Columna Estrictamente
personal/ Raymundo Riva Palacio
Ejecentral.com, 11 y 12 de enero de 2016..
La captura de "El Chapo" (I)
En otoño pasado, los comandos de élite de la Marina tuvieron en la mira de sus fusiles de asalto la cabeza de Joaquín "El Chapo" Guzmán o estuvieron en condiciones de capturarlo en la sierra de Durango, con lo que habría terminado rápidamente la persecución a los pocos días de haberlo detectado en Tamazula.
No lo hicieron por diferentes razones. Una fue que cuando sorprendieron a Guzmán en el primer escondite al que llegó en la sierra, dispararle habría causado daños colaterales, por la que la orden de matarlo no se dio. La otra fue por la petición del gobierno de Estados Unidos de suspender la operación para atraparlo vivo o muerto, porque varias celebridades de Hollywood que habían estado con él, se encontraban aún en la zona de operaciones.
Los dos momentos fueron referidos por la Procuradora General Arely Gómez el viernes cuando dio a conocer detalles generales, sin contexto ni precisión, sobre la investigación que condujo a la recaptura de "El Chapo" Guzmán. La exposición de la Procuradora es la narrativa oficial que quiere dar el Gobierno federal sobre cómo fue la investigación y la cacería del criminal, que por razones probablemente para no dar a conocer métodos y recursos utilizados en el proceso, esconde detalles importantes de cómo se pudo aprehender a Guzmán a los seis meses de escaparse de El Altiplano.
Estos episodios son más contextuales que determinantes en la recaptura de "El Chapo", como el Gobierno federal sugiere, en particular el de la visita de la actriz Kate del Castillo, el actor Sean Penn y dos productores españoles, que según la Procuradora, preparaban una película autobiográfica de Guzmán. La prensa enfatizó ese ángulo el fin de semana, presentando al criminal como un personaje egocéntrico.
El episodio abre muchas dudas. Guzmán siempre ha sido muy disciplinado y metódico, de acuerdo a personas que lo combatieron, y es obsesivo con sus comunicaciones. En esta ocasión estableció comunicación por mensajes de BlackBerry en momentos donde sabía que ya lo estaban buscando, lo que parece más una acción deliberada que un descuido.
Según la Procuradora, varios participantes en la película se reunieron con los abogados de Guzmán. Fueron Óscar Manuel Gómez Núñez y Andrés Granados, en un lugar cercano a Culiacán. Funcionarios federales dijeron que el encuentro fue previo al 2 de octubre, porque en esa fecha estuvieron en la sierra con "El Chapo". La Procuradora dijo que ese encuentro dio la localización exacta de Guzmán, aunque hay inconsistencias que no responden a errores.
La Procuradora dijo que Guzmán se encontraba en Pueblo Nuevo, en las colindancias con la parte sur de Sinaloa, cuando en realidad se encontraba en Tamazula, en la parte norte. A Pueblo Nuevo se puede llegar por carretera; a Tamazula sólo se llega por aire, o por una brecha de tierra de seis horas. En la entrevista que Guzmán le dio a Penn, publicada en la revista estadounidense Rolling Stone, se menciona un mensaje detallado de "El Chapo" a Penn y Del Castillo sobre la operación de la Marina el 5 de octubre en Tamazula.
La narrativa del gobierno deja fuera de la cronología el trabajo de inteligencia de la DEA, aunque aún no se pueden establecer los tiempos que aclaren si la vigilancia estadounidense sobre Penn y Del Castillo fue detonada por su información, o como consecuencia de información mexicana cuando descubrió el contacto de la actriz con el narcotraficante.
Los agentes mexicanos tenían bajo vigilancia a los abogados de "El Chapo" desde su fuga, por lo que es probable que descubrieran en ese proceso el contacto con la actriz. Cuando se dio el encuentro con "El Chapo" en Tamazula, los comandos de la Marina ya lo tenía ubicado. De hecho, contrario a lo que se informó oficialmente, no ayudó esa reunión con las celebridades de Hollywood a su ubicación exacta, sino que se tuvo que aplazar la operación por 72 horas. La razón fue una petición del gobierno estadounidense ante el temor de que quedaran atrapados en los enfrentamientos y hubiera daños colaterales de su compatriota. La operación comenzó hasta el 5 de octubre, en el inicio del final de la cacería contra "El Chapo".
Ese día, la operación de los comandos fue por aire, intercambiando fuego con las escoltas de Guzmán, quien comenzó a correr hacia la barranca. De acuerdo con funcionarios federales, Guzmán salió de la casa acompañado por la cocinera y su dos hijas. Esto no fue inusual. Desde que vivió como prófugo en Tamazula tras su primera evasión de la cárcel, Guzmán siempre estuvo acompañado por una cocinera. Los comandos lo vieron desde el aire y uno de ellos lo tenía en la mira de su arma. La valoración instantánea fue que haberle disparado en ese momento, por las condiciones del tiro, podría haber puesto en peligro la vida de la cocinera y sus hijas, por lo que no se autorizó la acción.
Las mujeres no pudieron seguir corriendo y fueron detenidas -la cocinera se encuentra bajo arraigo-, mientras que Guzmán tropezó, cayó en una barranca y fue detenido por un alambre de púas. Ahí comenzó una huida a pie y en mula, perseguidos por los comandos que, con el paso de las semanas, cambiaron la estrategia de persecución con lo cual lo engañaron y crearon las condiciones para su recaptura en Los Mochis el viernes pasado.
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La captura de "El Chapo" (II)
En otoño pasado, los comandos de élite de la Marina tuvieron en la mira de sus fusiles de asalto la cabeza de Joaquín "El Chapo" Guzmán o estuvieron en condiciones de capturarlo en la sierra de Durango, con lo que habría terminado rápidamente la persecución a los pocos días de haberlo detectado en Tamazula.
No lo hicieron por diferentes razones. Una fue que cuando sorprendieron a Guzmán en el primer escondite al que llegó en la sierra, dispararle habría causado daños colaterales, por la que la orden de matarlo no se dio. La otra fue por la petición del gobierno de Estados Unidos de suspender la operación para atraparlo vivo o muerto, porque varias celebridades de Hollywood que habían estado con él, se encontraban aún en la zona de operaciones.
Los dos momentos fueron referidos por la Procuradora General Arely Gómez el viernes cuando dio a conocer detalles generales, sin contexto ni precisión, sobre la investigación que condujo a la recaptura de "El Chapo" Guzmán. La exposición de la Procuradora es la narrativa oficial que quiere dar el Gobierno federal sobre cómo fue la investigación y la cacería del criminal, que por razones probablemente para no dar a conocer métodos y recursos utilizados en el proceso, esconde detalles importantes de cómo se pudo aprehender a Guzmán a los seis meses de escaparse de El Altiplano.
Estos episodios son más contextuales que determinantes en la recaptura de "El Chapo", como el Gobierno federal sugiere, en particular el de la visita de la actriz Kate del Castillo, el actor Sean Penn y dos productores españoles, que según la Procuradora, preparaban una película autobiográfica de Guzmán. La prensa enfatizó ese ángulo el fin de semana, presentando al criminal como un personaje egocéntrico.
El episodio abre muchas dudas. Guzmán siempre ha sido muy disciplinado y metódico, de acuerdo a personas que lo combatieron, y es obsesivo con sus comunicaciones. En esta ocasión estableció comunicación por mensajes de BlackBerry en momentos donde sabía que ya lo estaban buscando, lo que parece más una acción deliberada que un descuido.
Según la Procuradora, varios participantes en la película se reunieron con los abogados de Guzmán. Fueron Óscar Manuel Gómez Núñez y Andrés Granados, en un lugar cercano a Culiacán. Funcionarios federales dijeron que el encuentro fue previo al 2 de octubre, porque en esa fecha estuvieron en la sierra con "El Chapo". La Procuradora dijo que ese encuentro dio la localización exacta de Guzmán, aunque hay inconsistencias que no responden a errores.
La Procuradora dijo que Guzmán se encontraba en Pueblo Nuevo, en las colindancias con la parte sur de Sinaloa, cuando en realidad se encontraba en Tamazula, en la parte norte. A Pueblo Nuevo se puede llegar por carretera; a Tamazula sólo se llega por aire, o por una brecha de tierra de seis horas. En la entrevista que Guzmán le dio a Penn, publicada en la revista estadounidense Rolling Stone, se menciona un mensaje detallado de "El Chapo" a Penn y Del Castillo sobre la operación de la Marina el 5 de octubre en Tamazula.
La narrativa del gobierno deja fuera de la cronología el trabajo de inteligencia de la DEA, aunque aún no se pueden establecer los tiempos que aclaren si la vigilancia estadounidense sobre Penn y Del Castillo fue detonada por su información, o como consecuencia de información mexicana cuando descubrió el contacto de la actriz con el narcotraficante.
Los agentes mexicanos tenían bajo vigilancia a los abogados de "El Chapo" desde su fuga, por lo que es probable que descubrieran en ese proceso el contacto con la actriz. Cuando se dio el encuentro con "El Chapo" en Tamazula, los comandos de la Marina ya lo tenía ubicado. De hecho, contrario a lo que se informó oficialmente, no ayudó esa reunión con las celebridades de Hollywood a su ubicación exacta, sino que se tuvo que aplazar la operación por 72 horas. La razón fue una petición del gobierno estadounidense ante el temor de que quedaran atrapados en los enfrentamientos y hubiera daños colaterales de su compatriota. La operación comenzó hasta el 5 de octubre, en el inicio del final de la cacería contra "El Chapo".
Ese día, la operación de los comandos fue por aire, intercambiando fuego con las escoltas de Guzmán, quien comenzó a correr hacia la barranca. De acuerdo con funcionarios federales, Guzmán salió de la casa acompañado por la cocinera y su dos hijas. Esto no fue inusual. Desde que vivió como prófugo en Tamazula tras su primera evasión de la cárcel, Guzmán siempre estuvo acompañado por una cocinera. Los comandos lo vieron desde el aire y uno de ellos lo tenía en la mira de su arma. La valoración instantánea fue que haberle disparado en ese momento, por las condiciones del tiro, podría haber puesto en peligro la vida de la cocinera y sus hijas, por lo que no se autorizó la acción.
Las mujeres no pudieron seguir corriendo y fueron detenidas -la cocinera se encuentra bajo arraigo-, mientras que Guzmán tropezó, cayó en una barranca y fue detenido por un alambre de púas. Ahí comenzó una huida a pie y en mula, perseguidos por los comandos que, con el paso de las semanas, cambiaron la estrategia de persecución con lo cual lo engañaron y crearon las condiciones para su recaptura en Los Mochis el viernes pasado.
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La captura de "El Chapo" (II)
Las
verdades sobre hechos que llevaron a la tercera captura de Joaquín "El
Chapo" Guzmán que decidió hacer públicas el Gobierno federal,
trivializaron la cacería que unidades de élite de la Marina realizaron durante
tres meses contra el criminal y paradójicamente alimentaron su leyenda.
La
narrativa del gobierno dejó que corriera la especie que trató de escapar por
una alcantarilla -fortaleciendo la idea de que es el genio de los túneles-, y
que el quiebre definitivo para encontrarlo fue porque quería hacer una
autobiografía para cine -lo que le adjudica un ego que jamás había mostrado-.
¿Restarle
méritos a la Marina ayuda al Presidente Enrique Peña Nieto a dar un bálsamo al
Ejército que en la sierra de Durango, a donde se escapó "El Chapo",
nunca hubiera sido capaz de detenerlo? ¿O acaso ocultan con medias verdades
detalles de una investigación cuyo conocimiento será más costosa que benéfica y
demostraría debilidades institucionales?
No
obstante, mientras declaraba Gómez Núñez se pidió una orden al juez para que
pudieran extraer toda la información que llevaba en los nueve teléfonos que
llevaba en el momento en que fue ilegalmente detenido. El juez obsequió la
orden.
Esa
ilegalidad propició que desde los primeros días de la fuga se empezara a
rastrear la ruta de su escape, e impedir que, como en la primera evasión del
penal de Puente Grande en 2001, no supieran ni a dónde se había dirigido, ni en
dónde se escondía. La información extraída de esos teléfonos permitió a la PGR
descubrir el mapa de la fuga. Mediante la red de vínculos se encontró al núcleo
de seis personas que participaron directamente en la planeación y ejecución de
la evasión desde el exterior del penal.
Una
persona fue de alto valor para saber a dónde se había dirigido "El
Chapo" después de escaparse, Héctor Ramón Takashima Valenzuela, un piloto
de toda confianza de Guzmán, que preparó la logística para trasladarlo en una
avioneta destartalada y sin matrícula desde la Quinta Palos en San Juan del Río
a Culiacancito, una pequeña población a escasos 15 kilómetros de Culiacán, en
donde se bajó otro de los operadores de la fuga, su cuñado Édgar Coronel
Aispuro, mientras se reabastecía la nave para seguir el viaje final a la sierra
de Durango la madrugada del 12 de julio.
La
red de vínculos en los teléfonos del abogado llevó a más números en Sinaloa.
Uno de los que fue clave para focalizar la persecución y encontrar casas de
seguridad fue la del sobrino de "El Chapo", Aureliano Guzmán Araujo,
capturado en Culiacán a finales de octubre pasado. Guzmán Araujo era el
responsable de todo el aparato de comunicaciones de la facción vinculada a su
tío en el Cártel del Pacífico.
La
información que produjo esa red permitió identificar todas las casas del
entorno más cercano de Guzmán en Culiacán y cortarle las posibilidades de apoyo
en su carrera por la sierra de Durango. Los cateos llevaron a más casas de
seguridad, una de ellas la de Los Mochis, donde finalmente lo encajonaron.
Hasta allí los llevó la estrategia para forzarlo fuera de la sierra, de lo que
se hablará en la próxima entrega.
La captura del Chapo (y III)/Raymundo Riva Palacio |
Ejecentral.com Miércoles 13 de enero, 2016
La fuga de Joaquín El Chapo Guzmán de la prisión del Altiplano fue una burla al Gobierno que se convirtió en una vergüenza nacional. Pero nadie resintió la incompetencia del CISEN y la Policía Federal que lo vigilaban en la cárcel, como la Marina. Almirantes y comandantes de las unidades de élite, dicen quienes hablaron con ellos, transpiraban fuego. Capturarlo les había llevado siete años de investigación en coordinación con las agencias de inteligencia de Estados Unidos, cuya puerta se abrió cuando su esposa Emma Coronel dio a luz en un hospital de Los Angeles en 2011, y la DEA interceptó su teléfono y escuchó pacientemente hasta que en enero de 2014 Guzmán cometió un error de seguridad que los puso sobre su pista.
La DEA y la Marina comenzaron a preparar el operativo de recaptura, que se tuvo que adelantar porque desde la Comisión Nacional de Seguridad se le filtraron a Reforma fotografías de la señora Guzmán en Cancún –publicadas el 19 de enero de ese año-, que fue interpretado como señal al Chapo que estaban muy cerca de él. La Marina, con el apoyo de la DEA, la CIA y la Oficina de Alguaciles de Estados Unidos, lo detuvo a finales de febrero. Cuando se volvió a fugar, se encargó al responsable de las unidades de élite que lo había capturado en Mazatlán encabezar la cacería. El Comandante Águila, como conocen al almirante, salió de sus oficinas en la Ciudad de México y se mudó a Sinaloa. Lo acompañaron siete capitanes, lo mejor con lo que cuenta el Estado Mexicano.
La razón por la cual viajaron a Sinaloa pocos días después de la fuga fue porque los agentes ministeriales de la PGR lograron reconstruir rápidamente el mapa de la fuga y encontraron que tan pronto como se escapó, el Chapo había regresado a su territorio, en la Sierra de Durango. A partir del 5 de octubre, comenzó la operación en Tamazula y Cosalá, las zonas más agrestes de la Sierra de Durango. “Estuvimos a cinco minutos de atraparlo”, dijo una fuente federal sobre la operación en Tamazula. Estuvieron más cerca, en realidad, de matarlo, pero al haber salido junto con su cocinera y sus dos hijas, la orden fue no disparar.
A partir de ahí, los comandos de la Marina comenzaron a perseguirlo en la sierra mientras que con la creciente información de las intercepciones telefónicas fueron aislando sus apoyos en Culiacán, descubriendo casas de seguridad y encontrando otros refugios en distintas ciudades. “Lo tenemos cercado”, dijo una fuente federal a principio de diciembre. Pero aunque había la certidumbre de volverse a topar con él, dudaban si en la sierra podrían atraparlo con vida. Los comandos de la Marina no tenían posibilidad de hacer un operativo sorpresa para capturarlo.
La única forma de tomarlo desprevenido era por aire, pero como sucedió en Tamazula y Cosalá, habría enfrentamientos. Por tierra era imposible. Para poder perseguirlo así habría que ir caminando o en mulas. En diciembre, de acuerdo con fuentes federales, se tomó una decisión que modificó la estrategia: relajarían la persecución en la sierra para abrirle espacios y que pudiera dirigirse a las ciudades. Los comandos de la Marina contaban con el respaldo de la DEA en las comunicaciones, que sumaban a las intercepciones del CISEN, así como con miembros del bloque de búsqueda veteranos de la lucha contra los cárteles de Medellín y Cali, que por petición del Presidente Enrique Peña Nieto había enviado el Presidente colombiano Juan Manuel Santos.
Los comandos de la Marina catearon las casas de la esposa, los hermanos y los cuñados de Guzmán en Culiacán, de donde iban recogiendo información que les dio direcciones de posibles refugios de Guzmán. Eso es lo que sucedió con la casa en Los Mochis, vigilada días antes que llegara El Chapo, aparentemente muy pocas horas antes de que comenzara la operación la madrugada del viernes pasado. Fuentes federales admiten que cuando comenzó esa operación, no tenían la certeza de que estuviera ahí Guzmán, aunque por la capacidad de fuego con la que fueron recibidos, sospechaban fuertemente que así fuera.
Los comandos de la Marina fueron replegando a los escoltas del Chapo, a quien sin embargo le dieron tiempo para escabullirse de la casa en un Ford Focus que se quedó sin gasolina. Guzmán sólo iba con su jefe de escoltas Orso Iván Gastélum, quien cuando eso sucedió, bajó a una señora de un Jetta para seguir huyendo. La señora, que no sabía quiénes eran, reportó inmediatamente el robo, con lo cual, como sucede cuando hay operativos de esa naturaleza, alertó a todas las corporaciones. La Policía Federal, que participaba en la seguridad perimetral de la operación, encontró rápidamente el Jetta y lo interceptó. El Chapo, dijeron fuentes federales, no opuso resistencia y se entregó, obligando a Gastélum a hacer lo mismo. Los policías federales los llevaron al hotel Doux en la carretera hacia Navojoa –que no es territorio del Cártel del Pacífico- para establecer un perímetro de seguridad en espera de los refuerzos.
El Chapo pudo haberse escapado una vez más, pero no corrió con suerte. En Los Mochis sí fueron tomados por sorpresa. La estrategia de los comandos de élite de la Marina funcionó. El Secretario de la Marina, Vidal Soberón, no dudó que en cuanto recibió información del operativo, se lo comunicó directamente al Presidente. Una vez más, la medalla era para ellos.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter: @rivapa
La fuga de Joaquín El Chapo Guzmán de la prisión del Altiplano fue una burla al Gobierno que se convirtió en una vergüenza nacional. Pero nadie resintió la incompetencia del CISEN y la Policía Federal que lo vigilaban en la cárcel, como la Marina. Almirantes y comandantes de las unidades de élite, dicen quienes hablaron con ellos, transpiraban fuego. Capturarlo les había llevado siete años de investigación en coordinación con las agencias de inteligencia de Estados Unidos, cuya puerta se abrió cuando su esposa Emma Coronel dio a luz en un hospital de Los Angeles en 2011, y la DEA interceptó su teléfono y escuchó pacientemente hasta que en enero de 2014 Guzmán cometió un error de seguridad que los puso sobre su pista.
La DEA y la Marina comenzaron a preparar el operativo de recaptura, que se tuvo que adelantar porque desde la Comisión Nacional de Seguridad se le filtraron a Reforma fotografías de la señora Guzmán en Cancún –publicadas el 19 de enero de ese año-, que fue interpretado como señal al Chapo que estaban muy cerca de él. La Marina, con el apoyo de la DEA, la CIA y la Oficina de Alguaciles de Estados Unidos, lo detuvo a finales de febrero. Cuando se volvió a fugar, se encargó al responsable de las unidades de élite que lo había capturado en Mazatlán encabezar la cacería. El Comandante Águila, como conocen al almirante, salió de sus oficinas en la Ciudad de México y se mudó a Sinaloa. Lo acompañaron siete capitanes, lo mejor con lo que cuenta el Estado Mexicano.
La razón por la cual viajaron a Sinaloa pocos días después de la fuga fue porque los agentes ministeriales de la PGR lograron reconstruir rápidamente el mapa de la fuga y encontraron que tan pronto como se escapó, el Chapo había regresado a su territorio, en la Sierra de Durango. A partir del 5 de octubre, comenzó la operación en Tamazula y Cosalá, las zonas más agrestes de la Sierra de Durango. “Estuvimos a cinco minutos de atraparlo”, dijo una fuente federal sobre la operación en Tamazula. Estuvieron más cerca, en realidad, de matarlo, pero al haber salido junto con su cocinera y sus dos hijas, la orden fue no disparar.
A partir de ahí, los comandos de la Marina comenzaron a perseguirlo en la sierra mientras que con la creciente información de las intercepciones telefónicas fueron aislando sus apoyos en Culiacán, descubriendo casas de seguridad y encontrando otros refugios en distintas ciudades. “Lo tenemos cercado”, dijo una fuente federal a principio de diciembre. Pero aunque había la certidumbre de volverse a topar con él, dudaban si en la sierra podrían atraparlo con vida. Los comandos de la Marina no tenían posibilidad de hacer un operativo sorpresa para capturarlo.
La única forma de tomarlo desprevenido era por aire, pero como sucedió en Tamazula y Cosalá, habría enfrentamientos. Por tierra era imposible. Para poder perseguirlo así habría que ir caminando o en mulas. En diciembre, de acuerdo con fuentes federales, se tomó una decisión que modificó la estrategia: relajarían la persecución en la sierra para abrirle espacios y que pudiera dirigirse a las ciudades. Los comandos de la Marina contaban con el respaldo de la DEA en las comunicaciones, que sumaban a las intercepciones del CISEN, así como con miembros del bloque de búsqueda veteranos de la lucha contra los cárteles de Medellín y Cali, que por petición del Presidente Enrique Peña Nieto había enviado el Presidente colombiano Juan Manuel Santos.
Los comandos de la Marina catearon las casas de la esposa, los hermanos y los cuñados de Guzmán en Culiacán, de donde iban recogiendo información que les dio direcciones de posibles refugios de Guzmán. Eso es lo que sucedió con la casa en Los Mochis, vigilada días antes que llegara El Chapo, aparentemente muy pocas horas antes de que comenzara la operación la madrugada del viernes pasado. Fuentes federales admiten que cuando comenzó esa operación, no tenían la certeza de que estuviera ahí Guzmán, aunque por la capacidad de fuego con la que fueron recibidos, sospechaban fuertemente que así fuera.
Los comandos de la Marina fueron replegando a los escoltas del Chapo, a quien sin embargo le dieron tiempo para escabullirse de la casa en un Ford Focus que se quedó sin gasolina. Guzmán sólo iba con su jefe de escoltas Orso Iván Gastélum, quien cuando eso sucedió, bajó a una señora de un Jetta para seguir huyendo. La señora, que no sabía quiénes eran, reportó inmediatamente el robo, con lo cual, como sucede cuando hay operativos de esa naturaleza, alertó a todas las corporaciones. La Policía Federal, que participaba en la seguridad perimetral de la operación, encontró rápidamente el Jetta y lo interceptó. El Chapo, dijeron fuentes federales, no opuso resistencia y se entregó, obligando a Gastélum a hacer lo mismo. Los policías federales los llevaron al hotel Doux en la carretera hacia Navojoa –que no es territorio del Cártel del Pacífico- para establecer un perímetro de seguridad en espera de los refuerzos.
El Chapo pudo haberse escapado una vez más, pero no corrió con suerte. En Los Mochis sí fueron tomados por sorpresa. La estrategia de los comandos de élite de la Marina funcionó. El Secretario de la Marina, Vidal Soberón, no dudó que en cuanto recibió información del operativo, se lo comunicó directamente al Presidente. Una vez más, la medalla era para ellos.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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