Opinión de Antonio Gershenson y de José Luis Lezama
Más evidencias de las causas de la inundación/Antonio Gershenson
Publicado en La Jornada, 11/11/2007;
Declaraciones de funcionarios y un documento del Colegio de Ingenieros Civiles de México agregan evidencias sobre las causas de la inundación en Tabasco, y en particular en su capital, Villahermosa, por donde cruza el río Grijalva, aunque a veces con otros nombres. También un documento oficial echa abajo elementos que fueron usados en discursos oficiales.
El boletín del Colegio de Ingenieros Civiles, que alega que no hubo ningún problema con el manejo de las presas de las hidroeléctricas, afirma haber obtenido los datos completos del asunto de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Y afirma que la cantidad de agua que salió de la presa Peñitas en los tres días más lluviosos fue de 600 millones de metros cúbicos. Fue cuando los boletines de la CFE decían que habían aumentado el flujo de agua de salida de la presa a mil 500 metros cúbicos por segundo, luego a 2 mil (es el máximo que reconocen), y después de un tiempo, otra vez a mil 500.
A partir de los 600 millones de metros cúbicos, podemos saber cuál fue el flujo real en esos tres días. Esos tres días tienen 72 horas. Al dividir la cantidad mencionada entre 72, tenemos un promedio de salida de agua de 8.33 millones de metros cúbicos. Los 60 minutos en una hora, y los 60 segundos en un minuto, nos dan 3 mil 600 segundos en una hora. Al dividir el flujo en una hora por 3 mil 600, obtenemos una cantidad de agua promedio saliendo de la presa de Peñitas, y rumbo a la zona de Villahermosa, de 2 mil 315 metros cúbicos por segundo. Y obviamente, este promedio no es una cantidad constante a lo largo de los tres días, en una situación tan accidentada con las lluvias y demás. Muy posiblemente haya habido flujos mayores. Pero aun en este caso, tanto los mil 500 como los 2 mil metros cúbicos por segundo son un dato falso, y la cantidad de agua fue mayor. Y luego que por qué el golpe de la cantidad de agua rompió diques, arrasó casas y demás.
Una forma gráfica de ver qué significan esos 600 millones de metros cúbicos que se vaciaron de la presa en tres días es que imaginemos una superficie de 10 kilómetros a lo largo del río Grijalva, y dos kilómetros hacia cada lado, o sea, cuatro kilómetros de ancho. Si hacemos las divisiones, nos resulta que esa cantidad de agua en esa superficie se traduce en 15 metros de profundidad del agua, que equivalen aproximadamente a la altura de un edificio de cinco pisos, que quedaría cubierto por ese líquido. Para que no anden queriendo minimizar esa cantidad.
Veíamos que esta situación pudo generarse por la subutilización de las plantas hidroeléctricas, que son de la CFE, junto con la compra masiva de electricidad a empresas extranjeras que la producen a partir del gas natural, parte de éste importado. En septiembre, Peñitas fue operada al 30 por ciento de su capacidad, y La Angostura, cuya presa es la que tiene más capacidad de almacenamiento, pero que estaba, al principio de estos días, a 94 por ciento de su capacidad, operó al 27 por ciento. Es más, las cuatro plantas hidroeléctricas del Grijalva habían generado 17 mil gigavatios hora en el año 2000, de enero a octubre, todavía sin plantas eléctricas privadas. En el mismo periodo de 2007 generaron ya sólo 8 mil gigavatios hora, poco menos de la mitad.
En cambio, las plantas privadas, que representan 22 por ciento de la capacidad de generación, venden a la CFE 31 por ciento de la energía eléctrica total que este organismo usa. Algunos privilegios de estas empresas, y problemas que mencionamos aquí, se reflejan en un documento de la propia CFE. Se trata del Programa de obras e inversiones del sector eléctrico 2007-2016. Lo editó la Subdirección de Programación de la Gerencia de Programación de Sistemas Eléctricos de ese organismo.
En el Apéndice A, en la sección A.8, primero se afirma que se debe reducir el nivel de La Angostura, entre otras razones para “enfrentar contingencias regionales mayores”, o sea que la lluvia no los agarró desprevenidos. En la misma sección se dice que en especial las PIE (plantas privadas) “restan flexibilidad de operación” de las hidroeléctricas, “ya que Angostura tiende a operar por arriba de sus niveles de seguridad, lo que repercute no sólo en mayores riesgos de inundaciones en la cuenca del río Grijalva, sino en una menor generación” de las mismas hidroeléctricas.
Por último, en la sección A.3, “Aportaciones hidráulicas”, el documento oficial dice que la temporada de lluvias es “junio a octubre”, desmintiendo más lo de que había pasado la temporada de lluvias y la lluvia de fines de octubre los tomó por sorpresa. Además, el mes típico de las inundaciones de 1999 fue precisamente octubre.
¿Fue el cambio climático?/José Luis Lezama
Publicado en Reforma, 11/11/2007;
El cambio climático es un problema serio que afecta a todas las naciones del mundo. La mayor parte de los países contribuyen a él. Por ello y porque todos resultaremos afectados por sus consecuencias, la colaboración de la comunidad internacional para prevenir daños mayores es imprescindible. Ante la tragedia que afecta a los habitantes del estado de Tabasco, en el cual una inmensa proporción de su población lo perdió todo, se ha especulado que lo allí ocurrido es una prueba más de la veracidad del cambio climático y del poder de la naturaleza. No creo que le haga falta a los hombres de ciencia un drama como el que hoy viven los tabasqueños para tener más argumentos de los que ya tienen en sus manos.
El cambio climático puede prestarse para explicar casi todo, lo cual podría resultar peligroso. Puede ser culpable de episodios de sequía, lo mismo que de lluvias intensas e inundaciones. Se le atribuyen ondas de calor, lo mismo que de frío, mayor intensidad en los huracanes y también su mayor frecuencia.
El cambio climático pudiera estar detrás de las intensas lluvias que anegaron Tabasco. Para indagarlo habría que analizar los récords históricos, comparando los hechos recientes con otros del pasado, para saber si realmente fue ese fenómeno lo que desató la tragedia. Me parece que en esta ocasión el principal responsable no fue el cambio climático. Lo que sí puede asegurarse con total certidumbre es que el cambio climático no tiene nada que ver con las obras hidráulicas construidas o dejadas de construir en la cuenca del Grijalva-Usumacinta, con los procesos de urbanización de las últimas décadas en Villahermosa que se llevaron a cabo rellenando los cuerpos y cauces de aguas. El cambio climático tampoco es responsable de la ausencia de un sistema de alerta temprana que avisara a la población de la cercanía del problema, tampoco de la corrupción de la clase política. En una declaración a la cadena CNN, el especialista de la UNAM en cambio climático Víctor Magaña señaló que las autoridades sabían que las aguas del Pacífico estaban afectadas por el fenómeno de La Niña y que eran previsibles las lluvias de fines de octubre, por lo que se debió bajar los niveles de las presas con anticipación. Éste es un argumento que se ha mencionado por otros personajes de la vida nacional, quienes además acusan a la CFE de no haber desahogado a tiempo la presa para favorecer a grupos privados productores de energía eléctrica, a lo cual se añade la protesta del gobernador Granier, quien ha acusado de manera directa a las anteriores administraciones federales y estatales por no haber concluido las obras requeridas en la presa Peñitas, que pudieron haber evitado o atenuado la magnitud del problema.Es imprescindible una valoración y un estudio objetivo y neutro de lo acontecido en Tabasco. Las propias autoridades federales se verían beneficiadas con el deslinde de las decisiones incorrectas que pudieran haberse tomado en el pasado. No son suficientes los dictámenes hechos a las carreras y que pudieran tener fines justificadores. Se requieren exámenes hechos por cuerpos independientes, fuera de los gremios y grupos que, de alguna manera, están involucrados en la construcción de las grandes obras hidráulicas. No puede actuarse como si nada hubiera pasado, alentar complicidades, simular medidas correctivas que no se llevan a cabo o que se efectúan sobre falsos o equívocos diagnósticos.
Mucho queda por hacer en Tabasco. Por una parte, la necesaria y rigurosa revisión de las causas de esta que es la mayor tragedia que ha enfrentado el país. Por otra parte, la atención urgente de la emergencia, la cual aún no concluye. Inmediatamente se presenta la reconstrucción y, al mismo tiempo, la ejecución de las obras inconclusas en la presa Peñitas, o las que haya que hacer para evitar que esto vuelva a repetirse, lo que sin duda ocurrirá si gana la complacencia, la simulación y la complicidad de quienes tomaron las decisiones en el pasado con quienes tienen hoy día en sus manos el destino de esta región, que produce la mayor parte de la electricidad y una gran proporción del petróleo del país. ¿Por qué quienes generan semejante riqueza sólo sufren los males y jamás se benefician de sus bienes?
A medida que las aguas descienden emerge en toda su magnitud el tamaño de la catástrofe. Junto a las pérdidas materiales crece la desesperación y cunde la desesperanza. En los aires empiezan a percibirse los olores que se desprenden de cadáveres de personas y animales. Muchos buscan y no encuentran a sus familiares perdidos. Los alimentos no llegan a los sitios donde deben de llegar y se muestra la desorganización. Alguien ya ha mencionado la importancia simbólica que tendría que la Presidencia de la República cambiara por un tiempo su sede a Tabasco para acelerar la ayuda, organizarla y hacerla de la magnitud y características que las circunstancias demandan. El llamado presidencial a la comunidad nacional e internacional para brindar ayuda a Tabasco es necesario. No obstante, es el esfuerzo coordinado y con los recursos humanos, económicos y estratégicos del gobierno federal lo que puede hacer la diferencia. No ayuda a entender lo ocurrido y a prevenir futuras tragedias atribuir al cambio climático lo que pudo ser responsabilidad de errores, corrupción o negligencia.
Página de internet: www.jlezama.cjb.net
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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