11 ene 2019

Carlos Ramírez en defensa de Ricardo Alemán y El Debate

Censura cuando periodistas atacan a periodistas para defender a políticos/Carlos Ramírez
El Debate, 11 de enero de 2019
Uno de los indicios que revela elementos de descomposición en los regímenes populistas y de caudillos se percibe en la poca resistencia a la crítica. Pero el asunto entra en los linderos de la censura autoritaria cuando periodistas atacan a periodistas para defender a políticos, sacándoles a éstos las castañas del fuego.

La prensa nada tiene que hacer defendiendo políticos y gobernantes. El uso de la prensa para que los políticos ataquen a periodistas y adversarios es una perversa herencia del sistema político priista.
En un ensayo provocador de 1932, el comunista Paul Nizan --compañero entrañable de Jean-Paul Sartre-- atacó a los profesores de filosofía que defendían a los regímenes conservadores y los caracterizó como “los perros guardianes”; en los EU los periodistas que critican al poder se asumen como “perros vigilantes”. Han sido los dos extremos.
El columnista y editor digital Federico Arreola, que fue asesor del candidato López Obrador en las elecciones del 2006, rompió lanzas contra el columnista Ricardo Alemán, conocido como el más severo crítico de López Obrador. Alemán conoció al tabasqueño en los noventa en el edificio de La Jornada donde el tabasqueño tenía unas oficinas sin ser periodista y mantuvo relaciones nada agradables porque sus despachos colindaban.
Lo malo de Arreola, en una columna última publicada en el sitio de El Sendero del Peje, no fue defender al presidente López Obrador, sino atacar sin reglas y a mordidas al columnista Alemán y de paso regañar al periódico EL DEBATE --una cadena de varios diarios en Sinaloa-- por publicar los textos de Alemán. El dato no debe pasar de largo: ningún periodista tiene la autoridad política o moral para delimitar la sección de colaboradores de los diarios, y menos cuando se trata de diarios prestigiados, con años de lucha contra los abusos del poder y con formación de empresa privada.
El título de la columna de Arreola dibuja al autor: ¿por qué el miserable periodismo de EL DEBATE contra López Obrador?; Arreola ataca al medio y no al columnista crítico.
La connotación critica del adjetivo miserable no sólo es desproporcionadamente ofensivo, sino que hace asumir a su autor la defensa apasionada del presidente en turno. Lo que queda por indagar es el papel actual de Arreola con López Obrador, porque el presidente en funciones suele azuzar a sus aliados para criticar a sus críticos como perros de presa, como lo confirman los textos incendiarios del otro asesor funcional: Epigmenio Ibarra.
Toda la historia de credibilidad, lucha contra el poder y papel social responsable frente a sus lectores de los periódicos EL DEBATE fueron desprestigiados por Arreola por el sólo hecho de que esa cadena publica, en su derecho como empresa privada, las columnas de Alemán. Pero en lugar de criticar el contenido de las columnas de Alemán, Arreola utiliza el viejo esquema de desprestigiar al autor y al medio que lo hospeda.
En realidad, Arreola carece de argumentos analíticos y periodísticos para refutar a Alemán y por eso se lanza contra su credibilidad.
Llamar “miserable periodismo” al que practica EL DEBATE no es en realidad un insulto, sino una expresión de impotencia intelectual, política y moral. Y se completa con la cadena, llena de resentimiento apasionado, de insultos del periodista Arreola al periodista Alemán; desquiciado, odiador, enfermo, perverso, lucrados, resentido, loco…, entre otros.
Lo mas grave de la columna Arreola es que está armada para presionar a EL DEBATE para que despida a Alemán de sus páginas, en los mismos estilos que Alemán ha sido despedido de otros medios --El Universal, La Jornada, Milenio--: por el contenido periodístico crítico de sus textos. Es decir, un periodista (ex)asesor de López Obrador sale en defensa de López Obrador y pide que el autor de la crítica contra López Obrador sea corrido --ya no digamos despedido, en términos de ley-- de un periódico.
Los periodistas no deben estar inmunes a las críticas, inclusive con estilos similares a los que usan para criticar; la polémica entre comunicadores es una especie de vacuna contra los excesos y los abusos de la prensa. Pero la columna de Arreola recuerda los estilos usados por el poder en los tiempos priístas para anular, inhibir, cuestionar y acallar a la crítica. Hay que recordar los lenguajes y acciones de Manuel Bartlett Díaz como secretario de Gobernación del presidente De la Madrid para quitarle --una verdadera expropiación por razones de censura-- la revista Impacto a Mario Sojo por el contenido crítico de muchos de sus colaboradores.
Mal comienza el presidente López Obrador si permite abusos autoritarios de sus simpatizantes contra la crítica justo en los momentos en que en El Financiero afirmó que nada haría contra la libertad de expresión. Y aquí no opera el argumento de que Arreola se manda por sí mismo, porque su cercanía a poder lopezobradorista le confiere al columnista facultades plenipotenciarias.
Política para dummies: La política es el territorio del debate para evitar el uso de la fuerza autoritaria.
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¿Por qué el miserable periodismo de @ELDEBATE contra @lopezobrador_ ?
FEDERICO ARREOLA
SDP. mié 09 ene 2019 10:30
  ¿Debe un diario con fama de serio hacer propias las locuras de alguien como Ricardo Alemán?
El Debate es un importante diario de Sinaloa que se fundó, en Los Mochis, en 1941.
Su reputación es la de un medio de comunicación que durante décadas ha practicado un periodismo serio.

No entiendo por qué, ahora, El Debate atenta contra su propio prestigio dando espacio en sus páginas más que al amarillismo o el sensacionalismo, a la más lamentable miseria periodística.
Se respeta, aunque no se entienda, que en El Debate hayan contratado a Ricardo Alemán, un columnista que no pocas veces da la imagen de ser un tipo desquiciado.
¿La razón de la inestabilidad emocional del señor Alemán? Que es un odiador profesional, alguien que enfermó por su perverso modus vivendi: lucrar durante mucho tiempo insultando y hasta calumniando a Andrés Manuel López Obrador.
Si a los editores de El Debate les parece que Alemán merece expresarse, bien por ellos: honestamente hablando, les felicito por atreverse a ligar el destino de todo un periódico a un periodista que ha hecho del resentimiento su vocación.
Pero me pregunto: ¿es ético que la empresa dirigida por Javier Salido difunda en sus redes sociales, que tienen gran alcance, una locura más de Ricardo Alemán contra AMLO en momentos particularmente difíciles para el gobierno mexicano y para toda nuestra nación?
¿No le parece absolutamente irresponsable al empresario Salido permitir la difusión masiva, en sus redes, de la mezquina petición de que Andrés Manuel renuncie, que ha hecho Alemán ¡antes de que se cumpla el primer mes y medio de la nueva administración pública federal!?
Por cierto, como se ve en la fotografía que ilustra este artículo, tomada de internet, en redes, si alguien lee solo el título (la mayoría es lo que hace), entenderá que la petición de renuncia la hace El Debate, y no Alemán.
Alemán tiene el derecho de estar todo lo trastornado que le exija su inestable personalidad, pero ¿no debería una empresa periodística tan respetada actuar con un mínimo de sensatez?
Porque, además de lo absurdo de la exigencia de Ricardo Alemán, sus argumentos carecen del mínimo rigor informativo.
El columnista Alemán, fiel a su costumbre, no analiza, simplemente se desahoga.
Una pena que Ricardo Alemán use a El Debate como sustituto del psiquiatra.
Si fue bastante desatinada la nota de Reforma de arranque de año en la que culpaba al nuevo gobierno por un supuesto incremento de más de 60% en el número de ejecuciones, lo de Alemán es bastante peor.
Andrés Manuel, que responde todas las críticas de mala fe que le hacen en medios con cierta difusión, no ha dicho nada de lo publicado en El Debate simple y sencillamente porque no lo lee, o no todos los días: es un periódico con un perfil muy regional.
Pero, ni hablar, lo cierto es que por provinciano que sea el periódico de don Javier Salido, en redes mucho más impacto que Reforma, por lo que llega a un número muy grande de personas.
Esa es la única razón por la que pido al señor Salido un poco de seriedad: el éxito, y El Debate lo tiene, implica absoluta responsabilidad, y esta vez no la hubo en ese periódico sinaloense.

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