El periodista que murió para que despertáramos
Pero ¡qué falta de profesionalismo, señores de la desinformación! Poner a circular la noticia falsa de la muerte del periodista Jorge Ramos por un derrame cerebral... ¡por favor! ¿Un derrame? Si van a usar un deepfake de un periodista de su talla, al menos diseñen una muerte a la altura de su trayectoria: que sea producto de una primicia explosiva, de una exclusiva que le voló la cabeza (literalmente), o de una sobredosis de verdad en un mundo saturado de "otros datos".
Lo más admirable de todo, eso sí, es que el "difunto" Ramos se tomó la molestia de llamar a su familia para confirmarles su existencia. Imaginen la escena: un periodista, famoso por ser la voz de la conciencia, que tiene que usar su propio teléfono para desmentir su propia muerte porque TikTok no se dio por aludido a tiempo.
"Gracias, papá," le dijo su hijo. "Imagínate si lo hubiera leído en pleno vuelo." ¡Claro! Porque en el turbulento mundo de las redes sociales, la única garantía de seguridad no la da el avión, sino la confirmación por WhatsApp de que tu ser querido no ha pasado a mejor vida. ¡Un aplauso para las plataformas que, con su inacción, convirtieron a un periodista en un ángel guardián de su propia biografía!
Y la cereza del pastel: ahora el señor Ramos, el resucitado, nos dice que, ya que las grandes plataformas se "dieron por vencidas" en el sagrado arte de verificar, todos debemos convertirnos en periodistas.
Gracias por el consejo, Jorge. Como la noticia de tu muerte casi le provoca un síncope a tu hermano, ahora la solución es que, además de ser padres, hijos, contadores o chóferes, seamos también verificadores de datos a tiempo completo. Porque claro, es mucho más sencillo y menos costoso para las megacorporaciones tecnológicas que 7.000 millones de personas aprendan a dudar, cruzar fuentes y aplicar la ética periodística, en lugar de invertir un poco de su descomunal fortuna en evitar que un robot con mala voz y tu imagen nos dé un susto de muerte.
Así que, querido Jorge, te damos las gracias por tu sacrificio. Moriste (falsamente) para enviarnos un mensaje: el periodismo es tan importante, y la desinformación tan rampante, que la única forma de rescatar la verdad es que cada ciudadano, por cuenta propia, cargue con el peso de la verificación profesional.
En fin, solo podemos concluir con esa maravillosa frase que demuestra tu vitalidad y nuestra ironía ante el deepfake:
"Los muertos que vos matai gozan de cabal salud."
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