Carta de intención de Arturo Martínez Nateras para presidir el Instituto Federal Electoral.
México, DF 2007-11-20C Diputado Héctor Larios Córdova
Presidente de la Junta de Coordinación Política
De la Cámara de Diputados
C Diputado Diódoro Humberto Carrasco AltamiranoPresidente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados
Señores diputados:
Solicito formalmente mi inscripción como aspirante al cargo de consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE).
Intento una hazaña en solitario.
Cometo un acto de audacia civil. No cabildearé, ni ofreceré, ni comprometeré nada a cambio. Solicito mi inscripción porque puedo. Sería un nuevo y craso error que quienes pugnamos por una mayor participación ciudadana abandonásemos por abstención o por omisión un espacio en donde se toman algunas de las decisiones más importantes de la vida política nacional. Intento inscribirme para abrir nuevos caminos y muy amplios senderos al México de la democracia y de la justicia.
Tengo conocimientos, he aportado ideas innovadoras, soy un practicante de mis principios electorales.
Mi trayectoria en la lucha por un sistema electoral mexicano democrático tiene algunas credenciales.
Pretendo participar y por ello solicito mi inscripción para promover a favor de la sociedad, la recuperación de soberanía.
Soy un ciudadano libre. No pertenezco a ningún partido político, y mucho menos a grupo de poder o de interés. Soy un ciudadano con capacidad para ejercer a cabalidad la autonomía institucional y colegiada. Esta que puede ser mi debilidad es mi fortaleza, pues de ser elegido llegaría al IFE libre de ataduras, sin marca de origen, sin enemigos, ni prejuicios ni animadversiones; llegaría sin cadenas que subordinan, ni lealtades que pervierten. Seré, eso sí, siervo de la honestidad electoral, de la ley, de la república democrática.
Soy Arturo Martínez Nateras, mexicano, nacido el 5 de mayo de 1940, en Tuxpan Michoacán, casado, en pleno uso de mis derechos políticos, sociales y humanos.
Formo parte de la generación mexicana del 68. Me siento orgulloso de haber sido condenado por seis delitos federales en los procesos del 68, sentenciado a 14 años de prisión por mi participación en el movimiento estudiantil. Sufrí 1135 días de injusta pero muy digna prisión política. Fui liberado y posteriormente amnistiado, de tal modo que si hubiese alguna duda, cumplo con el requisito establecido en el inciso e) del Artículo 76 del COFIPE que establece "no haber sido condenado por delito alguno, salvo que…"
Soy de profesión Ingeniero Mecánico Electricista, egresado de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la Universidad de Nuevo León, cédula profesional Número 592315, titulo 353 del libro 485 del Registro de Títulos profesionales y grados académicos de la SEP; identificado con la CURP MANA400505HMNRTR08 así como con la credencial de elector: MRNTAR40050516H700.
Soy pues ciudadano mexicano por nacimiento, estoy inscrito en el Registro Federal de Electores, cuento con credencial para votar, tengo a la fecha 67 años cumplidos, poseo título profesional de Ingeniero Mecánico Electricista.
Gozo de razonablemente buena y polémica reputación, he residido en nuestro país durante toda mi vida con excepción de un año como estudiante y otro como investigador de la UNAM (1964/65 y 1985/86); no desempeño ni he desempeñado el cargo de Presidente del Comité Ejecutivo Nacional o equivalente de ningún partido político; no he ocupado cargo de dirección nacional o estatal en algún partido político en los últimos cinco años inmediatos anteriores a diciembre de 2007. No he sido registrado candidato a cargo alguno de elección popular en los últimos cinco años, no soy no he sido y ya no seré Secretario de Estado…Compruebo genuina y rigurosamente que cumplo los requisitos establecidos en el Artículo 76 del Código Federal de Instituciones Políticas y Procesos Electorales y con los de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
¿Reúno el requisito de tener conocimientos en materia político electoral?
Soy de estirpe política. En mi familia vivimos intensamente una vida democrática. Mis abuelos y mi padre fueron alcaldes en Tuxpan, Michoacán y se les recuerda por sus buenos actos políticos. Mi abuelo paterno fungía como presidente municipal el 20 de noviembre de 1910, fecha del inicio de la revolución por el sufragio efectivo. Mi esposa ha sido por méritos propios alcaldesa, diputada local y federal, siempre elegida por mayoría; y Secretaria General del Ayuntamiento de Acapulco. Competí y gane limpiamente la elección para presidente municipal en mi natal Tuxpan, Michoacán. Desde el Ayuntamiento elaboramos y entregamos en 1990 a la Cámara de Diputados un proyecto de reforma electoral.
Supe de elecciones desde niño. Viví en el centro de competencias cerradas como la sucesión presidencial del 1952.
Mi primera experiencia la cursé en la campaña de 1963/64 en el Frente Electoral del Pueblo y durante la campaña de Ramón Danzós Palomino candidato sin registro a la presidencia de la República. A partir de entonces me inscribieron como candidato a diputado sin registro formal. En 1967 hicimos campaña en torno al lema Reforma Electoral Democrática y llamamos a votar RED. En 1970 presos políticos y militantes en movimiento convocamos a la abstención activa reclamando democracia electoral.
Desde el XVI pero sobre todo a partir del XVII Congreso Nacional del Partido Comunista Mexicano ( PCM: 1973 y 1975) iniciamos una verdadera hazaña, una cruzada nacional por un nuevo sistema electoral mexicano, por la conquista de la libertad política, por la democracia, por los derechos electorales para todos y entre los todos para nosotros, los comunistas y los mexicanos de izquierdas, para los socialistas y libertarios.
En la sucesión de 1975/76 tuve el privilegio y la encomienda de figurar como Coordinador de la campaña de Valentín Campa Salazar a la presidencia de la República.
En este momento se hizo evidente la necesidad de una reforma política de fondo. Nosotros y muchos otros mexicanos negociamos y pactamos con el Presidente José López Portillo y con don Jesús Reyes Heroles el contenido de la reforma política de 1977. Participamos en la consulta realizada por la Comisión Federal Electoral en Bucareli.
Aceptamos en 1978 el registro condicionado que nos fue ratificado por la soberanía electoral, en las urnas en las elecciones de 1979. Desde entonces la izquierda tiene como patrimonio histórico colectivo un registro electoral que pasó del PCM, al PSUM al PMS y del que ahora disfruta el PRD.
En 1982 intervine en la elección interna del Partido Socialdemócrata (PSD) para nominar a su candidato presidencial. Estoy entre quienes en 1987, con mi camarada Evaristo Pérez Arreola y toda Unidad Democrática, propusimos antes que nadie a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, como candidato a la presidencia de la República, participamos en el Frente Democrático Nacional (FDN) cuya lucha contribuyó a apresurar el paso a una transición larga, lenta, prolongada, que ya parece cuento de nunca acabar.
Desde la izquierda formé parte de una alianza con Luis Donaldo Colosio, compartimos ideales y agravios, algo pude aportar a la concepción común que él encarnaba. Por él se fueron abriendo paso aquellas palabras de orden:
—¡El que ganó. Ganó!
—¡Ningún voto en contra, al margen ni por encima de la ley!
Anhelos todavía vigentes.
Nosotros postulamos que México, nuestro país no se puede ni se debe gobernar sólo por un partido y hemos mantenido la tesis del gobierno de concertación democrática único camino a la prosperidad, a la justicia y al renacimiento.
Formo parte de una corriente mexicana que nunca ha claudicado en la brega por la creación y desarrollo de una cultura política democrática, de la competencia legal, honesta, civilizada y pacífica. Nosotros contribuimos a cambiar machetes, mosquetones y garrotes en elecciones de los años 90 en Guerrero y Michoacán; por flores y votos para hacer de la competencia cívica espectáculo de ideas, de propuestas y fiesta política. Sostengo que hoy a casi 100 años de la revolución maderista el respeto al voto es la paz; esencia y sustancia del sufragio efectivo
Mis concepciones al respecto las escribí en El sistema electoral mexicano, UAS, 1979, desde entonces las he desarrollado en diferentes ensayos, folletos, artículos de coyuntura; algunos de ellos inéditos.
No soy un improvisado ni mucho menos un advenedizo. Soy un demócrata experimentado, con más de 40 años de una todavía breve hoja de vida.
Solicito mi inscripción pues he sido uno de quienes hemos venido proponiendo que en los procedimientos de selección de candidatos a los organismos autónomos prevalezcan los méritos curriculares de los ciudadanos por encima de la pertenencia o la subordinación a los grupos de poder. El derecho de auto propuesta equivale al de postulación ciudadana libre, y con ello pretendo contribuir también al ensanchamiento de los cauces de la democracia.
Es tiempo de ponderar y de asumir con absoluta responsabilidad que el consejero presidente del IFE en uno de los cinco cargos políticos federales más importante de la República. El consejero presidente del IFE debe haber servido a la democracia y a la república y estar apto para servirlas en su desempeño. El cargo no ha de ser otorgado como premio de consolación o por servidumbre.
El IFE renacerá sin el pecado original de su antecesor mediante un proceso transparente, diáfano, inobjetable. Un traje a la medida sería la premonición de lo que ya no puede ocurrir. En la elección de consejeros del nuevo IFE está en juego la voluntad de los actores políticos, la capacidad de los diputados para restituir a la sociedad una parte del poder y de la soberanía delegada. Todavía ahora y espero que por última vez, los ocho diputados de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, son depositarios del patrimonio de la construcción del acuerdo. Sin embargo en nuestro país ya nada se puede hacer al modo de las cúpulas sin la intervención de la sociedad.
México no está para una nueva simulación. La competencia electoral necesita un nuevo IFE para un renovado sistema electoral. Por ello este proceso de elección debe apegarse a los principios que se le reclaman al propio instituto: certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad. La elección debe ser equitativa, transparente, legal y justa. El IFE debe transformarse en la fortaleza del sufragio efectivo, para conmemorar bien el centenario de la revolución maderista
La obligación constitucional de realizar antes de decidir una "amplia consulta a la sociedad" no puede ser soslayada ni sometida a filtros sesgados. La amplia consulta a la sociedad pasará –quiéranlo o no– por una muy crítica observación, por inteligente información y severa vigilancia de la sociedad a través de los medios de comunicación tanto de los oficiales, del canal del Congreso como de las gacetas y de los medios internos. Los 500 diputados quienes serán los electores, ellos, con ellos y por ellos la sociedad tiene derecho a recibir la más amplia información de cada uno de los aspirantes.
Estoy convencido del papel de los medios de comunicación social, electrónicos e impresos y ellos deben tomar como suyo este proceso. Entre nosotros ya casi nada se puede hacer en la oscuridad del claustro. El procedimiento y los aspirantes estaremos sujetos a un escrutinio sumamente riguroso. La transparencia forma parte de la democracia misma. En nuestro país ya no existe espacio para otro engaño.
La sociedad mexicana reclama que este procedimiento de elección de consejeros le permita reconstruir la confianza en las instituciones electorales. De ser así caminaremos en la ruta de la nueva gobernabilidad, de lo contrario se habrán sentado las bases para una mayor polarización, para la indiferencia o para el desbordamiento de la inconformidad.
Mis motivos
Solicito mi inscripción pues, estoy convencido de que es necesario, urgente y posible que la designación de los consejeros y del consejero presidente del IFE, corresponda a los anhelos de cambio y a la creación de las nuevas instituciones que reclama nuestro pueblo. México no está para una nueva simulación.
Los indicios de que esta convocatoria es meramente un formalismo para convalidar decisiones ya predeterminadas serán desvirtuados si entre todos, en un proceso inmaculado, mediante un torneo, una fiesta de ideas y de propuestas, sentamos un precedente ejemplar; si hacemos una obra a la altura de la vocación democrática de nuestros pueblos.
Participo pues en la ya muy prolongada transición a la democracia, las instituciones han sido copadas por administradores y por miembros de los partidos dominantes; personajes usufructuarios del cambio de largas hojas de vida al servicio del sistema que no cede a la transformación quienes encadenan con el gradualismo administrativista y conservador a la transformación del país. Si los mismos de siempre dirigen las nuevas instituciones, los frutos volverán a ser los mismos de siempre.
Ya es tiempo de que quienes han luchado por lo nuevo reciban la oportunidad de comprobar en la práctica su capacidad de plasmar los ideales en hechos palpables.
El consejero presidente debe ser un político mexicano capaz de tomar decisiones dentro de la ley, independiente de los poderes, de los partidos y de los actores de la competencia electoral alguien que entienda a la perfección que autonomía y libertad no implica antagonismo. Los límites son la ley, nada más pero nada menos que la ley.
Los procesos electorales son inevitablemente contradictorios pero no necesariamente ilegales. El marco constitucional establece las reglas del juego y al IFE le corresponde que los actores las acaten sin reservas. El IFE necesita la autoridad y el respeto suficientes para evitar a tiempo las violaciones y la comisión de delitos electorales.
Una de nuestras mayores calamidades es la impunidad con la que actúa y se desenvuelve la delincuencia electoral organizada. Yo puedo y se aplicar la ley. Lo he acreditado en mi experiencia como autoridad. El IFE necesita disponer de las tarjetas suficientes y diversas para conducir la competencia electoral pero sus consejeros y su presidente debe tener el valor y la prudencia para aplicárselas a quienes juegan rudo y fuera de norma.
Me sé apto para ejercer las facultades constitucionales de decisión. Solicito mi inscripción a un concurso de aptitudes, a un torneo de ideas y de propuestas a una emulación respetuosa de capacidades. Formo parte de una generación de protagonistas políticos sociales sin protagonismos personalistas.
Señores diputados:
Por todo lo expuesto solicito formalmente mi inscripción como aspirante al cargo de consejero presidente del Instituto Federal Electoral.
Arturo Martínez Nateras
Diligencias 129, San Pedro Mártir, Tlalpan
CP 14650, México, D.F.
Teléfonos:
Domicilio: 56 55 54 59 ó 786 15 50496
Celular: 55 40 58 48 79amnateras@yahoo.com.mx
martineznaterasarturo@gmail.com
http://es.geocities.com/amnateras
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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