13 abr 2021

La realidad y el deseo

La realidad y el deseo

Este año, abril ha llegado cargado de contradicciones, las que nos invaden desde ya hace un año, desde que se desató la pandemia

JULIO LLAMAZARES/

El País, 09 ABR 2021


Dos mujeres junto a los almendros en flor en el parque Quinta de los Molinos de Madrid.JAIME VILLANUEVA

“Abril es el mes más cruel: / engendra lilas de la tierra muerta, / mezclando la realidad y el deseo, / despertando yertas raíces con lluvias de primavera...”. Estos versos de La tierra baldía, del poeta estadounidense T. S. Eliot, regresan a mi memoria cada vez que llega este mes que trastorna la naturaleza y con ella a todos los hombres, que despertamos de la postración del frío: “El invierno nos mantuvo cálidos, cubriendo / la tierra con nieve olvidadiza, nutriendo / una pequeña vida con tubérculos secos…”.

Cerca de donde yo vivo está la casa en la que otro poeta, el español Luis Cernuda, escribió La realidad y el deseo, los dos extremos de la condición humana, que en abril se confunden, según el verso de Eliot, más que en cualquier otra época. La primavera, la estación de las flores y de las hojas nuevas, la de las raíces que renacen con el calor y las lluvias después de meses amortecidas por las heladas, produce el mismo efecto sobre las personas, y eso se nota como lo notaron Eliot y Luis Cernuda, que lo dejaron dicho en sus versos, esos versos que ya nos pertenecen aunque no los hayamos leído. “¿Cuáles son las raíces que arraigan, qué ramas crecen / en estos pétreos desperdicios? Oh, hijo del hombre, / no puedes decirlo ni adivinarlo; tú solo conoces / un montón de imágenes rotas, donde el sol bate, / y el árbol muerto no cobija, el grito no consuela / y la piedra seca no da agua rumorosa. Solo / hay sombra bajo esta roca roja (ven a cobijarte bajo esta sombra roja)…”, escribió el primero, mientras que el segundo le respondió desde este lado del mar: “Una hoguera transforma en ceniza recuerdos / Noches como una sola estrella / Sangre extraviada por las venas un día / Furia color de amor (…) / Lejos canta el oeste, / aquel oeste que las manos antaño / creyeron apresar como el aire a la luna…”.

Este año, abril ha llegado cargado de contradicciones, las que nos invaden desde ya hace un año, desde que se desató la pandemia que ha paralizado el mundo, y que se acentúan ahora ante la posibilidad de que acabe pronto merced a las vacunas, que se están extendiendo a toda la población del planeta. La realidad y el deseo, pues, se funden este abril doblemente confundiéndonos a todos, tanto a los que desconfían de que el verano será normal por fin como a quienes esperan que su deseo esta vez se haga real no solo en sus sentimientos, sino en la vida misma. La primavera, este año más que nunca, se presenta confusa y llena de claroscuros no solo para cada uno de nosotros, sino para la humanidad entera, que asiste con esperanza, pero también con temor, a lo que está ocurriendo en el mundo y que trasciende a las miserias puntuales de la política y la actualidad, esas miserias que ocupan a tanta gente, que desconoce que la realidad es otra, esa que no coincide con el deseo, pero que aspira a poder hacerlo algún día. Lo escribió Cernuda en su testamento, que no es otro que su poesía: “Bajo la noche el mundo silencioso naufraga / Bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden / Solo esas sombras blancas, oh, blancas, sí, tan blancas (…) La noche, la noche deslumbrante / que junto a las esquinas retuerce sus caderas / aguardando quién sabe / como yo, como todos…”.

Precisiones de Antonio Rivero Taravillo, biografo de Cernuda, tomada de su Faceook...

DOS PRECISIONES SOBRE CERNUDA

El País trae hoy dos menciones a Luis Cernuda. Una es un error, que pasa por dato cierto. La otra parece ser un error, pero no lo es y tiene su explicación. Brevemente, la primera: Julio Llamazares cita los famosos versos iniciales de “The Waste Land” y da de ellos una traducción (¿de quién, suya?) que es en general ajustada pero encierra una pifia que ha hecho dudar hasta a un lector más que habitual de Eliot y, sobre todo, de Cernuda como yo. Lo que se mezcla en el verso de Eliot (en la versión impresa aparece tres veces mal como Elliot, aunque esto se ha corregido en la edición digital) no es “la realidad y el deseo”, como cita mal Llamazares, sino “la memoria y el deseo” (“memory and desire”). Aparte de que no tiene nada que ver esto con el original, aceptar la traducción que él da entrañaría otorgar una influencia del angloamericano en el español que, existiendo en algunos otros aspectos, aquí se mostraría como de completa dependencia textual. Cernuda no tomó el título “La realidad y el deseo(primera edición, 1936) de “The Waste Land” (1922), aunque esto sirva para el artículo de Llamazares (quien también se equivoca al decir que es vecino de la casa en la que Cernuda escribió su "La realidad y el deseo" por la sencilla razón de que en ese piso de la calle Viriato de Madrid el sevillano no escribió ni la décima parte de una poesía reunida que con ese título general recoge un buen puñado de libros escritos en Sevilla, Toulouse, Valencia, Londres, Glasgow, Cambridge, South Hadley, Los Ángeles, Ciudad de México y, sí, también Madrid).

Por otro lado, en su artículo sobre la actualidad de Hölderlin en diversas publicaciones, Luis Fernando Moreno Claros se refiere a quien tradujo poemas del romántico alemán con Cernuda como Jean Gebser. Como cualquier conocedor del autor de “La realidad y el deseo” habrá recordado, su colaborador en aquellas versiones aparecidas en Cruz y Raya posteriormente reproducidas en libro exento por Bergamín se llamaba Hans, Hans Gebser (como evoca Cernuda en “Historial de un libro”). Cuando publiqué la biografía de Cernuda era escasa la información disponible sobre este prusiano que luego se hizo suizo, momento en el que pasó de llamarse Hans a atender al nombre de Jean (y en España también fue rebautizado como Juan). Sin embargo, le dediqué dos páginas del tomo primero. José Rafael Hernández Arias publicó luego en 2011 una más completa nota biográfica sobre él para acompañar la publicación de la obra de Gebser “Origen y presente” en Atalanta. Quizá Moreno Claros podría haber señalado que el nombre con el que consta la autoría de esas versiones de Hölderlin es Hans (luego Jean), pero al menos no es lo suyo un error, como el bastante desafortunado de Llamazares, excusable si es un lapsus, incomprensible si es para hacer depender el título de la obra poética de Cernuda de ese verso de Eliot. Así empieza "The Burial of the Dead", primera parte de "The Waste Land":

April is the cruellest month, breeding

Lilacs out of the dead land, mixing

Memory and desire, stirring

Dull roots with spring rain.

Winter kept us warm, covering

Earth in forgetful snow, feeding

A little life with dried tubers.


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