4 oct 2016

El debate de Loret, en columnas.. ¿Quién lo ganó?

Bajo Reserva/ El Universal
¿PRI o PAN, quién ganó el debate?
 Tanto el PAN, como el PRI, vieron ganar a su líder nacional en el debate que la mañana de ayer organizó en su programa matutino el periodista Carlos Loret de Mola. En el PAN aseguran que Ricardo Anaya “vapuleó” y “exhibió” al presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, y que lo obligó a jugar su juego, pues fue más reactivo que proactivo. En el PRI vieron las cosas al revés. Aseguran que Ochoa “apaleó” a Anaya y marcó la diferencia entre su partido que actúa contra los gobernadores acusados de corrupción, mientras que él no ha hecho mucho por ir en contra del ex mandatario estatal de Sonora. En lo que PRI y PAN coincidieron es que la presidenta del PRD fue la que menos se preparó para ir al debate y quedó fuera de la pelea. Aunque en su partido aseguran que fue la única que privilegió las ideas sobre la confrontación. Así que ante la falta de aceptación de la derrota el verdadero ganador fue el formato del debate, pues lejos de los modelos acartonados de los ejercicios oficiales, en esta ocasión se mostró una verdadera discusión que permitió ver la habilidad de los personajes para atacar, defenderse, contraatacar y demostrar quién tiene y quién no propuestas.
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FRENTES POLÍTICOS/Excelsior.
 II.Contundencia. Ayer se realizó un debate entre Ricardo Anaya, Enrique Ochoa Reza y Alejandra Barrales, líderes del PAN, PRI y PRD, respectivamente, en el que se dieron con todo. Los tres dirigentes se acusaron de proteger la corrupción de algunos representantes de sus partidos en diferentes gobiernos. Sin duda, y con elementos certeros ganó el debate Ricardo Anaya. Mientras, el panista acusó al PRI de tener al país “hecho un desastre” y Barrales dijo que “México está de la fregada”. Ochoa Reza reconoció que México tiene que cambiar. Anaya se preparó con datos precisos y contundentes. Además, tuvo la valentía de decirle de frente a Ochoa Reza que: “Si tiene dignidad” devuelva los millones que se llevó de la CFE, “soy abogado y a mí no me engañas”, increpó al priista. Barrales en lo suyo y Ochoa Reza defendió lo indefendible. Punto para el azul. No cabe duda de que el joven Anaya los arrasó. Quien gana es la democracia.
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Rozones/La Razón
Que tira Ochoa reinado de Anaya
- Así que el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa, fue la horma del zapato de su homólogo panista, Ricardo Anaya. En el debate de ayer, organizado por Carlos Loret de Mola, en Televisa, el priista hizo añicos la fama de “contrincante a vencer” que acompañaba al chico maravilla. En repetidas ocasiones Ochoa evidenció la molestia y la frustración del blanquiazul que se consideraba El Rey del Debate.
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Anaya llamó a AMLO 'cobarde'
 Confidencial/El Financiero,
El que de plano llamó “cobarde” a Andrés Manuel López Obrador, dirigente de Morena, fue el presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya, en el debate que sostuvieron tres dirigentes nacionales de partido –PAN, PRI y PRD– en el programa matutino de Carlos Loret de Mola, en Televisa. Y es que AMLO se negó nuevamente a debatir con sus homólogos sobre la situación del país y los problemas de corrupción e inseguridad. Anaya, quien fue el primero en retar al AMLO a una confrontación de ideas, insistió que una vez más “se demuestra que a López Obrador no le gusta debatir, porque no tiene ideas que se puedan sostener frente a sus contrincantes”.
El desempeño de Ochoa
Con buen sabor de boca quedaron los priistas una vez terminado el debate, en cadena nacional. No obstante los antecedentes que colocaban a Ricardo Anaya como el seguro ganador del encuentro, en los pasillos del edificio central priista decían que el nuevo líder, Enrique Ochoa, salió avante con argumentos contundentes hasta el grado de sacar de sus casillas al aguerrido Anaya. El punto más álgido de la plática se presentó cuando tocaron el tema de la corrupción, momento en el que el dirigente tricolor presumió acciones efectivas contra militantes como Javier Duarte, mientras que el blanquiazul tuvo que aceptar haber recibido en sus oficinas al hoy prófugo de la justicia, Guillermo Padrés.
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 Historias de Reportero
EL DEBATE DE AYER /Carlos Loret de Mola
El Universal
Los tres llegaron puntuales. Primero, Alejandra Barrales en una Jeep Liberty gris ya recorrida. Luego Ricardo Anaya en una Tahoe blanca nueva y finalmente Enrique Ochoa en un Nissan 100% eléctrico reluciente. Con dos colaboradores cada uno.
Las cámaras los siguieron desde que entraron al estacionamiento de Televisa: su caminata por los pasillos y su entrada al Centro de Noticias, para el debate al que los convocamos en Despierta.
Mientras Barrales estaba maquillándose, se le acercó Anaya y le tocó el hombro para saludarla: “Presidenta, buenos días”, “Presidente, buenos días”. Y se separaron. Ochoa también la buscó mientras ella terminaba de ser maquillada. Dos corteses saludos de beso.
El priísta se quedó revisando las gráficas que presentó en televisión. El panista tomó una llamada y texteó. La perredista también mandó mensajes y platicó con Fernando Rodríguez Doval, vocero del PAN que fue parte de la comitiva.
A un par de minutos de entrar al aire, a las 7:01 am, Ochoa buscó a Anaya para darle un abrazo de saludo. Y se preguntaron dónde estaba Alejandra. Ella se incorporó de inmediato. “¿Lista, compañera?”, le dijo cortésmente el panista. Platicaron informalmente unos instantes: que si ya iban a entrar, que si ya era hora, que si las cámaras no paraban de grabarlos. Cordialidad política.
Avanzaron hacia la mesa de debate de Despierta. Ochoa, que iba adelante, cedió el paso a Barrales y Anaya. Ambos agradecieron el gesto.
Pero empezó el debate. Y entonces esos saludos y esas sonrisas, como tenía que ser, se volvieron duras críticas, confrontación, acusaciones, reclamos. Un debate encendido, fuerte, de contraste. 49 minutos frente a las cámaras.
 Al final, los tres se despidieron con educación, amabilidad y soltura. Sonrientes los tres. Hablaron lo que quisieron, dijeron lo que quisieron, confrontaron tanto como desearon y tuvieron espacio para defenderse. “Eres el primero que logra juntarnos”, remató ella.
 Al final, cuando me despedí de ellos después de moderar su discusión, les pedí que consideraran hacer un acuerdo político de alto nivel para que en los debates presidenciales de 2018 prive un espíritu libre: sin acartonamientos, con tomas abiertas, sin un reloj que mande por encima de las audiencias, con las réplicas que merece un debate real, sin estar regateando los minutos para monólogos interminables sino apostando por la contundencia con que se emplea el tiempo-aire para proponer, señalar, responder.
 Los debates presidenciales en México son aburridísimos. Pero formatos más abiertos pueden hacerlos atractivos y con ello despertar en el electorado un interés en la política que se ha ido perdiendo.
 SACIAMORBOS. Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional de Morena, fue invitado al debate. En minutos respondió que no, gracias. En el 2006 su estrategia de no debatir fue el inicio de su caída. Veremos qué tal le funciona en 2018. Esta semana hablaremos de ello en estas Historias de Reportero.
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Columna ARSENAL/Francisco Garfias
Excelsior )=
(Debate)
Fue un debate medianito el que organizó Carlos Loret de Mola con los líderes de los tres grandes partidos: Enrique Ochoa, PRI; Ricardo Anaya, PAN, y Alejandra Barrales, PRD. López Obrador, Morena, los desairó.
 Aquello parecía más bien un concurso: ¿quién tiene más corruptos en sus filas y más malo para gobernar?
 Anaya no fue el mismo que vimos con Manlio. Por momentos hasta se vio enojado. Llamó “irrespetuoso” a Ochoa.  El panista  reprochaba al priista la omisión del gobierno frente al caso de  los fugados exgobernadores de Tamaulipas
 Eugenio Hernández y Tomás Yárrington. Sacó a Duarte, a Borge.
 Ochoa le devolvió la flor con el amparado Guillermo  Padrés; evocó al exalcalde perredista de Iguala, José Luis Abarca. Sacó a relucir una entrevista de Basave en la que declaró “en el PRD no me permitieron correr a los corruptos”. Repartió parejo. Barrales protestó por el nivel de la discusión.
 Los tres perdieron en el tema de la corrupción. El panista y la perredista se vieron mejor en el tema de la inconformidad ciudadana.  Era misión imposible para el priista Ochoa. La percepción no le ayuda.
 Seguridad es otro tema donde ninguno puede presumir gran cosa. Anaya sacó una gráfica con cifras que revelan el sentir de los ciudadanos: 70% dice no sentirse seguro.
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Loret, Anaya, Barrales y Ochoa (habemus debate )/Carlos Urdiales
 La Razón
 Cuando Televisa anunció su metamorfosis, el relevo del experimentado López-Dóriga y la reestructuración de su barra matutina, apuntamos que con la incorporación de Denise Maerker podría producirse una mudanza mayor, la del peso político del informativo de las noches, al de las mañanas.
 Ignoro los niveles de audiencia recientes de “Las Estrellas”, la aceptación que sus formatos estén generando, pero al mirar el debate que Loret de Mola organizó con Alejandra Barrales, del PRD; Ricardo Anaya, del PAN, y Enrique Ochoa Reza, del PRI, más la irrelevante ausencia de López Obrador, a quien Anaya llamó cobarde, me queda claro hacia dónde migró la convocatoria que atrae miradas masivas.
 Líderes políticos frescos con un conductor maduro, dinámico, sin disputa por el protagonismo e incluso proponiendo el formato posible para debates mayores en 2018.
 Ricardo Anaya lució dotes de orador y la ventura de estar lejos de una administración federal que no encuentra, y quién sabe qué tanto la busque, una narrativa que haciendo justicia a sus empeños transmita optimismo social. El panista fue el incisivo, quien marcó la agenda del debate con todo y que Loret diseñó la ruta.
 Los asesores de Enrique Ochoa malaconsejaron al exdirector de la CFE que hablara a la cámara y no a sus interlocutores presentes. El resultado: un discurso aislado que refleja lo que encuestas y sondeos marcan respecto al prestigio y la aprobación del PRI en lo que va del sexenio.
 Alejandra Barrales jugó a la alianza con el azul al tiempo que vendía la vitalidad y la perspectiva del PRD. Barrales Magdaleno fue empática, no jugó a la cámara sino a conectar con el público, frases y estrategia, “la gente que ahora mismo corre a dejar a sus hijos” dice mucho sobre proximidad política con la sociedad.
 Como en cualquier debate, la guerra de números y cifras no termina nunca: a una encuesta de Anaya, Ochoa Reza replicaba dos o tres láminas más.
 Empleos creados en administraciones azules o tricolores, afiliaciones al IMSS sin correspondencia con más y mejores empleos, crecimientos económicos expresados en gráficas malas o mañosas, donde 2 se dibuja del triple del tamaño que 1, referencias al Inegi que apuntalen un argumento u otro, son efímeras, anecdóticas.
 Lo que queda y trasciende es el carácter que muestran los debatientes. Al líder del PAN le queda un trecho por recorrer en pos de la candidatura presidencial, pero, agandalles jerárquicos aparte, el de Querétaro se mostró como opción fresca por lenguaje y forma.
 La perredista juega y bien a lo práctico. Al del PRI el camino le pinta cuesta arriba, solo no podrá vender más.
 “Las Estrellas” reclamó para sí formato y escenario para 2018. Faltan todavía propuestas y estrenos de la pantalla, aun grande, de la televisión nacional; viene Imagen, viene Proyecto 40.
 urdiales@prodigy.net.mx
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