cierta forma las cosas empezaron a cambiar desde ese momento.
Esa mañana me quedó muy firme la idea que me había permitido superar la adversidad en diversas circunstancias durante los años previos, la idea de que podemos tener problemas y parecerán los problemas verdaderamente insuperables, pero la clave es enfrentarlos con decisión y determinación y resolverlos.
Hoy, transcurrido un año de Gobierno y ante un panorama verdaderamente distinto, estoy aún más convencido de que los problemas de México tienen solución, pero que se requiere la unidad y la solidaridad de todos, que en la unión de los mexicanos está la clave de la prosperidad del país.
Los problemas están desde luego, pero los mexicanos hemos comenzando a definir con mayor claridad el rumbo del país, compartimos ahora una visión responsable de lo que queremos, una visión responsable del futuro.
Algunos de los pasos en este primer año forman parte de esa estrategia, un esfuerzo fundamental del Gobierno ha sido plasmar con la participación de los ciudadanos el México que queremos.
Primero contemplamos el Proyecto de Gran Visión México 2030, luego el Plan Nacional de Desarrollo y finalmente presentamos los planes sectoriales de todas las áreas del Gobierno Federal.
Hoy cumplimos un año en la responsabilidad de servir a los mexicanos, pero incluso los seis en que nos corresponde esta tarea de servir, serán apenas un paso, un peldaño en el enorme desafío de colocar a México en la ruta del Desarrollo Humano Sustentable, en la ruta de la equidad, de la justicia, de la seguridad, de la igualdad, de la democracia y de la sustentabilidad.
Para el Gobierno Federal, y para mí en lo particular, queda claro que esta Administración tiene que asumirse como un Gobierno enfocado a la transformación del país.
Sabemos que debemos enfrentar y no eludir los problemas, sabemos que los retos de México en el Siglo XXI tienen que abordarse a profundidad ahora, que quizá no haya otra oportunidad para hacerlo.
Que nos toca asumir las decisiones y sus costos con tal de que se pueda garantizar un mejor porvenir a las generaciones de los mexicanos que vienen.
Sabemos que el futuro de México se decide hoy y tenemos una responsabilidad con la historia.
Al igual que hace un año me queda claro que la mayor amenaza para el futuro de México es la inseguridad pública y la acción del crimen organizado.
Por eso, desde los primeros días, nos dimos a la tarea de enfrentar estos problemas de manera firme y decidida, estamos empeñados en combatir sin tregua a la criminalidad y a emplear con determinación todos los recursos del Estado para rescatar la seguridad en las calles, las ciudades y regiones del país de manera particular en aquellas zonas que al inicio del Gobierno habían quedado prácticamente en manos de delincuentes, pusimos en marcha los operativos conjuntos para restablecer condiciones mínimas de seguridad y a la vez recuperar la autoridad de los ciudadanos que se expresa únicamente en los órganos del Estado.
Al propio tiempo pusimos en marcha la Estrategia Nacional de Seguridad, con el objetivo de garantizar el imperio de la ley, en ella se consideran no sólo acciones orientadas a perseguir la delincuencia, sino sobre todo a prevenir el delito, y por supuesto, a reconstruir desde los cimientos las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia en México.
Por ello, además de los operativos hemos concentrado el esfuerzo en construir la Plataforma México y el Sistema Único de Información Criminalística.
De lo que se trata es de generar inteligencia policial con información sustantiva para combatir con eficacia y contundencia a los criminales.
También echamos a andar un nuevo modelo de policía que permitirá, mediante rigurosos mecanismos de control de confianza, capacitación, profesionalización y supervisión ciudadana, depurar y fortalecer los cuerpos policíacos en el país comenzando por los federales.
En la tarea preventiva pusimos en marcha Limpiemos México, Zona en Recuperación, que con distintas vertientes: Escuela Segura, Rescate de Espacios Públicos, Prevención y Tratamiento de Adicciones, Participación Ciudadana; busca mantener alejados a los niños y a los jóvenes de las drogas, y la violencia criminal lejos de los ciudadanos.
Lo he dicho y lo reitero, el reto de recuperar la seguridad pública de los mexicanos será una batalla muy larga que costará tiempo, dinero y por desgracia, vidas humanas.
A pesar de que los resultados de fondo sólo los veremos en el largo plazo, en este año comenzamos ya a vislumbrar algunos avances.
Al retomar la iniciativa en la lucha contra el crimen hemos logrado recuperar espacios de libertad, hemos atrapado a más de 15 mil personas vinculadas con el crimen organizado y, entre ellos, a una veintena de los principales capos regionales de distintos cárteles.
Se dice fácil, pero también hemos logrado los decomisos de cocaína y de dinero en efectivo vinculado al crimen, no sólo más grandes de México, sino los mayores del mundo.
Con cada decomiso de droga, con cada criminal tras las rejas, con cada zona que recuperamos del crimen organizado, alejamos a nuestros hijos de las adicciones, de la violencia y de la delincuencia.
Pero, más allá de las cifras siempre relativas, a un año de Gobierno estoy más convencido que nunca de que vamos a ganar esta batalla, no sólo se trata de pensar que no tenemos otra alternativa más que ganarla, se trata de reconocer que las enormes potencialidades y talentos de los mexicanos nos permitirán retomar el control de la vida pública del país.
Se trata de saber que es posible vencer si logramos poner la tecnología, la disciplina, la organización, la coordinación y la participación de los ciudadanos al servicio de una causa común.
Se trata de entender que allá afuera millones y millones de mexicanas y mexicanos están ansiosos de ver a sus gobiernos trabajar unidos y decididos en la lucha contra la delincuencia.
En materia económica, también el futuro del país registraba incertidumbre.
Si bien al iniciar el Gobierno, hay que decirlo una vez más, recibí finanzas públicas en equilibrio, éstas arrastraban problemas sustanciales que había que resolver de inmediato.
La recaudación fiscal era extraordinariamente baja comparada con el resto de los países de la OCDE y aún con el resto de los países de América Latina.
Lo relevante era que los ingresos públicos eran totalmente insuficientes para financiar el desarrollo y enfrentaríamos severos problemas más pronto que tarde, particularmente porque era claramente insuficiente para hacer frente al problema de pensiones de los servidores públicos.
En este año, sin embargo, los poderes públicos pudimos ponernos de acuerdo y resolvimos el problema, lo resolvimos mediante la Reforma Hacendaria y gracias a la comprensión de los sectores productivos del país.
Y comenzamos a resolverlo asumiendo el reto, del problema crónico de la baja recaudación.
Por otra parte, con la Reforma al Sistema de Pensiones de los Servidores Públicos dimos solución al problema también en el mediano y largo plazos que más amenazaba a las finanzas nacionales, es decir, en este año hemos resuelto el problema de finanzas públicas del Estado y hemos dado certidumbre y estabilidad presente y futura.
Quizás aquí está también uno de los temas que más vale ponderar en el nuevo escenario de México,
A juzgar por las escenas en momentos vividos en San Lázaro hace exactamente un año, parecía impensable vislumbrar siquiera el más mínimo acuerdo entre las fuerzas políticas del país.
Hoy, sin embargo, las cosas aquí también son diametralmente distintas.
En el Congreso de la Unión se discute y razona con responsabilidad.
Los partidos políticos realizan una intensa labor parlamentaria, además de las Reformas de Pensiones y la Reforma Hacendaria, ya mencionada, en el año en curso se han aprobado reformas al régimen fiscal de PEMEX, se ha ampliado a nivel constitucional el derecho a la información y se han aprobado dos presupuestos anuales por consenso entre las fuerzas políticas.
Hace un año era impensable el mínimo acuerdo, hoy el Congreso ha procesado reformas cuya trascendencia no se había observado en más de 10 años en la vida de México, con lo cual se rompió el tabú de la incapacidad crónica de los mexicanos para procesar nuestros desencuentros y avanzar en las reformas estructurales que el país necesita.
Otra reforma fundamental ha sido la que tiene que ver con los procesos electorales, la cual se completó en el plano constitucional y que ahora avanza en la Ley Reglamentaria y en la integración de nuevos miembros del Instituto Federal Electoral.
Se podrá estar de acuerdo o no con las decisiones del Congreso, eso es de esperarse, pero lo revelante es que las diferencias entre los mexicanos se procesen donde deben hacerlo, en la representación política.
Por otra parte, el proceso de acuerdo seguido en materia electoral, algo muy importante, está permitiendo reconstruir el consenso general y el aval pluripartidista y generalizado a las normas y a los órganos electorales, elemento indispensable para revitalizar la gobernabilidad democrática de México.
Hace un año la incapacidad política crónica para ponernos de acuerdo hacía pensar que iríamos irremediablemente a la parálisis y al atraso.
Hoy, sin embargo, el Congreso, los poderes públicos han logrado no uno, sino varios acuerdos sustanciales. Los poderes públicos resuelven sus temas con independencia unos de otros y con trascendencia para el país, funciona el sistema constitucional de pesos y contrapesos, con problemas y dificultades, pero México avanza y vale la pena recordarlo un día como hoy.
Este impulso reformador comienza también a dar frutos en otros planos, este año a pesar de las turbulencias financieras internacionales, México se ha mantenido con una enorme estabilidad económica.
Hacia el tercer trimestre del año habíamos captado ya la meta de inversión foránea para todo el 2007, 18 mil 400 millones de dólares, más del 30 por ciento superior al año previo y la mayor para un primer año de Gobierno.
Analistas y medios especializados perciben que México tiene conducción y rumbo y en consecuencia, futuro. En las prospectivas económicas más importantes del mundo, cada vez más se coincide que nuestra economía será una de las cinco más grandes dentro de tres décadas.
Yo estoy seguro que así será, si en los próximos meses y años seguimos el ritmo de transformación y reformas que hemos iniciado en México.
A pesar del estancamiento que amenaza a la economía de Estados Unidos y de la cual dependemos y que limitó, además, nuestro crecimiento este año un poco más de tres por ciento, del 1 de diciembre del año pasado a la fecha, la confianza en México permitió que se siguieran generando empleos formales.
En el primer año de Gobierno el Seguro Social ha registrado más de 800 mil nuevos empleos netos en el mercado laboral mexicano, es con mucho la cifra más alta para un primer año de Gobierno y la segunda más alta en la historia de México.
El reto que tenemos para los próximos años es dar un impulso renovado a la inversión y a la competitividad, por eso vamos a seguir promoviendo las actividades productivas y generadoras de empleo, por eso vamos a seguir impulsando reformas legislativas y administrativas indispensables para mejorar la competitividad.
Sin menoscabo de seguir en el segundo año con un manejo responsable en las finanzas públicas y gracias a la Reforma Hacendaria, a partir de 2008 realizaremos inversiones históricas en materia de infraestructura.
Tan sólo la inversión presupuestal federal, sin contar la que hagan los estados, que estoy seguro también crecerá, en infraestructura el Gobierno Federal invertirá un punto más del Producto Interno Bruto para el año pasado.
La combinación de inversión pública y privada nos permitirá pasar de poco más del tres al cinco por ciento del Producto Interno Bruto tan sólo en infraestructura.
Eso implica, por ejemplo, que para el próximo año México estará invirtiendo una cifra cercana a los 50 mil millones de dólares en carreteras, puertos, aeropuertos, centrales energéticas, regasificadoras, mejores redes de telecomunicaciones, mejora de nuestras refinerías, todo dentro del marco del Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012.
Además para mejorar la competitividad del aparato productivo, vamos a reducir las tarifas eléctricas en hora pico hasta en un 30 por ciento para disminuir los costos y mejorar las condiciones de competencia de nuestro sector productor.
Por otra parte, vamos a reformar y a reforzar la dinámica del mercado interno, vamos a promover sectores clave como el de la construcción, el turismo, el campo, la vivienda, la energía, las telecomunicaciones y diversificaremos las exportaciones que fuera del mercado norteamericano crecieron a ritmos superiores al 25 por ciento este año.
Yo estoy convencido, amigos, de que todas estas acciones repercutirán positivamente en la creación de más empleos y un mayor crecimiento económico para el país.
Estamos decididos a que la estabilidad y el crecimiento contribuyan a la construcción de un país más justo, sin embargo, sabemos que crecimiento y estabilidad no son suficientes para eso.
Creo firmemente que el principal reto de la generación nuestra es reducir la desigualdad entre los mexicanos, cerrar la brecha entre los ricos y los pobres en el país, una herramienta fundamental para reducir desigualdades, es el gasto social.
Para el próximo año, nuevamente gracias a las reformas destinaremos más de un billón 100 mil millones de pesos a la inversión social, a la inversión en la gente, es decir, para decirlo con calma, un millón de millones y 100 mil millones de pesos más en salud, educación y servicios públicos.
Sé bien que el reto ahora es que ese dinero se emplee bien y rinda mucho más que lo que ha rendido hasta ahora.
Estoy convencido de que la superación de la pobreza y la marginación es un proceso de largo plazo en el que cada generación y cada Gobierno debe poner la parte que le corresponde, que para lograr ese proceso de ampliación de capacidades necesitamos abrirle puertas a la gente para que salga de la pobreza a través de la educación, la salud, los servicios y el empleo.
Mi Gobierno está haciendo la parte que le toca, hemos puesto en marcha programas novedosos y también hemos conservado y reforzado programas que habían probado su eficacia.
En el caso de Oportunidades, por ejemplo, en enero agregamos una nueva ayuda económica para respaldar el gasto en luz y en gas en los cinco millones de hogares más pobres del país, pusimos en marcha la Estrategia Cien por Cien para llevar obras y servicios, piso firme, drenaje, agua, clínicas, escuelas, a los cien municipios más pobres del país según cualquier clasificación de los cuales la abrumadora mayoría son municipios indígenas.
En esto hemos invertido ya este año cinco mil 700 millones de pesos que es casi tres veces más de lo invertido el año pasado.
También en enero de este año empezó a actuar el Programa 70 y Más con un apoyo económico de 500 pesos mensuales a los adultos mayores marginados por todo, marginados por estar en el sector rural, marginados por su edad.
Este programa beneficia ya a un millón de personas y por decisión del Congreso vamos a ampliarlo ahora a los adultos mayores en comunidades hasta 10 mil habitantes en todo el país.
También pusimos en marcha el Seguro Médico para una Nueva Generación, me comprometí a que cada niña o cada niño que naciera en nuestro país tuvieran derecho a un seguro médico eficaz para su vida, hoy a la fecha el seguro atiende a más de 700 mil niñas y niños.
Gracias al programa el número de niños recién nacidos cubiertos por un seguro médico aumentó más del 70 por ciento en el último año, asimismo hemos dado un sólido impulso al Seguro Popular que atiende a 33 por ciento más familias que el año pasado, casi siete millones.
La inversión en salud y alimentación han tenido también algunos resultados, la tasa de mortalidad infantil cayó en más de tres por ciento pero tenemos que acelerar mucho más su caída.
Por eso, para el próximo año, el sector salud va a ejercer un presupuesto de casi 70 mil millones de pesos, es decir, 64 por ciento más grande que el del año pasado.
Con ese incremento vamos a fortalecer los programas destinados a la salud.
Para atender, por otra parte, la creciente demanda en Educación Superior, estamos apoyando con becas a casi 370 mil alumnos, una cuarta parte más que en el ciclo pasado, que sumadas a las becas de todos los programas del Gobierno Federal estamos hablando de más de un millón de becas en el país.
Casi uno de cada dos estudiantes en Educación Media Superior, educación pública recibe, precisamente, este apoyo del Gobierno Federal.
También en el primer año, en cumplimiento de otro compromiso, pusimos en marcha el Programa de Estancias Infantiles para apoyar a las madres trabajadores que necesitan un lugar donde cuiden a sus hijos y para darles empleo también a otras mujeres que por su edad son discriminadas en las fuentes de trabajo.
Se vio con escepticismo este programa y se dijo que lo abandonaríamos pronto, hemos abierto casi cinco mil nuevas instancias y teníamos tan sólo tres mil programadas.
Ahí se atiende a 100 mil niños, ahí apoyamos la incorporación de 90 mil mujeres a la vida productiva nacional, en especial madres solteras.
Sin duda, falta mucho por hacer, falta mucho para pagar la enorme deuda social con los que menos tienen, el reto para el 2008 será ese, redoblar el combate a la pobreza extrema, trabajar para que más jóvenes puedan concluir el bachillerato y entrar a la universidad, apoyar a quienes menos tienen para que puedan tener un proyecto productivo y hacerse de una vivienda digna.
En suma, estamos decididos a combatir la pobreza y al mismo tiempo brindar las oportunidades a quienes lo necesitan para que salgan adelante con su propio esfuerzo.
Por último, creo que todos los mexicanos debemos sentirnos muy orgullosos de que en este año se han logrado metas muy importantes en el cuidado de nuestros recursos naturales.
En el marco de la Estrategia Nacional de Cambio Climático, en este primer año recuperamos para futuras generaciones más de un millón de hectáreas que son ya parte de nuestras Áreas Naturales Protegidas. La mayor superficie protegida en un primer año de Gobierno.
Impulsamos PROÁRBOL, un programa mediante el cual quienes viven en los bosques y selvas reciben un apoyo para cuidar nuestro patrimonio ambiental y, al mismo tiempo, tienen un ingreso.
Si perdíamos o perdemos 350 mil hectáreas por año por incendios, por tala ilegal, por prácticas agrícolas, por medio de PROÁRBOL estamos protegiendo en este año, recuperado o reforestado, más de 650 mil hectáreas forestales y se han plantado 217 millones de árboles, lo que implica haber hecho en México, como lo dijimos, la cuarta parte de la meta de Naciones Unidas para todo el mundo.
Señoras y señores:
Durante este año en que he tenido la más alta responsabilidad y honor al que pueda aspirar un mexicano, he afianzado mi convicción de que podemos superar los desafíos que nos ha tocado vivir.
En las giras de trabajo veo siempre en la gente el enorme impulso para transformar a México.
Lo que hemos hecho en un año con el trabajo de todos, con aciertos y errores, es una muestra de que es posible y de lo que es posible hacer si avanzamos en el camino de cambios que México necesita para crecer.
Tenemos graves problemas y desafíos, pero tenemos también un rumbo claro y definido.
México ha iniciado este año un proceso de transformación que no debe detenerse.
Como podrán imaginarse, en lo personal, este ha sido el año más importante de mi vida.
Yo agradezco enormemente a las mexicanas y a los mexicanos que me han apoyado e impulsado, que me alientan todos los días, que me dicen que siga adelante.
Agradezco a los legisladores, especialmente a los que han asumido por norma, más allá de las diferencias partidistas, el proteger el valor de las instituciones de la República y, desde luego, a los de mi partido que hicieron posible ese inolvidable 1 de diciembre.
A mis adversarios políticos y a mis críticos, a la prensa porque me han obligado a mantenerme alerta, a no confiarme y a esmerarme en que el Gobierno sea cada día mejor.
También agradezco a las Fuerzas Armadas del país por su entrega y lealtad a México, a los miembros de mi Gabinete y a todos mis colaboradores por su tesón y su esfuerzo, por su valor personal para enfrentar los retos que aquí he descrito, en especial el reto de la delincuencia.
Yo agradezco también a muchas mexicanas y mexicanos que oran por México y por sus gobernantes, agradezco los cariños y las bendiciones de la gente mayor.
Doy gracias porque se me ha permitido vivir un año tan especial y con toda intensidad.
Desde luego, agradezco mucho a mi familia que es, sin duda alguna, lo mejor de mí y a Margarita por ser el gran apoyo y fortaleza personal.
Agradezco también a mis hijos por permitirme servir al país y entregarme totalmente a México, por el tiempo que no les dedico y por la compresión que estoy seguro algún día tendrán.
Amigas y amigos:
Hace un año había un ambiente de división, encono e incertidumbre, la Nación atravesaba por momentos difíciles, a un año de distancia hoy sé que México saldrá adelante y que será un país distinto y mejor, y lo sé porque la principal fortaleza, el mayor activo con el que este gran país cuenta son sus mujeres y sus hombres, son todos aquellos mexicanos que cada día dan lo mejor de sí mismos por elevar la calidad de sus vidas, las de sus familias y las de sus comunidades.
Hablo del profesor de la escuela rural que camina varios kilómetros cada mañana para educar los niños, el policía honesto que con un mal salario arriesga su vida para proteger a su comunidad del crimen.
El estudiante que se esfuerza para poder asistir a la universidad con una beca a pesar de las enormes deficiencias de nuestro sistema, el jornalero que recorre grandes distancias en busca de su empleo, de la madre soltera que se levanta de madrugada para trabajar y poder comprar la leche para sus hijos.
De quienes salen adelante y tienen más carácter que muchos a pesar de que la naturaleza les ha quitado todo, incluso a los suyos, como ha ocurrido en las tragedias naturales del país, particularmente en el sureste y en Tabasco.
A propósito de ello, yo quiero agradecer a todos ustedes por la labor que hicieron desde cada una de sus trincheras para ayudar a nuestros hermanos de Tabasco y de Chiapas, ante la tragedia que vivieron en las últimas semanas.
Agradezco al Gobernador Granier, aquí presente, por su testimonio y su trabajo ejemplar.
Gracias a la labor de las mexicanas y los mexicanos para hacer llegar las diversas formas de cómo ayudar, a millones de mexicanos que se volcaron en los centros de acopio, a los bancos para hacer un depósito, a la Cruz Roja para dejar sus víveres, a los que fueron voluntarios y ayudaron con sus propias manos.
Gracias a muchos líderes y a muchos empresarios aquí presentes por apoyar y aportar con recursos materiales.
Como ustedes, todos los mexicanos que salen a ganarse cada peso honestamente, esos mexicanos que trabajan y se esfuerzan todos los días por salir adelante, son el verdadero México, el México que queremos.
Porque en cada mujer y en cada hombre de bien hay un anhelo de superarse, donde radica la fuerza de la transformación del país.
Porque somos mayoría, abrumadora mayoría los que queremos vivir en paz y prosperar, porque quienes están ávidos de justicia golpean sin cesar nuestras conciencias, porque en esos millones de mexicanas y mexicanos hay quienes, como ustedes, son capaces de soñar en un México mejor y de trabajar todos los días por sacarlo adelante.
En lo que a mí respecta, he vivido con toda intensidad mis responsabilidades, aprendí de mis padres que la máxima recompensa es la satisfacción del deber cumplido.
Y mi mayor anhelo es entregar al final de la vida, cuando quiera que se presente, cuentas claras a quien nadie pueda engañar.
Es el legar un buen nombre y un orgullo a los que nos suceden y no hago más que lo que hacen millones y millones de mexicanas y mexicanos que trabajan hasta el límite para que sus hijos tengan carrera universitaria, que se esfuerzan para que sus padres ancianos, reciban atención y tratamiento.
En quienes se preparan por ser cada día mejores estudiantes o profesionistas, quienes organizan su comunidad para lograr que sus niños puedan jugar tranquilos en la escuela o en un parque seguro, quienes ayudan a los que han perdido todo en un desastre natural.
En un año, tres huracanes de máxima peligrosidad e inundaciones sin precedentes también nos han hecho ver, vivir y revivir el México solidario, el México que se ayuda, el México de hermanos, esa también es la visión que nos motiva, el México solidario y generoso que queremos y que sabemos podemos construir.
Yo percibo en cada campesino, en cada trabajador, en cada empresario una nueva actitud, un nuevo México vendrá, amigas y amigos, y esto podemos celebrarlo ahora y todos los días.
Celebramos hoy un cambio de actitud, celebramos un impulso renovador de reformas pensadas no para las próximas elecciones, sino para las próximas generaciones y que estamos enfrentando con decisión y firmeza nuestros problemas.
Celebramos que hemos sacudido inercias y creencias que nos ataban al pasado, al lamento por lo que no tenemos, al agravio permanente y al resentimiento.
Celebramos con renovado optimismo que los mexicanos estamos decididos y dispuestos a trabajar por ese México próspero, a construir ese país donde se pueda vivir y progresar en paz, por un México más justo y más limpio, por un México más democrático y más próspero, por un México seguro y libre del tamaño de la dignidad de los mexicanos.
Ese México es posible, amigas y amigos, hagámoslo entre todos, hagámoslo juntos, hagámoslo ahora.
Muchas gracias y felicidades a todos por este año.
Ciudad de México, Palacio Nacional, 1/12/2007;
Gracias, muy buenos días a todas y todos ustedes.
Honorables integrantes del presídium.
Señor Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo Ortiz Mayagoitia.
Señor senador Santiago Creel, Presidente del Senado de la República.
Señor Cristian Castaño Contreras, Presidente de la Mesa Directiva en funciones de la Cámara de Diputados.
Señoras y señores gobernadores.
Estimados colaboradores del Gobierno Federal.
Estimados alcaldes.
Distinguidos invitados especiales que nos acompañan, líderes sociales, sindicales, empresariales, deportistas, mexicanos de la cultura.
Amigas y amigos:
Agradezco enormemente su presencia esta mañana aquí en Palacio Nacional.
Más que hacer un recuento de los hechos ocurridos, mi propósito es compartir algunas reflexiones después de un año de Gobierno.
Quiero, desde luego también, expresarles mi gratitud por todo el apoyo y por toda la comprensión que he recibido de parte de ustedes que desempeñan responsabilidades relevantes en la vida del país.
Hace exactamente un año en las primeras horas de una mañana como ésta los mexicanos vivíamos momentos difíciles, momentos de gran incertidumbre, peligraba la vida institucional de la República amagada por la vía de los hechos.
No sólo era la inquietud acerca de que ocurriría en la rendición de la Protesta Constitucional del nuevo Gobierno, sino la genuina preocupación acerca de lo que le pasaría al país en el futuro.
La responsabilidad de los legisladores, quienes a pesar de las circunstancias hicieron posible el cumplimiento de la Constitución, marcó de manera muy significativa el rumbo del nuevo Gobierno.
Pienso que en cierta forma las cosas empezaron a cambiar desde ese momento.
Esa mañana me quedó muy firme la idea que me había permitido superar la adversidad en diversas circunstancias durante los años previos, la idea de que podemos tener problemas y parecerán los problemas verdaderamente insuperables, pero la clave es enfrentarlos con decisión y determinación y resolverlos.
Hoy, transcurrido un año de Gobierno y ante un panorama verdaderamente distinto, estoy aún más convencido de que los problemas de México tienen solución, pero que se requiere la unidad y la solidaridad de todos, que en la unión de los mexicanos está la clave de la prosperidad del país.
Los problemas están desde luego, pero los mexicanos hemos comenzando a definir con mayor claridad el rumbo del país, compartimos ahora una visión responsable de lo que queremos, una visión responsable del futuro.
Algunos de los pasos en este primer año forman parte de esa estrategia, un esfuerzo fundamental del Gobierno ha sido plasmar con la participación de los ciudadanos el México que queremos.
Primero contemplamos el Proyecto de Gran Visión México 2030, luego el Plan Nacional de Desarrollo y finalmente presentamos los planes sectoriales de todas las áreas del Gobierno Federal.
Hoy cumplimos un año en la responsabilidad de servir a los mexicanos, pero incluso los seis en que nos corresponde esta tarea de servir, serán apenas un paso, un peldaño en el enorme desafío de colocar a México en la ruta del Desarrollo Humano Sustentable, en la ruta de la equidad, de la justicia, de la seguridad, de la igualdad, de la democracia y de la sustentabilidad.
Para el Gobierno Federal, y para mí en lo particular, queda claro que esta Administración tiene que asumirse como un Gobierno enfocado a la transformación del país.
Sabemos que debemos enfrentar y no eludir los problemas, sabemos que los retos de México en el Siglo XXI tienen que abordarse a profundidad ahora, que quizá no haya otra oportunidad para hacerlo.
Que nos toca asumir las decisiones y sus costos con tal de que se pueda garantizar un mejor porvenir a las generaciones de los mexicanos que vienen.
Sabemos que el futuro de México se decide hoy y tenemos una responsabilidad con la historia.
Al igual que hace un año me queda claro que la mayor amenaza para el futuro de México es la inseguridad pública y la acción del crimen organizado.
Por eso, desde los primeros días, nos dimos a la tarea de enfrentar estos problemas de manera firme y decidida, estamos empeñados en combatir sin tregua a la criminalidad y a emplear con determinación todos los recursos del Estado para rescatar la seguridad en las calles, las ciudades y regiones del país de manera particular en aquellas zonas que al inicio del Gobierno habían quedado prácticamente en manos de delincuentes, pusimos en marcha los operativos conjuntos para restablecer condiciones mínimas de seguridad y a la vez recuperar la autoridad de los ciudadanos que se expresa únicamente en los órganos del Estado.
Al propio tiempo pusimos en marcha la Estrategia Nacional de Seguridad, con el objetivo de garantizar el imperio de la ley, en ella se consideran no sólo acciones orientadas a perseguir la delincuencia, sino sobre todo a prevenir el delito, y por supuesto, a reconstruir desde los cimientos las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia en México.
Por ello, además de los operativos hemos concentrado el esfuerzo en construir la Plataforma México y el Sistema Único de Información Criminalística.
De lo que se trata es de generar inteligencia policial con información sustantiva para combatir con eficacia y contundencia a los criminales.
También echamos a andar un nuevo modelo de policía que permitirá, mediante rigurosos mecanismos de control de confianza, capacitación, profesionalización y supervisión ciudadana, depurar y fortalecer los cuerpos policíacos en el país comenzando por los federales.
En la tarea preventiva pusimos en marcha Limpiemos México, Zona en Recuperación, que con distintas vertientes: Escuela Segura, Rescate de Espacios Públicos, Prevención y Tratamiento de Adicciones, Participación Ciudadana; busca mantener alejados a los niños y a los jóvenes de las drogas, y la violencia criminal lejos de los ciudadanos.
Lo he dicho y lo reitero, el reto de recuperar la seguridad pública de los mexicanos será una batalla muy larga que costará tiempo, dinero y por desgracia, vidas humanas.
A pesar de que los resultados de fondo sólo los veremos en el largo plazo, en este año comenzamos ya a vislumbrar algunos avances.
Al retomar la iniciativa en la lucha contra el crimen hemos logrado recuperar espacios de libertad, hemos atrapado a más de 15 mil personas vinculadas con el crimen organizado y, entre ellos, a una veintena de los principales capos regionales de distintos cárteles.
Se dice fácil, pero también hemos logrado los decomisos de cocaína y de dinero en efectivo vinculado al crimen, no sólo más grandes de México, sino los mayores del mundo.
Con cada decomiso de droga, con cada criminal tras las rejas, con cada zona que recuperamos del crimen organizado, alejamos a nuestros hijos de las adicciones, de la violencia y de la delincuencia.
Pero, más allá de las cifras siempre relativas, a un año de Gobierno estoy más convencido que nunca de que vamos a ganar esta batalla, no sólo se trata de pensar que no tenemos otra alternativa más que ganarla, se trata de reconocer que las enormes potencialidades y talentos de los mexicanos nos permitirán retomar el control de la vida pública del país.
Se trata de saber que es posible vencer si logramos poner la tecnología, la disciplina, la organización, la coordinación y la participación de los ciudadanos al servicio de una causa común.
Se trata de entender que allá afuera millones y millones de mexicanas y mexicanos están ansiosos de ver a sus gobiernos trabajar unidos y decididos en la lucha contra la delincuencia.
En materia económica, también el futuro del país registraba incertidumbre.
Si bien al iniciar el Gobierno, hay que decirlo una vez más, recibí finanzas públicas en equilibrio, éstas arrastraban problemas sustanciales que había que resolver de inmediato.
La recaudación fiscal era extraordinariamente baja comparada con el resto de los países de la OCDE y aún con el resto de los países de América Latina.
Lo relevante era que los ingresos públicos eran totalmente insuficientes para financiar el desarrollo y enfrentaríamos severos problemas más pronto que tarde, particularmente porque era claramente insuficiente para hacer frente al problema de pensiones de los servidores públicos.
En este año, sin embargo, los poderes públicos pudimos ponernos de acuerdo y resolvimos el problema, lo resolvimos mediante la Reforma Hacendaria y gracias a la comprensión de los sectores productivos del país.
Y comenzamos a resolverlo asumiendo el reto, del problema crónico de la baja recaudación.
Por otra parte, con la Reforma al Sistema de Pensiones de los Servidores Públicos dimos solución al problema también en el mediano y largo plazos que más amenazaba a las finanzas nacionales, es decir, en este año hemos resuelto el problema de finanzas públicas del Estado y hemos dado certidumbre y estabilidad presente y futura.
Quizás aquí está también uno de los temas que más vale ponderar en el nuevo escenario de México,
A juzgar por las escenas en momentos vividos en San Lázaro hace exactamente un año, parecía impensable vislumbrar siquiera el más mínimo acuerdo entre las fuerzas políticas del país.
Hoy, sin embargo, las cosas aquí también son diametralmente distintas.
En el Congreso de la Unión se discute y razona con responsabilidad.
Los partidos políticos realizan una intensa labor parlamentaria, además de las Reformas de Pensiones y la Reforma Hacendaria, ya mencionada, en el año en curso se han aprobado reformas al régimen fiscal de PEMEX, se ha ampliado a nivel constitucional el derecho a la información y se han aprobado dos presupuestos anuales por consenso entre las fuerzas políticas.
Hace un año era impensable el mínimo acuerdo, hoy el Congreso ha procesado reformas cuya trascendencia no se había observado en más de 10 años en la vida de México, con lo cual se rompió el tabú de la incapacidad crónica de los mexicanos para procesar nuestros desencuentros y avanzar en las reformas estructurales que el país necesita.
Otra reforma fundamental ha sido la que tiene que ver con los procesos electorales, la cual se completó en el plano constitucional y que ahora avanza en la Ley Reglamentaria y en la integración de nuevos miembros del Instituto Federal Electoral.
Se podrá estar de acuerdo o no con las decisiones del Congreso, eso es de esperarse, pero lo revelante es que las diferencias entre los mexicanos se procesen donde deben hacerlo, en la representación política.
Por otra parte, el proceso de acuerdo seguido en materia electoral, algo muy importante, está permitiendo reconstruir el consenso general y el aval pluripartidista y generalizado a las normas y a los órganos electorales, elemento indispensable para revitalizar la gobernabilidad democrática de México.
Hace un año la incapacidad política crónica para ponernos de acuerdo hacía pensar que iríamos irremediablemente a la parálisis y al atraso.
Hoy, sin embargo, el Congreso, los poderes públicos han logrado no uno, sino varios acuerdos sustanciales. Los poderes públicos resuelven sus temas con independencia unos de otros y con trascendencia para el país, funciona el sistema constitucional de pesos y contrapesos, con problemas y dificultades, pero México avanza y vale la pena recordarlo un día como hoy.
Este impulso reformador comienza también a dar frutos en otros planos, este año a pesar de las turbulencias financieras internacionales, México se ha mantenido con una enorme estabilidad económica.
Hacia el tercer trimestre del año habíamos captado ya la meta de inversión foránea para todo el 2007, 18 mil 400 millones de dólares, más del 30 por ciento superior al año previo y la mayor para un primer año de Gobierno.
Analistas y medios especializados perciben que México tiene conducción y rumbo y en consecuencia, futuro. En las prospectivas económicas más importantes del mundo, cada vez más se coincide que nuestra economía será una de las cinco más grandes dentro de tres décadas.
Yo estoy seguro que así será, si en los próximos meses y años seguimos el ritmo de transformación y reformas que hemos iniciado en México.
A pesar del estancamiento que amenaza a la economía de Estados Unidos y de la cual dependemos y que limitó, además, nuestro crecimiento este año un poco más de tres por ciento, del 1 de diciembre del año pasado a la fecha, la confianza en México permitió que se siguieran generando empleos formales.
En el primer año de Gobierno el Seguro Social ha registrado más de 800 mil nuevos empleos netos en el mercado laboral mexicano, es con mucho la cifra más alta para un primer año de Gobierno y la segunda más alta en la historia de México.
El reto que tenemos para los próximos años es dar un impulso renovado a la inversión y a la competitividad, por eso vamos a seguir promoviendo las actividades productivas y generadoras de empleo, por eso vamos a seguir impulsando reformas legislativas y administrativas indispensables para mejorar la competitividad.
Sin menoscabo de seguir en el segundo año con un manejo responsable en las finanzas públicas y gracias a la Reforma Hacendaria, a partir de 2008 realizaremos inversiones históricas en materia de infraestructura.
Tan sólo la inversión presupuestal federal, sin contar la que hagan los estados, que estoy seguro también crecerá, en infraestructura el Gobierno Federal invertirá un punto más del Producto Interno Bruto para el año pasado.
La combinación de inversión pública y privada nos permitirá pasar de poco más del tres al cinco por ciento del Producto Interno Bruto tan sólo en infraestructura.
Eso implica, por ejemplo, que para el próximo año México estará invirtiendo una cifra cercana a los 50 mil millones de dólares en carreteras, puertos, aeropuertos, centrales energéticas, regasificadoras, mejores redes de telecomunicaciones, mejora de nuestras refinerías, todo dentro del marco del Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012.
Además para mejorar la competitividad del aparato productivo, vamos a reducir las tarifas eléctricas en hora pico hasta en un 30 por ciento para disminuir los costos y mejorar las condiciones de competencia de nuestro sector productor.
Por otra parte, vamos a reformar y a reforzar la dinámica del mercado interno, vamos a promover sectores clave como el de la construcción, el turismo, el campo, la vivienda, la energía, las telecomunicaciones y diversificaremos las exportaciones que fuera del mercado norteamericano crecieron a ritmos superiores al 25 por ciento este año.
Yo estoy convencido, amigos, de que todas estas acciones repercutirán positivamente en la creación de más empleos y un mayor crecimiento económico para el país.
Estamos decididos a que la estabilidad y el crecimiento contribuyan a la construcción de un país más justo, sin embargo, sabemos que crecimiento y estabilidad no son suficientes para eso.
Creo firmemente que el principal reto de la generación nuestra es reducir la desigualdad entre los mexicanos, cerrar la brecha entre los ricos y los pobres en el país, una herramienta fundamental para reducir desigualdades, es el gasto social.
Para el próximo año, nuevamente gracias a las reformas destinaremos más de un billón 100 mil millones de pesos a la inversión social, a la inversión en la gente, es decir, para decirlo con calma, un millón de millones y 100 mil millones de pesos más en salud, educación y servicios públicos.
Sé bien que el reto ahora es que ese dinero se emplee bien y rinda mucho más que lo que ha rendido hasta ahora.
Estoy convencido de que la superación de la pobreza y la marginación es un proceso de largo plazo en el que cada generación y cada Gobierno debe poner la parte que le corresponde, que para lograr ese proceso de ampliación de capacidades necesitamos abrirle puertas a la gente para que salga de la pobreza a través de la educación, la salud, los servicios y el empleo.
Mi Gobierno está haciendo la parte que le toca, hemos puesto en marcha programas novedosos y también hemos conservado y reforzado programas que habían probado su eficacia.
En el caso de Oportunidades, por ejemplo, en enero agregamos una nueva ayuda económica para respaldar el gasto en luz y en gas en los cinco millones de hogares más pobres del país, pusimos en marcha la Estrategia Cien por Cien para llevar obras y servicios, piso firme, drenaje, agua, clínicas, escuelas, a los cien municipios más pobres del país según cualquier clasificación de los cuales la abrumadora mayoría son municipios indígenas.
En esto hemos invertido ya este año cinco mil 700 millones de pesos que es casi tres veces más de lo invertido el año pasado.
También en enero de este año empezó a actuar el Programa 70 y Más con un apoyo económico de 500 pesos mensuales a los adultos mayores marginados por todo, marginados por estar en el sector rural, marginados por su edad.
Este programa beneficia ya a un millón de personas y por decisión del Congreso vamos a ampliarlo ahora a los adultos mayores en comunidades hasta 10 mil habitantes en todo el país.
También pusimos en marcha el Seguro Médico para una Nueva Generación, me comprometí a que cada niña o cada niño que naciera en nuestro país tuvieran derecho a un seguro médico eficaz para su vida, hoy a la fecha el seguro atiende a más de 700 mil niñas y niños.
Gracias al programa el número de niños recién nacidos cubiertos por un seguro médico aumentó más del 70 por ciento en el último año, asimismo hemos dado un sólido impulso al Seguro Popular que atiende a 33 por ciento más familias que el año pasado, casi siete millones.
La inversión en salud y alimentación han tenido también algunos resultados, la tasa de mortalidad infantil cayó en más de tres por ciento pero tenemos que acelerar mucho más su caída.
Por eso, para el próximo año, el sector salud va a ejercer un presupuesto de casi 70 mil millones de pesos, es decir, 64 por ciento más grande que el del año pasado.
Con ese incremento vamos a fortalecer los programas destinados a la salud.
Para atender, por otra parte, la creciente demanda en Educación Superior, estamos apoyando con becas a casi 370 mil alumnos, una cuarta parte más que en el ciclo pasado, que sumadas a las becas de todos los programas del Gobierno Federal estamos hablando de más de un millón de becas en el país.
Casi uno de cada dos estudiantes en Educación Media Superior, educación pública recibe, precisamente, este apoyo del Gobierno Federal.
También en el primer año, en cumplimiento de otro compromiso, pusimos en marcha el Programa de Estancias Infantiles para apoyar a las madres trabajadores que necesitan un lugar donde cuiden a sus hijos y para darles empleo también a otras mujeres que por su edad son discriminadas en las fuentes de trabajo.
Se vio con escepticismo este programa y se dijo que lo abandonaríamos pronto, hemos abierto casi cinco mil nuevas instancias y teníamos tan sólo tres mil programadas.
Ahí se atiende a 100 mil niños, ahí apoyamos la incorporación de 90 mil mujeres a la vida productiva nacional, en especial madres solteras.
Sin duda, falta mucho por hacer, falta mucho para pagar la enorme deuda social con los que menos tienen, el reto para el 2008 será ese, redoblar el combate a la pobreza extrema, trabajar para que más jóvenes puedan concluir el bachillerato y entrar a la universidad, apoyar a quienes menos tienen para que puedan tener un proyecto productivo y hacerse de una vivienda digna.
En suma, estamos decididos a combatir la pobreza y al mismo tiempo brindar las oportunidades a quienes lo necesitan para que salgan adelante con su propio esfuerzo.
Por último, creo que todos los mexicanos debemos sentirnos muy orgullosos de que en este año se han logrado metas muy importantes en el cuidado de nuestros recursos naturales.
En el marco de la Estrategia Nacional de Cambio Climático, en este primer año recuperamos para futuras generaciones más de un millón de hectáreas que son ya parte de nuestras Áreas Naturales Protegidas. La mayor superficie protegida en un primer año de Gobierno.
Impulsamos PROÁRBOL, un programa mediante el cual quienes viven en los bosques y selvas reciben un apoyo para cuidar nuestro patrimonio ambiental y, al mismo tiempo, tienen un ingreso.
Si perdíamos o perdemos 350 mil hectáreas por año por incendios, por tala ilegal, por prácticas agrícolas, por medio de PROÁRBOL estamos protegiendo en este año, recuperado o reforestado, más de 650 mil hectáreas forestales y se han plantado 217 millones de árboles, lo que implica haber hecho en México, como lo dijimos, la cuarta parte de la meta de Naciones Unidas para todo el mundo.
Señoras y señores:
Durante este año en que he tenido la más alta responsabilidad y honor al que pueda aspirar un mexicano, he afianzado mi convicción de que podemos superar los desafíos que nos ha tocado vivir.
En las giras de trabajo veo siempre en la gente el enorme impulso para transformar a México.
Lo que hemos hecho en un año con el trabajo de todos, con aciertos y errores, es una muestra de que es posible y de lo que es posible hacer si avanzamos en el camino de cambios que México necesita para crecer.
Tenemos graves problemas y desafíos, pero tenemos también un rumbo claro y definido.
México ha iniciado este año un proceso de transformación que no debe detenerse.
Como podrán imaginarse, en lo personal, este ha sido el año más importante de mi vida.
Yo agradezco enormemente a las mexicanas y a los mexicanos que me han apoyado e impulsado, que me alientan todos los días, que me dicen que siga adelante.
Agradezco a los legisladores, especialmente a los que han asumido por norma, más allá de las diferencias partidistas, el proteger el valor de las instituciones de la República y, desde luego, a los de mi partido que hicieron posible ese inolvidable 1 de diciembre.
A mis adversarios políticos y a mis críticos, a la prensa porque me han obligado a mantenerme alerta, a no confiarme y a esmerarme en que el Gobierno sea cada día mejor.
También agradezco a las Fuerzas Armadas del país por su entrega y lealtad a México, a los miembros de mi Gabinete y a todos mis colaboradores por su tesón y su esfuerzo, por su valor personal para enfrentar los retos que aquí he descrito, en especial el reto de la delincuencia.
Yo agradezco también a muchas mexicanas y mexicanos que oran por México y por sus gobernantes, agradezco los cariños y las bendiciones de la gente mayor.
Doy gracias porque se me ha permitido vivir un año tan especial y con toda intensidad.
Desde luego, agradezco mucho a mi familia que es, sin duda alguna, lo mejor de mí y a Margarita por ser el gran apoyo y fortaleza personal.
Agradezco también a mis hijos por permitirme servir al país y entregarme totalmente a México, por el tiempo que no les dedico y por la compresión que estoy seguro algún día tendrán.
Amigas y amigos:
Hace un año había un ambiente de división, encono e incertidumbre, la Nación atravesaba por momentos difíciles, a un año de distancia hoy sé que México saldrá adelante y que será un país distinto y mejor, y lo sé porque la principal fortaleza, el mayor activo con el que este gran país cuenta son sus mujeres y sus hombres, son todos aquellos mexicanos que cada día dan lo mejor de sí mismos por elevar la calidad de sus vidas, las de sus familias y las de sus comunidades.
Hablo del profesor de la escuela rural que camina varios kilómetros cada mañana para educar los niños, el policía honesto que con un mal salario arriesga su vida para proteger a su comunidad del crimen.
El estudiante que se esfuerza para poder asistir a la universidad con una beca a pesar de las enormes deficiencias de nuestro sistema, el jornalero que recorre grandes distancias en busca de su empleo, de la madre soltera que se levanta de madrugada para trabajar y poder comprar la leche para sus hijos.
De quienes salen adelante y tienen más carácter que muchos a pesar de que la naturaleza les ha quitado todo, incluso a los suyos, como ha ocurrido en las tragedias naturales del país, particularmente en el sureste y en Tabasco.
A propósito de ello, yo quiero agradecer a todos ustedes por la labor que hicieron desde cada una de sus trincheras para ayudar a nuestros hermanos de Tabasco y de Chiapas, ante la tragedia que vivieron en las últimas semanas.
Agradezco al Gobernador Granier, aquí presente, por su testimonio y su trabajo ejemplar.
Gracias a la labor de las mexicanas y los mexicanos para hacer llegar las diversas formas de cómo ayudar, a millones de mexicanos que se volcaron en los centros de acopio, a los bancos para hacer un depósito, a la Cruz Roja para dejar sus víveres, a los que fueron voluntarios y ayudaron con sus propias manos.
Gracias a muchos líderes y a muchos empresarios aquí presentes por apoyar y aportar con recursos materiales.
Como ustedes, todos los mexicanos que salen a ganarse cada peso honestamente, esos mexicanos que trabajan y se esfuerzan todos los días por salir adelante, son el verdadero México, el México que queremos.
Porque en cada mujer y en cada hombre de bien hay un anhelo de superarse, donde radica la fuerza de la transformación del país.
Porque somos mayoría, abrumadora mayoría los que queremos vivir en paz y prosperar, porque quienes están ávidos de justicia golpean sin cesar nuestras conciencias, porque en esos millones de mexicanas y mexicanos hay quienes, como ustedes, son capaces de soñar en un México mejor y de trabajar todos los días por sacarlo adelante.
En lo que a mí respecta, he vivido con toda intensidad mis responsabilidades, aprendí de mis padres que la máxima recompensa es la satisfacción del deber cumplido.
Y mi mayor anhelo es entregar al final de la vida, cuando quiera que se presente, cuentas claras a quien nadie pueda engañar.
Es el legar un buen nombre y un orgullo a los que nos suceden y no hago más que lo que hacen millones y millones de mexicanas y mexicanos que trabajan hasta el límite para que sus hijos tengan carrera universitaria, que se esfuerzan para que sus padres ancianos, reciban atención y tratamiento.
En quienes se preparan por ser cada día mejores estudiantes o profesionistas, quienes organizan su comunidad para lograr que sus niños puedan jugar tranquilos en la escuela o en un parque seguro, quienes ayudan a los que han perdido todo en un desastre natural.
En un año, tres huracanes de máxima peligrosidad e inundaciones sin precedentes también nos han hecho ver, vivir y revivir el México solidario, el México que se ayuda, el México de hermanos, esa también es la visión que nos motiva, el México solidario y generoso que queremos y que sabemos podemos construir.
Yo percibo en cada campesino, en cada trabajador, en cada empresario una nueva actitud, un nuevo México vendrá, amigas y amigos, y esto podemos celebrarlo ahora y todos los días.
Celebramos hoy un cambio de actitud, celebramos un impulso renovador de reformas pensadas no para las próximas elecciones, sino para las próximas generaciones y que estamos enfrentando con decisión y firmeza nuestros problemas.
Celebramos que hemos sacudido inercias y creencias que nos ataban al pasado, al lamento por lo que no tenemos, al agravio permanente y al resentimiento.
Celebramos con renovado optimismo que los mexicanos estamos decididos y dispuestos a trabajar por ese México próspero, a construir ese país donde se pueda vivir y progresar en paz, por un México más justo y más limpio, por un México más democrático y más próspero, por un México seguro y libre del tamaño de la dignidad de los mexicanos.
Ese México es posible, amigas y amigos, hagámoslo entre todos, hagámoslo juntos, hagámoslo ahora.
Muchas gracias y felicidades a todos por este año.
Sobre el fallo de la Corte
Los festejos de la impunidad/Jesús Silva-Herzog Márquez
Publicado en Reforma, 3 diciembre 2007;
La impunidad sonríe. Festeja jactanciosa. Se pavonea con el aval del último tribunal de la nación. El gobernador de Puebla, el gobernante que puso todo el poder público a servicio de la venganza, recibió la exoneración definitiva de la Suprema Corte de Justicia. Ahora el gobernador nos regala perlas de compromiso institucional, consejos de buenos modales y cantos de lealtad a la República. No imagino ninguna democracia que hubiera permitido la sobrevivencia política de un gobernante tras el escándalo de las conversaciones telefónicas que escuchamos. Más allá de su procacidad, las conversaciones daban cuenta de la más perversa utilización del poder
Publicado en Reforma, 3 diciembre 2007;
La impunidad sonríe. Festeja jactanciosa. Se pavonea con el aval del último tribunal de la nación. El gobernador de Puebla, el gobernante que puso todo el poder público a servicio de la venganza, recibió la exoneración definitiva de la Suprema Corte de Justicia. Ahora el gobernador nos regala perlas de compromiso institucional, consejos de buenos modales y cantos de lealtad a la República. No imagino ninguna democracia que hubiera permitido la sobrevivencia política de un gobernante tras el escándalo de las conversaciones telefónicas que escuchamos. Más allá de su procacidad, las conversaciones daban cuenta de la más perversa utilización del poder
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