18 sept 2006

Precisiones de Montaner

Mi defensa contra la difamación/Carlos Alberto Montaner

Publicado en El Nuevo Herald, 17/09/2006

Madrid -- Odio defenderme. Siempre hay cosas más interesantes que escribir. Esta vez tengo que hacerlo. Injusta e irresponsablemente la gran prensa me ha difamado y ofendido en centenares de medios de comunicación de todo el mundo, junto a otros diez notables periodistas de origen cubano.

El origen (y la culpa) de este ataque contra mi honor es un disparatado reportaje aparecido el 8 de septiembre en la primera página de The Miami Herald y en El Nuevo Herald, con foto incluida, como si hubieran descubierto una peligrosa trama criminal, en el que se nos acusaba de cobrar del gobierno norteamericano por trabajar en programas que emite Radio y TV Martí hacia Cuba, unas emisoras similares a Radio Free Europe, reguladas por las mismas estrictas normas éticas que controlan a La Voz de América.
Debido a la relevancia dada al ultrajante reportaje, mecánicamente, sin detenerse a meditar sobre su mal hilvanado contenido, las principales agencias de prensa y los diarios de casi todo el mundo reprodujeron la tendenciosa información.
Las rectificaciones tardaron pocos días, pero ya nadie se interesó en hacerse eco de ellas. Los dos diarios, The Miami Herald y El Nuevo Herald, me hicieron saber que seguirían publicando regularmente mis columnas semanales. Yo no era culpable de nada. Mi nombre jamás debió figurar en esa información. En realidad, la única supuesta falta que existía era que dos reporteros empleados de la empresa, aparentemente, habían violado una discutible regla interna que tienen algunos medios de comunicación norteamericanos por la que les prohíben cobrar cuando colaboran en medios públicos. Yo no era empleado de ninguno de los dos diarios, y, por lo tanto, si Radio Martí o La Voz de América querían contratar mis servicios para que leyera y comentara mis columnas, era perfectamente legítimo.

Pero Larry Hart, el portavoz del Broadcasting Board of Governors (BBG), que supervisa y regula las emisoras públicas norteamericanas, fue mucho más enfático en unas declaraciones hechas a The Miami Herald y aparecidas el 14 de septiembre: ''Durante décadas, por muchos, muchos años, algunos de los más respetables periodistas en el país han recibido pagos por participar en programas de La Voz de América''. Y luego otro funcionario aclaró en qué consistían esos pagos: "$100 y $150 por sesión a los periodistas invitados a hablar de temas de actualidad cada semana''.

La lista de quienes han recibido pagos por su trabajo de colaboradores de La Voz de América, entre otros centenares de nombres ilustres, incluye a los principales periodistas de Estados Unidos: Hugh Sidey de Time, Haynes Johnson y Helle Dale de The Washington Post, Marquis Childs del St. Louis Dispatch, Tom M. de Frank, del New York Daily News o Georgie Anne Geyer, una prestigiosa columnista sindicada. Incluso, tal vez los dos periodistas más respetados de Estados Unidos en el siglo XX, Edward R. Murrow y Fred Friendly, al final de sus fecundas vidas profesionales dedicaron sus mejores esfuerzos a perfeccionar dos medios clave del periodismo público norteamericano: United State Information Agency (USIS) y Public Broadcasting System (PBS).

En todo caso, esta difamatoria información propagada en la prensa oscurece un hecho esencial: el problema de fondo no es si en Estados Unidos un periodista puede o debe cobrar por trabajar en un medio oficial, sino en la extraordinaria importancia que tiene para los cubanos y para el futuro establecimiento de la democracia que esas transmisiones continúen, que los cubanos puedan tener acceso a una información libre y veraz, que sepan lo que la tiranía les oculta, que entiendan cómo funcionan las sociedades libres.
Cuando cayó el muro de Berlín y las dictaduras comunistas europeas se desplomaron, los corresponsales y colaboradores de Radio Free Europe y Radio Liberty fueron recibidos como héroes en las naciones a las que llegaban todos los días con sus mensajes de libertad y aliento. Eran las voces de la ilusión en medio del horror. Algunos de esos comentaristas no alcanzaron a verlo: al escritor búlgaro Georgi Markov lo hizo asesinar el dictador Todor Zhivkov en las calles de Londres. El tirano rumano Ceaucescu odiaba tanto las transmisiones de esas emisoras que le pagó al asesino Carlos el Chacal para que dinamitara los transmisores situados en Munich. Yo mismo he recibido en mi oficina de Madrid, a fines de los ochenta, una bomba dentro de un libro titulado Una muerte muy dulce, y para que no hubiera duda del mensaje, el ex viceministro cubano Manuel Sánchez Pérez recibió otro paquete idéntico. Poco tiempo antes, tras su deserción, yo lo había entrevistado para Radio Martí.

Tal vez yo no pueda nunca limpiar mi reputación tras esta brutal difamación. Pero, si vivo lo suficiente, algún día me sentiré reivindicado, cuando en las calles de una Habana liberada un cubano me abrace y me diga: ''Gracias: su voz y sus palabras me sirvieron para mantener viva la esperanza''. Eso es lo único que me importa. Para eso vivo.
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Los pagos a periodistas son una práctica común
GERARDO REYES Y JOAQUIM UTSET/El Nuevo Herald WASHINGTON
14/09/2006
El pago a periodistas en Estados Unidos por su participación en medios gubernamentales es una práctica común que se ha venido haciendo con prestigiosas figuras de la prensa nacional e internacional, y no exclusivamente con reporteros cubanoamericanos.

Así lo indicaron a El Nuevo Herald voceros de Broadcasting Board of Governors (BBG), la entidad federal bajo la cual funcionan radioemisoras y estaciones de televisión del gobierno federal, así como varios periodistas estadounidenses que han recibido los pagos.

Larry Hart, el vocero de BBG, lamentó que el periódico The Miami Herald hubiera omitido ese importante aspecto en la información sobre el conflicto de intereses de 10 reporteros de Miami que recibieron pagos de Radio y TV Martí. Dos de estos reporteros y una colaboradora fueron despedidos el jueves de El Nuevo Herald. “Durante décadas, por muchos, muchos años, algunos de los más respetables periodistas en el país han recibido pagos por participar en programas de Voz de las América”, explicó Hart. “El artículo [de The Miami Herald] da la apariencia de que esto es algo que sólo ha hecho Radio o TV Martí, y que ellos están necesariamente pagando para que [los reporteros] digan ciertas cosas o tengan ciertos puntos de vista”.
Joseph D. O'Connell, director de relaciones públicas del Buró Internacional de Transmisiones, explicó que por lo menos cuatro programas de la radioemisora oficial Voice of America (VOA, por sus siglas en inglés) pagan entre $100 y $150 por sesión a periodistas invitados para hablar de temas de actualidad cada semana.

“Yo creo que todos aceptan los pagos y esto se hace desde comienzo de los años ochenta”, afirmó O'Connell. “VOA es como Times Square, o los periodistas vienen aquí o nosotros vamos a donde ellos están. Imagínese en 65 años toda la gente que ha pasado por aquí”, agregó.

VOA fue fundada en 1942.
La nota de primera página en The Miami Herald firmada por Oscar Corral, y a la que contribuyeron otros cuatro reporteros de ese diario, señaló que al menos 10 influyentes periodistas del sur de la Florida, entre ellos dos de El Nuevo Herald, recibieron con regularidad pagos de Radio y TV Martí.

Sin embargo, el artículo no explicó que se trata de una modalidad mucho más amplia y extendida entre otros periodistas de Estados Unidos, tanto en forma habitual como esporádica.
“El artículo del Miami Herald da la impresión de que esto es algo terriblemente malo e inusual”, dijo Hart.

Ante las afirmaciones de que ésta es una práctica común, Tom Fiedler, el director ejecutivo de The Miami Herald, explicó ayer que ello no justifica los pagos.
“Es contrario para la mayoría de los periodistas aceptar dinero o cualquier cosa de valor del gobierno aunque haya instancias en las que esto ha ocurrido”, afirmó Fiedler. “A cualquier periodista que lo haya hecho se le debe pedir una explicación pública”, agregó.
En cuanto al artículo, Fiedler respondió que el objetivo del mismo era Radio y TV Martí, no VOA.
Los reporteros de El Nuevo Herald Pablo Alfonso y Wilfredo Cancio, quienes cubrían temas de Cuba, fueron despedidos el pasado jueves luego de que sus superiores consideraron que habían violado el código de ética de la empresa, el cual prohíbe recibir dineros o dádivas de fuentes gubernamentales.
Alfonso, columnista del diario en español, colaboraba regularmente con programas de Radio y TV Martí, mientras que Cancio intervenía en un programa semana de Radio Martí. La colaboradora de El Nuevo Herald Olga Connor también fue desvinculada del periódico.
Según la publicación, desde el 2001, Alfonso recibió $175,000 y Cancio $15,000.
Hart citó como ejemplos de periodistas que han recibido pagos por su participación, en forma habitual o intermitente, en programas de VOA, a Tom M. DeFrank, el jefe de la oficina en Washington del New York Daily News; Georgie Anne Geyer, columnista sindicada que publica en 120 periódicos; David Lightman, jefe del buró en Washington del periódico Hartford Courant de Connecticut y Helle Dale, ex directora de las páginas de opiniones de The Washington Times.
“Yo no veo nada malo en eso, consideraría un insulto que me dijeran que por recibir $100, cambio mi manera de pensar”, dijo Geyer. “La clave está en que los jefes lo sepan” agregó.
Por su parte, DeFrank reconoció que desde hace más de un década ha estado participando en programas de VOA.
“No veo un conflicto, Voice of America no tiene el control editorial de este programa, lo único que hace es emitirlo al mundo”, expresó DeFrank.
“Los pagos son una minucia... me gusta hacer el programa, lo del pago es sólo una banalidad”.
Lightman aseguró que su participación en los programas de VOA no acarrea un conflicto de intereses.
“No cubro el Departamento de Estado ni el Pentágono ni ninguna agencia gubernamental”, indicó Lightman, quien participa ocasionalmente en el programa dominical Issues in the news. “Segundo, me pagan muy poco, y lo que me pagan es por que soy un profesional y me remuneran por mi tiempo. En general, no cubro los temas de los que hablamos”.
La página digital de VOA describe Issues in the News (Temas en las noticias) como un programa en el que “tres prominentes periodistas de Washington de medios de comunicación impresos, agencias y audiovisuales discuten las principales historias de la semana en el mundo y el país”.
También reciben pagos los periodistas que participan en el programa Press Conference USA (Conferencia de prensa Estados Unidos), Encounter (Encuentro) y Talk to America (Habla con América), explicó O'Connell.
“Lo hacemos [los pagos] porque consideramos que los periodistas son profesionales que enriquecen nuestros programas”, explicó O'Connell. “Y ellos pueden comentar lo que quieran, si alguien trata de decirles lo que tienen que decir o lo que no deben decir los invitados, desaparece, esa persona no podrá repetir eso porque se va de aquí”, agregó.
A raíz de la publicación de The Miami Herald, el columnista del diario The New York Sun, Josh Gerstein, citó a otro colaborador habitual de VOA quien recibe pagos como moderador de Issues in the News. Se trata de Martin Schram, columnista de Scripps Howard.
Schram admitió a Gerstein que para él ha sido un dilema interno el tema de trabajar para el gobierno.
“Yo, y creo que otros periodistas que han hecho este programa durante 40 ó 30 años, se han planteado la misma cosa”, afirmó Schram.
Schram comentó a Gerstein que, de ordinario, dona el dinero a asociaciones de caridad, pero que no sería realista esperar que reporteros con experiencia aparezcan gratuitamente en el programa, semana tras semana.
Sin embargo, Schram marcó una diferencia entre VOA y Radio Martí, argumentando que la emisora dirigida a Cuba “tiene como propósito final sacar a Castro, y son muy ideológicos y ellos lo han reconocido. Nunca trabajaría para ellos”.
Antes de la fundación de Radio Martí en 1985, las transmisiones en español de VOA eran considerada subversivas por el régimen de Fidel Castro y sus oyentes tenían que seguirlas en secreto o clandestinamente.
Tanto Radio y TV Martí, como VOA, dependen de la misma autoridad federal, la BBG, y oficialmente comparten los mismos principios de transmitir “informaciones verídicas y objetivas”, según la página digital de la Oficina de Transmisiones a Cuba.
La Voz de América en español también cuenta con el programa Foro Interamericano en el que participan corresponsales extranjeros en Washington que reciben pagos por su intervención. O`Connell expresó que no sabía si ésta era una práctica fija o esporádica.
Además de la remuneración a periodistas invitados, VOA paga regularmente a colaboradores (stringers) en Estados Unidos que a su vez trabajan como stringers para conocidas agencias de noticias en este país, agregó O'Connell.
O'Connell prefirió no sumnistrar más nombres de periodistas que han recibido pagos de VOA porque al menos dos de ellos llamaron para reclamar porque sus nombres fueron entregados a El Nuevo Herald.
“No puedo dar más nombres por cuestión de cortesía”, explicó O'Connell.
Acogiéndose a la ley de acceso a la información, El Nuevo Herald presentó una petición formal para que BBG entregue la lista de los periodistas que han recibido pagos de VOA, lo cual es información pública.
De acuerdo con Hart, en la década de 1980 recibieron honorarios de VOA el legendario Hugh Sidey, corresponsal de la revista Time en la Casa Blanca; Haynes Johnson, de The Washington Post, y Marquis Childs, el jefe de la oficina en Washington del St. Louis Post Dispatch.
Para Al Tompkins, profesor del Poynter Institute y coautor de un manual de ética periodística, la remuneración a profesionales independientes en VOA es “ligeramente menos preocupante” que los casos de Radio y TV Martí, pero es “el mismo conflicto”.
“El código de ética de la Sociedad de Periodistas Profesionales dice que uno debe evitar conflictos de interés que puedan ser reales o que puedan ser percibidos como tales”, agregó.
Iván Román, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, consideró que en el caso de VOA no existe un conflicto de interés porque los periodistas que allí colaboran no reportan en sus medios sobre esa agencia, pero sí representa un problema ético porque hay una remuneración económica.
Román agregó que la nota de The Miami Herald y las contribuciones de periodistas a VOA han revivido el debate sobre la relación de los periodistas con el gobierno y la necesidad de especificar en los códigos de ética qué es lo incorrecto.
“Sabemos que nadie se vende por $100”, agregó.

El periodista de El Nuevo Herald Joaquim Utset contribuyó a esta historia desde Miami.

Septiembre 14, 2006

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