21 abr 2006

Semana Santa en la tradición indígena


La celebración cristiana sube a la sierra
• La judea de los indígenas coras es el resultado de una mezcla de tradiciones prehispánica y cristiana.
Cada país celebra la Semana Mayor a su modo. En México, en concreto, existen varias maneras de celebrarla y esto depende de la historia de cada región o de la influencia cultural indígena a la que se mezcla la tradición cristina.

Las comunidades indígenas se resistieron a la doctrina cristiana cuando recién llegó a México. Pero con el tiempo, cada sitio adaptó a su manera las celebraciones de Semana Santa, al grado de enriquecerlas. El resultado es una variedad de interpretaciones que cargan al festejo de vistosidad y las convierten en únicas. “Las celebraciones religiosas de las comunidades indígenas de México recogen la herencia europea y le dotan de un sincretismo (sistema que trata de conciliar doctrinas diferentes) particular”, explica el investigador Fred Álvarez.
El experto asegura que, incluso, muchas de estas celebraciones ni siquiera pertenecen a la rama central de catolicismo, sino que practican algunas ramas protestantes que proliferan en varios sitios de difícil acceso. Las prácticas de las 62 comunidades indígenas reconocidas en el país varían entre sí, agrega Fred Álvarez. “Una separación de varios kilómetros entre comunidades, puede hacer que sean totalmente distintas”. Pero las celebraciones tienen en común las danzas tradicionales de cada pueblo, donde los ciudadanos suelen utilizar máscaras ceremoniales.
Entre las prácticas que se realizan en Semana Santa, en la sierra de El Nayar (situado en la frontera de Jalisco, Nayarit y Durango), los coras realizan un ritual donde las autoridades civiles se organizan para su ceremonia.
Ellos recrean la Pasión de Cristo según sus interpretaciones. Los primeros religiosos que llegaron a esta zona con la idea de evangelizar fueron los jesuitas, quienes por mandato papal tuvieron que regresar a España al poco tiempo. Las comunidades, al dejar de recibir la instrucción religiosa oficial, tuvieron que adapatarse, crearon un sistema de mayordomía y adoptaron sus rituales hasta crear lo que llaman “el costumbre”.
En algunos pueblos de esta zona del Occidente del país, los indígenas o mestizos se disfrazan de “judíos”. Se pintan el cuerpo de negro, para correr y gritar durante tres días con sus noches en busca de Jesús; en el camino, confiscan aparatos electrónicos de las casas (radios y televisores), obligan a la gente a besar una iguana muerta y conforman una batalla con espadas de madera. El viernes, gracias al canto de las chachalacas, los judíos capturan al nazareno que estaba escondido en un árbol y mientras se realiza el Vía Crucis, queman chile para que la gente llore. Además de las tradiciones caóticas indígenas, en distintas partes de la República Mexicana también suceden otras celebraciones religiosas más apegadas a los ritos católicos extendidos. En Taxco, Guerrero, por ejemplo, algunos habitantes se laceran en penitencia por sus pecados, en busca de redención, mientras que en San Luis Potosí se realiza la procesión del silencio, donde las cofradías de lugareños desfilan entre grandes imágenes de los últimos momentos de Cristo. También es famosa la Pasión de Iztapalapa, Estado de México, donde acuden cada año cerca de dos millones de personas que realizan este rito desde hace 163 años. La crucifixión se representa en un cerro que por cierto, acaba convertirse en uno de los hallazgos prehispánicos más importantes de los últimos años.
Agencia EFE; 12 de abril, publicado en El Informador de Guadalajara,La Vanguardia,de Coahuila.

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