Los crímenes del padre Maciel/Gabriel Torres Espinoza, Profesor Investigador en la Universidad de Guadalajara.
Milenio, 2010-03-04;
A través de una entrevista en MVS Radio, ayer Carmen Aristegui dio voz a Raúl González Lara y Omar González Lara –presuntos hijos de Marcial Maciel– quienes contaron cómo fueron víctimas de abuso sexual por parte de su padre. Con un relato dramático, la pareja de Maciel Degollado y madre de los dos hijos, Blanca Estela Lara, aseguró que fueron sometidos a abuso sexual y drogas. Se preguntó si el papa Benedicto XVI “va a seguir permitiendo que los Legionarios sigan dando la espalda”.
Raúl González Lara declaró al aire a la reconocida periodista que “hubo abusos sexuales en Madrid, hacía que le masturbáramos, que le sacáramos fotos masturbándolo”. Omar González reveló que Marcial Maciel, “siempre nos decía que a él le dolía mucho la pierna, que durmiéramos uno de los dos siempre con él”.
Estos nuevos casos se suman a los ya conocidos desde 1997, cuando ocho ex seminaristas rompieron el silencio y denunciaron por abuso sexual al líder de los Legionarios de Cristo. Esto vino a consecuencia de una carta felicitación que fue publicada el día 5 de diciembre de 1994 en los siete diarios más influyentes de la Ciudad de México. La misiva venía avalada por Juan Pablo II y calificaba a Maciel como “guía eficaz de la juventud”. El 19 de mayo de 2006 se dio a conocer que el Vaticano invitaba a Marcial Maciel Degollado a “una vida reservada de oración y penitencia y a no cumplir con su ministerio público”.
En el libro Pederastia en la Iglesia Católica, el doctor por la Universidad de Barcelona José Rodríguez señala que el problema fundamental no reside tanto en que haya sacerdotes que abusen sexualmente de menores, sino en que el Código de Derecho Canónico vigente, así como todas las instrucciones del Papa y de la curia del Vaticano, obligan a encubrir esos delitos y a proteger al clero delincuente. En consecuencia, los cardenales, obispos y el propio gobierno vaticano practican con plena conciencia el más vergonzoso de los delitos: el abuso a menores de edad.
or su parte, el licenciado en Teología Moral, con especialidad en Ciencias Sociales, por la Universidad Gregoriana, Alberto Manuel Athié Gallo, señala que debería establecerse una norma internacional respecto a que ninguna autoridad e institución, incluyendo las religiosas, pueda legislar y actuar internamente en contra de los derechos humanos de las personas y al margen de las leyes y autoridades legítimas. Concluye que tenemos que reconocer que las conductas de abuso sexual a menores por parte de clérigos, así como el patrón de conducta encubridor por parte de las autoridades eclesiásticas, contradicen el Evangelio, vulneran la dignidad y los derechos fundamentales de la persona, y cuestionan la naturaleza misma de la misión de la Iglesia en el mundo y el papel de sus autoridades. Todo esto nos recuerda que los delitos cometidos por sacerdotes contra menores de edad están más allá de cualquier consideración filosófica, teológica o moral y deben ser castigados. Son ya demasiados casos, con excesiva frecuencia, que acusan una brutal impunidad que no se puede seguir ignorando.
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