11 sept 2011

“Javiercillo” ya preparaba a su propio cachorro..

“Javiercillo” ya preparaba a su propio cachorro
Felipe Cobián
Proces # 1919, 11 de sep de 2011
GUADALAJARA, JAL.- Javier García Morales fue ejecutado el martes 6 cuando llegaba a un restaurante frecuentado por políticos en una vigilada zona de la colonia Providencia. Murió hacia las 12:30 horas cuando uno de dos sujetos que viajaban en una motocicleta le disparó al menos siete veces.
Javiercillo –así se conocía en esta ciudad al nieto del exsecretario de la Defensa Nacional Marcelino García Barragán e hijo del expresidente nacional del PRI Javier García Paniagua– apenas había bajado de su Hummer cuando fue asesinado.
Su cuerpo quedó tirado en la banqueta frente a la cafetería Espressamente Illy en una zona llena de bancos, supermercados y comercios diversos cerca de las oficinas del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos de Guadalajara y de una caseta de vigilancia de la policía.
El gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez –quien tres días antes había saludado efusivamente a García Morales durante un homenaje a García Barragán a 32 años de su muerte–, no quiso hablar del asesinato.
Sí lo hizo Fernando Guzmán Pérez, secretario general de Gobierno, quien declaró a los periodistas que García Morales era “un hombre con una trayectoria pública con señalamientos de todo tipo, con aprecio, con respeto, con respaldo y con críticas. Hay dichos que pueden estar flotando en el ambiente, pero no son los que deben fundar las actuaciones judiciales”.
El procurador de Justicia de Jalisco, Tomás Coronado Olmos, señaló horas después que no se descartaría ninguna línea de investigación, entre las que pudieran figurar temas del crimen organizado. Añadió que el móvil del asesinato podría ser una disputa por el rancho Pueblo Viejo, en Tepames, Colima, propiedad de García Morales y que ahora estarían peleando dos mujeres con las que tuvo hijos fuera del matrimonio.
El miércoles 7, Felipe Calderón afirmó que apoyaría a las autoridades estatales para esclarecer el homicidio.
Inmediatamente después del ataque a García Morales llegaron al lugar los diputados locales Roberto Marrufo, coordinador de la fracción del PRI; Luis Córdoba, y Enrique Aubry, presidente de la Comisión de Justicia, lo que dio pie a especular que la víctima iba a reunirse con los legisladores, hecho que ellos mismos negaron. Otra versión no confirmada indica que la reunión de Javiercillo sería con el diputado federal priista Arturo Zamora, exalcalde de Zapopan.
Sombra negra
En 1997 a García Morales se le acusó de tener nexos con el narcotráfico e incluso se le acusó de tener negocios poco claros con Fernando Velasco Márquez, suegro del entonces presidente Ernesto Zedillo.
Entrevistado en junio de 2000 por Pedro Zamora Briseño, corresponsal de Proceso en Colima, el personaje alegó:
“Se me hace absurda simplemente la mención. Me parece algo burdo, brusco, áspero y falto de tacto; a veces los malos políticos utilizan herramientas malas para tratar de afectar… En lo personal, te sientes algo incómodo, más que todo por tus hijos…
“Todo mi respeto como colimense, como paisano, al señor Fernando Velasco. No tengo el gusto de conocerlo pero estoy seguro de que no hay una situación personal. El señor Velasco es un hombre que se dedica a lo que yo me dedico, al campo, según tengo entendido, y lo conozco por su relación familiar con el presidente de la República” (Proceso 1246).
Si bien algunos de quienes conocieron a Javier García Paniagua aseguran que tenía cierta predilección por su hijo Marcelo para que siguiera sus pasos, el que más se involucró en la política fue Javiercillo, aunque vio frustrados sus anhelos de ser gobernador de Colima.
Nacido en aquella entidad en 1958, hizo hasta lo imposible por ser candidato del PRI en 2000 para gobernar su estado, pero el escándalo de sus vínculos con el narco lo mermó considerablemente.
Antes de las elecciones de ese año García Morales creó la Alianza Campesino-Magisterial en una comida en Pueblo Viejo, donde reunió a 5 mil campesinos. Pero el 15 de junio de ese año, cinco días después de aquella comida, en su editorial el diario Ecos de la Costa, propiedad de quien entonces era secretario general de Gobierno de Colima, Jorge Humberto Silva Ochoa, escribió:
“Por supuesto que en ese rancho han comido y se han hospedado importantes actores políticos del país. Pero en los últimos años, quizá desde las declaraciones de don Fernando Velasco Márquez a la revista Proceso, ya no se considera políticamente correcto dejarse ver ahí.”
Aunque con bajo perfil –ya se dejaba ver poco en público–, Javiercillo no abandonó sus actividades políticas en Jalisco y Colima, concretamente en Tepames, donde lo consideraban un benefactor.
En 2003, por invitación de la presidenta del SNTE y entonces secretaria general del CEN del PRI, Elba Esther Gordillo, García Morales se convirtió en su secretario adjunto, cargo en el que permaneció todo el periodo de Carlos Madrazo Pintado como presidente del partido.
Sus reuniones con ciertos políticos priistas, sobre todo de su época, no eran infrecuentes, aunque siempre discretas. Algunos de sus principales confidentes y miembros del clan eran Javier Galván, expresidente municipal de Autlán, y José Socorro Velásquez, exregidor tapatío.
Pero Javiercillo ya preparaba a la cuarta generación de los García en el mundo de la política: su hijo Fabián García González, a sus 27 años es dirigente del Frente Juvenil Revolucionario del PRI en Guadalajara y ya hacía sus pininos.
El sábado 3, en el acto luctuoso en memoria de su bisabuelo, el general García Barragán, Fabián fue el orador en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Fue la última vez que se le vio públicamente a Javiercillo. El cachorro García González se había graduado. Todos sonreían. El martes 6, Fabián mismo identificaría oficialmente a su padre ya muerto sobre la banqueta, cubierto con una sábana

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