La Tragedia crece en las cifras, ¿y la prevención estructural, qué?
El más reciente informe oficial sobre las lluvias extraordinarias ocurridas entre el 7 y el 11 de octubre de 2025 en cinco estados s pinta un panorama agridulce: si bien los esfuerzos de respuesta se han traducido en una ligera disminución en el número de desaparecidos y una notable recuperación de servicios, la cruda realidad es que la cifra de víctimas fatales continúa escalando, alcanzando ya las 76 muertes. Este aumento constante, sumando cuatro vidas más, subraya una falla de fondo que ninguna cantidad de maquinaria pesada o personal de emergencia podrá subsanar: la falta de preparación estructural y preventiva ante fenómenos meteorológicos extremos.
Las Cifras que Duelen y la Geografía de la Vulnerabilidad
El dolor se concentra principalmente en Veracruz (34 fallecidos), Hidalgo (22) y Puebla (19), estados que históricamente han demostrado una alta vulnerabilidad ante inundaciones y deslaves. Que estas entidades sigan acumulando la mayoría de las víctimas mortales y desaparecidos (39 en total, a pesar de la ligera baja) no es casualidad, sino el reflejo de un problema que trasciende la emergencia inmediata.
Veracruz y Hidalgo concentran el mayor número de fallecidos y, junto con Puebla, mantienen el foco de las personas desaparecidas.
Aunque el despliegue de 22,436 personas, 1,384 máquinas pesadas y 204 puentes aéreos es una muestra de la capacidad de reacción del Gobierno, este robusto operativo contrasta con la persistencia de las muertes, lo que plantea una pregunta: ¿Qué tan efectivas son las políticas de desarrollo territorial y gestión de riesgo antes de que ocurra la catástrofe?
Respuesta y el Espejismo de la Recuperación Rápida
La respuesta gubernamental en la fase de auxilio ha sido visible y masiva, destacando los esfuerzos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Si bien San Luis Potosí y Querétaro han logrado el restablecimiento eléctrico completo, los estados más golpeados, como Hidalgo (95.6%), Puebla (97.5%) y Veracruz (99.2%), aún enfrentan rezagos en sus múltiples municipios afectados, lo que acentúa las desigualdades en la atención.
La instalación de 297 centros de acopio y la movilización de recursos son acciones vitales, pero deben ser consideradas como paliativos y no como soluciones definitivas.
La Crítica Obligada: Más Allá del Auxilio
La verdadera crítica no debe centrarse en la rapidez del auxilio, sino en la lentitud y deficiencia de la prevención.
Vulnerabilidad Estructural: El continuo aumento de víctimas mortales, incluso en estados con menor cantidad de municipios afectados como Puebla e Hidalgo, sugiere que las casas y la infraestructura hidráulica de las zonas de riesgo (cañadas, riberas, laderas) no cumplen con los estándares mínimos de seguridad. Esto remite a la necesidad de una revisión urgente del ordenamiento territorial y la reubicación de asentamientos humanos en zonas de alto riesgo, una tarea pendiente de sexenios.
Inversión Preventiva: Se invierte masivamente en la reacción (maquinaria, personal, despensas), pero ¿cuánto se invierte en el mantenimiento de drenajes, la desazolve de ríos y la concientización ciudadana permanente? El hecho de que lluvias "extraordinarias" sigan cobrando un costo tan alto en vidas humanas indica que nuestra infraestructura y nuestras políticas de protección civil aún son ordinarias y rebasadas.
En conclusión, mientras el Gobierno de México celebra la paulatina reconexión eléctrica y la baja en desaparecidos, la escalada de 76 muertos es el indicador ineludible de que, en la prevención de desastres, el país sigue en deuda. El despliegue de recursos es plausible, pero la verdadera prueba de fuego será cómo esta tragedia cataliza un cambio profundo hacia la gobernanza de riesgo, priorizando la vida a través de la infraestructura resiliente y el planeamiento territorial responsable.
Jorge Ricardo reportero de REFORMA:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario