JUZGUE USTED - UN AÑO
by Francisco Castro Trenti on 03/11/2009 8:09 AM
Del Blog de Fco Castro Trenti http://trenti.info/art_culos.html
Sin embargo, información importante del desplome de la aeronave se siguió dando día con día; de nueva cuenta las imágenes de radar, un recorrido por la zona de la caída donde ya trabajaban, también, peritos norteamericanos, conferencias diversas para informar de avances en las primeras investigaciones, etcétera, cobrando especial relevancia la información proporcionada el catorce de noviembre, preponderantemente, la transcripción de los diálogos de cabina entre el piloto y el copiloto de la aeronave, -recuperados tanto de la caja negra de voz (CNV) como de la grabadora de voz de cabina (GVC)- y un video que captó el momento exacto de la caída, proveniente de una cámara de seguridad de un edificio de la zona adyacente.
Para ser más enfática en cuanto a los diálogos, xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" />la SCT dijo, a través del vocero, que “fueron certificados ante notario público”, sin precisar -o dejando pasar de largo- que la certificación notarial fue de la transcripción hecha por la National Transportation Safety Board (NTSB), más no de su escucha directa de la CNV o de la GVC, lo que es totalmente diferente. Explicó Luis Téllez que los diálogos de la CNV iniciaron con “Órale la turbulencia de éste” al tiempo 00:46:13, concluyendo con “Diosito” al 00:46:30, esto es, 17 segundos de duración. Diecisiete.
En el curso de la información del mismo día catorce, Luis Téllez hizo pública, también, la información de la GVC, coincidente con el contenido de la CNV, pero, sorprendentemente, no con los tiempos, porque la expresión “Órale la turbulencia de éste” iniciaba en la GVC al tiempo 29:58:059, y concluía con “Diosito” al 30:11:350. Esto es, 14.659 segundos de duración la misma conversación, o sea, 2.341 segundos de diferencia con la CNV
Otras muestras de inconsistencias de los diálogos -de las múltiples que hay, y de las que doy cuenta en “La Caída”- son: de la expresión “Órale” al “qué pasó Moti”, la CNV indica duró 5 segundos, en tanto la GVC indica duró 1.941 segundos. Casi 3 segundos de diferencia. De la expresión “Ay cabrón” al “no Álvaro”, la CNV indica transcurrieron 5 segundos, y la GVC muestra que fueron 8.147 segundos, o sea, más de 3 segundos de diferencia. De la señal de alarma “terrain terrain” a la expresión “Diosito”, la CNV indica transcurrieron 7 segundos, y la GVC precisa que fueron 00.078 segundos, casi 7 segundos de diferencia, sin dejar de notar que en tanto en la CNV los segundos son siempre enteros, en la GVC los segundos son con milésimas incluidas.
Hasta aquí había evidencia de una clara manipulación en la información técnica de las grabaciones de voz, tanto en la CNV como en la GVC, que no tenía explicación, pero sí justificación: los tiempos fueron manipulados para acreditar la impericia de los pilotos, tanta, que en 17 segundos, o en 14.659 -como mejor les cuadrase-, ‘ni siquiera dieron aviso de emergencia’. Así, cual si fuere fútil, lo dijo el vocero.
Elementales cuentas aritméticas -ni siquiera matemáticas-, demuestran la manipulación de diálogos y expresiones, para el ajuste conveniente de tiempos. Veamos; para que el avión tardara 17 segundos en su trayecto de caída, debió haber estado a una altura de 2,346 metros lineales de la tierra al cielo, pero no; estaba exactamente a 552 metros, como bien lo dijo el vocero desde el día siguiente del desplome. Y así, a esa altura real -552 metros-, es cuando inicia súbita y abruptamente el desplome y acelera a 550 km/h para tratar de retomar la horizontalidad, en franca caída libre, y se produce el diálogo-expresiones “ay guey, ay cabrón, que pasó Moti; ay ay Álvaro ¿que hacemos Álvaro?, déjamelo, déjamelo, déjamelo, déjamelo; tuyo Álvaro hijo de tu puta madre nooo Diosito”. Altura, velocidad, diálogos, expresiones, tiempos y momentos, indican en su análisis conjunto, el tiempo real de caída: de 3.9 a 4.6 segundos. No más. Por eso no hubo aviso de emergencia, porque los pilotos no tuvieron tiempo de ello.
Otra evidencia burdamente manipulada fue el video que captó la caída del Learjet 45, ubicada en el helipuerto del edificio Omega, en Polanco. Manipulada, porque si bien es real en cuanto al momento que capta al avión de Mexicana de Aviación en su aproximación final al AICM, tanto en su avance, trayecto, y vuelta final hacia la izquierda próximo al aterrizaje, es manipulado para incorporar al Learjet 45 y simular la ‘caída‘, lo cual se observa con toda claridad en el análisis cuadro por cuadro del video, en donde aparece en un mismo instante de tiempo en dos lugares diferentes; en uno, el avión se ve completo, en otro, se ve en proceso de formación. Además, del tiempo 18:46:26 al 18:46:27 (un segundo de tiempo) el avión permanece estático, sin moverse, pero en el mismo segundo 27 sí tiene un notable cambio de posición, en descenso, de más de noventa y siete metros. Insisto; el análisis cuadro por cuadro es determinante.
Pero además de introducir ‘el avioncito’ en el video para tratar de demostrar que caía completo, íntegro, -ese fue el especial énfasis oficial que se le dio a la imagen-, también se equivocaron en cuanto a los grados de caída.
En efecto, se informó que caía a 42º y que alcanzó a nivelar a 46º la nariz de la nave al acelerar, cuando el impacto llegó. Pero para comprobarlo, mostraron una gráfica e ilustraciones en la que aparece cayendo, también, ¡a 66º! Hágame el favor. Y, además, con cero grados de giro a la derecha. Imposible.
Con todos esos datos oficiales -17 segundos de caída, 550 km/h, 46º, o 42º, o 66º de angulación en la caída y cero grados de giro a la derecha- el Learjet 45 habría impactado otro lugar, distante, al real punto de impacto. No hay duda.
Analizando la zona del impacto, se establece la correcta mecánica de los hechos en el instante inmediato anterior, durante, e inmediato posterior a éste; y así, se obtiene con toda claridad, sin lugar a ninguna duda, cómo fue que el avión entró en la mortal zona.
Fue exactamente a 73º de caída horizontal, con 44º de giro a la derecha. Y esto nos lo dice el mejor testigo: la fotografía que aquí se ve.
Así, con los datos hasta ahora vistos, se desmoronaba abruptamente la ’teoría del accidente’. Luego, se terminaría de confirmar que no lo fue: el magnicidio comenzaba a vislumbrarse.
Continuará.
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