18 may 2017

El Papa recibe a nuevos embajadores

El papa lo explica al recibir las credenciales de los embajadores de seis países
El Papa Recibe A Los Embajadores (Osservatore © Romano)
La complejidad del escenario internacional; una economía que olvida la finalidad de servir al ser humano; el fundamentalismo, el abuso de la religión para justificar la sed de poder, la explotación del santo nombre de Dios son factores que elevan la tensión, hoy ha dicho el papa Francisco.

La mañana de este jueves al recibir en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a los embajadores de  Mauritania, Nepal, Trinidad y Tobago, Sudán, Kazajstán y Niger con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
El papa Francisco identificó como principales causantes de la desestabilización política y social en distintos puntos del planeta a tres factores: una economía egoísta, el uso indiscriminado de la fuerza y el fundamentalismo religioso.
Así lo hizo en su discurso a los nuevos embajadores extraordinarios y plenipotenciarios de Mauritania, Nepal, Trinidad y Tobago, Sudán, Kazajistán y Níger durante la presentación de sus credenciales.

Indicó que, en la actualidad, “el escenario internacional está caracterizado por una notable complejidad y está atravesado por densas nubes. Por lo tanto, exige una mayor conciencia en los comportamientos y en las acciones necesarias para emprender un camino de paz que disminuya las tensiones”.
1.- Economía egoísta
“Entre los factores que agravan los problemas está una economía y unas finanzas que, en vez de servir al ser humano, se organizan principalmente para servirse a sí mismas y evitar el control del poder público”.
Esto, recordó el Papa, “mantiene la responsabilidad del bien común, pero carece del nivel necesario para moderar el exagerado apetito de unos pocos”.
2.- Uso indiscriminado de la fuerza
Por otro lado, continuó Francisco, “se advierte una tendencia creciente a considerar el recurso de la fuerza no como un último recurso, sino tan solo como un medio, entre otros, disponible para ser utilizado sin una profunda evaluación de sus consecuencias”.
3.- Fundamentalismo religioso
El tercer factor que agrava los conflictos, denunció el Pontífice, es “el fundamentalismo, el abuso de la religión para justificar la posesión de poder, la instrumentalización del santo nombre de Dios para hacer avanzar con cada medio el propio diseño de hegemonía”.
Frente a estas degradaciones y riesgos para la paz en el mundo, el Pontífice propuso “responder construyendo una economía y unas finanzas responsables de cara al destino de los seres humanos y de la comunidad en las cuales se insertan. El hombre, y no el dinero, deben volver a ser el objetivo de la economía”.
También propuso “hacer frente a las diferencias con la valiente paciencia del diálogo y de la diplomacia, con iniciativas de encuentro y de paz, y no con la exhibición de la fuerza y su uso precipitado y desconsiderado”.
Por último, señaló que “es indispensable aislar cualquier intento de transformar una pertenencia y una identidad religiosa en motivo de odio a los demás”.

“A quien desfigure así la imagen de Dios se le oponga un empeño coral salvando vidas y no matando, llevando reconciliación y paz y no división y guerra, con la misericordia y la compasión y no con la indiferencia y la brutalidad”, concluyó.

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