24 ene 2010

El regreso de Paul Volcker

REPORTAJE: Laboratorio de ideas - BREAKINGVIEWS Reuters
Obama marca el camino
EE UU olvida el consenso internacional y pone en marcha su reforma financiera
PETER THAL LARSEN El País, 24/01/2010
La coordinación internacional se ha ido a hacer gárgaras. El último plan del presidente Obama para la banca no sólo ha sorprendido a Wall Street, sino que también ha hecho trizas el consenso posterior a la crisis -repetido hasta la saciedad el año pasado en las reuniones del G-20- de que la reforma financiera debería pensarse y aplicarse a escala mundial. Otros países tendrán ahora libertad para actuar por su cuenta.
El proyecto estadounidense, que el presidente ha denominado "regla de Volcker" en honor al ex presidente de la Reserva Federal, vuelve a poner en el orden del día mundial una importante reforma estructural del sector financiero. Hasta esta semana, la mayoría de los Gobiernos han procurado explícitamente no fragmentar los grandes bancos. Esa medida no ha sido producto de un acuerdo internacional. Y cualquier país que actúe por su cuenta se arriesgaría a perjudicar a su sector bancario y beneficiar a los rivales extranjeros.
La medida de Obama cambia el equilibrio. Puede que algunos países vean en ella una oportunidad. Naciones como Francia y Alemania, que tienen sectores bancarios pequeños en relación con el tamaño de su economía y que no se han visto obligados a dedicar grandes cantidades a ayudas, podrían desear que sus bancos se beneficien de la retirada y la confusión de los rivales estadounidenses. Y sin duda, centros financieros asiáticos como Hong Kong, Shanghai y Singapur también intentarán sacar tajada de los problemas de Wall Street.
Sin embargo, otros intentarán reabrir el debate sobre la fragmentación de los bancos. En el Reino Unido, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, y el Partido Conservador, en la oposición, abogan por separar las secciones comerciales y de inversión de los bancos. La City londinense ha salido beneficiada por lo general siempre que la reglamentación se ha endurecido en Estados Unidos. Pero, dado que hay elecciones previstas para junio, el Gobierno laborista hará cuanto esté en su mano para evitar que lo retraten como defensor de las grandes finanzas. Y también es posible que los políticos suizos se atrevan a ser más radicales con los dos grandes bancos del país.
Hay muchas y buenas razones para oponerse a la regla de Volcker. Es ambigua, y está claro que se redactó con prisas. Será difícil ponerla en práctica. Y no ataca la crisis de raíz. Pero el aliciente político de enfrentarse a los bancos podría resultar irresistible. La medida de Obama es una invitación abierta a que otros sigan su ejemplo. -
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La vuelta de Paul Volcker
S. P. - Nueva York - 23/01/2010
Paul Volcker es una especie de héroe para Wall Street por cómo lidió, a comienzos de los años 1980 desde la Reserva Federal, con los problemas inflacionistas que acusaba la economía de EE UU. O al menos lo era antes de que el presidente Barack Obama decidiera apoyarse en él para su nueva estrategia de ataque contra los guardianes del sector financiero.
Volcker, a sus 82 años de edad, preside el Consejo Asesor para la Recuperación Económica, creado por Obama para desarrollar ideas y sacar a EE UU de la peor crisis desde la Gran Depresión. Sirvió como presidente del banco central más poderoso del mundo con Jimmy Carter y Ronald Reagan (1979-1987). Antes, presidió la Reserva Federal de Nueva York y trabajó para el Tesoro.
Es fácil distinguirlo entre el equipo de consejeros que acompaña a Obama en sus apariciones públicas. "El hombre alto detrás de mí", dijo el presidente el jueves cuando presentó su nueva iniciativa, que ya es bautizada en el parqué como la Volcker Rule. Ya antes de llegar a la Casa Blanca, echó mano de su experiencia para definir su programa económico de campaña. Obama lo mantuvo cerrado en el armario hasta el jueves. Volcker es de ideas fijas. Durante último año fue muy crítico con los grandes bancos. Su receta para prevenir otra crisis como la vivida tras el colapso de Lehman Brothers pasa por reinstaurar la conocida como Ley Glass-Steagall, por la que en 1933 se partieron los bancos, para separar el negocio de banca comercial del de inversión.
Igual que se le alaba la forma en la que mantuvo la inflación a raya, también se le considera responsable del brutal alza de tipos que hundió antes a EE UU en la peor recesión que se había visto desde el crack de los años 1930. Y como le sucede a Ben Bernanke, fue víctima de una fuerte oposición política que puso en vilo su reelección para un segundo mandato en la Fed.
A pesar de su agresiva idea para afrontar la crisis, en Wall Street se le respeta. Y no son pocos los economistas que se preguntan por qué Barack Obama no lo sacó antes a escena.

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