24 mar 2023

El profe Alejandro Avilés Inzunza/ Fred Alvarez Palafox /

El profe Avilez/ Fred Alvarez Palafox

Texto leído en el acto fundacional de la Cátedra Alejandro Avilés en la escuela de periodismo "Carlos Sepién García", el martes 28 de marzo, 12:00 h, Auditorio Alejandro Avilés. Basilio Vadillo 43, Tabacalera, Cuauhtémoc, CDMX.


"No no quiero morir. Por eso escribo.

Más escribir es navegar muriendo,

es trazar en las aguas las oscuras

matriculas del viento.

Escribir de la vida en una hoja

es levantar montículos de arena

sobre la móvil cimbra de la playa

que abaten las mareas ..."

Mi sueño es llegar a ser un escritor cuyo mensaje perdure a través de las gentes, que algo se salve..." Aviléz.

Supe de la obra poética de Alejandro Avilés por mi amigo chiapaneco Francisco “Paco“ Gómez Maza  una tarde de principios de la década el siglo XXI cuando fui a visitarlo a su casa de la colonia Portales de la Ciudad de México. Charlamos largo, sobre todo de poesía y de periodismo, y brincamos de Sabines al poeta de La Brecha, Sinaloa

El profe Alejandro Avilés Inzunsa (1915-2005), poeta y periodista, o periodista y poeta; las dos cosas a la vez; esposo, padre, amigo. Hijo de Manuel Avilés y María del Rosario Inzunza, nació el 31 de diciembre de 1915, en La Brecha, Guasave, Sinaloa; esposo de Eva Sánchez Martínez, con quien procreó a 7 hijos; Alejandro, María Guadalupe, María Isabel, Francisco, María Eva, Manuel y María del Rosario.

En la Brecha el profe cursó cuarto año de primaria, el más alto grado escolar entonces, el maestro Cástulo Espinoza le enseñó las primeras letras; después por decisión del gobernador —así era en aquellos tiempos— se hizo maestro; tenía 14 años, le decían «Alejandrón», por su enorme estatura y grandes manos.

Además de dar clases en la escuela moderna para adultos, participó activamente en el censo de 1930 y fundó un Club Deportivo Cultural.

A esa edad leía los clásicos gracias a los libros que publicó en esos tiempos el oaxaqueño José Vasconcelos, a quien conoce en una visita a Guasave en la campaña presidencia de 1929. Le impactó la personalidad de Vasconcelos..


En el acto fundacional de la Cátedra Alejandro Avilés, se conmemoró la vida, obra y legado de quien fuese director de la escuela Carlos Septién García de 1963 a 1984...Fernando Del Collado, Jennie Riveroll, Fred Álvarez, Analletzin Díaz, Yumín Montfort, Arnoldo Meléndrez, y Raymundo Adame.

y fue en ese tiempo cuando hizo su primer poema de amor y publicó formalmente su primer artículo, dedicado a los precursores de la Independencia en El Rayo de Guamúchil y su primer poema, «Oda a Sandino».

Su padre, don Manuel, inició en Mazatlán, en 1933, el envasado de frutas y ostiones; Alejandro continuó con el mismo negocio en La Brecha donde empacaba puré y jugo de tomate y mangos en almíbar, pero decidió irse a  Los Mochis a trabajar como profesor, al recién creado Centro Escolar del Noroeste y durante cinco años fue secretario de la institución educativa. 

Don Conrado hizo amistad con el brecheño y seguramente le recomendó varias lecturas.


El Centro había nacido el 12 de Octubre de 1934, y el director fue el profesor jalisciense Conrado Espinosa, otros maestros fueron Manuel Moreno Rivas, Bertha Colunga y Adrián García Cortez.

Desde Los Mochis decide estudiar por correspondencia la carrera de contador privado en la Escuela Bancaria y Comercial de la Ciudad de México, estamos hablando de 1937, Avilés tenía 21 años, y en ese tiempo incursionó como comentarista en la radio local.

El Debate

Tres años después, Avilés y García Cortés alentaron a Moreno Rivas a crear el primero periódico para la naciente ciudad, se llamó El Debate, y nació el 10 de marzo de 1941, su director fue el profe Moreno Rivas, y el primer número imprimieron 500 ejemplares; Avilés escribió la columna en la primera plana "Cuentos y cuentas" con el seudónimo de Juan sin Miedo; "Sirviendo a la Región, servimos a la Patria", rezaba la leyenda de la portada..

El trabajo de Avilés en el rotativo fue efímero, ya que ese año 1941 decide emigrar a la Ciudad de México, tenía contactos en la Ciudad de México que le iban a cambiar la vida; empezó a trabajar de contador y se vinculó al naciente partido Acción Nacional.

Su vínculo con Méndez Plancarte



Debemos decir que desde Los Mochis el joven poeta decide escribir una carta al sacerdote michoacano Gabriel Méndez Plancarte (1905-1949), director la revista confesional Ábside, fundada en 1937 - cuyos padrinos fueron Efraín González Luna, Octaviano Valdés, Alfredo Maillefert, Alfonso Junco, Alfonso Méndez Plancarte y don Angel María Garibay-. obteniendo una respuesta inmediata, dando inicio a «una amistad por correspondencia».

Los Méndez Plancarte había fundado Ábside que reunió  en aquel tiempo a las mentes más brillantes y de avanzada del catolicismo de entonces...

De hecho el profe se convirtió en gran lector y me dicen que colaborador de la revista.

Avilez llega a la ciudad de México muy joven y lo primero que hizo fue llegar a un lugar donde percnotar buscar a los hermanos Méndez Plancarte —Alfonso y Gabriel— que lo recibieron como si se conocieran de toda la vida, como viejos amigos.

El sacerdote Alfonso Méndez Plancarte - y el padre Alday-, tuvo una gran influencia en la formación intelectual y poética de Alejandro Avilés, y en el grupo que desúes se iban a llamar los Ocho..

En aquel tiempo los Méndez Plancarte y Alfonso Junco (1896-1974), Octaviano Valdés (1901-1991) y Emma Godoy (1918-1989), entre otros, se reunían «en torno al mate». Recuerda Avilés que fue el padre Alfonso Méndez quien sugirió que organizaran otra tertulia, que se reunieran «en torno al café».

Así lo hicieron cada sábado en la casa de alguno de ellos. “Muchachos, formen un grupo, sean amigos. Creo que la poesía de América está en manos de ustedes”, les dijo el sacerdote, según cuenta el poeta zacatecano Roberto Cabral del Hoyo. (1913-1999).

Debemos reconocer que Alejandro fue una de las almas de ese grupo que los pudo unir por una doble devoción: el amor a la poesía y el milagro de la amistad. Nunca le fallamos a la amistad y a la poesía le hicimos la lucha —explicó Avilés, años después en una entrevista.

El grupo tenía de invitados a los poetas de auella época, Elías Nandino, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Salvador Novo, Octavio Paz y un largo etcétera. A todos ellos los entrevistó Avilés para el periódico El Universal, en una sección semanal titulada Poetas Mayores. Durante 36 semanas, Avilés publicó el mismo número de entrevistas tan importantes y enriquecedoras. En el libro que hicimos sobre el profe, y gracias a la generosidad de Rosario Avilés, se reproducen todas las entrevistas de los ocho y otros más, como una de Octavio Paz, Luis Cernuda, José Gorostiza, Sabines y otros.



¿Quiénes eran los ocho?

Además de Alejandro Avilés (1915-2005), estaba Roberto Cabral del Hoyo (1913-1999), Efrén Hernández (1904-1958), Rosario Castellanos (1924-1974), Javier Peñalosa (1921-1977), Honorato Ignacio Magaloni (1898-1974), Octavio Novaro (1910-1991), y Dolores Castro (1923-2022).

(Concha Urquiza (1910-1946) era otra gran figura de la poesia, originaria de Morelia, fue considerada como la mejor autora de poesía mexicana después de Sor Juana Inés de la Cruz y por Rosario Castellanos. Gabriel Méndez Plancarte publica su obra).

Cuenta Dolores Castro —quién se casó con Javier PeñaLoza y tuvieron 7 hijos, que una noche conoció al de La Brecha en la casa de Rosario Castellanos en Tacubaya, Distrito Federal, donde normalmente se reunían desde que se ocultaba el sol hasta muy entrada la madrugada. Entonces cenaban, tomaban café y bromeaban, y sobre todo leían y comentaban poesía, principalmente la de los grandes clásicos de la lengua española y la propia, eran felices leyendo y creando poemas.


"La Vida de los seres" de Alejandro Avilez Inzunza, primera edición 1980., Ediciones 8 pm, fue patrocinada por FONAPAS, Zacatecas, edición al cuidado de Adrían Garcia Cortés, este es uno de los 200 ejemplares que se editaron entonces. Premio Nacional de Letras 1980 "Ramón López Velarde".

Los dibujos son de su amigo Gonzalo Tassier

Gracias a Arnoldo Meléndrez por el regalo; otra edición fue la que hizo el Colegio de Sinaloa en 2002..

Ese lugar tenía una sala adornada sobriamente, de muros verdes y muebles claros, sobre los que se destaca un hermoso piano negro.

Dolores que murió hace exactamente un año dice que se reunían cada ocho días y que los encuentros se realizaron regularmente durante cuatro años: 1952 a 1956. Después fue más espaciado cada 15 días, luego cada mes, cada casi medio año, hasta que los poetas se fueron muriendo. La última murió el 30 de marzo de 2022.

El grupo de los ocho conoció —gracias al profe— al Padre Alfonso Méndez Plancarte quién «escuchó la lectura de nuestros poemas y nos invitó a escribir en la revista Ábside, una antología que tituló Ocho poetas mexicanos y editó más tarde como libro», dice Dolores Castro.

En efecto, la reunión mayor entre ellos fue la creación del libro: Ocho poetas mexicanos, antología editada por Méndez Plancarte, con un epígrafe de Dolores Castro: Cada uno en su lengua, todos en una llama, el par de versos que culminan su poema «Herida», incluido en Cantares de vela.

En aquel tiempo el grupo fue criticado por sus amigos de la izquierda por ser católicos.


La verdad es que no fue así. Lo que pasó fue que en 1955 el padre Méndez lo único que hizo fue publicar el libro bajo el sello de editorial Jus, y con el Signo de «Ábside», revista de inspiración cristiana y confesional: por ese solo hecho se les consideró poetas «católicos».

Efraín Huerta, sin pensarlo, decía: «Esos son mochos, publicaron en Ábside, son curas, curas destripados, beatos». Error.

Pero la mayoría de ellos eran laicos, algunos eran gente de izquierda como Octavio Novaro y Honorato Ignacio Magaloni. En cambio Dolores Castro, Javier Peñalosa, Rosario Castellanos y Alejandro Avilés sí tenían influencia cristiana, eran lectores de las sagradas escrituras, pero no eran militantes católicos como muchos creían. En Avilés sí había una auténtica necesidad religiosa.

De hecho la antología poética «Poesía en Movimiento» de Editorial Siglo XXI, coordinada por Octavio Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis, no metieron al grupo de los Ocho quizá por ser «católicos». Sólo incluyeron a Rosario Castellanos.

La Nacion..

Fue idea Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna; y más allá de la doctrina panista desde su fundación fue un espacio de reflexión real de la situación del país; su cuerpo de colaboradores, además de los fundadores estaban Salvador Novo, Manuel Samperio, Jorge Piñó Sandoval, Aquiles Elorduy, Ezequiel A. Chávez, Trinidad García, Manuel Herrera y Lasso, etc.. El costo eran .20 centavos; y su fecha de primera publicación: 18 de octubre de 1941; su primer director Carlos Septién García..

No se exactamente cuándo empezó el profe Aviléz a incursionar como redactor de la revista pero seguramente fue recién llegado a la ciudad de México, trabajó practicamente desde la fundación de ese instituto político.

Cuando se fundó la escuela el 30 de mayo de 1949 Avilez era el director de La Nación; la escuela de periodismo se llamó Escuela de Periodismo Acción Católica, y fue creada por Luis Beltrán y Mendoza, Alejandro Avilés y Fernando Díez de Urdanivia, su primer director; cambió  de nombre a Carlos Septién García (1949-1952), en homenaje al segundo director muerto en un accidente de aviación en 1953.


De hecho el 30 de mayo de 1949 Aviléz dictó la primera cátedra y desde entonces forjó no sólo a periodistas, escritores y poetas sino que hizo amigos; el primer director de la escuela fue el poblano Fernando Díez de Urdanivia (n. 1897 – d. 1966), abogado egresado de la Escuela Libre de Derecho y periodista de varios impresos de la época; luego llegó Carlos Septién García (n. 1915 – d. 1953); 1953-1958: José N. Chávez González; 1958-1963: Carlos Alvear Acevedo y 1963-1984 y Alejandro Avilés Insunza (n. 1915 – d. 2005), no hay quinto malo..

Bajo la gestión del profe Avilés Insunza la escuela se independizó de la Acción Católica Mexicana ACM) y se convirtió en una institución plural. Recordemos que la ACM había nacido la tarde del 24 de diciembre de 1929, en aquella reunión en la casa no. 9 de la calle Motolinia, impulsado por Mons. Pascual Díaz y Barretotrigésimo segundo arzobispo de México de 1929 a 1936, y Miguel Darío Miranda, director del Secretariado Social Mexicano, y que después -en 1937-, fue nombrado por el Papa Pío XI, obispo de Tulancingo y más tarde arzobispo de México, sucediendo a Mons. Luis María Martínez y Rodríguez, Pablo VI lo nombró cardenal en abril de 1969; junto a ellos estuvieron el Pbro. Rafael Dávila Vilchis  junto con otros grupos laicales.

La relación de Avilez con Septién es única.

No sólo ambos dirigen La Nación, la escuela de periodismo sino que en 1949  trabajan juntos en la Revista de la Semana del periódico EL UNIVERSAL, un modelo de periodismo resumido que no ha tenido repetición alguna a lo largo del siglo XX y que es una gloriosa época del periódico de el gran Diario de México; Aviles trabajó ahí, hizo varias entrevistas a grandes poeta y todos Los Ochos..}

Lo rescatamos en el libro "Un grito Contra Nadie. Aproximaciones a la obra de Alejandro Avilés”, editado por el Instituto Sinaloense de Cultura (2016) , gracias a que nos nos fue proporcionado el material por Rosario Aviles, hija del profe.

Debo decir, que el fotórafo de esas entrevistas fue el michoacano Tomas Montero; quien fuera también profesor de fotografía de la Septien y fundador de La Nación.

El archivo fotográfico es consulta obligada; de hecho hace años me tocó hacer un texto para ilustrar unas fotos del poeta Luis Cernuda, a quien Aviles entrevistó en los años 50s, se lo compartí al poeta y escritor español Antonio Rivero Taravillo quien es biógrafo de Cernuda.De inmediato me escribió y me pidió las fotos. "Fred. Oye, las fotos esas de Cernuda del Archivo Tomás Montero Torres son extraordinarias. ¿Podría utilizarlas en mi blog y, quizá, en un libro de homanja ela poeta que estamos preparando en Sevilla? ¿Las podría utilizar sin más? ¿A quién tendría que pedir permiso?"...Lo remití con Patricia Montero, nieta dl Tomas. La biografía sobre Luis Cernuda obtuvo el XX Premio Comillas, concedido por la editorial Tusquets. 

https://archivotomasmontero.org/index.php/2013/11/05/luis-cernuda-el-amigo-de-octavio-paz-2/

Antonio, le compartí la entrevista del profe a Cernuda.

La Septién se separa de Acción católica.

Como sabemos la escuela surgió de una iniciativa de la Acción Católica Mexicana, que durante los tres primeros lustros rigió la vida del establecimiento; Avilés la secularizó, después de un tiempo logró la certificación de la Secretaría de Educación Pública;  a principios de los años 70s, la escuela la carrera de licenciado en periodismo tiene reconocimiento oficial.

No he investigado los detalles de esa separación que no ruptura, pero el Primado de México era  Darío Miranda (1956-1977).

En 1964 se fundó por Luz María Luzma Longoria y José Álvarez Icaza el CENCOS, ellos eran eran parte del Movimiento Familiar Cristiano (MFC), teniendo una activa actuación junto al obispo Sergio Méndez Arceo en el Concilio Vaticano II; de hecho fue vocero oficial del episcopado mexicano, contando con el respaldo de Acción Católica Mexicana y de la escuela Carlos Septién, cuando la dirió el profe Aviléz.

El encuentro con Manuel Buendía

Cuando Avilez dirige La Nación (1949-53) ya tenía meses colaborando ahí Manuel Buendía, quien no sólo entablan una gran amistad sino que se enamora de la secretaria de la revista, Dolores Abalos Lebrija, con quien se casa el 29 de enero de 1955; el padrino de bodas fue el profe y su esposa Eva..

Manuel Buendía foto del Archivo Tomas Monetero)

Aviles dejó La Nación para irse a dirigir la Septién de la que había sido  estrictamente hablando, el primer profesor, impartió la clase de castellano.

La poesía, su pasión

La llegada a México y el trabajar con el oficio de periodista llevo al profe Avilés a conocer a muchos poetas de la época tanto mexicanos como extranjeros.

De hecho, Avilés recibió la influencia de muchos de estos poetas, principalmente de su amigo José Gorostiza (1901-1973) , «el mayor poeta mexicano», a quien entrevistó el 19 de julio de 1953, y sin duda le recomendó leer a muchos poetas no solo españoles, sino a los modernos como el checo Rainer Maria Rilke, al norteamericano Tomas Stearns Eliot, y al francés Paul Valery.

— ¿Algo acerca de la poesía contemporánea?—, lo inquiere Avilés.

— Yo soy una persona que vive aislada con sus autores permanentes. Yo vivo fuera del tiempo. Leo, aparte de mis clásicos españoles, a poetas modernos como Valéry, Eliot, Rilke y pocos más. En cuestión de poesía no leo las noticias; por eso le digo que vivo fuera del tiempo.

— ¿Alguna predilección entre sus clásicos?

— Predilecciones tengo varias. Pero depende del momento. Ahora pudiera mencionarle alguna, pero a lo mejor mañana estoy con otra. Leo con asiduidad a Calderón, a Lope, a Quevedo, a Sor Juana. Siempre en ellos encuentra uno cosas nuevas.

El poeta Aviléz

Como poeta, Alejandro Avilés escribe su primera obra, Madura soledad en 1948; once años después, en 1959, dedicó a su mujer su segundo poemario, El Libro de Eva, a quien dijo: «entre las manos llevas el don de dar hecho de nuevo». Tuvieron que pasar 16 años para que volviera a publicar de nuevo, y su tercer obra fueron Los Claros días, en 1975; Don del viento en 1979, libro de poemas con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía del IV Centenario de Saltillo, en 1979, y La Vida de los seres, en 1980.

Años después, en 1994, el Club Primera Plana publicó su Obra Poética, y en el año 2000 el ISSSTE publicó En torno a claros días, dentro de la colección «Ya Leissste», que se volvió un clásico.

En 2002, sale a la luz y para los amigos La vida de los seres y otros poemas una hermosa edición hecha por su hija María Eva, con fotografías de la familia e ilustrada por Gonzalo Tassier, recientemente fallecido

Hay textos de Miguel Ángel Granados Chapa, Dolores Castro y Raúl Navarrete, la obra está auspiciada por El Colegio de Sinaloa, Adriano Producciones y Contacto en Medios.

Confesó el profe Avilés una vez que el poeta que más lo sacudió fue Dante Alighieri, «creo que es el poeta total». Se confesó ser un devoto de Saint-John Perse, «y lo fui mucho antes de saber que él lo era de Dante; pero hay alguna afinidad, algo que nos conduce a un viento, a un mar, a un mundo comunes.»

También recibió la influencia de Marcel Proust, autor de la novela «En busca del tiempo perdido», del mexicano Efrén Hernández (1904-1958), y sin duda de San Juan de la Cruz, Fray Luis de León y Francisco Quevedo.

Dijo una vez que de los mexicanos contemporáneos, al que consideró el más grande de todos fue a José Gorostiza.

«Puedo mencionar a Efrén Hernández —lo menciono siempre porque es un gran poeta casi desconocido y debe ser dado a conocer—, creo que los poetas mexicanos y los jóvenes y toda la gente de México, ganarían mucho con leerlo.


En la imagen el dr. Mario Cosme Gijalva Camaou, alumno del profe en el CEN, su hijo Manuel Aviléz y su amigo Melchor Angulo de La Brecha).

Dijo el profe que encontró a Hernández en una «de esas noches del espíritu, cuando todo semeja en torno cerrazón de nubes sombrías y secas; cuando, cegado el manantial de la dicha subyacente, cielo y tierra parecen ceniciento rescoldo; una de esas noches que nos llegan, tal vez, muy pocas veces en la vida. Fue entonces cuando llegó a nuestras manos la obra maestra de Efrén Hernández, Entre apagados muros. Y paulatinamente, bajo su clara lluvia, la resequedad interior se fue tornando en húmeda esperanza.»

Efrén Hernández «uno de los más altos valores de la poesía mexicana». Y por eso va a su casa de Tacubaya una noche de 1952 a entrevistarlo.

También el profe y el Grupo de los Ocho tuvieron una gran influencia del poeta y sacerdote queretano, quien fuera canónigo de la catedral de Morelia, Francisco Alday (1908- 1964). Alday le recomendó leer a San Juan de la Cruz, Santa Teresa, al Arcipreste de Hita, a Rubén Darío y a escuchar la música de Bach, Beethoven, Vivaldi y, sobre todo, de Schubert. Por esa gratitud que le tuvo el profe rescata su obra poética y la publica en la editorial Jus en 1993. Esos poemas habían sido publicados en Ábside.

También reconoce el profe la influencia que recibió de Rosario Castellanos y de su amiga y hermana Dolores Castro.

Cuando entrevista a Rosario Castellanos le pregunta acerca de la misión de la poesía, y Rosario le responde con seguridad:

«He oído decir que la poesía es algo que se hace en los ratos de ocio. Otros creen que la poesía es el dedo con que Dios los ha señalado. Yo no creo ni una cosa ni la otra. Yo vivo la poesía como un oficio, con todo el entusiasmo y toda la constancia que exige un oficio libremente elegido. La importancia que tiene la poesía en sí misma es la de rescatar, del naufragio que es el tiempo y el olvido y la muerte, a las cosas, y dotarlas de una suerte de eternidad.»

-De la poesía mexicana de nuestros días, ¿qué pudiera decirnos? — pregunta el entrevistador a Castellanos.

— Enrique González Martínez fue de mis primeras influencias, por su lección de claridad y de equilibrio. Carlos Pellicer, por su gozo vital, por su alegría de los sentidos. (Xavier) Villaurrutia, por su inteligencia tan rigurosa. Salvador Novo, por su ironía y ternura. Octavio Paz, muy inteligente y lúcido, con una gran imaginación; es además un magnífico prosista. Y, para cerrar esta etapa, José Gorostiza, sobre todo en su «Muerte sin fin».

Dolores Castro le confiesa a don Alejandro que para ella la poesía «es esencialmente comunicación; pero no sólo de persona a persona, sino comunicación del poeta con todo”

La poeta Dolores Castro, en la entrevista con el periodista y escritor Alejandro Avilés


(Dolores Castro, amiga muy cercana al Profe. La foto es del archio Tomás Montero)

“Mas para mí –dijo la poeta al amigo y escritor– esa comunicación es un problema gravísimo, y creo que hasta los animales participan de ella. Hay ocasiones en que la expresión en los animales no obedece a una necesidad, sino que es gratuita y resulta como un coronamiento de todo lo que a su alrededor sucede. He visto a los caballos correr por mitad del campo mientras sopla el viento, y relinchar en el colmo de una alegría vital. He visto a los pájaros que, cuando están solos, cantan. Y creo que cuando escribo me sucede algo semejante a lo que les pasa a los animales.»

En suma el profe no solo leyó a muchos grandes poeta sino que tuvo la fortuna de entrevistarlos, y eso casi nadie lo ha hecho, salvo él.

Para Paco Prieto, las reuniones con el grupo de los Ocho, fue que cuajó su  amor por la poesía. Avilés -agrega Paco-, para sorpresa de quienes han conocido al docente, al periodista, al político y al pensador, no es un poeta social, religioso, metafísico sino uno lírico, rebosante de musicalidad, de amor por la luz, explorador de la belleza per se que se anuncia en todo objeto de la creación, un cantor hondo y agradecido de la alegría, la alegría, esa vía que para Cioran hace sospechar, aun al incrédulo y escéptico, que, acaso, ese aciago demiurgo es un Dios creador y providente. Avilés es el poeta que nos revela como ninguno otro una alegría sin límites, sin asideras, esa que sucede a la plegaria que brota desde la raíz del ser."


Rosario Castellanos, del grupo de los Ocho..; foto del archivo Tomas Montero)

Su contacto en Michoacán lo arraigó en esa tierra

En 1941, Avilés se mete de lleno al PAN, prácticamente es pionero de ese instituto político y entabla amistad con Alejandro Ruiz Villaloz, el sacerdote Francisco Alday, Miguel Estrada Iturbide, Luis Calderón Vega, Miguel Bernal Jiménez, Gonzalo Chapela, Alfonso Rubio, entre otros.

Aviléz rescata la obra de Alday en el libro compilatorio que publicó Jus;, otra edición es del Seminario de Morelia, Morelia, 1970.

Gracias a su vínculo con ese grupo de hombres es que conoce a la moreliana Eva Sánchez Martínez, con quien se casa en 1948. Eva le cambio la vida al profe y por ella se hizo michoacano.

Don Alejandro fue miembro fundador también del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Ciencias de la Comunicación; presidente de la Unión Católica Latinoamericana de Prensa. Fundó en la XELA el primer noticiero de radio cultural en México; participó en Noticinco de televisión, fue fundador del programa semanario Poetas de México en Canal 11 de TV-IPN; realizó con la UNAM el álbum Poesía religiosa de México; fundó las revistas Acento, Mensual de Cultura, Cuadernos de Comunicación Social.

También colaboró en el semanario Mundo Mejor, en la revista Trento, Trívium y en el semanario Comunidad Cristiana. Participó en la página editorial de Excélsior y en la revista Proceso, fue colaborador del Diario de México, El Universal, Diario de Yucatán, El Porvenir de Monterrey, El Día, El Imparcial de Hermosillo, La Voz de Michoacán, El Día, Guía de Zamora, entre otros.

Simultáneamente, fue director fundador del área de prensa del Cencos —que dirigió siempre José Álvarez Icaza, líder del Movimiento Familiar Cristiano. Muchos de sus alumnos se formaron ahí.


Fundó la asociación musical Miguel Bernal Jiménez, su amigo a quien conoció en Michoacán en 1941.

Recibió premios y reconocimientos en Michoacán, Saltillo, Zacatecas, Sinaloa, y en el extranjero en Argentina y Venezuela, entre otros.

También recibió los premios «Pío XII»; el Premio Latinoamericano de Prensa (el cual obtuvo en dos ocasiones); en 1977, el Premio Nacional de Poesía de Saltillo, Coahuila, por Don del viento; y, en 1980, el Premio Nacional de Letras «Ramón López Velarde», por La vida de los seres. En 2000 recibió el Premio Nacional de Periodismo por su destacada trayectoria en este ámbito.

Alejandro Avilés murió en 2005 en Morelia, Michoacán, sus cenizas están en una capilla moreliana al lado de Eva, su compañera de vida.

Cuando murió algunos de sus amigos y alumnos escribieron textos para recordarlo; Hugo Gutiérrez Vega, escribió en La Jornada Semanal, el domingo 4 de diciembre de 2005: «Alguna vez acompañé a Alejandro Avilés en uno de sus rituales viajes a La Brecha, Sinaloa, su minúsculo y muy bello lugar de origen. Estaba emocionado, reconocía todas las cosas y algunos árboles eran sus conocidos».

Por su parte Miguel Ángel Granados Chapa, le dedicó La Plaza Pública —en Reforma, 20 de septiembre de 2005— y en una pregunta el columnista dice del profe “¿Fue más maestro que periodista, más periodista que poeta, más militante político que editor y director?”

Y respondió: «Recorrió todas esas rutas con entrega semejante, con frutos magníficos, con perseverancia silenciosa y ejemplar».

Hay otra versión -dice Granados Chapa-. de que Avilés sí renunció al PAN y a la dirección de La Nación, como consecuencia de una ruptura de los seguidores de la democracia cristiana con el dirigente de ese órgano político, Adolfo Christlieb Ibarrola.

Su amigo y alumno dominicano Juan Bolívar Díaz, escribió que cuando lo conoció en 1966 y «supo que yo procedía del Santo Domingo ocupado por el ejército de Estados Unidos, toda su inmensa anatomía pareció abrirse en un abrazo de recepción y casi sin dejarme hablar me dijo que tendría la misma media beca de la Ibero, más el trabajo que precisaba para sobrevivir…»

Dice Juan Bolívar que el profe fue un ser humano generoso, «dechado de humildad y serenidad aun en momentos de turbulencia», un don de la vida.

Sus alumnos…

Muchos. Algunos sólo fueron periodistas; otros más fueron periodistas, poetas y escritores.

Entre los periodistas están Manuel Buendía —también fue su ahijado de bodas—, Miguel Ángel Granados Chapa ( se lo presnrtó Buendía 

, Horacio Guajardo, Sara Lovera, José Reveles, Carlos Marín, Guillermo Ortega, Aurorita Berdejo, Raymundo Riva Palacio, Antonio Quevedo, Refugio Haro, Alberto Barranco Chavarría, Blanche Petrich, Paco Gómez Maza, Vicente Leñero, entre otros.

A los que mandó a foguearse al Noroeste están el veracruzano José Antonio Quevedo, quien curiosamente su columna de ese periódico denominó «Brecha»;  al escritor Daniel Sada Villarreal (1953-2011), quien murió justamente unas horas después de que fuera anunciado como uno de los ganadores del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011.

Daniel trabajó durante cinco años en Culiacán y fue cuando empezó a escribir Lampa vida, su primera obra (Ed. Premia Editora, S.A. México, 1980).

Reconocimientos póstumos.

El sábado 24 de octubre de 2015 el alcalde de Los Mochis, Sinaloa. Arturo Duarte y varios amigos le hacen un homenaje póstumo en el marco del centenario de su natalicio, lo hicieron justamente en la casa de la Cultura Conrado Espinoza, viejo amigo del poeta y periodista.

Ahí develaron una placa que lleva su nombre de la calle que conduce al Centro Escolar del Noroeste, allá por el cerro de la Memoria.

También ese mes —jueves 15 de octubre—, se le hizo un homenaje en la Capilla Alfonsina del INBA, donde participaron Martín Rey Urueta, Raquel Olvera, Sergio Mondragón, Dolores Castro, Lucía Grijalva, Rosario Avilés, María Eva Avilés, Gonzalo Tassier y Jesús González Schmal, entre otros.

Y no podía falta el homenaje en la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes, realizado el 24 noviembre, 2015 por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.

Estuvieron la poeta Dolores Castro, la periodista Blanche Petrich, el escritor Francisco Prieto, el periodista Alberto Barranco, el diseñador Gonzalo Tassier, y sus hijas Rosario y Eva Avilés.

Dolores Castro inició el homenaje diciendo que el de La Brecha: «Era una persona con una gran capacidad de trabajo, movida por el entusiasmo”. Junto con ella parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos. «Era tan buen poeta como periodista… Era amigo, amigo como hermano, un verdadero hermano… Siempre me apoyó en todos los momentos de mi vida», afirmó casi con lágrimas en los ojos, y agregó que Avilés «amaba por sobre todas las cosas escribir poesía…»

Blanche Petrich recordó su etapa de estudiante en los años setenta, cuando fue alumna del maestro Avilés, y destacó que él «hizo de esta institución educativa un referente de la formación de los profesionales de la comunicación». Señaló que en sus clases se corrían todas las ideas y pensamiento críticos al estudio de cosas que se vivían en esa época; se hablaba libremente de política, cultura, música y poesía; temas ligados al quehacer práctico del periodismo. «Prevalecía la libertad de cátedra, como un principio vivo de la Septién», indicó.

Rosario Avilés rememoró cuando su padre y Fernando Diez de Urdanivia fundaron la Escuela de Periodismo en 1949.

Carlos Barrancho Chavarría otro prestigiado periodista mexicano, que también fue alumno del maestro Alejandro Avilés en la Escuela Carlos Septién García.

Alberto Barranco Chavarría dijo: «Lo recuerdo con su abrigo o gabardina, siempre con su libro en la mano. Un hombre que miraba de frente fuera quien fuera y escudriñaba el alma, con su mirada. Alejandro Avilés un poeta inmenso, vivía intensamente lo que le rodeaba… Sus libros de poesía son una prueba digna de un hombre reflexivo, vivía las cosas intensamente para conocer su significado y plasmarlo en sus poemas».

El escritor Francisco Prieto dijo que: «Alejandro Avilés me hizo sentir la poesía como un alimento necesario. Tenía una capacidad de escuchar. Le agradezco cómo me abrió a la poesía como una necesidad, alimento necesario, amor a la palabra».

Por su parte, Gonzalo Tessier, quien ilustró los libros del maestro sinaloense, recordó que «tenía un amor renovado para dar. Siento mucho su muerte, fue muy grande su abrazo, a los que nos tocó su abrazo».

José Luis Vázquez Baeza anunció la creación del Premio Nacional de Poesía Alejandro Avilés, otorgado por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, en honor a quien fue su fundador, director y maestro, el cual se abrió en 2016.

«No me importa que todo se detenga,

que se derrumbe el sol y huya la vida.

No me importa que solo quede el humo    

de lo que fue, y el polvo de las ruinas.

Lo que me duele es que perdí en la noche

aquella luz, aquella flor del día….»..

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