26 jul 2010

¡No existe fuerza superior a la del Estado! FCH

No existe fuerza superior a la del estado: Calderón
Calderón durante la ceremonia de graduación de la Escuela Superior de Guerra, en la que reiteró una vez más que no habrá marcha atrás en el combate al crimen organizado.
Además, dijo que su gobierno no va a cejar hasta cancelar las pretensiones de los delincuentes:
“Somos una abrumadora mayoría las mexicanas y mexicanos que queremos vivir en paz; somos muchos más que aquellos que atentan contra la libertad y la seguridad. ¡Y que nadie lo olvide!, no hay fuerza superior a la del Estado. Y no sólo es superior en número, en destreza, en valores y disciplina, sino lo es también en inteligencia y conocimiento, de ahí el estratégico valor de esta Escuela Superior de Guerra”.
Luego señaló que garantizar la seguridad es función primaria e irrenunciable del Estado mexicano y de cada uno de sus órganos, y por ello la determinación de no dar marcha atrás, e incluso avanzar con determinación en esta lucha, de preservar el esfuerzo hasta alcanzar la victoria.
Durante la ceremonia, habló también el general Valentín Rodríguez Altamirano, director de la Escuela Superior de Guerra, quien llamó a las instituciones a trabajar en comunión para encontrar soluciones en el combate al narcotráfico.
Luego de descartar que la tropa “esté fatigada”, el mando militar aseguró que la lealtad de cada soldado está garantizada. “No estamos cansados, mucho menos abatidos, no pedimos tregua alguna. México nos anima.
“Quienes desde el crimen roban espacio, tranquilidad y seguridad, también agravan y ofenden a miles de compatriotas que luchan honradamente para llevar el sustento a sus hogares. Hacen daño a miles de familias llenándolas de luto, desasosiego, les han quebrado la vida”, admitió.
Por último, consideró que “la unidad nacional aflora con aire seguro para poner un alto a la espiral y aberración que cobra vidas inocentes de mexicanos de parte de quienes, sin pensarlo, eligieron con egoísmo el camino estéril de la ilicitud”.
Por ello, “si estamos divididos, logramos flaquezas y debilidades y dejamos espacios vulnerables al crimen organizado”, señaló luego de hacer un llamado de unidad en el combate al narcotráfico.
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El Presidente Calderón en la Ceremonia de Graduación de la Escuela Superior de Guerra
2010-07-23 | Discurso
General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina.
General de Brigada Valentín Rodríguez Altamirano, Director de esta Escuela Superior de Guerra.
Distinguidos invitados especiales.
Señores Generales, Jefes, Oficiales y tropa de las Fuerzas Armadas.
Jóvenes graduados de la Escuela Superior de Guerra.
Estimados familiares de los graduados.
Señoras y señores:
En este año en que celebramos el Bicentenario de nuestra Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, es para mí, como siempre, un honor asistir a esta Graduación de la Escuela Superior de Guerra.
Me alegra constatar que una nueva Generación de Oficiales ha culminado su formación profesional. Con ello, aseguramos que nuestras Fuerzas Armadas sigan contando siempre con personal altamente capacitado para que sus mandos sirvan a nuestro querido México.
Los cerca de 150 integrantes del Ejército, Fuerza Aérea y Armada, que hoy concluyen sus estudios superiores, cuentan con el reconocimiento de su Comandante Supremo.
Felicito, en especial, a quienes han obtenido los primeros lugares en sus respectivos cursos.
Tengan siempre presente que egresan de una escuela de gloriosa tradición y excelencia académica, que ha sabido actualizarse y modernizarse para responder a los desafíos de los nuevos tiempos.
Se han forjado aquí, en los valores de la disciplina, la gallardía, la lealtad y el patriotismo. Por eso, esta Institución educativa es un semillero inagotable de militares con identidad histórica, capacidad de liderazgo, sentido estratégico y visión de futuro.
Estoy muy satisfecho con los avances en la profesionalización de nuestros soldados. México necesita Oficiales que estén a la vanguardia en la técnica, en la ciencia, en la tecnología militares; mandos que tengan los conocimientos y las capacidades para cumplir con eficacia las múltiples y muy delicadas misiones que tienen encomendadas y, desde luego, que tengan el bagaje axiológico, los valores éticos y patrióticos, sin los cuales no se puede servir a fondo y bien a nuestro querido México.
La única manera de lograrlo, la única manera de servir a fondo es con el mejoramiento continuo de la Educación Superior Militar, con el fortalecimiento permanente de planteles educativos militares, como lo es esta Escuela Superior de Guerra.
Y como bien dice el lema de este centro educativo: Hay que saber más para servir mejor, y estoy seguro de que México tendrá más posibilidades de asegurar la paz, el orden, la seguridad que exigen las familias mexicanas, en la medida en que todos los órdenes de Gobierno, y particularmente en las instituciones vinculadas a la seguridad interior y a su soberanía exterior del país, tengamos soldados y marinos mejor capacitados.
Se los han ganado por defender los valores supremos de la Patria; se han ganado la admiración, el agradecimiento y el reconocimiento de los mexicanos, a pulso.
Se lo han ganado por defender valores como la libertad y la soberanía, la paz y la unidad, la justicia y la seguridad; se lo han ganado por proteger a nuestro territorio de quienes lo amenazan, por auxiliar a la población en casos de desastre y por contribuir con su fuerza legítima a la vigencia del Estado de Derecho.
Aprovecho la oportunidad para hacer un reconocimiento a nuestras Fuerzas Armadas por sus labores de socorro y rescate, auxilio a la población civil, en las situaciones recurrentes de emergencia que nos ha tocado vivir.
Tan sólo este mismo año, ustedes han sido los primeros en brindar asistencia, lo mismo a los afectados por las torrenciales lluvias aquí, en el Distrito Federal, en el Estado de México o en Michoacán, al iniciar el año, que aquellos afectados por el sismo de abril en Baja California y Sonora, y ahora, por quienes resultaron afectados por el Huracán Alex en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas.
El pueblo de México lo reconoce, y también reconoce su destacada labor en la lucha por la seguridad de todas las familias mexicanas. Tengan la certeza de que el invaluable servicio que prestan a la Patria, la Patria lo agradece; y que este apoyo subsidiario que ustedes brindan en la lucha contra los criminales, y que es un espacio necesario para que puedan policías, civiles, locales y Federales reorganizarse, depurarse y fortalecerse, será valorado y será recordado, no sólo como lo hacen los mexicanos de hoy, sino estoy seguro, por los mexicanos del mañana.
Y este servicio al país es y será reconocido plenamente, porque las actividades de vigilancia y protección que ustedes realizan son por México y para México, nada más y nada menos.
Son labores en beneficio de los mexicanos, de todas aquellas comunidades, municipios o estados o regiones afectados, precisamente, por quienes atentan contra la seguridad, la libertad y la tranquilidad de los mexicanos.
Son acciones por el bien de cada niño, de cada mujer, de cada hombre, de cada persona en este país, que sólo tiene en las instituciones públicas su defensa. Son tareas que velan por el bienestar y el progreso de las familias y por el interés superior de la Nación.
Porque es por México y por su gente por lo cual luchamos; porque es por México y por los mexicanos el sentido del esfuerzo y del sacrificio; porque es por México, que es la razón y el ideal que ha convocado a pasar lista en las Fuerzas Armadas a cada soldado del Ejército Mexicano, de su Fuerza Área y de su Marina Armada.
Sin duda, su entrega, su sacrificio, su heroísmo, merecen el agradecimiento de la sociedad entera, porque con hechos nos demuestran ustedes todos los días, que son una fuerza para la paz, que son una fuerza para la tranquilidad y la seguridad de México.
Porque con acciones a la vista de todos, nos comprueban que son la fuerza del Estado de Derecho, de la estabilidad y del desarrollo nacional. Sé que lo hacen a riesgo, incluso, de su propia vida.
Y hoy aquí, desde esta Escuela Superior de Guerra, que es emblema de los valores que inyectan vitalidad y fortaleza a la Nación, que recuerda emblemática, desde los guerreros aztecas, de cinco y más siglos atrás, a los guerreros aztecas de hoy que batallan por México.
Desde aquí, rindo un sincero y sentido homenaje a los soldados, a los marinos, a los policías caídos en el cumplimiento de su deber, porque son héroes ellos y, como tales, merecen nuestro respeto, gratitud y admiración, porque han ofrendado su vida por la Patria y por salvaguardar la de todos nosotros y nuestras familias.
Me dirijo en especial a los deudos de esos valientes servidores públicos que han ofrendado su vida en aras del país, para que en él prevalezca la ley, la justicia, la seguridad y la democracia. Expresarles, quiero, la profunda pena que me embarga y que embarga a millones de mexicanos por estas pérdidas irreparables y reiterarles nuestras más sentidas condolencias.
Lo he dicho y lo repito: el crimen organizado no sólo es hoy la mayor amenaza al bienestar y progreso de las familias mexicanas, sino también el mayor peligro para las libertades que nos aseguraron también, con su vida, quienes fueron los fundadores de nuestro gran país. Y por eso, reitero que la mejor manera de honrar la memoria de nuestros héroes patrios es redoblar la batalla por preservar la libertad y la seguridad de los mexicanos; porque si a ellos tocó conquistar la libertad, a nosotros nos toca el defenderla.
Garantizar la seguridad es función primaria e irrenunciable del Estado mexicano y de cada una y cada uno de sus órganos, es función irrenunciable de cualquier autoridad y, por ello, de ahí nuestra determinación no sólo de no dar marcha atrás, sino de avanzar con determinación en esta lucha, de perseverar en el esfuerzo hasta alcanzar esa victoria que México merece.
Porque no detendremos nuestro anhelo y nuestro esfuerzo por defender a México hasta cancelar la pretensión de dominio de los criminales sobre la vida de las familias y de nuestras comunidades.
Somos una abrumadora mayoría las mexicanas y los mexicanos que queremos vivir en paz; somos muchos más que aquellos que atentan contra la libertad y la seguridad.
Y que nadie lo olvide, no hay fuerza superior a la del Estado, y no sólo es superior en número, en destreza, en valor y disciplina, sino lo es también, en inteligencia y conocimiento. Y de ahí el estratégico valor de esta Escuela Superior de Guerra y de todos y cada uno de sus egresados.
Y seremos más fuertes en la medida en que cada instancia de Gobierno, cada nivel de Gobierno y cada poder público cumplan con su elemental deber de fortalecer las Instituciones, de la cual cada nivel y cada poder es responsable.
Integrantes del Ejército, Fuerza Aérea y la Armada:
Uno de los fundadores de esta Escuela y artífice de la modernización de nuestras Fuerzas Armadas, el General Joaquín Amaro, decía que el soldado mexicano en cualquier aspecto de su vida, como en todo momento de su carrera, se caracteriza por su acendrado cariño hacia el pueblo que lo forma, dentro del más profundo respeto a la Constitución, a las leyes que de ella emanan y a las autoridades que legalmente rigen a la sociedad.
Como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas he podido constatar, personalmente y cada día, el desempeño siempre leal, siempre disciplinado, siempre valiente y eficiente de nuestros soldados y marinos.
Tengo plena confianza en que la generación que hoy se gradúa, de la Escuela Superior de Guerra, seguirá escribiendo nuevas páginas gloriosas en la historia de nuestras instituciones militares.
Y estoy seguro que ustedes sabrán poner su disciplina, su talento, su valor, su honestidad y su lealtad, y ahora sus conocimientos nuevos al servicio de la Patria.
Los felicito por la exigente, esforzada y muy honrosa carrera militar que han decidido seguir.
Que sea por el bien de México, y por el bien de ustedes y sus familias; que sea por el honor y el prestigio de nuestros institutos armados; que sea el desempeño de su carrera militar, un empeño en preservar su buen nombre, que es, a final de cuentas, lo único verdaderamente valioso que heredarles a sus hijos. Que sea por la grandeza de nuestro querido México.
Enhorabuena a todos los egresados.

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