La voz de la CEM ante el clima de violencia, hoy…

 La voz de la CEM ante el clima de violencia, hoy…

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha emitido un enérgico comunicado que va más allá de la mera condolencia por el lamentable asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. El texto se erige como una denuncia frontal contra la falta de Estado de derecho y la permisividad ante el avance del crimen organizado en México.

El Episcopado Mexicano acierta al señalar que el problema de la violencia no se agota en el "aprehender al asesino", sino que reside en combatir la "causa" profunda. Esta causa, según la CEM, es la "presencia ordinaria de grupos armados"que controlan la vida pública, imponiendo retenes, despojos de tierras y amenazas a lo largo del territorio nacional.

Esta afirmación es el punto medular y más incisivo del comunicado, pues sitúa la raíz de la crisis no en crímenes aislados, sino en un "grave debilitamiento del orden constitucional". Al destacar la vida amenazada de "miles de ciudadanos" —productores, comerciantes y gobernantes— el CEM logra trascender el caso particular (Manzo, Bravo) para exponer una realidad sistémica de terror e impunidad.

El tono se vuelve de exigencia directa hacia los gobiernos (municipal, estatal y federal), recordándoles su "obligación"de garantizar el orden constitucional. Es una interpelación política que demanda "combatir con determinación e inteligencia el verdadero crimen": la ultrajada libertad y dignidad de los ciudadanos.

Sin embargo, en este punto, aunque la exigencia es justa, el comunicado se queda en el plano de la declaración de principios. Una nota crítica debe señalar que falta una propuesta concreta sobre cómo se debería implementar esta "determinación" e "inteligencia". La Iglesia, al denunciar una falla estructural del Estado, podría complementar su crítica con un análisis más detallado sobre las fallas específicas en las estrategias de seguridad o de inteligencia financiera.

Llamado a la Paz 

En un giro a su rol pastoral, la CEM incluye un llamado a la conciencia a quienes provocan la violencia fratricida, recordándoles su responsabilidad moral y el valor sagrado de la vida. Esta parte cumple la función de reafirmar los valores cristianos, pero también introduce un elemento de corresponsabilidad social al invitar a todos los mexicanos (familias, maestros, empresarios, etc.) a la construcción de la paz.

El ofrecimiento de la Iglesia a través del Diálogo Nacional por la Paz como un "espacio de encuentro, diálogo y coordinación" es un paso propositivo. Este gesto muestra que, a pesar de su dura crítica al Estado, la Iglesia no se limita a la denuncia, sino que se ofrece como un actor mediador y facilitador en la búsqueda de soluciones a largo plazo.

El comunicado de la CEM es un documento político-pastoral de gran relevancia que, al lamentar el asesinato de un alcalde, utiliza el evento como detonante para denunciar una crisis de Estado de derecho generalizada. Su principal fortaleza radica en señalar el control territorial y la impunidad como el "verdadero crimen" a combatir. Su principal área de oportunidad sería la inclusión de directrices o mecanismos más específicos para que las autoridades cumplan con la determinación e inteligencia que se les exige. En suma, es un grito de alarma que demanda una respuesta estructural y coordinada de toda la sociedad.