26 ene 2014

José Emilio Pacheco, In Memorian




Morir en la raya. José Emilio Pacheco (1939-2014), In Memoriam/Fredd Alvarez Palafox
 Publicado en la Otra Opinión, y en la revista Letra Franca, 27 de enero de 2014
. No tenemos raíces en la tierra.
No estaremos en ella para siempre:
 sólo un instante breve...."José Emilio Pacheco
 El escritor, narrador, ensayista, periodista  cultural y poeta mexicano, José Emilio Pacheco murió la tarde-noche de este domingo 26 de enero de 2014. Tenía 74 años de edad; el motivo del deceso un paro cardiorrespiratorio que sufrió en Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán, donde había sido internado un día antes por una caída; Laura Emilia -su hija- comentó a los medios que su padre "se fue tranquilo, en paz, murió en la raya como él hubiera querido”.  
Con enorme pesar- dijo en medio del llanto-, tengo que decirles que mi padre falleció hace unos 20 minutos. Se fue muy tranquilo, se fue en paz, murió en la raya, como él hubiera querido. El viernes terminó de escribir su Inventario, un Inventario que escribió para un amigo querido, que era Juan Gelman. Hizo creación todas las noches. Se acostó a dormir y ya no despertó.
Al recibir la noticia por las redes sociales no lo creí, y debo decir que justo en ese momento estaba leyendo su última colaboración para la revista Proceso donde escribió sobre su amigo Juan Gelman y se lo dedicó a Gabriel Zaid “en sus 80, con 50 años de afecto…”
Lo coloqué en mi bitácora personal pasadas las 18 horas.
http://fredalvarez.blogspot.mx/2014/01/la-travesia-de-juan-gelman.html#more
¡Increíble!
La reacciones fueron varias su deceso se volvió trending topic en Twitter.
"Me duele enormemente", dijo Enrique Krauze, "Era el mayor humanista literario de México. Cultivó con delicadeza, profundidad y gracia todos los géneros. Fue un gran constructor de nuestro periodismo cultural", y "En lo personal, he perdido a un viejo y entrañable amigo".
“La vida se va volviendo una lenta, continua despedida”, escribió en su cuenta de Twitter.
"Su muerte me causa horror", dijo Elena Poniatowska, y subrayó: "es una tragedia para todo México".
La poeta Myriam Moscona, comentó "Estoy muy triste. En pocos meses han muerto Juan Gelman, José Emilio Pacheco y Álvaro Mutis, toda una biblioteca del mundo. Por Gelman se decretaron en Argentina tres días de luto, ¿qué van a hacer en México?".
Me quedó con la pregunta de Myriam; ¿que hará el gobierno mexicano cuando se va uno de sus mejores poetas?
No creo que nada me sobreviva.
Al día siguiente de mi muerte,
nadie volverá a acordarse de mí..." dijo una vez.
¿Quién fue este hombre del que todos lamentamos su pronta partida?
Decía que ojalá la gente "supiese de literatura y de poesía tan sólo el uno por ciento de lo que sabe de futbol". "No me considero para nada un clásico sino alguien que a esta edad sigue aprendiendo", dijo al recibir en El Colegio de México, el Premio Alfonso Reyes por su trayectoria literaria y su aportación a las humanidades en octubre de 2011. Y agregó "Agradezco el diploma pero estoy ávido de abrir el sobre, ver si son los 80 millones del 'Chicharito'", bromeó.
Estudió las licenciaturas de Derecho y Letras en la UNAM; fue profesor tanto en su alma mater como de muchas universidades del extranjero, la Maryland (College Park), de Essex, así como en otras universidades de Estados Unidos, Canadá, y Reino Unido.
Fue investigador del Centro de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Brilló desde muy joven en el panorama cultural mexicano, gracias a su dominio de las formas clásicas  y modernas y al enfoque universal de su poesía.
Además de poeta y prosista se consagró como traductor, trabajando como director y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales.
Amigo de sus amigos; entre ellos Octavio Paz, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Vargas Llosa, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, a Max Aub, a Jorge Luis Borges, y un largo etcétera.
-¿Es verdad que usted no quiso conocer a Pablo Neruda?-, le pregunta Pablo Ordaz en una entrevista  para l periódico El País.
Respondió: -“Sí, porque yo qué le iba a decir a Neruda, prefería leerlo. Me dijeron: esta noche va a estar aquí Neruda (supongo que rodeado de otras 800 personas). Y qué le iba a decir yo: buenas noches, señor Neruda, me gustan muchos sus poemas...”
-Neruda, Cernuda, Aleixandre... Los conoció a todos...-, inquiere el reportero.
-“Los conocí a todos por cuestiones de edad. Sobre todo a la gente de los sesenta. La influencia de la literatura española en México fue muy grande. Hay que tener en cuenta que el exilio fue una catástrofe humana, pero a la vez una bendición cultural y de intercambio. Yo nazco en el 1939, y por tanto toda mi vida pasa al lado del exilio. Hay dos escritores que tuvieron mucha importancia en México: Max Aub y Vicente Aleixandre...” de la que tuvo mucha influencia.
Su relación con Vargas Llosa.
Era octubre de 1962, Vargas Losa tenía 27 años y vino a México enviado por la radio francesa para cubrir la visita de Estado que Charles de Gaulle hizo a México. Por lo que el peruano  permaneció en nuestro país 13 días, en cuyo transcurso trabó una amistad con Cristina y José Emilio Pacheco, entonces  de 21 y 23 años de edad:  " Un día fui a comer con los Pacheco, con José Emilio y con su mujer, Cristina. Qué bonita muchacha, ¿verdad? ¡Qué dulce! Y allí estaban los dos, muy jóvenes, y en medio esa cosa pequeñita que reclamaba atención y pedía esto y lo otro, y entre los tres había una complicidad, una unión que me hizo sentir viejo, viejo y solo…"  (Proceso; # 1771, 10 de octubre de 2010)
–¿Cuándo empezó la amistad con Vargas Llosa?-, le pregunta de la revista Proceso.
Respondió
–Me disgusta el género "Picasso y yo", "Neruda y yo" en el que alguien trata de engrandecerse a la sombra del personaje célebre. Respondo en nombre de nuestra amistad y de la relación con Proceso, pero sobre todo porque esta conversación se refiere a aspectos de Vargas Llosa que no todos conocen.
"Por mi trabajo como jefe de redacción de La Cultura en México tenía relación con el crítico y traductor Claude Couffon, del que Fernando Benítez, Vicente Rojo y yo habíamos publicado algunos de sus trabajos sobre el asesinato de García Lorca. Yo acababa de cumplir 23 años y me sentía excedido por esa responsabilidad. Cuando menos no me aproveché del cargo y nunca le pedí a Couffon ni a nadie que me tradujera y promoviese.
"En octubre de 1962, Couffon le dio una tarjeta para mí a un joven peruano, Mario Vargas (aún sin el segundo apellido) que trabajaba en Radio Francia y había venido para una exposición en el Auditorio. Logré que algunos escritores de la época se reunieran a fin de que, como pedía Couffon, Vargas los entrevistara.
"El joven Mario me cayó muy bien. Lo invité a mi casa y lo llevé a recorridos por el México solar y por la ciudad nocturna que hoy serían imposibles de hacer sin riesgo de la vida. Le encantaron los más sórdidos cabarets mexicanos. Vio en ellos una cultura popular que llegaba hasta Panamá sin mayores cambios.”
Sus premios:
Entre sus galardones se cuentan: Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de Periodismo Literario, el de Ciencias y Artes; el Xavier Villaurrutia, Premio Magda Donato, Premio José Asunción Silva en 1996,el Premio Octavio Paz  en el año 2003, el Premio Federico García Lorca 2005, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2004, el Premio Alfonso Reyes por El Colegio de México en 2011,  y a XVIII edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2009 y el Premio Cervantes en 2009.
Sus actividades literarias comenzaron en la revista Medio Siglo y posteriormente dirigió al lado de Carlos Monsiváis el suplemento de la revista Estaciones.
Fungió en el cargo de secretario de redacción de la Revista de la Universidad, así como de México en la Cultura, del diario Novedades. También trabajó como jefe de redacción de La Cultura en México, suplemento de Siempre!.
De su obra poética se destacan: “Los elementos de la noche”, “El reposo del fuego”, “No me preguntes cómo pasa el tiempo”, “Irás y no volverás”, “Islas a la deriva”, “Desde entonces” “Trabajos en el mar” y “El silencio de la luna”, poemas.
Fue nombrado miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua en mayo de 2006 y del Seminario de Cultura Mexicana.
Un abrazo solidario a Cristina, su compañera, a sus familiares y amigos. Y a los miles que no millones (lástima) de lectores.
Hoy hay reunión en El Limbo.
..Dios no fincó su hogar en parte alguna.
Solo, en el fondo de su cielo hueco,
está Dios inventando la palabra.
¿Alguien lo vio en la tierra?..."
(Quizá José Emilio lo vea en el cielo...
¿O, en El Limbo?)
Comparto las siguientes fragmentos de su obra poética:
"...Dios no fincó su hogar en parte alguna.
Solo, en el fondo de su cielo hueco,
está Dios inventando la palabra.
¿Alguien lo vio en la tierra?..."
(Quizá José Emilio lo vea en el cielo...
¿O. en El Limbo?)
**
"..Ahora entiendo este misterio,
este enigma: el poder
y la gloria no son nada:
con el jade y el oro bajaremos
al lugar de los muertos...
**
"Todo está muerto
En esta cueva ni siquiera vive la muerte..."
**
"... No quiero nada para mí:
sólo anhelo
lo posible imposible:
un mundo sin víctimas.
Cómo lograrlo no está en mi poder...
**
"..Soy y no soy aquel que te ha esperado
en el parque desierto una mañana..."
**
 “No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.
A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.
Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido."
*
“Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía
A mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo
La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida.
**
 “Mar eterno
Digamos que no tiene comienzo el mar
Empieza donde lo hallas por vez primera
y te sale al encuentro por todas partes.”
**
Tarde o temprano

                                               Homenaje a Nezahualcoyotl *
I
No tenemos raíces en la tierra.
No estaremos en ella para siempre:
       sólo un instante breve.
También se quiebra el jade
       y rompe el oro
y hasta el plumaje de quetzal se desgarra.
No tendremos la vida para siempre:
       sólo un instante breve.

II
En el libro del mundo Dios escribe
con flores a los hombres
       y con cantos
les da luz y tinieblas.
Después los va borrando:
       guerreros, príncipes,
con tinta negra los revierte a la sombra
No somos reyes:
somos figuras en un libro de estampas.
III
Dios no fincó su hogar en parte alguna.
Solo, en el fondo de su cielo hueco,
está Dios inventando la palabra.
¿Alguien lo vio en la tierra?
Aquí se hastía,
no es amigo de nadie.
Todos llegamos al lugar del misterio.

IV
De cuatro en cuatro nos iremos muriendo
       aquí sobre la tierra.
Somos como pinturas que se borran,
       flores secas, plumajes apagados.
Ahora entiendo este misterio, este enigma:
el poder y la gloria no son nada:
con el jade y el oro bajaremos
       al lugar de los muertos.
De lo que ven mis ojos desde el trono
no quedará ni el polvo en esta tierra.
* A partir de las traducciones de Ángel María Garibay
   y Miguel León  Portilla.

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