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Sergio Ocampo y María José
Ocampo Vázquez tienen presencia permanente en la campaña de JVM. Foto: Archivo
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Josefina Vázquez Mota no ha vivido un solo día de
campaña sin el acompañamiento de alguna de sus hijas o de su esposo, Sergio
Ocampo
Ernesto Núñez
Enfoque de Reforma, 8 abril
2012).- Un grupo de panistas irrumpe en el restaurante
Barbacoa de Santiago, en la autopista México-Querétaro a la altura de Palmillas.
A la cabeza, una joven vestida con un chaleco azul marino en el que resalta una
franja amarilla con la palabra Staff, dice dónde y cuándo sentarse, en qué
momento echar una porra y en qué momento callarse. María José Ocampo
Vázquez revisa constantemente su smartphone y teclea mensajes. En un
momento, ordena a algunos de sus acompañantes que se despojen de sus pulseras
promocionales de Josefina Vázquez Mota para regalarlas a los comensales en las
mesas vecinas. "Ya vámonos, chavos, al autobús", ordena la hija mayor de
la candidata una vez terminada la "barbacha". Al Pinabús abordan, además de una
docena de ruidosos activistas, el dirigente nacional de Acción Juvenil, Jonathan
García; el secretario particular de Vázquez Mota, Roberto Lomelí; el coordinador
de giras de la campaña, Alberto Esquer; el coordinador de Comunicación Social,
Herminio Rebollo, y el coordinador general de la campaña, Roberto Gil. Es
el sábado 31 de marzo, día 2 de campaña. La candidata ya no llegó a comer, pues
está grabando spots. Su equipo va en ruta a Dolores Hidalgo, donde el
PAN guanajuatense tiene preparado un mitin con más de cinco mil personas, quizás
el mejor que ha tenido Josefina en los primeros 10 días de campaña. En la
plaza la historia se repite: Majo, como la conocen en el equipo de campaña,
despliega a sus activistas a lo largo de 200 metros de vallas que cruza la
candidata dando abrazos y tomándose fotos. Luego, Majo se va hasta el pie
del templete. Ella misma baja a los fotógrafos que, en medio de empujones,
lograron colocarse arriba para tener una buena toma. Finalmente, ordena que
nadie suba. Terminado el mitin, Majo vuelve a la valla, acomoda a su
gente, a la distancia vigila el recorrido de la candidata y gira algunas
instrucciones que son obedecidas hasta por los elementos del Estado Mayor
Presidencial. En medio de la bola va Sergio Ocampo, el esposo de Vázquez
Mota, levantando los brazos para evitar que la gente se acerque demasiado,
recogiendo papeles con mensajes a la candidata y hasta tomando fotos cuando
alguien pide retratarse con ella. A punto de partir, Majo sube al Pinabús
y desde la escalera le grita a su padre: "Sergio, ya vámonos". Sergio
Ocampo, un ingeniero en Informática que hoy es el encargado de la
comercialización de trigo de Grupo Maseca, obedece a su hija. Ocampo es
discreto y reservado, especialmente con los medios. Pero él también da órdenes.
Cuando va a una gira, no se despega de la candidata, e incluso sugiere cambios
repentinos a la agenda programada. Es un actor más de la campaña. Más
que un acompañamiento Por estrategia, la candidata del PAN decidió
meter a su familia a la campaña desde diciembre del año pasado, al inicio del
proceso interno del PAN. Su esposo y su hija mayor han sido los más visibles.
Pero el protagonismo de Majo ha causado, incluso, discusiones al interior del
equipo josefinista. Con 24 años, la hija de Josefina creó hace meses la
fundación Jóvenes Viviendo México, que ha servido de plataforma para la
movilización de redes juveniles en torno al proyecto presidencial. En
precampaña, Majo fue adquiriendo notoriedad por sus giras paralelas y sus
declaraciones: en Yucatán afirmó que su madre sí tiene un plan de seguridad, en
Veracruz adelantó que no habría segunda vuelta en el proceso interno del PAN y
en Michoacán salió en defensa de su mamá ante los ataques de Ernesto Cordero en
el último de los debates panistas. Al final de la precampaña, el "war
room" de Vázquez Mota recomendó que dejara de acaparar los reflectores, pues
podría abrir un flanco de ataque a la campaña que, de hecho, días después se
abrió en redes sociales por una portada en la que Josefina mostró a toda su
familia, excepto a su hija Celia, de 21 años. Pese a esa recomendación,
al arranque de la campaña Majo reapareció con una presencia notable. Según
miembros del equipo, es ella quien coordina las redes juveniles a través de la
ex activista ciudadana Elisa de Anda. Labor que en términos formales corresponde
al líder de Acción Juvenil, Jonathan García, y al ex dirigente Juan Carlos
Hurtado. Mujer de familia Como parte de su estrategia,
Vázquez Mota inició su campaña mostrando quién es, lo que implica, según sus
estrategas, dejarse ver con su esposo Sergio y sus hijas María José, Celia y
Montserrat (de 18 años). El primer día de campaña viajó con todas ellas a
Teziutlán, Puebla, acompañada además de su padre Arnulfo y su madre Josefina,
oriundos de ese pueblo. En los días posteriores, Vázquez Mota apareció
con sus hijas y su esposo en Dolores Hidalgo, Guanajuato; Tapachula y Huixtla,
Chiapas, Huejutla, Hidalgo, en el primer día de su gira en Baja California y en
el volanteo del jueves en la salida a Cuernavaca. "Sé cómo cuidar a mis
hijas", ha dicho Vázquez Mota en sus promocionales, en una clara estrategia de
posicionamiento como "señora de la casa". Sin embargo, el rol de su
familia de hoy en adelante –especialmente el de Majo y Sergio– está a revisión.
Ambos podrían pasar a un segundo plano como parte del cambio de rumbo que se
opera en la campaña panista.
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