Ciudad de México, 26 de junio del 2012
Muy buenos días.
Doctor Antonio Luigi Mazzitelli, Representante para México, Centroamérica y el Caribe de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito.
Doctor Philippe Lamy, Representante en México de la Organización Mundial de la Salud.
Embajador Antonio Araníbar Quiroga, Representante en México de la Organización de Estados Americanos.
Embajador Anthony Wayne, Embajador de Estados Unidos en México.
Senador Ernesto Saro Boardman, Presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Senadores.
Doctora María Elena
Medina-Mora, Directora del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente
Muñiz.
Señora Guadalupe Espinosa
Rugarcía, Presidenta de la Fundación Monte Fénix.
Licenciado Jesús Cevallos
Coppel, Presidente de la Fundación Oceánica.
Licenciado Marco Antonio
Slim, Presidente del Consejo Directivo del Instituto Carlos Slim de la Salud.
Licenciado Javier Moctezuma
Barragán, Director General de la Fundación Gonzalo Río Arronte.
Señoras y señores
representantes de los Consejos Estatales contra las Adicciones.
Distinguidos invitados
especiales.
Integrantes de la sociedad
civil.
Estimadas Secretarias.
Estimados Secretarios.
Procuradora.
Director.
Estimados colaboradores del
Gobierno Federal.
Señoras y señores:
Hoy, se conmemora en México y
en el mundo, el Día Internacional de la Lucha Contra el Uso Indebido y el
Tráfico Ilícito de Drogas.
Es una fecha que, por su
propia naturaleza, debe movernos a una profunda reflexión sobre estos enormes
problemas, sobre estos grandes desafíos y sobre la necesidad de impulsar, cada
vez más, decididas acciones para evitar que, precisamente, el tráfico ilícito
de drogas y su uso indebido sigan afectando tan dramáticamente a nuestras
sociedades.
En México las drogas muestran
cada día sus efectos más terribles, y juntos, sociedad y Gobierno, estamos
trabajando y debemos trabajar más para que dejen de ser un problema tan desafiante para los mexicanos.
Las drogas, las drogas
ilícitas, asesinan. Asesinan al producirlas. Asesinan al distribuirlas.
Asesinan al consumirlas. Quizá, los problemas mayores de violencia, no sólo en
México, sino en nuestra región Centro y
latinoamericana están, precisamente, vinculadas a su uso indebido y a su
tráfico.
Por eso, precisamente, me da
mucho gusto haber entregado estos reconocimientos a las más destacadas
organizaciones de la sociedad civil que, incluso, no de ahora, de hace años,
décadas, cuando se ignoraba la seriedad y magnitud de este problema, se han dedicado
a prevenir las adicciones y a apoyar a los mexicanos que han sido víctimas de
esta auténtica esclavitud del Siglo XXI.
Porque, precisamente, si bien
es cierto que el combate al uso indebido y al tráfico de drogas ilícitas es
responsabilidad exclusiva del Gobierno, la prevención y el tratamiento en su
uso es una tarea que todos podemos asumir, juntos, sociedad y Gobierno.
Es una tarea que compete a
todos, al Gobierno mismo, sí, desde luego; pero, también, y de manera
fundamental, a la sociedad.
Es una tarea que tiene que
ver con los funcionarios de las áreas, tanto del cumplimiento de la ley, como
de salud, pero tiene que ver con el padre y la madre de familia. Tiene que ver
con el hermano. Tiene que ver con la escuela. Tiene que ver con la Iglesia,
con la parroquia. Tiene que ver,
precisamente, con la comunidad. Tiene que ver con el centro de trabajo
Por esa razón, amigas y
amigos, para mí es un honor haber entregado reconocimientos a estas
asociaciones de la sociedad civil que tan destacadamente han trabajado en el
ámbito de la prevención.
Ustedes, estimados amigos, se
han destacado como mexicanos y han marcado la pauta en el combate a las
adicciones durante muchos años. Representan, además, una esperanza de vida
digna para miles y miles de mexicanos.
Felicito muy sincera y muy
sentidamente al licenciado Jesús Cevallos Coppel, Presidente de Fundación
Oceánica; al doctor Javier Moctezuma Barragán, Director General de la Fundación
Gonzalo Río Arronte; a Guadalupe Espinosa Rugarcía, Presidenta de la Fundación
Monte Fénix, y a Marco Antonio Slim Domit, Presidente del Consejo Directivo del
Instituto Slim de la Salud.
Y quiero pedirles que
extiendan esta felicitación a todas las personas que participan en estas
instituciones, a terapeutas, a psicólogas, a psicólogos, a ayudantes, a
donadores. En fin. A todos.
Y en nombre de los mexicanos,
les agradezco muchísimo y agradezcan, transmítanle este agradecimiento a todos
ellos, por el muy valioso trabajo que realizan en beneficio de la sociedad
mexicana.
Los graves problemas sociales
derivados del consumo y tráfico de drogas han representado un costo muy, muy
alto para la sociedad mexicana. Y eso tiene, además, varias explicaciones.
Durante las últimas décadas,
por ejemplo, México pasó de ser un país de tránsito a ser, también, un país de
consumo de drogas. Esto se refleja, por ejemplo, ahora que escuchaba los datos
del doctor Luigi Mazzitelli.
Si él hablaba de más o menos,
un poco menos de 14 millones de consumidores de cocaína en el mundo, en la
Encuesta de Adicciones en México, las sucesivas encuestas que se han levantado,
entre el 2004 y el 2008, la adicción a la cocaína creció más o menos en el 1
por ciento de los mexicanos, que para muchos es una cifra irrelevante.
Pero si hablamos del 1 por
ciento de 112 millones de mexicanos, estamos hablando de un millón de
consumidores más entre 2004 y 2008; de un porcentaje de 13 millones en todo el
mundo, que es un porcentaje muy relevante y, además, implica poco más que
duplicar el consumo de cocaína en tan sólo cuatro años.
Eso, sin duda alguna, este
cambio en el patrón de consumo, es un factor que, también, explica en parte el
fenómeno que hemos vivido los mexicanos, precisamente, más o menos desde esas
épocas.
Como es sabido, en principio,
los grupos criminales, por ejemplo, asociados a las drogas, únicamente
enfocaban su actividad literalmente al narcotráfico; es decir, al tráfico de
narcótico a Estados Unidos. Era una actividad de paso, porque desde entonces y
desde siempre Estados Unidos, desde hace por lo menos un siglo y medio, ha sido
el principal consumidor.
Sin embargo, hace algunos
años, por factores diferentes, como el crecimiento del ingreso per cápita, el
pago en especie de las redes de traficantes, etcétera; los grupos
delincuenciales también comenzaron a buscar la colocación de droga y a generar
incremento de adicciones y consumo, también, en nuestro país, particularmente
entre nuestros jóvenes,
Este fue un cambio de
consecuencias muy serias. Con el inicio, por ejemplo, ya no sólo del
narcotráfico, sino del narcomenudeo, vino una nueva estrategia operativa de los
criminales, que pasaron del mero control de rutas y puntos, y agentes
fronterizos, a la búsqueda de expansión geográfica y de control territorial y,
en consecuencia, de lucha por el territorio.
Para vender su mercancía, el
control logístico ya no implicaba únicamente controlar transportes y puntos de
acceso en la frontera a Estados Unidos, sino implicó buscar el control de
puntos de venta, cientos, miles de puntos de venta en las ciudades,
particularmente, en las más grandes. Pero, también, como cualquier
distribuidor, lo mismo de un refresco, o de una golosina, o de una cerveza,
cualquier distribuidor lo que busca es todos los puntos de venta posibles y el
control cotidiano de los puntos de venta, tanto en el suministro de mercancía,
como en la captación de ingresos.
Por eso, los grupos
criminales, en lugar de controlar carreteras y puntos fronterizos, comenzaron a
buscar controlar bares, tienditas, giros negros, a través del control físico y
por la fuerza, o por la corrupción, o por ambas, de pueblos y de ciudades donde
comenzaron a operar.
Con este cambio en la forma
de operación de los criminales, las drogas estuvieron cada vez más cerca de la
gente. El cambio en estas operaciones representó, obviamente, también, un
incremento en la violencia.
Por qué.
Porque en la búsqueda de
control territorial, que antes no existía, comenzaron a luchar entre sí los
criminales y a luchar muy violentamente, terroríficamente; es decir, buscando
las formas más intimidatorias para enviar mensajes a sus adversarios.
Más aún. Los delincuentes,
una vez hechos del control territorial, comenzaron a dedicarse a otras
actividades ilícitas. Esto es lo que se conoce como economías de alcance, que
se define que, si una vez que se realiza una actividad económica, puede
realizarse otra que aumente los ingresos de un negocio, sin aumentar los costos
de ese negocio, existen todos los incentivos económicos, todos los estímulos,
para realizar esas actividades.
Por ejemplo, si en un ingenio
el bagazo que queda, después de producir el azúcar, puede usarse como
combustible para generar electricidad para ese negocio o para cualquier otro,
la economía de alcance hace que el incentivo sea utilizado.
Igualmente, si se tiene ya el
control logístico de una ciudad o de un pueblo para controlar la venta de droga
y capturar los ingresos, y para ello se tiene la fuerza y el control de la
autoridad, el incentivo es que pueden realizarse otras actividades que, sin
incrementar los costos, aumenten los ingresos.
Y por eso, los criminales, en
las ciudades en donde llegaron a dominar, comenzaron a secuestrar, a extorsionar y a cobrar derecho de piso. A
controlar las actividades de otros criminales, desde los ladrones de autopartes
hasta los vendedores de mercancía pirata. Y eso incrementó sus rentas, sin
aumentar sus costos de control.
Por eso, era tan importante
que la autoridad, todas las autoridades, porque esto, la seguridad, compete a
todos los gobiernos, no sólo al Federal; todas las autoridades, pero en
particular, el Gobierno Federal, teníamos el compromiso de enfrentar este tema.
Y por eso, el Gobierno
Federal, a mi cargo, decidió asumir su responsabilidad, obvia y elemental, de
proteger a la ciudadanía. Un Gobierno que tiene un verdadero compromiso con los
ciudadanos, no puede permanecer impasible ante el sufrimiento de la sociedad.
La obligación constitucional,
ética y política de todo gobernante, es
cumplir y hacer cumplir, para defender la ley y los derechos de los ciudadanos,
como un imperativo categórico. Y eso es, precisamente, lo que hicimos.
Porque, por otra parte, al
vulnerarse la autoridad de cualquier nivel de Gobierno, se comenzó a generar un
ambiente de falta de ley, que hizo que proliferaran y se multiplicaran, en
muchos casos, los delitos.
La falta de cumplimiento de
la ley, la falta de enforcement, como se expresa en inglés, la falta de
credibilidad en la acción de la justicia, hizo que cualquier criminal o
cualquier criminal en potencia se decidiera simplemente a actuar y dañar a la
sociedad. Y eso multiplicó un estado de cosas terriblemente dañino para la
sociedad. De ahí que sea tan importante, por ejemplo, y tan urgente, que se
reconstruyan instituciones confiables y eficaces en materia de seguridad y
procuración de justicia.
Por otra parte, era
necesario, también, implementar una estrategia integral, que, precisamente,
permita abordar esta problemática de la sociedad en toda su complejidad,
atacando los problemas urgentes, pero, también, abordando lo importante, como
es, precisamente, el consumo mismo de droga y ofreciendo soluciones de largo
plazo.
Y esa estrategia ha tenido,
básicamente, tres ejes fundamentales, tres componentes.
Probablemente el primero ha
sido el más evidente, el más comentado, el más notorio, el más objeto de
noticia, que consiste en enfrentar y someter a los criminales; el impedir que
continuaran su avance en el dominio de pueblos, comunidades y ciudades en el
país; el acabar con la impunidad cínica que los hacía circular por calles y
carreteras del país en convoyes armados de varias camionetas, armados hasta los
dientes, sin que nadie les hiciera frente. Había que acabar con eso.
Y, por eso y, sobre todo, por
el clamor de auxilio, expresado por ciudadanas y ciudadanos de varias partes
del país; ante la petición expresa, en todos los casos, de las autoridades
locales, el Gobierno de la República tomó la decisión de combatir frontalmente
a los criminales y combatirlos con lo mejor que tiene el Estado mexicano, que
es, precisamente, sus fuerzas del orden Federal: el Ejército, la Marina, la
Policía Federal y la Procuraduría General de la República, que tiene,
específicamente, ese encargo.
Y con este esfuerzo, estamos
dejando, también, un legado fundamental para los mexicanos; un México donde los
criminales ya no actúen impunemente. Un México donde se les persigue y se les
lleve a la justicia para que paguen sus delitos.
Y en esa tarea, por ejemplo,
y, por eso, una manera de medirlo es que se ha detenido a 22 de los 37
criminales más buscados en el país.
La participación de las
Fuerzas Federales ha permitido realizar, también, decomisos históricos de
armas, de drogas, de aeronaves, de dinero.
En pocas palabras, amigas,
amigos, el objetivo es sacar de las calles a los delincuentes, que lastiman a
los ciudadanos y a quienes pretenden poner la droga en manos de los hijos de
las familias mexicanas.
La segunda parte de la
estrategia, amigas y amigos, es la construcción de instituciones públicas, que
tanta falta le han hecho al país.
Reconstruir las instituciones
de seguridad y justicia y de fortalecimiento de la ley que, digámoslo con toda
franqueza, siempre han sido frágiles en México, y lo fueron más en el momento
en que no hubo la capacidad de escalar la fortaleza de esas instituciones justo
en el momento cuando estaba creciendo el problema de la peligrosidad de la
criminalidad.
Si México hubiera tenido
policías confiables, Procuradurías confiables, eficaces, capaces, seguramente
hace rato que hubiera recuperado totalmente los niveles de seguridad que México
merece. Sin embargo, la fragilidad, la debilidad, la corrupción, la
vulnerabilidad de las policías y Procuradurías, en buena parte del país, no
sólo no permitió a México defenderse, sino que propició que en esa corrupción
creciera exponencialmente el poder de los criminales.
Porque no pudo haber ocurrido
peor cosa que la capacidad criminal y logística que los delincuentes buscaban,
la encontraran, precisamente, a bordo de las patrullas de las policías,
utilizando las frecuencias de radio de las policías, utilizando las armas de
las propias policías.
Por esa razón, era
fundamental iniciar un proceso de depuración y fortalecimiento de las
instancias de seguridad y justicia que es, precisamente, lo que iniciamos en
esta Administración.
Por eso, hemos avanzado a una
Policía Federal confiable, que busque, precisamente, la confiabilidad en todos
sus miembros y que tenga las capacidades para enfrentar a la delincuencia.
Por eso, hemos encontrado
tanta resistencia, precisamente, en esos procesos de depuración.
Por eso, precisamente, se ha
tocado sustancialmente los intereses de los criminales en distintas redes.
Y por esa razón, también, es
fundamental que a nivel estatal pueda seguirse adelante con este proceso de
depuración y fortalecimiento de las instancias de justicia.
El tercer eje, finalmente, y
quizá, el más importante de todos, es el eje social. Un eje que nos permita,
precisamente, abrirles oportunidades a los jóvenes.
México es un país joven. La
mitad de la población en nuestro país, según el Censo de 2010, tiene 26 años o
menos, y esto que constituye una gran fuerza para el país, un bono demográfico,
verdaderamente, también, constituye, sin duda alguna, un desafío, porque en la
medida que esos jóvenes no tengan oportunidades de educación, de salud, de
esparcimiento y de trabajo, en esa misma medida son susceptibles a caer tanto
en las garras de las adicciones, como en las garras de los criminales.
Hemos visto, por desgracia,
muchos muchachos, niños, que aún sin terminar su educación primaria ya están
cayendo en adicciones en su propia escuela. Y un niño que empieza a usar droga,
primero gratuitamente, a la edad de 11 años, a la edad de 13 años ya tiene que
pagarla.
Y para ello, a esa edad, ya
fue y esculcó el monedero de su mamá. Y una vez que la mamá quizá no tuvo
asesoría o apoyo para enfrentar el problema y prefirió esconder el monedero,
empieza ese niño a robar los espejos de los coches de los vecinos.
A los 14 años ya lo
encontramos formando parte de la banda, primero de ladrones de autos de su
colonia y de distribuidores de droga de su colonia. Y a los 16, quizá, ya lo
encontremos muerto en algún enfrentamiento o asesinado por un grupo rival.
Esa es, precisamente, la
realidad de muerte que colocan, precisamente, las adicciones y, en particular,
las drogas ilícitas en México, en Centroamérica y en buena parte del mundo.
Por esa razón, hay que
abrirles oportunidades a esos muchachos. Por esa razón es fundamental darles
acceso, en primer lugar, a la salud, como lo hemos hecho en México, logrando la
cobertura universal de salud, que permite igualar oportunidades de acceso a los
mexicanos.
Estamos trabajando para
recuperar el tejido social. Y por eso, sin ser una tarea directamente que sea
responsabilidad del Gobierno Federal, el Gobierno Federal ha contribuido para
rescatar más de cinco mil espacios públicos y entregarlos a las comunidades
para que sean espacios de esparcimiento.
Ha puesto en práctica el
Programa Escuela Segura, que busca que los papás y los maestros asuman la
responsabilidad de que no haya violencia, bullying, drogas o pandillas en las
escuelas, y el programa ya lo he implementado en más de 45 mil planteles en
todo el país.
Parte, también, de ese
esfuerzo ha sido abrir oportunidades educativas. Y, por eso, hemos abierto 105
universidades públicas nuevas y gratuitas en el país. Hemos ampliado el campus
o creado otros campus para 52 más, y hemos creado más de mil bachilleratos.
Eso ha generado, también,
oportunidades de trabajo para los jóvenes, porque, hoy, en México, se gradúan
115 mil ingenieros al año, que es más que el número de ingenieros que se
gradúan en Alemania, o en Inglaterra, o en Canadá, o en Brasil.
Y, finalmente, se busca,
precisamente, una cultura preventiva en adicciones, que, también, es
fundamental del país, porque parte fundamental de este esfuerzo ha sido
enfrentar el complejo problema de salud pública que representan las adicciones.
Problema que las organizaciones que hoy reconocemos conocen a profundidad,
desde luego, yo me atrevería a decir, que mejor que nosotros.
Y, por ello, buscamos desde
el inicio de la Administración poner en práctica una política de prevención y
atención de adicciones para evitar que nuestros niños y jóvenes caigan en sus
garras.
Y, si bien es cierto, que en
materia de combate al crimen hemos hecho acciones sin precedentes, también, hay
que decirlo, que en materia de prevención de adicciones, también, hemos hecho
acciones sin precedentes, por lo menos, en el Gobierno.
No digo que sea suficiente.
Hace mucha falta hacer más, pero es, por primera vez, en México, que se ha
destinado un presupuesto como el que se ha destinado, de más de seis mil 600
millones de pesos para prevención y tratamiento de usuarios de droga, dos veces
y media más lo invertido, por ejemplo, en el sexenio anterior.
Se está construyendo la red y
la estrategia de prevención, atención primaria y tratamiento, quizá, más grande
de América Latina.
Ahí, en prevención de
adicciones, por ejemplo, bajo el Programa Nueva Vida, que encabeza,
precisamente, mi esposa Margarita Zavala, a quien, también, me da mucho gusto
verla de vuelta a escena, y recuperada de su salud. Se ha construido una red
formidable de capacitación en materia de adicciones.
Más de un millón de personas
capacitadas en este esfuerzo, desde jóvenes del Servicio Militar Nacional, los
promotores de los programas de desarrollo social, las encargadas de las
Estancias Infantiles, padres de familia, maestras y maestros, jóvenes de la
sociedad civil, etcétera.
El objetivo es que ellos
ofrezcan a nuestros niños y jóvenes orientación, para que desarrollen
habilidades para la vida y para que adopten conductas saludables.
Les brindan información para
prevenir aquellos comportamientos que pueden llevarlos al consumo de drogas y
las adicciones.
Se ha iniciado, también, la
Campaña Nacional de Información para una Nueva Vida con la que se realizan
labores de prevención y promoción de conductas saludables.
Para esta Campaña, la
Fundación Río Arronte, por ejemplo, hoy galardonada, ha aportado recursos muy
valiosos, y las Fundaciones Monte Fénix y Oceánica han apoyado en la
elaboración de materiales, y con su enorme conocimiento y dominio de la
materia. Labor por la cual el Gobierno está profundamente agradecido.
En atención primaria, por
ejemplo, desde el plano de salud, es la primera vez que se construyen no sólo
Centros de Prevención desde el Gobierno: 334 Centros Nueva Vida en todo el
país, en donde se apoya a quienes están cerca de las drogas o quienes han sido
usuarios ocasionales para evitar que caigan en adicciones.
En
materia de tratamiento. Se conforma una red con 113 Centros de Integración
Juvenil, que son un esfuerzo de la sociedad civil bien importante que apoya el
Gobierno. 348 Centros Certificados, operados por la sociedad civil ´para
mejorar el tratamiento de las adicciones.
Se trabaja nuevamente con
Oceánica y la con la Fundación Slim para profesionalizar y certificar a otros
300 Centros que se van a unir a esta red, por lo cual, también, les expreso mi
mayor reconocimiento.
Y dentro de la problemática
que tenemos, hay, también, una buena noticia que vale la pena resaltar. Dentro
de los primeros datos que está arrojando la última Encuesta de Adicciones
levantada, precisamente, el año pasado, comenzamos a ver que si bien es cierto,
el consumo de cocaína entre los jóvenes se duplicó entre la Encuesta de
Adicciones de 2004 y la de 2008, para 2011, la Encuesta está mostrando
probablemente, a reserva de dar los resultados definitivos, que prácticamente
ya no ha habido incremento porcentual en el consumo de cocaína entre jóvenes.
Lo cual quiere decir que una
tendencia tan peligrosa, como la observada entre 2004 y 2008, por lo menos se
está frenando, al menos en los primeros datos que arroja la Encuesta de
Adicciones.
En suma, los mexicanos
tenemos que implementar estrategias integrales. Las estamos implementando y
esta Estrategia Integral tiene que seguir adelante.
Amigas y amigos:
Pienso que hemos iniciado en
México un camino para consolidarlo al país como una Nación de leyes y de
justicia.
Estamos trabajando para que
nuestras familias puedan vivir tranquilas, libres de la amenaza de la violencia
y del crimen. Y libres, también, de la esclavitud de las adicciones. Porque una
adicción es una cadena que atrapa al ser humano, desde la infancia hasta su
muerte. Una cadena en que debemos empeñarnos todos en romper.
Éste es un esfuerzo que debe
trascender coyunturas políticas, que debe trascender colores partidistas y que
debe seguir adelante en los años por venir. Porque no podemos tirar por la
borda lo que se ha hecho.
Porque no podemos,
simplemente, resignarnos y someter al país al poder de la delincuencia o hacer
como si nada pasara. Porque sólo ese hecho, simular que nada pasa, fortalece a
los criminales y debilita a la sociedad y al Estado.
Simular que nada pasa y, en consecuencia,
hacer nada, es, precisamente, lo que permitió que los criminales avanzaran, sin
resistencia tantos años. Es suponer que cuando se está asaltando la casa, lo
mejor es no hacer nada, ignorar al asaltante, dejarlo que entre libremente. Y
el asaltante, no sólo termina por tomar todo lo nuestro, sino por tomar la vida
de cada uno de los nuestros.
Es por esa razón que había
que actuar. Y es por esa razón que actuamos.
Yo hago votos porque el
próximo Gobierno de México se comprometa, verdaderamente, a luchar por la
seguridad de los mexicanos, con la determinación que se requiere. Y, al mismo
tiempo, actuar paralelamente y con la misma intensidad, en los otros ejes que
deben componer esta estrategia integral.
Es decir, que siga el proceso
de depuración y fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia,
no sólo a nivel Federal, sino, y medularmente, a nivel estatal y municipal.
Y sobre todo, finalmente, que
se siga trabajando, aún con mayor intensidad, de la mano con la sociedad civil,
para fortalecer el tejido social, para darle a nuestros jóvenes las
oportunidades que demandan y, sobre todo, para darles a los jóvenes las
oportunidades de entender el peligro de las drogas y las adicciones, y de
tratarlas cuando caigan, precisamente, en esos peligros.
Una política masiva de
prevención y tratamiento que haga de México un país más sano y con mejor
futuro.
Y, sin duda, el mejor legado
que como generación podemos hacer a las generaciones por venir es,
precisamente, poner las bases de un México de leyes y libertades, porque sólo
sobre esas bases podrá haber el México de paz con justicia que todos deseamos.
Que esta jornada de lucha
mundial contra el tráfico de drogas ilícitas y el uso indebido de las drogas,
nos convoque a todos a entender la magnitud del problema, y nos convoque,
también, haga concurrir la voluntad pública y política necesaria para combatirlo
en toda su magnitud.
Muchísimas gracias.
*
Diversas
intervenciones en la Conmemoración del Día Internacional de la lucha contra el
uso indebido y el tráfico ilícito de drogas
-MODERADOR: Toma la palabra
el señor Antonio Luigi Mazzitelli, Representante Regional para México,
Centroamérica y el Caribe de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga
y el Delito.
-SR. ANTONIO LUIGI
MAZZITELLI: Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados
Unidos Mexicanos; licenciada Margarita Zavala, Presidenta del Sistema Nacional
para el Desarrollo Integral de la Familia; maestro Salomón Chertorivski
Woldenberg, Secretario de Salud; maestra Marisela Morales Ibáñez, Procuradora
General de la República; Embajadora Patricia Espinosa Cantellano, Secretaria de
Relaciones Exteriores; doctor Alejandro Poiré Romero, Secretario de
Gobernación; ingeniero Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública.
Doctor José Ángel Córdova
Villalobos, Secretario de Educación; maestro Daniel Karam Toumeh, Director
General del Instituto Mexicano del Seguro Social; doctora María Elena
Medina-Mora, Directora General del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de
la Fuente Muñiz; señor Embajador de los Estados Unidos; colegas de las Naciones
Unidas; Representante de la OEA en México.
Señoras y señores:
Antes que todo, permítanme
expresarle los saludos del Embajador
Yury Fedotov, Director Ejecutivo
de UNODC y Subsecretario General de las Naciones
Unidas, y su sincero agradecimiento a ustedes, y todos los mexicanos, por el
compromiso y la fuerza con la cual han llevado adelante, durante estos seis
años, una lucha sin titubeos para un
México más seguro, más justo, más equitativo y más sano.
Y UNODC valora muchísimo
estos esfuerzos y estamos ciertos que sus resultados contribuyen, de manera
importante, en fortalecer y respaldar el liderazgo de México en el escenario
internacional.
Hoy mismo, en este momento, y
con la ocasión del Día Mundial Contra las Drogas, la Asamblea General de las
Naciones Unidas en Nueva York, tendrá un debate temático sobre la amenaza que
las drogas y el delito significan para el desarrollo.
Ahí el Embajador Fedotov
presentará el Informe Mundial sobre las Drogas que UNODC publica cada año, el
26 de junio. Que yo tengo el honor de presentar, aquí en México.
Este año, también, UNODC hace
un llamado a la comunidad internacional y a los gobiernos para que la lucha
contra la delincuencia organizada transnacional y las drogas ilícitas sean
parte integral de los programas de desarrollo.
Entre más se aproxima el
plazo fijado de 2015 para pasar revista a los progresos realizados en el
cumplimiento de los objetivos del Desarrollo del Milenio, más claros son los
obstáculos que la delincuencia organizada y las drogas ilícitas ponen al
perseguimiento de esos objetivos.
Las drogas ilícitas alimentan
la delincuencia y la inseguridad, al tiempo que socavan los derechos humanos y
provocan riesgos considerables para la salud pública.
La
heroína, la cocaína y otras drogas siguen matando a unas 200 mil personas al
año, destruyen familias y causan sufrimientos a otros miles de personas. Crean
inseguridad y contribuyen a la propagación del VIH-SIDA.
Frente a ese escenario es
necesario e indispensable reconocer aquellos aspectos de salud pública como la
prevención, la detección temprana, el tratamiento, la rehabilitación y la
reinserción como elementos primordiales de la estrategia mundial para brindar
una respuesta más equilibrada al problema del consumo de drogas.
Aún con la pauta mundial de
consumo, la producción y las consecuencias sanitarias derivadas del consumo de
drogas ilícitas se mantuvieron, relativamente, estables en el 2011, unos 230
millones de personas, es decir, el 5 por ciento de la población adulta mundial
entre los 15 y los 64 años de edad consumieron una droga ilícita por lo menos
una vez en el año 2010.
Los consumidores de drogas
problemáticos que son principalmente personas dependientes de la heroína y la
cocaína suman unos 27 millones, lo que representa alrededor del 0.6 por ciento
de la población mundial.
En Afganistán se registró un
repunte del cultivo de opio. La producción mundial de esa sustancia se elevó a
siete mil toneladas en 2011. Su consumo en América del Norte y Europa parece
mantenerse estable o irse reduciendo.
Sin embargo, en África y
Asia, regiones a la que corresponde conjuntamente alrededor del 70 por ciento
de los consumidores mundiales de opiáceos, no se dispone de datos claros, por
lo que es posible que el consumo haya aumentado en esas regiones, sin
detectarse.
La superficie total del
cultivo de arbusto de coca disminuyó en el 18 por ciento entre el 2007 y el
2010, debido principalmente a la marcada caída del cultivo de coca en Colombia,
entre 2007 y 2010.
No obstante, en el mismo
periodo, el cultivo del arbusto de coca y la producción de la hoja de coca
registraron un marcado desplazamiento hacia el estado plurinacional de Bolivia
y el Perú.
El número estimado de
consumidores anuales de cocaína fluctuó en 2010 entre 13.3 y 19.7 millones. Es
decir, entre el 0.3 y el 0.4 por ciento de la población mundial entre los 15 y
los 64 años de edad.
Los principales mercados de
consumo siguen siendo América del Norte, Europa y Australia. En los Estados
Unidos el consumo de cocaína disminuyó del tres por ciento en el 2006, al 2.2
por ciento en el 2010. Mientras que en Europa ese consumo permanece estable.
Sin embargo, el consumo de la
cocaína ha aumentado en Australia y en América del Sur. Asimismo, se ha venido
extendiendo en zonas de África y de Asia.
El consumo y las
incautaciones mundiales de estimulantes de tipo anfetamínico, el segundo tipo
de droga más consumido en el mundo, se mantuvieron en gran medida estables.
Sin embargo, en 2010 las
incautaciones de metanfetaminas se duplicaron respecto al año 2008, y esto fue
gracias a importantes incautaciones realizadas en América Central, México,
además de Asia Oriental y el Sudoriental.
La marihuana sigue siendo la
droga más consumida y más producida en el mundo. Se calcula que en el mundo
existen entre 119 y 224 millones de consumidores de cannabis. Casi no hay país
en el mundo que no haya reportado detección de cultivos, sean estos naturales o
en invernaderos.
Estos cultivos, en
particular, representan una seria amenaza a la salud, ya que sus productos,
genéticamente modificados, son varias veces más dañinos que los naturales.
En muchos países el consumo
con fines no médicos de medicamentos de venta con receta es mayor que el de las
sustancias sujetas a fiscalización, con la única excepción de la marihuana.
Y aunque el consumo de drogas
ilícitas es, en general, mucho más frecuente entre los hombres, el abuso de
tranquilizantes y sedantes parece ser mayor entre las mujeres, como indican los
estudios de caso en América del Sur, América Central y Europa.
También, los mercados
ilícitos de droga han registrado la llegada de nuevas sustancias psicoactivas.
Estas sustancias, por su composición química, no están bajo control, en muchos
casos se venden libremente, sobre todo por Internet. Desafortunadamente, son
fiscalizadas, solamente después de la muerte de sus jóvenes utilizadores, como
ha sido el caso de las sales de baño en Estados Unidos.
Señor
Presidente, señora Primera Dama:
El escenario que, desafortunadamente,
acabo de presentar no es, por cierto, un escenario alentador. Como todos los
papás y las mamás veo con temor el mundo en donde mis jóvenes hijos tendrán que
formarse hasta llegar a la madurez que les permitirá decidir sobre sus vidas.
Mis miedos son los miedos de
todos los padres y de todas las madres, que quieren ver continuar la vida con y
en sus hijos.
Afortunadamente veo, pero,
también, en la voluntad de muchos y entre estos muchos, ustedes, de luchar para
que nuestros hijos, para que todos los jóvenes puedan vivir en un mundo mejor.
En un mundo en donde los
niños y las niñas puedan tomar en sus manos su porvenir y decidir sobre sus
vidas.
En un mundo donde las
instituciones, que nos representan, ayuden a crecer, a tomar decisiones
responsables, a ser ciudadanos entre ciudadanos.
El Programa Nueva Vida, que
la Primera Dama ha liderado con éxito, durante estos años; las campañas de
prevención a las adicciones llevadas adelante, tanto por CONADIC que por el
Ministerio de Educación, junto con las muchas organizaciones de la sociedad
civil como el Centro de Integración Juvenil.
La inversión de la Secretaría
de Salud en investigación, tratamiento, rehabilitación, son elementos
importantes para que este asombroso escenario sea menos oscuro, para que nadie
se sienta abandonado en la búsqueda de un futuro mejor.
Y todo esto, sin olvidar el
combate que usted, el Gobierno y las familias mexicanas, están llevando
adelante contra el crimen organizado y los traficantes de muertes, para un
México libre de miedo y de la violencia criminal.
Muchísimas gracias, señor
Presidente y señora Zavala.
En nombre de UNODC, en nombre
de todos los padres y las madres, de todos los niños y las niñas que quieren
creer en un mundo libre de la esclavitud de las drogas, muchas gracias.
-MODERADOR: Tiene la palabra
el ciudadano maestro Salomón Chertorivski Woldenberg, Secretario de Salud.
-SECRETARIO SALOMÓN CHERTORIVSKI
WOLDENBERG: Muy buenos días a todas y a todos.
Saludo con el respeto de
siempre al maestro Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos
Mexicanos.
Saludo, y lo tengo que decir,
con muchísima alegría, muchísimo gusto, de tener de vuelta en estos eventos, a
la licenciada Margarita Zavala, Presidenta del Sistema Nacional para el
Desarrollo Integral de la Familia. Margarita, te extrañábamos mucho.
Saludo a las compañeras y los
compañeros de Gabinete; al señor Antonio Luigi; a las cabezas de las
instituciones del Sector Salud; al Senador Saro; a Philippe Lamy; Carlos Tena. A todos ustedes.
Verdaderamente me complace
ser parte, junto con cada uno de ustedes, de la Conmemoración del Día
Internacional de la Lucha Contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de
Drogas. Una fecha que la Organización de las Naciones Unidas propuso en 1987,
como una actividad para fortalecer el objetivo común de todos los países para
alcanzar una sociedad internacional, libre de abuso y del tráfico de drogas.
Cada 26 de junio recordamos
la importancia de crear las condiciones adecuadas para que nuestros hombres y
mujeres, pero sobre todo, nuestros hijos no caigan en el terrible peligro que
conlleva el consumo de estupefacientes. No hay, quizá, mayor tragedia que ver
amenazado el futuro de nuestro país por culpa de un cáncer social como las
drogas.
Celebro que, durante la
Administración del Presidente Felipe Calderón, como nunca antes, los esfuerzos
que se han dado para prevenir y tratar los problemas asociados a la oferta y la
demanda de sustancias ilícitas tengan una alta prioridad en la política del
Estado mexicano.
Diversos son los instrumentos
que se han desarrollado en este Gobierno contra el uso indebido de las drogas.
Reconocemos como prioritario el enérgico viraje hacia el enfoque preventivo y,
en este caso, en concreto, la importancia que tiene prevenir el consumo de las
drogas ilícitas desde las edades más tempranas bajo un enfoque de protección de
los derechos humanos de la juventud y la niñez, a la vez que reforzamos la
certeza de que la vida, para ser vivida con plenitud, no necesita de sustancias
adictivas.
Por ello, impulsamos acciones
de prevención, particularmente, con niños y jóvenes sustentadas en el
desarrollo de habilidades y destrezas para la vida con esquemas educativos
basados en la promoción de un estilo de vida saludable con el incansable e
invaluable apoyo de la licenciada Zavala.
Para consolidar los esfuerzos
realizados se reforzaron las estructuras institucionales con la creación de la
Comisión Nacional Contra las Adicciones para impulsar y coordinar las políticas
públicas encaminadas a la prevención, atención y control de las adicciones.
Además, se creó el Centro
Nacional para la Prevención y el Control de las Adicciones como el brazo
operativo de la Secretaría de Salud para coordinar los trabajos de los Centros
Nueva Vida, así como un esfuerzo sustantivo con la sociedad civil organizada y
hacer de los programas operativos para la reducción de demanda de drogas un
éxito ya en el país.
Señoras y señores:
El flagelo de las drogas es
una trampa mortal, un espejismo y una salida que no conduce a ningún lado. Como
dijo el filósofo chino Confucio: Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan
como huéspedes y se quedan como amos.
Reitero una vez más esto:
Pocas cosas son tan desgarradoras como ser testigos de que algunos de nuestros
jóvenes y niños estén secuestrados por ese amo traicionero, peligroso y mortal
que es la drogadicción.
Nuestros esfuerzos más
decididos se han encaminado a que entre todos, tengamos conciencia de este
peligro, y trabajemos bajo el liderazgo del Presidente Calderón, conjuntamente,
para solucionar este problema de salud pública, y así logremos que nuestra
mayor, nuestra única adicción sea a la vida misma, la vida libre de toda
esclavitud y dependencia.
Muchas gracias.
-MODERADOR: Invitamos al
ciudadano Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, para que en compañía de
la señora Margarita Zavala y los ciudadanos Secretario de Salud y Comisionado
Nacional contra las Adicciones, realicen la Entrega de Reconocimientos a
organizaciones sociales.
(ENTREGA DE RECONOCIMIENTOS)
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