7 mar 2020

Don Lorenzo Alvarez Gámez, in Memoriam (1919-2004).

Los Mochis, Sinaloa a sábado 7 de marzo de 2020
Don Lorenzo Alvarez Gámez, in Memoriam (1919-2004).
En un día como el de hoy 7 de marzo, pero de 2014 -hace 16 años- murió mi padre; Lorenzo Alvarez Gámez.
Dice el poeta español Alfonso Costafreda.
 “Ha muerto mi padre.
Se repite su ausencia cada día
en el hogar vacío.
Yo pregunto,
y además de la ausencia y además
de perder los caminos de esta tierra,
¿qué es la muerte?
Yo te pregunto, padre, ¿qué es la muerte?
¿Has hallado la paz que merecías?
¿Encontraste cobijo en nueva casa
o vas errante, y sufres bajo el frío
del invierno más grande, del total
desamor?..."
Mi padre  nació en Baymena, Choix, Sinaloa, el 16 de febrero de 1919, y murió en Los Mochis, Sinaloa el mediodía del 7 de marzo de 2004; hijo de padres yoremes; Fermina Gámez y Bartolo Alvarez; habitó por esos lugares 85 años y por ello tuvo la posibilidad de disfrutarlos intensamente...
De repente me vienen a la mente las líneas de Whitman:
"Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres
que nacieron aquí, 
de padres que engendraron otros padres
que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra
y de estos vientos también...."
Vivió a su manera, la neta que ¡no fue fácil! 
De niño se dedicó en la sierra sinaloense a ser pastor de chivas; años después -de adolescente-, junto con sus tatas dejó la montaña y bajó al Valle. En la década de los años 30s se convirtió en trabajador del campo y le tocó el reparto de tierras ordenados por el general Cárdenas, fue fundador de eEl ejido El Porvenir Vallejo; la situación precaria lo llevó a ser obrero haciendo también el trabajo de artista popular; guitarrero dicen por allá a las personas que se dedica cantar en cantinas y fiestas familiares.
De repente cuando bebía “vino", hablaba cahita -combinación del mayo, yaqui y tehueco- lengua que aprendió de sus tatas, y por eso cantaba sin problemas La Flor de Capomo, entre otras canciones regiuonales.
Triguenyita hermosatütulikë yötu
kápo sehuáta bénasi_jíbba huerama
ínapo ento ilítchi
énchi basilároa
énchi enamorároa
kánne_jíba hueráma.
¡También contaba cuentos sin saber que era un género literario!
Recuerdo que en las noches y como fondo el sonido de los grillos nos contaba historias increíbles de la revolución; además e muchos cuantos de fantasmas: de duendes y hasta de un jinete sin cabeza que se aparecía en las noches; ¡era parte de la cultura popular!.
Por supuesto que esas fábulas eran maravillosas y obligaban a despertar la imaginación. Ayudaba entonces que no había luz eléctrica ni muchos menos televisión. 
!Y por supuesto que casí todo lo inventaba!... o quizás algunas eran de una realidad concreta.
¡La verdad no se! 
Pero Viéndolo en retrospectiva, me digo “¡qué imaginación del viejo!”
Lamento no haber escrito lo que entonces contaba.
Recuerdo bien que fue él quien me habló por primera vez de Felipe “El Missi” Bachomo (1883-1916),  el último de "Los Mochicanos”; fusilado por. las fuerzas federales el 24 de octubre de 1916, al pie del carro del ferrocarril Kansas City México.
Hoy los recuerdos son vagos; por eso y más, lo quise justo en el momento preciso y lo recuerdo con cariño a 16 años de su partida.
Además, la sombra del Padre de uno siempre está presente siempre nos acompaña.
¡Ah! y juntó con Hildeliza Palafox -mi madre de 89 años hoy- tuvo una gran descendencia; yo soy uno de ellos.
Hoy me beberé un trago en su recuerdo; están convidados...
“...No me llores, no, no me llores, no,
porque si lloras yo peno,
En cambio si tú me cantas
Yo siempre vivo,
yo nunca muero”...Andrés Henestrosa....




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