26 nov 2013

Shimon Peres en entrevista con Pascal


Narco es terrorismo: Shimon Peres en entrevista
—¿Usted compara a los narcotraficantes violentos con los terroristas?
 —Todo mundo que mata gente inocente es terrorista. No importa cómo se le llame en la academia. Si su motivación es no respetar la ley y no respetar la vida humana, para mí eso es terrorismo, en cualquier lado que ocurra.
 Pascal Beltrán del Río/ Enviado
JERUSALÉN, 26 de noviembre.— Hombre clave en los acontecimientos más relevantes del Oriente Medio durante el último medio siglo, Shimon Peres aseguró que la violencia que genera el narcotráfico es terrorismo.
Afirmó que “todo mundo que mata gente inocente es terrorista. No importa cómo se le llame en la academia. Si su motivación es no respetar la ley y no respetar la vida humana, para mí eso es terrorismo, en cualquier lado que ocurra”.
Además dijo que los terroristas “tienen algo mal en la cabeza... Cada grupo tiene razones diferentes. En México, por ejemplo, son narcotraficantes. En Siria, son chiitas o sunitas. En cada caso es diferente. Lo que tienen en común es un método: no respetan la ley, no respetan la vida, y, por eso, no tienen futuro”.
El presidente de Israel consideró que México está en una posición de despegue económico. “México está hablando de crecimiento, no de problemas. Es un gran país, con una gran población, es una gran tierra y tiene mucho futuro”.
Shimon Peres es el único padre de la patria vivo en Israel, una nación que valora profundamente su historia.
Con motivo de su visita de Estado a México, que comienza hoy, Peres (Wiszniewo, Polonia, 1923) otorgó una entrevista a Excélsior en su residencia oficial en el arbolado barrio de Talbiya.

El mandatario habló sobre su participación en la Feria del Libro de Guadalajara, el papel de la literatura en Israel y México y sus propias lecturas.
 Durante la conversación, Peres también abordó la Primavera Árabe y sus repercusiones en el Oriente Medio.
 “Todo el que mata a inocentes es terrorista”
Hombre clave en los acontecimientos más relevantes de Medio Oriente durante el último medio siglo, Shimon Peres es el único padre de la patria vivo en Israel, una nación que valora profundamente su historia.
 El verano pasado cumplió 90 años de edad. La ceremonia para honrar al más viejo de los jefes de Estado del mundo congregó a 5 mil personas provenientes de una veintena de países.
 Entre ellas estuvieron ex mandatarios como Bill Clinton, Tony Blair y Mijaíl Gorbachov, pero también artistas como Barbra Streisand, Robert De Niro y Sharon Stone.
 En ocasión de su visita de Estado a México, que comienza hoy, Peres (Wiszniewo, Polonia, 1923) otorgó una entrevista a Excélsior en su residencia oficial, en el arbolado barrio de Talbiya.
 En el último tramo de su periodo de siete años como Presidente de Israel, el dos veces primer ministro se mantiene sumamente activo en el escenario internacional. Acaba de publicar en Francia un libro, en coautoría con el economista e intelectual Jacques Attali, con reflexiones sobre el curso de la humanidad en temas como la guerra, la exploración del espacio, la biología humana, la expansión del uso de internet y el cambio climático.
 Durante la conversación con Excélsior, Peres habla de la Primavera Árabe y sus repercusiones en el Medio Oriente, el conflicto en Siria, la amenaza nuclear de Irán, el papel de los presidentes Barack Obama y Vladimir Putin en las negociaciones de la región, el proceso de paz con los palestinos y las versiones de que Yasser Arafat fue envenenado.
 Asimismo, con motivo de su visita a México, aborda el tema del narcotráfico, cuya violencia no duda en calificar de terrorista. Y en torno de su visita a la Feria del Libro de Guadalajara, el papel de la literatura en Israel y México y sus propias lecturas.
 El siguiente es el texto de la entrevista:
 —¿Qué busca cumplir en su visita a México?
 —México está en una posición de despegue económico. México está hablando de crecimiento, no de problemas. Es un gran país, con una gran población, es una gran tierra y tiene mucho futuro.
 “Quisiéramos cooperar lo más que podamos, porque hoy las relaciones están basadas en la buena voluntad más que en el interés o en cualquier otra cosa. Porque la buena voluntad comprende diseminar la tecnología y la ciencia. Éstas no tienen fronteras, no se les necesita transportar, se les puede enviar por internet.
 “Y nos sentimos cercanos a México. México es multicultural. Representa un gran ejemplo del nuevo mundo. Déjeme explicarme: hasta hace poco la democracia consistía en tener los mismos derechos. Hoy, el mundo está construido sobre un principio adicional: el derecho igualitario a ser diferentes. El mundo es un concierto de diferencias, no un campamento disciplinario.
 “Creo que podemos tener un entendimiento común. Viajo como amigo a un país que consideramos amigo. Y hay un gran interés en esta visita: más de cien empresas (israelíes) nos pidieron ir, cosa que yo no había visto. Nosotros no invitamos a nadie, no damos órdenes. Ahora mismo hay muchos negocios en curso entre nuestros dos países y su potencial es grande y prometedor.”
 —Israel es el país invitado de la Feria del Libro de Guadalajara. ¿Qué significa esto para usted?
 —Latinoamérica es de alguna manera igual que Israel: es un pueblo de libros. Lo interesante de América Latina es que se convirtió en un gran imperio de la literatura. A juzgar por los poetas, los autores, los premios Nobel, es increíble.
 “Muchos de los grandes autores de nuestro tiempo, digamos Paz, García Márquez, vienen de la región. Y es interesante porque si uno está en una economía pobre, puede volverse amargado o puede leer libros. Y como dijo Octavio Paz, México ha optado por contar las estrellas del cielo.
 “Es natural que haya muchos lectores allí. La cultura es el lenguaje de Latinoamérica.
 “Por cierto, muchos libros israelíes han sido traducidos al español y muchos libros en español lo han sido al hebreo. Eso no lo controla el gobierno. Y si usted me pregunta qué es lo que debe hacer un país, yo le diría que debe proveer, sin costo, pan y libros.”
 —¿Cuáles son los tres libros que más han influido en su vida?
 —No me pregunte eso… son centenares.
 —Bueno, ¿cuáles se llevaría a una isla desierta?
 —No, no, no… Me llevaría la Biblia, eso sí… Pero todo el tiempo hay libros nuevos. Ahora mismo estoy leyendo uno, muy complicado, pero apasionante. Es un libro que dice que las ideas de Von Clausewitz si bien fueron brillantes, hoy no valen ya.
 “La idea básica de Von Clausewitz, de que la guerra es una extensión de la política, ya no tiene sentido. Para comenzar, porque ya no hay política. La política obedece a la tierra, se inventó para defender el territorio y ampliarlo.
 “Antes había dos partidos, uno que defendía y otro que atacaba. Había ejércitos. Pero la ciencia no tiene partido. La ciencia no puede ser conquistada, ¡tonterías! Ya no hay sólo dos partidos, hay miles.”
 —¿Cómo se llama ese libro?
 —Se titula War from the ground up (La guerra, de abajo para arriba). Fue escrito por Emile Simpson, un oficial británico que combatió en Afganistán. Es un hombre brillante, ahora da clases en Oxford… Así que ése es un libro nuevo.
 “Otro que recomiendo es Thinking, fast and slow (Pensar rápido, pensar despacio), de Daniel Kahneman (Nobel de Economía 2002), que es un análisis extraordinario sobre la naturaleza humana.”
 —Usted es autor también. En su más reciente libro habla de la creciente individualidad, como un signo de nuestro tiempo…
 —Vivimos en un mundo que nunca fue tan global, habitado por personas que nunca tuvieron tanta individualidad. En la genética humana, 99.8% es igual para todos. El 0.2% sobrante es lo que nos permite ser diferentes. Hay 7 mil millones de huellas digitales. No hay dos rostros iguales. Todo esto viene del 0.2%, que es nada. ¿Por qué es esto tan importante? Si todos fuéramos iguales, el mundo sería muy aburrido. Imagínese, no tendríamos de qué hablar.
 “Es mejor estar muerto que aburrido, porque cuando está uno muerto no se aburre, pero si uno se aburre no está vivo.
 “La segunda razón es porque esa individualidad es la fuente de la ciencia, de la innovación. Imagine que todos tuviéramos los mismos ojos. No descubriríamos nada. Pero tenemos millones de pares de ojos. Alguno de ellos ve cosas que usted y yo no vimos. Así que la individualidad es necesaria para escuchar cosas, para ver cosas, cada uno de nosotros con una mirada diferente.
 “La tercera es que ha cambiado al mundo profundamente porque desde que la economía se volvió global no se puede hacer comercio forzando a una de las partes. La economía moderna, que es manejada por empresas globales, depende de la buena voluntad. La economía global debe dar respuestas a lo que uno quiere.
 “Las empresas operan con buena voluntad, no pueden usar la fuerza. Nadie puede ser obligado a comprar nada. Eso obliga al respeto, porque si uno quiere satisfacer a cada persona, debe respetar su gusto.
 “Y si hace rato dije que la democracia es el derecho a ser distinto, diré algo más sobre la democracia: no es suficiente tener el derecho a la libre expresión, hay que tener la oportunidad de autoexpresión. Cada uno de nosotros quiere expresarse. Y para eso, los gobiernos tienen presupuestos pero no tienen dinero. Las empresas tienen dinero pero no necesitan presupuestos. Tienen dinero porque no gastan en ejércitos, en policía, en burocracia. Para resumir, el mundo está hecho de gemelos en todos los temas: por un lado, más global que nunca, por otro lado más individual que nunca.”
 —En su libro usted describe a Israel como una isla en un océano, una isla que necesita que el océano esté calmado. Sin embargo, ese océano ha estado agitado últimamente. Ahí está la Primavera Árabe…
 —Creo que el océano volverá a la calma. Le diré cómo y por qué: hay 350 millones de árabes en el Medio Oriente. México tiene 50% de su población menor a los 25 años de edad. Los árabes tienen 60%.
 “Los jóvenes árabes están conectados al internet, tienen teléfonos inteligentes. Tuvieron éxito, tumbaron a los dictadores y forzaron a todo mundo a hacer elecciones. Pero no estaban preparados para las elecciones. Las elecciones las ganó la vieja guardia porque estaba mejor organizada. Pero cuando llegó al poder, no tenía nada que ofrecer.
 “La generación joven, que tiene las ideas correctas, no ganó… pero ya no se detendrá. Y de los 350 millones de árabes, unos 99 millones están conectados a internet o tienen teléfonos inteligentes.
 “La verdadera frontera en el mundo de hoy es la frontera digital. No las defensas y ese tipo de cosas. Así que cuando uno ve esta historia, hay que hacerlo con dos ojos: un ojo en los acontecimientos, que capturan los encabezados de las noticias, y otro ojo en su evolución, que la prensa no siempre sigue.
 “Si un rey mata a otro rey, es un hecho, pero si se introduce la electricidad en un país, o el internet, es una evolución. Estamos tan preocupados por los hechos del día que dejamos de ver los cambios fundamentales que tienen lugar, cambios que afectan nuestra vida y nuestro futuro.”
 —Pero ¿puede decirse lo mismo sobre Siria? Porque parece que están atrapados en dos malas opciones: o Al Qaeda o Irán. ¿Qué piensa usted?
 —Esas no son opciones. Son cosas del pasado. Ni Al Qaeda ni Irán tienen solución alguna para Siria. No tienen ideas, no tienen ciencia, no tienen tecnología.
 “A veces la gente dice ‘Assad ha aguantado, Assad se quedará’. ¿Cómo que se quedará? Ya no hay una sola Siria, hay tres o cuatro. Existe la Siria de Assad, la Siria de los rebeldes, la Siria de los kurdos… y dos millones de refugiados. ¡Dios mío!, esa es otra nación.
 “¿Qué quiere decir ‘Assad gobierna’? Assad no gobierna nada. Su permanencia va a comenzar a costar mucho dinero. ¿Quién se lo va a dar? El dinero no ayudará a Siria porque el dinero crea, entre otras cosas, corrupción. El dinero no tiene respuestas. La única solución es la ciencia y la tecnología y un enfoque moral. Son inseparables.”
 —Dice en su libro que es difícil juzgar las motivaciones de los terroristas. Para usted, ¿cuáles son?
 —Creo que tienen algo mal en la cabeza. No hay terreno común entre terroristas. Cada grupo tiene razones diferentes. En México, por ejemplo, son narcotraficantes. En Siria, son chiitas o sunitas. En cada caso es diferente. Lo que tienen en común es un método: no respetan la ley, no respetan la vida, y, por eso, no tienen futuro. Realmente es, en un sentido, un fenómeno enfermo. Si algún día, como espero, podemos saber más del cerebro humano, y saber qué funciona mal en cada persona, probablemente podamos acabar con él.
 —¿Usted compara a los narcotraficantes violentos con los terroristas?
 —Todo mundo que mata gente inocente es terrorista. No importa cómo se le llame en la academia. Si su motivación es no respetar la ley y no respetar la vida humana, para mí eso es terrorismo, en cualquier lado que ocurra.

—Propone en su libro una coordinación internacional contra el terrorismo. ¿Cómo funcionaría?

—Primero, como la economía, el terrorismo se volvió global. Los terroristas no tienen tarjeta de identidad y no se sabe dónde están. Dos niños de una aldea de Asia Central pueden paralizar Boston; un grupo muy reducido puede matar a 3 mil 500 estadunidenses de golpe o a 500 rusos.

“Así que, dado que es un fenómeno global, debe haber cooperación global. Es necesaria porque la mejor forma de lidiar con el terrorismo es antes de que ataca. Y tener una alerta temprana. A veces la relación entre Estados no es buena, pero cuando se trata de terrorismo, debemos tener un común denominador. Porque nadie sabe qué país será la próxima víctima.”

—¿Recomendaría lo mismo para lidiar con el narcotráfico?

—No me refiero al tema sino al método. No importa qué pretexto sean, las drogas o la religión. Yo no acepto que el fin justifique los medios. Los medios equivocados no pueden tener un fin correcto.

“¿Qué quieren los narcotraficantes? Hacer más dinero a través de las drogas. Y para ello se sirven de métodos que son de locura.”

—Déjeme pasar a Irán. ¿La elección como Presidente de Hasán Rouhaní representa un cambio real o sólo es nueva música de fondo?

—No juzgaría a Irán por la música sino por la realidad. Sólo hay una forma de juzgar una situación política y es por sus hechos, no por sus voces.

“Debemos ver los resultados. No sabemos realmente lo que está sucediendo en Irán. Me imagino que los jóvenes iraníes están cansados de esa dictadura, de la pobreza, del hecho de que se les señale en el mundo. Pero, ¿qué tan poderoso es ese rechazo? No lo sé y no creo que nadie lo sepa. Pero si hay una nueva política, juzguémosla por sus hechos.”

—¿No es exagerado decir, como lo hacen algunas personas en Israel, que Irán está buscando otro Holocausto y que es como si estuviéramos en 1939 otra vez?

—Primero, Irán creó esa impresión al decir que quiere destruir a Israel. Irán ha creado este peligro y debemos tomarlo seriamente.

“Pero no es Israel, es el mundo el que no permitirá usar otra bomba nuclear. Los rusos y los chinos, independientemente de su posición sobre Irán, no quieren otra bomba atómica, Después de Hiroshima, nadie quiere ver otra explosión nuclear.

“El problema es encontrar los medios para garantizar que no vuelva a suceder. Como en Siria con las armas químicas. ¿Por qué debe Siria tener miles de toneladas de armas químicas..?”

—Acabo de leer que Israel dejó de fabricar máscaras antigás. ¿Eso significa algo?

—Es una señal de que no hay tolerancia por esas armas; que los rusos y los estadunidenses están de acuerdo en eso, y que Assad no tuvo opción. Un mundo sin armas químicas es un mejor mundo.

—¿Cuál es la mejor manera de lidiar con casos como Irán? Hay gente en Israel que quiere que esto se resuelva de forma unilateral…

—La mejor manera, para mí, es a través de una coalición internacional que imponga sanciones y las haga valer. No tenemos por qué pensar en ir a la guerra si lo podemos resolver de otra manera. ¿Por qué habríamos de hacerlo de manera unilateral?

—¿Ha sido débil Obama ante esta situación? Hay quienes creen que Putin ya pesa más en la región.

—¿Cómo se miden la debilidad y la fuerza? No creo que Obama haya cambiado nada. Al contrario: un Estados Unidos cambiado fue el que eligió a Obama. No es el mismo Estados Unidos. No estoy seguro que hace 50 años hubieran elegido como Presidente a alguien que no fuera blanco.

“Más aún: Estados Unidos era un país que hablaba mucho de la guerra. Y ya no más. Hoy es un país de diferencias y Obama representa eso. Y pienso que Obama cree en el fondo de su corazón que puso fin a guerras que eran muy costosas en dinero y en vidas. Y que si uno va a ir a la guerra hay que saber qué esperar de ella. Es decir, no ir a la guerra sólo por tener la razón sino si uno va a obtener los resultados deseados. Él está haciendo todo lo que puede.

“Putin tiene un enfoque diferente. Quiere que Rusia siga siendo una gran potencia, pero cuando se trata de armas químicas o nucleares, es de la misma opinión que Estados Unidos. Lo que es muy importante es que estén trabajando juntos.

“Creo que en el futuro habrá dos tipos de relaciones a nivel internacional: una, la de los gobiernos, y otra, la de las empresas globales. Las empresas pueden trabajar juntas mejor de lo que lo hacen los gobiernos. Es una suerte de Naciones Unidas para la economía y contra el terrorismo.”

—Dice en su libro que hace falta un G20 de firmas multinacionales…

—Así es. Mire, las empresas no quieren recibir órdenes y los gobiernos no se las pueden dar. Lo que pueden hacer las dos partes es encontrarse y dialogar. Los gobiernos pueden decir dónde hay un incendio y las empresas pueden decir dónde hay agua.

—Me imagino que no querrá contradecir a su primer ministro, pero ¿cómo se rompe el impasse de las negociaciones con los palestinos ocasionado por los asentamientos judíos?

—Negociando, no hay otra forma. De hecho, estamos en el proceso de encontrar una solución. Tenemos que tender un puente entre la realidad que existe y la solución propuesta.

“En la solución hay una referencia a los asentamientos. En concreto, hay un grupo de asentamientos en Cisjordania que tendrán que quedarse. La diferencia que tenemos es sobre un porcentaje pequeño de tierra. Los palestinos dicen 2%, los israelíes dicen entre 5% y 6% y habrá un intercambio.

“Tendremos que darles tierra nuestra a cambio de la suya. Lo que lo ha hecho tan complicado es la infeliz experiencia de Gaza. Había 22 asentamientos en Gaza y 8 mil colonos. Decidimos unilateralmente sacarlos. Y lo decidió un hombre que había sido promotor de los asentamientos, Ariel Sharon.

“Fue un proceso muy complicado. Para sacar a 8 mil colonos tuvimos que movilizar a 75 mil policías y gastar 3 mil millones de dólares para reponerles sus casas. Y en cuanto salimos de Gaza, los palestinos empezaron a dispararnos. ¿Por qué?”

—En retrospectiva, ¿fue una buena decisión?

—Sí, totalmente. Quizá debimos hacerlo con más cooperación con los palestinos, pero no podíamos saber que Hamas expulsaría a la Autoridad Palestina, que lanzarían a sus funcionarios de los techos. No lo anticipamos, la verdad. Por eso ahora muchos israelíes dicen que si hacemos lo mismo en Cisjordania, ellos harán lo mismo. Queremos estar seguros de que esto no se repetiría.

—Hay mucho escepticismo sobre la posibilidad de alcanzar la paz. Lo dicen las encuestas…

—Y es por eso mismo. La experiencia en Gaza es la contribución más grande al escepticismo.

—Y si todo mundo sabe que, al final, tendrá que haber un intercambio de tierras, ¿qué está impidiendo que se llegue a una solución, además del escepticismo?

—Hay varios temas que debemos resolver. Pero creo que Abu Mazen (Mahmud Abbas) es un hombre serio, es un socio para lograr la paz.

—¿Un socio al ciento por ciento?

—El ciento por ciento existe en teoría. Pero nosotros estamos satisfechos con un poco menos que eso. Como dicen en Casablanca, nadie es perfecto.

—Han pasado 20 años desde los Acuerdos de Oslo. La tardanza en obtener los resultados, ¿lo frustra?

—No hay lugar en mí para la frustración. Sé que la vida es difícil. A veces, las cosas se atoran o uno retrocede. No me quejo de eso. Si uno desea lograr algo, hay que derrotar a la decepción. Así que juzgo la vida no por las fallas, sino por los logros.

“Sabe usted, hay muchos grupos investigando qué fue lo que salió mal (en el proceso de paz); yo sugeriría que investigaran qué ha salido bien para que podamos replicarlo. De hecho, toma el mismo tiempo.”

—Para un político que se declara optimista, como usted, ¿qué significa perder elecciones?

—No me sorprende. Primero, perdí por una diferencia muy pequeña. Medio punto o un punto porcentual. Y perdí, además de por mis propios yerros, porque me adelanté a los tiempos.

“La gente prefiere recordar que pensar. Recordar es, en los hechos, olvidar. Uno se acuerda generalmente de lo malo, no de lo bueno.

“Lo nuevo siempre da miedo, genera escepticismo. Y como estábamos divididos, los terroristas aprovecharon para incidir en la elección. Atacaron para influir en los resultados. En tres o cuatro semanas, hubo cinco ataques terroristas.

“Un día, iba en camino a la oficina y mi gente de seguridad me informó que un camión había estallado en el centro de Jerusalén.

“Le dije a mi equipo que me llevara. Fui a la plaza. Todo estaba lleno de sangre. Había cadáveres y partes de cuerpos regados por todos lados. Había miles de personas en el lugar. Y entonces algunos cobardes comenzaron a gritarme: ‘Traidor, mira lo que nos hiciste. Tú los mataste. ¡Nos traicionaste!’

“Así que mi derrota no sólo fue propinada por los votantes israelíes, sino por las condiciones que no pude controlar. Pero no me arrepiento de lo que hice, creo que hay que intentar propiciar el cambio y no hacer de la popularidad la única medida.

“Si usted revisa mi biografía, verá que perdí elecciones, pero siempre traté de impulsar los cambios más grandes en este país. Cuando se me juzga por mis resultados electorales, no lo puedo explicar, pero cuando se me juzga por los resultados reales, mis críticos son los que la tienen difícil.”

—Dice usted en su libro que los países que se aferran a su pasado están condenados a envejecer…

—Así es. La historia no está hecha de repeticiones, sino de mutaciones. Básicamente, la historia es optimista. Por ejemplo, vivimos el doble de lo que vivíamos hasta hace poco.

“Piense en un rey de la antigüedad. Si le dolía una muela, no podía gobernar. Seguramente lloraba como un bebé porque no había antibióticos, no había agua corriente, no había vehículos para conducirlo al hospital ni teléfono para llamar al médico.

“El mundo cambia. Si uno no lo quiere reconocer, es viejo, se está muriendo, vive en el pasado. Si uno quiere ser permanentemente joven, el camino es el futuro. La mayor marcha victoriosa de la historia fue hecha por Gengis Khan. Mató a 11 por ciento de la población. En toda la Segunda Guerra Mundial fue aniquilado 2.6%. Hoy casi no hay guerras.

“Cada uno de nosotros tiene una porción de vida. El Señor nos dio 350 millones de minutos. ¿Por qué alguien quisiera pasar esos 350 millones de minutos siendo pesimista o amargado? Mejor ser optimista porque los optimistas y los pesimistas mueren de la misma manera pero viven de forma diferente.”

—De los tres ganadores del Nobel de la Paz 1994, sólo vive usted. Sabemos cómo murió Isaac Rabin, y recientemente nos hemos enterado de que Yasser Arafat pudo haber muerto envenenado. ¿Qué piensa usted?

—Yo no lo creo. No creo esas versiones. Mire, si alguien hubiera querido deshacerse de Arafat habría sido más fácil hacerlo con una bala. Y, por cierto, Rabin no fue asesinado por un árabe sino, desafortunadamente, por un israelí. En Estados Unidos, varios presidentes han sido asesinados: Kennedy, Lincoln… Siempre hay gente loca. Y al asesino de Rabin se le detuvo.

—Pudo haber sido usted esa vez…

—Bueno, la persona que mató a Rabin trató de matarme a mí primero. Pasó a mi lado, con su pistola. Pero yo me adelanté y Rabin se quedó rezagado y él vio entonces la oportunidad de matarlo. Pensó que después podría alcanzarme y dispararme, pero ya no pudo porque mi equipo de seguridad me sacó de ahí.

—Para terminar, dígame una cosa. El apretón de manos histórico en la Casa Blanca (el 13 de septiembre de 1993), ¿fue espontáneo o era parte de la escenografía?

—La verdad, no estaba previsto. Fue Clinton el que obligó a Rabin y Arafat a darse la mano. Después Rabin se volteó hacia mí y me dijo al oído: “No te hagas, ahora te toca a ti.



Fundador de la patria
Shimon Peres nació en Wiszniewo, Polonia (actual Vishneva, Bielorrusia) el 2 de agosto de 1923. Estudió en la Escuela de Agricultura de Ben Shemen.

Emigró junto a su familia a Palestina en 1934. Se dice que en su casa se hablaba hebrero, yidish y ruso, y que Shimon Peres aprendió polaco al iniciar sus años de estudiante.

Se adentró al mundo de la política a los 16 años. En 1943 fue electo secretario del Movimiento Juvenil Laborista. A Shimon Peres le tocó vivir activamente la fundación de Israel entre 1947 y 1948, donde fue responsable de la compra de armamentos y el alistamiento de algunos elementos de las fuerzas armadas.

En 1948 fue jefe de Servicios Navales. Para el periodo de 1953 a 1959  ejerció como director general del Ministerio de Defensa de su nación. Años más tarde participó en la fundación del Partido Laborista Israelí. Su militancia le sirvió para ocupar cargos como ministro de Transporte y Comunicaciones o ministro de Defensa.

En 1984, durante dos años fue el primer ministro del país, y en su papel, en 1985 pieza clave para conseguir la retirada de tropas israelíes que por dos años ocuparon suelo del Líbano; participó en la creación del plan de estabilización económica de Israel.

Entre 1986 y 1988 intercambió roles de primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores en un enroque político, consecutivamente viceprimer ministro y ministro de Finanzas. Para 1992 vuelve al cargo de la cancillería.

Entre otras posiciones clave para el Estado, el hoy presidente Shimon Peres dedicó tiempo a escribir libros en hebreo, francés e inglés sobre temas varios. También en ser miembro de la Comisión de Asuntos Extranjeros y Defensa de la Knéset (parlamento israelí) y  ministro de Cooperación Regional.

En 1994, compartiendo el distintivo con Yasser Arafat e Isaac Rabin recibió el Premio Nobel de la Paz, acompañando de la frase: “En reconocimiento a sus esfuerzos por alcanzar la paz en Medio Oriente, a través de la firma de los Acuerdos de Oslo”.


Queremos aprender de México: Israel
Los sectores energético, automotriz y aeroespacial son los que más interesan a Israel en México, afirmó en conferencia Yonathan Peled, director general de Asuntos Económicos del Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado de Israel.

“En el sector energético, Israel ha descubierto recientemente yacimientos de gas natural y no sabemos todavía qué hacer con esto; queremos no sólo aprender de México, sino estrechar lazos de cooperación en todo el tema energético”, dijo Peled en la rueda de prensa con motivo de la visita oficial que el presidente de Israel, Shimon Peres, realizará a México el próximo miércoles.

En la conferencia que ofreció junto con la embajadora de Israel en México, Rodica Radian-Gordon, Peled destacó que su país ha desarrollado tecnología en ramas relacionadas con la explotación y el uso de recursos energéticos.

“Y los empresarios mexicanos e israelíes van a tener un interés en compartir experiencias e identificar áreas de interés mutuo”, comentó.

En cuanto al área de aeronáutica, expuso que Israel ha desarrollado tecnología en materia de satélites, y en el rubro automotriz, consideró que Israel podría “brindar algunas tecnologías”.

Por su parte, la embajadora Rodica Radian-Gordon destacó que la visita del presidente Peres, la primera de un presidente de Israel a México en 10 años, es una oportunidad para fortalecer la relación, y recordó que el mandatario llegará a nuestro país con una delegación de 70 empresarios.

“La veo como una oportunidad de abrir más puertas en México y en Israel…hay que verlo como una oportunidad que el sector gubernamental está creando para el sector privado, para tener más oportunidades que aprovechar”, dijo.

Y dio a conocer que este miércoles cuando el presidente Peres se reúna con el presidente Enrique Peña Nieto, en Los  Pinos, se van a firmar dos acuerdos en materia de aprovechamiento del agua.

Durante décadas, Israel ha desarrollado tecnologías para la optimización en el uso del agua, y recientemente puso en marcha un tipo de tecnología para desalinizar el agua de mar.

“Esto permite un convenio marco en temas de agua, para luego buscar los temas específicos de interés común y desarrollar acuerdos más específicos. Conagua va a firmar acuerdos con la agencia del agua de Israel”, dijo la diplomática.

Sobre las reformas que se han aprobado en México, la embajadora comentó que son observadas por Israel como una puerta que abre más oportunidades en el área de cooperación económica bilateral México-Israel, e incluso trilateral, refiriéndose a la relación México-Israel-Estados Unidos.

“Es el momento en que además de las crisis que vemos en Europa, que los mercados tradicionales —de Israel—, pasan por los momentos más duros, creo que para México, es el momento de buscar más oportunidades”, dijo.

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