15 ene 2015

¿Todos somos Charlie Hebdo?/ Fred Alvarez

¿Todos somos Charlie Hebdo?/ Fred Alvarez
Publicado en La Silla Rota, a 15 de enero de 2014

No estoy en absoluto de acuerdo con lo que usted dice, pero lucharé hasta la muerte para que nadie le impida decirlo" Voltaire


Ante los atentados lamentables ocurridos el martes 7 de enero en Francia donde un grupo de terroristas asesino cruelmente a 12 periodistas que trabajaban en la publicación de la revista satírica Charlie Hebdo, se ha generado una polémica acerca de si todos somos o no Charlie Hebdo. El primero en posicionar el tema fue el Nobel Mario Vargas Llosa en El País, quien dijo que el derecho de expresar alguna idea o posición política no puede ser reprimida de ninguna manera. Debe ser rebatida, argumentada o simplemente demanda cuando se considere insultante o lesiva.
“Lo que pretenden con este asesinato colectivo de periodistas y caricaturistas es que Francia, Europa occidental, el mundo libre, renuncie a uno de los valores que son el fundamento de la civilización. No poder ejercer esa libertad de expresión que significa usar el humor de una manera irreverente y crítica significaría pura y simplemente la desaparición de la libertad de expresión“.
En el mismo día vino el artículo de periodista conservador David Brooks en el New York Times (“Yo no soy Charlie Hebdo”) que El País publicó en español. El argumento central del columnista es que, la publicación no hubiera sido con buenos ojos tampoco en EU porque habría sido acusada de “incitación al odio”.  Dice Brooks que a los periodistas del semanario “se les aclama ahora justamente como mártires de la libertad de expresión, pero seamos francos: si hubiesen intentado publicar su periódico satírico en cualquier campus universitario estadounidense durante las dos últimas décadas, no habría durado ni treinta segundos. Los grupos de estudiantes y docentes los habrían acusado de incitación al odio. La Administración les habría retirado toda financiación y habría ordenado su cierre.“

Y el otro posicionamiento fue el de Víctor Lapuente, también publicado en El País el 10 de enero donde duda “No sé si soy Charlie Hebdo”.
Subraya Víctor, quien es profesor en el Instituto para la Calidad de Gobierno de la Universidad de Gotemburgo que la discusión se ha dividido en dos bloques irreconciliables. Los “Yo soy...“ que defienden una libertad de expresión sin límites, el derecho a ofender a todo tipo de religión o grupo humano. Y los “Yo no soy.. Charlie Hebdo”, para quienes la coexistencia pacífica en el mundo moderno requiere impedir las expresiones “ofensivas” mediante leyes antidiscriminación y antidifamación más estrictas.
Agrega que  hoy  “podríamos establecer unos límites perfectos a la libertad de expresión. Unos límites que permitieran la sátira, la mofa, pero que filtraran los desagravios que pudieran directamente incitar a la violencia.“
Sin embargo –agrega–tenemos una tercera alternativa: institucionalizar límites, pero no legales, sino profesionales. Límites no fundamentados en normas jurídicas, sino en los códigos éticos de los profesionales; en este caso, de los periodistas.
Me gusta ese posicionamiento y lo comparto: institucionalizar los límites. Y en efecto, cada quien es responsable de lo que publica.
De entrada todos repudiamos la acción terrorista, perpetrada por extremistas musulmanes, pero debemos decir también que el tipo de tipo de contenidos que publicaba el semanario francés no eran “completamente pertinentes”, para la actualidad geopolítica que vive el mundo hoy.
¿Hay limites a la libertad de expresión?
Si, sobretodo en estos temas de religión tan delicados. Creo que no se debe injuriar o difamar a una persona o institución sin razón.
Ahora bien, este asunto de lo que ocurrió el martes 7 en París es añejo. Se veía venir, pero nunca me imagine que a ese nivel.
Ocurrió hace 10 años.
Hace casi 10 años, el 30 de septiembre de 2005 para ser más precisos, el diario danés Jyllands Posten, (( un periódico que constantemente reflexiona sobre el uso de la sátira como respuesta de una civilización sana ante la barbarie ) publicó doce dibujos del profeta Mahoma que provocaron conmoción e ira de los musulmanes de varios países del mundo debido a que la publicación es considerada un sacrilegio, un insulto a su fe.
Recuerdo que en uno de los dibujos aparecía el profeta vistiendo un turbante con forma de bomba con una mecha encendida.
Las 12 caricaturas de Mahoma fueron publicadas originalmente por 'Jyllands-Posten'), y reproducidas por el noruego 'Magazinet'. Después, algunos otros medios europeos repitieron las caricaturas en solidaridad con el periódico danés, pero algunos como el diario frances France Soir -primero en Francia en reproducir los dibujos- fue provocador al decir: "Sí, tenemos derecho a caricaturizar a Dios". (a Ala)
Como era de esperarse, ello suscitó además de enérgicas protestas un debate entre los limites entre libertad de expresión y el respeto religioso.
EU por ejemplo criticó entonces con llamativa firmeza la difusión de los "hirientes" dibujos, Kurtis Cooper, un portavoz del Departamento de Estado, dijo que aunque "todos reconocemos plenamente y respetamos la libertad de prensa y de expresión,...incitar los odios religiosos o étnicos de esta manera no es aceptable. Nosotros instamos a la tolerancia y al respeto de todas las comunidades y sus creencias y prácticas religiosas".
Y en ese sentido varios medios norteamericanos optaron por NO reproducir las controvertidas dibujos,
Pero en aquel entonces –finales de febrero de 2006–Charlie Hebdo publicó un manifiesto con el título “Juntos. Haciendo frente a un nuevo totalitarismo”. Y lo firmó Salman Rushdie, Philippe Val, Ayaan Hirsi Ali, el danés Mehdi Mozaffari y varios intelectuales procedentes de diferentes sectores del espectro político, que se unieron en su defensa de la libertad de expresión.
Dice Flemming Rose, en El País 11 de enero, que el manifiesto contra el totalitarismo concluía: “Nos negamos a renunciar a nuestro espíritu crítico por miedo a ser acusados de “islamófobos”.
“Defendemos la libertad de expresión como un derecho universal, para que el espíritu crítico pueda darse en todos los continentes, alzarse frente a cualquier maltrato o dogma. Apelamos a los demócratas y a los espíritus libres de todos los continentes para que nuestro siglo sea el de la luz y no el de la oscuridad”.
Y fue Charlie Hebdo fue quizá el único medio de comunicación europeo que, a pesar de las amenazas y a un atentado incendiario, insistió en el derecho a continuar burlándose de todas las religiones, incluyendo al papa Benedicto XVI y últimamente a Francisco.
En lo personal creo en la libertad de publicar todo, pero hay límites como dije arriba.
Pero tema no se agota y dará para mucho.
Y este inter ocurrió los siguiente.
Una publicación jesuita se solidarizó y después sin dar explicación retiró un texto de la circulación que tiene que ver con el tema.
Fue de llamar la atención la publicación –y retiro de la circulación horas después– del posicionamiento solidario de la revista Jesuita Revue Etudes que reprodujo las viñetas de Charlie Hebdo, publicado un articulo: “Nosotros somos Charlie“.
Tras lamentar la masacre a los caricaturistas los jesuitas en Francia –a la que se sumaron los peruanos–alentaron a sus lectores a tomar con “humor” las publicaciones blasfemas difundidas por el semanario francés.
En el artículo, los jesuitas señalaron que “hemos decidido poner en línea un par de caricaturas de Charlie Hebdo que se relacionan con el catolicismo. Es un signo de fuerza para ser capaz de reírse de algunos rasgos de la institución a la que pertenecemos, porque es una manera de decir que lo que valoramos está más allá de las formas siempre transitorias e imperfectas”.
Y agregaron que  “el humor en la fe es un buen antídoto contra el fanatismo y el espíritu de seriedad tienden a tomar todo literalmente”. El texto era acompañado de caricaturas que caracterizaba de homosexual a Benedicto XVI, se burlaban de Jesús en la Cruz y presentaban a Jorge Mario Bergoglio vestido como una prostituta en Brasil.
Pero la publicación estuvo sólo unas horas en el sitio web ya que fue eliminado ante las ola de protestas de la comunidad católica.
Este era uno de los sitios donde se podía leer el texto y algunas viñetas incluso ridiculizando al papa https://www.facebook.com/jesuitasperu/posts/10153033909438615
Entre las caricaturas reproducidas por la revista Etude figura una que muestra a Benedicto XVI inmediatamente después de su renuncia al pontificado, manifestando un supuesto amorío homosexual con un guardia suizo y diciendo “por fin libre”.
En la segunda caricatura se observa a Jesús crucificado enojado, reclamando que lo saquen de la Cruz para que pueda votar en el Cónclave de 2013, bajo el titular “Otra elección falsificada”.
Un tercer dibujo presenta al papa Francisco vestido como una prostituta de carnaval, con el texto "dispuesto a todo para conseguir clientes" bajo el titular "el Papa en Rio".
Reacciones
Y como era de esperarse, las publicaciones de los jesuitas en Francia y en Perú encontraron numerosas críticas entre los católicos del mundo como respuestas a sus publicaciones, entre quienes siguen su página en red social Facebook.
Hasta este momento no hubo comunicado oficial en Roma, pero seguramente en voz baja fue de repudio, y por eso el retiro de la publicación..
A la Santa Sede no le gusta que ridiculicen a su líder religioso.
Se molestó cuando, hace unos meses, un grupo colectivo gay de la Universidad de Milán, manipularon la imagen de Benedicto XVI para promocionar un festival cinematográfico sobre homosexualidad y religión. (Véase La imagen distorsionada del papa Benedicto XVI/ en La Silla Rota 2 de noviembre de 2013).
Aquella foto retocada digitalmente exhibió al papa emérito Joseph Ratzinger maquillado de forma femenina, con las mejillas color fucsia, los ojos pintados con sombra verde, las cejas arqueadas, las pestañas y los labios pintados de forma muy llamativa. Y la imagen manipulada fue publicada por el periódico “Corriere della Sera” en la edición del lunes 18 de noviembre de 2013 y generó una enorme polémica, pues fue considerado como un acto irreverente que ofende a los católicos de Italia y del mundo entero. No debemos de olvidar que hay en el mundo una gran parte de la población profesa la fe católica y les agravia estos actos publicitarios, venga de donde vengan.
Reunión del papa con líderes religiosos, y en su discurso dejo claro el respeto a todas las creencias religiosa
Al concluir el primer día de su visita apostólica a Sri Lanka, Francisco se reunió con los líderes de las comunidades religiosas más grandes del país -el budismo, el hinduismo, el islam y el cristianismo-, y les aseguró que “la Iglesia Católica desea cooperar con ustedes” para buscar “la prosperidad de todos los ciudadanos”.
Pero la nota fue que Francisco sorprendió a todos vistiendo una “khata”, el tradicional chal dorado de la cultura budista tibetana, cuyo significado encierra un mensaje de pureza y compasión.
El papa jesuita ciñó a sus hombros la khata, confeccionada en seda, fue un obsequio de la comunidad budista y es considerado una prenda muy especial en el país. .
En el evento interreligioso participaron mil personas, entre ellos 600 monjes budistas.
El papa  exhortó a los líderes religiosos a “exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan”.
Dijo el jesuita:
 “Por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra. Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan“.
Un día después, e Francisco nos volvió a sorprender, y debido a un ajuste en su agenda, decidió ir a visitar el templo budista de Mahabodhi, en Colombo, en donde vive el monje Bangala Upatissa, con quien se encontró durante el encuentro interreligioso.
No es la primera vez que un papa visita un lugar de culto budista, en 1984 Juan Pablo II lo hizo durante el viaje a Thailandia, pero la nota es que lo hizo fuera de agenda.

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