La fuerza esclava de China/Ma Jian, autor de Polvo Rojo y El vendedor de fideos
Tomado de La Vanguardia, 02/07/2007;
Cuando se descubrió que una fábrica de tabiques manejada por el gobierno en el municipio de Hongdong en la provincia de Shanxi utilizaba esclavos, me vino a la mente un famoso episodio de una ópera de Pekín. En esa ópera, una prostituta de nombre Su San, después de haber sido sentenciada a muerte, suplica piedad a transeúntes indiferentes mientras la llevan con grilletes por las calles principales de Hongdong.
Cuando uno accede a la página de internet del gobierno del municipio no hay mención alguna de la existencia de esclavos o de niños obreros en la fábrica de tabiques. Todo lo que se puede ver son presentadores de televisión nacional que muestran a personas sonrientes que han regresado a Hongdong en busca de sus raíces y a rendir homenaje a sus ancestros. También hay informes de visitas de altos funcionarios a Hongdong.
En efecto, si no fuera por los cuatrocientos padres de familia que han solicitado el rescate de sus hijos secuestrados vendidos como esclavos, Hongdong seguiría siendo una atracción turística para los chinos en busca de sus raíces. Debido a las fábricas de tabiques que utilizan esclavos, así como a los informes sobre un niño de 8 años que fue enterrado vivo y sobre el asesinato de trabajadores migrantes, el nombre de Hongdong ha adquirido mala fama.
Sin embargo, a pesar del escándalo, se sigue secuestrando a obreros migrantes y niños con uniformes escolares de otras provincias y se les lleva a las monstruosas fábricas de tabiques y minas de carbón. Las jovencitas son forzadas a prostituirse por tan sólo 5 dólares por sesión.
Por supuesto, los cuatrocientos padres de los niños esclavizados se preguntan dónde, exactamente, está el respeto por la vida en la llamada “sociedad armoniosa” del presidente Hu Jintao. ¿Cuántos niños chinos más se convertirán en esclavos para las fauces de nuestro sistema capitalista/ comunista? ¿Quién es responsable cuando suceden esos crímenes?
Estas personas sólo quieren recuperar a sus hijos, pero lo único que hace el Gobierno es mirar a estos preocupados padres con desconfianza. Además, los padres sólo pueden reclamar a sus hijos, no una compensación. Después de todo, los jefes de la fábrica de tabiques pagan 400 yuanes por cada niño, por lo que sus derechos de propiedad están en riesgo.
China es ahora una sociedad podrida hasta la médula. La esclavitud no se limita a las plantas de tabiques de Hongdong.
Esos puntos negros están por todo el país.
Lo que empeora las cosas es que las autoridades estatales, en particular la policía, patrullan las instalaciones donde hay esclavos para que sigan funcionando.
Hace cuatro años, un estudiante universitario de nombre Sun Zhiganh fue arrestado por caminar por las calles de la ciudad de Guangzhou. Mientras estaba detenido lo mataron a golpes.
El incidente reveló el grado de cooperación de la policía para convertir a ciudadanos comunes chinos en esclavos. La cobertura de los medios de comunicación alimentó la reacción de abrumadora repugnancia del público.
Pero el cambio fue solamente superficial. El tráfico de seres humanos fue transferido de la policía a las agencias de empleo y al Ministerio de Supervisión del Trabajo. Los mismos funcionarios gubernamentales se cuentan entre los peores traficantes de seres humanos. Y la estadística más siniestra de todas es que muchos niños esclavos rescatados son revendidos por los funcionarios a otras plantas con esclavos.
Hace siete años, un legislador de la provincia de Hunan fue a la provincia de Shanxi a rescatar a los trabajadores esclavos de las plantas de tabiques. En ese momento, los trabajadores rescatados se arrodillaron y lloraron. Afortunadamente, no los golpearon ni los enterraron vivos por faltar a sus turnos, como les sucedió a otros. Hoy, sin embargo, ese legislador no podría rescatar a un solo trabajador, porque el gobierno y la policía locales han aprendido, gracias a las experiencias anteriores, a mantener alejados a los entrometidos. Hay más de mil plantas de tabiques y minas de carbón en China, y la mayoría está bajo la protección de funcionarios corruptos.
Hu Wenhai, un hombre valiente de Shanxi que mató a dos funcionarios corruptos, dijo antes de su ejecución: “Los funcionarios están obligando a la gente a rebelarse. No puedo permitir que estos malditos opriman más al pueblo. Sé que voy a morir, pero mi muerte captará la atención de esos funcionarios”.
Así, en lugar de que China se convulsione de rabia con la noticia de que hay niños a los que se convierte en esclavos, se censura a los medios y el Gobierno ha puesto en la lista negra a los cuatrocientos padres de los niños de Hongdong. No pueden salir de sus casas para buscar a sus hijos. Parece que hoy en día el trabajo cotidiano del Gobierno consiste en impedir que la gente se proteja a sí misma y a sus familias en un intento por ocultar los crímenes de una “sociedad armoniosa”.
El socialismo que estableció Mao Tse Tung ha sido sustituido por un credo profundamente cínico. Los miembros del crimen organizado dirigen gran parte del desarrollo económico del país. Lo que solía ser un paraíso para los pobres se ha convertido en un infierno. ¿Y los funcionarios corruptos? Podemos estar seguros de que dentro de un año estarán rindiendo homenaje a sus ancestros, mientras pisotean el suelo donde fueron enterrados vivos los niños esclavos por atreverse a proclamar su humanidad
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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