28 nov 2008

No debemos celebrar!: Gómez Mont

Palabras del Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, durante la XXV Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, realizada en el Salón Tesorería de Palacio Nacional. México, D.F., a 28 de noviembre de 2008
Licenciado Felipe Calderón Hinojosa,
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos;
Senador Gustavo Enrique Madero Muñoz,
Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores;
Diputado César Horacio Duarte Jáquez,
Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados;
Ingeniero Eduardo Bours Castelo,
Gobernador Constitucional del Estado de Sonora y Presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores;
Distinguidos Gobernadores de las Entidades Federativas y Jefe de Gobierno del Distrito Federal,
Ingeniero Juan Sánchez Aldana,
Presidente Municipal de Zapopan y Representante de la Asociación de Municipios de México;
Estimados integrantes del Gabinete del Presidente Felipe Calderón,
Representantes de los medios de comunicación y de las organizaciones de la sociedad civil;
Licenciado Rubido García,
Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública,
Señoras y Señores:
Buenos días a todos.
El país afronta un momento crítico que, a su vez, ofrece una oportunidad histórica.
Es crítico porque la situación obliga a tomar decisiones impostergables para hacerle frente al crimen organizado; y es oportunidad porque para combatir con éxito a la criminalidad debemos actualizar el arreglo institucional del país.
Nuestra máxima responsabilidad es asumir juntos las decisiones que haya que tomar.
El Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad suscrito el pasado 21 de agosto es una apuesta institucional para, juntos, hacernos responsables de poner un alto al crimen organizado a través de una eficaz coordinación entre autoridades, homologando el proceso de profesionalización de las instituciones encargadas de la seguridad y la procuración de justicia; y sumando a los medios y a la sociedad civil en el arraigo de la cultura de la legalidad.
Tener como signatarios a los tres Poderes de la Unión, a los tres órdenes de Gobierno, a los medios de comunicación y a la sociedad civil, con el ingrediente adicional de que serán los propios ciudadanos los que juzguen el cumplimiento de cada uno de los 74 objetivos, refleja que sí tenemos capacidad y voluntad de materializar con hechos la corresponsabilidad.
Corresponsabilidad que se expresa en dos vertientes:
La primera implica que cada suscriptor debe ejercer sus atribuciones con eficacia para cumplir sus propios compromisos; la otra vertiente radica en que cada suscriptor debe colaborar para que los demás suscriptores cumplan con su tarea.
Las fronteras, más que fijar una división, son el espacio de encuentro entre vecinos.
De la misma forma, los puntos en donde se tocan los ámbitos de la Federación con las Entidades Federativas y éstas últimas con la vida municipal, deben ser los espacios donde se gesta la vocación y colaboración federalista.
A mayor coordinación mayor fortaleza del Estado Mexicano y menores huecos de impunidad para el crimen organizado.
Por todo ello el Gobierno del Presidente Felipe Calderón está concentrado en realizar la parte que le corresponde.
Cumplir cada uno de los 36 compromisos que se derivan de los 28 objetivos que asumió el Gobierno Federal en la suscripción del Acuerdo, ha implicado la elaboración de una amplia planeación estratégica, evaluación del impacto presupuestal, autorización de recursos, determinación de tramos de actuación, elaboración de proyectos y puesta en marcha de acciones específicas.
Cada dependencia del Poder Ejecutivo involucrada en el Acuerdo ha determinado, conforme a sus atribuciones, los pasos a seguir para cumplir sus propios compromisos.
Estas etapas se han calendarizado de tal manera que es factible el puntual seguimiento y evaluación de cada uno de ellos.
Para facilitar el seguimiento de cada objetivo, la Secretaría de Gobernación desarrolló un Sistema Único de Seguimiento, el cual nos permite evaluar el estado en que se encuentra cada compromiso, supervisar el desempeño de las dependencias federales en el cumplimiento de cada uno, estandarizar la información y los reportes de seguimiento y establecer mecanismos de coordinación entre las dependencias concurrentes.
El Sistema fue diseñado conforme a los siguientes criterios:
Define una ruta crítica para cada compromiso.
Establece el margen de acción de cada dependencia, según sus propias atribuciones.
Define un liderazgo institucional responsable de coordinar los esfuerzos que cada compromiso incluye en aquellos casos en los que participan dos o más dependencias.
Obliga la depuración de cada dato que se suba al sistema, con el propósito de que cada acción reportada sea verazmente realizada.
Permite uniformar la información que, por disposición legal, debe hacerse pública para que la sociedad y la opinión pública pueda disponer de ella.
Con base en estos elementos me permito informar a este distinguido Consejo que en estos primeros 100 Días el Gobierno Federal ha cubierto en 100 por ciento de los siete compromisos programados para se resueltos durante este período.
Primero: Se gestionó ante los diputados y las diputadas federales una reasignación de recursos en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2009 para dar cumplimiento al Acuerdo.
Gracias a la decisión de los legisladores, se incrementó el presupuesto en los rubros de Orden y Seguridad en un 33 por ciento.
Segundo: Se ha fortalecido el Sistema de Denuncias Contra la Corrupción y la mala actuación de los servidores públicos, incorporando como el elemento clave la participación ciudadana a través de los portales de internet de las dependencias de la Administración Pública Federal y de la distribución de formas de denuncia impresas, carteles y anuncios informativos.
Tercero: Se presentó ante el Congreso de la Unión la Iniciativa de una nueva Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública que propone un nuevo modelo ministerial, policial y pericial que establece también instancias de coordinación y sistemas de información.
Cuarto: Se autorizó a las 32 Entidades Federativas, a la Procuraduría General de la República, a la Secretaría de Seguridad Pública Federal y al CISEN a adquirir armamento que permita incrementar sus capacidades.
Quinto: Se presentó ante el Congreso de la Unión un paquete de reformas para fortalecer al Gobierno Federal en las complejas tareas de seguridad pública y procuración de justicia.
Sexto: Se han instrumentado campañas masivas para promover la denuncia y prevención del delito y la cultura de la legalidad, tanto en los medios impresos, como en radio y televisión. Y
Séptimo: Se presenta una propuesta de modelo de Observatorio Ciudadano que permitirá vigilar y supervisar el cumplimiento de los compromisos adquiridos.
En el futuro inmediato se tienen contemplados 15 Compromisos más con fechas de vencimiento que van de cuatro a seis meses. Entre ellos destacan, por su importancia y el nivel de avance con el que se cuenta, los siguientes:
Se cuenta con los Proyectos del Modelo Nacional de Evaluación y Control de Confianza y del Protocolo de Evaluación, mismos que ya han sido enviados al Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional para ponerlos a consideración de este Consejo.
En septiembre pasado, en el marco de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia, se aprobó la Estrategia Nacional Integral contra el Secuestro.
El pasado 30 de septiembre el Ejecutivo Federal presentó una Iniciativa de Reformas a la Ley General de Salud y al Código Penal en materia de narcomenudeo.
Se encuentra en sus etapas finales el diseño de la Estrategia para la Prevención y el Combate al Lavado de Dinero y el Financiamiento al Terrorismo.
Como parte de los compromisos suscritos en materia de prevención del delito, atención a personas con adicciones, apoyo a organizaciones que promueven la rehabilitación y el Programa Escuela Segura, se han iniciado diversas acciones en estos 100 Días, mismas que mis compañeros de Gabinete detallarán en unos momentos.
El conjunto de los objetivos, compromisos y avances, se estarán reportando oportunamente a este Consejo y a la propia sociedad civil, con quienes se ha entablado una comunicación permanente.
Incluso es preciso señalar que el Gobierno Federal ha enriquecido muchas de las acciones que realiza para cumplir los compromisos del Acuerdo, gracias a las opiniones y puntos de vista que organismos ciudadanos le han manifestado.
Un elemento que hace sustancialmente distinto este Acuerdo con otros esfuerzos realizados en el pasado fue la decisión que tomó este Consejo de poner en manos de los propios ciudadanos la evaluación sobre cada uno de los compromisos.
De tal forma y precisamente como una consecuencia de la estrecha colaboración que se tiene con los organismos, se propone la creación de una instancia que pondría a disposición de las autoridades presentes una ventanilla integradora para el acopio de la información estadística y establecería los criterios para la homologación y clasificación de la información.
La instancia se integraría de un Consejo Rector en el que participarían el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, institución que cuenta con el mandato de Ley como la dependencia articuladora de toda la estadística en materia de seguridad y justicia a nivel nacional, estatal y municipal.
El INEGI supervisaría los indicadores de medición para contar con información estadística confiable y objetiva y ya viene trabajando en el desarrollo de herramientas de captación y procesamiento de datos en todo el territorio nacional.
El Instituto Federal de Acceso a la Información se responsabiliza de establecer los criterios para el acceso a la información de seguridad pública y justicia penal en el nivel federal, así como organizaciones ciudadanas, instituciones académicas y expertos en materia de seguridad y justicia.
Esta propuesta pretende ofrecer un mecanismo de información que sea útil y, a su vez, se nutra de todos los esfuerzos de observación que realice la sociedad en plena autonomía.
Hago entrega al Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad Pública a efecto de que esta propuesta sea analizada y se determine su viabilidad jurídica y presupuestal.
Señoras y señores integrantes del Consejo Nacional:
No podemos celebrar ningún avance cuando la gran mayoría de los mexicanos reclaman tranquilidad y seguridad en sus hogares, en las calles, en sus centros de trabajo, en el transporte público o privado que usan para desplazarse o cuando salen del mercado, del banco o del centro comercial.
No debemos destacar logros hasta que México cuente con policías y ministerios públicos de probada honestidad en los tres órdenes de gobierno, capacitados y equipados.
No permitamos sentimientos de satisfacción hasta que el marco jurídico en materia de seguridad y justicia empiece a dar resultados concretos, visibles y medibles para la sociedad.
Los avances en torno al Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad están sujetos al más riguroso escrutinio público y a la rendición de cuentas.
Ello es una buena noticia pues genera un clima que favorece la corresponsabilidad donde cada suscriptor también debe procurar que el otro sea exitoso en esta lucha.
Decía Octavio Paz: "más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad".
Hasta hoy hemos dado pasos firmes en una batalla de largo alcance que nos exige combatir sin descansar.
México es mucho más grande que sus problemas y en esta grandeza confiamos para hacer frente a un problema al que hemos decidido enfrentar hoy y no dejar esta batalla a otros gobiernos, cuando quizás ya sea muy tarde para salir triunfantes.
La hora crítica que vive la República nos ha hecho confluir aquí, en torno a un objetivo trascendente: garantizar que cada familia mexicana se sienta protegida por sus autoridades y por un Estado de Derecho garante de un país libre, democrático y con oportunidades para todos.
Fuente: CS de la Segob.

XXV sesión de Consejo de Seguridad Pública

Palabras del Presidente Calderón en la XXV Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública
Palacio NACIONAL, a 28 de Noviembre de 2008 Discurso
Diputado César Horacio Duarte Jáquez, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Senador Gustavo Enrique Madero Muñoz, Presidente de la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.
Señoras y señores Gobernadores de los Estados y Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Señoras y señores Presidentes Municipales.
Señoras y señores Secretarios de Estado.
Integrantes del Consejo Nacional de Seguridad.
Distinguidos representantes de organizaciones civiles, sindicales, empresariales y religiosas.
Señores representantes de los medios de comunicación.
Señoras y señores:
Para todos nosotros es claro que hoy la principal preocupación de las familias es su seguridad, por eso también ésta ha sido la prioridad del Gobierno de la República.
Como Presidente, como ciudadano y como padre de familia entiendo el temor que sienten los padres de que sus hijos sean víctimas de la delincuencia. Soy consciente de la desesperación, la impotencia, el agravio y el profundo dolor que embarga en estos momentos a muchos mexicanos que han sido víctimas de criminales sin escrúpulos, y que no encuentran en nosotros las respuestas que esperan de sus autoridades.
Ese clamor de la conciencia ciudadana es precisamente lo que nos reunió y nos convocó el pasado 21 de agosto en este mismo recinto nacional, para suscribir el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad.
Hoy, a casi cien días de la firma de este instrumento, hemos sido convocados a la XXV Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública. Acudimos a este llamado no sólo para reafirmar la vigencia de nuestro compromiso con la seguridad de los mexicanos, sino también para dar cuenta de los avances y de lo mucho que falta por hacer en la construcción de un país que progrese por la vía de la justicia, la ley y el orden.
La suscripción del Acuerdo representó, como se dijo aquí, y sin duda, un punto de partida; un punto de partida para que de manera conjunta las diversas autoridades de todo el país y la sociedad civil avanzáramos en el propósito de construir un México más seguro.
Yo quiero reconocer el compromiso y el esfuerzo de todos los que lo han realizado:
Del Poder Legislativo, que aprobó un Presupuesto de Egresos de la Federación para 2009, que permitirá asignar eficientemente una mayor cantidad de recursos a fin de fortalecer las instituciones encargadas de la seguridad de los mexicanos, y que analiza a profundidad iniciativas presentadas por el Gobierno Federal en materia de seguridad.
Del Poder Judicial, que se ha comprometido en la implementación de diversas acciones, como el establecimiento de los juzgados de control.
De los gobiernos de las entidades federativas, que están haciendo un continuo esfuerzo por depurar, fortalecer y dotar de mayores recursos a sus instituciones de seguridad y de procuración de justicia, y que están colaborando con las autoridades federales en el combate al flagelo del secuestro.
De los gobiernos municipales, que fomentan el fortalecimiento y la depuración de las instituciones de seguridad dentro de sus ámbitos de competencia.
Por lo que hace al Poder Ejecutivo Federal, el Secretario de Gobernación ha informado al Consejo sobre el grado de avance y, en particular, sobre el cumplimiento cabal de los compromisos, cuya fecha de vencimiento estaba señalada al cumplirse los primeros cien días del Acuerdo.
Entre otros, señalo siete compromisos que se han explicado ampliamente aquí.
Uno, consistente en la reasignación de recursos y partidas dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación, que sea acompañado por reglas de operación flexibles y procedimientos eficaces y transparentes, que ya se ha explicado con amplitud.
Otro, el fortalecimiento, con la participación de la sociedad civil, del sistema de denuncias contra la corrupción y la mala actuación de los servidores públicos, que ha sido cumplido por las dependencias correspondientes.
Otro más, relativo precisamente, a adecuar el modelo de coordinación y el arreglo institucional de atención a la seguridad pública para garantizar la responsabilidad compartida entre la Federación, estados y municipios, que se cumplió al presentarse la Iniciativa de Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Otro compromiso, que es actualizar las licencias colectivas de portación de armas que expida la Secretaría de la Defensa, y que se cumplió al autorizar a las 32 Entidades Federativas adquirir armamento de cadencia automática y calibre superior, que permita a los cuerpos policiacos incrementar su capacidad de fuego.
Un quinto compromiso, que es presentar a la consideración del Congreso un paquete de reformas que fortalezcan las capacidades del Gobierno en materia de seguridad y procuración de justicia, el cual fue presentado, precisamente, al Congreso de la Unión, y como se explicó aquí está en su análisis. Y finalmente, dos compromisos más que vencían a los cien días del Acuerdo, que es instrumentar campañas para promover la cultura de legalidad, que se han implementado y se ha dado cuenta de los avances de la política en materia de prevención.
Y finalmente, el promover la creación de un observatorio ciudadano que vigile y supervise el cumplimiento de los compromisos, a lo cual se le ha dado respuesta mediante la presentación de un modelo de observatorio ciudadano que estará en manos, precisamente, de la representación de la sociedad civil.
En el caso del Gobierno Federal, dos tipos de cuestiones nos han ocupado.
Primero lo urgente e inaplazable, pero también, las transformaciones integrales de fondo en materia de seguridad que requiere el país, y que requiere no de ahora, sino desde hace mucho tiempo.
Por lo que toca a los problemas más urgentes en materia de seguridad, la acción del Gobierno Federal se ha desplegado en cuatro frentes: los operativos conjuntos, el combate frontal al crimen organizado y al secuestro, y el combate a la corrupción.
Uno. Los operativos conjuntos. Con ellos hemos multiplicado la presencia de la fuerza del Estado, entendido como una entidad completa en todas aquellas partes del país que se encuentran más vulnerables a la acción de la delincuencia.
Con estos operativos hemos fortalecido las capacidades del Estado para hacerle frente al crimen. En algunos casos, el esfuerzo está claro que debe replantearse y renovarse porque no ha demostrado su eficacia.
En otros casos, los operativos han permitido reducir los niveles de violencia y, particularmente, de homicidio doloso, que se habían registrado en algunas entidades.
Y en todos, lo que queda claro es que estos operativos permiten generar un espacio de tiempo y margen de maniobra que permita el restablecimiento de la vida institucional, así como la depuración y el fortalecimiento de la estructura policial en el lugar en cuestión.
Dos. El combate al crimen organizado y, especialmente, al narcotráfico.
En estos cien días de vigencia del Acuerdo, hemos capturado a peligrosos jefes e integrantes de las principales organizaciones criminales que operan en el país.
El 5 de septiembre se capturó a Alberto Sánchez Hinojosa, alias El Tony, lugarteniente de Heriberto Lazcano y líder de la organización conocida como Los Zetas, y que operaba precisamente en la región del sureste, particularmente en Tabasco.
El 18 de octubre se logró la captura de varios narcotraficantes colombianos, vinculados a la organización criminal de Arturo Beltrán Leyva. Con esto se rompió un eslabón clave en la logística de abasto de cocaína de Colombia hacia los cárteles mexicanos.
El 20 de octubre se capturó a Jesús Zambada, capo del Cártel del Pacífico y hermano de Ismael El Mayo Zambada, líder de esta organización.
Este peligroso narcotraficante controlaba la importación y operación de cocaína a través del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
El 26 de octubre se logró la detención de Eduardo Arellano Félix, alias El Doctor, líder del Cártel de Tijuana, de los hermanos Arellano Félix, quien era buscado por la Interpol en más de 180 países.
El 1 de noviembre se detuvo a Antonio Galarza Coronado, alias El Amarillo, operador del Cártel del Golfo, quien junto con otro capturado, Jaime González Durán, El Hummer, el 7 de noviembre, líder y fundador de la peligrosa organización delictiva de Los Zetas y quien controlara con el anterior la llamada Frontera Chica en el Estado de Tamaulipas.
En estos tres meses también se aseguraron más de 700 toneladas de marihuana, ocho de cocaína y siete mil armas. En el mundo se sabe y se reconoce que los mexicanos hemos decidido cerrar el paso a la actuación impune de las organizaciones criminales.
Ilustra la magnitud de este esfuerzo el hecho de que también en estas últimas semanas se haya logrado, en una sola operación, el mayor decomiso de armas de fuego y municiones incautados al crimen organizado en operaciones no bélicas de que se tenga registro, y que se suma a otras operaciones también sin precedentes internacionales, como el mayor decomiso de cocaína que se realizó en el país o el mayor decomiso de dinero en efectivo en una sola operación.
Sabemos que atrás del mercado de las drogas se gesta una violencia criminal asociada al crimen organizado, que debemos atacar y que afecta a todos; pero especialmente entendemos como una obligación del Estado, en todos sus ámbitos y niveles, hacer todo lo que en nuestras manos esté para evitar que la droga y la violencia ensombrezcan la vida de nuestros niños y nuestros jóvenes.
Tres. El Gobierno Federal ha reforzado su ofensiva en contra de los delitos que más lastiman y agravian a la sociedad, como es el secuestro. Por ello, hemos colaborado estrechamente con las autoridades locales para enfrentar con efectividad este delito.
En los cien días que han transcurrido desde la firma del Acuerdo, como ya se dijo aquí, la conjunción de esfuerzos entre autoridades federales y locales ha permitido detener a 272 presuntos secuestradores y desarticulado a 53 peligrosas organizaciones de secuestradores. Con ello, en promedio, se ha capturado una banda de secuestradores cada dos días y se ha logrado la liberación de 184 víctimas secuestradas en estos cien días.
Desde luego que falta mucho por hacer. Aún se sigue presentando una cifra alarmante, inaceptable e indignante de casos de secuestro. Sin embargo, en los últimos tres meses ha habido una variación en las cifras. En lo futuro debe mantenerse esa reducción, observada ahora en un 18 por ciento, porque sólo así habremos roto la tendencia creciente que se venía observando en este delito.
Estos son, precisamente, como bien se aclaró aquí, procesos que estamos cumpliendo y a los cuales estamos comprometidos.
Hacen falta, como también se especificó, resultados. Sé que más allá de cifras, más allá de logros, más allá de propósitos, el enfrentarnos a la realidad de una sola víctima y a la tragedia que implica para las familias la desoladora incertidumbre sobre el paradero de un ser querido, nos obliga a todos los presentes a refrendar no sólo hoy, sino todos los días el compromiso indeclinable de trabajo sin descanso y de poner un alto definitivo a estas dramáticas historias que continúan.
Cuatro. Es claro que existe un legítimo clamor ciudadano para poner un alto a la corrupción en las instituciones de seguridad y procuración de justicia. Por ello, el Gobierno Federal está librando una lucha compleja y sin precedente contra la corrupción asociada a la delincuencia organizada. Este cáncer viene de mucho tiempo atrás y por desgracia penetró las instituciones de seguridad y de justicia de todo el país.
Lo más fácil para el Gobierno Federal hubiera sido cerrar los ojos ante esta realidad. No lo hicimos. Decidimos enfrentarlo, hasta llegar hasta las últimas consecuencias para llevar ante la justicia a quienes traicionan la confianza de la sociedad.
Pusimos en marcha, en la vigencia del Acuerdo, un trabajo de investigación e inteligencia de largo aliento: la Operación Limpieza, con la que estamos desmontando redes de corrupción sobre las cuales la delincuencia organizada encontraba cómplices y respaldos dentro del aparato del Estado.
La Operación Limpieza ha llegado, incluso, al arraigo para efectos de investigación tanto del ex Director de la Policía Federal, como del ex Subprocurador General de la República, encargado de las investigaciones contra la delincuencia organizada.
Sin embargo, estamos convencidos, a pesar de esta complejidad, que para frenar a la delincuencia, primero hay que sacarla de nuestra propia casa.
Mi llamado respetuoso es a realizar este duro y valeroso esfuerzo en todas las instancias de poder público y de Gobierno, en el ámbito que a cada cual corresponda a su competencia.
Al mismo tiempo que afrontamos los problemas apremiantes, redoblamos el esfuerzo para lograr una transformación integral y de fondo de las instancias de seguridad pública.
Esto se refleja en cuatro grandes rubros.
El primer rubro se refiere al fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia del país. Para ello se requiere:
Uno. Depuración. Para ganar la guerra contra la delincuencia requerimos cuerpos policiacos honestos y confiables.
De ahí la imperiosa necesidad de perseverar en la depuración y el fortalecimiento de todas las policías del país. A ese propósito está orientado nuestro esfuerzo de formar una nueva generación de policías con elevados estándares de ética y profesionalismo.
Para ello se concluyó con la elaboración y entrega del Modelo Nacional de Evaluación y Control de Confianza y del Protocolo de Evaluación.
También es positivo que 25 entidades federativas reporten avances en el proyecto de creación o fortalecimiento de sus propios centros de control de confianza.
Dos. Tecnología. También sabemos que para derrotar a la delincuencia requerimos cuerpos policiacos con más y mejor tecnología, armamento, inteligencia y recursos.
Estamos avanzando en dotar de conectividad a las autoridades de los tres órdenes de Gobierno, a la Plataforma México.
El sistema ya permite intercambiar información e inteligencia policial y criminal, para prevenir y perseguir el delito.
Destaco que las policías de las 32 Entidades Federativas y de 144 municipios, de una meta original de 150, ya cuentan con conectividad a Plataforma México.
Tres. Armamento. Para fortalecer operativamente a las autoridades encargadas de la seguridad a nivel local, se ha autorizado a todos los estados e instancias federales, en cumplimiento a otro compromiso del Acuerdo, la adquisición de armamento de mayor capacidad para que los cuerpos policiacos que cumplan con requisitos de confiabilidad puedan escalar su poder de fuego contra la delincuencia.
Cuatro. Fortalecimiento presupuestal. El fortalecimiento de los recursos presupuestales destinados a la seguridad es otra prioridad que ha mostrado avances en el marco del Acuerdo Nacional. Gracias a la corresponsabilidad del Poder Legislativo se logró la reasignación de recursos y partidas dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación 2009.
Como ya se ha explicado, entre otros avances, se asignó un 33 por ciento más de recursos al rubro de orden y seguridad con respecto al año anterior y un 35 por ciento a la asignación en conjunto para el Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El Estado mexicano no puede estar limitado por falta de recursos para enfrentar al crimen organizado y por eso debemos seguir trabajando juntos para fortalecer el presupuesto destinado a la seguridad de los ciudadanos, tanto por parte de la Federación como por parte de los estados y los municipios.
Durante esta Administración el gasto público orientado a la seguridad ha aumentado los recursos a la función de orden, seguridad y justicia en un 118 por ciento, del 2006 al Presupuesto del 2009.
Quiero ser muy enfático al señalar que, si bien existen en las corporaciones policiacas miembros que han defraudado la confianza de la sociedad, son mucho más los buenos policías que día a día libran una batalla sin cuartel para proteger la seguridad de las familias mexicanas.
Desde aquí hago un sincero reconocimiento a todas y a todos los policías, soldados y marinos que diariamente, de manera honesta y comprometida, ponen en riesgo su vida para realizar su imprescindible labor.
En estos casi cien días del Acuerdo, 114 elementos del orden de los tres órdenes de Gobierno han perdido la vida en esta lucha por un México seguro.
Por ello, debemos reconocer y premiar a los buenos elementos con mejores condiciones de ingreso y bienestar, como son vivienda, salud y educación para sus hijos.
El segundo gran rubro es el fortalecimiento del marco jurídico. En estos cien días hemos enviado al Congreso iniciativas de ley que nos permitirán fortalecer las capacidades de las autoridades en la lucha contra la delincuencia: iniciativas para el Sistema Nacional de Seguridad Pública, para organizar la Policía Federal, para reformar la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, la iniciativa de Ley de Extinción de Dominio, la iniciativa de combate al narcomenudeo y otras que analiza el Congreso de la Unión.
El tercer gran rubro es el fortalecimiento de una cultura de legalidad y la implementación de una estrategia integral de prevención del delito.
Para ello, estamos planteando una política de prevención mucho más activa y más eficaz. Lo hacemos a través de campañas de difusión, pero también lo hacemos a través de Escuela Segura, de la recuperación de espacios públicos de manos de la delincuencia y poniendo en operación centros de prevención y tratamiento de adicciones, como ya se explicó con detalle.
Es fundamental fortalecer el tejido social para que los mexicanos rechacemos con contundencia la corrupción y la ilegalidad en todos y cada uno de los actos de nuestra vida.
Y el cuarto gran rubro es la construcción de una nueva etapa en la relación entre sociedad y autoridad para promover la vigilancia y la participación activa de los ciudadanos en la estrategia de seguridad.
Por eso hemos promovido la creación del observatorio ciudadano, instancia que nos permitirá evaluar de manera imparcial el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo y el desempeño de las autoridades.
Sólo los ciudadanos, que son los principales afectados por la inseguridad, tienen la capacidad de juzgar y evaluar con toda objetividad a los tres órdenes de Gobierno y a los tres poderes de la Unión. De ahí la importancia de que el modelo propuesto de observatorio ciudadano pueda vigilar el cumplimiento de los compromisos que públicamente hemos contraído.
El Gobierno Federal ha manifestado su voluntad de poner a disposición de la sociedad civil un modelo de observatorio ciudadano, que cuente con la estructura necesaria para generar y difundir información sobre el cumplimiento de los compromisos en materia de seguridad.
Con recursos federales, si así lo decide su consejo, para su operación; con un instrumento eficaz para la difusión de información en materia de seguridad, como una página de internet; con el apoyo de instancias como el Instituto Federal de Acceso a la Información o el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, para tener acceso a la información pública gubernamental en materia de seguridad o en materia de demografía del país; así como la información de organismos cívicos como el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad que presentó aquí la Encuesta de Criminalidad 2007, y me parece medular que impulsemos desde ahora y de inmediato la Encuesta de Criminalidad 2008 y que sirva, precisamente, de información confiable para todos en el cumplimiento de la responsabilidad.
Finalmente, que este observatorio cuente, que no sólo evalúe el cumplimiento de los compromisos, sino que tenga la capacidad de dar seguimiento a las metas de largo plazo en materia de seguridad, esas sí, metas que tienen que ver con resultados claros y no sólo con procesos como lo contenidos en el Acuerdo; metas como las establecidas en la Visión México 2030 y en el Plan Nacional de Desarrollo.
Más allá de los avances particulares, que los ha habido, debemos reconocer que fue la indignación y la exigencia ciudadana lo que nos movilizó a las estructuras de Gobierno.
La consecuente suscripción del Acuerdo por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad debe representar un punto de inflexión en la forma en que las autoridades y la sociedad concebimos y enfrentamos el tema de la inseguridad.
La suscripción del Acuerdo nos ha demostrado que sí es posible sumar la cooperación y la voluntad de todos los actores políticos y sociales para alcanzar resultados en favor de la seguridad.
En estos meses se han dado pasos, los primeros, hacia una nueva etapa de corresponsabilidad y coordinación entre poderes públicos y órdenes de Gobierno.
También, la experiencia de estos primeros cien días nos ha demostrado que sí es posible anteponer un asunto de verdadero interés nacional a los intereses particulares y abordarlo como un asunto de Estado, como es el caso de la seguridad.
En efecto, como ya lo han mencionado aquí, recuperar la seguridad de las personas, la paz de sus comunidades y la integridad de su patrimonio no es un objetivo que pueda ser resultado de la labor o esfuerzo de un solo poder, orden de Gobierno o partido político, sino que exige la participación de todos y cada uno quienes formamos el Estado mexicano, la sociedad y sus órganos representativos, los poderes y los niveles de Gobierno, sin distinciones partidistas, políticas o ideológicas.
La delincuencia no tiene color político y su combate no involucra simplemente intereses de parte; involucra el interés nacional y la mayor exigencia de los ciudadanos, por lo cual es un deber de Estado, de la autoridad, cualquiera que sea su origen.
El Acuerdo nos ha permitido poner cimientos de una transformación que debe darse, de largo aliento a las políticas e instituciones que forman el Sistema de Seguridad Pública en México.
Hago un respetuoso llamado a los actores firmantes del Acuerdo, a que sigamos avanzando por la vía del diálogo y la colaboración.
Al Poder Legislativo, para impulsar y dictaminar leyes y reformas que necesitamos para derrotar a la delincuencia.
A los gobiernos estatales y municipales, para dejar atrás la historia de una mala entendida división de competencias y actuar en estrecha coordinación para lograr que los cambios se traduzcan en mejorar la situación cotidiana de seguridad que viven los mexicanos.
A los medios de comunicación, a fortalecer su compromiso con la información veraz, con la creación y consolidación de una nueva cultura de la prevención, la legalidad y la denuncia; una cultura en la que los modelos a seguir sean el respeto y el orden, y no el crimen y la violencia.
A los ciudadanos e integrantes de organizaciones no gubernamentales, a seguir participando de manera constructiva y propositiva en el proceso de transformación de nuestro Sistema de Seguridad.
Señoras y señores:
A cien días de la Firma del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y al Legalidad, ratificamos el firme compromiso del Estado mexicano para derrotar la impunidad y la delincuencia.
Sabemos que los retos son muchos y que el camino que tenemos que rectificar, que recorrer, es largo y difícil, pero no podemos ni vamos a claudicar. Debemos seguir uniendo todos nuestros esfuerzos para que nuestro México deje atrás la sombra de la inseguridad y del miedo.
Es momento de mirar hacia adelante y avanzar con decisión para heredar a las futuras generaciones de mexicanos un México más seguro y más justo; un México de leyes, de libertades y de instituciones. Y estoy seguro que con el trabajo de todos ese México será posible, ese México vendrá.
Y si me lo permiten, les pido que me acompañen a hacer la declaratoria formal de clausura.
Hoy, 28 de noviembre de 2008, siendo las 14 horas con 32 minutos, declaro formalmente clausurada la XXV Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública. Y hago votos para que el espíritu y compromiso de colaboración que se ha puesto de manifiesto en esta reunión siga impulsando nuestro esfuerzo en la construcción de un México más seguro y nos permita cumplir con nuestro compromiso.
Enhorabuena y muchas gracias.

Inmigration

Immigration is bad for society, but only until a new solidarity is forgedesconder/By Madeleine Bunting
THE GUARDIAN, 18/06/07;
Not many thinkers successfully straddle academia and politics, but one of the few who has managed to do so on both sides of the Atlantic is Robert Putnam, author of Bowling Alone. You can spot traces of his influence all over New Labour policy. He was the man who popularised the concept of social capital - the trust and networks of friendship, neighbourhood and organisations on which so much of our lives depend - and it has won him the ear of politicians of all persuasions: Bill Clinton, George Bush, Tony Blair, Gordon Brown, even, most recently, the Libyan leader, Muammar Gadafy.
Aware of how his work is used politically, Putnam is understandably nervous now about how he presents the first findings of the biggest study of social capital ever undertaken on which he has been working for over five years. He started out wanting to track social capital over time and in different communities across the US. What he wasn’t expecting to find was a negative link between ethnic diversity and social capital. Put crudely, the more ethnically diverse the neighbourhood, the less likely you are to trust your local shopkeeper, regardless of his or her ethnicity. He warns that, however uncomfortable this conclusion might be, “progressives can’t stick their head in the sand”.
But the killer punch of his research is that diversity not only reduces social capital between ethnic groups but also within ethnic groups. Diversity leads not so much to bad race relations as to everyone becoming more isolated and less trustful. In the jargon, it kills off both the “bridging capital” between different groups and “bonding capital”, which is the connections among people like yourself. Putnam calls it “hunkering down” as people withdraw from all kinds of connectedness in their community. And what follows is a long list of negative consequences, which include less confidence in local government and the media, lower voting registration (though higher participation in protest), less volunteering, fewer close friends, lower rates of happiness and perceived quality of life and more time spent watching television. It affects almost all our relationships, from the most public to the most intimate.
Putnam and his team are too rigorous for any of the usual objections to stick. To reach his conclusion, he controlled for a wide range of other factors including inequality, poverty, residential mobility and education, to be sure that “hunkering” was really a response to ethnic diversity. He wasn’t going to publish these kinds of explosive findings without being pretty sure he was right.
What’s still not clear to him is what causes the hunkering and whether social psychology might provide some answers. Certainly social psychologists are not unfamiliar with the phenomenon. A study of American schools after desegregation found that children were defining who they would play with more narrowly than ever - “resegregation” followed lines not only of ethnicity but also of gender.
What makes Putnam nervous now is how this could be seized upon by rightwing politicians hostile to immigration. So he insists his research be seen in the context a) that ethnic diversity is increasing in all modern societies and is not only inevitable but is also desirable, a proven asset in terms of creativity and economic growth; and b) that “hunkering” can be short term and “successful immigrant societies create new forms of social solidarity”.
In conversation, he emphasises the latter, well aware that he is publishing his findings at a time of intense anxiety over these issues both in the US (where legislation to legalise some of the estimated 12 million illegal immigrants just got thrown out of Congress) and in Europe. He doesn’t underestimate the scale of the challenge, particularly in European countries that, he acknowledges, “haven’t been immigrant societies for 1,000 years”. He says that the “major social learning process” required is in the same league as that required by the industrial revolution.
But as he arrives in Manchester at the start of a major comparative project of social capital between the UK and the US, his big theme is don’t panic. He rattles through US history to offer all kinds of illustrations of how large-scale migration can be successfully accommodated in a bid to allay some of the European anxiety, particularly around its Muslim minorities.
Neither the US nor Europe is currently facing the kind of levels of migration relative to population seen at the turn of the 20th century in the US. To the argument that the shiploads arriving in Ellis Island were all Europeans who thus had some common culture, he points out that at the time there was a rich alarmist literature of how racially distinct the Jewish or Italian immigrant groups were. The US has had a history of “exceptionalism” - the line “that past immigration is fine, but current immigrants present an unprecedented problem” - yet each new wave in turn is absorbed as successfully as the last.
US history shows that all migrant groups develop an intense religiosity - Irish, Italian, Jewish, Hispanic. The increasing religious identification of Muslims in Europe fits neatly into a well-established pattern. As do the tendencies to marry within ethnic and faith communities, and to maintain close ties to the country of origin - none of these inhibit integration in the long term.
You could say that they are part of the pattern of settlement as the first couple of generations maintain a strong migrant identity - which is, paradoxically, an important part of their capacity to integrate. A strong community identity gives them the confidence and self-respect to establish themselves and get on.
The frequent UK response to the US experience is that it’s not relevant here. The US has a civic nationalism which facilitates the melting pot - the flags and pledges of allegiance But in fact US civic nationalism was deliberately invented at the end of the 19th century in the US precisely to replace an ethno-nationalism challenged by mass immigration. The implication is quite clear: it’s up to the UK to develop a comparable civic nationalism, a point that has not been lost on any of the protagonists in the UK debate to whom Putnam has been speaking, from Trevor Phillips to Ruth Kelly, as their frequent statements about British identity indicate. If you want to understand what’s driving the political establishment, read Putnam.
The only problem is that they seem to give more prominence to some of his ideas than others. Too often the public debate is skewed towards getting “them” to integrate with “us”, and conform to “our” norms of dress, culture and values. When this is allied to an aggressive rhetoric on the war against terror, it begins to sound like hectoring or some form of persecution. But Putnam is not talking about a top-down set of instructions on nationalism, but a much broader social process in which the host country changes as much as it, changes its new arrivals: through a collaborative effort of imagination and myriad individual experiences, new solidarity is forged. It’s a message of hope that he keenly hopes doesn’t get buried in sensationalist headlines about the short term cost of “hunkering
”.

Social networking

Social networking/By James Harkin
THE GUARDIAN, 15/04/06):
The real money to be made out of the world wide web, it turns out, was never in sex or shopping but in the simple act of putting people together. The internet’s second coming, it is
now universally agreed, is taking its inspiration from the rise of so-called “social networking sites”, such as MySpace.com, in which people chat with and open up their lives to perfect strangers.MySpace now boasts 70 million members. If it were a television programme, it would be the most popular and valuable in American history - which is why Rupert Murdoch has just shelled out nearly $600m to buy it. The boom in social networking sites, however, is not confined to America. The British, according to a survey published last month by Google, now spend more time on the internet than watching television. They would prefer to check each other out, than stare mutely at a box in the corner.
All this is said to be a testament to the dazzling power of new social networks. Network theory is a bristling addition to the social sciences, drawn from mathematics and computing and beginning to assume almost cosmological significance. Sociologists at the Pew Institute in America, for example, have recently drawn attention to a phenomenon called “networked individualism”, a new kind of community in which people find their social ties less within local groups than in geographically scattered networks. Americans might go bowling alone, to paraphrase Robert Putnam’s famous argument about the atomised nature of modern American life, but when they go home they surf together.
If the 20th century was shaped by people power, the 21st is already being moulded around the power of the network. The radical Italian intellectual Antonio Negri, for example, argues that networks in the form of nomadic new social movements operating on a global scale will shortly become the gravediggers of 21st-century capitalism. Even terrorists are not immune from changes in intellectual fashion. In a recent essay, the German thinker Hans Magnus Enzensberger characterised al-Qaida as “a flexible network: a highly original innovation that is entirely of its time”.
The National Security Agency, the New York Times recently reported, is also using network theory to try to understand the modus operandi of Islamist terrorists. As networks are diffuse and lack a centre, however, they are often said to be impressively resilient and almost impossible to destroy.
But are networks really so resilient? Some of what we call networks are as fragile as leaves in an autumn wind. MySpace could lose its cachet and its patrons overnight, just as its predecessor, Friendster, lost out to MySpace several years ago. As a political organising tool, too, networks are deeply unreliable. When Howard Dean, a candidate for the US Democratic presidential nomination in 2004, tried to build a mass movement around a website, it quickly lost momentum and his campaign fell flat on his face.
Turning up its nose at both geography and the nation state, social networks are the perfect accompaniment to that opaque soup of ideas known as globalisation. They are poor solace for more sustained kinds of democracy. Maybe we would be better off if we stopped stealing metaphors from science and computing to explain social phenomena. Nodes on the network we may be, but we remain strangers all the same.

The internet

The internet shrinks your brain? What rubbish/By David Aaronovitch
THE TIMES, 13/08/08;
Winners of the Nobel Prize for Literature are entitled to grand pronouncements, or else what is it for? So Doris Lessing, last winter, anathematised the entire internet, declaring that it had “seduced a whole generation into its inanities”. According to Lessing, the web helped to create “’a fragmenting culture, where our certainties of even a few decades ago are questioned, and where it is common for young men and women who have had years of education to know nothing of the world”.
One might wonder how she knew this with such certainty. How many of these young men and women had she met, and held conversations with? Slightly more, perhaps, than the average immobile person in her late eighties.
But Lessing has received confirmation in recent weeks from much more contemporary quarters. In the latest Atlantic Monthly, the headline over a major article by Nicholas Carr asked the question: “Is Google making us stupid?” to which Carr’s answer was a Dorisian affirmation. Not long afterwards, Bryan Appleyard penned a long piece entitled “Stoooopid… why the Google generation isn’t as smart as it thinks”, which - as you can imagine - also took the Lessing line.
“Once,” wrote Carr, “I was a scuba diver in the sea of words. Now I zip along the surface like a guy on a jet ski.” The culprit was the net, which, with its search engines, YouTubes, blogs and Facebooks, seemed to be “chipping away my capacity for concentration and contemplation”. And not just his. Carr quoted a writer who blamed the internet for changing his mental habits. “I can’t read War and Peace any more,” this writer complained, leaving unclear whether he was trying to re-read Tolstoy’s masterpiece, or had got halfway through before webweariness overtook him.
Carr’s view was that there are two kinds of reading: deep reading, which - essentially - is books, and web reading, where all we’re doing is the much lesser decoding of information. In the first we make “rich mental connections” and in the second we just don’t. In one we are properly engaged, in the other we ain’t. “In the quiet spaces opened up by the sustained, undistracted reading of a book,” says Carr, invoking an ideal, “or by any other act of contemplation, for that matter, we make our own associations, draw our own inferences and analogies, foster our own ideas.” With the net and its instant access to information we turn into “pancake people”, widely and thinly spread.
Appleyard had just been inside that quintessential British experience-former, the intercity train carriage. On the train to Wakefield, with his new 3G iPhone, he was “distracted from distraction by distraction”. There were the calls, the texts, the e-mails, “and I’d better throw in the 400-odd news alerts that I receive from all the websites I monitor via my iPhone”. I get seven or eight a day on my phone - Sky news, Tottenham Hotspur and London weather. Four hundred on one train trip seems excessive. Anyway…
“The digital age is destroying us by ruining our ability to concentrate… it’s killing me and it’s killing you,” says Appleyard, who might die more slowly if he elected to receive fewer news alerts.
“Attention,” he asserts, “is the golden key to the mystery of human consciousness… the opposite of attention is distraction, an unnatural condition.” Which argument, if taken to its logical conclusion, would make the idiot savant, with the inability to be distracted, the most natural human being of all.
The rot set in with television, but “the internet multiplies the effect a thousandfold… Now teenagers just go to their laptops on coming home from school and sink into their online cocoon,” wasting their time on stuff like MySpace on which, apparently, they create connections which are all “threadbare”, lacking “the complexity and depth of real-world interactions”, lacking in loyalty and feeling.
Appleyard fears that we are now “infantilised cyber-serfs”, whose lives the internet has made easier, “but only by destroying the very selves that should be protesting at every distraction, demanding peace, quiet and contemplation”. Yes, we all should all be monks. Matins, then work in the fields, then simple food, then Compline, some contemplation, then up - slowly - to the Scriptorium to illuminate some manuscripts, supper, prayers and bed.
How often do such weh ist mir arguments rest on an idea of our “natural” selves being alienated by the world of progress? Wasn’t it better when we all skinned our own rabbits and made our own music? Let us salute the ideal, St Simeon Stylites, up his pillar in the Syrian desert. Now there was an undistracted man.
Let us begin then at the level of personal experience. I have no problem with reading long novels, despite being a daily and constant user of the internet. I was one of the few people I knew who had read War and Peace 35 years ago, and I still am. Far from turning me into a bibliphobe, the internet has made it much easier for me to find and buy books that were hard to get before.
Nor do I recognise in Lessing’s and Appleyard’s strictures the experiences of my own daughters. I think they know, not just as much as Lessing did in her teens, but a lot more. Nor, from what I can see, are their Facebook contacts “threadbare”. They are almost all people the girls know in real life and see regularly, supplemented with contacts that might otherwise have easily been lost, such as friends from earlier schools. In this sense the internet has helped my kids’ social life be just as rich, if not richer, than my own was.
How can, for example, the Google project to place on the internet as many books as possible be productive of anything other than greater learning? What we are asked to do is to look. If we have that capacity, then we don’t need to be ordained into the learned priesthood, or try to wangle ourselves library cards to which we aren’t entitled. Just type three words, in the right order, and as Aladdin says, Open Sesame, and connections are made - some predicted, many fortuitous. Perhaps it is this uncontrollable, self-sustaining spread of knowledge that threatens the “certainties” that Lessing recalls.
Of course, what all three of my Jeremiahs entirely miss about the internet is its quality of engagement. That’s what makes the new era so much better than the television age. As Clay Shirky, the American writer, put it, the new media are a triathlon: “People like to consume, but they also like to produce, and they like to share…” Isn’t that superior, he asks, to being stuck in a basement watching reruns of Gilligan’s Island?
The challenge is not to lament, but to equip, to teach ourselves how to search and how to discriminate. A GCSE in search engine skills, perhaps.

Innovar o morir

¿Qué significa innovar?/ Juan Carlos Rodríguez Ibarra
Publicado en EL PAÍS (www.elpais.com), 31/05/08;
Vivimos en una sociedad inmersa en un proceso de globalización creciente. Y en ese proceso han jugado un papel clave las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que han facilitado relaciones nuevas y distintas a las trazadas por las rutas y fronteras tradicionales. Si la riqueza en la sociedad preindustrial era la de los recursos naturales, y en la industrial la del capital manufacturado, la riqueza de la sociedad posindustrial se basa en el conocimiento, en la imaginación, en el capital humano.
Esta nueva sociedad ya no es ni la de la tierra, ni sólo la de las fábricas, sino la de los individuos. Son ellos los que adquieren un protagonismo mayor gracias a que el uso de nuevas tecnologías de fácil acceso y baratas les permiten impulsar proyectos por sí solos, sin necesidad de que tengan que ser grandes corporaciones las que los sustenten. Un ejemplo son los periódicos digitales que, con muy pocos recursos, pueden generar un impacto, a veces, de más calado que los periódicos impresos.
Frente al gigantismo y la burocracia del modelo anterior, basado casi siempre en grandes tecnologías e infraestructuras, el nuevo modelo de actuación admite la importancia de lo pequeño. Tras una economía basada en los productos, en lo tangible, la nueva se organiza alrededor de los servicios. Cualquier persona, desde cualquier sitio, puede generar riqueza. Y en este nuevo escenario de lo intangible cobra una especial importancia la innovación como motor económico. Una innovación que se alimenta de la creatividad de individuos y colectivos interactuando en red.
Y la innovación es cambio. Admitir y propiciar el cambio frente a esos factores de resistencia que son la inercia, el miedo o la ignorancia. En el momento en el que vivimos, los cambios no son sólo inevitables, sino que se producen cada vez con más rapidez. El vértigo es una sensación lógica en unos tiempos en que cualquier idea o artefacto puede ser vanguardista hoy y caduco mañana. Cuando algunos comenzamos a gobernar hace 20 años, no existían los teléfonos móviles ni Internet. Google sólo tiene diez años, un poco menos que la apuesta que hicimos en Extremadura por la implantación de software libre. Hace ocho años no existían los blogs, ni sabíamos lo que era un SMS. Hace sólo cuatro se creó YouTube o herramientas de redes sociales como MySpace o Facebook. Y sólo hace un año existe Twitter. Gobernar hoy o dirigir cualquier iniciativa sin tener en cuenta esta nueva realidad es fracasar.
Se está reinventando todo: las fronteras, las empresas, las identidades, las organizaciones… Conceptos como el de pro-piedad, el de realidad, el de mercado o el de participación están dándose la vuelta. Hasta lo más físico o tangible como los territorios o los ciudadanos se ha vuelto poroso, se ha convertido en redes o nodos. Las relaciones en la red están creando un murmullo digital que convierte en global tanto a la sociedad como a los mercados. Y la red de hoy nos dice cómo será la realidad de mañana.
Un ejemplo de todo esto, muy cercano a nosotros, es lo que ha pasado con la música. El negocio antiguo de un CD en una caja de plástico en la que a veces sólo una canción nos gusta, y por la que la industria nos hace pagar 18 euros, se está desmoronando por completo. La industria discográfica que no aceptó los cambios de la sociedad digital está sucumbiendo de manera inevitable a las nuevas fórmulas de obtener música por Internet. Pero al mismo tiempo, se están desarrollando numerosas empresas que, comprendiendo las nuevas reglas de juego, están innovando y están sabiendo ver nuevas oportunidades y asumir los riesgos de adentrarse en un nuevo mundo.
Para aprovechar los cambios en esta nueva economía, no queda otro remedio que revisar el concepto de riesgo de la sociedad anterior. Saber separar los conceptos de riesgo y consecuencia. Cuando un joven se monta en una motocicleta sin casco, percibe un nivel de riesgo muy bajo, y es poco probable que tenga un accidente. Sin embargo, las consecuencias de ese riesgo pueden ser dramáticas. Por el contrario, plantearse poner en marcha una aventura empresarial se percibe como un riesgo muy grande: es muy probable que fracase, aunque las consecuencias de ese fracaso, en la nueva sociedad, no sean tan drásticas como en la economía tradicional. Es más, es probable que ese fracaso pueda suponer el aprendizaje necesario para poner en marcha un nuevo proyecto de éxito arrollador.
Oyendo los discursos políticos actuales, parece que todo el mundo ha entendido que la innovación es la palabra clave de la nueva sociedad. Pero la innovación no depende de los presupuestos en la misma medida que dependen las infraestructuras. La innovación no es consecuencia directa del tamaño de una partida presupuestaria. Aquellos que llevan toda la vida haciendo lo mismo no van a innovar por mucho que se incremente al doble una partida presupuestaria destinada a ello. Cuanto más dinero se les dé, más veces van a ir al mismo sitio porque, con toda seguridad, les va a faltar lo que siempre les faltó: el riesgo y la imaginación.
Innovar es acelerar para ser el primero, para llegar antes que los demás a soluciones nuevas. La innovación sólo se puede hacer acelerando, intentando hacer hoy lo que se hará dentro de unos meses. Porque si sólo se hace lo que hoy se necesita, no se está innovando. Alguien ha dicho, y tiene razón, que sólo quien se pregunta cómo adelantarse a los demás está capacitado para innovar. En eso debe consistir la tarea del nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación: en estimular, comprender y apoyar a los que quieren hoy idear la vida tal y como se vivirá dentro de cuatro o diez años. Y eso tiene poco que ver con aumentar más o menos el presupuesto de I+D+i.
Es evidente que la innovación puede tener un rechazo social en un primer momento. Siempre ha pasado lo mismo. La suerte es que ahora en España a nadie lo van a meter en la cárcel o lo van a quemar en la hoguera por querer adelantarse a su tiempo.
Todo será más difícil de entender y de explicar si seguimos manejando conceptos de la sociedad anterior o debatiendo sobre propuestas ya caducas. Teniendo 600.000 millones de páginas en Internet, que crecen exponencialmente año tras año, resulta absurdo debatir sobre la gratuidad o no de los libros de texto o sobre la emigración de los jóvenes universitarios a otros territorios de aquellos en que nacieron y se formaron. ¿Qué tiene que ver un joven digitalizado y viviendo en un mundo globalizado con aquellos emigrantes de los años sesenta y setenta que ofrecían fuera de su tierra la fuerza de su trabajo que nadie les compraba dentro?
Hoy se cruzan dos miradas en la sociedad, en la economía, en la educación, en la política… O hacemos que la mirada analógica se oriente en la misma dirección que la mirada digital de nuestros jóvenes o estaremos perdiendo definitivamente el futuro. Innovar es arriesgar. Todos tenemos la obligación de actuar en consecuencia.

La Política 2.0

El nacimiento del ciberacivismo político/ Antoni Gutiérrez-Rubí
Publicado en EL PAÍS (www.elpais.com), 22/06/08;
Existe una notable efervescencia digital en la preparación de los congresos que la mayoría de las fuerzas políticas españolas (ERC, PP, PSOE, CDC…) han celebrado, están celebrando o van a celebrar antes de las vacaciones de verano. Se han llegado a debatir online diversas
enmiendas de política 2.0 a las ponencias oficiales. En la mayoría de los casos, estas enmiendas abordaban el uso de las nuevas tecnologías en la acción política. Pero algunas han ido incluso más allá y, confiando en el potencial de cambio de las nuevas tecnologías, han propuesto repensar tanto el modelo organizativo de los partidos como sus fórmulas para el debate programático y sus mecanismos de relación con la ciudadanía.
Existe una fuerte convicción de oportunidad inaplazable. Las dificultades sociales y políticas a las que todos debemos enfrentarnos, en lo local y global, exigen que el talento y la creatividad latentes en la Red penetren y revitalicen las estructuras de los partidos democráticos para actualizar su concepción básica: la de servicio público. Hay hambre -y urgencia- de nuevas ideas para los nuevos desafíos. Y la Red palpita mientras las estructuras partidarias languidecen. Hay quien lo intuye y hay quien no quiere verlo aunque lo sabe.
El eco de la videopolítica y del activismo digital en la campaña para las elecciones generales del pasado 9 de marzo está muy presente en este contexto. Por primera vez, los partidos políticos utilizaron en España de forma masiva, estratégica y organizada diversas iniciativas en la Red para movilizar recursos humanos (descubrieron el potencial de los cibervoluntarios) y ensayaron acciones de comunicación viral muy efectivas. Asimismo, los medios de comunicación tradicionales, escritos o audiovisuales, experimentaron fórmulas de participación ciudadana basadas en el ciberespacio. Incluso se intentó, sin éxito, un debate digital entre los dos principales candidatos a la presidencia, Zapatero y Rajoy.
A esto se añade el que el apasionante duelo de las primarias demócratas norteamericanas ha impactado con fuerza en la política española, que se interroga sobre el capital de energía política y organizativa que suponen los ciberactivistas y la posibilidad de enrolarlos como cibermilitantes. Hay un gran consenso en que buena parte del éxito de Barack Obama ha radicado en el uso inteligente de las herramientas de la cultura 2.0. Obama ha comprendido la capacidad política de las redes sociales digitales, empezando por su capacidad para movilizar seguidores o para captar donaciones. Él ve las nuevas tecnologías no como un medio más, sino como el reflejo organizativo de una nueva cultura política. Y a ello se debe buena parte de la conexión del senador con los jóvenes y los sectores más dinámicos, que sienten que el candidato conversa con ellos a través de sus propios medios y sus propios códigos.
El momento es apasionante y sería imperdonable no aprovecharlo como palanca de renovación de la política española. Es una gran oportunidad para que los partidos acometan en profundidad un cambio de estilo y de cultura organizativa que sea capaz de hacerlos evolucionar hacia estructuras más abiertas, flexibles e innovadoras, como ya lo han hecho gran parte de las empresas, universidades y otras organizaciones en el marco de la sociedad de la información y la comunicación.
El anuncio, por ejemplo, del Plan de Modernización de las Agrupaciones con el que el PSOE está estudiando una reforma de su organización interna, ha creado un marco adecuado, en el espacio socialista, para este debate sobre el modelo de militancia en el siglo XXI. Las Casas del Pueblo no ofrecen hoy para muchos ciudadanos ningún atractivo, ni como espacio de socialización, diálogo o representación, ni como espacio de activismo político. Se han quedado casi sin pobladores y no reflejan la pluralidad sociológica y cultural de su entorno (especialmente en contextos urbanos). Mientras tanto, las causas y las ganas por comprometerse crecen en nuestra sociedad.
Otros partidos, como los catalanes PSC y CDC, también viven con intensidad la efervescencia de sus bases y se encuentran en pleno debate precongresual preguntándose cómo interpretar la pulsión de cambio y cómo acogerla sin defraudarla. Hay demanda de otra -y nueva- política. Hay urgencia de nuevas organizaciones.
Sin embargo, no todo el mundo participa de este ciberentusiasmo en el debate precongresual del PSOE. La enmienda 445 (impulsada por algunos socialistas valencianos) y la Facebook (animada por muchos activistas y recogida por varias federaciones) han recibido apoyos pero también fuertes rechazos. Hay miedo a que lo digital desborde y contamine. Algunos dirigentes, incluso jóvenes dirigentes, creen que los culos de hierro y los brazos de madera (en alusión al control orgánico de las asambleas de discursos interminables y votaciones unánimes) son más democráticos, “porque la gente está presente y da la cara”. Y existe el recelo mal disimulado de que tanto hervor digital sea una moda, esté vacío de contenido político y sea prisionero de nuevos y elitistas dogmáticos que acaben ampliando la brecha digital. Pero los riesgos, algunos de ellos muy reales, no pueden ni deben paralizar los cambios necesarios y urgentes. La política formal puede llegar tarde y mal a lo emergente. Que no se extrañe entonces de ocupar el último lugar en la valoración social.
En este fuego cruzado, a algunos dirigentes tan sólo les tienta canalizar la energía de los activistas digitales para instrumentalizar su capacidad movilizadora, pero lateralizando su protagonismo y liderazgo. Creen que el espacio digital hay que colonizarlo, sin comprender que de lo que se trata es de influir y dejarse influir. Pretenden convertir lo digital en un nuevo espacio dogmático o de reclutamiento, pero así sólo se encontrarán con redes vacías de vitalidad. Otros identifican la Política 2.0 con propuestas sobre las TIC o con expresar simpatía con los defensores del software libre. Pero aquéllos y éstos se equivocarán (o se quedarán cortos) si simplifican o reducen la intensidad de estos cambios políticos a lo simplemente “tecnológico”.
La cultura digital es una ola de regeneración social (de ahí su fuerza política) que conecta con movimientos muy de fondo en nuestra sociedad: placer por el conocimiento compartido y por la creación colectiva de contenidos; alergia al adoctrinamiento ideológico; rechazo a la verticalidad organizativa; fórmulas más abiertas y puntuales para la colaboración; nuevos códigos relacionales y de socialización de intereses; reconocimiento a los liderazgos que crean valor; sensibilidad por los temas más cotidianos y personales; visión global de la realidad local y creatividad permanente como motor de la innovación. Sí, hay esperanza de nuevos liderazgos. Pero en la Red sólo se reconoce la autoridad, no la jerarquía. Mejor las causas que los dogmas.
Así que no estamos hablando simplemente de nuevos militantes (cibermilitantes) o de un nuevo campo de batalla política (la Red). Tampoco se trata tan sólo de nuevas herramientas (blogs, wikis, twitter, redes, videopolítica…). Ni tampoco se resuelve esta cuestión con una nueva “sectorial” (la de la sociedad del conocimiento y la información). No, no hablamos sólo de tecnología. Hablamos de la política del futuro. De comprenderla nuevamente, de repensarla en la sociedad red.
Si se quiere, puede empezarse por el nombre de la cosa. ¿Cibermilitantes? Ahora que estamos en pleno periodo de celebración de congresos, sería una gran contribución hacer una pequeña renovación semántica. ¿Por qué no abandonar definitivamente la palabra “militante” y reivindicar la de “socio” o “activista”? A pesar del valor emocional y político que tuvo en el pasado, la palabra “militante” tiene hoy resonancias comunicativas de disciplina férrea, excluyente y acrítica. Además, no aparece ni una sola vez en la Ley de Partidos, que utiliza siempre el término “afiliados”.
Ahora que están a tiempo, piénsenlo, por favor. Si quieren hacer ciberpolítica, no insistan en llamar cibermilitantes a los activistas. Empiecen por las palabras. No es un cambio menor. Y sigan luego con los otros. Ha llegado el momento

Propaganda

Teaching Arabic and Propaganda/by Joel B. Pollak, a student at Harvard Law School
THE WASHINGTON POST, 05/07/08):
At Harvard
, the star of Arabic A is a girl named Maha. Maha Muhammed Abulaal, to be precise. She’s the pouty protagonist in the melodrama that runs throughout “Al-Kitaab,” the standard beginning text in Arabic classes at Harvard and other American universities.
We are taught to speak our first Arabic sentences by expressing Maha’s incurable angst. We learn in Chapter 1 that Maha is desperately lonely. In later chapters, we are told that she
hates New York, has no boyfriend and resents her mother.
Soon we encounter her equally depressing relatives in Egypt — such as her first cousin Khalid, whose mother died in a car accident and who was forced to study business administration after his father told him literature “has no future.”
Like Maha, Khalid is loveless; his only romantic prospect ran away with a rich engineer. The family eventually intervenes with plans to marry the cousins off to each other. This makes everyone equally unhappy.
Then the story ends.
Since Sept. 11, 2001, the number of Americans studying Arabic has more than doubled. Nearly 24,000 U.S. students enrolled in Arabic classes in the fall of 2006, the Modern Language Association reported
in November. In 2002, 264 colleges offered Arabic; as of the 2006-07 academic year, 466 did.
Young, ambitious Americans are responding constructively to our country’s new challenges by demanding Arabic classes. But there are not enough teachers to meet this demand, and the available textbooks are suffused with the stale prejudices and preoccupations of the pre-Sept. 11 Middle East.
To study Arabic in America today is to be inducted into a world of longing, abandonment and regret. And that’s before you even touch the political issues.
Most maps of the Middle East in “Al-Kitaab” do not include Israel, though a substantial minority of Israelis, both Jews and Arabs, are native Arabic speakers. Alongside simple Arabic poems, students read about anti-Western heroes such as Gamal Abdel Nasser.
The DVD that comes with “Al-Kitaab” includes footage of Nasser’s mass rallies in Cairo — including slogans in Arabic and French such as “Brother Nations in Struggle, We Are By Your Side.” These scenes of totalitarian rage are fondly described by the narrator as “dreams of his youth.”
The accompanying lesson describes the highlights of Nasser’s career, including the nationalization of the Suez Canal and the formation of the United Arab Republic. No mention is made of Egypt’s defeat in the Six-Day War or of Nasser’s brutal, repressive rule. In my class, we were asked to recite a passage about Nasser to practice our vocalization. (I refused.)
The last lesson in the book — which we skipped — features Maha’s mother speaking wistfully of her childhood in Palestine: “My childhood was taken from me!” Over mournful music on the DVD, she talks about returning to Jerusalem, as if she were a refugee, but the images suggest that she left voluntarily after the Six-Day War, when Israel offered citizenship to the Arab residents of East Jerusalem. The fact that Israel also claims Jerusalem as its capital is ignored.
My class watched three movies this semester, all with political themes. One was “West Beirut,” which cast Christians as the prime bad guys in Lebanon’s civil war (though, to be fair, there was plenty of hatred all around). Another was “The Tale of Three Jewels,” an allegorical film about Palestinian nationalism that portrayed Israeli soldiers as bloodthirsty child-killers.
The third movie, “Destiny,” told the story of the great medieval Islamic philosopher Averroes and his struggles against Islamic religious fundamentalism. It was a bit more nuanced than the first two. But the film omitted the fact that it was only through the Hebrew transcription of Averroes’s writings by Jewish scholars in Egypt that his works were preserved for posterity.
Friends and relatives who have used “Al-Kitaab” at other American universities report similarly morose experiences. At several colleges and high schools, students have created facebook
profiles for Maha. The Harvard profile for Maha informs visitors in the “About Me” section: “I’m pretty lonely. I only have one friend. My parents are always busy.”
We may laugh, but there is something fundamentally wrong with this indoctrination into misery. Most introductory language classes avoid controversial political subjects. In fact, they often highlight the brighter side of different cultures. Particularly with the growing importance of Arabic, can’t we do better?
The U.S. government has funded studies on anti-Semitism in Palestinian textbooks. Fairfax county officials have asked the Atate Department
to investigate the teaching materials at a Saudi-funded school. “Al-Kitaab” is published by Georgetown University Press, with some assistance from the National Endowment for the Humanities. Perhaps we should also be looking into the content of the federally funded materials used in Arabic programs at our own universities. Learning Arabic should not include lessons in political propaganda.

De la TV al triple w

De la televisión a la www/Francesc Pallarés, catedrático de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra, y Josep Gifreu, catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra
Publicado en LA VANGUARDIA, 17/02/08;
Uno de los factores determinantes de la continua transformación de las campañas electorales es el impacto de los nuevos medios de comunicación en la mediación pública de programas y candidatos.
El protagonismo de los mass media en los procesos electorales cruzaba un punto de inflexión a finales de los años 50 del siglo XX con la irrupción de la televisión, primero en EE. UU. y luego en Europa. En décadas posteriores las estrategias centrales de los partidos han pivotado en torno al uso de la televisión como plataforma de comunicación política por su más amplia difusión, sin descuidar la atención a la prensa para un público más atento.
Se ha ido manifestando así una clara tendencia a la globalización en las campañas electorales y de comunicación política, con una gran similitud en su concepción y el planteamiento en los distintos países. Las principales características de estas nuevas campañas son la creciente personalización de la política en los líderes y candidatos, y la aplicación de métodos científicos a la planificación de las campañas, con la creciente intervención de profesionales con alta capacidad de decisión autónoma. En los últimos cincuenta años, la ecología mediática de las contiendas electorales ha requerido cotas cada vez más elevadas de atención para la planificación de las estrategias electorales de los partidos. Se ha ido imponiendo igualmente una concepción extensa de campaña, planteando el esfuerzo y la planificación en la comunicación política como un proceso continuo en el que el momento electoral es sólo el remate final.
La pregunta sería si ello ha repercutido en una mejora cualitativa del conocimiento público de la actividad de políticos e instituciones. Desde los años 80 se ha venido observando una nueva y preocupante tendencia: el creciente uso de la llamada propaganda negativa en muchas campañas políticas, orientadas principalmente a la descalificación y destrucción del adversario. En el marco de planteamientos estratégicos, en estas campañas lo único que importa es el fin: dañar y destruir la imagen del adversario para que no pueda ganar confianza, y han encontrado eco en determinado tipo de periodismo y medios de comunicación. Vivimos claros ejemplos estos últimos años en España. Numerosos estudios han alertado sobre estos desarrollos y han mostrado su relación con el incremento de la desconfianza en las instituciones y el creciente alejamiento de la política por parte de los ciudadanos. Un problema grave para las democracias.
Quizás el desarrollo tecnológico pueda aportar nuevos mecanismos para evitar estos derroteros y mejorar los efectos positivos de la comunicación política. En este sentido, el gran salto tecnológico de los últimos años lo representa internet. En sus virtualidades se depositan esperanzas de transformación, no sólo como nuevo medio de comunicación política, sino también como plataforma de oportunidades en red para la propaganda, la información y la interlocución políticas entre los distintos actores del proceso electoral (partidos, candidatos, medios y ciudadanos).
Después de una primera fase en que se trataba de colgar propaganda y materiales en la red, concebida como escaparate global, se ha entrado en una nueva etapa con la expansión de aplicaciones basadas en la nueva tecnología Web 2.0. Las nuevas posibilidades destacan por impulsar la interactividad, la participación del usuario: blogs, construcción de redes, impulso del vídeo (YouTube-Citizentube), Second Life, marcadores sociales (Reddit, Digg), comunidades sociales (Facebook, MySpace). Cualquiera puede generar contenidos.
Un conjunto de nuevos instrumentos y posibilidades que puede inyectar savia renovada en la relación de representación. Es un reto definitivo a las estructuras cerradas de los partidos y para conectar redes e implicar a un nuevo tipo de ciudadano, más formado, capaz, crítico y autónomo. Igualmente para los representantes y para las instituciones. Introduce también más democracia en la comunicación.
En definitiva, parece un punto sin retorno frente a controles centralizados de la comunicación. Pero ante las desigualdades de acceso a la tecnología, al instrumental y a las habilidades e incentivos para su uso, se ha planteado el peligro de una creciente brecha digital, entre países y entre sectores sociales de un mismo país. Así, dentro de un país podría ser una nueva fuente de desigualdades, fomentando la participación y canalización de demandas de los poseedores de recursos y haciendo menos visibles y más marginales a los más desprovistos de ellos. De aquí la necesidad de facilitar el acceso a las nuevas tecnologías y promover su uso, en el sentido de algunas campañas internacionales o bien de otras en nuestro país en algunas comunidades autónomas y municipios.

Facebook

Laboratorio de la hipersociabilidad/David Domingo, profesor de Periodismo Digital de la Universitat Rovira i Virgili
Publicado en LA VANGUARDIA, 06/07/08):
En las universidades de Estados Unidos, si no eres usuario de Facebook no existes: esta web es el centro neurálgico de la vida social, donde los jóvenes convocan la próxima fiesta, publican
las fotos de la última barbacoa e indican las últimas novedades de su estado anímico, sentimental y - tras acabar la carrera- laboral. Nuestra cultura mediterránea suele preferir socializar tomando una caña en la
terraza de un bar. Pero desde que hace unas semanas Facebook fue traducido se multiplica el número de usuarios catalanes. El grupo más numeroso tiene ya más de 4.000 internautas registrados. Universidades y partidos políticos ya han creado sus propias redes, y el Incavi propone debatir sobre el futuro de los vinos catalanes.
La redes sociales digitales no surgen de la nada: una comunidad virtual nace como extensión de relaciones sociales ya existentes o como materialización de intereses comunes que fuera de internet difícilmente podían encontrarse. Como ejemplos paradigmáticos tenemos el movimiento antiglobalización, pionero en crear una red mundial de coordinación de movilizaciones; o la reciente victoria de Barack Obama en las primarias demócratas: una de las claves para pasar de ser un candidato desconocido a una estrella mediática en menos de un año fue la creación de grupos de apoyo en Facebook. Hoy Obama cuenta con un millón de seguidores en la web social, mientras Hillary y McCain no han pasado de los 200.000. Las elecciones no se celebrarán en Facebook, pero la red ha sido clave para que Obama conecte con el elector joven.
Un poco más cerca, Artur Mas lleva nueve meses hablando de tú a tú a los internautas en un videoblog y algunos de los candidatos a presidir ERC usaron a fondo webs sociales para difundir su mensaje. Las universidades catalanas también han entendido que su público potencial está en YouTube y Facebook y exploran sus posibilidades.
Internet cataliza la hipersociabilidad, intensifica nuestras relaciones sociales, al menos en cantidad (gente a la que podemos llegar a conocer) y con algo de suerte en calidad (capacidad de crear - parejas, negocios, proyectos- con esas personas). La fórmula del éxito de internet como multiplicador de redes sociales se basa en las características únicas de las webs de última generación:
Inmediatez: en un mundo que cada vez gira más rápido valoramos saber en el momento adecuado (cuando acaba de pasar) lo que nos interesa saber, y no cualquier otra cosa. Servicios como Twitter permiten seguir minuto a minuto, a través de mensajes de 140 caracteres enviados desde la web o el móvil, cualquier novedad que publique alguien que nos interesa.
Historicidad: internet es cada vez más nuestra memoria. Flickr nos permite guardar las fotos de nuestros viajes, del. icio. us los enlaces a los artículos y webs que hemos visitado y queremos revisitar… Cada vez más servicios web nos permiten reconstruir los pasos digitales y, si queremos, compartirlos con otros o con todo el mundo para que otros puedan aprender de nuestros hallazgos.
Comunidad: en la web social los usuarios son los protagonistas; ellos aportan los contenidos, ellos los organizan mediante etiquetas (tags) y votan los que son más interesantes. La Tafanera, por ejemplo, permite a los internautas catalanes compartir noticias y crear una portada colectiva, no dictada por los criterios de los medios de comunicación. Hay quien no sale de casa sin revisar las recomendaciones de hoteles, restaurantes y películas de otros usuarios.
Serendipia: El trabajo de compartir contenidos tiene otra recompensa gracias a las herramientas de las redes sociales digitales. YouTube recomienda vídeos similares a los que estás viendo y Facebook te propone amigos que quizá conozcas basándose en qué conocidos tenéis en común. La gracia es que puedes encontrar a gente que habla de lo que a ti te interesa sin tan siquiera buscarlos.
Autocontrol: todo lo anterior puede asustar a más de uno. Ha habido muchas críticas a los riesgos para la privacidad de servicios como Facebook. Por eso cada vez más el usuario tiene en su mano decidir qué quiere compartir y con quién, con paneles de opciones muy detallados.
Flexibilidad: la magia de las webs sociales es que se pueden usar con los ojos cerrados (casi). Todo es muy intuitivo y en muchos casos accesible estés donde estés: el ordenador, el teléfono móvil… Son el principio de la internet del futuro, ubicua e inteligente.
Claro que la hipersociabilidad digital tiene sus problemas: la paradoja es que puede llevarte a reducir tu vida social offline,en el mundo real. Pero, en su justa medida, si no nos dejamos vencer por la ansiedad de mirar cada cinco minutos si hay algo nuevo en nuestros cuarenta servicios de web social, podemos conseguir que internet nos haga más fácil la vida.

Canales alternaivos

Niebla en la campaña/José M. de Areilza Carvajal, Cátedra Jean-Monnet-Instituto de Empresa
Publicado en ABC, 27/09/08;
La crisis financiera más grave desde 1929 ha hecho más espesa lo que los comentaristas llaman niebla en la campaña electoral norteamericana. En estas elecciones resulta muy difícil saber en qué creen los votantes, qué mensajes están funcionando y cuáles captan de verdad su atención, más allá del deseo compartido por una gran mayoría de electores de dejar atrás los ocho años de George W. Bush. Esta vez es más complicado predecir el resultado de la elección presidencial por la fragmentación de canales y medios de comunicación gracias a las nuevas tecnonologías y al surgimiento de miles de blogs y videos ciudadanos de contenido político. Es posible que los carísimos anuncios de televisión no sean la clave y, a cambio, los debates televisivos entre los candidatos, que acaban de comenzar hace unas horas, pueden ser muy importantes.
Otro rasgo que ha contribuido de forma poderosa a la niebla en la campaña es que ninguno de los dos candidatos responde a tipologías previsibles e incluso se podría decir que ambos tienen verdaderos rasgos de excentricidad y mucha capacidad de encarnar el discurso del cambio. En el caso de Barack Obama, su novedad es evidente, aunque su figura sea una actualización en el mundo postmoderno y globalizado del clásico sueño americano. Se trata de un candidato reflexivo, muy inteligente, que combina con habilidad pragmatismo e idealismo y deja en un segundo plano la ideología. Es el primer candidato afroamericano con posibilidades de ganar, lo que supondría una conquista histórica para esta minoría racial. Obama representa asimismo el cambio generacional y supone además un rechazo a las dinastías en la política americana, tanto a la de los Bush como a la de los Clinton.
John McCain es un republicano bastante atípico, con ideas propias, temperamento muy fuerte y, sobre todo, impulsos e intuiciones originales. A lo largo de su dilatada experiencia legislativa ha sido capaz de pactar muchas veces con los demócratas y ha desafiado la ortodoxia republicana en no pocos asuntos. Es cierto que el área en el que concuerda más con Bush es la política exterior y de defensa, pero tiene la ventaja de ser un héroe militar y de que su apuesta por reforzar las tropas en Irak ha empezado a dar buenos resultados. El político nacido en el canal de Panamá y afincado en Arizona a pesar de ser el candidato oficial republicano, haber cumplido setenta y dos años y ejercido más de treinta como senador, también trata de personificar el cambio, alejándose en lo posible del presidente Bush y no haciendo referencia a las numerosas veces que lo ha apoyado desde el poder legislativo en los últimos ocho años. La aspirante republicana a vicepresidenta, Sarah Palin, con su conexión tan fuerte con la América profunda, es también atípica en la carrera presidencial, a diferencia de su rival Joe Biden, parte del establishment demócrata y muy conocido en los círculos de poder de Washington. La irrupción espectacular de la gobernadora de Alaska en la campaña hace unas semanas consiguió hacer desaparecer la ventaja inicial demócrata en las encuestas, atrajo a mujeres y a trabajadores hacia la candidatura republicana y, sobre todo, movilizó a la base religiosa republicana, capaz de desplegar un activismo electoral impresionante, como el que dio la victoria dos veces a Bush. Pero presenta un claro flanco débil por su identificación con asuntos locales y su falta de experiencia tanto en el plano federal como en política internacional -uno de los grupos de mayor crecimiento estos días en la red Facebook de Internet se llama «Yo sé más de política exterior que Sarah Palin»-. En cualquier caso, las convulsiones financieras le han quitado a Palin el protagonismo y ya no ocupa el centro del debate.
Los mejores comentaristas explican que la campaña de Obama estaba pensada para ganar en un clima de euforia, que superase el racismo y el pesimismo y consiguiese el apoyo de votantes independientes y del ala de su partido partidaria de Hillary Clinton, aún hoy muy crítica con él. La estrategia de Mc Cain era por el contrario ganar en un clima de dudas y de «realismo», en los que los votantes pudiesen inclinarse por un candidato fiable y con experiencia. Hasta la semana pasada ninguna de las dos hojas de ruta estaba dando resultado y todo apuntaba a un resultado ajustado, con unos pocos Estados e incluso distritos decisivos, Ohio, y también Nevada, Colorado, Virginia y New Hampshire. Estas previsiones han saltado por los aires con la crisis del sistema financiero. El nuevo panorama ha aumentado aún más la niebla en la campaña, pero puede hacer que se levante en las próximas semanas y se incline la balanza claramente hacia uno de los dos contendientes. Ninguno de los dos candidatos tiene entre sus fortalezas capacidad de gestión y conocimiento de temas económicos y empresariales. Pero muchos votantes culparán a la Casa Blanca y a los republicanos de la tormenta perfecta a la que estamos asistiendo, provocada por una inadecuada regulación económica, un marco institucional poco adaptado a la innovación financiera y un sistema perverso de incentivos en la generación y la distribución del crédito. Barack Obama ha respaldado las medidas de emergencia de Bush, para llegar al nivel de credibilidad propio de un «comandante en jefe» y aparecer como un hombre de Estado, sin dejar de criticar al mismo tiempo la filosofía económica de los republicanos. A cambio, la avanzada edad de John McCain puede dejar de ser un problema en esta crisis y sus muchas horas de vuelo convertirse en una ventaja.
Gane quien gane el 4 de noviembre en los próximos años Estados Unidos seguirá mirando de modo preferente al Pacífico y prestando menos atención a Europa. La crisis económica no debe hacernos olvidar la diferencia creciente entre EE.UU. y Europa en el terreno militar, tecnológico, universitario, el número de horas trabajadas cada año y la capacidad de emprender y de hacer reformas -y también en algo intangible pero real como la confianza en sí mismos-. Desde el viejo continente no tiene sentido apostar por uno o por otro candidato, sino trabajar para ser más relevantes en el mundo y reforzar el vínculo con EE.UU., del que depende entre otras cosas nuestra seguridad. Como ha recordado Robert Kagan, el surgimiento de potencias dictatoriales o autocráticas hace más necesaria la solidaridad entre las democracias occidentales. La renovación de la Presidencia de EE.UU. exige a los europeos hacer sus deberes y preparar unidos una agenda transatlántica en la que trabajar junto con el nuevo ocupante de la Casa Blanca. Europa tiene que proponer, convencer y ser capaz de actuar. Si no, EE.UU. podría inclinarse por cierto aislacionismo o bien sentir que ha encontrado otras «Europas» en Japón, la India o los países del Sureste asiático como aliados para jugar a fondo sus bazas geopolíticas. Mientras se disipa la niebla de la campaña, nos conviene encontrar un contenido atractivo para las futuras conversaciones entre ambas orillas del Atlántico

Discursos en el XXV Consejo de Seguridad

De Monte Alejandro Rubido y de Genaro García Luna.
México,D. F., 28 de noviembre de 2008
PALABRAS DEL SECRETARIO EJECUTIVO DEL SISTEMA NACIONAL DE SEGURIDAD PÚBLICA, MONTE ALEJANDRO RUBIDO
A continuación me voy a permitir exponer a ustedes, las cifras que nos muestran la incidencia delictiva a nivel nacional
Es importante destacar que los datos aquí consignados, provienen de la información proporcionada por cada una de las 32 entidades federativas así como por los registros del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Diagnóstico: de 2006 a 2007, pasamos de un millón 580 delitos a un millón 715 mil delitos, es decir que tuvimos un crecimiento porcentual de 8.6 por ciento.
En el año de 2008, entre enero y octubre el total de delitos registrados es de un millón 571 mil, lo que representa un incremento del 8.5 por ciento para el mismo periodo del año anterior.De los delitos del fuero federal, representan una reducción de 4.7 en el mismo periodo enero octubre 2008, contra el de 2007, en contraposición los delitos del fuero común tienen un crecimiento del 9.7.
El delito de robo es el delito que con más frecuencia se presenta dentro del ámbito del fuero común, hay un incremento durante el periódico de enero-octubre del presente año, del ocho por ciento, con respecto al mismo periodo del año 2007.
Es decir, ahora se presentan 521 robos por cada 100 mil habitantes
.La incidencia de homicidios dolosos se ha incrementado en un 10 por ciento en el mismo periodo de enero octubre de 2008 con relación a 2007. Es decir que ahora se presentan 10 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.
La incidencia de homicidios dolosos se ha incrementado en un 10 por ciento en el mismo periodo de enero octubre de 2008 con relación a 2007. Es decir que ahora se presentan 10 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.
Es una compilación del total de delitos en la última década y destacaríamos que en 2007 por cada 100 mil habitantes se registraron 573 robos, 77 delitos contra la salud, 27 homicidios y .6 secuestros, es decir, un secuestro por cada 200 mil habitantes.
En la siguiente lámina vamos a apreciar la distribución porcentual de delitos por fuero y observamos que en términos generales se mantiene una constante. En el período que comprende entre enero y octubre de 2008, las cifras que encontramos son prácticamente las mismas que las que se dieron a lo largo de todo el 2007.
En la siguiente lámina encontramos que la incidencia nacional por cada uno de los delitos, en el caso de robo, los robos aumentaron un tres por ciento si comparamos los periodos previos y posteriores a la firma del Acuerdo del 21 de agosto.
Del total de las entidades federativas, hay 12 estados donde se registra una disminución en el delito de robo a partir de la firma del Acuerdo. Los mayores descensos se encuentran en Oaxaca, Nayarit, Tlaxcala y Colima.
A golpe de vista, podemos precisar como ha evolucionado a partir de la firma del Acuerdo la comisión del delito de robo en cada una de las entidades federativas, las que se encuentran en el margen izquierdo es donde ha habido reducción del delito de robo, los del lado derecho, donde ha habido algún tipo de incremento.
En la siguiente lámina, siguiendo con el delito de robo, encontramos como entre 2006, 2007 y 2008 sacando el promedio del número de robos por cada 100 mil habitantes, encontramos el crecimiento que ya antes habíamos referido.
Pasamos al delito de homicidio. Un dato importante, en promedio nacional los homicidios disminuyen en un 6.9 por ciento comparando el periodo previo a la firma del Acuerdo y el posterior al mismo.
En 16 de 29 entidades con las que contamos el reporte, se observó tasa a la baja en cuanto al número de homicidios después de la firma del Acuerdo, los mayores descensos los encontramos en Oaxaca, Nayarit, Tlaxcala y Colima.
También aquí en esta gráfica apreciamos en la misma lógica, en el cuadrante izquierdo, las entidades donde ha habido disminución del homicidio después de la firma del Acuerdo, mientras que en el cuadrante derecho, donde se han incrementado.
Particularizando sobre los delitos de homicidio doloso, tendríamos que destacar que antes y después de la firma del Acuerdo, el número de delitos dolosos aumento en un 6.8 y que solamente trece fueron las entidades donde hubo una baja al respecto. Los mayores descensos se dan en Yucatán, Chiapas, Veracruz y Nayarit.
En la siguiente lámina encontramos también la gráfica que ha golpe de vista nos muestra cómo ha evolucionado el homicidio doloso después de la firma del Acuerdo.
En estas gráficas, vemos el número de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes en los años 2006, 2007, 2008, lo que termina coincidiendo con los datos que proporcionaba el doctor de la Barreda.
Respecto al caso de secuestro, es importante destacar que en el año 2008 se han registrado 943 casos de secuestro, pero que a partir de la firma del Acuerdo del 21 de agosto, el número de casos de secuestro ha disminuido en un 18 por ciento.
Y finalmente, en la siguiente lámina encontramos a través de este esquema de colores, cuales son las entidades donde se ha registrado con mayor o con menor intensidad el delito de secuestro, en lo que va este año.
Los que están en rojo representan un incremento, un número superior a 51 casos, los que están en verde, oscilan entre 21 y 50 hasta llegar a los casos en gris que son cero.
Y finalmente, aquí podemos visualizar como ha evolucionado el secuestro a partir de la firma del Acuerdo, y teniendo como fecha última de medición el 27 de noviembre, y también en el mismo tenor donde la coloración marca el nivel de incidencia de dicho delito.
Es importante destacar que a partir de la firma del Acuerdo, a nivel nacional se han registrado, 237 casos de secuestro.
Muchas gracias por su atención.
***
PALABRAS DEL SECRETARIO DE SEGURIDAD PÚBLICA FEDERAL, GENARO GARCÍA LUNA
Bien como ya se informó en el diagnóstico inicial, en el periodo de enero al 20 agosto de 2008 el promedio de secuestros diarios era de 3.02 casos, a partir del Acuerdo el promedio diario es de 2.4, es decir, hay un descenso del 18 por ciento en el registro de este delito.
En un esfuerzo nacional donde participan todos los estados y la federación, se han desarticulado 53 bandas criminales dedicadas al secuestro, es decir, una banda dedicada al secuestro cada tercer día.
Se ha logrado la liberación de 184 personas secuestradas, lo que equivale a la liberación de 13 personas secuestradas cada semana, a partir de la firma del Acuerdo. Reitero, es un esfuerzo nacional con todos los estados y la federación.
Respecto al promedio mensual del esfuerzo nacional antes del Acuerdo, el registro de detenciones de secuestradores es de 67, después del Acuerdo este asciende a 85 secuestradores detenidos en promedio mensual.
Del registro nacional de enero a noviembre se han detenido a 795 secuestradores de los cuales 305 son por parte del gobierno federal y 590 de todos los gobierno del país.
En este esfuerzo debo precisar que han fallecido en operación 114 policías de los cuales son 20 federales, 53 estatales y 41 municipales.
En este marco, siete policías han muerto de manera específica en el combate al secuestro, dos federales, cinco estatales.
Esto es en el marco del Acuerdo de los 100 días, es decir a partir del 21 de agosto al 25 de noviembre.
Este registro nacional penitenciario que hoy en todo el país con el registro que aportaron los estados y la federación se constituye está gráfica.
En el país, secuestradores internos en el Sistema Penitenciario Federal en todo el país, sentenciados son cuatro mil 335 secuestradores, sujetos a proceso, tres mil 142, y actualmente están en una situación jurídica por definir 37.
Total siete mil 514 secuestradores que se encuentran recluidos en todo el país, en penales locales y federales relacionados con el secuestro.
Respecto al objetivo relacionado con el Sistema Único de datos criminales, informo que hasta el día de hoy se ha concluido la interconexión en todo el país para el nodo central en cada estado, de la Plataforma México.
Esto es ya tenemos un avance de 32 estados interconectados con todo el sistema.
En seguridad pública están conectados 32 estados en todo el país.
En el tema del Subsemun que es un subsidio a los municipios que comprende 150 municipios, el avance es de 144 ya interconectados en todo el país.
Respecto de centros de readaptación social la meta en registro son 89 y el avance es de 78, esto es casi el 88 por ciento en conectividad en todo el país.
Y por último, respecto del avance en el sistema del Registro Público vehicular, la conectividad ya está en el 50 por ciento, con 16 estados interconectados en todo el país.
Respecto del protocolo de captura de información del pacto policial homologado, el avance es muy significativo, ya están operando con pruebas directas tanto para voz, datos e imagen en todo el país, 17 entidades federativas y están actualmente en conclusión, 15 que ya están operando con el envío del parte policial homologado, con criterios compartidos para su registro.
En ese sentido este es el registro nacional de envíos en la primera fase experimental para corregir el proceso, ya tenemos 238 mil informes policiales que están sujetos a análisis y seguimiento en todo el país, y se observa que a partir del Acuerdo, se da un incremento en capacidades en todo el país, tanto de conexión como de envío de información, en particular, el parte policial que da las bases para el suministro del sistema.
Respecto de las unidades de análisis de información para cada estado, actualmente ya hay 11 entidades federativas que tienen ya unidades completas de análisis y están en gestión, 21 de ellas.
Esto implica, evaluación, información y equipamiento para unidades de análisis táctico en cada entidad federativa.
Respecto de consulta en el sistema. Actualmente ya están operando con transmisión de datos voz e imagen, 26 entidades federativas, están seis pendientes de interconexión en la gestión final, ya con el envío de datos en prueba de transmisión y de consulta cotidiana para el sistema.
Y por último, respecto al marco de consultas que ya referíamos, ya tenemos 328 mil consultas donde ya identificamos coincidencias en datos desde una placa hasta una orden de aprehensión en todo el país, con consultas directas vía el sistema donde ya están las pruebas de transferencias de datos, y de estas pruebas ya tenemos dos mil 589 coincidencias de regencia, respecto con una persona que está imputada, una orden de aprehensión, un fugitivo, o alguna placa en caso de robo de vehículo.
Respecto del registro nacional policial, están en transición 596 mil bases o registros físicos de policías en todo el país, a un nuevo esquema de cardex, donde se registra historial académico, control de confianza, el esquema de entorno social patrimonial e inclusive estamos registrando partidos, ex policías, voz y datos básicos en torno a su actividad para tener alcance en caso que participen en un acto criminal o delictivo, después de estar en una actividad oficial o policial.
Esta es la distribución que hay actualmente respecto al Registro Nacional del cardex, en policía estatal, municipal, custodios, seguridad privada, estatal y federal, seguridad pública, procuradurías de los estados, ministerios públicos, locales, federales, peritos, y el registro de inactivos.
Es decir, personal que fue dado de alta como policía, como perito o ministerio público que ya están fuera, este asciende a 446 mil 279.
Por último respecto al Sistema Integral de Registro Penitenciario se informa que ya se concluyó y se articula todo el esquema de cardex registro tanto en penales locales y federales al Sistema de Administración Penitenciaria que corre vía la Plataforma México.
En ese sentido, se realizó ya pruebas pilotos en varios estados, donde ya se capacitan usuarios directos para la carga de información al sistema y también en este ejercicio se incorporan equipos para cargar de manera inmediata vía computadora los registros nacionales.
Hoy lo más importante, en algunos estados del país, están directamente transmitiendo información penitenciaria a todo el sistema.
Es todo Secretario Ejecutivo.
***
Fuente: Comunicación Social, SSP
***
Cumplimos, pero no somos puros e infalibles: SCJN
Nota de Carlos Avilés Allende/ enviado
El Universal on line, Monterrey Viernes 28 de noviembre de 2008; 12:35 horas
El presidente de la Suprema Corte, Guillermo Ortiz Mayagoitia, respondió al presidente Calderón, al rendir por separado su informe en torno al Acuerdo Nacional para la Seguridad, que no “somos puros e infalibles”, luego de que pidió extender la Operación Limpieza al poder Judicial
A nombre del Poder Judicial de la Federación, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Guillermo Ortiz Mayaogitia, envió dos mensajes: uno para los ciudadanos, y otro, de manera indirecta, para el presidente Felipe Calderón, al rendir, por separado, su informe en torno a los compromisos que asumió en el Acuerdo Nacional para la Seguridad, la Justicia y la Legalidad.
A los ciudadanos les dijo que había cumplido con los compromisos asumidos para los primeros 100 días, y al segundo, de manera indirecta, en respuesta al llamado que hizo la semana pasada durante su gira por Chile para que la llamada "Operación Limpieza" se extienda a los poderes judiciales, le dijo que los juzgadores federales no "somos autocomplacientes" y "tampoco somos puros e infalibles", y que por eso se sometían a la vigilancia y disciplina interna y a la observación de la sociedad.
De entrada, el ministro Ortiz Mayagoitia, aclaró que como el Poder Judicial no forma parte del Consejo Nacional de Seguridad decidió aprovechar el Congreso Nacional de Juzgadores que se realiza en esta ciudad -en torno a la reciente reforma penal- para rendir cuentas de los compromisos asumidos ante la sociedad.
El Poder Judicial, dijo, cumplió con los compromisos que asumió para este primer periodo de 100 días y registra importantes avances en los temas que quedan pendientes.
Entre los compromisos que cumplió destacan la concentración de todos los juicios sobre crimen organizado en los juzgados que se ubican en los penales de máxima seguridad del país en los estados de México, Jalisco, Tamaulipas; el nombramiento de seis jueces llamados de control que por medio de internet se encargarán de atender órdenes de arraigo, de cateos y de intervención de comunicación de comunicaciones en un plazo máximo de 24 horas.
Además de la instalación de un sistema que permitirá recabar testimonios, a la larga distancia, vía un sistema de videoconferencias tanto de víctimas de delitos como de delincuentes peligrosos para que no tengan necesidad de estar presentes en los juzgados; y de la puesta en marcha de un sistema biométrico, que funciona a través de huellas digitales, para controlar la asistencia de procesados en libertad bajo caución.
Pero no fue sino hasta que abordó los avances adoptados en el compromiso asumido para fortalecer la autonomía, independencia e imparcialidad de jueces y magistrados, cuando dio respuesta al llamado del presidente Felipe Calderón. Un tema sobre el que se le había preguntado a la consejera Elvia Díaz de León, quien pidió esperar a conocer el discurso del ministro para conocer la respuesta.
En este punto el presidente de la Corte dijo que las "presiones indebidas, las amenazas y la corrupción son riesgo de toda función pública, todos los que integramos el Poder Judicial de la Federación estamos concientes de ello y procuramos no ser omisos en nuestra responsabilidad".
Pero para hacer frente a este tipo de situaciones, dijo, la carrera judicial que siguen los juzgadores cuenta con dos mecanismos: los preventivos y los de control. En los segundos, informó, se adoptan medidas como por ejemplo las que llevaron a aplicar 60 sanciones, de las cuales el 40 por ciento correspondió a jueces y magistrados. "No somos autocomplacientes", dijo.
"Tampoco -agregó- somos puros e infalibles, lo sabemos. Por eso nos capacitamos constantemente; por eso nos sometemos a la vigilancia y la disciplina de carrera y, cada vez con mayor apertura y entusiasmo- a la observación de la sociedad.
mma/grg

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