El celular sonó pasadas las seis y media de la tarde. Era el perredista Cuauhtémoc Sandoval. Su voz denotaba euforia. La revisión de las actas le daba ventaja de más de dos puntos a Andrés Manuel López Obrador, con más de 70% de las casillas computadas. "No escribas nada todavía", pidió el ex diputado federal.
De inmediato nos comunicamos al IFE. Confirmaron el avance de López Obrador, pero nos aclararon que los perredistas no dejaban fluir la información en 40 juntas distritales, ubicadas mayoritariamente en lugares donde Calderón es fuerte.
"Parece una estrategia diseñada para dar la impresión de que Andrés Manuel punteó durante toda la jornada, y que al final el IFE manipuló los resultados para favorecer a Calderón", nos dijo la fuente en el IFE. Nos mandaron un mapeo con las zonas en problemas.
En Aguascalientes había problemas en dos juntas distritales; Colima en dos; Chihuahua en dos; Chiapas en una; DF una; Durango tres; Estado de México cuatro, entre ellas, Naucalpan, Huixquilucan, Tlalnepantla; Guanajuato cuatro; Jalisco tres; Michoacán una; Morelos una; Nuevo León tres; Puebla seis; Querétaro dos; Sinaloa una; Sonora dos; Tamaulipas una y Yucatán una. Conforme fluía la información de estas juntas se reducía dramáticamente la ventaja de El Peje.
Horas antes, Sandoval había sido testigo de la amenaza pronunciada en corto por un alto funcionario del PRD, en charla con este reportero. "O abren los paquetes y se cuenta voto por voto o no reconocemos el triunfo de Felipe Calderón y nos metemos al callejón de los cabronazos", advirtió el hombre.
El mismo funcionario rayaba en el delirio. Afirmaba que el último objetivo del gobierno federal era imponer a ¡Cuauhtémoc Cárdenas! como presidente interino. "Quieren poner al que nunca nos apoyó", aventuró el perredista. Lo volteamos a ver con escepticismo. Le apostamos a que el ingeniero nunca aceptaría una propuesta de esa naturaleza.
En el rostro del perredista-lopezobradorista apareció una irónica sonrisa.
El tono belicoso había sido la pauta en aquella reunión con los reporteros convocada por los integrantes de la coalición Por el Bien de Todos. Leonel Cota, Manuel Camacho, Sergio Anaya. Todos hablaban de fraude. Todos estaban allí con la misma demanda irreductible: Que se abran los paquetes. Todos advertían que se recurriría a las movilizaciones populares si la exigencia no era cumplida. Hasta Camacho, habitualmente un hombre sensato, parecía crispado.
Le preguntamos al ex regente si la propuesta de abrir los paquetes no era violatoria de la ley. El diputado invocó algún artículo de la Constitución, para alegar que el interés de la nación está por encima del Cofipe. "Haga un esfuerzo de honestidad intelectual", nos exigió el ex regente capitalino. Lo estábamos haciendo, pero no encontrábamos ninguna excusa para violar la ley.
Recurrimos al Cofipe. El artículo 247, inciso b, señala en blanco y negro que no es posible abrir los paquetes, salvo si los resultados de las actas no coinciden, si se detectan alteraciones notorias que generen duda fundada sobre el resultado, si no existiere acta de escrutinio y cómputo ni obrare en poder del presidente del Consejo. No había espacio legal, pues, para una revisión "voto por voto".
Ya encarrerado, Camacho Solís nos aseguró que el senador del PRI, Emilio Gamboa, participó "hace dos días" en una reunión con Carlos Abascal, secretario de Gobernación y los concesionarios de las televisoras, para acordar la imposición del resultado favorable a Calderón, por la vía fast track.
Por la mañana habíamos charlado con un alto funcionario del gobierno federal. ¿De qué color está el semáforo de las elecciones?, le preguntamos. "Amarillo", nos respondió. Para este funcionario, los puntos neurálgicos actualmente son el Distrito Federal, bastión del perredismo, y el Estado de México.
En círculos gubernamentales comentan que a los consejeros del IFE les faltó "malicia" a la hora de manejar el resultado de la elección. "Es absurdo el candado autoimpuesto (no dar resultados sin una diferencia mínima de un punto). Eso complicó las cosas", advirtieron.