9 jul 2014

La línea de "Los Jesúses" en las columnas de hoy

Columnas.

TRASCENDIÓ/Milenio
Que a pesar de que quedaron lastimados algunos senadores del PRD por el voto unánime que les impuso su dirigente nacional, Jesús Zambrano, contra las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones, la cosa se puso peor con el tema energético.
En el reinicio del debate en la materia, empezaron por cuestionar el método de trabajo, luego el quórum y, cuando se verificaba la asistencia, el coordinador Miguel Barbosa, con solo una seña, sacó de la sesión a Zoé Robledo, secretario de la Comisión de Estudios Legislativos Primera, para así romper el mínimo requerido de legisladores para proseguir la actividad en comisiones.
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EN PRIVADO/Joaquín López-Dóriga
Milenio
Zambrano miente y golpea de nuevo
Tuits les van a faltar Florestán
En una ronda matutina de radio, ayer por la mañana, Jesús Zambrano volvió a mentir al decir que él nunca ordenó a los senadores de su partido votar en bloque contra la reforma de telecomunicaciones durante la sesión extraordinaria del viernes.
Y luego, en conferencia de prensa, me acusó de llevar a cabo lo que llamó una campaña de linchamiento en su contra, quehacer del que es todo un profesional.
En la misma declaración con los periodistas, reiteró que era absolutamente falso que él hubiera ordenado a los senadores perredistas que votaran en contra en lo general de la legislación secundaria de la ley de telecomunicaciones.
Debo reiterar que quien miente otra vez es Zambrano. Que efectivamente, el viernes, como afirmé, acudió a la reunión de los senadores del PRD y habló con su coordinador, Miguel Barbosa, para decirle que la línea era votar en bloque y en contra, cuando el propio Barbosa habría dado voto libre ante las posiciones encontradas, unos a favor y otros en contra de dicho dictamen.
La situación de descontento en esa bancada llegó a tal punto que les amenazó con sacar un resolutivo especial del Consejo Político Nacional, que estaba reunido, que les mandatara votar en bloque y en contra, como lo detalló el mismo Barbosa desde la tribuna del Senado.
Así que, no hay duda alguna y hay testigos de su propio partido, que incluso, algunos de los cuales, hablaron en tribuna a favor de la ley, antes de la orden en contra de Zambrano.
Además, el coordinador de los diputados del PRD, Silvano Aureoles, me dijo el lunes en Radio Fórmula que su bancada votaría como Zambrano les dijera. Y el mismo Zambrano dijo ayer que los diputados votarían libre, pero que sería mejor que votaran en contra so pena de que el partido, él, claro, se los reclamara y por eso los 94 diputados perredistas votaron contra el dictamen de la ley de telecomunicaciones, como les había dicho Zambrano y adelantaba el mismo Aureoles en vísperas.
Ahora, el presidente del PRD se victimiza, habla de linchamiento y afirma que no dijo lo que dijo, con lo que vuelve a mentir, cuando, insisto, hay testigos de su mismo partido que lo han revelado públicamente, y vuelve a mentir cuando dice que vía Twitter lo califiqué de dictador, lo que también es completamente falso y lo emplazo a que lo demuestre.
En cuanto a la réplica, le recuerdo, porque lo conoce perfecto, que por ley solo se puede invocar cuando se trata de refutar hechos falsos o inexactos, que no es el caso como lo sabe, y no para alusiones personales, o autoalusiones, como la que hace cuando se llama dictador.
Por último, no entiendo, Jesús, ¿por qué te quieres pelear conmigo? Tú sabrás.
Nos vemos mañana, pero en privado
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HISTORIAS DE REPORTERO/Carlos Loret de Mola
 El Universal
 “Los Chuchos” encuerados
El partido que nació para permitir las libertades políticas obliga a sus legisladores a votar en contra de sus conciencias.
El partido que se fundó porque muchos se salieron del PRI hartos de la “línea” ahora la ejecuta.
 El partido que presume una vida interna vigorosa decidió reprimir la diversidad de opiniones.
 El partido que se ostenta plural amenazó con cortar las carreras políticas de quienes no acataran las órdenes superiores.
 La discusión y votación de las leyes secundarias encueró a la corriente dominante en el PRD, Los Chuchos, liderada por los Jesuses, Zambrano y Ortega:
 Tras meses de negociaciones y debates, más o menos la mitad de los senadores del PRD estaban a favor de las nuevas leyes. El viernes era la hora de votar. Se preveía que los perredistas sufragaran divididos —fiel reflejo de sus dinámicas—, pero recibieron una comunicación oficial: votan en contra o se las ven con el Consejo Nacional.
 La amenaza era de Los Chuchos, que controlan ese Consejo. Era una amenaza de expulsión, de olvidarse de futuras candidaturas si contravenían la orden de los dirigentes. Un golpe autoritario desesperado.
¿Por qué? Porque las leyes no le gustaron al ingeniero. Le implicaban competencia a su imperio. Y Los Chuchos son territorio Telcel. Han sido los más eficaces cabilderos del hombre más rico.
Alineados con los Slim-media y en particular con el periódico de izquierda que por años tanto los golpeó en la grilla interna, Los Chuchos se olvidaron de aquellos a quienes siempre dicen defender: los mexicanos de más bajos ingresos.
Jesús Ortega y Jesús Zambrano maniobraron personalmente para que don Carlos Slim pudiera seguir cobrando por una larga distancia que a él ya no le cuesta, pudiera seguir quedándose con los minutos aire que al final del mes no usan sus clientes, pudiera cargar como llamadas hasta las consultas de saldo, pudiera mantener alta su tarifa de interconexión que encarece el servicio, pudiera mantener intocado su monopolio.
Ordenaron votar en contra de un dictamen que beneficia a millones de personas, especialmente los más pobres: lo mismo quienes trabajan lejos de sus familias y pagan por llamadas para sentirse cerca, que quienes contratan el “Plan Amigo” y le van recargando dinero, y que son casi el 90% de los usuarios del servicio móvil.
Los Chuchos, que se presentan como el ala moderna de la izquierda mexicana, hoy coinciden con la generalidad de las peculiares “izquierdas” del país: para ellos y sus periodistas afines es muy progresista, democrático y nacionalista impulsar activamente, con votos concretos en el Congreso y con campañas propagandísticas incesantes y sistemáticas, los intereses del hombre más rico de México y el primero o segundo del mundo, según los vaivenes financieros internacionales.
Desde finales de los años ochenta, la izquierda mexicana tiene entre sus insultos favoritos los adjetivos de privatizador, monopolista, neoliberal, plutócrata. Qué ironía que hoy sean sus más apasionados defensores.
SACIAMORBOS
Los fenicios de la política. Con perdón de los fenicios.
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Itinerario Politico
El voto de conciencia/ Ricardo Alemán
El Universal
Dice socarrón, con una risa fingida, que los estatutos de su partido, el PRD, lo facultan para dar línea a los diputados y senadores que representan al partido amarillo en el Congreso de la Unión.
El que hace la anterior declaración es Jesús Zambrano, presidente del PRD, quien de esa manera defiende lo que parece indefendible; que durante el debate de las leyes de telecomunicaciones en el Senado de la República –y por instrucciones del propio Zambrano–, los senadores amarillos votaron el bloque contra esas leyes.
Y es que más allá de la transcendencia de la importante legislación de telecomunicaciones –reforma que de suyo es histórica–, buena parte de opinión pública y de la clase política mexicana se sorprendió por la aparición, en el PRD, de una práctica parlamentaria que no pocos creían exclusiva del PRI y propia del estalinismo vertical, autoritario y nada democrático.
Por eso, cuando Zambrano acudió al Senado a imponer el voto de la dirigencia en contra de las leyes de telecomunicaciones –a pesar de que un puñado de senadores había defendido esas leyes en la tribuna y otros tantos habían dicho que votarían a favor–, muchos se quedaron con la boca abierta por la contradicción y compararon al PRD de hoy con el PRI de los años 80, cuando en el viejo partido tricolor no se movía una hoja sin la línea dictada por el presidente.
Y tiene razón Jesús Zambrano cuando dice que los estatutos de su partido señalan que los grupos parlamentarios defenderán las línea dictadas por los órganos de dirección; sea el Consejo Nacional, sea la dirigencia nacional, que encabeza el propio Zambrano.
Sin embargo, el presidente del PRD olvida dos pequeños detalles que hacen o debieran hacer la diferencia entre el viejo PRI del partido único, vertical, autoritario y nada democrático  –de las décadas de los años 70 y 80–, y un partido de izquierda, democrático y moderno. ¿Y cuales son esas diferencias?.
 La primera es que en una democracia representativa como la mexicana, el factor más importante, la razón de ser y el centro de esa democracia es el ciudadano. En toda democracia representativa los ciudadanos, en su papel de electores, depositan el mandato en los objetos de esa democracia, que son los diputados y/o senadores.
Por tanto, los mandantes --y si se quiere los patrones de los diputados y los senadores–, son los ciudadanos, no el partido y menos la dirigencia o su Consejo Nacional. En realidad, cuando los ciudadanos depositan el voto en un candidato a diputado o senador y lo llevan al Congreso, están delegando su representación y su mandato en los candidatos, no en el partido y menos en su dirigencia. Así, los diputados son los mandatarios de los mandantes que, al mismo tiempo, son los ciudadanos.
¿Por qué entonces, un dirigente como Jesús Zambrano insiste en que los diputados y/o senadores del PRD debe colocar el interés del partido o de la dirigencia de los amarillos, por encima del interés ciudadano?
Aquí es donde entra en juego el segundo detalle que olvida Zambrano. Nos referimos al llamado voto de conciencia, que pocos conocen y muchos más en la clase política mexicana prefieren ignorar. ¿Qué es el voto de conciencia? Es la piedra de toque de la política. Y eso lo debía saber como nadie el señor Zambrano.
Resulta que un político –de la ideología o el partido que se quiera–, sea diputado, senador, dirigente o gobernante –igual que un intelectual, escritor o periodista–, tiene una responsabilidad fundamental, prioritaria e indeclinable, con su conciencia.
La responsabilidad primaria, fundamental de un político, de un intelectual, escritor o periodista es con su conciencia, por encima de su creencia, de su partido, del grupo político al que pertenece de su religión, de los estatutos del partido; por encima del color o la tendencia de tal o cual gobierno.
Si la conciencia de un político –como la de un escritor, intelectual o periodista–, dicta que la línea y el interés de su partido es incorrecta, es mentirosa; dicta que no defiende el interés mayoritario, el interés de quienes lo eligieron, entonces la conciencia de ese político le dictará votar en sentido contrario al interés de su partido.
Y, en efecto, los estatutos del PRD pueden decir que resulta legítimo dictar línea a un diputado o senador. Y, en efecto, el presidente del PRD puede dictar línea y hasta puede creer que esa línea es la correcta, pero no puede imponer su pensamiento y su propio interés, por sobre el pensamiento y la conciencia de diputados y senadores de su partido. Y si, el PRD de hoy es igual al PRI de los años 80. Al tiempo.      
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Indicador Político
Zambrano y el politburó del PRD/Carlos Ramírez I
24 Horas
En pocos días el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, ha acumulado cuando menos dos severas derrotas políticas:
1.- El ejercicio del peor de los autoritarismos estalinistas de la vieja izquierda al amenazar a senadores perredistas con el infierno si votaban a favor de las reformas a las leyes secundarias en telecomunicaciones que esos legisladores habían ayudado a modificar, pero a costa de disminuir su autoridad política como líder.
2.- La aprobación para que los diputados perredistas votaran individualmente a favor o en contra de la minuta enviada por el Senado y dejaran a un lado la instrucción anterior de votar en bloque y en contra de las reformas, lo que ya provocó duras críticas de senadores que antes fueron obligados por Zambrano a votar por consigna.
Ello llevó a tres efectos políticos que cimbraron al PRD:
1.- La fractura del liderazgo de Jesús Zambrano y de Los Chuchos porque la votación y las quejas contaminaron el proceso de elección del sucesor en la dirección del partido. El PRD percibió el agotamiento del modelo de liderazgo de Los Chuchos.
 2.- El regreso del autoritarismo político al estilo del viejo Partido Comunista Mexicano por la restauración del modelo estalinista de politburó como autoridad superior y autoritaria de poder en el partido. Zambrano pareció convertir al consejo nacional en ese temido politburó de reminiscencias soviéticas.
 3.- Las contradicciones de Zambrano -voto en bloque en Senado y libre en diputados- llevaron a la duda de qué tipo de partido será el PRD: opositor en absoluto o negociador de consensos, y al temor de que la sucesión de líder en el partido se resuelva para mantener control autoritario.
 Aunque está formado por políticos que salieron del PRI o por grupos afines con comportamientos priistas, nunca como hoy el PRD se vio a imagen y semejanza del PRI: el partido de la línea política, de la instrucción, de la sumisión vertical. Y lo peor que le puede pasar al PRD, dicen desde dentro, es que sea una mezcla del PRI de la línea y del PCM del politburó del centralismo leninista muy cercano al modelo de control político de Corea del Norte.
 El problema del PRD -uno entre muchos- radica en su conformación fragmentada, sin liderazgos homogéneos; el modelo de corrientes de opinión derivó en una organización tribal de grupos parciales sin que el partido tuviera alguna propuesta orgánica de unidad. El PRD es un archipiélago de intereses donde domina el que más islas tenga bajo su control. Sin ideas políticas, sin proyecto ideológico, el PRD se enfila hacia un partido controlado por el nuevo politburó tipo soviético.
 Los senadores dieron una imagen patética de los nuevos estilos de control en el PRD: en comisiones votaron a favor de reformas y contribuyeron a muchas de ellas, pero en la plenaria fueron obligados, bajo amenaza de afectar su carrera política, a votar en contra. El discurso final del líder de la bancada Miguel Barbosa en la plenaria no pudo haber sido más dramático: hablar de ejercicio democrático pero avalar la imposición del politburó perredista.
 La crisis en los funcionamientos internos del PRD no pudo haber llegado en peor momento: el enfilamiento del partido hacia la elección de nuevos dirigentes; y el papel del líder Zambrano tampoco abonó a preparar a los perredistas para una elección abierta. El candidato de Los Chuchos no será otro que el que mantenga la continuidad del control autoritario de perredistas en cargos de elección popular y de un partido dominado por el politburó.
 Al final: una cosa es que Zambrano se hubiera forjado en esa cultura autoritaria del viejo Partido Comunista y otra que el PRD termine como una copia del PRI de la línea política.
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ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
El Financiero,
Molinar, el fracaso del manipulador
La bancada del PAN en la Cámara de Diputados decidió, a contracorriente de lo que pasó en el Senado, votar en bloque grupo a favor de la ley de telecomunicaciones, con lo que  cerró indirectamente un oscuro capítulo en la dirigencia del PAN, donde los intereses particulares de una minoría buscaron pasar por encima de los intereses del partido y de la mayoría de sus grupos parlamentarios. El autor intelectual de la contrarreforma, Juan Molinar, construyó una oposición para enmendar la ley de telecomunicaciones y beneficiar a Telmex. Fracasó en el Senado y remataron su caída en San Lázaro.
Molinar, uno de los principales asesores del presidente del PAN, Gustavo Madero, quiso aprovechar la coyuntura de la discusión de la ley secundaria de telecomunicaciones para sacar provecho personal y beneficiar a grupos particulares dentro del partido. Para ello usó al senador panista Javier Corral, abierto enemigo de Televisa y defensor en los últimos tiempos de las empresas de telecomunicaciones de Carlos Slim, y sumó a sus esfuerzos al jefe político de la corriente de Los Chuchos en el PRD, Jesús Ortega, y al ex dirigente del partido, Guadalupe Acosta Naranjo.
Como se apuntó el martes en este espacio, Molinar convenció a Madero de revivir la mesa del Pacto por México para buscar un consenso de la oposición en la ley de telecomunicaciones, y recuperar la capacidad de negociación con el gobierno. Personas que conocieron detalles de las pláticas, dijeron que Molinar planteó dos temas que no tenían nada que ver con el tema a discusión: que la PGR limpiara completamente su expediente en el incendio de la guardería ABC de Hermosillo, subrogada por el Seguro Social cuando él era director de la institución, donde murieron 49 niños y 76 más resultaron heridos; y que no tocara el gobierno a ningún panista en el Caso Oceanografía.
Molinar amenazó que si no se cumplían esas exigencias planteadas en términos personales –aunque en el caso de Oceanografía contaba con adeptos poderosos en el PAN-, no aprobarían los legisladores azules las reformas de telecomunicaciones ni de energía. La condición de Madero para el respaldo a esas reformas era solamente que se aprobara antes la reforma política en los estados. En una siguiente reunión, Molinar, cuyo asesor es su largamente protegido y controvertido Mony de Swan, ex presidente de la extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones, cruzado contra Televisa y defensor inopinado de Telmex y Telcel, añadió a sus exigencias:
1.- Que se eliminara de la ley de telecomunicaciones la tasa cero a la interconexión. Las empresas de Carlos Slim no quieren proporcionar gratuitamente los servicios de infraestructura a sus competidores –su alegato es el costo de inversión hecho a lo largo de los años-, y luchó para impedir que ese artículo quedara consolidado en la reforma. El cobro de la interconexión genera alrededor del 22% de los ingresos totales de Slim en el sector.
2.- Que se quitara el plazo para que Slim pudiera entrar a la televisión abierta. La ley establece que como agente preponderante, tiene que desagregarse como empresa y reducir su tamaño en el mercado a menos del 50% -en la actualidad Telmex domina el 70% de la telefonía fija yTelcel más del 65% de la móvil-, a fin de que en un plazo de dos años mínimo pueda licitar por un canal de televisión abierta.
Y 3.- Que se definiera como preponderante el servicio, no el sector. Esa es un deseo de Slim para que los canales de paga de Televisa, que se encuentran en el sector de las telecomunicaciones, que dominan un 70% de ese mercado, sea declarado preponderante y, por tanto, obligado a desagregarse. En el sector, aunque Televisa es la fuerza dominante en televisión de paga, el preponderante es América Móvil, la empresa que concentra a Telmex y Telcel.
Corral se convirtió en el vocero del grupo en el Senado y en los medios, mientras que Ortega y Acosta Naranjo, en voz del líder del PRD, Jesús Zambrano, usaron medidas coercitivas para obligar al voto corporativo de la izquierda. A los senadores perredistas que votaron a favor de la ley en comisiones -y al líder de la fracción, Miguel Barbosa, que afirmó que votarían sin la línea de Zambrano-, los amenazó con preparar un punto de acuerdo en el Consejo Nacional para obligarlos a votar como exigían Los Chuchos. Ante la presión, se replegaron. Molinar no logró que Madero hiciera lo mismo. Aunque en público Madero criticó la ley, Madero liberó a los panistas para votar “a su conciencia”.
En el Senado, la mayoría de los panistas responden a Ernesto Cordero, quien trabajó con el gobierno la aprobación de la ley. Pero Madero no perdió ante Cordero. Lo que decía no correspondía con los hechos. El coordinador del PAN en el Senado, hombre de Madero, Jorge Luis Preciado, votó a favor de la ley. En San Lázaro, todos los maderistas, que son mayoría en la bancada, decidieron hacer lo mismo. Retóricamente jugó con Molinar y Corral, pero nada más. Los dos quedaron derrotados. Zambrano, Ortega y Acosta Naranjo, igual. No lograron el beneficio que buscaba Slim y que tan decididamente lucharon por cumplírselo. En franca retirada, para el voto en el Congreso, Zambrano dijo: que los perredistas votaron conciencia. Llegó el tiempo de recortar pérdidas.

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