14 abr 2007

Al Qaeda en el Magreb

Nuevamente Al Qaeda dejo esta semana su huella de sangre y destrucción; esta vez fue en el Magreb, donde eel miércoles 11 de abril explotaron de forma simultánea cuatro coches bomba en Argel, uno en el estacionamiento de la sede del Gobierno y tres, en una comisaría. El balance; un total de 33 muertos y más de 200 heridos, empero, según el Ministerio del Interior fueron 24 muertos y 57 heridos; Protección Civil contó 222 cadáveres.
El acto fue reivindicado por la Organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico, nuevo nombre que tomó el anterior Grupo Salafista acto para la Predicación y el Combate (GSPC) cuando se sumó a la red de Osama Bin Laden.
Dice un editorial de El País, que aunque no guarde directa relación operativa, pero sí ideológica, con lo ocurrido en Argel, tres militantes islamistas prefirieron hacer estallar sus cinturones bomba, y otro dejarse acribillar, antes de que los capturara la policía marroquí en Casablanca. Lo ocurrido en Marruecos sugiere que lo que era un núcleo en formación estaba planeando un atentado o una serie de ellos de gran envergadura, según la policía. De hecho, las embajadas, consulados y otros centros españoles en Marruecos habían sido puestos en alerta hace varios días ante la posibilidad de atentados.
Agrega El País, que todas las precauciones y toda la ayuda que se le pueda brindar a Argelia y Marruecos en la lucha contra el terrorismo yihadista serán pocas. Se trata de dos países con un serio handicap, como son sus malas relaciones bilaterales, que constituyen un lastre para la cooperación antiterrorista. Los suicidas parecen formar parte de estos mismos movimientos y también optaron por morir antes que ser capturados.
En 2003 fue Casablanca, en 2004 Madrid y en 2005 Londres, sin contar las acciones violentas del integrismo islámico abortadas el año pasado en Dinamarca, Alemania y Reino Unido.
Subraya el editorial que conviene, sin embargo, diferenciar entre islamismo político y estos movimientos violentos, y evitar que los terroristas frenen la agenda de la democratización en el Magreb. Los años de plomo en Argelia estaban quedando atrás. Los violentos que surgieron tras el golpe de Estado de 1991, que impidió la victoria electoral de los islamistas, eran sanguinarios en su violencia, pero no suicidas. El elemento de imprevisibilidad de la organización e ideología de Bin Laden ha penetrado ahora en la región y se está extendiendo por el África subsahariana.
Y es que de alguna manera, la guerra de Irak le ha dado nuevas energías y reclutas. No estamos ya ante el terrorismo islamista de principios de los noventa, sino ante su metamorfosis, con tentáculos que llegan a Europa, donde en su delirio Al Qaeda ha llamado a reconquistar Al-Andalus. (Según Wikipendia se conoce como al-Andalus (árabe الأندلس) al territorio de la Península Ibérica bajo poder musulmán durante la Edad Media 711-1492).
"Nadie puede considerarse libre de nuevos golpes, ni considerar que los frentes están delimitados. De ahí la necesidad de una renovada solidaridad para una lucha común", dice El País.
Y bueno, las medidas de seguridad fueron reforzadas en torno a los puntos estratégicos de Argel, y en especial en las comisarías de la policía y sedes diplomáticas occidentales.
Estos temores se vieron confirmados al saberse este jueves 12 de abril que la policía argelina halló la víspera un vehículo con 500 kilogramos de dinamita afuera de la casa del director de seguridad en Argel. Un día antes, el grupo terrorista "Al Qaeda en el Magreb", anteriormente denominado GSPC, asumió a través de una llamada telefónica la responsabilidad del doble atentado.
El primer ministro argelino, Abdelaziz Belkhadem, calificó los ataques como un "acto criminal y cobarde", al tiempo que aseguró que las elecciones generales en Argelia, previstas para el próximo 17 de mayo, se celebrarán a pesar de todo. Pero, los atentados sin duda interrumpirán la política de reconciliación nacional que había emprendido el gobierno argelino para que los grupos armados islamistas renunciaran a esta vía y se reintegraran en la sociedad.
El GSPC, que se ha atribuido varios atentados contra las fuerzas de seguridad y extranjeras, ha amenazado con proseguir la Yihad Islámica y ha rechazado todas las medidas de amnistía ofrecidas por Argel.
Se estima que los miembros de "Al Qaeda en el Magreb" ascienden a más de 300 miembros, la mayoría desplegados en la zona montañosa de Cabilia.
La insurgencia en es ese país comenzó en 1992, luego que el ejército canceló las elecciones legislativas que un partido islámico parecía en condiciones de ganar. Ahora aparentemente no hay motivos.
Pero, para comprender un poco más la presencia de Al Qaeda en el Magreb, hay que leer a Fernando Reinares, director del programa sobre terrorismo global en el Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos. Acaba de publicar el siguiente texto ¿Es Al Qaeda en el Magreb una amenaza para España? en El País, 12/04/07);
La evolución reciente del terrorismo yihadista en el Magreb obliga a repensar la amenaza que este fenómeno supone actualmente para España. Muy especialmente en atención al redimensionamiento de las redes del islamismo neosalafista originarias de los países norteafricanos, en particular de Marruecos y Argelia. Un 79% de cuantos individuos han ingresado en centros penitenciarios españoles entre 2001 y 2006 como sospechosos de estar implicados en actividades de ese terrorismo internacional proceden del norte de África. En concreto, el 40% ha nacido en Marruecos y un 31% procede de Argelia. Así, no resultará extraño que las organizaciones terroristas relacionadas con Al Qaeda que han venido constituyendo especial motivo de preocupación para la seguridad interior de nuestro país sean, precisamente, el Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) y el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC).
En buena medida, los individuos y las células relacionados con el GSPC o el GICM que han desarrollado actividades terroristas en España están dedicados a la captación de personas, la movilización de recursos económicos y la facilitación de operaciones emprendidas, tanto dentro como fuera de nuestro país, por cuadros de aquellas entidades yihadistas o de otras relacionadas con las mismas, como Ansar al Islam o Al Qaeda en Irak. En los últimos cuatro años, docenas o quizá ya unos centenares de jóvenes a veces todavía adolescentes y de adultos aún no entrados en años han sido reclutados dentro de las colectividades musulmanas establecidas en España. En algunos casos, para trasladarlos luego a perpetrar atentados en determinadas zonas de conflicto armado. Otras veces, para enviarlos al desierto del Sahel, donde el GSPC dispone de campos móviles de adiestramiento en el uso de armas y explosivos.
Estos datos sobre individuos y grupos relacionados con el terrorismo internacional en nuestro país, así como la proximidad geográfica entre los países de la ribera sur mediterránea y la península Ibérica, que en buena medida explica aquellas evidencias, son fundamentales para interpretar el previsible impacto que un redimensionamiento de las tramas yihadistas en el Magreb puede tener sobre la seguridad interior de España, al igual que de Francia o Italia. Es en estas tres naciones donde las redes norteafricanas del terrorismo global se extendieron con especial notoriedad en el pasado. Pero ocurre que un redimensionamiento como ése está teniendo ya lugar en aquella región geopolítica del mundo. Y es que el GSPC ha culminado recientemente su proceso de internacionalización, pasando de ser una entidad afiliada con Al Qaeda a fusionarse con dicha estructura terrorista para convertirse en una extensión regional de la misma e incluso cambiar de nombre para denominarse ahora Al Qaeda en el Magreb Islámico.
Es un arreglo de mutua conveniencia con implicaciones para la evolución del terrorismo global tanto en el Magreb como al sur, este y norte de ese ámbito. El GSPC adquiere una cobertura que favorecerá su acceso a recursos económicos y humanos, compensando así la relativa debilidad en que se encontraba tras numerosas operaciones contraterroristas desarrolladas durante los últimos años en el norte de África y Europa occidental. Al Qaeda dispone por fin de una plataforma para introducirse en el Magreb y en el Sahel, así como mayor ascendencia sobre redes argelinas introducidas en algunas naciones europeas, incluida España. Además, la incorporación del GSPC a Al Qaeda y la aparición de Al Qaeda en el Magreb islámico conllevan un previsible efecto de sinergia que incide sobre la amenaza norteafricana del terrorismo yihadista, asimismo con consecuencias para nuestro país. Se está produciendo una absorción de grupos menos articulados y células independientes existentes en el Magreb o en territorio europeo.
Acontecimientos como los de ayer en Argel o los anteriores de Casablanca revelan cambios en el modus operandi del terrorismo yihadista en el Magreb, adaptando sus atentados al estilo habitual de Al Qaeda. También pueden interpretarse como preludio de una serie de atentados que la extensión regional de dicha estructura terrorista planea llevar a cabo en países norteafricanos y de la Europa meridional, incluida España. En febrero de este mismo año, Ayman al Zawahiri emitió un mensaje en el que, tras referirse a la evolución del movimiento de la yihad global en el Magreb y mostrar su respaldo a los “leones” que batallan en esos denominados márgenes occidentales del islam, añadió: “Pido a Alá que os conceda que mantengáis vuestros pies firmes para obedecerle y que os conceda su ayuda y su victoria, y así liberéis el Magreb islámico e icéis el estandarte de la yihad para que ondee victorioso sobre su tierra, y que Alá os conceda el favor de pisar pronto con vuestros pies puros sobre el usurpado Al Andalus”.
Más aún, la idea de recuperar violentamente Al Andalus ha permeado ya el discurso de las redes norteafricanas del terrorismo yihadista. En un comunicado fechado el 9 de enero de 2007, a poco de anunciar el cambio en su denominación por la de Al Qaeda en el Magreb Islámico, el GSPC se pronunciaba así: “Abrazamos la yihad para cumplir con un precepto divino ineludible que se nos impuso desde la caída de Al Andalus y la venta de Palestina, y desde que nos dividieron las fronteras que inventaron los invasores”. La amenaza terrorista de Al Qaeda en el Magreb Islámico se cierne sobre ciudadanos e intereses españoles en países como Marruecos, Argelia, Túnez o Mauritania. Pero también es una amenaza real en los confines del propio territorio español, muy especialmente respecto a lo que el propio Ayman al Zawahiri, en otro comunicado hecho público en diciembre de 2006, definía como la “ocupación española de Ceuta y Melilla”.

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