22 jul 2025

Adan Augusto es nota negativa en todos los medios

Hans Salazar, de Noticiero en Redes...Aprovechando el tema de seguridad. Preguntar sobre el caso del exsecretario de Seguridad de Tabasco, Bermúdez Requena, si, ¿se tiene más información al respecto, por parte del Gabinete?

Y Omar responde. Dice que los presuntos nexos delictivos de Hernán Bermúdez Requena, ex Secretario de Seguridad de Tabasco con Adán Augusto López, se investigan desde 2024, informó Omar García Harfuch, , no antes…O sea, dice Omar que la autoridad no hizo caso al informe de inteligencia militar que se filtro en Guacamaya en 2021, pero que resultó, hasta donde sabemos ser cierto; este personaje era el jefe de La Barredora..


Durante la mañanera, Garcia Harfuch dijo que los indicios criminales se identificaron a raíz de informes periodísticos y otros datos locales, pero la carpeta de investigación fue iniciada en la Fiscalía General de Justicia de Tabasco hasta noviembre del año pasado y en febrero de este 2025 se obtuvo una orden de arresto en su contra.

Y, en febrero del 2025, ya con un nuevo equipo de Seguridad en Tabasco, instruido por el gobernador Javier May, se obtiene una orden de aprehensión en contra de este sujeto.

Él, a partir de febrero de 2025, cuenta con una orden de aprehensión por los delitos de asociación delictuosa, extorsión y secuestro. Y también, a través de los mecanismos de colaboración en el Centro Nacional de Inteligencia, con la Fiscalía General de la República, se obtuvo también la ficha roja de Interpol.

-¿Ha habido algún avance en su búsqueda?-, le pregunta Han.

-Estamos trabajando en ello, estamos colaborando con el gobierno del estado para su búsqueda. El gobierno del estado es quien lo está buscando y el gobierno federal está apoyando en la localización de este sujeto.

Mmm.

##

Estrictamente Personal

La bomba de Adán AugustoRaymundo Riva Palacio

El Financiero, julio 22, 2025 | 

El momento por el que atraviesa Adán Augusto López tiene como detonante la persecución de su exsecretario de Seguridad en Tabasco, cuando fue gobernador, por ser parte de la estructura criminal del Cártel Jalisco Nueva Generación. La furia descargada contra él no es proporcional al hecho, de sí extraordinario, lo que permite plantear como una hipótesis de trabajo que detrás de todo hay una lucha de poder dentro del régimen, no para disputarle el liderazgo a Andrés Manuel López Obrador, sino para evitar que construya una dinastía desde Palenque.

No es una paradoja que la sacudida en el régimen esté siendo provocada por la dureza del presidente Donald Trump contra los gobiernos de Sheinbaum y López Obrador, porque los cambios en el mundo suelen ir acompañados de factores externos, que galvanizan factores internos. Estos los representa la oposición, pero no fuera, sino dentro del régimen. El anuncio del final de su vida pública de Ricardo Monreal, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, sugiere que quiere salir del campo de tiro estadounidense. El bajo perfil de otros, como Andy, Andrés López Beltrán, el hijo del presidente emérito, no puede desasociarse del mismo contexto.

Adán Augusto es realmente el hombre fuerte en Morena, porque así lo decidió López Obrador. En el Senado hace mancuerna con Alejandro Esquer, la correa de transmisión de López Obrador con el coordinador de la bancada, quien es su operador de campo. Su influencia va más allá del Senado y entra al corazón de Morena. Fue él quien detectó la posibilidad de que, si Andy llegaba a la presidencia del partido, iba a generar divisiones, por lo que propuso fuera a la Secretaría de Organización.

También fue Adán Augusto quien lo apoyó en las recientes elecciones en Durango, con operadores de campo. Los gobernadores de Morena cumplieron con el dinero que les pidieron y los enviados del senador trabajaron como se les pidió, pero la militancia del partido realizó una huelga de brazos caídos para evitar que Andy se colgara una victoria y se fortaleciera.

La señal era clara: no quieren que Andy siga escalando peldaños de poder que pudieran llevarlo a la candidatura presidencial en 2030, porque, en las condiciones actuales de Sheinbaum –con la espada de Damocles de la revocación de mandato, sin control de las cámaras ni de los gobernadores–, no sería la presidenta quien pudiera decidir su sucesión, sino López Obrador. Pero una cosa es tenerlo como el caudillo del movimiento, y otra que convierta el poder en un coto personal. Puede haber un proyecto compartido –como lo fue el neoliberalismo priista–, pero no un poder tutelado.

Adán Augusto es, en estos momentos, el principal facilitador del poder tras el trono. Forma parte de un grupo selecto donde están otros obradoristas, Monreal y la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, que se reúnen regularmente con miembros del equipo de la presidenta para ir armando lo que le llaman las “redes claudistas”. Parece un apoyo a Sheinbaum, pero en la práctica todo sugiere un timo a sus leales. Las redes se inspiran en el modelo del expresidente Carlos Salinas con el Programa Solidaridad, que copió López Obrador con los Servidores de la Nación, y continuó Andy con el reclutamiento de militantes y la progresiva absorción del PT y el Partido Verde, para crear una maquinaria política por encima de Palacio Nacional.

De esta manera, las tribulaciones por las que atraviesa Adán Augusto no se acotarían a él, de haber consecuencias mayores, sino tendría ramificaciones más allá del Grupo Tabasco que encabeza –una amalgama de políticos y empresarios en Tabasco y Chiapas, que están financiando precampañas en otras partes del país, principalmente Chihuahua– y en parte de la jerarquía de Morena, en especial la que está relacionada con el hijo de López Obrador.

El entramado que ha construido el senador incluye un aspecto crítico que no se ve. Adán Augusto tiene bajo su control el mayor número de delegaciones de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes en los puertos, que se encarga de establecer políticas y normas, pero, sobre todo, supervisa a las Administraciones Portuarias Integrales, las APIs, que gestionan los puertos y las terminales. La Secretaría de la Marina se encarga de la seguridad, vigilancia y supervisión para que se apliquen las normas.

En los puertos es donde se han llevado a cabo varios de los más importantes golpes al contrabando de combustible, en donde los volúmenes decomisados han sido cuantiosos y sorprendentes, pero no tanto como el hecho de que el número de detenciones y vínculos haya sido tan reducido y de bajo perfil. El huachicol es un delito que está vinculado, de acuerdo con investigaciones en Estados Unidos y México, a un sector de Morena que estuvo ligado con operadores electorales de López Obrador, que permanecen sin ser molestados por las autoridades. En el marco de este crimen se encuentra también el huachicol fiscal, cuyas indagaciones conectan con funcionarios que también trabajaron en el gobierno anterior. Esto sólo podría explicarse porque las APIs y sus supervisores son como un queso gruyère por donde se cuela todo, o existe una influyente red de complicidad institucional.

Este brazo de poder de Adán Augusto, teniendo o no responsabilidad en los delitos que se cometen en esa área del gobierno federal –el secretario del ramo, Jesús Esteva, es incondicional de Sheinbaum–, tiene un impacto en las finanzas de un sector de Morena, que, ante los golpes del gobierno, el financiamiento ilegal está viendo limitada su capacidad de operación, de acuerdo con personas que conocen de estas.

Son varios los vasos comunicantes estratégicos de Adán Augusto con el proyecto obradorista de largo plazo, que se ha puesto en riesgo por el caso de Hernán Bermúdez Requena, su exsecretario de Seguridad, que ayudan a entender el arropamiento que ha tenido el senador de los líderes de Morena y el interés en desviar la atención pública hacia otro lado para dejar que se desvanezca. Sin embargo, es difícil que desaparezca. El problema de Adán Augusto no está sólo afuera del régimen, sino adentro, donde la furia y los ajustes de cuentas los estamos empezando a ver.

#

Arsenal

Las viudas de Adán y su descenso político/Francisco Garfias

EXCELSIOR 22 de julio de 2025

La nota del Consejo Nacional de Morena no fueron los acuerdos alcanzados, sino la reaparición de Adán Augusto López Hernández.

Basta con echarle un ojo a la prensa. El tabasqueño se llevó titulares y fotos en las primeras planas. La mayoría, negativas.

El escándalo de los vínculos de su secretario de Seguridad con el grupo criminal La Barredora cuando fue gobernador de Tabasco lo persigue donde esté. Durante días evitó a la prensa, “No doy entrevistas”, decía. Ante ese vacío, la presidenta Claudia Sheinbaum lo invitó a dar su versión.

En respuesta, subió un escueto mensaje a X, donde destacó su labor como gobernador de su estado y se puso a disposición de las autoridades. El domingo, en el Consejo, ya no pudo evitar a los reporteros. “Es politiquería”, dijo, cuando se le preguntó sobre los señalamientos que se le hacen de encubrir a Bermúdez. Ayer le dio la primicia a Ciro Gómez Leyva en su noticiero de Radio Fórmula: “La verdad es que no sospeché. Si hubiese sospechado, pues inmediatamente lo hubiésemos separado del encargo”, aseguró.

* En el Consejo, los gritos de “¡No estás sólo!” que le dedicaban nos recordaban el apoyo que los diputados oficialistas le dieron a Cuauhtémoc Blanco en la sesión que les dieron carpetazo a las acusaciones de violador por parte de su media hermana. Los discursos de Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, y de Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional, parecían diseñados a la medida del momento que pasa el senador.

Dijo Alcalde que todo aquel que se desvíe de los principios del movimiento debe responder por sus actos y que si existiera alguna duda o señalamiento, que sea la autoridad la que, sustentada en pruebas, resuelva y determine su responsabilidad…

Y Durazo:

“Voces mal intencionadas apuestan a la fractura de nuestro movimiento. Están tratando de aprovechar cualquier rendija que abra una diferencia interna para convertirla en una crisis.

“A la hora de generar un conflicto piensen siempre en las consecuencias y en todos aquellos que malsanamente van a aprovechar esa oportunidad”.

Las ausencias de Andy López Beltrán, secretario de Organización, y de Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Morena, fueron destacadas también en los medios. La del hijo de AMLO se atribuyó a un viaje previamente programado. La secretaria general del partido, Carolina Rangel, habló de un “tema personal urgente”, aunque descartó especulaciones sobre la salud de AMLO. La de Monreal fue por un “compromiso familiar” previamente adquirido.

* Entre los acuerdos alcanzados en el Consejo está la creación de una Comisión Evaluadora de Afiliaciones que revisara los antecedentes de personas de alto perfil que deseen unirse a Morena, especialmente los que provienen de otros partidos.

Para fortuna de los chapulines que ya están en el guinda, no es retroactiva. No aplica a los Yunes, los Murat, Adrián Rubalcava…

Otros acuerdos fueron: la creación del Plan Municipalista, que busca capacitar a más de 1,100 alcaldes de Morena en gestión pública. Pero también la instalación de 70 mil Comités Seccionales de Defensa de la Transformación para promover la participación de la militancia en la organización electoral y la difusión de los principios y valores de la Cuatroté. ¿Algo así como los Comités de Defensa en Cuba? Es pregunta.

La renovación del Consejo Consultivo Nacional para apoyar la dirigencia en temas clave para el país y el respaldo a las acciones de Sheinbaum son otros de los puntos aprobados.

* Una de las “viudas de Adán” es la magistrada Mónica Soto, presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Fuentes de la máxima autoridad en materia electoral nos aseguran que “se cayó el pacto” que Soto tenía con el desventurado senador y exgobernador tabasqueño.

El propósito de su alianza es llevar a Jorge Enrique Mata, su hombre de confianza, a ocupar un lugar en el poderoso Órgano de Administración Judicial. La presidenta saliente del TEPJF busca ahora una alianza con Fernando Bátiz, quien se perfila para sucederla en el cargo.

Este hombre es el que más votos sacó en la elección de los dos magistrados electorales que le faltaban al TEPJF: dos millones 125 mil 866 votos.

El Órgano de Administración Judicial sustituye al Consejo de la Judicatura. Tiene cinco integrantes.

Se encargará del Presupuesto de la SCJN, del TEPJF y del Tribunal de Disciplina que suple al Consejo de la Judicatura. “Es muchísimo dinero, un poder tremendo”, subraya la fuente.

* Jorge Enrique Mata es un abogado jalisciense con estudios de posgrado en la Universidad de Castilla-La Mancha, España. Hace más de veinte años trabaja en la Sala Superior de TEPJF.

Según las fuentes, Mata tiene un pecado original frente a la 4T: se opuso al recuento de los votos de la elección de 2006, que Morena y rémoras califican de “fraudulenta”.

##

Adán, la necesaria expulsión del paraíso

Pensándolo bien/Jorge Zepeda Patterson

Milenio, / 22.07.2025 

​La debacle política de Adán Augusto López, líder del Senado, luego de la grave acusación sobre su ex secretario de Seguridad en Tabasco, representa una abolladura para Morena. El daño es innegable. Pero también lleva a reflexionar sobre el papel de estos personajes encumbrados por López Obrador sin haber tenido ninguna relación con las banderas del movimiento o con los ideales de la izquierda. Una oportunidad para afirmar el liderazgo de Claudia Sheinbaum contra las rémoras que, en la práctica, constituyen una amenaza de restitución del PRI desde adentro de Morena. Aquí una explicación.

¿Qué podía salir mal en un equipo de trabajo en el que tres rivales heredan un poder político inmenso? La fórmula de sucesión de Andrés Manuel López Obrador fue diseñada para evitar divisiones de cara a la elección presidencial. Entregó el bastón de mando a Claudia Sheinbaum, y con ello el Poder Ejecutivo, pero dejó el Poder Legislativo y las mayorías constitucionales en manos de sus competidores Adán Augusto López y Ricardo Monreal.

Pasada la elección, los dos alfiles asumieron que una vez jubilado el rey, la mesa estaba puesta para compartir el poder. Los primeros meses pusieron a prueba a la nueva mandataria, uno desde el Senado y el otro desde la Cámara de Diputados. Se trató de un pulso soterrado: aparentemente se subordinaban a Palacio respecto al rumbo de la 4T, pero ellos ajustaban el ritmo y las formas para convertirse en gestores frente al resto de los actores políticos. Dilataron o aceleraron las iniciativas, introdujeron cláusulas, pactaron con poderes regionales y líderes sindicales, monopolizaron la relación con la oposición y los partidos aliados. Lo siguen haciendo.

Las cosas pudieron haberse convertido en una pesadilla para Claudia Sheinbaum. Sin embargo, varios factores operaron a su favor. Unos atribuibles a méritos personales, otros a los errores de sus rivales. Para empezar, el triunfo personal que significó obtener casi 60 por ciento de los votos (59.6 por ciento), por encima de la cifra conseguida por Morena en las cámaras (54 por ciento). Segundo, el entusiasmo que generó el arribo de la primera mujer a la silla presidencial y una popularidad que ha rondado el 80 por ciento. Tercero, un estilo firme de liderazgo, de ideas claras y pertinentes. Y cuarto, la prestancia de la Presidenta para establecer su propia red de relaciones con los poderes fácticos y los gobernadores (para lo cual las giras de los fines de semana han sido claves). En ese pulso con sus potenciales rivales, ella ganó rápidamente el espacio público y la legitimidad, muy por encima de los intentos mediáticos de Adán Augusto y Monreal para posicionarse. Pero esto no fue gratuito; ha significado un esfuerzo puntual y ha requerido una enorme energía.

Tampoco es que eso les haya quitado el sueño a estos tiburones. Entendiendo que operaban con desventaja frente a los reflectores, y aunque sin renunciar a ellos, buscaron tejer en corredores, pasillos y sobremesas la verdadera gestión del poder. Para fortuna de la Presidenta, enseñaron muy rápidamente el cobre. Los escándalos de ambos al intentar imponer a sus ahijados y ahijadas de manera abusiva, las alianzas con impresentables, sus lujos y desmesuras, sus expresiones desafortunadas. Muestras evidentes de lo que el obradorismo o la izquierda han sabido siempre sobre estos dos personajes: nunca han pertenecido a este movimiento. Se pasaron a Morena cuando no pudieron seguir prosperando en el PRI. Basta recordar que Adán Augusto seguía siendo militante y dirigente del partido en Tabasco, 12 años después de iniciada la lucha de López Obrador en aquel estado. Peor aún, todavía en el 2000 fue el jefe de campaña de Manuel Andrade en contra del candidato de Andrés Manuel y del PRD a la gubernatura.

Están allí porque en algún momento López Obrador asumió que podían ser útiles en su larga cruzada en pos de la silla presidencial. Algo que podría entenderse por las dificultades para vencer al sistema con sus propias artimañas, por así decirlo. Lo inexplicable es que dos individuos tan ajenos a la ideología y a las banderas de la Cuarta Transformación hayan terminado en posiciones encumbradas y con tanto poder real. López Obrador debe haber tenido sus razones para tomar una decisión tan cuestionable. Un tema que merecería ser abordado en un texto aparte, porque suya habría sido la responsabilidad al entregar tanto poder a un personaje tan oscuro. Y aquí una acotación personal. No se trata de un repudio oportunista a Adán Augusto López, ahora que le estarían exhibiendo los trapos sucios. En esta columna se argumentó una y otra vez sobre su perfil priista, su desvinculación con los ideales de la 4T y su incongruente ascenso al poder.

Lo cierto es que lo que pudo convertirse en una amenaza para Sheinbaum ha comenzado a esfumarse. La sólida acusación en contra del secretario de Seguridad, presunto operador del cártel La Barredora, y que fue impuesto por Adán Augusto en Tabasco, constituye una tormenta con doble efecto. Por un lado, es un duro golpe a la imagen de Morena en términos políticos, como se ha señalado, y da alas a las acusaciones desmesuradas de los halcones de Washington sobre la supuesta relación del Estado mexicano con los cárteles de la droga. Un escándalo que no podía llegar en peor momento con respecto a las relaciones con Trump.

Pero del otro lado, pasada la tormenta, el escenario quedará esclarecido para la Presidenta. Independientemente de lo que vaya a pasar con Adán Augusto, sea que se quede o se retire como operador de la mayoría del Senado, se tratará desde ahora de un cadáver político. Y no se trata de hacer un linchamiento mediático. Simplemente que, al margen o no de la demostración de delitos, la protección de un cártel desde la estructura de gobierno de Tabasco compromete la reputación política o profesional de sus cabezas, amén de lo que vaya a hacer o deje de hacer la Fiscalía.

Y nadie va a extrañar la expulsión del paraíso de este Adán. Sobre todo por el riesgo que representaba: en el fondo la reconquista del poder por parte de los priistas y sus maneras de hacer. Una posibilidad que todavía existe, aunque por el momento Claudia Sheinbaum siga ganando la batalla.

Y aunque menos importante, lo de Adán Augusto podría tener un efecto secundario que habría que agradecer. Tendría que obligar a Morena a dejar de machacar con lo de Calderón y su esbirro Genaro García Luna. No se puede mantener esa cantaleta sin asumir la responsabilidad personal del ex secretario de Gobernación en lo de Tabasco. La 4T tiene logros y aspiraciones legítimas en las que confiar para no tener que seguir recurriendo a lo que hizo o no hizo un presidente mediocre hace ya trece años. Lo que sigue es cambiar el futuro, no mantenerse enganchados en el pasado.

No hay comentarios.: