10 dic 2017

Los nuevos gigantes entre los medios de la 'era Trump'

Los nuevos gigantes entre los medios de la 'era Trump'
PABLO PARDO Washington, 11 DIC. 2017 
El presidente de EEUU, Donald Trump, con un ejemplar de la revista 'Time'.
El presidente de EEUU impone un nuevo marco regulatorio a las compañías del sector de la comunicación, al tiempo que internet cuestiona el modelo de negocio tradicional pero sin generar alternativas

Las empresas que dan empleo a "la gente más deshonesta de Estados Unidos", como Donald Trump suele llamar a los periodistas, están viviendo una transformación en ese país. Es una consolidación en masa, a medida que internet cuestiona el modelo de negocio pero sin generar alternativas y el Gobierno de Donald Trump impone un nuevo marco regulatorio que favorece a las empresas que le son afines y a las distribuidoras de contenidos -como las telefónicas- en detrimento de las creadoras de noticias y entretenimiento. El mejor ejemplo ha llegado recientemente, con el anuncio de la compra de Time Inc. -dueña de más de 100 revistas, entre ellas Time, Fortune y Sports Illustrated- por el grupo de televisión local y prensa especializada Meredith por 2.800 millones de dólares (unos 2.300 millones de euros). Así, el gigante neoyorquino que inventó el semanario moderno cuando Britton Haden y Henry Luce fundaron la revista Time en 1923, pasa a pertenecer a una empresa de Iowa que cuenta con una quincena de televisiones locales y publicaciones como las revistas Shape y Parenting, dedicadas, respectivamente, a la salud de la mujer y a los padres de niños pequeños. 

Es un signo de por dónde va el mercado. Los medios generalistas están cayendo en manos de empresas con publicaciones con nichos muy concretos y televisiones locales, y gigantes del cable y la telefonía móvil que controlan la distribución de contenidos. La operación también supone la entrada en los medios de un actor nuevo: Koch Equity Development (KED), el fondo de private equity de los hermanos David y Charles Koch, dos multimillonarios con un patrimonio conjunto estimado de 96.000 millones de dólares (81.000 millones de euros), que son los principales financiadores del Partido Republicano. KED aporta 650 millones de dólares a Meredith, y a cambio recibirá acciones preferentes que le darán un fantástico interés del 8,5% anual, aunque sin representación en el consejo de administración. Concentración de la publicidadPero la debilidad de la prensa generalista en EEUU no se circunscribe a los medios tradicionales. La concentración de la publicidad online -Google y Facebook tienen el 60% del mercado, y su cuota sigue creciendo- está pulverizando las páginas web generalistas, que no transforman sus audiencias en ingresos. La archifamosa BuzzFeed, que ha abierto hace poco una sede en España, no va a llegar este año a los 300 millones de dólares (253 millones de euros) de facturación, frente a los 350 presupuestados, por lo que va a despedir al 8% de la plantilla. Vice Media tampoco va a alcanzar los 800 millones de ingresos previstos. Y Mashable ha sido vendida a la empresa de contenidos onlineZiff Davis por 50 millones de dólares. Es una cifra que, aunque es respetable, apenas supone el 20% de la valoración que le habían dado sus accionistas en su última ronda de inversores, el año pasado. Hay otro factor que refuerza la concentración: el cambio de la regulación. La Comisión Federal de las Comunicaciones (FCC) va a levantar la prohibición de que la misma empresa tenga una radio, una televisión, y un periódico en el mismo mercado, y va a cambiar el sistema que emplea para medir la cuota de mercado en televisión. Con ese segundo cambio, Sinclair podrá hacerse sin problemas con el control de Tribune, una de las mayores compañías de periódicos y televisión local de EEUU. Sinclair es la mayor empresa de televisión de todo Estados Unidos por número de estaciones, pero nunca se habla de ella porque sus televisiones son todas locales.Sin embargo, su influencia es enorme, sobre todo políticamente. Sinclair es una compañía de orientación conservadora que no para de crecer. Lo cual lleva a otra cuestión: ¿está el Gobierno de Donald Trump cambiando la regulación de la competencia para favorecer a empresas afines? Eso parece indicar el recurso del Departamento de Comercio contra la adquisición por la segunda telefónica del país, AT&T, del gigante de la televisión Time Warner, por 108.700 millones de dólares (casi 92.000 millones de euros). El objetivo de la compra es una integración vertical, es decir, combinar la creación de contenidos de Time Warner con la red de distribución de AT&T. La empresa resultante no tendría posición dominante en ningún mercado. Pero Time Warner tiene entre sus activos a la famosa cadena de noticias CNN, muy crítica con Trump. Y, de hecho, el recurso del Departamento de Comercio contra la fusión exige que CNN se quede fuera de la operación. Es una demanda sin precedentes en la historia reciente de la televisión estadounidense. Claro que Trump ya ha dicho que, si por él fuera, revocaría la licencia de emisión de NBC simplemente porque no le es favorable. La adquisición de Time Warner por AT&T es una fórmula que están persiguiendo las telefónicas estadounidenses, que tratan de compensar el estancamiento de los ingresos tras el boom de la telefonía móvil con la oferta de contenidos a sus clientes -algo similar ocurre en España con Movistar, por ejemplo-. La número uno del sector, Verizon, ya ha hecho eso con la adquisición del portal de internet Yahoo!, la empresa de medios The Huffingon Post, y un acuerdo para la retransmisión a teléfonos móviles de partidos de fútbol americano. Verizon quiere continuar por esa senda, y ha pujado por el estudio Twenty-First Century Fox, que Rupert Murdoch, a sus 86 años, quiere vender. Otras que han expresado interés en ese estudio han sido Disney -que se está viendo tocada por la migración de audiencias a internet-, y Comcast. Y la primacía de los distribuidores sobre los productores de contenido va a dispararse próximamente, cuando la FCC termine con la neutralidad en la Red y permita a los distribuidores -como Comcast, AT&T y Verizon- cobrar precios diferentes a cada productor de contenidos -como Disney, NBC o Twenty-First Century Fox- para distribuir sus creaciones online.

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