24 may 2015

Apatzingán: también los militares atacaron

Apatzingán: también los militares atacaron/LAURA CASTELLANOS
Proceso No. 2012, 23 de mayo de 2015

APATZINGÁN, MICH.– En la matanza del pasado 6 de enero en esta ciudad, donde habrían muerto al menos 16 civiles, no sólo participaron policías federales; también intervinieron militares, según se desprende del “parte informativo y de puesta a disposición” contenido en la causa penal 3/2015-I del fuero federal.
De acuerdo con este documento así como con declaraciones ministeriales de soldados y policías que aparecen en la averiguación previa AP/PGR/MICH/M-III/008/2015, entre 100 y 110 efectivos del 30 Batallón de Infantería de la XLIII Zona Militar (correspondiente a Michoacán) acudieron a las inmediaciones del Palacio Municipal de Apatzingán tras recibir un “reporte ciudadano” que alertaba sobre la presencia de personas armadas en el lugar.
En dicho parte oficial los militares refieren que al llegar a la Casa Constitución, frente al jardín central, encontraron que civiles disparaban contra agentes federales, por lo cual “de inmediato intervinimos”.

Según el documento, soldados y agentes detuvieron y consignaron a 44 personas y aseguraron seis armas cortas, 13 armas largas y una granada de fragmentación. La versión oficial es contradicha por declaraciones ministeriales de civiles detenidos o heridos durante los hechos, contenidas en el mismo expediente judicial.
 De acuerdo con estas declaraciones, a las 02:30 horas de ese día, un convoy de la Policía Federal irrumpió por el costado sur del Palacio Municipal. Momentos después un destacamento militar lo secundó por el costado norte. Dichos testimonios describen una operación de pinza en la cual federales y militares dispararon al plantón de 70 rurales y autodefensas que, armados sólo con palos, pernoctaban en el sitio.
 Según estas declaraciones ministeriales, algunos militares o agentes iban encapuchados y otros vestidos de negro, y participaron en el tiroteo, las golpizas, las detenciones y la consignación de los 44 civiles desarmados, entre ellos dos mujeres, a quienes acusaron de portación ilegal de armas de fuego y asociación delictuosa.

Algunos de los manifestantes pidieron auxilio por radiocomunicadores. Al llamado acudieron varios “guardias civiles” que viajaban en una camioneta. Uno de ellos fue Eugenio Flores Argueta, quien ante el Ministerio Público relató: “Al momento de identificarnos como autodefensas, la Policía Federal y la militar nos dispararon con sus armas de cargo. Nosotros caímos de nuestro vehículo y al momento de que nos dieron la orden de pararnos me percaté de que un compañero de los que iba conmigo ya estaba muerto por causa de los disparos de la Policía Federal y de la militar”.

Los manifestantes pertenecían al G-250, grupo creado por Alfredo Castillo, excomisionado federal de Seguridad en Michoacán y actual titular de la Comisión Nacional del Deporte, a fin de combatir a Los Caballeros Templarios.

Desde el 15 de diciembre tenían un plantón permanente en protesta por la intención de Castillo de desarmarlos justo cuando, según ellos, enfrentaban nuevas incursiones del cártel en sus comunidades. Los inconformes también eran parte del grupo de Los Viagra, cuyos dirigentes han sido acusados de cometer abusos y de formar un cártel, lo cual ellos han negado.

La historia oficial

El pasado 19 de abril Proceso (número 2007), el portal Aristegui Noticias y la televisora estadunidense Univision difundieron una investigación realizada por esta reportera, en la cual 39 testigos afirmaron que policías federales dispararon contra civiles desarmados en dos eventos: el primero a las 02:30 horas en la plaza central de Apatzingán y el segundo a las 07:45 horas en la avenida Constitución de esa ciudad.

El “parte informativo y de puesta a disposición” sólo se refiere a los hechos ocurridos en la plaza central. Nada dice del segundo ataque. Está firmado por siete soldados y el cabo Esteban Gómez Hernández, así como por tres policías federales. Todos ellos también firmaron como responsables de la cadena de custodia; es decir, como los encargados de preservar los “hechos y hallazgos”, entre ellos las armas y los vehículos incautados.

En su informe los militares aseguran que a las 03:30 horas del pasado 6 de enero la XLIII Zona Militar recibió un “reporte ciudadano” que alertaba sobre la presencia de “un grupo numeroso de personas armadas concentradas en las inmediaciones del Palacio Municipal de Apatzingán”. Afirman que a fin “de verificar esa denuncia” acudieron a dicho lugar a eso de las 04:00 horas, lo cual difiere de la hora señalada por los testigos civiles, las 2:30 de la madrugada.

Sostienen que “a un costado de la denominada Casa Constitución” –frente al jardín central– seis civiles disparaban contra agentes de la Policía Federal e hirieron a dos de ellos. Consignaron que los federales “repelían la agresión efectuando de igual manera disparos con sus armas hacia el grupo de civiles por lo que –remarcan– intervinimos de inmediato”.

Dicen entonces que detuvieron a seis personas a las cuales les decomisaron pistolas de diferentes marcas y calibres.

“Enseguida –apuntan en el parte oficial– nos dirigimos hacia la Presidencia Municipal”, en cuyo exterior –entre los arcos del Palacio y un establecimiento aledaño– “había un grupo de personas armadas que disparaban hacia los policías federales”. Sostienen que con un altavoz se identificaron como “personal de fuerzas federales y del Ejército mexicano, conminándolos a deponer las armas de fuego”.

Agregan: “Luego de unos minutos observamos a una distancia aproximada de seis metros del grupo de personas armadas, que éstas dejaron las armas de fuego que en esos momentos portaban sobre el piso, pegadas a sus pies; sin embargo por la distancia (…) y porque las citadas personas se encontraban en constante movimiento en el lugar referido (…) dificultó precisar el arma de fuego que cada persona portaba”.

Además de las 44 personas detenidas y de las armas decomisadas, federales y militares se incautaron 18 vehículos.

La Diligencia de Inspección Ocular y Fe Ministerial firmada por las licenciadas Alma Pérez Mora y Alejandra Hernández Herrera, registró que 13 de los 18 vehículos “presentaron daños” en las puertas, los parabrisas o los medallones, sin precisar qué los causó. Sólo en el caso de la camioneta Chevrolet 2GCEC13T451135423 asienta que “presentó daños en el parabrisas al parecer por impactos por arma de fuego”.

“¡Mátenlo!, ¡mátenlo!”

El 12 de enero –seis días después de los hechos– Castillo ofreció una conferencia de prensa. Ahí dijo que en la madrugada del Día de Reyes la Policía Federal desalojó a manifestantes que ocupaban el Palacio Municipal de Apatzingán. El saldo: un civil muerto por atropellamiento, según el entonces comisionado.

Llama la atención que el parte informativo de las fuerzas federales no mencione el atropellamiento ni que hubiera víctima alguna; tampoco consignó a algún responsable de la muerte o identificó el vehículo involucrado.

El acta de defunción del presunto atropellado –consultada por la reportera– dice que se llamaba Luis Alberto Lara Belmonte, de 20 años, y que murió a las 03:30 horas por “homicidio”. Apunta como causas de muerte: “Hemotórax, laceración en ambos pulmones, traumatismo torácico”. Su cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense del puerto de Lázaro Cárdenas, a unas tres horas de Apatzingán.

Un testimonio anónimo, concedido a esta reportera en enero pasado en Apat­zingán, asegura que policías federales asfixiaron a Lara: “Le pusieron una bolsa, lo mataron y le pasaron una camioneta por el pecho”.

Según diversas declaraciones de civiles contenidas en la Causa Penal 3/2015-I, la madrugada del 6 de enero, personas y familias departían entre puestos de comida y de regalos en torno a la plaza central de Apatzingán.

Exponen que hacia las 02:30 horas policías federales incursionaron por la calle Esteban Vaca Calderón, a un costado del Palacio, y dispararon contra los manifestantes. Por el costado opuesto, el de la calle José María Morelos, los militares arribaron, lo que por un momento provocó un fuego cruzado entre ambas fuerzas que, al percatarse del error, dispararon contra la gente desarmada.

En su declaración José Miranda Camacho, uno de los manifestantes, dijo: “Éramos cuatro y estábamos concentrados en un ladito de la calle, íbamos por unos refrescos y recibimos un reporte donde nos pedían apoyo para gente civil sin armas (…) llegamos al lugar donde está el Palacio, donde nos recibieron a balazos los federales y nosotros sin armas, donde cayó un amigo mío y ya no supe más de él”.

Rosa Orozco Sandoval manifestó ante la autoridad judicial que estaba dormida en una camioneta cuando escuchó las detonaciones: salió de la misma y se tiró pecho a tierra. Dijo que un policía federal la detuvo. Le pidió que no la golpeara pues posiblemente estaba embarazada.

Pero “el elemento federal me golpea el pecho y me da manotazos en la cabeza y en el pecho me dio una patada; después (…) me ponen contra el piso y me empiezan a golpear con un tubo la parte de la cadera y la pompa (…) y de ahí, cuando me llevaban corriendo y con las manos en la cabeza, me caí, y el elemento militar me agarró el pelo y me empezó a azotar en el piso, entonces yo metí las manos para no golpearme la cara y me quedaron moretes y me levantaron del pelo”.

Otros testimonios coinciden en la actuación conjunta de soldados y policías. José Morán Martínez dijo que las fuerzas federales dispararon a su camioneta e inmediatamente “escuché que venían dos personas de las cuales me percaté eran elementos castrenses, y les grité que no tiraran porque no traía arma (…) Me llevaron con los elementos federales y comenzaron a golpearme entre unos nueve o 10 elementos, mientras gritaban: ‘¡Mátenlo! ¡Mátenlo!’ y un elemento de la policía federal (…) que iba encapuchado me dio un cachazo con su arma y me abrió la parte trasera de la nuca”.

Civiles ajenos al plantón refieren que los detuvieron cuando compraban juguetes, atendían sus comercios o manejaban sus taxis. Otros más testificaron que fueron aprehendidos lejos de la plaza central. Así lo consignó José Yáñez Pacheco, técnico eléctrico, quien esa madrugada salió a comprar juguetes con sus sobrinos. Fue detenido y remitido a las autoridades en un auto particular Mercedes Benz.

Expuso: “En el edificio de Telmex había varias patrullas de la Policía Federal; cuando llegamos, un policía gritó: ‘Bájense, perros’. Yo le decía que qué pasaba y se me acercó un policía encapuchado y me dijo que me bajara (de mi auto), me aventó, me abrió la puerta, me tiró al piso y empezó a golpearme (…)

“Me aventaron a una patrulla y yo caí arriba de un muchacho (…) Entonces prendieron las camionetas y le dieron rumbo al Palacio (…) Luego dijo uno: ‘Bajen a esos perros’ y abrieron la puerta y caímos al piso (…) y me llevaron agarrado de la camisa y del pantalón (…) Me destapó un militar y dijo: ‘Ese perro no es’. Dijo: ‘Llévenlo a chingar a su madre al Mercedes.”

Yáñez fue uno de los seis hombres a quienes las fuerzas federales acusaron de haber tiroteado a los dos policías presuntamente heridos.

El sábado 2 de mayo la reportera hizo una entrevista colectiva con 13 de las 43 personas que el 14 de enero –ocho días después del ataque– fueron liberadas por el juez de Uruapan Jorge Wong Aceituno. Dicha entrevista se llevó a cabo en una ranchería de Apatzingán. Los entrevistados –quienes pidieron el anonimato– rei­teraron que esa madrugada los policías federales ejecutaron a un número indeterminado de civiles desarmados.

Los motivos del juez

Los representantes legales de 43 de los 44 indiciados presentaron ante el Ministerio Público sus “alegatos”, los cuales aparecen en la averiguación previa AP/PGR/MICH/M-III/008/2015.

Los abogados dijeron que sus defendidos negaban la versión de las fuerzas federales porque no se les arrestó en grupo ni armados, sino “de forma muy diversa”. Puso en duda la existencia del “reporte ciudadano” que presuntamente recibió la XLIII Zona Militar debido a que en “la interrogatoria no existe constancia alguna” de él. Cuestionó que sus defendidos hubieran herido a dos policías federales, pues éstos no presentaron querella.

Igualmente criticaron que el parte informativo se tomara como la declaración de los captores pues éste fue elaborado “de manera conjunta y en ausencia de autoridad”, sin que se precisara o probara “qué arma portaba cada uno de los defendidos”, por lo que apelaron a la “presunción de inocencia”.

En el Auto que Resuelve Situación Jurídica de la Causa Penal 3/2015-I, emitido el 14 de enero, Wong decidió dejar libres bajo fianza a los seis indiciados acusados de posesión de arma de fuego. Estimó que en el caso de otras 37 personas “no se acredita la probable responsabilidad de coinculpados” con respecto al delito de posesión de arma de fuego, además de que el número de detenidos no coincide con el de armas incautadas.

Sobre el delito de asociación delictuosa consideró: “No es factible obtener datos o indicios que evidencien que los sujetos detenidos se dedicaran en conjunto a desarrollar conductas delictivas”. De esta forma, ordenó su inmediata libertad.

Segundo ataque

Respecto al segundo ataque, el reportaje Apatzingán, 6 de enero: ¡Mátenlos..! (Proceso 2007) expone diversos testimonios que coinciden: a las 07:45 horas del 6 de enero un convoy de la Policía Federal transportaba los vehículos que incautó a los miembros de las fuerzas rurales desalojados unas horas antes del Palacio Municipal.

En ese momento, el convoy fue alcanzado sobre la avenida Constitución por camionetas a bordo de las cuales iban integrantes y simpatizantes de dicha fuerza rural. Estos pensaban que la policía llevaba en dicho convoy a compañeros suyos detenidos o heridos. Para repeler el ataque los federales abrieron fuego.

Castillo afirmó que los civiles “emboscaron” a los policías en esa avenida y que al mismo tiempo provocaron un “fuego amigo” con saldo de ocho muertos. Sin embargo, llama la atención que por dichas razones no haya habido ningún detenido, sólo civiles muertos.

En un video tomado por vecinos de la calle Plutarco Elías Calles casi esquina con avenida Constitución –donde se registró la segunda refriega– se puede observar el momento en que un vehículo militar Hummer cruza ese lugar en medio de gritos y detonaciones.

Tres jóvenes heridos sobrevivieron a los hechos y rindieron declaraciones ministeriales en el hospital, pero dicen que no les dieron copia de las sus declaraciones. Uno de ellos es quien en un video de YouTube aparece tirado en el piso, con playera a rayas, al pie de una camioneta blanca baleada, rodeado de compañeros ultimados que yacen sobre charcos de sangre. En algún momento mueve el brazo, sin ser auxiliado por los policías.

El joven de 16 años sobrevivió. La Procuraduría General de la República (PGR) dio con él en una ranchería. Por motivos de seguridad su nombre queda reservado.

El pasado 28 de abril, Juan Carlos Acosta y Víctor Sandoval le tomaron declaración como parte de la averiguación previa AP/PGR/MICH/M-IV/012/2015. La reportera tiene la copia respectiva.

A. Sánchez declaró que es cortador de limón, con primer grado de telesecundaria. Explicó que el 6 de enero de 2015 acompañó a su tío a dar “un apoyo” a Apatzingán, aunque no tenía claro de qué se trataba. Dijo que iban “unas 20 camionetas con gente, nadie llevaba armas de fuego, sólo llevaban palos”. El vehículo en el que viajaba, una camioneta Ram blanca, quedó en la punta de la caravana de civiles que alcanzó al convoy de policías federales y que fue ametrallada por éstos.

Narró: “Nos bajamos de las camionetas, nos dirigimos hacia donde se encontraban unas patrullas de la Policía Federal, pero los elementos, que estaban a una distancia de ocho metros de nosotros, nos recibieron a balazos (…) Mis compañeros se metieron debajo de la camioneta. En eso me pegan un tiro en la cabeza, caigo y me mareo (…)

“En eso escucho que los policías gritaban: ‘¡Mátenlos, mátenlos, que no quede nadie vivo!’. Mis compañeros gritaban: ‘¡No disparen, no traemos armas!’, pero los policías siguieron disparando por un lapso de media hora. Nos tiraban con sus rifles grandes que traen. Unos gordos que estaban en otra camioneta también gritaban: ‘¡No nos disparen!’. En eso se escuchan más balazos y ya no se escuchan los gritos (…)

“A uno de mis compañeros le dieron en la cabeza y a otro, cuando estábamos tirados, escuché que se acercaron los policías y que nos dispararon (…) Yo me encontraba un poco inconsciente, y vi cuando me pusieron una escopeta y unos cargadores, pero eso no sé de dónde los sacaron los policías, yo sólo veía a dos personas muertas, que son a los que la policía les dio un balazo en la cabeza pero cuando ya estaban muertos; había un herido que estaba debajo de mí, y los policías me lo subieron a los pies (…)”

De este ataque se desconoce por ahora el parte oficial. Al cierre de esta edición (viernes 22) ni la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ni la PGR han dado a conocer los resultados de sus investigaciones sobre los hechos del 6 de enero en Apatzingán. Mientras tanto, Castillo sigue promoviendo el deporte nacional.



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