En Sinaloa
El miedo a la alianza /Tere Guerra
Publicado en El Debate, 8 de febrero de 2010;
Florentino Castro, secretario de Educación Pública y Cultura en Sinaloa, confundió los escenarios, al fustigar a la alianza opositora y a los partidos políticos que la están promoviendo, en su discurso con motivo de la conmemoración del aniversario de la Constitución Política Mexicana. El secretario olvidó que hablaba en nombre del gobierno estatal, en un acto que debió de haber sido institucional, y no una arenga partidista.
Cierto que el secretario de Educación frecuentemente pierde la institucionalidad y que en su doble función de secretario de estado y activista político, regularmente predomina lo segundo, varios lo hacen ya como coordinador de campaña de Jesús Vizcarra, pero al menos debería de tratar de guardar las formas, no comer ansias o en todo caso renunciar a su condición de secretario, donde por su investidura está obligado a representar y servir a todos los sinaloenses, no nada más a los de su partido.
Igual es el caso del gobernador del estado, Jesús Aguilar, quien respaldó el discurso del secretario de Educación, señalando que a los partidos que promovían la alianza les saldría "el tiro por la culata" porque se iban a unir el agua y el aceite.
¿Qué no hay suficientes problemas en Sinaloa, que nos afectan a todos, no sólo a los del tricolor, como para que el gobernador se ocupe de ellos, en vez de andar suplantando las funciones de dirigente partidista del PRI? Preocupa que los gobernantes confundan su rol y desatiendan sus deberes, porque no es sólo un desliz los desfiguros de Florentino, al dedicar un discurso institucional para descalificar por promiscua a la oposición que se alía, ni son casuales los excesos del gobernador, al avalar "cien por ciento" lo que Florentino dijo, sino que es expresión de que tanto el gobernador como el secretario están más ocupados en sus quehaceres partidistas que en las funciones y responsabilidades que los sinaloenses les encomendaron, y por las cuales los dos reciben un salario. Porque a ninguno de los dos se les asignó un salario y un cargo para arengar a favor del PRI, y al menos debieran tener respeto por los ciudadanos y guardar las formas.
Con que autoridad moral le reclama el gobernador de Sinaloa a Felipe Calderón, que desde Los Pinos esté promoviendo candidaturas para la alianza, si el gobernador hace lo mismo en la entidad, suplantando funciones del dirigente del PRI, al que por lo visto no le tienen confianza, y utilizando funcionarios ¿y su investidura como gobernante?
Más allá de los desfiguros, que efectivamente se dan en Los Pinos, y que también se presentan aquí, con gobernantes más ocupados en las campañas políticas que en los temas de seguridad, empleo y educación, lo que se advierte en el país es un clima enrarecido y convulsionado por una seguridad quebrantada, por una precariedad que se extiende, con fraudes y matanzas colectivas y un vacío de poder que se profundiza.
En la política no hay mucho a quien irle, y es verdad que hablar de alianzas entre el PAN y el PRD es hablar de partidos que han sostenido posturas encontradas en temas vitales de economía, política, religión, etc., ¿Quién no recuerda la confrontación tan fuerte PAN-PRD con motivo de la disputa por la presidencia?¿Pero de que asombra el PRI?, al que menos le queda hacer esos cuestionamientos es al tricolor, el PAN pudo llegar a Los Pinos por el apoyo de los gobernadores y legisladores priistas. Infinidad de veces, con motivo de las visitas de funcionarios de gobierno federal a Sinaloa, o a la inversa, los funcionarios del gobierno de Sinaloa han dado el aval a las políticas de Felipe Calderón.
¿Cuál es entonces la preocupación del PRI, y por qué denostar tanto la alianza entre el PAN y el PRD, al extremo de utilizar un acto gubernamental para fustigarla? No es otra cosa más que miedo y preocupación, porque al margen de las incongruencias de los partidos que las existen, lo real es que a nivel nacional al PRI le empezó a preocupar que sus contrarios se unan para frenar el avance de sus cacicazgos.
Porque lo real es que lo que explica las alianzas de partidos políticos tan contrarios como el PRD y el PAN son las monarquías priistas que existen en los estados, las complicidades que han construido con el crimen organizado y los excesos en que frecuentemente incurren. No hay otra razón de que partidos tan diversos conjunten fuerzas, sólo los atropellos los unen, y al margen de las diferencias es sano tratar de oxigenar y sanear los abusos de poder que existen en las entidades.
Pero por lo visto hay miedo bastante miedo, como para que confundan los escenarios y hagan discursos partidistas en actos que debieran ser institucionales.
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